Y entonces, la princesa fue preguntándoles a las otras, empezando por una pegaso llamada "Fluttershy", que dijo tener ocho talentos. Luego, una terrenal llamada "Applejack" dijo tener ocho también, después, otra pegaso llamada "Rainbow Dash", que dijo tener seis, después pasó una terrenal llamada "Pinkie Pie", que dijo tener cuatro, luego pasó una unicornio llamada "Sunset Shimmer", que dijo tener siete, después pasó una pegaso llamada "Derpy Hooves", que dijo tener seis también, y por último, pasó una terrenal llamada "Carrot Top", que dijo tener ocho.

—Twilight, ¿te parecería bien comenzar a enseñarme desde mañana después del desayuno?.— le preguntó Trixie con una sonrisa, una voz feliz y un ceño triste a la que desde ahora era su maestra.

—Claro, con mucho gusto.— aceptó ella con verdadero gusto y contestando con los mismos modos.

—Gracias. ¿En verdad me habrías sido comprensiva si te hubiera pedido ayuda?.

—Claro que sí. La comprensión, la ayuda y la amistad son los primeros valores que tendría con cualquiera.— dijo con sinceridad.

—Muchas gracias.

La abrazó y ella le correspondió, se soltaron y ella se dirigió a las otras.

—¿Todas me habrían sido comprensivas si hubiera pedido que me ayuden?.— les preguntó a todas a la vez.

—Sí, y comparto lo que Twilight te dijo sobre los valores.— dijeron todas juntas con voces y caras igualitariamente contentas.

—Muchas gracias a todas.— les agradeció sintiendo cómo ellas y la princesa alegraban cada vez más a su corazón.

Abrazó a cada una, todas le correspondieron y se dirigió a la princesa.

—Veo clara y confirmadamente que para usted también, princesa, esos tres valores son lo primero que tendría con cualquiera, así como los tiene ahora conmigo.— le dijo sonriéndole de lo contenta que la dejaron todas.

—Así es, sin eximir a nadie.

—Gracias de nuevo.

—De nada.

—Y, princesa, como si fuera la primera vez, cuando llegue el momento de irme a hacer todas las transacciones, quiero ir sola.— le pidió para que fuera como cuando fueron a hacer las transacciones que cada una hizo sin ninguna compañía ni ayuda ajena.

—Como quieras, así será entonces.— aceptó feliz y comprensivamente la dulce princesa.

—Muchas gracias.

—Aún no se retiren, mis buenas siervas, porque había una segunda recompensa de la que les hablaría luego de ésa otra. La segunda era que por cumplir con lo que debían hacer con los talentos, a todas les daré un buen banquete con todo lo que deseen comer y beber.— les dijo la princesa sin cambiar su voz feliz y sin deshacer su sonrisa.

Nueve de las diez se pusieron muy contentas.

—Muchas gracias, princesa.— agradecieron bien contentas las nueve.

Le hicieron reverencia y la princesa vio que Trixie no se movió ni dijo nada y su cara volvió a ser triste.

—¿Qué sucede, Trixie?.— le preguntó sonriendo todavía.

—Como no hice las transacciones, he de suponer que no debo estar en ese banquete por no merecerlo.— dijo Trixie con voz triste.

La princesa siguió sonriendo.

—Jamás dije que te excluiría, dije que se lo daré a todas, no a casi todas.— le dijo dejándole todo más claro.

Su mirada pasó a ser de asombro.

—¿Entonces igualmente puedo estar ahí, princesa?.— preguntó Trixie pasando su ánimo de triste a un poco asombrado.

—Sí, jamás te habría excluido, por nada pienso dejarte fuera.— le dijo siendo sinceramente cierto.

Trixie sonrió de nuevo y se emocionó un poco.

—Muchas gracias.— le agradeció su comprensión y justicia, sonriendo con los párpados inferiores y superiores entrecerrados.

—De nada.

—Princesa, yo,,, yo quiero,,, quiero...

—¿Quieres venir a abrazarme para agradecerme por dejarte estar en el banquete?.— adivinó la princesa.

—Sí, si usted lo acepta por favor, majestad.

—Sí, adelante.

La princesa se echó en el suelo.

—Muchas gracias.— le agradeció con la voz todavía sonándole como un poco emocionada.

Se le acercó y ambas se abrazaron durante un momento, luego se soltaron y su sierva volvió con las otras.

—Desde que pensé en la idea del banquete, pensé en que lo celebráramos en el mismo día en que volviera, pero ahora decido que esperaremos hasta el día en que hayas hecho tus transacciones.— le dijo comprensivamente a Trixie.

—Gracias, y gracias por serme justa. Y si usted me deja, ¿puedo hacer las transacciones durante tres días como lo hicieron todas?.— le agradeció y preguntó petitoriamente.

—Claro que sí.— aceptó dulcemente, haciéndola quedar aún más contenta.

—Gracias de nuevo, majestad.

—De nada, buena sierva.

Llegó el día de mañana, Twilight comenzó a enseñarle y a su amiga le llevó siete días memorizar perfectamente todo lo aprendido.

—Majestad, vengo a decirle que memoricé bien todo sobre las transacciones.— le dijo Trixie sonriendo contenta.

—Entonces, aquí tienes tu talento, es el mismo que te di ese día.— dijo la princesa sonriendo.

Levitó la bolsita a su casco izquierdo.

—Gracias, le prometo que esta vez no le fallaré.— le dijo con una sonrisa.

Y Trixie fue sola a la ciudad y pasaron los tres días. Finalmente, fue con la princesa.

—¿Por qué ellas vienen contigo?.— le preguntó viendo que las otras nueve venían acompañándola.

—Les pedí a todas que como si fuera la primera vez, vinieran conmigo a mirar cuántos talentos tengo y a oír la recompensa que me dará.— dijo Trixie sabiendo anticipadamente cuántas ciudades gobernará.

—Ah, está bien. ¿Qué fue de ti y tu talento?.— le preguntó la princesa a su sierva unicornio de antes.

Pasó al frente.

—Su talento me reportó nueve, majestad.— dijo Trixie contenta.

—Bien hecho, sierva buena, serás gobernante de nueve ciudades.— le dijo la princesa.

Le hizo reverencia.

—Muchas gracias, majestad.— le agradeció amorosamente.

Retrocedió. Y así, las once celebraron su banquete, y desde el día de su nombramiento como gobernantes, todas gobernaron por toda su vida las ciudades que les fueron asignadas. Fueron tan buenas gobernantes como la Princesa Celestia, fueron tan bien queridas y respetadas como ella y todo el reino vivió en armonía pacífica por siempre.

FIN