DISCLAIMER: OURAN HIGH SCHOOL NO ES DE MI PROPIEDAD, PERTENECE A BISCO HATORI
LA UTILIZACIÓN DE LOS PERSONAJES EN ESTE INTENTO DE HISTORIA COHERENTE NO TIENE FINES DE LUCRO
SERIE DE ONE-SHOT NO ENTRELAZADOS… ¿O SI?
o°oOo°oOo°oOo°o
REGALO
.
.
.
"Quizá solo se trate de encontrar a quien te sigue mirando cuando tú cierras los ojos."
Elvira Sastre
.
.
.
RESUMEN: Después de recibir la sorpresa más grande de su vida, Kyoya Ootori sobrelleva el embarazo de su esposa de una forma en la que sólo él podría.
NOTA DE LA AUTORA: ¡Hola a todos! Primero lo primero: una disculpa por aparecerme luego de ¡casi un año! por estos lares… pero la realidad es que han sucedido muchísimas cosas en mi vida, que ya les iré comentando:
1. El capítulo que viene a continuación, ¡casi terminado! Fue borrado por alguna mala persona (o sea mis compañeros de trabajo XD) en el mes de mayo… cuando estaba recibiendo los últimos toques para ser publicado… y como comprenderán… escribir nuevamente el capítulo, dejando de lado las maravillosas ideas que tenía, y tener que tomar otras parecidas (debido a que no recordaba todo con detalles) o cambiar completamente algunas escenas fue muy duro… y me daba lata el hacerlo… así que este capítulo se re-escribió lento…
2. ¡Tengo el peor trabajo del mundo! T.T Y lo digo en serio… es decir, amo trabajar con los ancianitos… niños y demás… porque para eso estudié… pero lamentablemente, en mi país (y debido al idiota gobierno que tuvimos-tenemos) la gente cree que como "de sus impuestos tragas" tienes que humillarte ante ellos (claro, como si tú no pagaras de hecho más impuestos que muchas de esas personas :/ )… y súmenle a eso el hecho de tener que aguantar a un jefe (por suerte le quitaron el puesto -político por cierto- hace como 2 meses) que a cada oportunidad te decía que al ser médico rural (o en servicio social, como en otros países se les conoce), tienes que hacer lo que él diga cuando el diga, porque él es el jefe y tú no tienes derecho a nada. Por suerte un día que me colmó le llevé las leyes para que vea que está equivocado… lo que en realidad le enojó más pero no pudo hacerme nada… ya que al día siguiente el familiar de una excompañera de trabajo (estúpidos puesto políticos de nuevo) le soltó un golpe que lo mando al hospital… por patán, nuevamente.
Ahora anda por allí… hciendo de las suyas… y yo solo espero acabar ya ese infierno…
Además que te obligan a hacer un millón de papeles que no sirven para nada y te quita el tiempo de consulta con tus pacientes.. T.T… en fin… ya queda 1 mes y medio de ello y ¡en ese momento estoy terminando mis vacaciones! Jijiji
3. ¡ME CASÉ! ;) Y anduve sumamente atareada con las cosas de la boda, buscando arreglos, comida, etc… ya que mi ahora esposo estuvo trabajando durante esos días =(
Como sea… aquí les dejo el nuevo capítulo, que antes estaba excelente y ahora solo espero sus opiniones al respecto.
Y antes de ello, contestaré algunas de sus reviews, agradeciendo una vez más, a todos ustedes por el apoyo que brindan a este montón de locuras jeje
KITSUNE TAKAHARI: Gracias! Tus consejos han sido los mejores respecto a los nombres del futuro heredero Ootori jeje… Espero te guste este nuevo capítulo que aquí les dejo.
