Epílogo:

Sesshomaru POV:

Hacía siglos que el Palacio de la Luna no rebosaba de tanta vida.

Estoy en mi despacho revisando unos documentos, o al menos eso debería hacer. En realidad estoy mirando por la ventana que da al jardín interior, el preferido de Kagome.

Mi dulce Kagome…

Sabía que me costaría traspasar las barreras de esta mujer, pero jamás imaginé que el trabajo más arduo lo tendría con mi propio hijo. Me costó obtener su permiso más de lo que había previsto, pero valió la pena.

Flashback

Después del incidente que ha abierto una grieta en el prado decido que nos quedaremos unos días en la aldea. Mi intención es dejarle ese tiempo para que arregle sus asuntos antes de partir y así se lo hago saber.

– Humana, haz las maletas, en unos días nos vamos al Palacio de la Luna.

– ¿Nos? –pregunta ella– ¿Quiénes?

Bufo, la respuesta me parece más que evidente, pero aun así le contesto.

– Tú, el cachorro, Rin y yo.

– No –responde ella.

– ¿No? –le cuestiono incrédulo.

– No –repite, reafirmándose–. Nosotros tenemos una vida aquí, no puedes pretender llegar y que acatemos tus órdenes.

– ¿Por qué no? –pregunto confundido–. Todo el mundo hace lo que ordeno.

La veo suspirar con la frustración dibujada en su rostro.

– Sesshomaru, aquí no eres el Señor del Oeste, no puedes ir dando órdenes. Si me lo hubieras pedido me lo habría pensado, pero no, me lo has impuesto, y eso sí que no…

– Lo he dado por hecho –la corto.

– ¿Disculpa? –me mira alzando las cejas– ¿Por qué?

– Eres la madre de mi cachorro –le explico. Y ya es mucho; yo nunca doy explicaciones.

– El cual he criado yo solita perfectamente. No necesito tu ayuda –me rebate.

Estoy empezando a perder la paciencia y eso no le conviene a nadie.

– Vendrás porque yo lo digo –gruño.

– Iremos si le parece bien a Kaoru.

– ¡Bien! –exclamo con un rugido– Cachorro, os venís conmigo, ¿entendido?

– No –replica él con una sonrisa de suficiencia.

De repente pierdo el color de la cara. ¿Mi hijo me rechaza? Esto no puede estar pasando.

– ¿No? –pregunto suavemente. Igual le he intimidado.

– No me gusta como tratas a mi madre, así que no iremos contigo a ninguna parte.

Y con esa declaración se acerca a su madre y, cogiéndole la mano, se la lleva a dar un paseo para que respire aire fresco y así se acabe de recuperar de su reciente desmayo.

Fin del flashback

Recuerdo cómo Kagome me pidió que no me llevara a Rin "tanto por su propia felicidad como por la de Kohaku". Nunca vi a Rin como una mujer hasta que empezó a formar su propia familia con ese humano. La dejé en sus manos porque sé que la ama y la protegerá eficazmente con su vida. Supongo que esta concesión ayudó a ablandar el corazón de la que es ahora la Señora de las tierras del Oeste.

Suspiro satisfecho viendo como mi embarazada esposa es mimada por mi madre y la leona que le sirve, además de Kaoru, que la quiere incondicionalmente. Los cuatro ríen felices, disfrutando la vida de palacio. Kaoru está especialmente ilusionado con la idea de que pronto llegará un nuevo miembro a la familia, cada día se le ve más maduro. Será un espléndido hermano mayor. Yo me encargo especialmente de instruirlo en todo aquello que creo necesario. Tanto lo que me enseñó mi padre como lo que he aprendido con los años. Estoy muy orgulloso de él.

El buen ambiente del jardín es contagioso y al final una sonrisa se expande por mi rostro. Hasta que Kagome y Kaoru entraron en mi vida no supe lo que era sentirse pleno. Gracias a ellos he descubierto un sentimiento. Gracias a ellos soy verdaderamente feliz.