Hola linduras. Antes que nada este es un ZaTr tributo al creativo fic "Once Upon a Time" de mi colega talentosa y malevola "kedakai-Kokoro" Alias ¡Mali! (Perdon por no avisarte pero queria que fuera sorpresa, y esto era lo que terminaba la noche que me asutate X3) No podia retirarme de la pag sin realizarle un tributo a tu refrescante arte linda n.n y me dite esta idea hace meses, jajaja existen muchas versiones de la Cenicienta XD conoscamos esta jamas contada.

Nota: Me parecio largo asi que lo publique en dos caps.

Aviso: Si algo esta salido de contexto (Todo) es porque es Parodia.

Invasor Zim es propiedad del maestro Jhonen Vasquez, solo la historia le pertenece a LagrimasSolitarias.


"CENICIENTO-ZIM"

Capitulo 1:

En un muy pequeño pueblo de esos donde todas las personas se conocen, había habido un matrimonio de la noche a la mañana por un arranque oh capricho de la juventud, que vivía sumergido en gritos constantes. Todos sabían que era por el carácter de esa mujer amargada que siendo tan joven su amargura como su nombre la así verse mayor, con su eterno ceño fruncido, y sus prematuras canas acomodadas en un alto moño, su vestimenta siempre era de un intenso color negro como su podrida alma, siendo vestido tipo de viuda hasta los pies y mangas largas.

Poco se supo un verano que su esposo desapareció. Muchos creían que el respéctame profesor Membrana (Profesor porque era maestro de la única escuela del pueblo sin nombre) había sido asesinado por esa escalofriante mujer de piel amarillenta, en una de sus matutinas discusiones. Otros más chismosos afirmaban que escapo con la joven bibliotecaria de cabellera larga castaña y ojos del mismo color, que para nada es una representación de la que esta narrando esto...

Dejando en mayores amarguras a Bitters, con dos hijos acuestas, y uno solo de parte de su ahora ex (Por abandono de hogar) esposo. Odiaba con todo su ser a ese maldito alíen de ojos rubís por no llevar su sangre (Alienígena que le hicieron creer a Membrana ser su hijo una de sus tantas aventuras de una noche, que tuvo en su tiempo de juventud, cuando salía a rumbear a las fiestas del pueblo)

—¡CENICIENTO-ZIM!.

Grito la horrible mujer, en la pequeña sala de la choza cayéndose donde habitaban.

—¡Mande, repulsiva madre-humana!. La cual cada día amanece el doble de asquerosamente-fea.

Dijo para si lo último en tono bajo, un joven Irken con vestimenta de vil mozo formada de remiendos, en conjunto con un gastado delantal de color rosa, estampado con corazoncitos sonrientes. Esos pequeños detalles mezclados con la sobre explotación de sus días humillaban su imponente orgullo. Su lugar en lo que tuviera que ser un acogedor hogar era el de sirvienta andante de esa choza, que con todo su empeño mantenía impecable.

A pesar de la mala vida que llevaba nuestro Ceniciento-Zim, con el trabajo más que de sirvienta esclavo de esa mujer y sus dos insoportables medios hermanos (Uno robot y el otro humano) el ojos rubís era muy hermoso con ese par de rebeldes joyas en su rostro color verde manzana. Habiendo sido el primogénito y favorito de su padre, recibió todas las atenciones de él, volviéndolo sin notarlo egocéntrico a un nivel alto, acompañado de orgullo y garbo. Orgullo que le tocaba ahogar con esa escalofriante madrastra, que en este instante lo fulminaba con la mirada.

—¡NI CREAS QUE NO TE OI, APENDICE SIN FUTURO!.

Grito la de canas asiendo al joven sudar frio.

—¡Y no me vuelvas a llamar madre-humana!, ¡PORQUE NO LO SOY!.

Escupió las palabras, y realmente, en serio escupió un poco su cara.

—No permitiré que un bueno para nada mantenido como ¡TÚ! Ande holgazaneando por toda la choza, ¡Vete a limpiar los cuartos, el granero, los pisos, reparar el techo, barrer la tierra del patio, ordeñar el ornitorrinco, bañar la vaca de dos cabezas y el mini-dinosaurio, prepara el desayuno, almuerzo, cena, y comida para todo el mes, arreglar la antena de cable, roba internet para las PCs, configura los celulares de bandas abiertas, y has todo lo que tus inútiles medios hermanos no sean capases de hacer, como cepillarse los dientes y conseguir "Me gustas" en el facebook, ya que son un par de don nadies que nadie los pela! Sobretodo el que es idéntico al poca cosa de tu padre.

