Y aquí, una traducción que siempre quise hacer. Como ya dije, la historia no es mía, es de RRFang! Sí saben ingles, vayan a leerla ahora! Es una de mis favoritas :)
Hace ya bastante tiempo le pedí permiso al autor, me dijo que si… pero por problemas y contratiempos, nunca pude hacerla. Parece que terminó esta historia y se retiró de FF, pero espero contactarlo pronto.
Como ya saben, TODO pertenece a la reina J.K. Rowling. Y la historia original es de RRFang.
Esto, Ginny Weasley pensó malhumorada, NO es lo que tenía en mente para la tarde.
Había una fiesta a punto de empezar en la Sala Común de Gryffindor. Era el fin del año, después de todo, y lo exámenes habían terminado; los de quinto año estaban particularmente emocionados pues ya habían terminado con los temidos TIMO's. La comida se estaba preparando, la bebida sirviendo, el fuego se encendía, y alguien sintonizaba la Radio Mágica en busca de las Brujas de Macbeth.
Al menos esto es lo que suponía Ginny, ya que no estaba cerca de la Sala Común de Gryffindor.
En lugar de eso, estaba con su hermano Ron y sus amigos Neville y Luna, siendo retenidos por grandes y antipáticos Slytherins, todos miembros de la Brigada Inquisitorial, creada por la nueva directora de Hogwarts (¡Directora!) Dolores Umbridge. La misma Umbridge no estaba cerca, lo cual no es sorpresa porque acaba de irse, llevándose a Harry y Hermione a punta de varita.
Y esto nos lleva de nuevo a lo que Ginny se encontró haciendo esta tarde, lo cual NO es disfrutando de una fiesta. No, en lugar de eso, se encontró amordazada y siendo retenida por una chica cuyo nombre no conoce, y escuchando al más pequeño y repulsivo Slytherin en el cuarto hablar largo y tendido sobre su propia grandeza.
Draco Malfoy se sentó en el escritorio de Umbridge, los pies encima del escritorio, y una mueca satisfecha en su rostro. Habían pasado cinco minutos enteros, pensó Ginny, desde que Harry y Hermione se habían ido con Umbridge, y por no menos de cuatro minutos y cincuenta segundos, ella, Ron, Neville y Luna, cada uno retenido por un Slytherin, y superados en número por seis a cuatro, se quedaron escuchando el interminable parloteo de Draco Malfoy.
–…Por supuesto, sabía exactamente quién era cuando escuché la alarma – dijo Malfoy. –Imaginen. Entrar a la oficina de la directora para enviar un mensaje. Solo el idiota de Potter podría ser tan estúpido para pensar que podía desafiar a la Brigada Inquisitorial y salirse con la suya, sin mencionar un funcionario calificado del ministerio como la Profesora Umbridge.
Ginny se enfureció. Esto, claramente, no eran los resultados que esperaban cuando idearon el plan para colarse en la oficina de Umbridge para que Harry pudiera usar su chimenea y buscar a su padrino, Sirius Black, en el numero 12 de Grimmauld Place. Ahora, no solo Sirius estaba posiblemente en peligro, sino todos lo estaban, y Harry y Hermione estaban marchando a Merlín-sabe-dónde con la varita de Umbridge a sus espaldas.
Mientras Malfoy seguía hablando, un movimiento fuera de la ventana captó la mirada de Ginny. Se arriesgó a mirar, y pudo ver a Hermione marchando directamente a través de los jardines, con Harry pisándole los talones y las pequeñas piernas rechonchas de Umbridge corriendo para mantenerse a su paso. ¿A dónde iban? ¿La cabaña de Hagrid? No, la pasaron de largo. Así que eso significa que…
Los ojos de Ginny se movieron hacia Ron para ver si él lo había visto también, y su mirada le dijo que se había dado cuenta de lo mismo que Ginny: Hermione estaba guiando a Umbridge directamente al Bosque Prohibido.
Este intercambio silencioso pasó completamente desapercibido por los Slytherins. La boca de Malfoy seguía moviéndose y sus compinches estaban a estas alturas, todos con la misma expresión vacía en sus ojos. Ginny contó que esta era la tercera vez que decía lo mismo en su parloteo. Luchó contra el agarre de la chica que la sostenía, cuyo nombre, pensó, era algo como "Beth" ó "Blart" ó "Belch", pero sabiendo que su lucha sería inútil, pronto se detuvo y volvió de mala gana a poner su atención en Malfoy. Se pondrá a hablar de cómo su padre es un amigo personal de Umbridge, pensó.
–…Por supuesto, mi padre y Dolores… Siento que puedo llamarle Dolores, ya que es tan unida a la familia… Mi padre y Dolores se llevan muy bien. De hecho, estoy casi seguro de que fue la recomendación de mi padre que… –La voz de Draco se apagó y volvió su mirada a Ginny. Se dio cuenta, demasiado tarde, de que se había estado riendo de lo predecible que era Malfoy a través de la mordaza.
–¿Algo gracioso, comadreja? –El desprecio de Malfoy se convirtió en una mirada de disgusto cuando se levantó y cruzó la habitación en dos zancadas rápidas. –No veo nada en esta habitación de lo que un traidor a la sangre como tú podría estar riéndose. –Este comentario generó sonrisas apreciativas de los Slytherins, y el aumento de las luchas de Ron por liberarse del agarre de Warrington. No queriendo darle la satisfacción a Malfoy de verla reaccionar, Ginny simplemente le sostuvo la mirada, aunque su ira latía con fuerza en su cabeza.
