[NARUTO NO ME PERTENECE]


Celos de padre

Cuando esa pequeña niña, que era prácticamente el clon de su madre, pero con los ojos de su padre nació, Naruto se sintió el hombre más débil de la aldea, cargando a esa diminuta personita en sus brazos, con miedo de hacerle algún daño. Se prometió cuidarla y amarla todos los días mientras su vida se lo permitiera, además contaba con su hermosa mujer, que era una excelente madre, lo había demostrado cuando Boruto nació.

El Hokage era un hombre feliz, tenía una familia de cuatro, había hecho realidad su sueño y sentía que lo podía con todo.

Menos con una cosa:

Himawari irrumpió en la oficina del Hokage sin siquiera tocar la puerta, unos shinobis de Suna se sobresaltaron, pero antes de hacer cualquier movimiento contra la pequeña Naruto bramó:

- ¿No es hermosa mi hija? – Himawari corrió hacia donde estaba su padre y se lanzó a su cuello - ¿Cuántas veces te he dicho que toques la puerta cuando papá trabaja? –

-Lo siento papi – la niña clavó la mirada en la de su padre.

Uno de los shinobis presentes cortaron el tierno momento padre-hija aclarándose la garganta.

-Lo siento, aquí está su paga por acompañar a nuestros genin de regreso, pueden regresar – Naruto señaló el sobre que se encontraba en el escritorio - No olviden mis saludos al Kazekage.

Los shinobis se retiraron luego de una rápida despedida, Shikamaru entró a la oficina encontrando a Naruto con su hija en sus piernas, la pequeña estaba dibujando en una hoja con crayones que Naruto guardaba en casos como ése.

- ¿Cómo estás Hima-chan? – saludó Shikamaru.

- ¡Bien! – la niña quitó la mirada de su dibujo – estoy haciendo un dibujo para que mi papá lo tenga aquí en su oficina –

Shikamaru notó la mirada enamorada que el Séptimo le dedicaba a su hija menor.

-Shikamaru… ¿Puedo retirarme? Quiero ir a tomar un helado con mi niña –

-Tu eres el Hokage, tú decides - Shikamaru se encogió de hombros –. Yo me hago cargo, pero a las ocho me iré a casa.

-Gracias, Shikamaru –

Naruto esperó a que su hija terminara el dibujo y acto seguido salió de ahí con ella tomada de la mano. Los habitantes de la aldea no dejaban de saludarlos, Himawari, algo tímida, sonreía a todo el que admiraba sus grandes ojos azules.

- ¿De qué sabor quieres tu helado? – Naruto entró a la heladería favorita de su hija.

- ¡Chocolate! – dijo la pequeña sonriendo.

-Buenas tardes, Séptimo – una muchacha saludó al Hokage – Hola Himawari-chan –

-Buenas tardes –

- ¿Dos de chocolate? –

-Dos de chocolate – asintió.

La muchacha le dio el helado a Himawari, Naruto pagó y se quedaron sentados en una de las mesas de la heladería.

-Papá –

- ¿Sí? – Naruto tomaba de su helado con la cucharita.

- ¿Cuándo diste tu primer beso? –

- ¿Por qué esa pregunta? – el flamante padre se puso colorado.

- ¿Cuándo podré dar mi primer beso? – Himawari daba pequeños lengüetazos en su helado.

El Séptimo Hokage sintió su mundo caer en frente de sus ojos. Su niña, su princesita le preguntaba por besos… ¿Acaso a la pequeña Himawari le gustaba un chico? ¡NO! Sobre su cadáver.

-Darás tu primer beso luego de que tu novio pase por un duro interrogatorio ante tu poderoso padre y ante tu hermano mayor – dijo Naruto y Himawari lo miró con sorpresa.

- ¿El abuelo te interrogó? –

-No… -

Himawari hizo un puchero.

- ¿Y cuándo podré tener novio? –

Naruto sentía que puñaladas por la espalda, apenas hacía unos cuantos meses su girasol le decía que se iba a casar con él.

-Cuando seas tan alta como yo – dijo él.

- ¡Pero falta mucho para eso! – se quejó, apenas pasaba el metro.

-Soy el Hokage ¡Yo hago las reglas! – dijo sonriéndole a su hija.

Luego de la sesión de helado Naruto llevó a su hija a una plaza para que jugara, él se quedó cuidándola sentado en un banco. Como era de esperar, los padres de los demás niños presentes lo reconocieron y no tardaron en rodearlo, algunos pidiéndole un autógrafo, otros una foto, otros lo bombardeaban de preguntas con respecto a sus hijos.