Termino de decir con una malvada sonrisa de cinismo en su escalofriante rostro, satisfecha de ver el odio crecer en ese par de rubís. Estaba consiente que entre tantas humillaciones y sobre explotaciones, lo que menos soportaba ese alíen en su único órgano era que hablaran mal de su padre.

Ceniciento-Zim vio como su fea madrastra se retiraba al segundo piso de la choza después de arrojarle una cubeta con agua enjabonada y un trapeador, cerca de su cara.

—¡AAGRRR!, ¡Que le pudo haber visto mi padre-humano a esa bruja engusanada cochina!, ¡LA DETESTO!.

Decía mordiéndose un labio, empezando a trapear.

—No lo culpo por haberse largado.

Apretó los dientes con su mandíbula rabioso, analizando que hoy le tocaba el cuádruple de cosas de las que hizo ayer.

—Pero...

Se detuvo en su labor, sacando esas palabras de su garganta con melancolía.

—Se le olvido llevarse a Ceniciento-Zim con él...

Susurro al vacío, sintiendo un punzante dolor en su squidly-spooch.

—¡Squeak!.

Ese chillido asiendo choque en el sistema auditivo de sus antenas logro calmarlo, viendo al par de robots construidos a mano por su padre, que aparte de profesor también poseía la gracia de construir vida artificial.

Esos androides le recordaban que no estaba solo, que su padre le dejo a un par de asistentes, oh mejor dicho guardianes para acompañarlo en sus días. Ellos si estaban bien construidos, nada que ver con el hermanito menor de metal que tanto deseaba para no hablar solo su cabezón medio hermano, y por ser el primero construido por su padre estaba más que defectuoso.

Ceniciento-Zim medio sonrió al sentir que la Uci de ojos rojos y orejas de ratón de nombre Mimi, rosaba con su cabecita de metal una de sus piernas, queriendo parecer una minina intentándole levantar el animo a su Amo. A la vez que el robot color morado ovalado con cuernitos de la ruina y orejas de ratón, llamado Mini-Alce, flotaba a su alrededor chillando, queriendo parecer un ratón-alce-volador.

El ojos rubís estaba apunto de abrazarlos y decirles que los amaba, cuando raciono apartándolos con brusquedad de él.

—¡SUFICIENTE! Esto es muy cursi tratándose de Ceniciento-Zim. Pero bueno Ceniciento-Zim entiende que sienta la gran necesidad de alabar a su Amo por su increíble grandeza ¡Soy tan sorprendente!.

Grito extendiendo los brazos en lo alto. Ambos robots giraron los ojos, conocían bien al supuesto hijo de su creador, y a si lo amaban con todos sus circuitos.

—¡CENICIENTO-ZIM!.

Ese grito evaporo el leve calor fraternal, irritando al mencionado.

—¡Donde estas monstruo escamoso del espacio!, ¡Hoy te toca organizar mis ositos de gomita encantado por gomosidad!.

El piel verde ahogo un grito de cólera, dirigido a ese humano de cabeza tamaño de pista extremadamente grande, subiendo las escaleras seguido de sus androides.

—¡LO HICE AYER, MONO DIB!.

Reclamo, entrando al cuarto de su más que odiado medio hermano. Desde siempre existió una rivalidad entre ellos, como si hubieren nacido con el propósito de odiarse.

Dib el medio hermano menos feo, tenía motivos de sobar para sentirse miserable en su corta vida. Podría ser el mejor vestido de los tres y el más inteligente también, pero de nada le serbia si era tachado de insano por alegar con su alma que los extraterrestres, pies grandes, yetis, saibor, y demás creaturas sobrenaturales y místicas etc, planeaban algo contra la raza humana, una corazonada en su sexto sentido de investigador de lo paranormal lo asía dudar de la supuesta paz entre las especies, no solo del pueblo sino de la Tierra. Sumándole a su desdicha que todos le decían cabezón cuando según él su cabeza era de tamaño normal (Ya le vendría bien cambiar el aumento de sus lentes)

—Lo hiciste mal.