–Tal vez… –dijo Malfoy, mirando de reojo. –No estás familiarizada con la idea de un funcionario "altamente calificado" del Ministerio, ya que el único ejemplo que tienes es a ese patético fracasado al que llamas padre. –Las luchas de Ron se hicieron más vigorosas. El agarre de Warrington se hizo más fuerte.
Ginny se concentró en su respiración… adentro, afuera, adentro, afuera. No… reacciones….
–O tal vez te estás riendo porque piensas que tu pequeño novio Harry Potter va a entrar aquí y salvar el día, ¿es eso? –Malfoy se inclinó hacia ella; podía sentir su aliento en la cara. Apestaba a ajo, y por alguna razón a Ginny se le hizo muy extraño. Sacó la varita de Harry de su bolsillo y puso la punta en la barbilla de Ginny, elevando su cara al mismo nivel que la suya. –Potter –continuó Malfoy en un susurro amenazador. –está acabado en Hogwarts, está acabado en el mundo mágico, acabado por completo. Punto. –Malfoy dejó que sus palabras surtieran efecto por un momento. Ginny lo miró con los ojos entrecerrados, pero su voz se quedó en silencio. Malfoy continuó –Y ustedes comadrejas… son los siguientes.
Ginny quería liberarse del agarre que la detenía y sacarle los ojos con sus propias manos, pero sabía que no era lo suficientemente fuerte como para liberarse. Así que, hizo la siguiente mejor opción.
Sus ojos se pusieron en blanco, su cuerpo perdió fuerza y cayó al suelo desmayada.
–¿Qué… qué pasó?
–¡La dejaste caer!
–¡No lo hice!
–¡Despiértala! ¡Despiértala!... ¡¿Qué haces ahí parado?! ¡Pégale, consigue agua! ¡Haz algo!
–¡Simplemente se cayó!
–¿Podría alguien hacer algo?... ¡Su mordaza, quítasela!
–¡No, me hechizará!
–¡Tú tienes su varita, imbécil! ¡Quítale la mordaza!. Oh, yo lo haré. ¡Atrás!
Con los ojos cerrados fuertemente y su cuerpo sin fuerza, Ginny sintió un par de manos temblorosas quitando la mordaza que mantenía su boca cerrada. Sus brazos estaban escondidos debajo de su cuerpo, rápidamente metió la mano derecha en la manga izquierda, fuera de la vista de los Slytherin. Aún haciendo el rol de la dama desmayada, lentamente fue abriendo los ojos para ver a un enojado y pálido Malfoy flotando directamente sobre ella. –¿Que intentas hacer? –preguntó, –¡levántate, levántate!
Ginny asintió lentamente, levantándose desconcertada… y luego rápidamente sacando su varita de la manga izquierda, no la falsa que Fred y George le habían dado y la cual estaba confiscada, sino la verdadera. La apuntó directamente a la nariz de Malfoy y gritó con toda la fuerza y furia que pudo "!Chiroptera Mucosa!"
Las criaturas en forma de murciélago explotaron de la nariz de Malfoy, con una venganza que sorprendió incluso a Ginny. Aunque intactos, el espectáculo de un buen maleficio de Mocomurcielagos no pasó desapercibido por los demás, y el cuarto rápidamente se disolvió en caos. Los Slytherin automáticamente se amontonaron para ayudar a Malfoy mientras él intentaba quitarse las grandes cosas verdes de su cara, gritando una serie de sonidos agudos. Ginny volvió a apuntar su varita, esta vez a Warrington. "¡Expelliarmus!" Y así de fácil, Ron tenía de nuevo su varita.
Arrancando su mordaza, Ron siguió el ejemplo de Ginny con un rápido "¡Desmaius!" y Warrington cayó. Los Slytherins, dándose cuenta de que estaba bajo ataque, torpemente empezaron a sacar sus propias varitas pero no eran rivales para la velocidad de los Gryffindor del E.D.
"¡Desmaius!" Crabbe fue el siguiente en caer, tirando la varita de Neville en el proceso. Millicent Bulstrode, trató de contraatacar con su propio aturdidor pero Neville lo esquivó fácilmente, agarrando de nuevo su varita.
"¡Impedimenta!" El hechizo de Neville dio en el blanco, las piernas de Millicent se cerraron de golpe y fue a tropezarse sobre el cuerpo inconsciente de Crabbe.
Todo lo que quedaba eran las dos chicas cuyos nombres Ginny no podía recordar. Se miraron la una a la otra, miraron lo que quedaba de la Brigada Inquisitorial, y luego miraron al E.D. que estaban frente a ellas con sus varitas levantadas. –Su decisión, entonces –dijo un sonriente Ron.
La captora de Luna sacó una varita de su tunica y se la lanzó a Luna con un ronco –Toma. –Ella y su amiga sin nombre salieron corriendo de la habitación.
–¡Gracias! –Luna les gritó a las chicas, y luego se volvió hacia los demás. –Fueron muy amables, –Ron y Ginny intercambiaron una mirada, moviendo la cabeza.
–Absolutamente, –coincidió Ron.
–¿Amables? –preguntó Neville.
Ron caminó hacia Millicent, y sacó la varita de Hermione de su bolsillo. –Muchas gracias –dijo calmadamente. –¿Gin?
Ginny se inclinó y recogió la varita de Harry del piso donde Malfoy la había dejado caer. Se volvió hacia Draco, que todavía estaba luchando con los mocomurciélagos, y dijo –Preferiría ser un traidor a la sangre que un apestoso elitista de sangre, mi padre vale cien Dolores Umbridge y mil Lucius Malfoy, ¡y Harry Potter no es mi novio!
