Amor y Quidditch a través de nuestro tiempo.
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Hola, ha sido un tiempo. Lamento no haber podido actualizar casi todo el año anterior, fue un mal año de universidad y no tenía la creatividad activa, ni el tiempo, ni siquiera inspiración. Realmente fue un mal año.
Pero este 2017 voy a tratar de recuperarme y actualizar un poco más. Espero que todxs tengan un buen año nuevo y logren todo lo que se propongan.
Con respecto al capítulo, espero les guste, y les agradezco nuevamente por leer esta historia, darle follows y agregarla a favoritos, y especialmente a los reviews, que son una gran gratificación para una escritora.
Y bueno, la hitoria no la voy a dejar hasta terminarla, aunque tarde, así que sin más que agregar ¡disfruten la lectura!
Aclaración: Los personajes y elementos del mundo de Harry Potter son propiedad y creación de J.K Rowling.
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Amor y Quidditch a través de nuestro tiempo.
Capítulo 17. Pelirrojas encendidas.
Sin dejar el beso de lado, Malfoy- quien era el que tenía la cabeza un poquitín más despejada- se desapareció a Grimmauld Place esperando que Harry no lo tirará a la calle apenas lo soltara. Una vez allí, de pie en el pórtico, se separó de los labios de Harry y lo miró.
Los ojos de Harry- que estaban aún cerrados- se abrieron tan lentamente que resultaba seductor y lo miró con un reproche que se pasaba de adorable. Nuevamente Draco pensó que nunca había visto nada tan hermoso en su vida, y eso que estaba acostumbrado a ver cosas hermosas.
Pero no personas, se recordó.
—¿Por qué?— fue lo único que dijo Potter, y aunque el rubio no quería responder, sabía que se lo debía.
—Soy sólo una carga para ti, no trates de decirme lo contrario— empezó, alejándose cuanto pudo al sentirse demasiado sucio para tocar a la pureza personificada—Sé que sólo estás cerca de mí por lástima, porque eres San Potter y eso es lo que haces. No has olvidado lo que hice antes o lo que tengo aquí— se froto el antebrazo donde tenía la marca tenebrosa, por sobre la manga— Por lo que fui, y lo que fueron todas las personas cercanas a mí, es que no puedes volver a ser el de antes, vives tu vida con miedo y yo formó parte de ese temor, ni siquiera sé cómo soportas estar junto a mí.
Harry se mantuvo en silencio durante todo el discurso, sin cambiar la expresión de reproche, sin mostrar miedo o asco que solo existía en la cabeza rubia y tontita de Malfoy.
—No quiero tu lastima, Harry, no quiero sentirme inferior a ti, en todos los aspectos, todo el tiempo. Tampoco quería perderte… pensé que lo mejor sería que te alejaras de mí por propia voluntad, por eso actué como lo hice— concluyó sin mirarlo más, preparado para largarse en el momento en que Harry le pidiera irse.
—Eres un idiota, Malfoy— fue lo que dijo Harry tomándole el brazo izquierdo y descubriéndole la marca— Si esto fuera importante para mí, jamás te hubiera hablado, mucho menos te hubiera llevado a ver a Teddy, o te hubiera besado— entonces le levantó el brazo hasta quedar a centímetros de sus labios— Tienes que perdonarte tú mismo, porque yo nunca te he culpado de nada.
Y corto la distancia entre la piel del rubio y sus labios, besando la marca tenebrosa que tantos recuerdos dolorosos y tantas perdidas le habían dejado. Pero era quien puso la marca en ese inmaculado trozo de piel el culpable, y el rubio que lloraba frente a sus ojos, un pobre chico que había sido víctima del destino y las malas decisiones, del miedo a elegir otro camino. Él no era quien para juzgarlo, no cuando tanta gente había muerto por su causa, pero si ese gesto ayudaba a que Malfoy entendiera que le perdonaba todos y cada uno de sus pecados, lo haría con gusto.
—Ciertamente no sé lo que siento por ti— prosiguió Harry, bajando su brazo pero sin soltarlo— Pero no es lastima.