Dijo el ojos ámbar, arrojándole la caja de ositos de gomita encantados a la cara, para después desarreglar todo el cuarto frente al molesto Irken.

—Tampoco arréglate bien mi cuarto basura espacial.

Sonrió de manera burlona, viendo al piel verde con fuego en sus ojos.

—¡CENICIENTO-ZIM LO HIZO TODO AYER Y LO ACABAS DE DESARREGLAR TÚ, DIB COSA!.

Sintió como caía de golpe al duro suelo de madera a causa de una enorme pila de ropa sucia que le arrojo el humano Dib.

—Mientras mas ocupado estés menos tiempo tendrás de planear con las otras especies la conquista de la Tierra.

Dijo con su tan suyo tono obsesivo compulsivo.

—¡ESTAS LOCO!.

Le grito Ceniciento-Zim, ahogándose debajo de la mal oliente ropa.

—¡Claro que dicen que estoy loco! Es lo que siempre dicen de los visionarios. Sin importar que tanto haga para defender a la Tierra nadie parece reconoce mis esfuerzos para salvarlo de la gran amenaza que representa tu especie y las muchas otras que creen engañarme con su supuesta paz, ¡Pero un día me lo agradecerán!, ¡Todos me lo agradecerán...!.

Un tercero termino con el discurso diario del ojos ámbar, entrando corriendo en el techo y las paredes al cuarto, llenando todo de lodo por estar cubierto de él.

—¡Adivinen quien hizo waffles!.

Grito alegremente el Uci defectuoso ojos azules mecánicos, bajando del techo, sacudiéndose el lodo como si fuese un perrito terminando de ensuciar todo.

—¡GIR!, ¡Cuantas veces Ceniciento-Zim te tiene que decir QUE NO ENTRES LLENO DE LODO A LA CHOZA!.

Logro escapar rabioso de la montaña de ropa sucia, apretando sus puños casi incrustándose sus garras en la piel, viendo furico a su medio hermano robótico. El cual solo sonreía con sus ojos cerrados y lengua salida de lado.

—¡Oye! No le grites a mi hermano poca inteligencia artificial pero más inteligencia que la tuya Cenizo.

—¡CENICIENTO-ZIM!.

—Como sea. Mejor empieza a limpiar que conociendo a Gir debió rodar por toda la choza llenándola de lodo, y dejando un desastre en la cocina por los waffles de jabón y maní.

Sentencio el de cabellos negros al explotado doncello, saliendo del cuarto con Gir que se atorzonaba cuatro waffles en la boca, hablando entre si.

—Apresúrate Gir, debemos grabar al pie grande instructor de gimnasio del pueblo usando la banda reductiva, se que planea algo malvado en ello.

—¡Yay! Y podremos subirlo a facebook para obtener nuestro primer ¡Me gusta!.

—No me recuerdes a esa red social... la otra vez me traumaron con una imagen de Shadow besándose con Shrek.

Ceniciento-Zim escuchaba como sus repulsivas voces desaparecían en el pasillo, en lo que limpiaba el lodo de las paredes a regañadientes, con ayuda de los pequeños robots orejas de ratón, preparándose para cada deber de ese nauseabundo día, preguntándose dentro de si cuando este tormento acabaría.


~Mientras lejos de ahí. En el reino del más alto poder~

En una habitación de uso de entrenamientos especiales, para los guardias del castillo. Una fémina altanera de bellos ojos morados, practicaba con una filosa espada entre sus ¿Delicadas? Manos, la cual maneja con una habilidad que no la hizo tardarse ni medio segundo en convertir en triza cada muñeco de entrenamiento, desacomodándose su corona, viéndose mover la frondosa falda de su esponjoso vestido del color de sus ojos. Vestido que a pesar de estar hecho a su medida de manos de exclusivo modista la incomodaba en lo que asía.

—¡AAAAAAAAAAHHH!, ¡Tonto vestido!.

Arrojo lejos la espada, bajando arisca sus risadas antenas frustrada, ni destrozar todo el castillo la relajaría.

—Sabes bien que no estas molesta por lo incomodo del vestido en movimientos de ataque, sino por lo que tus tíos te comunicaron.

