Mi corazón late muy aprisa, estoy... no tengo palabras para describir este sentimiento tan profundo. Es el final de 93 en Babel.

No les interrumpo más, en las notas finales sabrán mi decisión con respecto al fanfic.'.

93 en Babel

Final

.'.

Te saludo a ti que has cruzado el umbral. Te saludo, Mago, que te has convertido en el dominador de los tres mundos. Ahora por fin has roto las propias ataduras, has liberado tus fuerzas de la ruda y sutil materia. Ahora permanecen en ti, puedes disponer de ellas. A partid de este momento ya no te ata ninguna determinación. -El León Rojo, Mária Szepes

No recibió respuesta. Illumi dirigió sus ojos negros a su rostro, con una expresión un tanto amenazante. Sin embargo no se intimidó, al contrario, le pareció retadora la idea de presionarlo.

—¿Quién era el hombre con el que hablabas? —insistió, con más autoridad.

Illumi se inclinó hacia adelante sobre la mesa, colocando sus codos a los lados del plato frente a él. Los cubiertos se sacudieron y Killua dio un respingo, su cuerpo reaccionó a un posible ataque.

—Muath, un tipo de la isla de los Asesinos.

—¿Isla de Asesinos? —preguntó extrañado.

—¿Papá no te ha hablado de ella?

Contestó negando con la cabeza.

—¿No sabes lo que es?

—No.

—Qué extraño… siendo el heredero de la familia, es poco convencional que papá no te haya hablado de eso.

Hizo un mohín molesto, detestaba tocar esa clase de temas donde su pasado aparecía como si fuese todavía su destino. Prefería verse a sí mismo como un ave libre de las ataduras de la sangre.

—No pienso tomar el lugar cómo heredero de la familia.

—Eres lo que eres —recalcó con malicia—, y serás lo que has sido destinado a ser, la razón por la que naciste. No importa cuánto te esfuerces —se hizo hacia atrás, colocando un puño sobre la mesa, sentía una satisfacción especial al ver el enojo en el rostro del albino, y le echaría en cara todo cuanto quisiera con tal de conseguir esa expresión.

—Papá me dejó ir. Él dijo que podía vivir como yo lo deseara —retador, respondió.

—Te dejó ir con un propósito especial. Seguramente quiere dejarte caer la verdad. Una forma de castigo por tu rebeldía. Como dije, eres lo que eres, no puedes huir de ello por mucho tiempo.

Aunque había tensión entre ambos, Killua se controló lo suficiente para no hacer enojar más al morocho. No era conveniente tenerlo molesto, bien podía usar cualquier excusa para irse.

—¿Papá quiere castigarme?

—Lo que él desea hacer no es mi asunto.

Con eso quedó en claro que su mal humor se derivaba de algo personal y no por su conversación. Era mejor cambiar el tema, pero Killua prefirió averiguar aquello que tanto enfurecía a Nimrod.

—¿Por qué hablabas con ese hombre?, creí que los asesinos no podían tener amigos.

Para su sorpresa, el enojo pasó tan rápido como había surgido. Nimrod incluso se atrevió a sonreírle de forma maliciosa. Killua suspiró y decidió comenzar a comer.

—Tenemos muy buenos negocios con los hombres de la isla, son como parientes lejanos… quizá en verdad lo sean.

—¿Parientes? —eso sí que le parecía inesperado.

Se relajó, ese niño con su ignorancia le resultaba adorable, esa era la razón por la que no podía permanecer molesto por mucho tiempo.

—La tradición asesina es bastante antigua, no es algo que inventaron los Zoldyck, tiene mucha trascendencia. No te contaré la historia, eso queda de ti investigar, pero te diré que los que continuaron con la tradición se fueron a vivir a una isla desierta; la cual, en la actualidad, es un paraíso; un lugar turístico que es visitado por personas adineradas. El negocio de los asesinos es bastante redituable y lo sabes bien… Si alguna vez te preguntaste por los orígenes de nuestra familia, ahí están.

