La noche anterior al Quarter Quell
Peeta quiere ir a su habitación, lavarse para luego ir a la mía. Pero yo no le dejo ir, aprieto con fuerza el agarre de nuestras manos y lo llevo a mi habitación. Tengo la certeza de que si una puerta se cierra entre nosotros, nos separará y esta es la última noche que puedo dormir a su lado. Mañana iremos a la arena y sólo él regresará. Yo me aseguraré de eso.
Intento dormir pero es casi imposible, sé que él tampoco puede dormir y aunque permanecemos en silencio, nuestras manos encuentran su camino y entrelazamos nuestros dedos, comunicándonos sin palabras. No sé cuantos minutos pasan cuando siento que se mueve suavemente, como para no molestarme, pero no es necesario, nada puede molestar un sueño que no existe.
"Deberías descansar" me dice en un susurro.
"Tú igual" le contesté, y giro mi cuerpo hacia él, levantando la parte superior de mi cuerpo para apoyarme sobre su pecho. Nuestras manos se sueltan y entonces él acaricia mi rostro. No dice nada más, sólo me observa mientras acomoda un mechón suelto de mi cabello detrás de mi oreja.
No estoy segura cuántos segundos pasaron, nuestro contacto visual sigue irrompible y tan silencioso que creo escuchar nuestros latidos. Entonces dejo de verlo a los ojos, y miro sus labios, llevo mis dedos y los toco suavemente, pero no es suficiente, me inclino y lo beso porque ahora es lo único que puede calmarme. Sólo que no me calma, sino todo lo contrario.
No es suficiente.
Y Peeta debe sentirlo también, pues siento nuevamente su mano acariciando mi rostro, resbalando suavemente por el contorno de mis mejillas, cayendo lentamente por mi cuello para acomodar sus dedos en mi nuca, sujetando firmemente mi cabeza y atrayéndome a un beso mucho más demandante, superando mi atrevimiento y demostrándome que puede darme lo que creo que necesito. Quisiera saber qué es, pero lo único que pienso es en una clase diferente de hambre, la misma que sentí en la cueva hace un año. Pero de pronto el beso se rompe y siento mis labios húmedos y enfriándose. La fuerza de su mano en mi cabeza se debilita y finalmente desaparece.
Quiero protestar pero no sé qué decir, no encuentro las palabras apropiadas, así que sólo actúo, inclino mi cuerpo aún más, elevándome sobre él y de pronto estoy con mis piernas a cada lado de su cuerpo, mis manos agarrando fuertemente su camiseta y cerrando mi boca alrededor de la suya para tomar más de esos besos que prometen calmar el hambre que siento. Al principio siento que me abraza con fuerza y es tan confortante sentir la potencia de su agarre sobre mi espalda, subiendo lentamente hacia mis hombros y nuevamente se ubican detrás de mi cuello. Un temblor y una sensación de calor invade rápidamente todo mi ser mientras mi cuerpo espera sentir nuevamente esa sensación de ser devorada por él. Pero no ocurre, al contrario, siento que me aleja de él y de pronto nuestro beso se rompe nuevamente.
Reprimo un gruñido de frustración, quiero gritarle y golpearle por detenernos, como si no supiera lo que me costó tomar este atrevimiento. Siento una combinación de rabia y vergüenza, porque ahora el hambre ha incrementado con tanta fuerza que ni yo misma puedo creerlo. Y es algo que sale de mi control.
"Katniss… no-no tienes que…." Por el tono de su voz parecía pasar por algún tipo de dolor. No pude evitar sentir satisfacción al ver que parecía sufrir, tanto como yo luego de negarme sus besos. Malditos besos de hambre. Se tomó unos segundos para respirar profundamente, su mentón temblaba, sus ojos trataban de enfocarse en algún punto distante, me quedé mirándolo fijamente, en verdad parecía estar pasando por algún tipo de tortura, incluso su corazón latía con fuerza, pero el mío también temblaba con la misma intensidad. Era extraño ver a Peeta sin palabras, cuando esta noche había creado tal alboroto con Caesar. De pronto recuperó el aliento "Podemos sólo dormir, deberíamos dormir, no tienes que…"
"Quiero" le dije sin pensarlo de más.
Era nuestra última noche juntos después de todo, no sabíamos lo que nos esperaba mañana en la arena, pero si de algo estaba segura es que no volvería a verlo más. Yo moriría en la arena y Peeta volvería a casa. Él debía regresar, y yo me aseguraría de eso. Si esta era mi última noche con él, quiero tomar todo lo que pueda, aunque sea egoísta de mi parte, no puedo parar.
No somos más que piezas en este juego, no tenemos ni voz ni voto, nos quitaron todo. Pero si esta noche mi única libertad se restringe a lo que puedo elegir, si esto es lo único que me pertenece sin que nadie decida por mí, entonces lo tomo.
Vuelvo a acercarme a Peeta, bajo mi rostro hacia él, lentamente y rozo sus labios con un beso reafirmante, para él, para mí. Luego susurro muy bajito contra sus labios "Aunque sea por una noche". Él repite mis palabras en un susurro y tomo sus labios con los míos.
Vuelvo a sentir su abrazo fuerte contra mi espalda y en un segundo él gira conmigo, y de pronto cambiamos de lugar, él ahora está sobre mí, devorando mi boca con la suya, llenándome de hambre, pero a la vez calmándome lentamente.
Entonces supe que esto habría pasado de todas formas. Quizás no era el mejor momento, y quizás habría mejores momentos que elegir entre todos. Pero hoy, esta noche, mi hambre por fin se saciaba.
¡Hola!
El reto consiste en escribir mini-fics con un largo de hasta 1000 palabras.
Desde que terminé de leer la serie, siempre me pregunté ¿qué sería si Katniss sí hubiera estado embarazada?. Pero me daba una pereza increíble re-escribir el libro. ¡Y esta fue la oportunidad perfecta! Puedo explorar ese lado, pero sin entrar en profundidades, tan sólo como si viera viñetas. Si les gustó este inicio, acompáñenme en este viaje. Pero cuidado, el camino puede ser angustioso.