CarolynGrisales: Muchas gracias por esos lindos comentarios… Espero te guste este nuevo capítulo que llega ¡por fin! Después de casi un largo año…
cristianrey1980: ¿Qué puedo decir? La melosería no es lo mío así que no sé cuándo parar jaja… ¿Se nota que estoy enamorada? Jiji espero te guste este nuevo capi…
Paulagato: jijiji tú sí sabes de lo que estoy hablando… Espero te guste este "Sd. Couvade" (que lastimosamente, no quedó como el que tenía escrito originalmente)… como sea, espero tus opiniones al respecto!
Naomi KuranKiryuu: me alegra muchísimo el tenerte por aquí! (La historia siendo recomendada, y yo aquí de patana actualizando después de casi un año jiji) Espero te guste como vamos y muchos saludos!
Sofitkm: Espero aun estés por aquí para leer este montón de locuras jejeje
Ahora sí, ¡a leer!
o°oOo°oOo°oOo°o
—Señora Ootori, ¡felicitaciones! ¡Está usted embarazada!
—¡¿Qué?!
o°oOo°oOo°oOo°o
—Señora, podría por favor esperar en el auto— sugirió Tachibana, llevándola hacia el vehículo sin siquiera tocarla.
Haruhi solo miró al guardaespaldas de su esposo, sorprendida. Kyoya nunca mandaba a recogerla, a menos que fuera por alguna ocasión especial, cena con alguien, o algo por el estilo, pero siempre la prevenía antes de hacerlo… Ése había sido precisamente su acuerdo. Él sabía que aún le faltaban unos meses para recibirse como abogada y que ella no quería ser molestada en sus estudios. Por ello acostumbraba a ir y venir por sí misma, utilizando el metro. Y a pesar de la oposición de Kyoya al principio, había logrado disuadirlo al decirle que no deseaba que la influencia de su apellido de casada afectara en algo su carrera, especialmente si consideraba que los suntuosos autos en los que se transportaba su marido no eran ciertamente algo que se pudiera llamar discretos…
Era obvio que cualquiera haría el paralelismo si viera que aquella chica sin fortuna y sin linaje subía a un auto tan lujoso… o con el sello de la Coorporación Ootori.
Especialmente si recordaban su paso por la Academia Ouran…
…y la escena que presenciaron algunos de ellos casi un año atrás…
"El caro automóvil había sido dejado una esquina atrás, pues era absolutamente consciente de la opinión de Haruhi acerca de las cosas de "ricos bastardos"; aún así, la gente le reconoció enseguida como el apuesto joven que aparecía en algunas revistas con regularidad, junto a los rostros de sus otros amigos, los rostros de los más poderosos representantes de la juvenil élite japonesa… futuros responsables de tomar la posta en el liderazgo de cada una de su familias…
—Te he dicho muchas veces que no deseo tu notoriedad… y menos ahora que comencé el semestre. ¡Quiero lograr todo por mí misma!— había mascullado profundamente irritada ante las miradas estupefactas de los chicos que les rodeaban.
Y es que no se les había escapado de la mente el hecho de que la chica nueva, que aparentemente era una recién llegada estudiante transferida desde la Universidad de Boston que había estudiado becada allí, al parecer conocía a aquel atractivo joven de gallarda y arrogante figura."
Así que ahora no sabía cómo reaccionar ante la presencia de los tres hombres de confianza de su marido: Hotta, Aijima y Tachibana; casi en las puertas de la Facultad de Derecho de la Todai, en esa fría mañana de enero.
—Kyoya, no puedes esperar que me sienta cómoda yendo y viniendo en ese auto yo sola ¿verdad? ¿Quieres que mis compañeros crean que pertenezco a alguna mafia o algo así?
—Esa es precisamente la idea — había dicho él, encogiéndose de hombros; recordando, en ese preciso instante, lo que había visualizado en los ojos de los compañeros de su ahora esposa, aquella única ocasión en que la había visitado en el campus universitario… y que tuvo la virtud de ponerlo de peor humor que el haber visto prácticamente rechazada su presencia vía telefónica por su novia.
Kyoya Ootori no era una persona insegura, y ciertamente él no desconfiaba de su esposa.