Killua estaba intrigado, nunca le había dado importancia a los detalles de sus raíces, eso era lo de menos. Quizá lo que encontró extraño fue que no se había dado cuenta que los Zoldyck mantenía un contacto con ese sitio, que estaba estrechamente relacionado con el futuro que su padre deseaba para él.

—Cuando crezcas, irás ahí, y te presentarás como un asesino, el heredero de los Zoldyck.

Lo miró de forma acusadora, pero no había nada por decir, en realidad Nimrod sonaba hasta cierto punto escalofriante; seguro de que lo que decía se volvería realidad.

—¿Tú qué haces ahí?

—Yo… bueno —hizo una expresión extraña que no supo interpretar— arreglo los negocios familiares, digamos que es algo que cuando seas presentado como el heredero comprenderás mejor.

Eso le preocupó bastante, ¿en cuántas cosas Nimrod había implicado a su hermano? Cosas que estaban contra su voluntad, que podrían afectar su futuro y estabilidad. Quizá castigar a Illumi no sería necesario. Con un espíritu desconsiderado habitando en él y arruinando su vida era más que suficiente. Pobremente Illumi tendría muchos problemas qué arreglar antes de tener una vida más o menos estable. Debía darse prisa y averiguar todos esos pormenores antes de que su hermano despertara, nada le aseguraba que Illumi le diría sus problemas, no recordaba que él fuera una persona comunicativa en ninguna etapa de su vida así que había una posibilidad de que el morocho se volviera a esconder, guardando así sus secretos. Sintió que su estómago se revolvía, ya sabía qué sería lo primero que le exigiría a su hermano una vez que tuviera su atención.

Por la noche Nimrod volvió a amenazarle con marcharse, pero él lo convenció al final haciéndose la víctima, acusándolo de querer abandonarle, de jugar con sus sentimientos. Para ese momento, dado que ya predominaba más Illumi, no fue para nada difícil detenerle. Tan sólo tuvo que soportar de nuevo estar bajo su cuerpo, sentir sus manos recorrerle y corromperle una vez más; aunque con un aire de torpeza que no pasó desapercibido. Para su suerte, ya dominaba el arte de ignorar la realidad y pudo terminar la noche tal y como las veces anteriores.

.'.

Despertó tarde nuevamente, vio la hora en su celular y notó que marcaba las diez de la mañana, pero lo que le llamó la atención fue ver que su hermano seguía ahí dormido. Se había acostumbrado a verlo despierto por las mañanas, debido a sus hábitos matutinos. Se acercó a él cuando notó una expresión de dolor y pudo escuchar que respiraba con dificultad; así que supuso que estaba teniendo alguna pesadilla. Dejó que continuara acostado y fue a darse un baño, preguntándose qué pasaría cuando él se despertara. Todavía al salir, Illumi continuó dormido, pero a juzgar por sus movimientos, calculó que pronto despertaría. Se sentó cerca de él, a la orilla de la cama, esperando a que abriera sus ojos.

Illumi sentía que su cuerpo pesaba una tonelada, su pulso era lento, y batalló bastante en abrir los ojos, hasta que poco a poco, la energía que le quedaba le permitió levantarse. Vio al joven albino mirándole con mucha curiosidad, y se mordió el labio inferior decepcionado de sus capacidades.

—¿Estás bien? —escuchó que le preguntaba.

—Sí… creo que he dormido mil años —hizo un intento por sentarse, pero sus manos resbalaron vergonzosamente, y se dio cuenta que no tenía fuerzas para levantarse— debería…

—¡No te levantes! Se nota que estás bastante cansado hoy —le sonrió, aparentando compasión y comprensión— yo haré el desayuno, será mejor que descanses.

—¿Exactamente de qué estoy descansando? —preguntó volviendo a hacer el esfuerzo por sentarse. Esta vez lo logró, pero a base de mucha fuerza.

Escuchó la risa traviesa del menor. Tenía una auténtica sonrisa adornando la belleza de su cara, y quedó sin palabras.

—No te preocupes, yo me haré cargo.

Esto era precisamente a lo que Killua había querido llegar desde el principio, debilitarlo, no dejar que se recuperara para deshacerse de él por completo. Estaba emocionado, no obstante hizo lo mejor que pudo para ocultarlo.