Se fue de la habitación, murmurando "idiota" sobre su hombro mientras se iba. Ron y Neville intercambiaron una sonrisa, pero Luna parecía sorprendida.
–¿No lo es? –preguntó –Oh, pero pensé que a él le gustaba.
–Es al contrario, Luna –dijo Ron. –¡Vamos!
Los cuatros miembros del E.D. se precipitaron por los corredores, alejándose de la oficina de Umbridge tan rápido como sus piernas pudieran llevarlos, llenos de emoción y con Ron a la cabeza. Habían pasado por tres escaleras y dos pasadizos secretos, y estaban pasando por la entrada al Gran Comedor cuando Ginny se detuvo de repente, causando que Neville se detuviera detrás de ella, y Luna detrás de él. Ron también se detuvo –¿Qué pasa?
Ella había notado algo… un movimiento detrás de uno de los tapices. Ginny sabía que había un pasadizo secreto ahí; conectaba un retrato escaleras abajo, cerca de las cocinas, a un armario de escobas no lejos de la torre de Gryffindor.
–¡Esperen aquí! –Ignorando las protestas de Ron, corrió hacia el tapiz y lo movió a un lado. Allí, a mitad de camino de las escaleras ocultas, estaban Seamus y Dean con los brazos cargados con comida que aparentemente acababan de robar de la cocina; claramente, se estaban preparando para la fiesta. –¡Dean! –susurró Ginny.
Los dos chicos mayores saltaron. Seamus dejó caer algunas piernas de pollo; salieron rodando por la escalera hasta descansar a los pies de Ginny. –¡Gin! –dijo Dean –¡No hagas eso, nos darás un infarto!
–Hola Ginny, –añadió Seamus –¿Qué le pasó a tu mejilla?
Ginny llevó una mano hacia su cara y sintió varios rasguños profundos ahí. De alguna manera había resultado herida durante la pelea con la Brigada Inquisitorial sin darse cuenta, pero no sabía ni tampoco le importaba como había pasado. Dijo –¡Escuchen, Umbridge tiene a Harry y a Hermione y están en los jardines ahora mismo!
–¡Ginny! ¡Vamos! –Ron no sonaba tan paciente como de costumbre. Ginny sabía que tenía que actuar rápido, pero Dean y Seamus no parecían entender. Solo se miraron el uno al otro.
–Harry está en problemas otra vez ¿eh? –preguntó Seamus –Espero que no se haya hecho expulsar.
–¡No entienden! –dijo Ginny –¡Esto es mucho más grande que eso!
–¿Cómo que? –preguntó Dean. Ginny se encontró a sí misma sin saber cómo responder. Sabía que tenía que ser algo relacionado con Sirius, pero no podía decirles a Seamus y Dean ESO. Si tan sólo Harry, Ron y Hermione no fueran tan misteriosos todo el tiempo, tal vez tendría mas certeza de lo que estaba pasando. Echó una mirada sobre su hombro y se alarmó al ver que incluso Neville parecía un poco impaciente.
–¡Miren, no sé exactamente que es lo que está pasando, pero tenemos que ayudar! ¿Para eso está el ED no?
–¡Ginny! ¡Ahora mismo! ¡Nos vamos!
–¡Dame un maldito segundo, Ron! –Se volvió hacia Dean. ¿Por que el testarudo chico simplemente no podía entender y sólo ir?
Pero eso no iba a suceder. –Ginny, –él empezó. Ella había escuchado ese tono paternal muchas veces, teniendo que pasar toda su vida como hermana pequeña. Le molestaba incluso en sus mejores días.
Dean continuó –No sería una semana en la vida de Harry Potter si no tuviera detención. Estoy seguro que no es nada. Ahora, vamos. ¡Hay una fiesta!
–¡Fin de exámenes! –explicó Seamus.
Dean asintió. –La sala común, una cerveza de mantequilla caliente, una esquina tranquila sólo para nosotros dos… –Dean sonrió encantadoramente. –¿Qué dices?
Por un momento la idea de relajarse, buena comida y bebida, una tranquila (o no tan tranquila) sesión de besos… era atractiva. Sin pensarlo, Ginny puso un pie en la escalera, su mente tentándola con la acogedora Sala Común de Gryffindor.
Entonces pensó en el cuerpo maltratado de Sirius, tirado en el Departamento de Misterios, con Harry y Voldemort teniendo un duelo por su vida.
No. No Voldemort. Riddle. Tom Marvolo Riddle. Harry enfrentaría a Tom Riddle para salvar a Sirius, justo como lo había hecho para salvarla a ella.
Sólo que esta vez, no iba a tener que hacerlo solo.
–Tengo que irme, – dijo en una voz inusualmente tranquila. –Esta todo bien. Disfruten la fiesta. ¿Me guardas una cerveza de mantequilla? –Y con eso se fue, dejando a Dean y Seamus mucho menos joviales de lo que habían estado momento antes.
Corrió hacia Ron, Neville y Luna, quienes estaban esperando en las puertas de la entrada. –¿Qué demonios fue eso? –demandó Ron. –No tenemos toda la noche, sabes.
–Tragátelo, Ronald, –dijo Ginny. –¿Ya nos podemos mover?
–Esa no fue una sugerencia muy amable, –musitó Luna mientras Ron y Neville abrían las puertas del castillo.
–No, sólo la apropiada, –respondió Ginny, y los cuatro corrieron hacia la noche.
Aunque no llegaron muy lejos antes de detenerse otra vez. Esta vez fue Neville, paralizado en los jardines justo después de la cabaña de Hagrid, la imponente vista del Bosque sobre ellos.
