Like a doll.
人形のよう
Summary: En efecto. Ella era perfecta. Ojos grandes, verdes, llenos de vida y pasión, cabello llamativamente extravagante, labios rosados y mejillas color carmín. Semblante inocente perfectamente amoldado a sus facciones. Si, definitivamente ella era como una muñeca.
Aclaración: Está es una historia 100% SasuSaku así que no se preocupen, también debo decir que los acontecimientos que van a suceder a lo largo de la trama, son de índole violenta, así que absténganse de leer si es que son sensibles.
[ADVERTENCIA: Contiene sadismo.]
Bueno, si han decidido leer lo que iniciará a continuación, ojalá lo disfruten mucho.
Capítulo 1: ''Bella inocencia''.
Para sus ojos, no había persona más admirable, humilde, preciosa y agraciada en conjunto que ella. La observaba desde hacía algún tiempo y no tenía planeado obsesionarse siquiera por una persona, más aún una mujer. Él era un hombre obsesivo que la mayor parte del tiempo lo atribuía a sus pasatiempos obsesivos compulsivos, pero nunca reconocía que quizá había desarrollado un sentimiento enfermizo por lo cual ahora la encontraba dentro de ese ámbito.
Lamentablemente, detestaba advertir cuando ella se acercaba a cierta persona que no le agradaba en absoluto. De hecho, las únicas personas con las que ella convivía a menudo —además de sus amigas— eran dos hombres, Naruto Uzumaki y Sasuke Uchiha. Éste último le transmitía turbación completa, le parecía irascible como es que a esa mujer él la podía manipular demasiado y seguía a su lado siempre, si, siempre. No eran alucinaciones suyas, el brillo de sus ojos cambiaba automáticamente cuando Uchiha estaba a su lado, sus sentimientos se desbordaban apasionadamente y no se contenía en demostrarlo día a día, era como sí quisiera ser perfecta sólo para el joven huraño. Para nadie más.
Cerraba los puños con fuerza, reprimiendo su enfado. Deidara no se consideraba a sí mismo una persona que debiese perder su perfecto autocontrol por sentimientos de posesión, sí ella sería suya, sería a su modo. El modo de Deidara era único, recóndito y muy sombrío. Sonrió con enajenación, exponiendo sus radiantes dientes, sus ojos azules llenos de insípida determinación.
No le daría el gusto a Sasuke Uchiha de tenerla para él, eso jamás.
Nada podía animar más a Sakura que pasar todo un día en compañía de los hombres de su vida, afirmaba segura su pensar. Mientras reía animada por las simples historias sin sentido de Naruto, reparaba en Sasuke cada cinco minutos. Su inexpresivo rostro no cambiaba, el semblante de aburrimiento por verse obligado a escuchar las cuchicheadas de su mejor amigo no tenían fin y sin embargo, sabía que estaba siendo observando con un ápice de modestia.
Él movió sus ojos concisamente y la sorprendió mirándolo. A cambio, Sakura le dedicó una pequeña sonrisa tímida, motivándolo a no abandonarlos a causa de su aburrimiento o más bien, apatía.
Qué patético. Pensó al conocer su situación, desviando la mirada nuevamente hacía la ventana de aquel lugar en el que se encontraban comiendo.
— Y le dije a Kiba, ¿qué tanto me miraba ella? Realmente no entendía nada de lo que estaba sucediendo en el descanso —vociferó Naruto completamente confiado de lo que decía, dándole un mordisco al trozo de carne—. No comprendo por que Hinata me miraba como si yo hubiese pateado a Akamaru, o algo por el estilo.
Sasuke rodó los ojos, Naruto si que era un idiota de remate. Sakura soltó una pequeña risa al mismo tiempo que trataba de ocultarlo delicadamente con una de sus manos.
— No quiero arruinar el encanto, date cuenta de lo que está ocurriendo a tu alrededor —aconsejó su amiga con muchísima paciencia, nadie sabía de dónde la había adquirido, soportar a Naruto era una tarea compleja.