Escucho la voz de su asistente real a sus espaldas, se voltio observando a la joven humana de cabellos purpuras hasta los hombros, con su típico vestido sombrío gótico del color tan bello del vacío negro, jugando como de costumbre su esclavo dos entre sus pálidas manos.

—Me conoces demasiado Gazlene.

La Irken se cruzo de brazos, con expresión seria.

—Por lo tanto doy por hecho que apoyaras mi posición que no necesito un esposo que me proteja.

La ojos achinados rompió su concentración un leve segundo, para echarle un vistazo a los destrozos hechos por la espada manejada por las manos de la no-frágil princesa, a la que desde que recordaba le serbia. Sin dudas un esposo estaría para protegerse de ella... no para protegerla.

—Cierto.

Respondió secamente, regresando su mirada ámbar a su venerado video-juego.

—Pero más que un inútil esposo que te proteja, este es un asunto real.

La fémina mirada altanera frunció el ceño, como odiaba esos malditos protocolos reales, entre ellos del que recientemente se entero, tener que casarse teniendo la edad para darle un heredero al reino. Apretó sus puños cubiertos por finos guantes morados hasta sus codos.

—Si tantas ganas tiene el reino de un smeet heredero ¡Porque no se lo piden a mis tíos! De por si no es común que solo anden juntos cada hora del día.

Juraba que escucharía una medio risa de parte de su gótica asistente por su comentario, pero en vez de eso escucho el sonido de un par de gargantas aclarándose a unos pasos de la puerta abierta.

—Muy graciosa princesa Tak.

Dijo con acides uno de los altos reyes Irken ojos purpuras majestuosamente vestido, caminando firme para no dejar caer su gloriosa corona de su omnisciente cabeza. Se acerco a su sobrina para acomodar bien la suya entre sus rizadas antenas.

—Déjame recordarte que tus tíos son hermanos para que insinúes esas barbaridades, sobrina.

Dijo irritado el otro alto rey de ojos rojos, vestido igualmente de majestuoso, caminando igual de erguido para que su imponente corona siguiera sobre su omnipresente cabeza, quito las arugas del vestido de su altanera sobrina hechas por sus bruscos movimientos con la espada. Podrían mandarle hacer un traje especial para sus practicas, pero el protocolo real estipulaba que una princesa siempre debía usar de esos finos vestidos.

—Hoy no se sabe.

Les contesto con completa seriedad, todo este asunto de su forzosa boda la tenia de un pésimo humor.

—¡Déjate de tonterías sobrina! Venímos a informarte que los príncipes Skoodge, Vesícula, niño cerdo, niño viejo, Nny, cabeza de mesa, Erick la masa, nos pidieron tu mano.

Comunico el ojos rojos.

—Tu deber es elegir uno de ellos. La boda debe realizarse lo antes posible.

Purpura saco unos títeres de su pak representando a él y su hermano, junto a un pequeño smeet ojos de botón.

—De esa forma cumples con tu deber de princesa, les darás un heredero al reino y a nosotros un sobrino-nieto a quien mal criar, enseñándole los placeres de comer donas y declararles la guerra a otros reinos, matando y esclavizando a cientos.

Termino de decir con una amplia sonrisa abrazando los títeres. Si a estas alturas él y su hermano no habían contraído matrimonio (Quedando solterones) no teniendo descendencia, amenos la idea de un sobrino-nieto los consolaba.

Ambos reyes se habían hecho cargo de su sobrina de ojos morados a las pocas horas de nacer, ya que ese día que solo debió haber sido de alegrías se lleno de tristezas, por la aparición de una horrible bestia que devoro de un solo bocado a él alto rey Spork, y la alta reina Miyuki (Se cree que esa bestia venia de otra dimensión, y fue creada por un gran idiota)

Los dos reyes borraron la sonrisa posándose en sus verdes rostros por pensar en su sobrino-nieto, al notar que su sobrina incrustaba sus propias garras salidas del guante en la falda de su vestido, por escuchar los nombres de los príncipes con los que sus tíos pretendían casarla.

—¡DEBEN ESTAR BROMIANDO SI CREEN QUE ME CASARE CON UNO DE ESOS IDIOTAS!, ¡PRIMERO ME ATRAVIESO YO MISMA CON MI ESPADA!.

El ojos purpuras le susurro a su hermano.

—Te dije que era mala idea regalarle algo tan violento desde su infancia Irken.