—¿Tú, cocinar? No lo creo…

—¡Oye! —reclamó— he estado solo por dos años, aprendí a hacer varias cosas, no soy un inútil.

—Ja… de acuerdo, pero harás lo que yo te diga, ¿entendido?

Le explicó paso a paso lo que deseaba comer. Su narcisismo no le permitía aceptar ser alimentado con algo improvisado o aburrido; menos, tratándose de un niño asesino al que mentalmente llamaba "una pequeña bestia ignorante", así que se cercioró de recibir lo que consideraba que merecía.

Killua salió del cuarto, para preparar justo lo que le habían indicado, era sencillo así que no se preocupaba por hacerlo, quizá había uno o dos detalles que pasaría por alto pero no le daba importancia, al fin de cuentas él era quien cocinaría. Después de unos minutos escuchó que azotaban la puerta del baño, Illumi había tenido fuerzas para pararse. Él continuó concentrado en su tarea. Estaba feliz de ver un resultado más, significaba que el final estaba cada vez más cerca, pronto todo su dolor se volvería más ligero y sólo le quedaría su lucha por mantener esa sana estabilidad que tanto merecía.

Nimrod sentía que resbalaría en cualquier momento, se sostuvo de la pared como pudo y entonces cayó en cuenta de algo. Un detalle que no había creído posible por culpa de su orgullo, su situación no era casualidad. Su amor por ese niño no era suyo, nunca lo había sido; esa debilidad no había aparecido de la noche a la mañana. Illumi estaba ahí, como observador, sabio, consciente de hallarse en medio de una batalla entre la realidad y la fantasía, y que pronto retomaría su lugar. Había perdido como un novato, sólo faltaba que su anfitrión decidiera salir para terminar el ciclo, porque él ya no tenía más fuerzas para seguir existiendo en ese plano, únicamente continuaba ahí porque Illumi no estaba haciendo el cambio. Desconocía la causa de su falta de motivación, si según sus cálculos él debía estar ya comenzando a recuperar parte de su consciencia. Por otra parte, estaba aquello que mantenía al albino a estar con él. El muchachito debía tener una conexión con su hermano tan profunda como para saber exactamente cómo debilitarlo. No importaba cuanto se dijera que entre ellos no había un lazo, en realidad si el niño estaba ganando, era porque todo lo que hacía era justamente lo que Illumi necesitaba. Seguramente, tampoco esto era casualidad, sino algo planeado con alevosía mientras él actuaba como un tonto presuntuoso.

Lo detestaba. Amaba a su mujer. Todo lo que quería en la vida era reunirse con ella de nuevo, y ahora, su sueño estaba cada vez más lejos, allá en el mundo de las fantasías incompletas.

Salió arrastrando los pies y se sentó al borde de la cama, Killua regresó al cuarto, colocando sobre un buró el desayuno de su hermano y se aproximó a él para ayudarlo a acomodarse.

—Déjame secarte el cabello —se ofreció amablemente, tomando una toalla para hacerlo.

Illumi, en silencio, dejó que lo atendiera, y en un momento aprovechó la cercanía para tomar una de sus manos y besarla.

—¿Ya desayunaste?

Killua le vio a los ojos, estaban perdidos en la inmensidad de una oscuridad interna, y se sobresaltó. Nunca creyó que un par de ojos pudieran reflejar algo tan hondo y tenebroso.

—Ya… te preparé lo que querías.

.'.

En casa del Barón, Alluka comenzó a sentirse mal, estaba muy cansada y no tenía ánimos ni para hablar. Kalluto se asustó al verla así y corrió en busca de ayuda. Alex tuvo que calmarlo, asegurándole que su hermana no estaba enferma.

—Significa que Illumi pronto regresará. Déjala que descanse, debe ser agotador tener que trasformar toda su energía en dos diferentes entidades. Después de esto, ya no volverás a ver a Semiramis; vivirá dentro de ella, pero no saldrá al exterior a menos que Nimrod tenga un mínimo fuerza para tener una existencia superficial…

Kalluto miraba a su hermana en la cama. Le preocupaba que hubiese detalles desconocidos para ambos. Trataba de imaginar lo que podía estar sintiendo en esos momentos y cómo podría ayudarla, pero luego recordó que si ella estaba así, entonces significaba que Killua estaría pasando por una situación similar.