Nadie podía hablar de sentimientos mejor que Sakura; ambos hombres sabían que la persona más sensible de todas las mujeres además de Hinata era ella. Sakura tenía un temperamento demasiado enmarañado, como todo adolescente, exceptuando que ella defendía a capa y espalda lo que creía correcto y era tan capaz de defender a sus amigos de quien estuviese abusando de ellos, un claro ejemplo de ello era cuando defendía a Hinata de las constantes burlas de sus compañeros de clase, ya que estaba demasiado enamorada de Naruto. Además de eso, no era inmune a que los demás también la maltrataran, le dolía, ella no podía evitar sentirlo, las palabras herían más de lo que cualquier ignorante creería. Naruto sabía perfectamente que la única razón por la cual Sakura lloraba era por su mejor amigo y es que, aunque ella era la única mujer con la que Uchiha tenía algún tipo de trato, no podía obviar el hecho de que Sasuke solía decir cosas que la hicieran sentirse mal, a veces la hería intencionadamente, aunque estuviera consciente de los sentimientos que ella le profesaba. A pesar de todo eso, ella procuraba ser feliz en todo momento, sonreía y nunca dejaba de hacerlo, esa sonrisa llena de sentimientos ocultos nunca faltaba, característica de la Haruno.
— ¡No es justo Sakura-chan! —chilló decepcionado ante la negativa—. ¿No puedes explicarme un poco lo que sucede con Hinata? Se supone que es tu amiga ¿no?
— Es mi amiga —afirmó sonriendo—. Y por esa razón no diré ni una palabra al respecto.
¿Qué pasa con las mujeres? ¿Acaso tienen alguna especie de pacto satánico para no revelar intimidades? Pensaba Naruto confundido, dando una mordida más a su ración, encogiéndose de hombros.
— Como sea —dijo al mismo tiempo que se encontraba reflexionando—. Ustedes las mujeres son demasiado complicadas, tal vez esa es la razón por la cual no consigo novia.
Sakura volvió a reír. Consideraba a Naruto guapo, no lo negaba, pero no era demasiado inteligente. Tal vez si se esforzaba un poco más, conseguiría salir con Hinata. No la culpaba, Naruto tenía la chispa necesaria para despertar sentimientos en cualquier persona, bueno, casi en cualquiera. Lo miró por un momento, sus ojos azules resaltaban al igual que su despeinado y puntiagudo cabello rubio, cualquiera consideraría atractivo que llevase el uniforme del instituto con algunos botones desabrochados, incluso ella.
Pero sus ojos se clavaban constantemente en la persona que tenía enfrente, justamente a lado de Naruto, aquella persona que la hacía suspirar, de quien se enamoró hace algunos años atrás y que no dejaba de causar efectos nocivos en ella. Sasuke estaba recargado sobre su brazo, con la palma de la mano en su mejilla en una pose que indicaba fastidio, sus ojos oscuros contemplando a Naruto, su cabello ahora había cambiado; era como si se hubiese aplacado y luciera menos rebelde aunque los flequillos de su frente seguían ahí dándole ese toque sensual. Y además…
Alto. Sakura suspiró al reconocer que estaba divagando en sus pensamientos, tenía que admitirlo, él no buscaba algo más de ella, lo dejaba claro.
— Me voy —habló Sasuke comenzando a levantarse de donde se encontraba.
— ¡Espera un segundo! —exclamó Naruto—. ¿Acaso no recuerdas lo que me prometiste? ¿Quieres que lo haga en estos momentos? ¿En presencia de Sakura-chan?
— Me da igual —respondió.
— Prometiste pagar todo —interceptó Naruto, la verdad es que no tenía dinero para pagar su comida, extendió su mano y flexionó sus dedos una y otra vez—. ¿Sasuke-chan?
Y antes de salir de aquel lugar, Sasuke fue obligado, una vez más, a gastar su dinero por culpa del descuido de Naruto. Aunque para ser sincero no le afectaba en lo más mínimo, no le importaba que se saliera con la suya. El tercio de jóvenes salió del restaurante de comida rápida y comenzaron a caminar por las calles atiborradas de personas, producto del fin de semana y la hora en la que se encontraban, estaba comenzando a anochecer.
— Ne, Sasuke-kun —llamó Sakura y él se giró para escucharla, Naruto había tomado la delantera al mismo tiempo que caminaban, sus ojos se escondieron de los de él—. Toma.
Sakura tomó la mano de su acompañante con delicadez, para dejar algo dentro de ella. El contacto la hizo estremecer, como siempre. Sasuke se percató de que ella le había pagado lo que ella consumió, estaba avergonzada por no haber dicho nada, Naruto le prohibió hacerlo y le ordenó al Uchiha pagar a cuenta de los tres.
