¡Mi dios! ¡Muchas gracias! Han pasado poco más de dos semanas y solo quiero decir…
Gracias por los favoritos.
También por las alertas.
Ni se diga de los comentarios que he respondido por MP.
Han querido saber más de la historia, así que aquí les regalo este segundo capítulo de la historia. Nunca pensé en que pasaría después, bueno, realmente sí, uds saben, una pequeñísima visión de ellos casándose y nada más. Sus comentarios me sacaron una enorme sonrisa, abrieron mi mente y me dejaron como tonta, gracias.
What I really want
Lo que realmente quiero
Aunque quise encerrar mi corazón, aunque no quise absolutamente una relación con el jodido Uchiha, aunque no quise meterme en esa loca vida, ahí estuve, esperando al jodido millonario.
Para mi era clarísimo lo que pasaría cuando regresara, el me daría las gracias por el consejo, yo le respondería de nada y me largaría inmediatamente de ahí. Era obvio que no esperaba hacer algo más con el señor Uchiha, para nada. No podía pasar nada más. El encontraría una buena chica de sociedad y tendría una familia con ella cuando estuviera listo para asentar cabeza. Eso pasaría. En mi cabeza tenía todo ensayado, lo tenía todo planeado, me iría en cuanto lo viera por última vez, porque tenía que hacerlo, mi mente no tenía una justificación para eso, pero lo necesitaba.
Quizás mi subconsciente tejió una peligrosa telaraña de amor, la que no iba a permitir que terminara, por supuesto. No quería exponerme a esas tóxicas relaciones en la que el bueno siempre acaba mal, en las que la clase inferior no tienen más de dos ridículos segundos de fama en la sociedad. Esos en los que derraman champagne en el costoso vestido de alguien porque no supo cómo tomar la delicada copa. Todo lo que se ve en las novelas de ficción son eso, ficción. El hombre rico amando a Juanita la vagabunda es mierda televisiva. Yo no tenía una misteriosa herencia que, al final, me pondría en mejor situación económica para que la familia Uchiha me acepte como digna para su heredero. Esperen, ¿Cuando me personalicé?
Simplemente fui la chica que calentó su cama una noche, eso es lo que debía decirme. Parece que no funcionaba, así que se lo lanzo más fuerte a mi subconsciente cada vez. No hay otra razón por la que Sasuke jodido Uchiha quisiera verme de nuevo.
Nunca se me ha dado lo de fisgonear, los chismes o lo rumores, así que cuando llegó Sasuke, él me encuentra justo donde me dejó, en su cama, no esperen que estuviese registrando sus cosas. No demoré mucho vistiéndome con mi pequeño uniforme, de hecho tenía prisa así que lo hago muy rápido. Mientras preguntó mi nombre y le respondo busco mis tacones debajo de la cama.
—Lo hice —mencionó suavemente, el observó cada movimiento mío.
—Que bien, Sasuke —respondí incómoda por su revelación. ¿Esperaba que lo hiciera? No, los chicos mimados que hacen lo que sus padres dicen hacen siempre eso, lo que sus papis le ordenan.
—Se sintió bien, no me dolió lastimar a Hisa, esta vez me preocupé por mi, solo por mi —habló él.
—Eso es bueno —comentó neutral. Realmente no quiero que Sasuke note que me está costando un poco dejarlo. Está bien, lo admito, hizo cosquillas a mi arisco corazón.
Cuando encontré los zapatos me los coloqué y estuve lista para salir. Él, como todo caballero me acompañó hacia la puerta, o más bien, como buen anfitrión de su propio departamento.
—No me desheredarán —dijo burlón, bueno, intenté sonreír antes su sonrisa, pero no puedo. Estos temas no me van, me incomodan, ya lo había dicho antes ¿No?
—¿Qué te sucede, Lena? —pregunta confundido. No se siente bien ignorarlo, no demostrar interés es irrespetuoso y doloroso, tampoco se siente bien haber mentido sobre mi nombre. Al menos se me había ocurrido guardar el gafete y confiar de que cuando me miraba, realmente me miraba el escote.
—No es nada —murmuré cautelosa, bajo la mirada.
—No, en serio, qué sucede —inquirió tomando mi barbilla y mirando expectante.
¡Mierda, Sakura! ¡Déjalo ser!
—Bueno, ahora si estoy nerviosa —susurré cuando su aliento se mezcló con el mío. Se acercó peligrosamente a mi rostro y me sentía como una acorralada presa.