–¿El Bosque Prohibido? –jadeó Neville. –Pero… pero Hermione no iría ahí. ¡Es contra las reglas!
Ginny rodó los ojos. –Neville, ellos van ahí todo el tiempo.
Neville se volvió hacia Ginny, sus ojos tan abiertos como los de Luna. –Bueno, Harry seguro, pero Hermione…!
Ron miró a Neville, sonriendo maliciosamente. Por un corto momento, pensó Ginny, casi pudo haber pasado por el trillizo de Fred y George. Casi. –Una cosa que tienes que entender sobre Hermione, –dijo Ron, –es que ella odia romper las reglas… pero sólo las reglas que ella cree no deberían romperse.
–Es peligroso ahí dentro, –dijo Neville en voz baja.
Ron continuó. –Peligroso, claro. Otra cosa sobre Hermione… no le gusta romper las reglas, pero no le importa tomar riesgos. Hay una razón por la cual ella fue seleccionada para Gryffindor y no Ravenclaw.
–Justo como tú Nev, –dijo Ginny, poniendo una mano tranquilizadora en el hombro de Neville.
Neville sacudió la cabeza con tristeza. –El sombrero debió haberme puesto en Hufflepuff, –dijo con un toque de resignación en su voz.
–A mí me parece, – empezó a decir Luna, mirando soñadoramente a un punto arriba de la cabeza de Neville, –que si el Sombrero Seleccionador debía haberte puesto en Hufflepuff entonces te habría puesto en Hufflepuff. –Ginny sonrío a esto. Claramente, Luna había sido seleccionada en la casa correcta. "Lunatica" Lovegood ciertamente tenía un don para decir la simple verdad a veces. La mayoría del tiempo estaba chiflada, claro, pero algunas veces…
Neville consideró las palabras de Luna por un momento. Luego, pareció tomar una decisión. Asintiendo con la cabeza enérgicamente, apretó los dientes y miró a Ron a los ojos. –De acuerdo, –fue lo único que dijo.
Ron sonrío, asintió con la cabeza y se volvió hacia el bosque. Mientras se aproximaban, Ron otra vez guiando el camino, Luna se acercó a Ginny y comentó:
–Ron nota un montón de cosas sobre Hermione ¿verdad?
Ginny sonrío. –El único que no nota cuántas cosas Ron nota de Hermione es Ron, –respondió, mirando a Luna sabiondamente.
Pero Luna sólo la miró sin expresión, dijo –Oh, ya veo. –y luego volvió su mirada soñadora hacia el bosque que rápidamente se acercaba.
Internamente, Ginny frunció el ceño. Un perfecto chiste a expensas de Ron, desperdiciado. Harry lo hubiera entendido, pensó.
Al entrar en la espesura del bosque, Neville se volvió hacia Ron, claramente tratando de evitar que su labio superior dejara de temblar. –Así que, ¿qué camino tomamos?
En ese preciso momento, un monstruoso bramido se hizo eco desde las profundidades del Bosque Prohibido.
–¡HAGGAR!
Los detuvo al instante. Incluso Luna parecía sorprendida, vagamente. Ginny miró a su hermano, suplicándole en silencio que no los llevara hacia lo que sea que había hecho ese sonido, pero sabiendo que esa iba a ser exactamente la dirección que iban a tomar. Ron le devolvió la mirada con una sonrisa que confirmó sus miedos. Luego se volvió hacia Neville, quien estaba tan pálido como una hoja, su labio superior temblando, y dijo –¿Qué camino tomamos? Tres oportunidades.
Con eso, Ron se dio la vuelta y corrió hacia lo que sea que había hecho ese bramido monstruoso. Para su crédito, Ginny, Neville y Luna solo dudaron durante un momento antes de seguirlo, nadie atreviéndose a decir una palabra. No es que tuviera un conocimiento extenso sobre tales cosas, pero para Ginny eso había sonado muchísimo como un gigante. Intento consolarse con el pensamiento de que, cualquier cosa que pasara esa noche, nada podía ser peor que enfrentarse a un gigante.
Mientras corrían hacia Harry y Hermione, y lo que sea que les esperaba, casi fue capaz de convencerse de que este pensamiento era cierto.
Esta claro que, hay cosas en este mundo que son peores que los gigantes.
Ginny pensó que este era un pensamiento extraño con el cual despertar. Y lo que era más, mientras yacía con los ojos cerrados, pensó que el suelo del Departamento de Misterios era mucho mas cómodo de lo que debería ser. De hecho, sentía que con muy poco esfuerzo, ella simplemente podía hundirse en la calidez suave que la rodeaba y volverse a dormir. Si tan sólo no estuvieran esos molestos Mortifagos…
¡Los Mortifagos!
Con un jadeo agudo Ginny se sentó de golpe, todos los pensamientos sobre dormir se desvanecieron de su mente, completamente alerta e intentando agarrar una varita que no estaba allí. Le tomo varios confusos momentos darse cuenta que no estaba, cómo ella pensaba, en el suelo del Departamento de Misterios, sino que estaba descansando cómodamente en la enfermería de Hogwarts; al menos lo estaba hasta hace unos segundos. Por otra parte, no había Mortifagos a la vista; de hecho, si miraba alrededor, todo lo que podía ver eran unas cuantas camas ocupadas, y sentado en una silla en el medio del cuarto, luciendo igual de asustado que ella…
–¿Harry?
Harry se levantó y caminó rápidamente hacia su cama. –Si, Ginny, soy yo. ¿Estás bien? ¿Cómo te sientes? ¿Cómo está tu pierna?