— No —refutó, estaba dispuesto a devolverle el dinero.
— Por favor —insistió ella, se agitaba debido al bochorno—. No quiero ser aprovechada.
Sasuke suspiró, no tenía ganas de darle vueltas al asunto y optó por dejar el dinero de la Haruno nuevamente en las manos de la propietaria, sin decir ni una palabra más. Sabía que ella no iba a desistir, conocía muy bien su forma de ser y no iba a dejar que él fuera el más ''afectado''.
— Gracias —se limitó a decir ella apenas, con las mejillas rojas.
Conocía bien a esa mujer, era muy fácil hacerlo. Ella siempre se comportaba dócil cuando estaban juntos, aunque no siempre fue así en un principio y no tuvo mejor cosa que hacer que dejarla entrar en su vida —a medias— gracias a Naruto. A veces, ella simplemente era insoportable y era todo un privilegio verla reconocerlo, aunque eso había dejado de ser así exactamente. Era sorprende que estuviera tanto tiempo enamorada de él a pesar de que el sentimiento no fuera recíproco. Sakura trabajó mucho en su carácter y forma de actuar para con él y llegó a madurar considerablemente, por lo tanto, ya no podía considerarse molestia después de todo, tal vez el rechazo le hizo ver más allá de ella misma. Y, físicamente ella estaba creciendo al igual que ellos, sorpresivamente conservaba el mismo rostro infantil e ingenuo, con las mejillas teñidas y sus grandes ojos. Era como si ella… era como si fuese una muñeca.
Añadiendo el uniforme estilo marino a Sakura, era como observar un personaje ficticio salido de un manga de fantasía. Completamente negro, con una especie de lazo rojo, traje de manga larga con una falda entablada a la altura de las rodillas y calcetas que le llegaban a las piernas.
Naruto los dejó a solas a propósito con el objetivo de que Sasuke se comportara como caballero y se ofreciera a llevar a Sakura hasta su casa. Siendo así, ambos la pasaron callados en todo el camino, siendo claras las intenciones de Sasuke en distanciarse de ella para mantenerse tranquilo. Llegando hasta un parque abandonado que se encontraba a oscuras y que extrañamente parecía apacible, se podía apreciar mejor la luz de la luna, ofreciendo un ambiente romántico.
— La brisa de aquí es muy agradable —comentaba Sakura abiertamente sin darse cuenta, estaba disfrutando del momento.
Siguieron el largo camino que prometía el lugar, extrañamente la peli rosa sonreía con honestidad y Sasuke lo notó perfectamente.
Siempre está sonriendo. Asimiló, era lo más normal del mundo.
Cuando finalmente llegaron a casa de Sakura, no supo exactamente qué decir, él estaba a punto de irse y ella tenía la necesidad de seguir a su lado, inevitablemente entristecía por la simple razón de que ya no había más que podía hacer, deseaba en demasía hacer algo, pero no lo consideraba correcto.
— Nos vemos —se despidió Sasuke con apatía.
Sakura sujetó su mano impidiendo que diese un paso más, el Uchiha detuvo su andar y se viró para mirarla, ella estaba temblando.
— Sasuke-kun, cuídate mucho —dijo ella con un leve sonrojo—. Gracias por tomarte la molestia de hacernos compañía hoy.
Él guardo silencio, estaba esperando a que ocurriera algo más, no por que le apeteciera, sino, porque sabía que eso iba a suceder.
— Yo... —decía comenzándose a acercar con timidez—. ¿Puedo…?
Sasuke lo permitió sin hacerlo exactamente, Sakura se acercó lo suficiente como para dejar un pequeño beso en su mejilla mientras acariciaba la otra, de vez en cuando ella le profesaba alguna muestra de cariño cuando estaban a solas y eso la llenaba de felicidad. Sintió los húmedos labios de ella hacer contacto con su piel y un suspiro cálido al despegar sus labios, los ojos de la joven se cerraron inocentemente y al separarse, soltó su mano para dejar que se marchara.
— Mmm…
Cualquiera hubiese deseado aquel contacto con ella, incluso debería sentirse privilegiado al ser el único que recibía el amor de esa mujer, tomando la vitalidad y vigor de su inocencia. Quizá no pretendía aprovechar lo que la Haruno ofrecía, todas esas atenciones, todo, tal vez no lo consideraba necesario.