—Soy el mismo de anoche —anunció suavemente. Invadió mi espacio y me arrinconó a la pared donde está la puerta, mi salida. Uno de sus brazos se flexionó y lo observé a la altura de mi rostro, su otra mano se fijó en mi barbilla para no perder la conexión de mi mirada.
Lo único que se me ocurrió decir, es recordarle por qué no deberíamos estar demasiado juntos ahora mismo.
—Eres un Uchi…
—No te preocupes por mi apellido —me corta rápidamente. ¿Cómo no hacerlo?
—Quiero verte de nuevo —vuelve a hablar.
—Para qué —suelto a la defensiva, mi corazón esta palpitando como loco. Su cercanía me recuerda las sensaciones de la noche pasada, no puedo evitar estar embriagada con su olor, con su mirada hambrienta, con los placenteros recuerdos de anoche. Malditos orgasmos.
—Para salir, para conocernos, para comer, para tener sexo —dijo sellando la promesa con un breve beso en nuestros labios. La última parte es la que resuena más en mi cabeza.
Para tener sexo. Oh sí.
¡No! No, me digo, me exigí, debía desaparecer de ahí, lo que debía hacer eRA desaparecer.
—No creo que sea buena idea, tu y yo no tenemos mucho en común, no funcionará —dije sutilmente, supe por su ceño fruncido que no me creía y que lo único que recibía de mi declaración es miedo a él y a su familia, bueno, esa era la verdad.
¿Qué diablos pasaba conmigo? Un tipo podrido en dinero me invitaba a salir y lo único que hago es ahogarme en mis negativas convicciones de que soy muy poco para él. Ino diría que era un partidazo.
—Lena, te diré algo, nunca he hecho una conexión como la que he hecho contigo, realmente me gustas —habló con un suspiro —, funcionará —mencionó taladrándome más con su mirada bruna.
—Soy de esas personas que no te pueden ofrecer nada —dije convencida, no sabía que podía estar pensando el Uchiha ese instante, pero noté que la impaciencia se estaba apoderando de sus expresiones.
—Sí que puedes —habló mostrando una fina mueca parecida a una sonrisa.
Entonces me besó, duro mientras se apoderó de mi cuerpo y me elevó contra él empotrándome en la pared. Mis piernas se sujetaron en su cintura y a mis brazos los llevé a sus hombros para así poder enredar mis manos en su cabello. Disfruté del caliente beso. Disfruté de la fricción que Sasuke me ofreció cuando movió su cadera contra la mía. Oh maldita pasión, te odio. Y a la vez te amo.
Sí accedí la primera vez, no es niguna sorpresa que lo volviera a hacer. Cuando necesitamos aire aprovechamos el tiempo que nos separamos para desprendernos de nuestra ropa. Si realmente fui rápida al ponerme el jodido uniforme, al sacármelo creo que competí con Grant Gustin en "The Flash".
El lugar más cercano y cómodo para tener sexo fue un mueble en forma de L en su sala. Nos dirigimos hacia allí sin quitarnos las manos uno del otro. La desesperación se apoderó de nosotros, estuvimos envueltos en la lujuria y no podíamos parar. Sasuke fue el que buscó la posición para nuestro revolcón. Decidió que vaya arriba, se sentó conmigo encima de su cadera. No hubieron preliminares, no las necesitamos, la excitación del momento ayudó bastante a Sasuke a meterse dentro de mi. Estuve encima de él y aún así, Sasuke fue el que llevó el control, el sostuvo mi cadera y llevó el ritmo, fui su muñeca que se afianzó de sus hombros y se dejó caer cuando él quiso. Lo hizo lento, y ahí es cuando reconocí que fue una pequeña tortura para mi. Una en el buen sentido.
—Di que lo intentarás —murmuró extasiado. Me sorprendí por el control que mostró. Yo observé nuestras pelvis desnudas uniéndose poco a poco solo cuando el lo decide. Intenté moverme por mi cuenta, pero Sasuke me ha agarró firmemente justamente para que yo no pudiera hacerlo.
—Estarás conmigo —volvió a hablar.
¡Mierda y más mierda! Él sabía cuando y cómo chantajear a las personas. Dile que sí a todo, decía mi subconsciente. Di que sí, susurró mi corazón. Mi mente, la más difícil de convencer se dignó a aparecer unos segundos en este revolcón apasionado para mencionar un "Sí, ya nos preocuparemos después" tal y como la última vez. Lo hice, oculté en lo más recóndito de mi ser todas las estúpidas inseguridades.
—Sí, Sasuke, hagámoslo —dije a punto de hervir, me encuentraba tan sensible que lo único que quería era saciarme con y por su cuerpo.