La cabeza de Ginny giraba. ¿Su pierna? ¿Qué le pasó a su pierna? ¿Todavía la tenía? Sintió debajo de su cintura, frenéticamente. Sip, todavía unida. ¿Entonces que…?
Harry debió ver la confusión en su rostro. –Um… tu tobillo. Te lo rompiste. Estabas en la habitación de los planetas, un mortifago te agarró, Luna usó un hechizo reductor para que te soltara…
–Y Plutón explotó. –Ginny hizo una mueca, flexionando su tobillo. Se sentía como nuevo ahora. –Está empezando a volver. – Su cabeza aclarándose, memorias de sus últimos momentos conscientes en el Departamento de Misterios comenzaron a llegar a ella de nuevo. –Luna nos sacó del cuarto de los planetas de alguna manera, luego estábamos en ese cuarto que giraba con las puertas otra vez, y luego el cuarto con los cerebros…– De repente algo hizo click. Ginny jadeó. –¡Los cerebros! ¡Ron! –De repente se hizo dolorosamente obvio que ella y Harry eran los únicos en la enfermería. –¡Hermione! ¡Luna, Neville, todos! ¿Están bien? ¿Dónde están? ¿Qué pasó con…?
Harry estiró una mano y tocó el hombro de Ginny gentilmente. –Tranquila. Nosotros seis salimos más o menos bien. Neville y Luna ya regresaron a los dormitorios. Ron y Hermione… –señaló a las dos camas ocupadas al otro lado del cuarto. –están descansando.
Inmediatamente, Ginny se movió para salirse de la cama. Su único pensamiento era revisar a su hermano y su amiga. Harry gentilmente la detuvo. –Ginny, no.
–Harry, me dejas ir ahora mismo o te juro que te hechizaré todo el camino hacia América.
–¡Ginny, detente! Ellos están bien. Madame Pomfrey dijo que sólo necesitan descansar, lo cual es lo mismo que dijo sobre ti. –Con una leve sonrisa, añadió –No pienso ser al que ella regañe por dejar que salieras de tu cama cuándo regrese.
Ginny miró a su alrededor, notando por primera vez que tan vacía estaba la habitación. –¿Dónde está Madame Pomfrey? Y… bueno, todos los demás.
–Dumbledore acaba de llamar por ella. Necesitaba de su ayuda en los jardines. Creo que encontró a la profesora Umbridge. –A esto, Ginny sonrío maliciosamente. Harry sonrió levemente. –Y tus padres están aquí. Pasaron la noche. Fred y George aparecieron y se los llevaron abajo para comer. Les dije que yo los vigilaría aquí arriba.
Y sin ninguna duda, tú no te haz movido de esta habitación desde que nos trajeron del Departamento de Misterios, Ginny añadió en silencio. En voz alta, preguntó –Eh… ¿alguien más ha venido?
Harry la miró, confuso. –La enfermería ha estado cerrada a todos, excepto emergencias. ¿Por qué, esperabas a alguien?
–No, –respondió Ginny, un poco demasiado rápido. Dean le vino a la cabeza por un momento, pero eso era una tontería; sólo habían estado saliendo un par de semanas a este punto. Ciertamente, él no TENÍA que venir a verla. –No, –dijo ella, con más firmeza. –Estaba demasiado ocupada estando inconsciente como para atender a las visitas, sabes. –
–Claro. Bueno, te han enviado algunas tarjetas deseando que te mejores. –Harry señaló la mesa que estaba del otro lado de la cama. Dejando de lado a Harry, Ginny inspeccionó las tarjetas. Había una de Hagrid, o lo parecía, y otra de Colin Creevy. Ninguna sorpresa ahí. Natalie MacDonald, una chica de segundo año que a Ginny le agradaba mucho, era buena amiga del hermano de Colin, Dennis, y le había asegurado que ella le gustaba a Colin. Pobre chico.
Había una tercera tarjeta, con un corazón en la portada. Sonriendo muy levemente, Ginny la tomó con cuidado de que Harry no la viera, y la abrió, deseando desesperadamente que no se pusiera a cantar. Cuando afortunadamente permaneció en silencio. Ginny se aventuró a abrirla completamente. Al parecer, era una vieja tarjeta de San Valentín que había sido hechizada para decir "Mejórate Pronto" en lugar de "Feliz San Valentín"; el encantamiento había sido realizado por manos lejos de ser expertas, al parecer, ya que el producto final realmente decía "Femejorliz San Prontin" con la elegante firma de Dean, luciendo muy parecida a la del profesor Lockhart.
–¿Ginny?
Saltando, Ginny rápidamente escondió la tarjeta debajo de las sábanas, maldiciéndose a sí misma al mismo tiempo. ¿Qué le importaba si Harry sabía que ella estaba saliendo con Dean? De hecho, tenía ganas de reír cómo una niña y decir –¡Mira lo que Deany me hizo! – y blandir la tarjeta delante de la nariz de Harry. A pesar de que el pensamiento cruzó su mente, lo desterró; después de todo, Dean le había enviado una tarjeta, eso era cierto. Pero Harry fue el que se sentó aquí toda noche.
Volviendo a Harry de nuevo, Ginny estaba a punto de darle las gracias por eso, cuándo se detuvo. Algo no estaba bien. Harry estaba sentado, casi desplomado, en la cama a lado de la suya, mirando al suelo otra vez. Parecía muy abatido, teniendo en cuenta que todos estaban a salvo, y no es cómo si Sirius realmente estaba en el Departamento de Misterios o en algún peligro en primer lugar. ¿O lo estaba?
–¿Harry, que pasó? –Harry no la miró. Lo intentó de nuevo. –Todos estamos a salvo. ¿Qué pasó?
