¡Hola a todos! Les quiero compartir esta historia de Steven Universe que acabé de escribir hace un par de días :) Es un fic totalmente Pearlnet (Perla x Garnet, si no te gusta este ship, estás leyendo el fanfic incorrecto :P) que se desarrolla en un AU (Universo alterno) en el cual nuestras tres gemas preferidas viven en el Homeworld pero llevan una vida muy parecida a la de la tierra, pues van a un instituto, no conocen a los personajes humanos (Perdón, Steven y los otros humanos no sale en este fic :c) y sus cuerpos, más allá de simples manifestaciones físicas, son biológicamente iguales a los cuerpos terráqueos (¡Tienen corazón! ¡Yay!). Combino nombres en español y en inglés, pero no debería haber confusión con eso. Agradecería si dejaran reviews con sus impresiones, cualquier crítica constructiva es bien recibida. Espero les guste este fanfic y se enamoren de esta linda parejita aún más :').
Sin más qué agregar, los dejo para que disfruten de la historia.

Espero poder actualizar cada semana, o como máximo, cada dos semanas ;)

¡Empezamos!


°ENTRE GEMAS Y BALONES°

CAPÍTULO UNO: Clase de deportes

Instituto Crystal Gems: Una escuela dedicada a ayudar a las gemas a prosperar y a aprender a controlar mejor sus poderes. Era un lugar en el cual las gemas jóvenes podían aprender más acerca de su mundo, el Homeworld, y el universo en el que vivían mientras realizaban otras actividades escolares para convivir y pasar tiempo de calidad con sus compañeras.

Claro que, para cierta gema de cabello corto color rosa, estudiar, llevar una buena nota y llegar a clase a tiempo era lo único importante.

No obstante, eso estaba por cambiar.

Era un día soleado como cualquier otro, y Perla caminaba por la escuela con paso tranquilo y con su ropa casual puesta hacia su casillero; la clase de "Composición química de las gemas" había terminado, y dentro de unos minutos más comenzaría la clase de preparación física, donde jugarían diversos deportes en equipo y otros ejercicios para aumentar la resistencia física. La pálida gema suspiró mientras colocaba sus cuadernos y libros dentro de su casillero; para ella, esa clase era bestial: No terminaba de comprender por qué el seguir un balón por todo el campo como animales hambrientos era tan importante. Prefería una sesión de ballet o algo de esgrima, actividades que, según ella, eran más nobles y atractivas que una nariz rota por un balón o un dedo lastimado. Cerró su casillero y sintió la presencia de otra gema a su lado; se giró para ver a su nueva acompañante, una gema de fuerte color azul que le era muy familiar.