- ¡Papá! – Himawari gritó e instintivamente Naruto apartó a todos los padres presentes, no tardó en ver cómo su hija estaba en el suelo siendo atacada por cosquillas por un niño que seguramente había estado jugando con ella en el momento en el que él estaba distraído charlando con los demás padres. Hima reía a carcajadas y trataba de alejar al hombrecito.

-Niño, ¿qué crees que le haces a mi hija? – preguntó con tono amenazante, el niño que seguramente tenía la edad de la pequeña se apartó al instante, mirando al Hokage con miedo.

-Lo… lo siento – su color de piel había bajado uno o dos tonos – no sabía que era la hija del Séptimo.

Naruto empezó a reír y de dos zancadas se unió a la guerra de cosquillas, atacando a su hija y al muchachito que estaba jugando con ella.

Todos los presentes, incluyendo los demás niños que estaban presentes clavaron la mirada en el lindo gesto del Hokage.

- ¡Basta por favor! – rogaba el niño entre risas.

- ¡Papá basta! – Himawari trataba de tomar la mano de su padre, lo cual le resultaba imposible ya que él la movía rápidamente para que ella no lo alejara.

Se percató de que los demás niños habían hecho una ronda alrededor, un foquito se prendió en la cabeza de Naruto.

- ¿Quién quiere que el Hokage le haga cosquillas? –

Los niños empezaron a correr y Naruto por detrás, los atrapados se carcajeaban por la sesión de cosquillas, lo que hacía que algunos valientes se animaran a tocarle la espalda a Naruto para que él los persiguiera, Himawari se agarraba la panza de tanto reír. Su padre era genial.

- ¡Naruto-kun! –

Él se giró y la niña a la que le estaba haciendo cosquillas se escapó corriendo, corriendo hacia su madre, feliz porque había jugado con el mismísimo Hokage.

A unos metros Hinata lo miraba sonriendo, Boruto estaba con ella, ambos tenían varias bolsas de la compra en las manos.

-Nos tenemos que ir – anunció – Vamos Himawari –

Himawari se bajó de un salto del juego en el que estaba y corrió hacia su madre. Los presentes empezaron a aplaudir por las acciones del Hokage, él empezó a caminar en dirección a su esposa y sus hijos, pero varios niños le tomaron del manto que lo caracterizaba como Hokage.

- ¿Vendrá otro día? –

- ¿Jugará otra vez con nosotros? –

- ¿Puedo invitar a Himawari a mi casa? –

Naruto sonrió.

- ¡Por supuesto que volveré a jugar! – gritó sonriendo.

Si tan sólo hubiera sido así cuando tenía esa edad, seguramente la habría pasado mejor en su infancia, pero por otro lado no se arrepentía de la vida que le había tocado.


- ¿Cómo llegaste a terminar jugando con los niños en la plaza? – preguntó Hinata cuando ambos estaban en cama.

-Por celoso –

- ¿Celoso? –

-Himawari me preguntó cuándo iba a poder tener novio, casi me muero, ¡ella no va a tener novio! – hizo un puño con su mano – haré picadillo al que se acerque a mi hija.

Hinata miraba con ojos bien abiertos a su esposo.

-Luego de tomar un helado nos fuimos a la plaza y me quedé hablando con los demás padres, escuché que Himawari gritaba y era un niño que le hacía cosquillas. En ése momento los celos se apoderaron de mí… -

Cuando terminó de contarle la experiencia a su mujer, ésta empezó a reír a carcajadas, tomándose la panza.

-Naruto-kun, Himawari crecerá y no vas a evitar que conozca a un chico –

- ¡No! ¿Acaso te gustaría que Boruto tenga novia? –

-Boruto sólo tiene ojos para mí y su hermanita – le sacó la lengua a Naruto y acto seguido le dio un beso en la mejilla – pero me gustaría que encuentre a una mujer como su madre – Hinata apoyó la cabeza en el pecho de Naruto. Él empezó a acariciar su cabello.

-Cuando Himawari aparezca con un novio me dará un paro, adiós al Hokage, vencido por el pretendiente de su hija, soy patético –

-No eres patético, eres padre y quieres lo mejor para ni niña –

Naruto abrazó a Hinata, unos minutos más tarde se quedaron dormidos.


-JuuHinamori.