—Yo tampoco sé lo que siento, pero realmente me gustas, Harry.
El aludido se sonrojo, pero sonrió con ternura y jaló a Draco por el brazo que aún tenía sujeto para atraparlo en un abrazo apretado y necesitado por parte de ambos.
Después de eso solo entraron a la casa, subieron las escaleras directo a la habitación que ya habían usado juntos y se acostaron en una misma cama, totalmente vestidos con sus elegantes túnicas y las manos entrelazadas, tan agotados que se durmieron al instante, con la última visión del día siendo el rostro del contario.
Al día siguiente, cuando Harry despertó, se encontró con un Malfoy sonrojado porque era evidente que había estado mirándolo y no pudo mantenerse impertérrito al ser descubierto. Harry sonrió enternecido, pensando en lo tierno que era ver a Malfoy así, y la sonrisa le fue correspondida con una avergonzada.
Graciosamente, ninguno de los dos se sentía muy capaz de hablar, por lo que la mañana se les fue en desayunar rápidamente lo poco que habían encontrado, y sonreírse demasiado. Lastimosamente ambos tenían que ir a sus trabajos, y seguir sus vidas comunes, aunque ahora la separación les resultaba más pesada que antes.
Ninguno fue consiente de las consecuencias que traerían, esa mañana, los sucesos de la noche anterior, pero cuando Harry llegó al campo de entrenamiento de las Avispas, fue recibido con la primera plana de El Profeta en la cara con la foto de él y Malfoy besándose.
Su cara se puso sumamente roja, porque ya no podía decirle al equipo que no tenía nada con el rubio- aunque técnicamente era cierto- cuando esa foto mostraba toda la pasión y desesperación que había existido en ese beso.
—Así que ¿Quién no es novio de Malfoy?— preguntó con toda la intención Wright, y ante la falta de respuesta empezó a chillar como fan loco— Son novios, estoy tan feliz, hacen tan buena pareja, siempre supe que ahí había algo, si hasta Oliver lo sabía…
—¿Oliver?— preguntó Birdwhistle en un intento por alejar la atención de un muy sonrojado Harry— ¿Cómo es que no sabemos nada de Oliver?
Aprovechando que la mayoría se quedó molestando a Wright por estar ocultando un novio, Harry huyó hacia los vestidores cuando Clea le guiñó el ojo y le hizo señas para que desapareciera. El moreno se encerró allí muerto de pena, tratando de estar la mayor cantidad de tiempo solo porque no sabía cómo enfrentar a los demás sin tenerlo claro él mismo.
No era novio de Malfoy, ni siquiera sabía si el rubio lo quería, y ni hablar de qué era lo que sentía él. Todo era muy confuso, y sinceramente no se sentía apto para arreglarlo, ni con Draco, ni con sus amigos, que sospechosamente no se habían comunicado con él cuando evidentemente ya se han enterado de la noticia, ni mucho menos con sus compañeros de equipo, con quienes, si bien tenía una relación de amistad, no se sentía completamente compenetrado para andar contando su vida privada.
—Harry, ¿estás bien?— preguntó la voz de alguien, quien al ver identificó como MacQuoid.
El chico de cabello y ojos color miel que siempre era el más silencioso de todos cuando estaban juntos, y quién le había dado su aprobación para estar con Draco desde el primer momento. Harry se sonrojo ligeramente al verlo allí, preguntando si estaba bien, simplemente porque en ese momento todo le daba vergüenza.
—S-sí, estoy b-bien— tartamudeó, agachando la cabeza.
—No te intimides porque te molesten, aquí todos somos medios charlatanes, ya lo sabes— le intentó tranquilizar, dándole unas palmaditas en el hombro— Te doy un consejo… cuando te pregunten por el rubio o te intenten fastidiar, solo dales una sonrisa de medio lado y no digas nada, así se quedan con la duda pero no sabrán interpretar que quieres decir.
—Ah, gracias Forest— contestó pensando que ya que el golpeador tenía más tiempo en el equipo sabría mejor que él, que hacer.
