Descargo de responsabilidad: Skip Beat no es mío, aunque me encantaría que me lo regalaran por mi cumpleaños…
BALLET EN LA COCINA
Yashiro asiste absorto al más hermoso ballet que sus ojos hayan visto…
Le habían hecho sentarse mientras Kyoko y Ren preparaban la cena. Le encantaba la comida de Kyoko-chan, aunque tenía sus dudas en cuanto a Ren. Como no le dejaron ayudar, se dedicó a observarlos.
Sí, una danza.
Movimientos gráciles, etéreos, perfectamente armonizados…
Él le pasa los platos sin mirar, y ella los coloca sobre la mesa, uno a uno, adelantando un poco el torso, y levantando ligeramente la pierna izquierda, como si fuera una bailarina.
De las estanterías más altas, Ren saca un bol grande, mientras Kyoko se desliza entre él y la encimera, bajo su brazo alzado.
Luego ella le da la espalda, mientras pica y corta la verdura, y él enciende los fogones. Entonces giran, espalda con espalda, él, para recoger la verdura, ella, para poner aceite en la sartén, y de nuevo giran, sin mirarse, sin tocarse, en sincronía perfecta.
Acaban uno junto al otro, vigilando la comida al fuego. Y de nuevo se separan, ella, hacia las alacenas a su derecha, alzando el brazo en busca de algo, él, hacia las de su izquierda, con similar objetivo, mientras su mano derecha se sitúa en la cintura de ella para no perderla. Y luego vuelven, costado con costado, junto al fuego.
Sí, el más hermoso espectáculo…
Pero, pero… Pero esto solo puede significar una cosa…
- ¡Bueno, ya está bien!
Ellos se detienen, y se quedan mirándolo, sorprendidos por su repentino arrebato. Él resopla, derrotado, antes de continuar con voz anhelante.
- ¿Me quieren hacer el favor de decirme desde cuándo están juntos?
Kyoko y Ren se miran, le sonríen y se toman de las manos.
Y es entonces cuando el cuerpo de Yashiro empieza a levitar, las manos sobre el corazón, el rostro arrobado y feliz, los ojos llenos de estrellitas de emoción irrefrenable… Acciones todas ellas debidas, sin duda, al moe del que es víctima gustosa, mientras mil flores aparecen a su alrededor. O quizás sean dos mil…