Descargo de responsabilidad: Los personajes de Naruto le pertenecen a Kishimoto-sama, tú sabes que hago esto sin fines de lucro ;) Solo para divertirnos todos juntos (?)
Aclaraciones del fanfic: Está situado, como ya lo leerán más adelante, en el término de la invasión de nuestro querido Pain.
Este fanfic tiene una dedicatoria en especial al querido escritor Aspros quién cumple años en este día, ¡Felicidades! Espero que te guste el one-shot n_n
[Por el corazón]
Lu Hatake
Abrió los ojos e inmediatamente tuvo la reacción de levantarse a la mitad, como si hubiese sido llamado para la batalla una vez más, pero no, el panorama era tranquilo, solo había sido su instinto de shinobi el que lo había alertado.
— ¡Kakashi-sensei, qué alivio que estés bien! –escuchó la lacrimógena voz de Chouji a su lado. Luego frente a él apareció Choza, obstruyendo su vista hacia el paisaje destruido.
— ¿Cómo es posible? No tenías pulso –musitó el Akimichi mayor sorprendido.
—Ni yo sé qué es lo que pasó exactamente –Kakashi se levantó, siendo ayudado gentilmente por Chouji, aunque no necesitaba su ayuda, podía levantarse por sí mismo.
—Voy a buscar un ninja médico para que te revise, Kakashi-sensei.
—No es necesario, Chouji. Estoy bien, además… tengo el presentimiento de que Naruto me necesita. Ja ne… -se despidió tranquilamente, desapareciendo después tras una cortina de vapor.
— ¡Pero, Kakashi-sensei…!
— ¡Kakashi, eres un inhumano…!
Replicaron los Akimichi's sin poder evitar que el peliplateado se fuera de allí.
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Por los alrededores de una casi destruida aldea, entre el bosque que no había sido dañado venía caminando un ninja de vestimenta naranja. Había dado lo mejor de sí mismo, había logrado controlar su odio, sus ganas de matar y cobrar venganza, gracias a los recuerdos de su maestro Jiraiya. Naruto empezaba a entender las enseñanzas de su maestro. El odio generaba cadenas de odio. La venganza no era la respuesta.
Y casi logra desatar su furia cuando la hirieron a ella. A punto estuvo de liberar las nueve colas del kyubi. A punto de ser igual que los otros ninjas y asesinar a los enemigos de Konoha. De repente sus pensamientos empezaban a volverse difusos, sus fuerzas estaban drenadas y sabía que no llegaría a Konoha, sabía que de un momento a otro iba a caer.
Y cayó. Pero algo lo detuvo. Una espalda que creyó no ver erguida nunca más.
— Buen trabajo –lo felicitó.
Instintivamente el rubio sonrió. Su maestro estaba vivo.
— Kakashi-sensei.
En gran parte del trayecto, Naruto iba en silencio. Aquello le parecía extraño a Kakashi, pero suponía que era debido al cansancio extremo en el que estaba el rubio.
— Hinata-chan está viva también, ¿ne? –inquirió Naruto de repente.
El peliplateado se quedó un poco confundido ante la pregunta.
— ¿Por qué no habría de estarlo?
—Ah, es verdad. Tú estabas inestable para cuando pasó lo de Hinata-chan.
— ¿Qué es lo que pasó con ella? –preguntó con curiosidad.
—Cuando llegué a enfrentarme a Pain, ella de alguna forma me salvó. Yo estaba perdiendo e inmovilizado. Hinata-chan se arriesgó a entrar en el campo de batalla y por unos minutos luchó contra Pain, incluso logró darle un golpe. Pero el poder de Pain era demasiado y… creo que acabó con ella. Eso me hizo enfadar.
— ¿Acabó con ella? ¿Pain acabo con Hinata-hime?
—Quiero pensar que ahora está bien. Nagato dio su vida por los demás. Si tú estás vivo, entonces Hinata-chan también lo está, ¿ne?
—No puedo asegurarlo, Naruto.
El silencio en el que se instaló Naruto dejó que Kakashi notara que algo más preocupaba a su alumno.
— ¿Hay algo más que quieras decirme?
—Dijo que me ama.
—Yo nunca dije eso –frunció el ceño, bromeando.
—Hinata-chan –aclaró Naruto sonriendo levemente –Dijo que me ama.
— ¿En medio de la batalla?
—Sí, justo en medio de la batalla.
—Vaya, eso sí es una declaración de amor especial.