Pero nadie podía decir que él no era posesivo con sus afectos…
Haruhi, solo le replicó que estaría realmente molesta si él osaba aparecer en su facultad… o si enviaba a alguno de sus guardaespaldas…
Y la conversación había terminado allí.
—Estoy bien —les aseguró —Puedo esperar aquí.
Y el aquí que señaló la castaña era precisamente, el nevado campo junto a la Facultad de Derecho de la Universidad de Tokio.
Aijima tosió y miró hacia otro lado.
—Kyoya-sama probablemente preferiría saber que usted no tuvo molestias al esperarlo.
Haruhi los miró, midiendo sus expresiones extrañas.
—Está bien—, respondió ella, entrando en el coche, a sabiendas de que pronto averiguaría el porqué de la peculiar manera de actuar de los hombres de confianza de su querido esposo.
Cuando Kyoya entró al vehículo, diez minutos más tarde, se deleitó alegremente ante las miradas sorprendidas de los compañeros de clase de su esposa, al mirar al alto y atractivo joven que había salido en las portadas de varias revistas como el "empresario del año", quienes solo pudieron observarlo subir al Mercedes Benz al que la seria y brillante Haruhi Fujioka había entrado escasos diez minutos atrás, e intercambiar una mirada y un asentimiento con Tachibana, y mas aún cuando observaron por la puerta aún entreabierta el intercambio de miradas y más aún, el saludo afectuoso –llámese beso casi apasionado-que el joven le diera a la joven Fujioka…. U Ootori… al parecer…
Lo dicho.
Nadie podía decir que Kyoya Ootori no era posesivo con sus afectos.
La susodicha Haruhi decidió cuestionar la razón de su comportamiento, aunque se hacía ya alguna idea; sin embargo, decidió no tocar el tema hasta estar a solas con su marido, durante la cena...
—Estás siendo algo paranoico, ¿no crees?
—Solo están siendo cautelosos—le respondió él. Sabía bien a qué se refería —No son estúpidos, saben que si quieren conservar su empleo van a proteger lo que es valioso para mí—dijo él, como si hablara del clima.
Una manera indirecta de expresar sus sentimientos hacia ella.
—No tengo que darles órdenes en esta situación—y ella suspiró, resignada.
—No soy tan torpe como crees— protestó, remilgadamente.
—Precisamente por eso es que lo hago…—añadió, ante la mirada desconcertada de ella— de hecho, querida, sí lo eres… bastante torpe en ocasiones, debo decir… y no hablo solo del hecho de tu inigualalble capacidad para herir susceptibilidades con tus palabras… sino también del hecho de tu poca destreza en actividades físicas…
Y acto seguido se retiró a su habitación, agradeciendo la comida y con su mujer siguiéndole los talones, al parecer lista para una batalla verbal con su querido marido…
Pero por esas cosas del destino que sólo ocurren en el mundo de los fanfics… la castaña resbaló en el primer escalón, sin haber llegado a caer, gracias a que las ágiles manos de su esposo la sostuvieron en el acto…
Pasado el instante inicial de susto, ante el casi ver a su esposa y a su retoño aún no nacido caer y golpear con toda su humanidad en el suelo, Kyoya le dirigió una sonrisita de autosuficiencia.
—Supongo que voy a agradecerles, entonces—respondió ella, las mejillas sonrojadas por la vergüenza de haberse visto descubierta en falta.
Kyoya se permitió una rápida sonrisa escondida, desconcertado por la rapidez en que ella ha llegado al corazón de incluso sus guardaespaldas.
—Y espero que no te sigas negando a utilizar los autos de la familia —dijo, ante la expresión de ella, que prometía un rápido contra-argumento —si no quieres que ellos se sigan preocupando por ti —ella le miró mal. Sabía perfectamente lo que él ocultaba detrás del cristal de sus gafas… —Por cierto... deberías llevar un abrigo más cálido. En estos días hace bastante frío… —dio por terminada la conversación, antes de subir a la habitación de ambos, llevándola de la mano…
Uno nunca sabía cuándo volvería a resbalar…
¿Debería hacerla seguir?
