Hola, gente. Sé que muchos estaréis decepcionado de que no haya continuado mi anterior historia pero ciertamente me resultó imposible seguirlo, sobre todo porque me gusta seguir la historia original y cuando comencé ese fic habían ocurrido unas cosas que luego cambiaron y tal... Sin embargo, esta historia planeo que sean capítulos cortos pero entretenidos. Es mi versión de la historia a partir de cierto punto del manga, espero que os guste.

Pérdida

—¡Kuon, detente! —oyó gritar a su espalda.

Había oído las palabras de Rick. Había notado la desesperación en su voz, el timbre agónico que parecía envolver cada letra pronunciada, pero no le importó. Siguió corriendo a través del angosto callejón hasta llegar a la avenida: ahí estaba su presa. Indefensa y asustadiza, como un animal que sabe que está siendo perseguido por un peligroso depredador. Podía sentir su miedo, su temor. Veía temblar sus extremidades mientras intentaba mantener el equilibrio al correr, tropezándose con sus propias zancadas al alcanzar la acera colindante.

—¡Kuon! —gritó nuevamente Rick.

Volvió a ignorarle, persiguiendo a aquel hombre. Sintió el dolor de sus nudillos, los cuales estaban ensangrentados de la pelea anterior. Los apretó ignorando dicha sensación, aquello no era nada, no importaba. Lo único importante, lo verdaderamente importante, era que su presa se escapaba, escabulléndose a través de las estrechas calles de la ciudad y él no iba a permitirlo. Dejó atrás el asfalto, llegando al otro lado de la avenida con más rapidez de la esperada, un par de zancadas más y conseguiría cazarle. Sin embargo, algo lo detuvo, un agudo y fuerte chirrido que le obligó a girarse.

Al voltear la cabeza vio como el cuerpo de Rick se estrellaba contra el capó de un reluciente porsche blanco, haciendo que la luna se rompiese provocando que el asfalto se llenara de pequeños cristales manchados de sangre. No parpadeó, ni siquiera supo cuanto tiempo tardó en volver a respirar, sólo era consciente de ver como su amigo salía volando por los aires hasta caer abruptamente sobre la carretera a varios metros del coche. Sintió las gotas de sudor caer por su coronilla, los latidos acelerados de su propio corazón rebotando en sus oídos, el férrico sabor de la sangre en sus labios y, sobre todo, el grito de dolor proveniente de la mujer que se encontraba al otro lado de la calle.

—¡Rick! —aulló Tina, llevándose las manos al rostro mientras las cálidas lágrimas caían por sus mejillas—. ¡Rick!


Sus ojos se abrieron súbitamente, consiguiendo que de un brusco movimiento acabase sentado en la camilla con la respiración acelerada. Notó como sus extremidades temblaban al igual que un terrible y punzante dolor en la cabeza que lo obligó a tumbarse nuevamente sobre la blanca e impecable almohada. Inspiró hondamente, tratando de controlar sus pulsaciones, sentía que si el corazón seguía palpitando a tal velocidad se le saldría del pecho. Parpadeó ante la blanquecina luz que le enfocaba directamente al rostro, ¿dónde estaba? Se llevó la mano a la cabeza, notando como ésta se encontraba envuelta con una venda.

Miró a su alrededor, estaba en una habitación de hospital, lo sabía por el fuerte olor a antisépticos que desprendía. A su lado, un hombre de cabellos castaños descansaba adormilado, apoyando su cabeza contra la base de una mullida silla. Se fijó en la cama de su lado, la cual estaba vacía, lo cual le extrañó. Se incorporó con cuidado, sintiendo una fuerte punzada de dolor en la sien. Debía de haberse un golpe bastante contundente si ni siquiera podía acordarse de cómo había llegado hasta ahí. Se llevó la mano a la venda, la cual cubría gran parte de su testa, palpó con cuidado notando un pequeño bulto que sobresalía de ésta. Ahí debía ser donde había recibido el golpe.

—Veo que ya has despertado —escuchó decir desde la puerta.

Apoyado en el marco de la puerta, con un pequeño vaso de café en la mano, se encontraba Lory Takarada, mirándole con una mueca que no supo identificar bien a qué se debía. Él parpadeó varias veces al verle, pues no se esperaba que estuviera ahí, aunque era bueno ver una cara conocida. Quizás supiera cómo había llegado a estar postrado en la cama de un hospital, ya que sus recuerdos estaban difusos y sólo evocaba el fuerte y desagradable sonido de un coche derrapando.