—Espero que aclares todo pronto, porque para los demás es muy evidente— comentó levantándose y estirándose.
—¿Qué es evidente?— preguntó confundido Harry, siguiendo al castaño.
Pero este sólo le dio una sonrisa de medio lado y no dijo nada. Él se quedó un momento quieto, intentando pensar en lo que significaban las palabras- lo cual obviamente no consiguió- pero cayó en cuenta de la efectividad del consejo que le habían dado.
El entrenamiento de ese día lo pasó corriendo, volando, siendo molestado, y dando enigmáticas sonrisas. Nadie era capaz de seguirle preguntando ante su expresión misteriosa, y el mutismo, por lo que los comentarios malintencionados y jocosos se acabaron pronto. Al finalizar el día de trabajo decidió que le compraría un regalo al MacQuoid por haberle ayudado.
—Reúnanse un momento— pidió Aris en voz alta, cuando estaban en los vestidores, preparándose para marcharse— El próximo lunes tendremos un entrenamiento en conjunto con los Appleby Arrows, y como ya habrán notado, Cox no estará asistiendo a los entrenamientos por unas semanas, así que Harry— lo miró con una sonrisa, y el morocho entendió bien lo que se avecinaba— Tú serás el buscador, tanto en esa práctica, como en el partido oficial que tendremos con los Wigtown Wanderers el domingo de la próxima semana. Contamos contigo.
Todas y todos en la habitación comenzaron a aplaudir y vitorear al nuevo buscador oficial por un tiempo, y Harry no pudo hacer más que sonreír. Había estado muy deseoso por jugar de verdad, y aunque no se había ganado el puesto aún por mérito propio, era la oportunidad que había estado deseando.
—Muchas gracias— dijo, dirigiéndose a todos con una gran sonrisa— No los defraudaré.
—Y podremos ver como se pone nervioso cerca de Malfoy— celebró Salvin con puños en el aire, pero todos estaban tan felices que sólo rieron por la gracia, incluso Harry.
Luego de eso todos empezaron a irse a sus hogares, y Harry recordó que había dejado la túnica de ayer en Grinmauld Place. No era que la necesitara pronto, pero ya que era la única de gala que tenía no podía dejarla ahí tirada, porque Kreacher podía pensar que era cualquier harapo que podía usar para su nido, por lo que se desapareció hacía allí con el fin de recogerla y sus zapatos, también los únicos elegantes que poseía.
Después de la fea sensación que dejaba el desaparecerse, se encontró con que había caído encima de algo macizo y blando a la vez, oyó un gruñido y perdió el equilibrio, terminando en el suelo del descansillo de la mansión. Cuando abrió los ojos se encontró con que estaba encima de Draco, y que este, aunque le rodeaba con sus brazos, tenía una mueca de dolor en la cara.
—Bueno, oficialmente he sido pisoteado por Harry Potter— comentó socarronamente el rubio, mirando la cara del morocho que estaba demasiado cerca de la suya.
—Draco ¿qué haces aquí?— preguntó Harry muy sorprendido y cómodo sobre el cuerpo del rubio.
Ninguno parecía notar que todavía estaban en las escaleras, hasta que el ojiverde se removió un poco, y Malfoy resopló porque una grada se le encajó en la espalda. Entonces se levantaron, muy incómodamente porque no se les había ocurrido que la tarea sería más sencilla si se soltaban antes.
—En realidad, no lo sé— contestó sincero el rubio— Solo tenía ganas de verte, creo.
—Pues tuviste suerte de encontrarme— rio Harry, acurrucándose un poco en el cuello del rubio.
—¿Por qué? ¿Eres demasiado para ser hallado por cualquiera?— se mofó Draco, recibiendo un puñetazo en la espalda.
—No, idiota, porque no vivo aquí— gruñó el de lentes, soltando una carcajada después— Pero me alegra haber venido
, entremos, hace frio.