—¿Hagamos qué cosa? —inquirió él todavía sin hacer ningún movimiento. Una pequeñísima tortura, estuve segura.
¡Demonios!
—Saldremos —dije con desesperación, mi mirada se encontró con la suya y la llenó de pasión, no supe cómo, nadie lo sabe, simplemente sientes que el lo siente —, lo intentaremos, saldremos, nos conoceremos, comeremos, tendremos más sexo —dije por último, recordando algo, o todo lo que me había mencionado antes.
Luego de mis palabras, diría yo, nos convertimos en los dioses del sexo. Nos sacudimos, gemimos, gritamos, terminamos, volvimos a empezar, tomamos más posiciones, ocupamos otros lugares, nos besamos, nos mordimos, respiramos y finalmente descansamos. Sasuke decidió que la mejor forma de descansar de sexo matutino es mojándose en la bañera. Lo seguí y no discutí. Él preparó rápidamente el agua y colocó en la blanca tina algunos líquidos jabonosos. Me sentía dolorida, débil, pero realmente eso no significaba que todavía quería más del cuerpo de Sasuke. Me recosté en su pecho en la bañera y pensé un poco acerca de mi alrededor.
Vaya que he metí la pata.
—Creo que no me queda más lujuria —él es el primero que mencionó algo luego de todo nuestro ajetreo.
Pensé igual, aún varias cosas más, pero me relajo, el lo hizo también, sentía su respiración en mi cuello, cerca de mi oído.
—Mi nombre es Sakura —mencioné con remordimiento, ya que había decidido que la relación tuviera pies y cabeza debía empezar diciendo la verdad.
—Lo sé —murmuró él.
—¿Cómo? —inquirí con curiosidad.
—No vi solo tus pechos anoche, Sakura, desde el principio me aseguré de saber tu nombre.
Me avergoncé un poco con esa explicación y se me nota en la cara, lo que fue para mi parecer, un poco más humillante, él no me vio, pero por mi incómodo silencio lo notó, suponía.
—Tengo esta magnífica atracción contigo, no la deseo perder —comentó pasando dos de sus dedos por uno de mis pechos, su índice y medio.
Quizás piensen que me saqué la lotería, pero yo solo veía en mi futuro una relación que me lastimaría con fuego lento, porque tarde o temprano íbamos a diferir en algo. Lo sabía, lo presentía. No siempre tu intuición es la correcta, casi siempre uno está paranoico. Esa vez quería que todo saliera bien, que mi intuición se equivocara una vez más, como siempre lo hacía.
—Yo solo… Siento algo de miedo —confesé. Solo temía por mis sentimientos, suponía que es lo único que me importaba.
Uno no puede ir prometiendo por ahí amor eterno, ni tampoco profesarlo, lo que quería en este momento supongo, era solo seguridad a mis sentimientos.
…
Siento algo en el esternón, en el diafragma, ligeras ganas de vomitar sin tener náuseas en absoluto, porque de haberlas tenido ya lo hubiera hecho seguramente. Siento como si alma estuviera dejando lánguidamente mi cuerpo. El estrés, supongo, hace arder mi esófago. ¡Dios! ¡Me encuentro nerviosa!
Mi abdomen ha pegado una sacudida por las sensaciones que me perturban. No quiero empezar a temblar ya que, como conozco a mi cuerpo, no pararía, necesitaría de algún té relajante como esas aguas locas de las abuelitas para calmarme. Valeriana.
—Ellos no saben que dejé a Hisa por ti, no te preocupes —menciona Sasuke cuando detiene su auto. Estamos entrando por el portón, gran portón a la casa de sus padres. Perdón, mi error, mansión.
—Cielos, Sasuke, lo haces sonar aún peor —respondo con culpa. Pobre muchacha, nunca supe que terminaría comprometiéndome con él, lo siento. Menos mal y se me ocurrió hablar esa noche luego de aplacar un poco mi letargo sexual. Estoy pensando en esa noche. ¡Vaya! Lo que me recuerda preguntarle a Sasuke qué es exactamente lo que sus padres conocen de nosotros como pareja. Ojalá no sean prejuiciosos, es lo único que pido.
—Les dije que te conocí una semana después de lo de mi boda, una pequeña distorsión del tiempo no hace daño a nadie.
—¿Les dijiste dónde y cómo? —pregunto.
—Sí, sólo que también distorsioné un poco el pasado.
La realidad, de hecho.
—¿Qué les dijiste, Sasuke? —inquiero un poco escéptica de su sonrisa. Es algo juguetón.