—Lapislázuli –saludó Perla con una pequeña sonrisa, y la gema azul respondió con una tímida sonrisa mientras ponía un mechón de su cabello corto detrás de la oreja. Perla prefería pasar su tiempo a solas leyendo en la biblioteca o en algún salón vacío, y por eso había ganado la fama de "ratón de biblioteca". Claro que eso, que le hicieran burla y que todo el instituto la conociera por el nombre de "nerd" debido a su amplio conocimiento del mundo de las gemas y del mundo de los humanos, aquél al que llamaban "Tierra", no le importaba en lo más mínimo. Por estas razones, la mayor parte del tiempo Perla prefería evitar el contacto con otros alumnos. Sin embargo, Lapislázuli fue su primera y verdadera amiga en esa escuela:
Todo empezó un día que Lapislázuli llegó a la biblioteca y se sentó en la misma mesa que Perla, dispuesta a hacerle una pregunta acerca de un libro que ambas estaban leyendo para la clase de "Clasificación de gemas". Después de eso, la gema azul, la cual también estaba acostumbrada a que le hicieran burla por su habitual carácter sumiso, se sintió cómoda con la compañía de la gema pálida, pues ella no se reía de su personalidad y la trataba amablemente. Desde entonces, ambas comenzaron a hablar más, y poco a poco se hicieron cercanas y se convirtieron en amigas. Perla agradecía el poder tener a alguien sensato con quién hablar durante su estancia en la instituto.
—Hola Perla. ¿Lista para irnos a los vestidores? –preguntó Lapis. Perla no pudo evitar suspirar nuevamente mientras asentía con la cabeza.
—Juro que a veces quisiera saltarme esa clase. No tolero tanta violencia en un solo salón; hoy estarán las gemas del club de baloncesto con nosotras y conoceremos a la nueva entrenadora de la clase, y ugh… -se quejaba Perla mientras comenzaba a caminar hacia los vestidores junto a su amiga.
—Entonces, ¿por qué no vamos a otro lado mientras tanto? –preguntó Lapis con una inocente mirada. Perla abrió los ojos como platos y movió sus manos frente a ella con rapidez.
—Oh no no, por supuesto que no, solo hablaba de manera hipotética. Por más que quiera evitar esa clase, no puedo hacerlo, o mis notas bajarán.
Lapislázuli frunció el ceño. Ella quería mucho a su amiga Perla, pero a veces era algo difícil de entender.
Al cabo de unos minutos, ambas gemas arribaron a los vestidores, los cuales estaban al lado del gimnasio y tenían una puerta que daba al mismo. Se dirigieron a sus respectivos casilleros, uno junto al otro. Mientras terminaban de ponerse sus trajes deportivos, un estruendo y unas poderosas risas resonaron desde el otro lado de sus casilleros. Perla hizo una mueca de disgusto y miró a su amiga, la cual también se veía incómoda; ambas sabían lo que todo ese inusual ruido significaba: El club de baloncesto ya estaba ahí. Perla había escuchado acerca de ese grupo antes, pero nunca había convivido con ellas y tampoco conocía a nadie que formara parte del grupo. Guardaron su ropa casual rápidamente; entre más pronto salieran de ahí, mejor. Sin embargo, justo cuando estaban dispuestas a dirigirse al gimnasio, Lapis tropezó con otra pequeña gema, y ambas cayeron.
— ¡Lapislázuli! –exclamó Perla mientras se acuclillaba al lado de su amiga para ayudarla-. ¿Te encuentras bien?
—Sí, estoy bien… -murmuró la gema azul mientras se levantaba con la ayuda de Perla. Una vez de pie, la gema pálida frunció el ceño y miró a la otra pequeña gema violeta de cabello blanco, largo y alborotado que se estaba frotando la cabeza.
—Tienes que estar más atenta la próxima vez, ¡alguien podría salir herido! –exclamó Perla, notoriamente irritada con la pequeña. La gema violeta la observó y frunció el ceño por igual.
— ¿Yo? ¡Dile eso a tu amiguita! ¡Ella estaba caminando sin ni siquiera fijarse por donde iba! –contraatacó la gema. Entonces, Perla se dio cuenta de que ella llevaba el uniforme exclusivo del club de baloncesto. La gema de pelo rosa volteó los ojos; no planeaba perder más tiempo con ella.
—Como sea, con ustedes no se puede dialogar –mencionó Perla mientras le dirigía una última y fría mirada a la gema violeta-. Vámonos, Lapislázuli.
La pequeña gema maldijo por lo bajo y rechinó los dientes.
— ¿Te crees mucho, pequeña rata de biblioteca? ¡Vuelve aquí y verás lo que… -comenzó ella y se dirigió a Perla hecha furia. No obstante, cuando ésta última se giró para verla, la pequeña gema fue detenida por unos largos brazos que la sujetaban por las axilas. Perla miró a la persona que había frenado a la pequeña, y se estremeció: Era una gema muy alta de piel oscura y cabello voluminoso en forma de cuadrado que llevaba unos inusuales lentes de sol encima. Su simple presencia imponía respeto, y Perla tuvo la sensación de que era alguien importante.
— ¡Suéltame, Garnet! ¡Voy a darle a esa nerd lo que se merece! –exclamó la gema pequeña mientras pataleaba en un intento inútil de hacer que su captor cediera.
—Amatista, es suficiente –dijo la gema llamada "Garnet" con una voz grave y llena de autoridad. Su rostro no reflejaba ningún sentimiento, y sus palabras cortas bastaron para calmar a Amatista, la cual dejó de patalear y suspiró rendida-. Tenemos que irnos.
Tras esas palabras, Garnet dejó a Amatista en el piso lentamente y se dio la vuelta para dirigirse al gimnasio por la otra entrada con un caminar tranquilo. Perla seguía tan asombrada por la sensación de grandeza que emanaba de esa gema que ni siquiera se dio cuenta de la mirada de odio que le dirigió Amatista antes de seguir a Garnet. Lapislázuli tomó del hombro a su amiga y la sacudió un poco.
— ¿Perla? ¿Qué te pasa, estás bien? –preguntó la gema azul, visiblemente preocupada por su repentino silencio. ¿Acaso esas gemas habían logrado intimidarla? Entonces, Perla parpadeó un par de veces y sacudió la cabeza para salir de su trance de impresión.
—Sí, estoy bien, no te preocupes –mencionó Perla y soltó una pequeña risa nerviosa-. Uhm, ¿quién era esa gema alta?
Lapis colocó un dedo sobre la barbilla, pensativa.
—Creo que es la líder del equipo de baloncesto. Recuerdo haberla visto en un par de partidos antes, y dicen que sus capacidades físicas están por encima de cualquier otra gema –explicó la gema azul. Perla alzó una ceja. ¿Con que la líder, huh? ¿Y con capacidades físicas por encima de cualquier otra? Bueno, eso sonaba plausible, después de todo tenía una apariencia imponente…
— ¡Perla, tenemos que ir al gimnasio, o si no nos irá mal con la nueva entrenadora! –mencionó Lapis de repente, recordando por qué estaban ahí en primer lugar. Perla gimió de horror y se llevó las manos a sus mejillas; si no llegaban a tiempo, era probable que la nueva entrenadora las mirara con ojos de sospecha y hasta las juzgara de rebeldes, cosa que la gema pálida prefería evitar totalmente.
— ¡Oh no! ¡Tenemos que irnos! –exclamó la gema de cabello rosa mientras tomaba la mano de su amiga y corría hacia el gimnasio.