Sasuke se apresuró sin decir nada más y desapareció con un paso tranquilo bajo la atenta mirada melancólica de Sakura.
Tras verse en la necesidad de regresar al instituto, Sakura estaba convencida de retomar sus típicas actividades escolares, terminó sus labores y se dirigió a la escuela temprano. Ella tenía la costumbre de ser puntual y nunca la iba a perder, siempre que llegaba las aulas se encontraban solas —en su mayoría— y se dispuso a subir las escaleras, al estar a punto de llegar se encontró con un chico rubio bastante peculiar.
— Buenos días —saludó ella un poco extrañada.
— Buen día —respondió el con una sonrisa de lado—. ¿Tan temprano?
— Algo así —rió con ironía—. Aunque lo mismo puedo decir.
El chico desconocido ensanchó su sonrisa sin responder, ella lucía demasiado bonita, siempre se veía hermosa y tenerla cerca era muy fascinante. Sakura notó la mirada fija de aquel hombre y decidió ignorarlo y seguir caminando.
— Creo que eres muy guapa —repentinamente habló haciendo que ella se detuviera sorprendida.
— Muchas gracias —respondió con las mejillas encendidas, sonriendo con ingenuidad.
— Mi nombre es Deidara —se presentó al mismo tiempo que se acercaba a ella—. ¿Y el tuyo?
— Sakura.
Al tener a la peli rosa a una distancia decente, le permitió contemplar su radiante rostro, apreciando sus largas pestañas, sus magníficos ojos esmeraldas, sus apetecibles labios rosados y su cuerpo, todo su cuerpo. Inevitablemente Sakura se sintió completamente incómoda y cuando reparó en el rostro de Deidara, éste tenía una sonrisa diabólica en su rostro.
— ¿Sabes algo? eres justo como una muñeca —espetó acercándose peligrosamente a Sakura con malas intenciones.
Para Ino resultaba demasiado insólito no encontrarse con su mejor amiga por la mañana cuando siempre procuraba ser puntual y no saltarse ninguna clase. El medio día había llegado y no aparecía por ningún lugar, frunció el ceño y analizó la situación con cautela. Sakura nunca faltaba a clases. Nunca. Incluso si se encontraba enferma ella se atrevía a asistir y era esa misma razón por la que se encontraba buscándola como loca por los alrededores.
— ¿Tienes noticias? —inquirió malhumorada a Hinata al verla llegar, recibiendo una negación por parte de la Hyuga—. Esto no puede ser posible.
— ¿Qué es lo que no puede ser posible? —indagó Naruto apareciendo repentinamente, Ino suspiró desesperada y Hinata se ruborizó inmediatamente.
— Hemos buscado a Sakura por todos lados —respondió enfadada—. No puedo creer que no aparezca, ella nunca falta a clases, tengo un extraño presentimiento ¿de casualidad no sabes dónde esta?
Naruto abrió los ojos sorprendido, a decir verdad él tampoco la había visto por ningún lado, ni siquiera en el desayuno.
— Pues yo creo que no —respondió haciendo un mohín—. ¿En verdad es tan extraño?
Ino no pasó desapercibida la ausencia de Sasuke al comprobar que Naruto realmente se encontraba deambulando a solas, usualmente siempre estaban juntos y la mayoría del tiempo peleando. Volvió a fruncir el ceño, ya sabía que estaba ocurriendo.
— ¿Dónde está Sasuke? —demandó autoritaria—. Es muy raro no encontrarlo a tu lado, ¿no será que ellos escaparon para…?
— ¡Ino-chan! —advirtió Hinata completamente avergonzada por lo que estaba a punto de decir su amiga—. No creo que ellos se hayan escapado.
— Concuerdo con Hinata-chan —razonó el Uzumaki—. Sasuke se quedó con Suigetsu, prefirió estar con ese inútil que conmigo y además discutimos hace unas horas.
Tanto como Ino, Hinata y Naruto se miraron al mismo tiempo, ¿dónde estaba la peli rosa entonces?
Y no muy lejos de ahí, precisamente cerca de la escolar se podía escuchar una ligera risa, el único sonido proveniente de la bodega que la mayoría del tiempo se encontraba en completa soledad. Hoy, no precisamente se encontraba así.
