Hola a todas y a todos

Este es mi segundo Fanfic de Gravity Falls (Sí, me traume con esta serie, lo admito) La verdad es que nunca imaginé que me encontraría con una serie tan buena en la actualidad. Bien, esta nueva historia sucede después de los acontecimientos del capítulo 10 de la segunda temporada ("El Misterio de la Mansión Noroeste") Así que si aun no han llegado hasta ahí probablemente no sepan porque Pacifica tiene una actitud tan distinta a como la vimos en capítulos anteriores. Este Fic también hace de cuenta que el capítulo 11 nunca sucedió o aun no sucede ("El no es lo que parece") ya que podría significar un error en la continuidad de la serie, pero como esto es un Fanfic puedo tomarme la libertad que yo quiera. Espero que les guste, este Fic está dividido en ocho capítulos no tan largos para que puedan leerse mejor. Sé que muchos le huyen a las historias tan grandes pero este no tendrá una duración que asuste. Sepan perdonar si de repente se me escapó un error ortográfico.

Gravity Falls Es una obra perteneciente a Disney. Todo lo escrito y expresado dentro de este Fanfic tiene como propósito principal el enriquecer al Fandom de la misma. Todos los personajes utilizados dentro de esta historia son una creación y propiedad original de la talentosísima y brillante mente e ingenio del animador estadounidense: Alex Hirsch. Nada será utilizado con fines lucrativos o comerciales. ¡Disfrútenlo!

Gravity Falls Fanfic: El Juguetero Siniestro

Capítulo 1: "Mito"

—¡Muy bien chicas! Creo que ya tenemos todo lo necesario para la gran pijamada de esta noche. —Dijo Mabel Pines con un tono airado e inspirador, mientras caminaba por la acera; revisando minuciosamente una pequeña lista escrita en una enorme hoja de papel que muy poco le faltaba para que le llegara hasta las rodillas.

—Dulces, poptarts, maquillaje, sodas locas y los últimos números de todas las revistas de chicos lindos existentes que hay actualmente en el mercado. —Mencionó una chica de baja estatura, cabello negro, gafas gruesas, mochila rosa, blusa verde y medias blancas; dándole un buen visto a la lista que Mabel traía entre las manos—. En efecto, no nos falta nada.

—Esta será la mejor pijamada de la historia. —Recalcó una tercera chica a espaldas de Mabel y su amiga. Una bastante tosca en apariencia, la cual era la no tan orgullosa portadora de una voz mucho más masculina que la de la mayoría de los hombres adultos de todo Gravity Falls. Una voz que llegaba a superar con facilidad en tonos graves a la del inocente muchacho de doce años que las seguía de cerca y que había sido designado específicamente para cumplir con la tarea de ayudarles a cargar con las pesadas bolsas del supermercado.

El día era jueves y las manecillas de los relojes en el pueblo marcaban las cuatro y media de la tarde. Sin embargo, solo por el simple hecho de encontrarse en plenas vacaciones de verano es cierto que a muy pocas niñas y a muy pocos niños les interesa saber en qué día de la semana se encuentran. Es como si el verano fuera una especie de portal místico perdido entre el tiempo y el espacio que conecta la primera y por ende; la mitad más pesada del año por estar muy escasa de festividades con la segunda; donde de forma general la navidad es el evento más esperado por la gran mayoría de los más jóvenes del hogar.

Una de esas niñas era precisamente Mabel Pines, una chica despreocupada y bastante risueña que había logrado asentarse muy bien en aquella extraña localidad ubicada en el centro de Oregón; donde sus padres la habían mandado a pasar el verano completo en compañía de su hermano Dipper a la misteriosa y rústica casa de su tío abuelo Stan.

Habían pasado apenas unas pocas semanas desde que los dos hermanos arribaron a Gravity Falls, pero en el transcurso de aquellos días todo parecía indicar que era Mabel la que se había caracterizado por intentar socializar más con los irreverentes residentes del pueblo, llegando incluso a convertirse en la mejor amiga de las otras dos niñas que la acompañaban y que desde mucho antes de su llegada ya se habían ganado la reputación entre los demás niños y niñas de ser las más raras y extravagantes en varios kilómetros a la redonda: Candy y Grenda.