Harry abrió la puerta con un toque de varita, y ambos ingresaron a la penumbra del lugar. Seguían sin soltarse demasiado, por lo que sus piernas se enredaron nuevamente y terminaron cayendo sobre el sombrillero con forma de pierna de troll, el cual hizo un gran estruendo y término revelando el espantoso retrato de la señora Black, la cual no tardo en ponerse a gritar, siendo coreada por todos los demás retratos.
—¡HAN REGRESADO! ENGRENDROS, ESCORIAS, SALGAN DE LA CASA DE MIS PADRES— chilló con fuerza, seguramente desacostumbrada a los gritos que tenía tiempo sin proferir— DESAPAREZCAN, MESTIZOS, PERO ANTES MUESTRENSE PARA PODER ASESINARLOS CON MIS PROPIAS MANOS.
—¿Qué demonios es eso?— le preguntó Malfoy directamente sobre el oído a Harry, produciéndole un escalofrió.
—La madre de mi padrino, la muy desgraciada puso un cuadro gigante y horroroso que no se puede quitar, aquí en el vestíbulo— se tapó los oídos, perturbado por los fuertes gritos, sintiendo como su estado mental no resistía semejante muestra de odio, porque se había puesto a temblar e hiperventilaba ligeramente.
Draco lo notó, por lo que se levantó y le aplicó una Bombarda Máxima al cuadro. El retrato salió volando en pedazos por todo el vestíbulo, junto a la pared y parte de las escaleras. Harry pegó un gritó y se devolvió a la puerta asustado, activando la trampa del fantasma de Dumbledore, la cual no les había notado hasta ese momento, y ahora fue Draco el que gritó y cayó al suelo tapándose los odios y cerrando los ojos con fuerza, gritando "Yo no te maté, lo juro".
Al deshacerse el fantasma, y ya no escucharse los gritos del cuadro, Harry y Draco se quedaron respirando agitadamente entre una lluvia de polvo y pedazos de yeso y madera. Pero unos segundos después ambos se miraron, y aunque aún estaban impresionados, no pudieron evitar reírse a carcajadas por el alboroto que habían armado en los pocos segundos que habían estado en esa casa.
—Lo siento Harry, te rompí la pared completa— se disculpó el rubio, levantándose elegantemente y sacudiendo un poco de polvo de su ropa y cabello.
—No se me hubiera ocurrido eso para quitar el retrato, pero al menos ya no volverá a chillar la vieja bruja— comentó el de lentes con gracia— Pero me tendrás que ayudar a limpiar todo esto.
—Claro, lo merezco.
Primero se sacudieron con unas ráfagas de viento que sacaron de sus varitas, apuntándolas al contrario, luego empezaron a desvanecer todos los trozos de yeso y madera que estaban desperdigadas por todo el lugar, porque obviamente no lo iba a recomponer. Harry tendría que contratar a un arquitecto mágico para que le construyera una nueva pared sin cuadros feos o cabezas de elfo encogidas- sí esas también salieron volando y no fue muy agradable limpiar todos los trocitos que quedaron de ellas.
Al rato, Kreacher salió por las escaleras que daban a la cocina, y cuando vio que ya no estaba ni las cabezas ni el retrato de su ama, empezó a chillar y a llorar desconsolado. Harry trató de tranquilizarlo, sintiéndose culpable, pero el elfo estaba en un estado de histeria terrible, y aunque no quería tuvo que amenazar con liberarlo para que se calmara. La criatura sólo le dio una mirada dolida, y se desapareció con un pequeño ¡plin!
Draco, sintiéndose triste por ver a Harry afectado, le mostró que si la casa le pertenecía, tenía que imponerle su voluntad, y que aunque tuviera objetos con hechizos de permanencia él, como dueño del lugar, los podía desplazar ordenándoselos.
—Si quieres, el fin de semana podemos venir y arreglar un poco la casa— le propuso abrazando sus hombros— incluso podemos hacer un jardín interior y más ventanas. Está casa es demasiado oscura para ti.
—Pero no sé si a Sirius le gustaría que destruyese su casa— titubeó el morocho con los ojos brillantes.
