[NARUTO NO ME PERTENECE]

BORUTO

-Boruto – Hinata llamó a su hijo de manera autoritaria, a Himawari le recorrió un escalofrío por la espalda – Dame esos kunais – la Hyūga extendió la mano.

-Boruto, te conviene hacerle caso a tu madre – dijo el Séptimo – vamos Himawari – Tomó a su hija de la mano y ambos entraron a la casa, dejando a Hinata con el hijo mayor.

-Estas armas son muy peligrosas y aún no te han enseñado a usarlas, me prometiste que no ibas a sacar más kunais de la sala de entrenamiento – Hinata le quitó los kunais de un manotazo.

-Lo siento – dijo el pequeño Boruto.

-Entiendo que estés estudiando en la academia, pero espera a que sea la hora de aprender a usar armas ninja ¿entendiste? –

-Si – el niño bajó la cabeza.

-Hoy no saldrás a jugar, estas castigado por una semana – Hinata dio media vuelta – entremos, vas a poner la mesa –

-Si mamá – dijo él y empezó a caminar.

-Papá, ¿mamá es una kunoichi muy fuerte? –

-Es una de las kunoichis más hermosas y fuertes de la aldea – dijo Naruto mientras guardaba unos juguetes tirados de su hija. Himawari estaba sentada en su cama – además es una excelente cocinera.

-¿Está enojada con Boruto nii-chan? –

-Tu hermano se portó muy mal el dia de hoy, seguramente está castigado – dijo seriamente el rubio.

Himawari miro en silencio como su padre ordenaba los juguetes.

-Vamos a ver si la comida esta lista – Naruto extendió la mano y su hija bajó de la cama.

La mesa ya estaba puesta pero el almuerzo estaba a medio hacer, Boruto estaba sentado en una de las sillas de la mesa, no quería mover musculo alguno. La pequeña Himawari se sentó al lado de su hermano como acostumbraba y se quedó en silencio.

-Mañana iremos a comer con mi padre – dijo Hinata mientras cortaba pimientos.

-Pero Sakura nos invitó a cenar – contestó el Hokage.

-Naruto-kun, te avisé la semana pasada – Hinata le lanzó una mirada asesina a su esposo.

-Está bien, iremos a casa de Hiashi-sama – dijo Naruto mientras le recorría un escalofrío por la espalda.

-Papá le tiene miedo a mamá – susurró Himawari y su hermano asintió.

-Yo también – confesó.

-Mi Hinata es la kunoichi mas fuerte de toda la aldea – dijo Naruto mientras besaba la mejilla de su mujer.

Diez minutos después la familia Uzumaki estaba comiendo en silencio, Boruto parecía todo un caballero, no se animó a mirar a los ojos a sus padres, pues sabían que ambos estaban furiosos. Él tenía la mala costumbre de sacar kunais y shurikens de la habitación de entrenamiento y jugar, una vez Himawari, que estaba sentada mirando cómo su hermano jugaba, terminó con un kunai a dos centímetros de su mejilla. Naruto descubrió que su hijo era el que hacía desaparecer las armas ninja y lo castigó por dos semanas.

-Casi lastimas a tu hermana, tú tienes que cuidarla, no hacerle daño – dijo Naruto enojado.

-Lo siento – contestó Boruto apenado.

Pero los "saqueos" a la habitación de entrenamiento continuaron. Y esta vez era el colmo.

-Himawari, esta tarde iremos a casa de Tsunade-sama – dijo Naruto.

-Pero no estoy enferma – dijo la pequeña.

-Lo sé, no te va a revisar, solo quiero que me acompañes, quiere entregarme unos papeles –

-Bueno – Himawari sonrió.

-Y tú te quedarás con mamá – el séptimo miró a su hijo.

-Está bien –

-Iremos al mercado, Boruto – dijo Hinata aún con voz autoritaria – y luego iremos a ver a tu tío Neji.

-Entonces iremos a la florería de Ino-san –

-Exacto –

Himawari tomó la mano de su padre y salieron de la casa. Boruto miró atentamente cómo la puerta de entrada se cerraba, él estaba sentado, con su campera puesta, pues ese día hacía algo de frío.

-Boruto, ¿ya acomodaste tu habitación? –

-Si mamá –

-Entonces vamos –

Normalmente Boruto no quería darle la mano a su madre, pero ese día no protestó, ayudó a Hinata a llevar las bolsas, y cuando llegaron a la florería de los Yamanaka saludó a Ino.

-Buenas tardes – dijo el pequeño rubio.

-Buenas tardes Boruto, Hinata – saludó Ino – ¿quieres alguna flor en especial? – Hinata sonrió.

-Girasoles – dijo Boruto señalando un florero – iremos a ver al tío Neji – sonrió.

Cuando salieron de la florería Hinata tenía mejor cara, el enojo hacia su hijo estaba desapareciendo. A la kunoichi le dieron ganas de llorar cuando vio cómo su hijo quitaba las flores viejas que había en la tumba de su amado primo, colocaba los girasoles y limpiaba cuidadosamente la lápida del genio Hyūga.

-Mira el lado bueno Boruto-chan, yo no soy ni la mitad de estricta de lo que era Neji-niisan –

-¿Qué? –

-Estoy segura que piensas que soy estricta contigo, por el estudio y tus entrenamientos, Neji era muchísimo más exigente, te lo aseguro – Hinata se arrodilló al lado de su hijo.

-Perdón por sacar kunais – dijo el pequeño sin dejar de mirar el nombre de su tío.

-Ya está, no estoy enojada, pero prométeme que el día que les enseñen a usar los shurikens y los kunais nos vas a avisar, Tenten-san tiene la puntería perfecta, era amiga de Neji-niisan y estoy segura que no dirá que no si le pides que te ayude a entrenar –

-¿Lo dices enserio? – una sonrisa se dibujo en la carita del pequeño Uzumaki.

-Totalmente –

-INCREIBLE –

-Boruto estas en un cementerio, compórtate –

-Perdón – él juntó las manos y empezó a rezarle a Neji.

-Ya llegamos Hinata – Naruto tenía a su hija en brazos, estaba dormida, él llevaba unas bolsas en una mano.

-¿Por qué tardaron tanto? – preguntó Hinata y tomó a su hija en brazos, la pequeña despertó.

-Es que nos encontramos con Shikamaru y nos invitó a tomar el té y luego le enseñó a jugar a Himawari… ese juego raro que le encanta… el que jugaba con Asuma-sensei, aunque no entendió mucho – Hinata miro las bolsas – y pasé por Ichiraku Ramen –

-Llamaré a Boruto –

La familia Uzumaki cenó ramen esa noche, Himawari contaba divertida cómo su padre miraba sin entender absolutamente nada "ese juego que a Shikamaru le encanta jugar" cuando el mismo Nara le había retado a una partida. Boruto contó feliz que ese día había comprado él solo los girasoles para Neji. Naruto y Hinata sonreían al escuchar a sus hijos hablar tan animadamente.