Intereses.

Capítulo 1: El juego empieza.. ¿o termina?

Karin estaba nerviosa. Muy nerviosa.

Se encontraba junto a otros 10 cocineros preparando la comida para su jefe, Hitsugaya Toshiro, que había invitado a sus socios e invercionistas a una cena de negocios.

¿Y por qué estaba nerviosa? Pues porque hace solo una semana estaba trabajando en empresas Hitsugaya, y finalmente tendría la oportunidad de ver al dueño de dicha empresa, lo que era su objetivo desde el principio.

Kurosaki Karin estaba ahí para conquistar a Hitsugaya Toshiro, porque quería su dinero.

Quería su dinero para salvar la vida de su padre.

FLASHBACK:

-Karin-chan, tienes que hacerlo.- dijo Yuzu triste pero firmemente.

-Yuzu, no lo voy a lograr nunca. ¿Cómo esperas que conquiste a uno de los hombres más ricos de la ciudad si ni siquira he tenido novio?- cuestionó Karin sintiendose desolada.

-Ese es tu problema, Karin-chan, ya te ayude en todo lo que pude con mis consejos. Y yo igual tengo que conquistar a Yukio Vorarlberna. No te preocupes. Las 2 somos bonitas, alguna lo tiene que lograr.- la castaña sonrió tranquilizadoramente.

-En menos de dos meses.- agregó la morena, recordando el tiempo de vida que le habían dado a su padre.

-Ten más confianza en ti misma. Y no olvides.- ambas gemelas se tomaron las manos. -Lo hacemos por papá.-

Yuzu tenía razón.

Si eran capaces de hacer algo tan ruin y bajo como lo que tenían planeado hacer, era solo para salvar la vida de su amado padre, debido a que la única forma de curarlo de su enfermedad mortal, era con una muy costosa operación, y su hermano mayor estaba en la carcel después de que, en un acto desesperado, tratara de robarle a los más ricos de la ciudad, solo para ser atrapado y encarcelado por los proximos 2 años, dejando a sus hermanitas menores, de solo 18 años, solas y desesperadas por salvar a su padre, ya que su madre hace mucho que había muerto.

-Por papá.- a pesar de que Karin tenía muchas dudas, daría su mejor esfuerzo.

FIN FLASHBACK.

-¡Oigan ustedes!- la voz de la secretaria de Hitsugaya Toshiro, Matsumoto Rangiku, hizo a todos voltear hacia la puerta por donde ella se asomaba. -¡Ya es hora de que lleven la comida!-

Apenas terminó de gritar eso, las hornallas ya habían sido apagadas y los elegantes platillos comenzaron a servirse.

Karin sin duda no era tan buena cocinera como su hermana, pero había aprendido de ella y eso le daba el nivel suficiente para ser ayudante de uno de los chefs principales de Hitsugaya, Inoue Orihime.

Según opinión de la Kurosaki, Inoue cocinaba exóticamente espantoso, pero aparentemente había sido contratada porque a los chinos, y a Matsumoto Rangiku, les gustaba su "comida".

No era muy dificil ser ayudante de Inoue, ella era muy dulce y amable, lo realmente dificil era contener las ganas de vomitar ante cada creación de la mujer.

Pero lo único que tenía que hacer era basicamente lo que su jefa le ordenara. Desde "pasame eso" a "prepara esto y agregale aquello".

Era muy sencillo.

Por orden de Inoue, tomó una olla de... algo que parecía sopa pero tenía un color verde negruzco y pedazos de fruta por alguna razón, y lo cargó en una elegante bandeja hacia donde sería la cena.

Sus manos estaban sudorosas debido a los nervios. No dejaba de preguntarse si Hitsugaya Toshiro estaría ahí, y, aunque quería verlo de una vez, también era consciente de que estaba vestida con horribles jeans negros desgastados y una simple blusa blanca por debajo de un delantal manchado de comida.

Si él por algún milagro llegaba a notarla, dudaba que tuviera una buena impresión de ella.

Aparte de que su cabello también era un desastre.

-¡Karin-chan cuidado!- oyó gritar a su jefa Inoue, arrancandola de sus pensamientos.

Pero fue demasiado tarde, Karin terminó chocando contra el mismísimo Hitsugaya Toshiro, derramando todo el asqueroso contenido de la olla sobre él.

Pudo oír todas las exclamaciones ahogadas de sus compañeros cocineros, las risas de la secretaria Matsumoto Rangiku, y los murmullos de todas las personas importantes socios e invercionistas del dueño de la empresa.

Pero Karin solo podía prestar su entera atención a la mirada furiosa de aquellos intensos ojos turquesas sobre ella.

¡Oh, como había metido la pata!

¿En verdad había sido tan estúpida para arruinar todo y conseguir ser despedida la primera semana?

¿Acaso el juego había terminado antes de siquiera empezar?

Continuara...