—Camarera, de mañana, medio tiempo —respondo mirándome, sus ojos esperan a que no me moleste, a que no inicie una pelea antes de ver a sus padres. Generalmente Sasuke evita fastidiarme. Bueno, le doy toda la razón eternamente, claro, siempre y cuando no me contradiga.
Sonreí, ese tipo de cosas no me molestaban ahora. Me siguen importando un jodido pepino.
—Estoy más nerviosa que cuando leí tu nota —digo. Sasuke aparca sin dificultades, signo de que obviamente está familiarizado con el lugar.
¿Sé preguntan si tengo comentarios acerca de la gran mansión Uchiha? Aprendí que no debía preocuparme con esos detalles, así que no presto mucha atención al lugar. De hecho tampoco puedo. Con Sasuke a mi lado, apretando mi mano como buen novio, me olvido de la mitad de lo que ocurre a mi alrededor. La otra mitad que tampoco distingo ahora se debe a los nervios.
—Son sólo mis padres —dice Sasuke, casi resoplando.
—Los Uchiha —menciono con una expresión asustada y nerviosa. Estamos caminando hacia la puerta principal, el caminito, logro apenas notar, es de un brillante césped.
—Personas comunes y corrientes que tienen una familia como todos —habla Sasuke dejando mi mano y ahora masajeando mis hombros como si estuviera dándole ánimos a un boxeador, él sería mi coach.
—Y hacen negocios con potencias mundiales —digo aturdida.
—Y hablan con gente el supermercado —él habla su parte.
—Y con periodistas fuera de él —menciono. Ahora nos hemos detenido frente a la entrada definitiva. Sasuke está listo para tocar el timbre, pero lo detengo para hacer algo de tiempo y lo miro con cara suplicante. Necesito calmarme, el lo sabe.
¿Soy bastante negativa?
Nos encontramos parados uno enfrente de otro, el sujeta mis dos manos,
—Hacen trabajos altruistas —habla él. Trata de que los vea cómo simples humanos que son, ayudando a otros.
—Bien, eso es humano —concuerdo con él —, y lindo.
—Tú estás linda —me halaga, me da una pequeña vuelta como para examinarme.
En efecto, me siento segura por mi apariencia, hoy visto casual, un vestido negro suelto con pequeñas margaritas de estampado y tacones sobrios de color amarillo pálido. Mi cabello lo llevo suelto, me llega a los hombros, es un buen largo. Tengo poco maquillaje, casi nada, algo de rímel, blush y lápiz labial rosa mate. Estoy linda, pienso. Sasuke también está casual y lindo, en sus piernas hay jeans negros y en su torso una camisa blanca de fondo mientras que lleva también una a cuadros azul abierta.
Para su halago suspiro en agradecimiento, con una sonrisa claro ¿Quién suspira para agradecer?
Es tiempo, Sasuke presiona el timbre y rápidamente la gran puerta se abre, más bien se abren, son dos.
Me encuentro con dos pares de ojos negros analizándome. Sasuke se apresura para las respectivas presentaciones y entramos.
—Eres bonita —menciona la madre de Sasuke, Mikoto. Ella es encantadora, algo reservada, pero muy amable.
—Más de lo que esperábamos —dice el padre de Sasuke, Fugaku, para darle más crédito a las palabras de su esposa. Él no es como Sasuke. Es serio, y menciona pocas palabras, pero cuando lo hace, todos le prestan atención.
Me tranquilizo. Finalmente lo hago, Sasuke me dio un apretón, es una buena señal, me susurra. Su padre no dice muchos halagos, y sus palabras fueron mas u menos uno.
El foco de la conversación soy yo, por supuesto, a su hijo lo conocen de toda la vida. Solo tengo que mentir acerca de mi horario de trabajo, y de que me visto sexy para el. ¿Sería alarmante si les dijera que la mejor manera de conocer a su hijo fue con un borrón de sexo? Ya lo creo.
La confianza ha vuelto decididamente a mi. Me siento más cómoda también. Ya no tengo miedo de perder la calma. Quiero que me quieran, ya ni pienso en el miedo al rechazo de mi apellido.
Los nervios se han dispersado por la casa a la que ya puedo observar y detallar, bueno, no tanto, debo mirar a los ojos a Mikoto cuando me habla y yo le contesto. La mansión es cálida, hay madera, eso la hace más cálida todavía. Hay cuadros y fotografías en retratos, hay adornos de muy buen gusto y que combinan perfectamente con todo, hasta con las cortinas. Muebles cafés, cortinas blancas y pulcras que iluminan todo el lugar. Me gusta la sensación de estar allí adentro, es acogedor y se siente un hogar.