No así sucedía con Dipper Pines, el cual parecía estar mucho más preocupado por descubrir quien había sido el autor del diario en su posesión marcado con el número tres y definitivamente más interesado por descifrar todos y cada uno de los secretos que el pueblo escondía por detrás. No obstante, a pesar de que ya se había ganado las amistades incondicionales de la bella Wendy y del leal y divertido Soos; en el fondo Dipper no podía dejar de afligirse un poco al contemplar la tan profunda unión que compartían su hermana y esas otras dos chicas, ya que ni siquiera en su lugar original de residencia él había logrado establecer una sola amistad tan llevadera como esa. Todo debido a que el resto de los chicos de su escuela lo consideraban como a un bicho raro; gracias a su extraña obsesión con los sucesos paranormales, a su sobrada inteligencia y a su inigualable curiosidad.

Y qué decir de las chicas. Dipper era mejor conocido en su salón de clases por ser el único chico de doce años que aun no había recibido su primer beso y lo peor de todo era que lo más cercano que había experimentado en su vida a un contacto directo de labios con alguien más; había eclipsado en un método de resucitación a la inversa hacia un joven y agonizante tritón. De cualquier forma, Dipper hacía lo posible para ignorarlo y dedicarse a resolver exclusivamente los misterios que Gravity Falls tenía para él antes de que el mágico verano diera por finalizado. Pero lo que Dipper aun no sabía era que más temprano que tarde debería enfrentar de frente a esos demonios del presente y del pasado que aun atormentaban el interior de su noble y angustiado pero a fin de cuentas; valiente corazón.

—¡Oye Dipper! ¿Cómo va todo por allá atrás? —Mabel se dirigió hacía su hermano en la retaguardia, el cual iba caminando más lento que el resto de la cuadrilla.

—¡Fantástico! Nada podría estar mejor. —Respondió malhumorado y con un poco de sarcasmo, ladeando la cabeza un poco para conseguir mirar hacia el frente debido a que la innumerable y pesada pila de cajas y bolsas que llevaba consigo entre sus manos le bloqueaba la visibilidad—. ¡Cielos! Habiendo aun tantas cosas por hacer y por descubrir en este pueblo y al tío Stan no se le ocurre otra cosa mejor que hacerme venir aquí para ser su cargador. ¿Y se puede saber qué fue lo que compraron? ¿Plomo?

—¡No te aflijas tanto por eso Dipper! —Exclamó la chica del suéter morado con un perrito de ojos saltones bordado en el pecho—. Estoy segura que los misterios vendrán por si solos. Así ha sido siempre. ¿Por qué no mejor te unes a nuestra pijamada?

—¿Es enserio? Ni de broma. —Contestó—. La última vez que se me ocurrió por accidente entrometerme en una de sus alocadas fiestas terminé con mi cara llena de maquillaje y brillos en mi cabello.

—Te veías tan adorable con tus mejillas chapeadas, tus labios pintados de rojo carmín y ese adorable moño de color rosa sobre la cabeza... —Mabel se giró y le hizo ojitos—. Mucho más lindo que cuando mamá te vestía de oveja y te hacía bailar el baile de...

—Ni siquiera lo menciones Mabel... —Dipper interrumpió a su hermana justo a tiempo antes de que Grenda y Candy terminaran por enterarse de la cruda realidad. A su vez, el joven de gorra recordó cuando ese par de ancianos fantasmagóricos lo habían obligado a hacer el mismo baile infantil y ridículo para salvar a Wendy y al resto de sus amigos de un destino fatal—. No iría a su pijamada ni aunque me pagaran por hacerlo.

—¡Vamos Dipper! ¿Y qué me dirías si te dijera que hasta podría invitar a Wendy? ¿No te gustaría?

Dipper bajó la cabeza.

—Bueno, admito que así podría ser más divertido... Pero...

—¿Pero...? —Mabel animó a su hermano a proseguir en el momento en el que notó como su voz se entrecortó.

—Pero... No lo se... —Titubeó—. En este momento no me encuentro con los ánimos suficientes. No sé que me ocurre.

—Me parece que Dipper sufre de un mal de amores. —Candy se introdujo en la conversación.

—¿De qué hablas? —Dipper le cuestionó; alzando una de sus cejas.

—Mabel nos comentó acerca de todas las dificultades que has tenido para acercarte a Wendy. También nos dijo que la diferencia de edades entre ustedes ha jugado un factor muy importante para que la relación entre ustedes no florezca.

Dipper le dirigió una mirada asesina a su hermana por andar difamando cosas de su vida privada. Mabel se hizo de oídos sordos y comenzó a silbar.

—Créeme niño. —Dijo Grenda—. Si existen personas en este pueblo que pueden entender cómo te sientes esas somos nosotras. Sabemos perfectamente lo que significa vivir con el sufrimiento de tener un amor inalcanzable. —Acto seguido, sacó del bolsillo trasero de sus shorts una de sus revistas de grupos pop para mirar con ilusión la foto del deslumbrante artista en la portada—. Algún día Kevin... Algún día...