...

Perla y Lapislázuli alcanzaron a reunirse con el resto de la clase justo a tiempo, pues aparentemente la entrenadora aún no había llegado. Todas las otras gemas estaban de pie charlando en el gimnasio mientras esperaban a que la clase comenzara. Perla suspiró, aliviada de saber que el peligro había pasado. No obstante, la clase aún no había comenzado, y esa era la peor parte.
Unos minutos después, la nueva entrenadora, una alta gema naranja con cabello blanco y marcas de un naranja más profundo entró al lugar con un imponente andar y un semblante duro. Toda la clase la miró y las charlas cesaron cuando la recién llegada se detuvo con los brazos cruzados.
—Mi nombre es Jasper –comenzó ella mientras su mirada escudriñaba a todas y cada una de las gemas presentes-. Y a partir de hoy seré la nueva entrenadora, así que me obedecerán y harán lo que les diga. He leído todos y cada uno de sus perfiles, así que sé quiénes son ustedes y conozco sus nombres, por lo que será inútil tomarse mi clase a la ligera. ¿He sido clara?
— ¡Sí, entrenadora! —gritaron los alumnos a excepción del equipo de baloncesto, el cual estaba presente como invitado a la clase.
—Y para inaugurar la clase, he llamado al equipo profesional de baloncesto de la escuela para que tengan un partido contra ellas –al ver los rostros de temor y confusión de sus alumnos, Jasper sonrió de manera traviesa-: No pongan esa cara, le dije al equipo que fuera ligeramente amable con ustedes.
Las gemas de la clase y las gemas del club de baloncesto se miraron entre sí, y los susurros comenzaron a inundar el gimnasio; Perla observó unos instantes a la alta gema llamada Garnet, la cual estaba de pie con los brazos cruzados con la mirada aparentemente enfocada en la entrenadora.
Sin embargo, Jasper cesó los murmullos con su poderosa voz y comenzó a gritar órdenes para que las gemas se posicionaran en sus lugares para calentar y posteriormente poder iniciar un partido de baloncesto. Las gemas no tuvieron de otra más que obedecer.
Mientras calentaban, Perla no pudo evitar mirar de vez en cuando a Garnet, la cual preparaba su cuerpo para el ejercicio de manera asombrosa y a gran velocidad. La gema pálida no podía creer que alguien pudiera tener tanta fuerza; incluso Amatista le había preparado un saco de boxeo, y Garnet ya estaba pegándole con unos grandes guantes color carmesí que tenían una gran estrella amarilla dibujada. Perla estaba tan asombrada por sus habilidades físicas que se quedó boquiabierta mirándola.
— ¡Perla, cuidado! –exclamó entonces su amiga Lapislázuli, y Perla se giró para verla, pero lo único que recibió fue el impacto de un balón de baloncesto chocando contra su cara.
— ¡Ouch! –gimió la gema pálida de dolor mientras se sobaba su larga nariz. Lapislázuli se pegó levemente en la frente con su mano, ligeramente desesperada, y después corrió a asistir a su amiga.
— ¿Estás bien? –le preguntó Lapislázuli, y Perla asintió mientras seguía frotándose la nariz. La gema azul se agachó para recoger el balón caído-. ¿Qué te sucede? ¿Por qué estás tan distraída?
Perla parpadeó y jugueteó con sus manos de manera nerviosa; ¿Por qué estaba tan distraída? Ni siquiera ella lo sabía, no era algo habitual en ella.
—N-no estoy segura. Estaré más atenta la próxima vez, lo prometo. Reiniciemos el ejercicio de calentamiento, Lapis –dijo Perla mientras tomaba el balón de las manos de su amiga. Ésta última la miró y alzó una ceja.
— ¿No quieres ir a la enfermería? Quizá pasa algo en tu cuerpo, será mejor que te analicen.
—Oh no, no será necesario. Estaré bien, créeme –sonrió Perla en un intento de tranquilizar a la gema azul. En ese momento, antes de que pudieran continuar su charla, Jasper hizo sonar un estruendoso silbato para llamar la atención de todos los presentes.
—Bien gemas, el calentamiento ha terminado. Es hora de que esto se ponga serio –una maliciosa sonrisa se dibujó en su rostro, haciendo que las marcas naranjas en su cara se contorsionaran-. Vamos a jugar. Y quiero que jueguen como si este fuera el último partido de todo el Homeworld, ¿de acuerdo?
Las gemas del club de baloncesto gritaron emocionadas mientras el resto de las gemas intentaban cubrirse los oídos. Después de eso, Jasper formó los dos equipos correspondientes: Lapislázuli iba a estar en el equipo de Garnet, mientras que a Amatista le tocó estar en el mismo equipo que Perla. Las gemas se dirigieron a los lugares designados y Jasper tocó nuevamente su silbato para dar inicio al juego:

Como era de esperarse, Perla no era buena para jugar baloncesto, así que nadie le pasaba el balón. Todas las gemas pasaban rápidamente a su lado, evitándola como si fuera un simple estorbo. Lapislázuli, por su cuenta, intentaba formar parte del juego, y ella al menos intentaba defender su zona.
"Vamos Perla, esto acabará pronto" Se decía la gema pálida a sí misma mientras miraba a todas partes, nerviosa. "Cuando menos lo esperes, este juego habrá terminado, te irás a casa y disfrutarás de un buen libro que—"
— ¡TÚ! ¡LA GEMA PÁLIDA! –gritó Jasper en ese momento desde su lugar, sacando a la chica de cabello rosa de sus pensamientos. Claramente tenía que referirse a ella, su piel era la más descolorida de todas-. ¡TIENES QUE JUGAR! ¡VE A POR EL BALÓN O ESTÁS REPROBADA!
Dicha gema hizo una mueca de dolor al escuchar esas palabras. ¡No podía reprobarla por una causa como esa! O bueno, quién sabe… prefería no arriesgarse. Parece que, después de todo, Perla sí tendría que meterse entre el grupo de bestias que se hacían pasar por gemas para intentar robar el balón.
Respiró hondo y comenzó a correr hacia la gema que en ese momento tenía el balón. Sus largas y delgadas piernas la llevaron a su destino más pronto de lo que creyó, sin lastimarse ni romperse nada aún. "Bueno, esto no es tan malo como creí" Pensó la gema mientras se dibujaba una sonrisa de triunfo en su rostro. El balón estaba tan cerca, casi podía saborearlo. La gema que lo tenía con ella no se había percatado de Perla aún, ya que el resto de las gemas solían ignorarla. Eso sería un punto a favor de la chica pálida.
"¡Sí! ¡Ven a mí, balón!" Canturreó Perla en su mente mientras estiraba su mano hacia el balón.
— ¡Es tuyo, nerd! ¡Es todo tuyo! –Perla escuchó a Amatista gritar, y supuso que se refería a ella. Desechó a la gema morada de su mente y se concentró en tomar el balón.

Estaba tan cerca, sus dedos casi rozaban la superficie del objeto…

…Pero de repente, el balón ya no estaba frente a ella.