Rojo le resto importancia a lo que decía su hermano, viendo a los ojos místicos de su sobrina a la vez que la tomaba de los hombros. Siendo él rey más coherente de los dos, no podía permitir tanta revelación de la histérica princesa.

—No estamos bromeando Tak Irken. Oh te casas con uno de los príncipes oh...

Recordó que otro protocologo real era valido en una situación como esta.

—¿Oh que?.

Pregunto la fémina, subiendo las antenas.

—Oh eliges tu misma con quien casarte en un baile organizado en el palacio, con las puertas abiertas para los jóvenes del pueblo.

—¿Así que tendría que elegir entre casarme con un príncipe desconocido con apariencia de gay pasivo, a casarme con un pobretón desconocido del pueblo pero seleccionado por mi?.

Rojo asistió, mientras Purpura los veía atento. Tak no tuvo que pensarlo tanto, si tenia una noche para elegir ella misma el aborigen masculino con el que pasaría el resto de su existencia en un ridículo baile, lo tomaba.

—Acepto el baile tío.

Dijo con firmeza, viendo como una sonrisa satisfecha se pintaba en el rostro de su tío, al igual que en el de los ojos purpuras.

—Excelente. En ese caso ¡Gazlene!.

La mencionada levanto su mirada de su video-juego, dejando de estar a recostada en la pared donde estuvo callada durante la pequeña reunión familiar.

—Hum.

—Dile a tu padre que como el anunciador real debe dar aviso al pueblo del baile que se realizara mañana.

Dijo en tono majestuoso el soberano rey rojo. Gaz giro los ojos molesta, odiaba ese tipo de festejos reales, siempre llenos de gorrones que comían de gratis, más de un idiota la invitaba a bailar y obviamente lo terminaba mandando al hospital. Pero ni modo, como asistente de la princesa su deber era estar con ella. Salió de la habitación después de hacer una leve reverencia, insultando a sus altezas en su cabeza.

—¡Una fiesta!.

Grito emocionado el ojos purpuras.

—Necesitaremos comida, música, decoración, y maquinas de humo con laser. ¡AAAAAAAAHHHHH!.

Terminando de decir la palabra un laser ataco uno de sus ojos viniendo de ningún lugar aparente, asiéndolo gritar retorciéndose en el suelo. En lo que su hermano lo auxiliaba, la de mirada altanera se preguntaba como seria el joven que erigiría.

—Solo con que no sea tan idiota.

Susurro para si, viendo al horizonte por la ventana de la habitación.


~Mientras de vuelta en la choza de Ceniciento-Zim~

Después de estar más que molido por casi haber acabado con sus repulsivos deberes del día. Se encontraba luchando en vano en logra que el carbón se volviera blanco con lejía y utensilios de limpieza, para que se vieran limpios como el resto de la choza. Por más que sus androides le explicaron que eso era imposible, él les grito que siendo Ceniciento-Zim (Por lo tanto el mejor del universo) puede realizar lo imposible.

—¡Estúpido carbón!, ¡ACLARATE!, ¡ACLARATE CARBON DEL MAL!, ¡CARBON DEL MAL!.

El sonido de una pesuña tocando la puerta término con sus reclamos asía a el carbón. El bello y maltratado doncello abrió la vieja puerta junto a sus robots, topando la mirada con un cerdo humanoide, de casi dos metros, vestido con un elegante smokin.

—¿Quien puercas eres?.

Pregunto el ojos rubís, serrando y abriendo más un ojo. La creatura se quito el sombrero de copa que reposaba en su cabeza porcina.

—Buenas tardes joven. Mi nombre es el Chancho oscuro, anunciador real del reino del más alto poder. Se me encomendó avisar de puerta en puerta que mañana en la noche habrá una fiesta en el palacio, en ella la princesa Tak tomara a un joven por esposo.

Dijo con voz gruesa, y un aura oscura rodeándolo.

—Y todos los jóvenes del pueblo están invitados.

Termino de decir sonriendo, bajando el aura de maldad porcina. Entrego una invitación entre las manos del ojos rubís que procesaba todo lo escuchado, y se retiro elegantemente.

—¿Fiesta?, ¿Tomar esposo?, ¿Princesa?.