Aún así, Harry no levantó la mirada. –Sirius.
Ginny jadeó. –Él…¿él ESTABA ahí?
–No. – Harry se las arregló para parecer más miserable, si eso era posible. –Él llegó. Junto con el resto de la Orden. Él llego a salvarnos.
Ginny esperó pacientemente a que continuara. Después de un largo momento, lo hizo.
–Estábamos peleando en la habitación de los cerebros cuando tú caíste inconsciente. Neville y yo corrimos a la siguiente habitación, la que tenía el Velo en el arco, ¿recuerdas? –Ginny asintió. Harry siguió hablando. –Los mortifagos nos siguieron, y estábamos a punto de… habíamos perdido. Estábamos acabados. Esa mujer, Bellatrix Lestrange, usó la maldición Cruciatus en Neville… –A esto, Ginny jadeó fuertemente… –…y yo iba a darles la profecía cuando la Orden entró en la habitación, y después de eso, Dumbledore. –Harry tragó fuerte. Ginny sabía por experiencia que él debía estar reprimiendo las lagrimas. –Entonces… esa mujer de nuevo… estaba peleando con Sirius en el arco, y él se estaba riendo de ella, y… ella le lanzó una maldición. Le lanzó una maldición y…
Harry se detuvo. Ginny estaba aterrorizada de oír que había pasado después, pero tenía que saberlo. –Harry… Harry, por favor… ¿Qué le pasó a Sirius?
Él la miró. Sus ojos estaban rojos, y aunque por primera vez Ginny se dio cuenta de lo exhausto e incluso viejo que se veía, no cayó ninguna lagrima. –Sirius… cayó a través del Velo.
Las lagrimas brotaron de las ojos de Ginny. –Oh, no, –susurró. –Entonces él… él esta…
–No. –La rapidez y la firmeza con la que respondió Harry asustó a Ginny. –No. Él cayó a través del Velo, pero él no está… Quiero decir, realmente no sabemos que hay dentro ¿sabes? El Departamento de Misterios aún lo está estudiando, así que aun debe ser… un misterio. –Harry la miró, sus ojos suplicándole que estuviera de acuerdo.
Esto no era bueno, pensó Ginny. Ella no sabía exactamente que se escondía detrás del Velo, por supuesto. Pero sabía lo que su instinto le decía, y le decía que Sirius había ido a un lugar donde ninguna magia podía traerlo de vuelta. Harry, sin embargo, aún no estaba listo para aceptarlo.
–Harry, –empezó cuidadosamente, –No sé que es ese Velo, pero asumo que si alguien cae a través, entonces eso significa…
–¡Sirius no está…! –Harry parecía incapaz de decir la última palabra. Sostuvo la mirada de Ginny, y ella a su vez obstinadamente. Él puede estar en negación, pensó ella, y tal vez no iba a poder convencerlo de la verdad, pero ciertamente no iba a fingir que aceptaba su mentira.
Momentos después, Harry se dejo caer de nuevo. –Bueno, donde sea que él esté, se ha ido, y no sé si alguna vez pueda volver. –Unos momentos de silencio pasaron de nuevo. Ginny estaba completamente insegura de que debía decir, o que podía decir, para que Harry se sintiera mejor. Se decidió por nada.
Finalmente, Harry llevó su mirada hacia la de ella. –Ginny, lo siento mucho.
–¿De qué?
–Por arrastrarte allí, –dijo Harry. –Si no hubiera creído en esa estúpida visión falsa, si no hubiera decidido que necesitaba ir directamente al Departamento de Misterios para salvar a Sirius, ninguno de ustedes hubiera estado en peligro, y Sirius no estaría… perdido.
Ginny soltó un bufido, a pesar de sí misma. –No hay ninguna necesidad de disculparte conmigo. No es cómo si me hubieras forzado a ir. De hecho, recuerdo que me dijiste que no fuera porque iba a ser muy peligroso, y yo no quise escuchar. Así que no te disculpes por mi.
Harry respondió, –Sí, pero si tan solo hubiera ignorado la visión entonces nada de esto hubiera pasado. Solo era un estúpido sueño y yo fui corriendo detrás de el.
–Bueno, si ignoraras "estúpidos sueños", entonces mi padre estaría muerto ahora, ¿o no? –Ginny replicó. –Así que no te disculpes por eso tampoco.
–Bueno, –respondió Harry, al parecer decidido a culparse a sí mismo. –Si no tuviera una maldita fijación por "salvar personas" cómo Hermione dijo, por ir corriendo a situaciones peligrosas y jugando al héroe, entonces todos ustedes y Sirius no necesitarían que los salvaran.
–Bueno, –contraatacó Ginny, –Si no tuvieras, como tú lo dices, una "maldita fijación" por salvar personas, y si tú no corrieras jugando al héroe, entonces nunca hubieras ido a la Cámara de los Secretos por mí, y seguramente ya estaría muerta. –Harry abrió su boca para responder pero la cerró después de un momento, aparentemente sin munición. Ginny sonrió triunfante. –Es tu turno, Harry.
Harry sonrió con una media sonrisa y medio ceño fruncido. –¿Que tan seguido vas a estar restregándome lo de la Cámara en la cara, por cierto? –preguntó.
–Tantas veces como funcione, –Ginny sonrió presumidamente. Más seria, continuó –Harry, tú no eres culpable de nada. Voldemort lo es. –Él empezó a protestar, pero ella lo detuvo. –Es verdad. Tal vez tengas una fijación por salvar vidas, pero él tiene una fijación por destruirlas.