En un abrir y cerrar de ojos, una tercera gema se atravesó entre Perla y la otra gema que sostenía el balón.
— ¡¿Qué?! –exclamó la gema pálida. ¡Estaba tan cerca! La gema que segundos antes tenía el balón estaba tan sorprendida como ella, y no muy lejos escuchó a Amatista gruñir. Perla miró para todos lados, tratando de encontrar a la gema que le había robado su momento de gloria. De repente, gritos de alegría resonaron en el gimnasio, y Perla se giró cuando escuchó el balón botar; su cara se transformó en una clara representación de decepción, pues al lado de la canasta del equipo de Perla estaba Garnet, imperturbable y con sus manos sobre la cintura mientras los demás festejaban los primeros puntos a favor para el equipo de la gema oscura.
—No puede ser posible… estaba tan cerca… -susurró Perla mientras dejaba caer sus brazos de manera dramática. Le habían robado su momento y ella ni siquiera se había dado cuenta del instante en que Garnet fue más veloz y se llevó el balón, y aunque el partido apenas comenzaba, para Perla ya era una derrota sin posibilidad de cambios.

El resto del juego se desarrolló de manera rápida y concisa. El marcador final estuvo a favor del equipo de Garnet, como muchas gemas se lo imaginaban, ya que la gema oscura se había encargado de encestar la mayoría de los puntos de principio a fin. Perla, por otro lado y como novedad, había intentado jugar, pero no tuvo la oportunidad de acercarse tanto al balón como la primera vez. Las gemas estaban terminando de arreglarse y cambiarse en los vestidores cuando Lapislázuli se acercó a su amiga.
—Buen juego –dijo la gema azul tímidamente. A Perla no le gustaba perder, sin importar que fuera en una actividad que le disgustaba. La gema pálida tomó un poco de agua y cerró su casillero antes de mirar a su amiga.
—Creo que nunca tuvimos posibilidad contra tu equipo con Garnet dentro. Pero gracias –Lapislázuli desvió la mirada.
—Pero vi que estuviste muy cerca de tener el balón en tus manos, algo que nunca habías intentando antes –sonrió la chica azul. Perla rio tímidamente y colocó un mechón de su cabello detrás de su oreja.
—Sí bueno, la entrenadora Jasper gritó en pleno juego que me reprobaría si no hacía el intento de jugar, así que… -sus mejillas se tiñeron de un ligero azul. Lapislázuli comenzó a reír levemente, y Perla se dejó llevar y la imitó. En cuestión de segundos, ambas estaban riendo, felices de concluir con esa pesada clase.

…¿O no?

— ¡PERLA! ¡ESO HA SIDO LO MÁS PATÉTICO QUE HE VISTO EN MI VIDA! –gritó una grave voz que Perla comenzaba a conocer bien.
— ¿Entrenadora Jasper? –exclamó Perla mientras se giraba para encontrarse con su nueva y enfurecida entrenadora acercándose a ella. La chica pálida tragó saliva.
— ¿Tú eres Perla, no es cierto? ¿A eso le llamas jugar? Por todas las gemas, ¡incluso sin ojos yo jugaría mejor que tú!
—Entrenadora, yo…
— ¡O quizá sin piernas, o sin brazos! ¡Mi puro tronco jugaría mil veces mejor que tú!
—Esto…
— ¡Eres una vergüenza para las gemas! ¡Ni siquiera has intentando esforzarte! ¡Definitivamente te reprobaré por tu bajo rendimiento, niña!
Perla no podía soportarlo más. Aunque ella tratara de evitarlo, todos esos insultos estaban afectándole. Sus manos comenzaron a temblar enloquecidamente y, justo cuando estaba a punto de salir corriendo, una tercera gema interrumpió el regaño:
—Entrenadora Jasper –Una voz impasible le llamó. Dicha gema se volteó para reñir a aquella que se había atrevido a cortar su habla, pero se contuvo cuando se percató de quién era.
— ¿Garnet? ¿Qué quieres ahora? Estoy ocupada –respondió Jasper. Perla parpadeó.
— Está siendo muy dura con esa gema –Perla se estremeció cuando Garnet la señaló.

¿Qué hacía ella ahí… defendiéndola?

Jasper frunció el ceño.
— Eso no es de tu importancia, Garnet. Serás la líder del club de baloncesto y la mejor atleta de esta estúpida escuela, pero eso no te da el beneficio de decirme qué hacer o cómo hacerlo. Ahora, ¡LARGO!
—La entrenaré –dijo la gema oscura sin emoción en su voz, su semblante ilegible detrás de esos lentes. Perla abrió los ojos como platos ante ese último comentario.