Con sus fuertes manos, contorneó el blanco rostro que estaba frente a él, proporcionándole una suave caricia, tomó un mechón de cabello de ella y lo acomodó detrás de su oreja. Él hizo un gesto con las manos, haciendo que ella jadeara con desesperación y terror, si no la hubiese amordazado probablemente su voz se hubiese quedado muda para estas alturas. Suspiró mirándola nuevamente, lucía adorable sin lugar a dudas, sus ojos recorrieron nuevamente su cuerpo, le fascinaba verla fuertemente atada de las manos y tobillos, partes de su blanca piel comenzando a enrojecer debido a la presión que ejercían las cuerdas. Sonrió, estaba cautivado con la belleza de esa mujer.
— Me pregunto si te gustaría jugar conmigo —dijo con tranquilidad, ella se alarmó inmediatamente—. Será nuestro pequeño secreto, preciosa.
Deidara se encaminó a buscar entre el montón de artefactos que llevaba consigo para encontrar algo que decidió mostrarle a su víctima, le gustaba verla en ese estado y podría jurar que iba a disfrutar lo que estaba dispuesto a hacerle. Comenzó a juguetear con un látigo mientras caminaba de un lado a otro en círculos, le encantaban estas cosas.
— Dime Sakura-chan —dijo sonriendo con sadismo—. ¿Estás dispuesta a jugar?
Sin embargo ella no podía responder ni aunque lo intentara, Deidara se había encargado de amordazarla, su pecho se elevaba continuamente, desesperada por salir corriendo si tuviera la oportunidad, lágrimas corriendo de sus irritados ojos que ahora se encontraban impresionantemente rojos. Intentaba removerse del suelo, apenas y estaba sentada, tenía demasiado miedo por lo que iba a ocurrir.
— No te preocupes, yo mismo me encargaré de que estés completamente a salvo —aseguró con falsedad—. Y también de que tú, no digas ni una sola palabra al respecto. A nadie.
Con la punta del látigo, recorrió las piernas de Sakura y ella sentía que el temblor que recorría su cuerpo no iba a cesar nunca. Estaba dispuesto a castigarla si era necesario, porque, precisamente esa era la parte divertida del juego.
— Me gustaría saber qué tan obediente eres.
La bodega de la escuela era el lugar perfecto para someterla, jugar con ella, denigrarla, humillarla, provocarle el dolor suficiente para satisfacerlo, ya que Deidara consideraba el sadismo como tal una belleza. Había encontrado a la víctima perfecta para acabar con su inocencia y su esplendor. Una mujer perfecta.
Todo lo que parecía ser creado con perfección, merecía ser corrompido de la manera más específica y especial posible.
Ella lo miró con una suplica inminente en sus ojos y él no dudó en echarse a reír, estaba por hacerla gritar mil veces hasta quedar sin voz. Se encargaría de manipularla a tal grado de no decir ni una palabra cuando la dejara ir, para así seguir jugando, no solo hoy, ni mañana, todos los días.
— No te preocupes, nadie sabrá que eres mía —dijo Deidara con demencia—. Porque este será nuestro secreto. Tú serás mi juguete, mi muñeca.
Y dicho esto, arremetió un fuerte azote al rostro de Sakura.
CONTINUARÁ...
Hola ¿Qué tal? Algo descabellada la historia ¿no es así?
Pues tengo mucho que comentar acerca de esto, ya que tenía muchas ganas de hacer una historia así. Se preguntarán, qué pasará cuando Naruto y Sasuke sepan que Sakura empieza a cambiar y que aquel cambio puede ser drástico, pero no conocen la razón de esto y comienzan a investigarlo ya que ella está bajo amenaza y no puede decir nada. Al igual con las marcas que quedarán en su cuerpo, mentirá a menudo y todo irá aparentemente ''mal''.
Próximo capítulo: ''Las ausencias de sus sonrisas''
Ya sabrán, Naruto notará que ella está diferente pero Sasuke… Uff, Sasuke tambien sufrirá y… Ejem, mejor guardo lo mejor para después.
De igual forma, agradezco por haberle dado una oportunidad a esto y si hay algún error que vean por ahí, háganmelo saber para corregirlo.
Si les gusto, dejen un review con su opinión o con alguna crítica que deseen hacer, nos vemos en la siguiente actualización.