El pequeño Irken vestido tipo Oliver Twist (Pero con delantal rosa) sonrió con sus afilados dientes viendo la invitación color morada con el símbolo real Irken en una de sus esquinas. Sus ojos magentas semejantes a los rubís brillaron con ilusión, se miraba en esa fiesta bailando con la princesa, por que si él era él mejor se merecía lo mejor, ¿Y que mejor que una dócil, frágil, femenina princesa?.

—Ceniciento-Zim debe ir al baile.

Se dijo serrando sus orgullosos ojos, soñando despierto con la princesa. No tardando ni medio segundo de caer de la nube esponjada, al su horrible madrastra arrebatarle la invitación de sus manos, estando parada detrás de él junto a sus dos loser hijos.

—Claro que no iras niñito fracasado, ¡Tú te quedaras cuidando la choza!.

Le grito en su tan suyo tono atemorizante, que asustaría hasta a los demonios del infierno.

—Pero...

La de canas corto sus palabras con una sanguinaria mirada atreves de sus lentes.

—¡Pero nada! Tú no tienes ropa adecuada para ir. Solo ese par de don nadies tienen ropa para un baile.

Señalo a sus indeseables hijos.

—¿El alto palacio del reino del más alto poder Irken?.

Se pregunto el ojos ámbar.

—Esta es una gran oportunidad de buscar pruebas sobre la secreta conquista mundial que esa raza extraterrestre planea, al igual que alguna confirmación sobre el complot con las otras especies.

Analizo el joven Membrana, pensando en voz alta.

—¡HURRA!, ¡Podre comer mucha comida, bailar con chicas buenotas, y robarles sus celulares y lápices labiales!, ¡SI!.

Grito Gir balanceándose inocentemente. Hasta que un quemante fuego los rodio a ambos, siendo causado por su madre con su delgado cuerpo pareciendo una serpiente.

—¡NO! Ninguno de ustedes hará esas idioteces ¡solo se concentraran en bailar con la princesa!, ¡PARA CASARSE CON ELLA!.

Dib se abrazo de Gir entre el fuego.

—Pero ¡Ella es una alienígena piel verde! Por Júpiter, jamás me casaría con una.

Dijo con firmeza él ojos ámbar, sintiendo que el Uci también lo abrazaba.

—Y yo le mande solicitud al facebook... ¡No me la acepto!.

Grito lloriqueando el pequeño robot de mirada azul mecánica. La voz de su madre vuelta en el sonido del cascabel de una serpiente de desierto los hizo temblar de terror.

—Nada de escusas par de don nadies, mínimo deberán casarse ¡CON UNA CHICA QUE SI SEA ALGUIEN!.

Elevo las llamas junto a su voz, atacando como siempre el autoestima de otros. No les dio lugar de seguir apelando, por que se los llevo arrastrando a su cuarto en busca de los trajes de fiesta, dejando decepcionado y furico al doncello en el piso de abajo.

—¡Estúpida madrastra, estúpidos Dib y Gir!, ¡¿Por que esa larva y tornillo pueden ir al baile y Ceniciento-Zim no?!.

Exclamo levantando los brazos como preguntándole al Ser supremo. Mini-Alce y Mimi intercambiaron miradas acercándose a él.

—Squeak.

El ojos rubís lo vio, entendiendo su chillido.

—Cierto Mini-Alce. Esa asquerosa mujer dijo que Ceniciento-Zim no podía ir al baile por no tener ropa adecuada. Eso significa que si obtuviera de ese tipo, ¡CENICIENTO-ZIM IRIA!.

No se tardo nada en borrarse la sonrisa de zípper en su arrogante rostro, por una fuerte incógnita.

—¿Pero de donde sacaría Ceniciento-Zim ese no mugriento atuendo?.

Y como si hasta el universo estuviera al tanto de su grandeza, la respuesta le callo en su extraordinaria cara.

—¡Vota a la basura esos dos trajes que están muy viejos para tus inútiles medios hermanos!.

Ordeno desde las escaleras la de casi piel amarillenta. El pequeño Irken tomo los dos trajes azul y celeste, en su bella cara.

—¡Squeak!.

Chillo el arma del juicio final cargando sobre él a la letal Mimi, que con su mirada robótica también lucia entusiasmada.

—¡Si Mini-Alce y Mimi!, ¡CENICIENTO-ZIM PODRA IR AL BAILE! Solo debo unir estos estúpidos trajes cociéndolos en uno no feo. ¡Ceniciento-Zim bailara con la princesa!.