¿O debería él mismo hacerlo?
A este paso terminaría volviéndose cardiaco…
¡Y pensar que aún le quedaban ocho meses de ello!
Ajeno a los pensamientos de su marido, una sonrojada joven de ojos cafés subía perdida en sus pensamientos…
Y ahí estaba de nuevo…
Tan frío y tan… cálido a la vez…
¿Cómo podría no amarlo?
—"Tienes suerte de que este cabeza dura sea tu padre, bebé…"
o°oOo°oOo°oOo°o
SEGUNDO MES
—¿Y ahora qué es?—respondió un MUY somnoliento Kyoya Ootori a su esposa, quien le había despertado con un ligero codazo en las costillas.
—Mango
—¿Es enserio?—el Rey entre las sombras no ocultó su escepticismo —Estamos en invierno, no hay mangos en esta época del año.
—Kyoya, quiero mangos— dijo decididamente Haruhi Ootori.
— Son las 2am —le respondió él, con un tono que no admitía réplica alguna.
—Quiero mangos verdes— dijo con un adorable puchero.
—Enviaré a alguien del servicio por ellos.
—¿Cómo se te ocurre? ¡Son las 2am! ¡No debes abusar de la gente que está a tu servicio!
—¿Y tu esposo no tiene derecho acaso a descansar?— protestó él.
—Pues jamás te mostraste cansado cuando de hacer este bebé se trataba… —sentenció con los brazos cruzados bajo su pecho.
Se miraron fijamente durante algún tiempo.
—El bebé quiere mangos.
Una hora después, y luego de decenas de llamadas y más de una amenaza de despido; un agotado y ojeroso Kyoya llegaba a su cómoda casa con una funda llena de mangos en las manos, quien a pesar de las protestas de Haruhi acerca de dejar descansar a sus subordinados, llamó a pedir que hicieran abrir un supermercado donde tuvieran las dichosas frutas.
A los susodichos empleados la idea pareció divertirles bastante, cuando escucharon la razón de la petición de su jefe.
La señora Ootori era definitivamente alguien digna de respeto, si podía obtener lo que quería de su jefe tan fácilmente.
Pero al llegar a su dormitorio, Haruhi estaba completamente dormida, y un gran plato que parecía tener fideos y algo de dudosa procedencia y un extraño color café descansaba junto a la cama.
Seguramente ya no querría lo que él traía. Se sintió tentando a dejarla domir, pero decidó que ya que él no pudo dormir debido a las dichosas frutas esas, bien podría molestar un poco a su querida esposa, por lo que colocó el bol lleno de mangos ruidosamente en la mesita de noche cerca de ella.
Enseguida, la susodicha despertó.
—Aquí están tus mangos verdes.
—Muchas gracias, pero ya no los quiero. El bebé tuvo ganas de chocolate y ramen. Muchas gracias de todos modos. —Y añadió, en tono somnoliento— Deberías descansar, te ves horrible.
Y acto seguido, volteó y se quedó dormida casi enseguida.
Él la imitó, derrotado.
o°oOo°oOo°oOo°o
—Kyoya, Kyoya— lo removió, apenas una hora después de lo sucedido.
—El bebé quiere melocotones.
Adormilado, y con un tic en el ojo, Kyoya maldijo por lo bajo.
Esa mujer lo volvía loco.
Y quedaban aún siete meses de ello…
o°oOo°oOo°oOo°o
TERCER MES
"No alcanzaré a pasar por ti.
La reunión demoró más de la cuenta.
Te veo en la clínica.
K.O."
Haruhi suspiró con cansancio.