—¿Cuánto tiempo llevo aquí? —preguntó. Lory dio un pequeño sorbo a su café adelantándose hasta colocarse al lado de él.

—Unas tres horas —respondió—, los médicos aseguraron que sólo se trataba de una contusión leve —comentó—. Me dijeron que esperarían a que te despertases para asegurarse de que solo se trataba de eso —suspiró—. Lo mejor sería tenerte esta noche en observación, pero les dije que si te obligaban a permanecer aquí pedirías el alta voluntaria. Sé lo poco que te gustan los hospitales.

Él suspiró. Era cierto que no le gustaba nada aquel lugar, aunque no comprendía muy bien por qué. Había enfermado pocas veces durante su infancia y nunca había tenido que ser ingresado por ello. Sin embargo, encontrarse ahí le producía una incómoda sensación, como si fuera una señal de que algo horrible iba a ocurrir. Se volvió a recostar en la cama mirando al techo pensativo, sólo llevaba tres horas ahí pero no podía recordar que era lo que le había ocurrido.

—¿Por qué estoy aquí? —indagó—. Tengo la mente algo borrosa, sólo recuerdo un coche… —masculló no demasiado alto. No quería despertar al hombre que todavía dormitaba en la silla.

—Tuviste un accidente de tráfico —respondió—, los médicos dijeron que debido al golpe quizás tuvieras algunas lagunas por la conmoción, pero que pronto pasaría.

—Un accidente… —repitió.

Por eso lo único que recordaba era aquel sonido. Intentó forzarse para recordar algo más de lo que le había traído ahí, pero un fuerte dolor le privó de sus recuerdos. Frunció el ceño, molesto por ello. No recordaba haber estado conduciendo, el sonido que había escuchado era como si sólo hubiera sido un mero espectador, no el causante de dicho accidente. Se llevó la mano a la frente, queriendo evocar lo último que podía rememorar. Apretó los labios, aguantando la fuerte punzada que sentía en su nuca, era un dolor fuerte y palpitante que parecía bloquear su mente.

—Un accidente… —volvió a decir.

El agudo y estridente sonido de sus recuerdos estaba mezclado con algo más, algo que no conseguía identificar. Se centró en eso, era una voz. Era aguda, un lastimero grito que terminaba convirtiéndose en un agónico alarido.

—Rick… —susurró. Eso era lo que gritaba la voz—. Rick… —repitió algo más alto, notando como sus labios comenzaban a temblar. Giró el rostro clavando sus ojos en los de Lory, atemorizados—. ¿Dónde está Rick?

Aquella pregunta tomó por sorpresa que se le quedó mirando con ambas cejas enarcadas, como si el nombre que acababa de pronunciar fuera la mismísima evocación del diablo. Dejó el café sobre la pequeña mesilla que separaba ambas camas y se adelantó lentamente, cuidando cada palabra que iba a pronunciar con detenimiento.

—¿Por qué preguntas por Rick? —preguntó con un atisbo de temor que procuró esconder.

—Él estaba ahí, en el accidente —respondió—. Yo fui tras alguien y… Rick me siguió —comentó tocándose el vendaje, le era muy doloroso pensar—. Él corrió y entonces oí ese ruido… Tina comenzó a gritar y sólo había sangre, mucha sangre… —balbuceó con debilidad.

Lory abrió los ojos abruptamente ante tal declaración. Los hechos que estaba narrando habían ocurrido hacía más de cinco años, cuando aún era aquel joven alocado cuyo rumbo en la vida se había truncado debido a una serie de hechos poco afortunados. Apretó los labios, intentando convencerse a sí mismo de que la conclusión a la que había llegado su mente estaba errada, que lo que pensaba no era correcto. Levantó un brazo y apresó entre sus huesudos dedos el brazo del joven llamando su atención.

—¿Cómo te llamas? —indagó con la voz cargada de preocupación.

Él parpadeó sin comprender esa ridícula pregunta. Estaba preocupado por Rick, por su condición, ¿qué tenía que ver su nombre con el bienestar de su amigo?

—Kuon —respondió como si fuera obvio—, Hizuri Kuon.

Continuará...

Como podéis ver Ren ha perdido parcialmente la memoria. Esto sería una versión alterna de la historia a partir del momento en el que Ren sufre el accidente de coche en el rodaje de Dark Moon. Intentaré ser lo más fiel que puedo al manga aunque claro, con una serie de modificaciones completamente necesarias debido al estado de Ren. Sinceramente espero que os guste y que no se me vuelva a torcer el camino de la actualización. Un saludo.