Estoy feliz, eso es lo más importante, aunque Fugaku, no hable mucho, noto que no le causa molestia o resentimiento. Eso es bueno. Ambos me han pedido que con confianza los tutee, lo hago y suena bien de mis labios.
En un rato más me ofrezco a ayudar a Mikoto a llevar las tazas de té que nos hemos servido ya que no ha querido ocupar a ninguna empleada para forjar más amistad conmigo. Eso es dulce, me encanta hacerlo. Cuando estoy por salir de la impresionante cocina siento un tirón en mi hermoso vestido. La puerta me ha puesto un contratiempo y me he enganchado con ella. Mientras me las arreglo escucho débiles voces cerca, es Sasuke junto a su padre.
—Cuando dejaste a Hisa unos meses atrás, me desenlazaste de un importante socio, un gran amigo —dice una voz seria. Mi mente quiere saber, así que por primera vez voy a fisgonear. No pienso que sea exactamente eso, yo estoy allí, las circunstancias me permiten escuchar, no estoy siendo entrometida.
—Papá no-
—Sasuke, tengo que mencionarlo.
Reconozco un suspiro proveniente de Sasuke.
—Me hacía el ciego cuando estabas con Hisa, sabía que no la querías —confiesa.
—Afortunadamente obtuve un consejo muy oportuno —responde Sasuke.
—¿De qué hablas, Sasuke?
—Bueno… Papá, en realidad conocí a Sakura en mi despedida de soltero.
Hace ya muchos segundos atrás pude librarme de la puerta pero sigo escuchando, incluso me moví un poco para escuchar más alto. Ahora sí que soy una entrometida.
—¿Tuviste despedida de soltero?
Me carcajeo internamente porque el padre de Sasuke ignora el detalle de la imprudencia de Sasuke para, en cambio, preguntarle un poco reprochador, sobre su despedida de soltero.
—Papá, supongo que querías decirme que estás feliz de que esté feliz —dice Sasuke haciendo olvidar totalmente lo de la fiesta.
—Sí hijo, ella es preciosa —dice Fugaku con voz aprobatoria, incluso escucho palmaditas. Imagino que en el hombro de alguno, o a lo mejor es un abrazo con palmadas en la espalda, no lo sé.
Decido salir de la oscuridad como si nada, como si hubiera salido de la cocina espontáneamente. Es el momento.
El padre de Sasuke me recibe con su primera sonrisa del día, una que me dirige a mi. Estoy impactada, Sasuke me había comentado antes de que él casi no sonreía. Es otra buena señal. La madre de Sasuke también sale de la cocina, mucho después de mi ya que había tenido un asunto que arreglar con su servidumbre pero pareciera al tanto de todo lo que ocurre .
—¿Te ha dicho Sasuke que soy muy intuitiva? —pregunta Mikoto, ha logrado reunirnos nuevamente en la sala.
—Lo ha mencionado —le contesto sentándome cerca de Sasuke, el agarra mi mano y entrelaza sus dedos.
—¿Te gustan los bebés? —inquiere. No estoy preparada para la pregunta, así que simplemente sonrío avergonzada y asiento tímidamente. Es una pequeña mentira que como dijo Sasuke, no hacia daño a nadie, por ahora. Supongo.
No me gustan mucho los niños, debería acostumbrarme a la idea de tener uno, por supuesto tendría una familia. No los odio, solo que no me acostumbraría tan rápido a tener uno en mi entorno. Son tan frágiles que me incomodan, es raro, muy raro.
—Bueno, tienes cara de estar embarazada —suelta Mikoto con una sonrisa autosuficiente. Yo miro a Sasuke desesperada pero este mira a su madre con una ceja fruncida.
—Mikoto ha predicho los embarazos de toda la familia —dice Fugaku mirando el cielo raso como quien no quiere la cosa.
No. Me. Jodan.
… … …
No quería más clichè en mi historia así que no continué con una boda, suficiente que duerma con la camarera y se de cuenta de que no ama a su prometida. Bueno, además quise tranquilizar a Sakura con su principal miedo, aunque le dejé otro. Sakura debería dejar de decir la frase "raro, muy raro" para que no se le cumplan sus "incomodidades". Sásuki es un pequeño romántico en la historia, nunca había escrito de él así. Espero que les haya gustado, muchísimas gracias, me animaron un montón.
Hasta mi próxima historia ;)
¿Quién quiere leer algo de hombre lobo?