—Pero…
— ¿Pero? ¿Por qué siempre hay un pero? La chica te defendió de alguien que seguro la mataría y te dijo que te ama, ¿cuál pero puede haber?
—Yo no…
—No la amas –completó Kakashi con desilusión antes que su alumno terminara de hablar.
—No, pero… lo siento. Yo amo a Sakura-chan, aunque todos estos años ella haya estado esperando por Sasuke, mis sentimientos no han cambiado. Sin embargo, solo recibo golpes y más golpes… me gustaría ser un poco egoísta y aceptar los sentimientos de Hinata, tener a mi lado alguien que en verdad me quiera.
— ¿Aceptar sus sentimientos solo para hacerte sentir mejor? ¿Eso no es malo?
—Sí. Lo es, pero de lo contrario, ¿cómo voy a rechazar sus sentimientos? Hinata iba a morir por mí sin dudarlo. Eso no cualquiera lo hace.
—Ella encontrará al indicado, créeme. Y por ahora debes descansar tu mente, has librado una batalla muy dura así que no pienses en esas cosas, estoy seguro que poco a poco se irán resolviendo por sí solas.
Naruto sonrió, confiando en su sensei. Pero no descansó su mente del todo, pues estaban llegando a Konoha y los aldeanos estaban aclamando a su héroe.
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¿Quién era ella? ¿Quién era Hyuga Hinata? Definitivamente no era la chica a la que las personas y su propio alumno le habían estado describiendo. No podía dejar atrás el tema de la Hyuga salvadora. Y es que en verdad, por más que lo intentaba no lograba verla en medio de la batalla enfrentándose a Pain, a ese desalmado del dolor al que incluso el propio Kakashi había temido un poco.
"Hinata-chan es la novia perfecta para Naruto, ¿es que no viste cómo la salvó? Ah, sí, en ese momento estabas muerto" le había dicho Yamato cuando le ayudó a levantar unas rocas enormes para despejar un camino.
"Nunca pensé en lo valiente que podía ser Hinata… ah, hola, Kakashi-sensei" lo recibió Shikamaru quien estaba platicando con su padre. Kakashi los había ayudado a levantar los muros de los territorios Nara.
"Estoy dibujando a Hinata-chan mientras estaba peleando contra Pain" le contestó Sai cuando le preguntó qué era lo que estaba haciendo, mientras comían en un recién restablecido Ichiraku.
"Hinata-chan, jamás pensé que esa chica fuese capaz…"
Hinata-chan aquí y allá. Después de Naruto, Hinata era el segundo tema a traer de los aldeanos de Konoha. Incluso se podía ver de repente a Hiashi participando en las labores de limpieza muy feliz presumiendo a su primogénita. Y eso sí que era raro.
— ¡Auch! –escuchó un grito femenino delicado. Había una chica de ojos de luna tirada en el suelo.
—Lo lamento –le dio la mano pero la Hyuga la evadió, levantándose por sí misma.
—Kakashi-sensei, discúlpeme, iba distraída –se disculpó mientras levantaba una bolsa de papel donde llevaba unos víveres.
—No pasa nada, creo que fue mi culpa. Permíteme ayudarte.
Enseguida Kakashi le ayudó a levantar algunas latas y meterlas dentro de la bolsa de papel café.
—Parece muy pesada, ¿a dónde vas? ¿te ayudo?
De repente no podía dejarla ir. Simplemente le parecía una joven de aspecto muy delicado que no podía cargar algo tan pesado por sí misma.
—Voy al orfanato de los niños de Konoha. Si quiere ayudarme, entonces déjeme traer más víveres, haremos que el viaje valga la pena –sonrió dulcemente al tiempo en que sus mejillas se arrebolaban. De repente Kakashi parecía ver soles en sus mejillas, en contraste con sus ojos pálidos que parecían lunas de lavanda – ¿Kakashi-sensei?
— ¿Eh? –el rostro de él se hizo para atrás, saliéndose de sus pensamientos acerca de la chica "salvadora" –Sí, está bien. No tengo algo mejor qué hacer de todas formas.
—Bien –asintió y enérgicamente caminó hacia donde estaban empaquetando los alimentos para los necesitados. Estaba tan concentrada en su tarea sobre el orfanato que no se había dado cuenta de lo grosero que pudo haber sonado Kakashi, eso o de plano era demasiado buena como para darse cuenta cuando la trataban mal.