El sólo pensar en que su marido le había insistido tanto en estar presente en cada uno de los momentos cruciales del embarazo y que ahora simplemente decía que no podía llegar a través de un frío e impersonal mensaje de texto, ciertamente le llenaba de un poquito de frustración, que superaba a la frustración que usualmente sentía cuando Kyoya cuestionaba al médico cada uno de los detalles del embarazo.
Aunque ahora se daba cuenta que incluso eso le haría falta esta vez.
Como sea, decidió terminar de prestar atención a los documentos que estudiaba. Después de todo, le quedaban aún 30 minutos antes de salir a su cita médica.
o°oOo°oOo°oOo°o
Todas las personas que lo saludaron en la mañana habían notado el semblante pálido del joven a su lado, quien cual cadáver en autopsia, lucía ahora un desfallecido y descompuesto aire, más digno de un moribundo, que el del joven heredero Ootori que era.
Con la cabeza apoyada en el restirador y un pañuelo desechable sobre las comisuras de los labios, levantó el rostro ante la muda pregunta de su guardaespaldas de confianza, notándose aún peor a causa de la desvelada del día anterior, debido a uno de los usuales antojos de medianoche de su Haruhi.
—¿Se siente bien, señor?
—No sé yo…— y nuevamente esa horrible sensación de malestar, que no lograba ocultar ni aún intentándolo con todas sus fuerzas… y más aún teniendo en cuenta que algunos de sus amigos se encontraban en su oficina en ese momento.
—En serio, te ves horrible, pareces un zombi— Fue el comentario ahogado de su rubio mejor amigo.
—No me siento bien— El aludido volvió a dejar caer la cabeza en el altero de papeles.
—¡Me quitó mi refresco de naranja!
—¿Ese que tú preparaste?
—¡Así es!
—Es por eso que el pobre luce como un enfermo terminal. Esa cosa sabe a vómito— concluyó uno de los gemelos, sin dar lugar a réplica alguna.
El joven heredero Ootori simplemente se limitó a observarlos de mala manera… o el equivalente de mirarlos mal, en el estado en el que se encontraba.
¿Y qué si llegó a su oficina sintiéndose moderadamente adormilado?
Y pensó también en que de hecho, esa cosa preparada por Tamaki, no estaba del todo mal… Ciertamente sabía demasiado ácida, así que simplemente le agregó azúcar y ¿una cucharada de crema de leche?
¡Al demonio!, ni que supiera tan mal. Había pensado mientras los demás le miraban como si fuera un completo extraterrestre.
Aunque ahora, y pensando con algo más de claridad, y después de recordar que de hecho, había tomado una pequeña siesta de cinco minutos en el baño, se dijo que aquella pizza de anchoas que comía su esposa a medianoche y de la cual tomó una rebanada no podía ser la causante de todo el malestar que sentía.
Un antojito. No había cenado nada la noche anterior así que con el hambre, cualquier cosa era permisible. Ni la desvelada… puesto que él más que nadie sabía que no era la primera vez que lo hacía… y menos ahora que Haruhi estaba embarazada y ocasionalmente lo despertaba con sus extraños antojos.
Sin embargo el cansancio que sentía, le impulsaba a quedarse hecho un ovillo y el dolor de cabeza pesaba más que cualquier cosa.
Y mientras pedía a sus amigos que le dejaran descansarun poco, y a la vez llamaba por su teléfono personal a Tachibana, para indicarle que no lo molestaran por la próxima hora al menos, en lo que se recuperaba; vió el reloj de pared frente a su oficina, y como un rayo, cayó en cuenta que estaba a tiempo para acompañar a su esposa a la revisión obstétrica de la fecha…
Si tan solo no se sintiera tan mal…
Pero pensó en sus posibilidades, y decidió que con ese rostro y ese malestar, sería más una fuente de preocupación para su pequeña esposa, así que decidió enviarle un mensaje –no quería que le descubriera la mentira hablándole por teléfono- indicándole que se encontraba en una junta y que no podría acompañarla desde el inicio de su cita.