Su celular comenzó a vibrar, y se dio prisa en contestar, asumiendo que se trataba de su hermano con buenas noticias.

—¿Kalluto? —era la persona que menos hubiera esperado—, soy el amigo de Killua, Gon Freecs. Alluka ayer me pasó tu número.

—Oh… sí —respiró profundo, estar nervioso no le ayudaría a solucionar nada.

—Sé que quizá no sea el mejor de los momentos, pero… estaba pensando… ¿hay alguna posibilidad de que yo pueda reunirme con Killua?, tal vez no ahora, tal vez luego. Creo que él, bueno yo… yo quisiera verlo. Sólo lo veré una vez y volveré a la isla con mi tía…

No quería ser una carga, menos para su amigo, pero Gon se moría de ganas por verlo. Lo conocía muy bien, y sabía que necesitaría consuelo, pese a que siempre estaba haciéndose el fuerte y valiente cuando bien podía estar al borde de la muerte. Seguramente esta situación representaba algo más allá del dolor. No podía dejar solo a su amigo por más tiempo, al menos, debía verlo una vez más.

—Me gustaría poder responder a tu pregunta, pero… esto es muy irregular, tendrás que esperar sin saber nada.

—Mmm… —se lamentó por recibir esa respuesta.

Kalluto parecía una muralla impenetrable, esa era la sensación que le daba cada vez que hablaba con él. Como alguien que era difícil de convencer, lo que le daba menos esperanzas.

—Entiendo.

—Debo colgar, lo siento.

Kalluto no disfrutaba hablando con Gon, su conocimiento de ese niño le había demostrado que era una persona de poco fiar, y además, secretamente le desagradaba por el hecho de haberse llevado a su hermano de forma irresponsable, poniéndolo en riesgo sin saber las grandes consecuencias que había traído a su vida, aunque no lo consideraba una mala persona. Al fin decidió que llegado el momento le diría a Gon que fuera a ver a su hermano.

.'.

—Sé exactamente lo que necesito para mejorarme —le dijo Illumi al peliblanco pasado el tiempo, tras calcular si tendría la resistencia necesaria para salir de ese hotel.

—¿Eh?, ¿qué cosa?

—Debo salir de aquí, irme a otro lugar. Kil, tú no necesitas una carga como yo en estos momentos. Deberías estarte haciendo cargo de Nanika, no de mí.

—¡Ya te dije que ella está bien! —lo empujó de vuelta a la cama, viendo que atentaba con levantarse— yo te estoy cuidando, ¿no te es suficiente?

—Kil… —atrajo la mano del albino hacia él, quería sentir un poco de vida, resistirse a desaparecer— ¿Yo te gusto?

Killua percibió aquella pregunta como una trampa, un intento más por fortalecerse. Si respondía con un "no", le estaría dando la razón a Nimrod, y rechazando a su hermano, pero tampoco quería mentirle, tenía la sensación de que su hermano recordaría aquello y no quería darle falsas esperanzas.

—No, ¿verdad? —volvió a preguntar— lo sé… cómo podría gustarte tu propio hermano. No entiendo por qué haces todo esto si yo no te atraigo. Deberías odiarme.

—No, no te odio… —pese a que se había resistido a responder, alzó la voz— sinceramente… aunque no quiera reconocerlo, me gustas… como un hermano.

Nimrod soltó una carcajada dolorosa, comenzaba a faltarle el aire.

—¿Por qué haces todo esto?, ¿por qué me sigues el juego entonces?

—Porque me importas, eres mi hermano y me preocupo por ti.

—¿Ah sí? —bravucón todavía, apretó los dedos del menor.

—Sí.

—¿Y quién te gusta más?, ¿Illumi o yo?

El peliblanco sintió escalofríos, intentó alejar su mano del morocho, pero este lo sostuvo con las pocas fuerzas que todavía poseía.

—¿Desde cuándo lo sabes?