La chica empezaba a parecerle una persona cada vez más curiosa a Kakashi, así que decidió seguirla.
Mientras caminaban, Kakashi empezó a acostumbrarse a ella demasiado rápido. De repente Kakashi supo que estaba solo y que siempre lo estaría, porque él no quería atraer a personas que pudieran morir por culpa de su mala suerte. Pero Hinata era diferente. Ella era fuerte a su manera, se movía con delicadeza pero sorprendentemente también con determinación. Tenía soles que todos veían y a la vez lunas que ocultar. Parecía débil y miedosa, pero en realidad era fuerte y valiente incluso para dar su vida aun sabiendo que moriría, se daba el lujo de bailar con la muerte y luego regresar a la banca.
No quería pensar en eso pero… ya lo había hecho. Ese pensamiento ya se había instalado en su cerebro.
Naruto no la merecía a ella. Él no. Tal vez alguien más sí. Tal vez… él; Kakashi. "¿Por qué no?", se preguntó internamente, "Ella será aceptada por Naruto solo para hacerse sentir bien él mismo, él no la merece".
— ¡Ohayo, Hinata-neechan! –una voz infantil lo sacó de su ensimismamiento, entonces levantó la vista y vio que ya habían llegado a su destino.
— ¡Hinata-nee! Okaeri.
Las sonrisas emergían rápidamente de los rostros de los pequeños huérfanos tan solo ver llegar a la peliazul. Corrían hacia ella como si de imanes se trataran y la abrazaban con cariño, al igual que ella a ellos.
— ¡Wa! ¡Es Hatake Kakashi! –se sorprendía un niño mirándolo con los ojos abiertos a su máxima expresión.
— ¡Es el maestro de Naruto-nii!
— ¿Es tu novio, Hinata-neechan? –preguntó una pequeña de coletas castañas.
— ¿Eh? N-no… -negó la peliazul nerviosamente con sus manos.
—No seas tímida, cariño –Kakashi sonrió de medio lado tras su máscara negra y le pasó un brazo por detrás de los hombros, acercándola a él –Estamos saliendo desde hace… ¿qué? ¿Dos meses?-volteó a verla. Hinata estaba completamente sonrojada, sin siquiera poder hablar.
— ¡Kawai! –gritaban las niñas y uno que otro pequeño.
—Ohayo, Hinata-chan, Kakashi-san –llegó una anciana con delantal blanco –Ya déjenlos en paz niños, son shinobis, ellos tienen muchas cosas qué hacer, vamos, ayúdenme a llevar las bolsas adentro y a acomodar todo –Los niños empezaron a renegar pero le hicieron caso a la anciana dulce –Arigato, Hinata-chan, siempre vienes a regalarnos cosas, incluso ahora trajiste a Kakashi-san. Ojalá vinieran más personas.
—Lo sé, Kakyo-obasan. No se preocupe, Kiba, Shino y yo vendremos a jugar con los niños en cuanto nos desocupemos un poco.
—No te preocupes, están muy ocupados por la reconstrucción de la aldea. Está bien si no vienen, los niños lo entienden.
—Arigato, obasan. Nos vemos.
—Cuídate, Hinata-chan, y tú también Kakashi-san, gracias por venir.
Con su sonrisa amplia incapaz de extenderse más, Hinata dio media vuelta seguida por Kakashi.
—Entonces, ¿siempre vienes aquí para jugar con los niños? –levantó una ceja.
—Sí. Bueno, cuando no tengo misiones y obligaciones con mi clan.
— ¿Entonces te gustan los niños?
—Sí.
— ¿Por qué?
Hinata se encogió de hombros – ¿Por qué no?
—Porque son ruidosos, traviesos, llorones…
Hinata lanzó una pequeña risita.
— ¿Qué?
—Si solo ve sus cosas malas no podrá ver sus cualidades.
— ¿Cualidades de los niños? –Kakashi levantó una ceja, incrédulo, luego bufó.
—Tienen la inocencia que uno pierde cuando entra al mundo ninja, tienen la capacidad de imaginar mundos mejores y además… no sé, son pequeños y por más ruidosos o traviesos que sean, como usted les dice, siempre me dan ganas de querer protegerlos. Siempre.
Mientras caminaban, la sonrisa de Hinata no se desvanecía. Kakashi la observó con detenimiento. Ella era pequeña y estaba sonriendo. Poseía una inocencia de la que al parecer no se daba cuenta. Pero él sí.