Giro varonilmente abrazando las prendas, mientras los androides flotaban a su alrededor. Al fin después de tantos sinsabores una soñadora luz de felicidad asía su squidly-spooch vibra.

Hasta que el doncello recordó que aun le faltaban deberes por realizar. Lamentablemente cuando por fin logro terminarlos era de madrugada, estaba tan agotado que ni siquiera pudo enhebra el hilo en la aguja, terminando por quedarse plenamente dormido sobre la mesa donde dejo extendido los trajes junto a rollos de hilos.

—Squeak.

Le chillo triste Mini-Alce a Mimi, por que su neurótico Amo no iría al baile. Mimi no emitió sonido alguno, en lugar de ello se subió a la mesa y enebro el hilo en la aguja, vio con su carmesí mirada artificial al robot flotante, diciéndole con esa mirada que el hijo de su creador si iría al baile por que ellos lo ayudarían.

—¡SQUEAK!.

Fue la respuesta dada a todos circuitos por el Alce con orejas de ratón, escuchándose una alegre melodía de fondo, acompañada por una letra mágica que decía.

~Squeak, squeak, squeak, squeak, ¡Squeak!~

Mimi cortaba un trozo de tela a la vez que bailaba al ritmo de los chillidos del canto de su compañero.

~Squeak, squeak, squeak, squeak, ¡Squeak!~

Mini-Alce cosilla botones sin parar de chillar, balanceándose en el aire, observando discretamente a la letal Uci que iba perfeccionando el traje, no molestándose en esconder el brillo metálico que solo le hacia nacer ella al tenerla cerca.

~Squeak, squeak, squeak, squeak, ¡Squeak!, squeak, squeak, squeak, squeak, ¡Squeak!~

Mimi lucho por concentrarse en lo que asía, sentía la analítica mirada del robot al que siempre contemplaba intentando no quebrantar la seriedad de su roja mirada. Debía seguir concentrada en la misión del traje de su Amo, pero esos chillidos descontrolaban su sistema.

~Squeak, squeak, squeak, squeak, ¡Squeak!~

La mágica melodía propia de cuento bajaba y subía junto a los chillidos, con las telas cortándose y uniéndose, los botones cosiéndose, los detalles puliéndose, los dos robots bailando juntos sin darse cuenta, con la luz de las estrellas entrando por la pequeña ventana de vidrios quebrados en el cuarto de su agotado Amo, el cual se encontraba en el quinto sueño.

~Squeak, squeak, squeak, squeak, ¡Squeak!, Squeak, squeak, squeak, squeak, squeak, ¡Squeak!~

Mimi no se reprimió en abrazarse de Mini-Alce al haber acabado el traje, él como respuesta floto apegándola a él con ayuda de sus cuernitos de la condenación, escuchándose los últimos pero más altos chillidos al sonar de la melodía.

~¡SQUEAK!, ¡SQUEAK!, ¡SQUEAK!, ¡SQUEAK!, ¡SQUEAK!, ¡SQUEAK, ¡SQUEAK!, ¡SQUEAK!, ¡SQUEAK!, ¡SQUEAK!, ¡SQUEAK!, ¡SQUEAK!, ¡SQUEAK!, ¡SQUEAK!, ¡SQUEAK!, ¡SQUEAK!, ¡SQUEAK!, ¡SQUEAK!, ¡SQUEAK!, ¡SQUEAK!, ¡SQUEAK!, ¡SSSSQQQUUUEEEEAAAAKKKKK!~

—¡SILENCIO!.

Se dio fin a la melodía con el sonar de un disco rayándose a causa de ese severo grito, dado por el joven doncello de bellos ojos molestos por haber sido despertado por los agudos chillidos retumbando en el sistema auditivo de sus antenas semis-cuadradas.

—¡Les recuerdo que Ceniciento-Zim solo duerme tres horas antes que esa bestia Bitters y los horrendos...!.

Observo como los androides roedores estaban abrazados flotando.

—Larva y tornillo despierten...

Termino de decir abriendo y cerrando un ojo, por que esos robots lo miraban nerviosos como si hubiesen sido descubiertos cometiendo un delito de magnitud. Se separaron en un segundo, limitándose a mostrarle el traje al Irken para no profundizar en el tema.