—Harry, estoy seguro que tu padrino odiaba está casa, y recuerda que él la dejó para ti, ahora te pertenece— le recordó el rubio, acariciándole el cabello— Ya sé que no vives aquí, pero es mejor que si tienes que venir sea a un lugar cómodo para ti, ¿no?
Harry asintió, sonriendo y pensando en lo bonita que podría quedar esa tenebrosa mansión con más luz, y plantas, incluso podría transformar los muebles a unos más rústicos y acogedores.
Ya que ese día no planeaban hacer más desastre, solo recompusiera los escalones de las gradas que habían salido volando por el impacto y bajaron a la cocina- tomados de la mano- en busca de los sobros del desayuno para comer y conversar un poco.
Pero antes de poder hacer cualquier cosa, se encontraron con un alboroto saliendo desde la chimenea y brazos y piernas enredadas tratando de salir- o devolverse, no estaba claro.
—Déjenme, estoy segura que Harry está allí— chilló un voz, y entonces medio cuerpo de Ginevra Weasley salió de la chimenea—Harry…—entonces notó la presencia de Malfoy y ya no hubo quien la contuviera— Tú maldito, aléjate de Harry.
Salió despedida de la chimenea, y dos bultos- Hermione y Ron- cayeron al suelo detrás de ella. Sin dar tiempo a nada, Ginny sacó la varita y le lanzó un mocomurcielago a Draco, quien lo recibió de lleno en el rostro y tuvo que soltar a Harry, para taparse la nariz antes que los mocos negros pudieran salir volando.
—Ginny, basta, asustas a Harry— gritó Hermione levantándose del suelo y corriendo hasta el morocho, que se había hecho bolita en una esquina de la cocina y se tapaba la cabeza con el cuerpo tembloroso—Ron, ayúdale a Malfoy, Y TÚ no te muevas o te lanzaré un incarcerous.
—No me amenaces, Hermione, este desgraciado sólo quiere herir a Harry, incluso le dio un amortentia para que se enamorara de él.
Ron, que ya le había retirado casi todo el efecto de la maldición a Malfoy, no pudo evitarlo y empezó a reír.
—Ay Ginny, este par de idiotas aún no lo entienden— se detuvo porque le faltaba el aire de reír— No me creo que le hayas lanzado la maldición otra vez, ya ni siquiera estamos en el colegio.
—Ginny, ¿por qué atacas a Malfoy?— susurró Harry respirando profundamente para tratar de calmarse.
—Por qué nadie me cree cuando digo que Malfoy es malvado, que acaso a todos se les olvido que es un mortífago y que odiaba a Harry.
—¡YA NO HAY MORTIFAGOS! CÁLLATE, POR FAVOR— gritó entonces Harry, enfurecido porque vinieran a recordarle a Draco las cosas que tanto le dolían.
Entonces se sacudió a Hermione- aunque la pobre no tenía culpa de nada- y se acercó hasta el rubio, acunándole el sucio rostro entre las manos.
—¿Estás bien?— le preguntó, ignorando los bufidos de la pelirroja.
—Sí, gracias Harry, pero tal vez deba irme— contestó, también ignorando a Ginny, y aunque se moría de ganas por atacarla también, sabía que eso solo lastimaría al ojiverde.
—No, ella es quien se va a ir, a menos que se disculpe— sentenció Harry, mirando enfurruñado a la pelirroja.
La cara de esta fue increíble, los ojos casi se le salen de las orbitas, se puso rojísima, y la boca se le torció en un mueca atónita, demasiado exagerada. Entonces empezó a derramar lágrimas de rabia, y dándoles una mirada de odio a todos, se dirigió a la chimenea, no sin antes lanzarle El Profeta en la cabeza a Harry.
—Woah, chicos, lo sentimos— mencionó Hermione, sacando un pañuelo del bolsillo de su traje, y yendo al lavabo a mojarlo un poco— Tratamos de detenerla, pero desde que llegó ayer estaba con la idea de ir a matar a Malfoy, y hoy cuando vio el periódico se enojó tanto que les anda buscando desde la mañana.