¿Había escuchado bien?

— ¿Qué harás QUÉ? –repitió Jasper; al parecer ella tampoco podía creer lo que estaba escuchando. Garnet se cruzó de brazos.
—He dicho que la entrenaré.
A esas alturas, el resto de las gemas presentes habían guardado silencio y observaban la escena que se estaba llevando a cabo frente a ellas con ojos curiosos. Toda la atención estaba sobre la entrenadora y la atleta número uno:
Jasper entrecerró los ojos y se acercó más a Garnet, su rostro muy cerca del de la gema oscura; se encargó de escudriñar cada parte de su cara en busca de alguna señal que le dijera que estaba bromeando, que alguien como ella no perdería su tiempo con una gema enclenque que tenía fama de ratón de biblioteca. No obstante, fue inútil. Garnet no titubeó en ningún instante, y las bromas no parecían ser un elemento constante en la vida de la gema. Perla y Lapislázuli observaban el intercambio de miradas entre las gemas, expectantes y ligeramente intimidadas.
— ¿Qué piensas ganar con eso? –preguntó Jasper lentamente, sus ojos aún entrecerrados.
—No es de su incumbencia –Fue la simple respuesta de Garnet. Ante esto, Jasper pareció perder el control por unos instantes, pues su rostro se contorsionó en una mueca de odio por un breve período de tiempo, pero se compuso inmediatamente.
—Haz lo que quieras –fue la respuesta de la entrenadora, y tras eso, se volteó para volver a centrar su atención en la gema pálida, la cual gimió al notar sus penetrantes ojos amarillos sobre ella una vez más-. Pero si para el próximo partido sigues siendo tan inútil como hoy, no dudaré en reprobarte. Te tendré vigilada, niña. ¡La clase ha terminado!
A Perla no le salieron las palabras. Simplemente asintió con la cabeza rápidamente, y la entrenadora Jasper salió de los vestidores con las manos hechas puño. Las gemas presentes se miraron entre sí, confundidas. ¿Qué era lo que había pasado? ¿Garnet había defendido a la nerd y encima se había ofrecido para entrenarla? Eso era algo que no se veía todos los días. Perla bajó la vista, nerviosa, y sintió una mano colocarse en su hombro; Lapislázuli la miró y le sonrió de manera reconfortante.
— ¡Garnet! –gritó Amatista de repente mientras se abría paso entre la multitud hasta llegar a la prominente gema oscura-. ¿Qué ha sido eso?
Los ojos de la pequeña gema morada se posaron sobre los de Perla, y ésta última se sobresaltó; en los últimos minutos se había sentido más ansiosa que nunca. Sin embargo, Amatista no dijo nada, solo la observó con el ceño fruncido, como tratando de descubrir si tenía en mente algún maquiavélico plan que pudiera perjudicar a Garnet.
—No ha sido nada –contestó Garnet mientras se ajustaba sus lentes-. Y no hay nada más que ver aquí.
Tras esas palabras, el resto de las gemas se dieron la vuelta inmediatamente y despejaron los vestidores, quedando únicamente Perla, Lapislázuli y Garnet. Definitivamente, la presencia de la gema alta intimidaba a las otras. Amatista gruñó por lo bajo, pero no se fue de ahí.
—Eh, yo… -comenzó Perla; ¿debía decirle algo después de haberle ayudado con la entrenadora Jasper? La chica pálida no estaba segura de cómo actuar frente a Garnet. De repente, Lapislázuli la tomó de la mano con intención de sacarla de los vestidores, y Perla, sin ánimos de resistirse, la siguió.
—Perla –La penetrante voz de Garnet resonó en los ahora semi-vacíos vestidores. La gema en cuestión se paralizó en su lugar, sin girarse. Garnet continuó-: Mantengo mi palabra; lo que dije momentos antes iba en serio. Si quieres que te entrene, búscame.
Y con eso, la gema oscura se dio media vuelta y se adentró nuevamente en el gimnasio con paso tranquilo. Amatista le echó una última mirada a Perla, y posteriormente siguió a su líder. Lapislázuli colocó su mano sobre el hombro de su amiga una vez más:
—Perla, vámonos –le susurró, y la otra solo asintió con la cabeza. Ambas salieron de los vestidores caminando.

...