Esto silenció a Harry. Él miró hacia otro lado. Ginny continuó, en voz baja. –Cuando Voldemort… –Se detuvo, tomó aire, y empezó de nuevo. –Cuando Riddle me manipuló, él me ofreció amistad y palabras cálidas, me prometió que yo le agradaría a la gente. Él se aprovechó de la peor parte de mi naturaleza, mis inseguridades. No me culpo a mí misma, –dijo mientras Harry volvía a mirarla, listo para ofrecer protestas que ella no iba a escuchar. –No me culpo a mí misma por que él es malvado, es una malvada criatura, y eso es lo que hace. Manipula inocentes para obtener lo que quiere.
Ella se detuvo, y estudió su cara. Sus ojos, su cabello revuelto, la cicatriz en forma de rayo en su frente. Tragando fuerte, movió su cabeza levemente para despejarla, y continuó, –Pero tú… tú eres tan bueno. No había una "peor parte" de tu naturaleza para que él la manipulara. Tomó ventaja de tu deseo de ayudar a otras personas, de tu necesidad de detenerlo. Él no podría tentarte con nada que no fuera la oportunidad de salvar a alguien que amas. Es por eso que nunca podrías ser culpable de algo que él hizo. Tal vez estás conectado con Voldemort, Harry, pero nunca podrías SER él. Tú eres su imagen en el espejo. Eres su opuesto.
Por un duro momento, los ojos de Ginny parecían estar clavados en los de Harry. Se sentía como si le faltara el aliento, aunque no tenía idea del por qué. Tampoco estaba segura de donde había salido todo lo que había dicho, de donde lo había sacado. Pero estaba segura que era la verdad. Tal vez pudo haber sido su imaginación, pero en ese momento se sintió casi… conectada con Harry, de alguna manera. Era algo… increíble. Algo que nunca había sentido.
Y le aterrorizaba por completo.
–¡Bueno! –dijo en voz alta, cómo para romper el hechizo. –Así es cómo lo veo, de todos modos. Supongo que es así. –Harry estaba parpadeando rápidamente. Vagamente, Ginny se preguntó si él había sentido lo mismo que ella. Determinada a no fijarse demasiado en la sensación, preguntó nerviosamente, –¿Tal vez no estás de acuerdo?
Harry parecía a punto de responder cuando las puertas de la enfermería se abrieron. Los padres de Ginny entraron seguidos de Fred y George. –¡Ginny! –Molly Weasley cubrió la distancia de la entrada hasta la cama de Ginny en tres largos pasos que parecían imposibles para una mujer de su diminuta estatura. Antes de que se diera cuenta, Ginny ya estaba envuelta en los sobrecogedores abrazos de cuatro Weasleys extremadamente aliviados. Cuando finalmente pudo liberarse para respirar y mirar alrededor, Harry ya se había ido.
Durante el resto del breve tiempo que tenían en Hogwarts, Ginny decidió que animaría a Harry, así como lo hicieron Ron, Hermione y Neville. Esto resultó muy difícil, sin embargo; Harry parecía no querer compañía, nunca quedándose en un solo lugar lo suficiente para que alguien hiciera un esfuerzo decente de animarlo. –Sólo tenemos que darle tiempo, –explicó Hermione después de un incidente particularmente frustrante. Todos parecían estar teniendo una cómoda charla alrededor de las camas de Ron y Hermione en la enfermería, discutiendo a los idiotas del Ministerio y burlándose de Umbridge, que estaba a unas camas de distancia, cuando de repente Harry se disculpó diciendo que tenía que irse y ver a Hagrid. Nadie le creyó, por supuesto, pero lo dejaron ir igualmente. –Todos sufrimos y nos recuperamos a nuestra manera, –Hermione continuó. Ginny puso los ojos en blanco, pero sabía que Hermione tenía un buen punto, en su usual estilo Hermione. Sólo tendrían que darle tiempo a Harry.
Afortunadamente, cuando llegó la hora de abordar el tren de Hogwarts y dirigirse a casa, Harry parecía considerablemente mejor, incluso completamente animado. Ginny pasó la mitad del trayecto a casa en el compartimiento de Dean, pero cuando él y Seamus empezaron a tener un concurso de escupitajos, se excusó. No era que estuviera disgustada, pero rápidamente quedó claro para ella que no iba a ver nada impresionante, y estaba bastante segura de que podía vencerlos a los dos con poco esfuerzo, después de haber sido entrenada a los pies de los maestros, Fred y George.
Así que pronto se encontró a sí misma en un compartimiento con Harry, Hermione, Ron y Neville, justo como lo había hecho al comienzo del año. Para su sorpresa, se sintió tan cómoda que cuando llegó el momento en que le dijo a Dean que regresaría, apenas se dio cuenta en absoluto, y no hizo ningún esfuerzo para volver a su lado, prefiriendo quedarse donde estaba y terminar su crucigrama.
En alguna parte de su mente, pensó que no parecería una muy buena novia. Echando un vistazo a Harry de vez en cuando, apartó completamente ese pensamiento de su cerebro.
Estaba estudiando su crucigrama, pensando que se estaba volviendo loca porque estaba convencida de que la respuesta a la veintitrés era "Snorkack de Cuernos Arrugados", cuando algo que dijo Ron llamó su atención.
–¿Qué tal les va a ustedes dos, por cierto? –Ron acababa de preguntar a Harry, en un susurro. Ginny apartó la vista de su revista para mirar por la ventana del compartimiento justo a tiempo para ver a Cho Chang alejarse. Una pequeña voz en la cabeza de Ginny, una que había intentado ignorar por un buen tiempo hasta ahora, dijo: "Así es. Sólo sigue caminando, querida." Empujó la voz fuera de su cabeza junto con esos otros pensamiento anteriores.