—Grenda, te recuerdo que de las tres, la que menos derecho tiene de quejarse eres tú. —Candy le reclamó—. Al menos tú ya encontraste a tu chico ideal. No cualquier muchacho austriaco y millonario te escribiría su número de teléfono en el rostro. ¡Qué suerte tienes!

—¡Escúchenme chicas! —Dipper suspiró con tristeza al recordar la reveladora charla que tuvo con la pelirroja solo momentos después de salir del bunker oculto en el interior del bosque—. Wendy y yo ya hablamos acerca de lo que cada uno piensa del otro y creo que a ambos nos quedó lo bastante claro. Wendy y yo solo somos amigos... Muy buenos amigos... Y eso es algo que jamás podré cambiar.

—¿Acaso te estás dando por vencido? —Mabel igualo su velocidad para hablar más cómodamente.

—¡Sí! ¡Así es! —Corroboró.

—No te rindas Dipper... Mira... Tal vez en este momento parece imposible, pero en unos cuantos años más apuesto a que esa diferencia de edades se verá muy reducida.

—No lo sé, Mabel...

—¡Piénsalo! Wendy es solamente tres años mayor que tú. Si te esperas diez años más, ella tendrá veinticinco y tú ya habrás cumplido los veintidós. Apuesto a que serás mucho más alto que ella y ninguno se sentirá mal por eso. Es más, estoy segura de que ninguno se acordará de que existe esa barrera que los divide. A esa edad la diferencia ya no es tan notoria.

—Gracias por seguir dándome ánimos, Mabel... Pero diez años es mucho tiempo y nunca se sabe lo que puede pasar. La vida está llena de sorpresas y es posible que en ese lapso de tiempo; ella o yo ya hayamos encontrado a esa persona indicada con la que decidamos pasar el resto de nuestras vidas. Prefiero esperar a que los acontecimientos se den por si solos y no aferrarme a algo que no es del todo seguro. Además, no me gustaría perder su amistad por una tontería. Ella significa mucho para mí y me dolería mucho que dejara de hablarme solo por un tonto capricho personal.

Mabel no respondió ante las palabras de su hermano. En cambió, la niña se quedó congelada a mitad del camino así como el resto de sus amigas. Dipper no se percató de esto, por lo que no pudo evitar llevarse un fuerte encontronazo con Grenda, la cual lo acabó tumbando. En consecuencia, los voluminosos paquetes repletos de dulces, chocolates y demás chucherías cayeron al suelo de manera estrepitosa junto con la humanidad del inocuo muchacho.

Cuando Dipper logró finalmente incorporarse y se preparaba para realizar la pregunta más obvia, notó inmediatamente como las tres niñas parecían estar paralizadas de pies a cabeza. Pero sobretodo Candy y Grenda, cuya inmovilidad era acompañada por una expresión de horror muy marcada en cada uno de sus rostros.

—¿Chicas? ¿Qué fue eso? ¿Por qué se detuvieron tan de golpe? —Dipper preguntó, observando a su hermana.

—No lo sé, ellas se quedaron así de repente, yo solo las estoy imitando porque me pareció divertido. —Mabel respondió, sacando la lengua y riendo como si su voz estuviese pregrabada como la de un juguete de cuerda.

—¡Por favor! Esto no puede estar pasándome... —Dipper soltó un bufido al aire—. ¡Oigan! ¡Chicas! ¡Chicas! ¿Se encuentran bien? ¿Candy...? ¿Grenda...? ¿Pueden escucharme?

Dipper chasqueó sus dedos y sacudió su mano en repetidas ocasiones a la altura de los ojos de ambas niñas para que pudieran salir de su trance. Sin embargo, en ese momento; Grenda levantó su brazo derecho y señaló hacia cierto lugar ubicado al final de la calle. Uno que sobresalía por sobre el resto y que al mismo tiempo daba muy mala espina con tan solo mirarlo.

—¿Qué es eso? Parece solo una fábrica abandonada. —Preguntó Dipper.

—Es una fábrica abandonada. —Candy lo confirmó de manera instantánea.

—¿Y solo por esto nos detuvimos? —Dipper realizó otra pregunta.

—¿Y qué tiene de especial? —Mabel continuó con las interrogantes.

—¿Es una broma, cierto? Me parece increíble que a pesar de que ambos están tan involucrados en todas las cosas extrañas y sobrenaturales que suceden en este lugar; ninguno haya escuchado acerca de los rumores que circulan en torno a este lugar. —Dijo Grenda.

—¿Rumores? —Los hermanos preguntaron al unísono—. ¿Qué rumores?