Y tenía razón.
Quería protegerla. Y siempre.
—Hinata-chan –la llamó – ¿Alguna vez has notado que hay otras personas que quieren protegerte?
— ¿Eh? –volteó a verlo confundida.
—Dices que quieres proteger a los niños. Incluso protegiste a Naruto. ¿Alguna vez has pensado que quisieras ser protegida?
—Tengo a alguien que me protege –le sonrió amablemente.
—Hinata-sama, su padre la está llamando –apareció Neji de repente, un poco cansado.
—Lo siento, Neji-niisan, ¿llevas mucho tiempo buscándome? Lo lamento –se preocupó.
—No pasa nada. Vamos a la mansión.
—Caminando, ¿está bien? –le propuso ella.
—De acuerdo –afirmó el castaño y luego se dio cuenta del hombre mayor que acompañaba a su prima – ¿Kakashi-sensei, qué hace con Hinata-sama? –sus ojos se volvieron gélidos de repente.
—Oh, Neji-niisan, Kakashi-sensei me acompañó al orfanato, fue muy amable de su parte. Gracias, Kakashi-sensei. Que tenga un buen día. Vámonos, niisan.
Hinata siguió su camino y Neji le dedicó su mirada fría algunos segundos al peliplateado.
Traducción de la mirada: No sé qué rayos estás haciendo… pero no me gusta.
Después de eso, ambos Hyuga se alejaron rumbo a los territorios de su clan.
Kakashi se les quedó viendo mientras se perdían entre el gentío y la destruida aldea. Ahora había más definiciones de Hinata. Tímida, valiente, débil, fuerte, sol, luna, seria, alegre, introvertida, extrovertida con los pequeños. Era tantas cosas contradictorias que lograba abrumarlo completamente.
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Una nueva mañana de trabajo iniciaba para el peliplateado. Se levantó de su improvisada cama, conformada por una manta en el suelo bajo el cielo azul y se sorprendió de ver a su lado una charola con un desayuno hermoso y bien elaborado, parecido al de alguna revista de comida. Se preguntó si estaría soñando mientras veía el almuerzo, cuando un par de pies blancos enfundados en unas ligeras sandalias negras aparecieron tras la comida. Kakashi levantó la mirada hasta encontrarse con un par de lunas mirándolo con una sonrisa amable.
— ¿Qué haces aquí? –inquirió aun viéndola desde abajo.
Hinata ladeó un poco su cabeza hacia un lado, como lo hiciese un pajarillo curioso.
—Ya me di cuenta.
— ¿Sobre qué?
—Kakashi-sensei ha ayudado a las personas a reconstruir sus hogares y nadie le ha ayudado a reconstruir el suyo, ¿no es cierto?
— ¿Qué importa? Yo no tengo familia así que está bien para mí. Además, estoy acostumbrado a dormir en el suelo.
Hinata puso las manos sobre su cintura y observó hacia arriba. El departamento de Kakashi estaba totalmente destruido desde sus inicios. Demasiados golpes lo habían tirado hasta abajo sin contemplaciones.
—Bueno, ¿por dónde empezamos, Kakashi-sensei?
— ¿Estás de broma? –se rió Kakashi. Ella era la princesa Hyuga, la princesa del Byakugan, la próxima líder del clan más antiguo que quedaba en Konoha, ¿cómo era posible que alguien tan importante como ella quisiera ayudar a algo menos que un peón como él?
—No –negó ella. Lo vio a los ojos bicolores, pues no llevaba puesto el protector ninja, solo la máscara. Luego le ofreció su mano gentilmente.
Kakashi evadió su mano, levantándose por sí solo.
—Bien, si insistes yo no te voy a detener –levantó la bandeja de comida y la hizo desaparecer en un santiamén, sorprendiendo a Hinata.
Naruto, lo siento.
— ¿Có… cómo hizo eso sin quitarse la máscara? –lucía sorprendida, mirándolo con los ojos muy abiertos.
—Hinata-chan, concéntrate.
—De acuerdo –asintió, aún algo sorprendida y miró los escombros –Bien, como ya lo dije, ¿por dónde empezamos?
Pero no dejaré a esta chica para ti.
—Probablemente por mi corazón.
¡Muchas gracias por leer! Si me dejas un review ya sabes que te contesto por MP, ah, y que te amo ;)
¡Cuídate mucho bastante extremadamente! Y te mando un abrazo súper mega asfixiante :)