Quizá esa hora de descanso podría ayudarle a recuperar fuerzas…
o°oOo°oOo°oOo°o
—Esto sí que es nuevo.
Su esposa suspiró, mientras miraba a su marido ser examinado por uno de los médicos de la Clínica Ootori.
Si tan solo no se hubiera dormido aquellos minutos antes de darse cuenta que sus amigos –ahora considerados en su lista más como engendros del mismísimo averno que como el primer calificativo-; no se encontraría en este mismo momento en ese lugar, siendo observado con preocupación por la única persona que ni en un millón de años hubiera deseado que lo viera así; y con los idiotas de sus amigos en la sala de espera, posiblemente esperando, preocupados, pensando que era la primera vez que veían a Kyoya Ootori tan vulnerable…
—Me siento horrible— dijo al fin, con el semblante cada vez más enfermizo—creo que… ¡oh rayos!
El doctor suspiró viéndolo desaparecer tras la pierta del baño y escucharlo lanzar lo poco que quedaba de su almuerzo…
Diagnóstico corroborado.
o°oOo°oOo°oOo°o
—¿Síndrome de qué?
—Couvade.
—¿Couvade?
—Así es. El síndrome de Couvade suele afectar a algunos padres primerizos durante el embarazo— comenzó a explicar el doctor, ante la mirada atenta de Haruhi— y se manifiesta justamente con la aparición de síntomas muy similares a este, como: náuseas, vómitos, cambios de humor, antojos, repulsión a algunos olores y comidas, cansancio, calambres e incluso dolores abdominales parecidos a las contracciones de la embarazada— Haruhi no podía dejar de escuchar con interés genuino lo que el médico que había revisado a su esposo decía acerca de ese síndrome que nunca antes de ese día había escuchado— Se ha dicho que es una forma de "solidarizarse", aunque inconscientemente con sus parejas; y aunque antes se creía que era un efecto psicosomático, ahora se sabe que es real debido a que se ha observado que los hombres con este síndrome presentan alteraciones en los niveles de testosterona y un incremento en los niveles de prolactina. Generalmente, la sintomatología comienza durante el primer trimestre del embarazo y terminan con el parto…
—"Genial… Esto es lo único que faltaba" — pensó un ya algo compuesto Kyoya, con horror, al escuchar lo que al parecer –y muy a su pesar- era su diagnóstico; mientras miraba a su esposa, arrebolada, terminar de escuchar la explicación de lo que su esposo tenía.
Qué bueno era ver un poco de apoyo en su esposa… y que a él se lo llevaran los rayos, claro.
Ningún regalo mejor por parte de la madre naturaleza que hacer que el hombre no sea solo el dador de la semilla sino también quien sufra los dulces malestares de la espera…
Y pensar que le faltaban aún seis meses de ello…
Se dijo entonces que talvez un buen tinto y algo de sardinas con malteada de chocolate podrían aliviar por el momento aquella sensación de vacío en su maltrecho estómago.
o°oOo°oOo°oOo°o
NOTAS FINALES:
Pensaba terminar los 9 meses de espera pero... debido a la gran espera (y al hecho de que se me vienen unos meses difíciles debido a que tengo que entregar los proyectos finales de mi año de servicio social -o medicatura rural-= he decidido publicar este "pedazo" de capítulo, que supongo -y espero- en algún momento cercano sea terminado.
Espero sus opiniones, ansiosa...
Un gran abrazo desde mi Ecuadorcito ;)
Un peque adelanto:
Kyoya Ootori, a sus 24 años, era considerado como el magnate más grande de todo Japón, y uno de los más poderosos del mundo. Su inteligencia, astucia y acuidad sobrepasaban los de cualquiera. Pero esa noche, al verse durmiendo en el sofá de la pequeña casa de campo donde los "gustos proletarios de Haruhi" los habían obligado a ir, se llamó idiota mil veces…. Y todo por haber dicho a su embarazada esposa de poco más de 7 meses que tenía unos "kilitos de más."