Chapter 35: Un día de vidas perdidas.

CIUDAD EXODO, TRES DIAS DESPUES.

El chico de castaños cabellos se encontraba en las calles derruidas de una ciudad envuelta en miseria, a pesar de que todos ayudaban en las reconstrucciones, era inevitable el sentir una pesadez en la garganta cuando se observaban familias con problemas de hambre y salud, niños corriendo entre los escombros buscando un poico de esperanza en esa tan catastrófica situación, el chico ayudaba en todos los lugares que podía, sin embargo, su mente se mantenía confusa y a su vez alejada, su psique se encontraba gritando de desesperación el encontrar alguna opción que le permitiera salvar a sus amigos, la estabilidad y moral de la población iba en decadencia, un sinfín de problemas políticos se habían desencadenado dentro de todos los medios de comunicación, y solo para agrandar sus penas, el fondo monetario de B.E.R.K para lidiar con situaciones como esta no daba abasto para todos los recursos que diariamente se solicitaban.

Con cada minutos, era obvio que la inconformidad de los ciudadanos aumentaba, algunos simplemente tenían la idea de rendirse y dejarte toda la culpa a la organización, Hipo no podía lidiar con todos esos problemas por sí solo, por lo cual tenía que recurrir a juntas generales cada día, una más larga y problemática que la anterior, en ese momento el reloj de su muñeca se dio a la tarea de sonar con un pequeño timbre, la alarma avisaba la hora de la junta de hoy, con ello, el chico se retiró del campamento A.

Al llegar al área designada, observo como todos los comandantes mostraban en su rostros un gran desagrado, el desdén se percibía en el aire al leer el tema próximo a debatir, era el tema que habían evadido durante algunos días, y la cusa del descontento de muchos, la locación y horario de la ejecución publica en cuestión, tal vez era uno de los métodos más barbáricos que existían, pero la sociedad era despiadada y ellos no entenderían por ningún motivo lo que sucedía más allá de la pared de papel a la que llamaban realidad.

Los comandantes no daban una sola palabra, o al menos los presentes, dando a entender la falta de Estoico y Eret, sin duda, tres no eran suficientes para hablar de este tema, era incomodo saber cómo satisfacer los deseos de los ciudadanos a costa de vidas humanas, y más si eran esas personas que habían jugado el papel de lo más cercano a una verdadera familia.

-Pues…No hay mucho que decir, es parte del código penal de la organización y no podemos cambiar las reglas… ¿o no? – Dijo el chico castaño.

-¿Es enserio?, ¿los dejaras a su merced en medio de este infierno?- Señalo Cami.

-si no siguiéramos las reglas, estaríamos haciendo lo mismo que ellos, el código dice que debe haber una ejecución publica con los responsables presentes- Dijo la chica rubia.

-Pero… no seriamos diferentes a ellos, estaríamos matando despiadadamente por venganza- Dijo Cami.

-Cami… hare los que diga la ley, sin falta- reprendió el castaño.

-La ejecución será mañana a medio día, en la plaza central-Dijo Hipo para finalizar.

AL DIA SIGUIENTE, ALREDEDOR DE LAS SEIS A.M, SECTOR 8

Las patrullas llevaban a manera de exhibición a los tres aprendidos, los cuales mostraban una cara de resignación, sus rostros cabizbajos detonaban un gran arrepentimiento, sin embargo todos los ciudadanos al verlos pasar les escupían un sinfín de maldiciones y reclamos, esperando minuciosamente ver el momento de su partida.

Las palabras nunca le habían afectado, pero el escuchar por todas partes esos lamentos y ver esa destrucción ablandaba hasta el más duro corazón, cosas como "mueran" o "lo tienen bien merecido" eran parte del oficio, pero al ver niños pequeños gritar entre sollozos "devuélvanme a mis padres" o ver los cuerpos entre los escombros siendo velados sin una tumba que valiera la pena por culpa de la pobreza causada en la reconstrucción, sin duda ellos no podían llorar, ese era un lujo que solo los afectados podían tener, ellos debían cargar con el peso de las vidas que se habían llevado y tratar de expiar su pecado con el final de su existencia, aun sabiendo que eso no sería suficiente.

El camino no solo fue lúgubre y humillante, ¿se podían diferenciar acaso los lamentos?, ¿Se podía derruir el dolor con esta poca justicia?, la tormenta psicológica se hacía presente con el paso de los minutos y la llegada de su fin inminente.

Los tres integrantes de la resistencia se dedicaron a soportar el martirio, no se sentían dignos de ser llamados humanos, o Kiratianos, eran la escoria sobrante de esta sociedad consumida por el egoísmo, el final del camino se veía cerca y los tres integrantes al bajar del vehículo que los transportaba, sin poner resistencia alguna, bajaron y dieron sus últimos pasos, arrastrando sus cuerpos en la falta de ganas por vivir decidieron enfrentar su destino como guerreros y acceder a la plaza central, eran centenares las personas que veían desde lejos reclamando que se llevara a cabo la acción.

Los tres fueron colocados en fila frente a Hipo, Astrid y Cami, los cuales eran encargados de finiquitar el asunto.

Cami, les dejo unos relojes en sus bolsas, señal del tiempo que habían estado vivos.

Astrid les coloco bolsas en la cabeza para guardar la poca dignidad que aun merecían.

Hipo disparo a sus cabezas para después cortarlas de un tajo, los cuerpos fueron tapados inmediatamente al caer.

-Usted, verifique que la justicia se ha hecho- Dijo Hipo a una mujer que totalmente tapada.

-Está hecho- Dijo la mujer.

Un gran tumulto de alegría se formó en la plaza, era un día glorioso en la ciudad, y un día oscuro para los que veían los cuerpos del piso.

Continuara…

Me he quedado un poco atrasado en los tiempos por culpa de las fiestas, y que estuve enfermo, pero no se preocupen, aquí está el capítulo de hoy, y pienso actualizar mañana, pienso…

Forever Hiccstrid : No lo sé, tal vez un poco.

Navid: Para Drago falta un poco, pero aquí está el capítulo.

KatnissSakura: Saludos, aquí está el capítulo de la ejecución, espero no les desagrade.