-Por Irk... es... es...

Decía tomando con sus manos y rubís brillando el traje azul celeste tan bien hecho que parecía nuevo, similar a el que alguna vez escucho eran usados por príncipes.

—¡PERFECTO!.

Completo la oración gozoso por ese gran detalle de sus amados androides, que lo miraban con sus ojos robóticos expresando "Te lo mereces".

Y cuando Ceniciento-Zim se sentía feliz que en este cuento no hubiese un gato gordo que arruinara su añorado traje. La desgracia robótica bañada en un líquido rojo con ojos vueltos del mismo color, entro abriendo de golpe la vieja puerta.

—¡CENICIENTO-ZIM!.

El ojos rubís con los dos androides presentes observaron con sus par de ojos abiertos como platos a Gir con expresión vacía, escurriendo ese dudoso liquido carmesí de su cuerpecito, había hablado con un tono de voz distinto al habitual similar a un grito demoniaco. Tono que cambio al infantil de siempre.

—¡Me llene de salsa de tomate comiendo Taquitos!.

Se abrazo así mismo con ternura.

—Mi horrible madre dijo que me limpies...

Corto sus palabras al ver ese reluciente traje nuevo.

—¡YAY!, ¡Es muy lindo!.

Grito con sus ojos volviendo a su color normal, lanzándose sobre el traje que ensucio con la importuna salsa a la vez que destrozaba sin notarlo con sus alocadas manitas metálicas.

—¡NOOOOO GIR!, ¡ALEJATE DEL TRAJE DE CENICIENTO-ZIM!.

Por más que el pequeño Irken con sus androides orejitas de ratón intentaron detener al Uci defectuoso les fue imposible, acabando el traje hecho añicos lleno de rastros de salsa.

Desapareciendo la pequeña esperanza del doncello en ir al baile. Se lleno de mayor rabia al ver como su malvada madrastra y medios hermanos salieron durante el día a comprar ropa nueva al pueblo, mientras el explotado doncello debía hacer los deberes de ese día con el amargo sinsabor de la imagen de su traje hecho con lealtad por sus robots destrozado.

—Que te diviertas encerrado en la choza toda la noche, Cenizo.

Dijo burlón el ojos ámbar luciendo su nuevo traje azulado, que aunque no estaba de acuerdo con la idea de su madrastra sobre lo de la princesa, no desaprovecharía en burlarse de ese voz gangosa.

—Y yo te etiquetare en las fotos que ¡Publique!.

Agrego el pequeño robot con un trajecito del color de sus ojos, meciéndose con los ojos cerrados y su lengüita salida de lado.

—¡Ríanse y regocíjense en su fría fiesta del mal!, ¡Fría fiesta del mal!, ¡PERO EN ESTA REPULSIVA NOCHE TODO PUEDE PASAR!.

Ni él entendió por que dejo escapar esas palabras de su reseca garganta. Apretó sus puños cuando su temible madrastra les ordeno a sus feos medios hermanos que subieran a la vieja carreta que los transportaría con ayuda del mini-dinosaurio y la vaca de dos cabezas.

—Espero la princesa sea morbosamente-obesa.

Dijo con amargura el poseedor de los más bellos rubís, observo por la ventana la carreta desapareciendo con lentitud, sus androides roedores no supieron que hacer para levantarle el ánimo, así que solo lo acompañaron en silencio al patio donde un árbol viejo reposaba.

Ceniciento-Zim sintió la tierra acariciar sus pies descalzos, un suspiro escapo de sus resecos labios.

—Ceniciento-Zim desea con todo su squidly-spooch ir al baile.

Susurro con suavidad bañado por la noche, serró sus magentas ojos semejantes a los rubís, vibrando sus antenas por una cálida brisa que levemente sacudió su vestimenta de remiendos. Una molesta luz a causa de su intensidad lo hizo abrir bruscamente sus ojos, escuchando a la vez que la luz cegaba su visión una alegre y entusiasmada voz, fastidiando por melosa sus delgadas antenas.

—¡Tu deseo será concedido, amigo!.

—Eh...

(Continuara)


jajaja quien sera ese hado madrino jajaja creo que ya todos lo saben XD leamos como termina esta cosa rara de fic pasando a siguiente cap, desde ya gracias por leer lindura.