Mientras tanto, Harry le respondió a Ron, –No nos va. –Ginny sonrió levemente y volvió a su crucigrama, dándose cuenta por primera vez que era una edición de El Quisquilloso. Segura de su salud mental, felizmente escribió "Snorkack de Cuernos Arrugados" junto a la pregunta veintitrés.
–He oído decir…que ahora sale con otro, –dijo Hermione, vacilante.
–Mejor para ti, Harry, –dijo Ron con convicción. –Mira, es muy guapa y todo eso…–Ginny movió su cabeza en asombro a su hermano, mientras miraba a una Hermione que parecía muy irritada; honestamente, Ron no tenía tacto. Él continuó, –… pero tú te mereces a alguien mas alegre.
–Seguramente con otro ella estará también mucho más alegre –repuso Harry encogiéndose de hombros.
–¿Con quién sale ahora, por cierto? –le preguntó Ron a Hermione, pero fue Ginny quién contestó.
–Con Michael Corner, –dijo ella, queriendo ver cual sería la reacción de Ron a esta noticia. Ella amaba sorprender a su desafortunado hermano con información deslumbrante.
–¿Con Michael…? Pero… –balbuceó Ron, estirando el cuello y girando la cabeza para mirarla. –¡Pero si tú sales con él!
–Ya no, –aclaró Ginny con resolución. –No le gustó que Gryffindor ganara aquel partido de Quidditch contra Ravenclaw y estaba muy malhumorado, así que lo planté y él corrió a consolar a Cho. –añadió, y se rascó distraídamente la nariz con la punta de la pluma, colocó El Quisquilloso al revés y empezó a anotar las respuestas.
–Bueno… –empezó Ron, y Ginny miró hacia arriba. Ron sonaba muy contento. ¿Por qué Ron sonaba contento? –Siempre me pareció un poco idiota, –continuó, volviendo al juego de ajedrez mágico que estaba jugando con Harry. –Bien por ti, Ginny. Sólo escoge a alguien - mejor - la próxima vez. –y al decir eso, lanzó una mirada significativa en dirección a Harry.
Ginny estaba horrorizada. Horrorizada. Una rápida mirada a Hermione mostró que su horror era compartido. Luchando, mantuvo su rostro completamente neutral, y con su sangre hirviendo le dijo a Ron, tan vagamente como pudo, –Bueno, he escogido a Dean Thomas ¿Crees que es mejor?
–¿QUÉ? –gritó Ron, tirando el tablero de ajedrez. Ginny miró su crucigrama otra vez, y fue sólo por pura fuerza de voluntad que sus mejillas no se pusieron del mismo rojo que su cabello. Cómo se atreve…el muy tonto…una completa estúpidez… ¡estaba loco! Todo este tiempo lo había pasado convenciendo a Harry, convenciendo a todos; demonios, convenciéndose a SÍ MISMA de que su enamoramiento con "El Niño Que Vivió" había terminado… ¡y aquí su necio, imbécil, idiota de hermano prácticamente le dice a todo el compartimiento que ella debería "elegir" a Harry! ¡Cómo si Harry estuviera interesado incluso si lo hiciera, que por cierto ella ni lo estaba!
¿Estás segura?
Esa maldita voz de nuevo… la sacó de su mente. No había tenido la intención de soltar la sorpresa "Dean Thomas" ahora, de esta manera, pero Ron la había hecho enojar tanto… de pronto, un nuevo pensamiento la golpeó. Dio un vistazo por encima de su revista, mirando furtivamente en dirección a Harry… pero parecía no haber entendido la implicación de Ron o la estaba ignorando cómo todo un campeón, y además parecía completamente indiferente con la noticia de que Ginny estaba saliendo con Dean.
Una punzada de decepción golpeó el estomago de Ginny cuando se dio cuenta de eso, y empujo con rabia esa sensación junto con la pequeña voz.
Mientras el tren desaceleraba en su camino a King's Cross, Ginny se dio cuenta que lo mejor sería irse y decirle adiós al chico que involuntariamente había causado el problema en primer lugar. Corrió por el pasillo hasta llegar al compartimiento de Dean, y después de que todos se fueran y el pasillo estaba lo suficientemente vacío, pasaron unos agradables cinco minutos besándose su adiós. Esto, Ginny pensó mientras se bajaba del tren un poco más arrugada de lo que había estado momentos antes, era precisamente lo que el sanador había recetado para despejar su cabeza y silenciar pequeñas voces. Corriendo por el andén, arrastrando su baúl, alcanzó a Harry, Ron y Hermione justo cuando estaban a punto de pasar por la barrera mágica entre el andén nueve y diez.
Mientras cruzaban hacia otro verano, Ginny trató de olvidar que Harry Potter iba a estar pasando grandes temporadas con su familia en la Madriguera. Esto, se dijo con firmeza, no sería un problema, ya que claramente ella ya no estaba interesada en él.
En una esquina sin sentido de su mente, se preguntó si era posible besar a Dean a través de la Red Flu. Sólo en caso de que necesitara despejar su cabeza antes de regresar a Hogwarts en otoño.
¿Qué tal? Espero de verdad que haya quedado bien y entendible. Estoy tratando de ser tan fiel como puedo a RRFang. Cualquier falta de ortografía, redacción o lo que sea, diganme por favor!
Ahora me doy cuenta de lo limitado que es mi español. Cómo sobrevivo en mi vida diaria, no tengo idea.
PS: No tienen idea de cuanto tiempo pasé intentando averiguar como publicar esto.