—Si compañero, no te asustes cuando llegues a casa y encuentres algunas flores quemadas, pero Ginny literalmente se encendió— aportó el pelirrojo con un silbido.
Hermione le pasó el pañuelo a Harry, y este se dio a la tarea de limpiarle el rostro a Draco, con toda la ternura del mundo, tanto que hicieron sonreír a los otros dos visitantes, sin notarlo siquiera.
—Harry, por favor dime que habías terminado con la Weasley— pidió Draco, actuando un poco celoso sin darse cuenta— ¿o estás jugando con ambos?
—Oh, así que ya es oficial— murmuró la castaña, un poco más alto de lo que pretendía.
—¿Qué es oficial?— preguntaron ambos chicos inocentemente, y la castaña estuvo a punto de golpearse la frente, exasperada por lo tontos que eran.
Por eso no les respondió, y sólo agrego— ¿Iban a cenar juntos? Si quieren pueden ir a nuestra casa, y cenamos los cuatro.
Malfoy miró a Harry con duda, pero el morocho, contento de ver que sus amigos aceptaban al rubio, aceptó sin dudar, y ayudo a Draco a levantarse, para seguir a los otros dos a través de la chimenea.
Espero les haya gustado este capítulo, que si bien no es muy largo, me parece que quedo gracioso. De una vez hago la aclaración, Ginny no va a tratar de ganarse a Harry para ella, es sólo una gran resentida.
Nuevamente me disculpo por el atraso, como manera de redimirme, hoy mismo estaré publicando un one-shot titulado "Recortes de periódico" y es Drarry también, ojala se puedan pasar a leerlo.
Ahora respondiendo reviews:
Guest: Hola, pues ya ves que aunque no estuvo bien lo que hizo, Draco tenía sus motivos, y salió premiado con una lluvia de sesos de elfos domesticos, espero sea suficiente castigo XD Lamento haber tardado en actualizar, y con la universidad lo úncio que puedo decir es "que dicha que el año ya acabo". Ojala el tuyo haya estado mejor, saludos.
mESTEFANIAb: Hola, disculpa la tardanza, pero lo he tratado de compensar con un beso que duro tantos meses de espera, porque en lo que tarde en actualizar nunca se soltaron ja, ja, ja, okno. Creo que a todxs nos hubiera gustado estar presente en el beso, y hubiéramos formado el rio amazonas en babeo XD Gracias por el review, saludos.
Rebe Marauder: Que dicha que te haya gustado, y creo que Ginny no es uno de los personajes más queridos en Harry Potter, a mí tampoco me gusta y sigo molesta porque se haya casado con Harry en la historia original. Espero te haya gustado el capítulo, muchos saludos.
yumeatelier: Hola, pues nuevamente he utilizado casi toda la idea que me diste sin darme cuenta, quizás si leyera tu reviews antes de empezar un capítulo no me costaría tanto, pero que puedo decir, soy lenta ja, ja, ja. Al menos la parte de la desaparición y del dormir juntos. Pues creo que ya la gente está demasiada acostumbrada a las muestras de amor de este par que ya ni se sorprenden, bueno excluyendo a Ginny, así que si salieron y solo les molestan un poquitín. La idea de Teddy y las compras la tengo en mi cabeza desde que empecé la historia, pero gracias por recordármelo, ya la escribiré. Muchísimas gracias por tus inteligentes reviews, y por apoyar la historia, espero estés muy bien. Saludotes.
DarlingBP: Hola, yo también estuve ausente, gracias por el saludo. Teddy es un amor, Ginny es odiable, y Harry y Draco al fin se besaron, aunque siguen siendo tontos. Espero te haya gustado el capítulo y que estés genial. Saludos.
Marizza Berry: Hola, es cierto que Malfoy es una persona a veces odiosa, pero es la costumbre, pobrecito. Espero te guste el capítulo y te encuentres bien. Saludos.
Trataré de actualizar en cuanto pueda, aunque no prometo nada porque en serio la universidad afecto mi parte creativa, y aun me estoy recuperando.
Nuevamente, feliz 2017, y nos leemos.