—Se dice que ese lugar esta maldito. —Candy continuó—. Con tan solo verlo se me pone la piel de gallina.

—Será mejor que les cuentes la historia, Candy. —Dijo Grenda—. Tú la conoces mejor que yo

—¡Si, una historia! —Mabel gritó emocionada y levantó los brazos al cielo.

—Bien, se dice que todo comenzó hace aproximadamente quince años en ese mismo lugar. Para ser más precisa, el día del gran incendio. Nadie sabe exactamente qué fue lo que lo provocó o donde se originó. Ni siquiera las averiguaciones de la policía pudieron dar con el veredicto final, pero la mayoría asume que fue a consecuencia de un error humano. El punto es que se cuenta que uno de los trabajadores quedó atrapado dentro; muriendo incinerado. Aunque lo extraño fue que nunca pudieron encontrar su cadáver ni corroborar dicha información con los propios empleados ni dueños, ya que al parecer nadie lo conocía. Aunque puede que con el pasar de los años la versión original se halla ido modificando. No lo sé a ciencia cierta, pero a lo que quiero llegar es que partir de ese momento; todo aquél que se atreve a adentrarse en las instalaciones, ya sea por un juego tonto entre adolescentes que quieren hacerse los valientes o por simple ocio; desaparece misteriosamente sin dejar ningún rastro, aunque solo para que su cuerpo aparezca sin vida a los pocos días en los lugares aledaños al lugar. Y aunque la policía ha tomado en muchas ocasiones el caso; nunca han logrado dar con ningún culpable. A raíz de eso, se crearon muchos mitos en torno a la naturaleza maligna que encierra ese lugar debido a dicha serie de extraños acontecimientos. Los más locos y conspiradores dicen que el espíritu sin descanso de aquél trabajador volvió del más allá para atormentar a todo aquél que irrumpiera en su búsqueda por alcanzar finalmente la paz. Aunque otros le atribuyen las misteriosas muertes a simples descuidos y desafortunadas coincidencias. Pero para serles franca a mí no me tiene muy convencida esa última versión de la historia. Se dice también que por las noches se pueden escuchar varios gritos, golpes y alaridos dentro de sus muros. Pero eso también es solo un mito que hasta ahora nadie ha podido confirmar al cien por ciento.

—Eso suena bastante lúgubre. —Dijo Mabel, arrugando la cara.

—Y eso es justo lo que necesitaba para animar mi día. —Complementó Dipper.

—¿Qué quieres decir? —Preguntó Mabel.

—Sería fantástico si pudiéramos resolver el misterio de las desapariciones. ¿No opinan lo mismo, chicas?

El trío de niñas se sorprendieron aterradas.

—Pero Dipper... ¿Qué no escuchaste lo que dijo Candy? Dentro hay un fantasma psicópata que asesina personas para luego devorar sus órganos internos. —Mabel se expresó con angustia.

—Yo no recuerdo la parte de los órganos internos. —Dijo Candy, pensativa.

—¡Vamos Mabel! ¿Ya olvidaste que somos los hermanos misterio y que juntos ya hemos resuelto muchos otros casos? ¡Piénsalo! Inclusive ya hemos vencido en dos ocasiones a ese triangulo malvado llamado Bill. Además, recuerda que nosotros tenemos algo que esos adolescentes descuidados no. —Dipper sacó el diario con el número tres en la portada desde el fondo de su chaleco—. Mientras tengamos este diario con nosotros nada puede salir mal.

—¡Sí! Creo que tienes toda la razón, Dipper. Tal vez estoy siendo un poco exagerada. ¡Vayamos a la aventura!

—¡Hola Dipper! —Exclamó una voz llena de energía por detrás de ellos.

El cuarteto de amigos giró la cabeza, solo para descubrir a una lujosa limusina con los vidrios polarizados deteniéndose lentamente sobre la acera. Acto seguido, la última de las ventanillas descendió automáticamente y desde el fondo; Pacifica Northwest asomó la cabeza.

Continuará...

Bien, esto ha sido todo por ahora. Sí, lo sé es un poco simple, pero pronto estaré subiendo el resto de los capítulos, los cuales les prometo que serán aun más siniestros. Les quiero confesar algo, el capítulo 1 y el 2 eran uno solo en un principio, pero debido a la longitud que tendría si lo comparaba directamente con los demás capítulos se iba a ver horriblemente fuera de proporción, así que decidí dividirlo en dos. Bueno, por ahora solo me resta esperar que les haya gustado y si gustan pueden dejarme un review para saber su opinión. ¡Hasta la próxima!