No forcejeó más, de hecho, podía zafarse fácilmente de él porque éste no tenía tantas fuerzas, sin embargo comprendió que Nimrod ya se estaba dando por perdido, era su rendición.

—Desde el principio… —ahora ya no lucía como el chiquillo del cual podía abusar, se veía fuerte e inteligente.

—Te he subestimado —se rio adolorido por su mala suerte—, nunca creí que accederías a tanto, a sabiendas de lo que pedía tu hermano.

—Márchate, Nimrod —ordenó severo—. Estoy dispuesto a seguir con mi hermano si eso significa no ver tu existencia de nuevo.

—Me extrañarás. Lo sé… has tenido el privilegio de estar con un ser superior. Te he enseñado más de lo que esa bestia asesina de tu hermano habría podido enseñarte en su corta vida, te he dado el más grande placer que un ser humano puede aspirar jamás, ¿no he sido un buen galán para ti?

Quería responderle, no podía concebir que Nimrod profiriera tales palabras, ¿cómo podía creer que extrañaría al tipo que le hizo la vida un infierno cuando era más pequeño, que intentó matar a su hermana, a su mejor amigo y que le robó una parte esencial de su vida? Jamás extrañaría a su abusador, nunca. Contuvo sus palabras, no valía la pena dirigirse a un ser que pronto dejaría de existir.

—Illumi no te merece —continuó—. Es un pobre diablo que quiso matarse sólo porque le dijiste que te avergonzabas de él. ¿Qué imbécil se quiere matar por algo tan estúpido? Alguien así no está a tu nivel. Sigo aquí porque él no se atreve a salir, el muy canalla bien podría elegir tomar mi lugar, pero es un cobarde.

Lo miró con horror, hasta donde tenía entendido, Illumi se había rendido por causa de su rechazo, no recordaba haber pronunciado unas palabras como aquellas.

—Illumi es mi hermano mayor… a veces peleamos, pero no por eso dejamos de ser hermanos.

Se sintió un idiota por haber dicho tales cosas, desconocía cómo era su relación si es que la tuvieron. De no haber sido por el Barón, no habría recordado que alguna vez se llevaron bien, más de lo creíble.

—Yo sólo quería ver a mi esposa de nuevo. Ver sus hermosos ojos y besarla así, tal como lo he hecho contigo. La extraño tanto…, pero veo que es sólo una quimera más. ¡Estuve tan cerca!

Por más que Nimrod quisiera, Killua no sentiría lástima por él. Sus acciones hablaban de alguien embustero, que quería ganarse todo a base de trampas, cuando pudo haber aprendido a llevarse bien con su anfitrión, tal como Semiramis había hecho con Alluka —sacudió su cabeza— de todos modos, si se hubiera enterado de que su esposa estaba ahí, cerca de él, no quería ni imaginar lo que pasaría entre Alluka e Illumi.

—En lugar de eso —Killua volvió a prestar atención a las última palabras de ese hombre— en lugar de eso, me volviste tuyo. No sabes cuán tuyo soy. Me has seducido como Dalila a Sanzón. Sé que ya me has cortado mis cabellos y estoy rodeado de filisteos, y aun así… aun así yo deseo un beso de tus labios, más que de cualquier otro ser humano en la Tierra.

Con las últimas fuerzas que le quedaban, atrajo al chico hacia él, acercándose todo lo posible a su rostro. Killua no opuso resistencia, después de todo, algo le decía que ya era el fin, que no volvería a vivir tales desgracias. Dejó que le besara, e incluso él mismo se acercó un poco más para que el contacto fuera menos superficial.

—Quédate aquí, conmigo.

Se dejó guiar, hasta quedar recostados juntos, Killua lo abrazó, y permaneció quieto hasta que la respiración de Nimrod se volvió cada vez más lenta. Al principio creyó que estaba dormido, pero en algún punto, se dio cuenta que no era así, y fue demasiado tarde cuando, sin aceptarlo, Illumi dejó de respirar. Su corazón se había detenido.

—¿Illumi? —tocó sus mejillas, aún estaba tibio, pero sus manos, sus piernas estaban comenzando a enfriarse.

—No… no… Illumi, no por favor, no me hagas esto.

Recordó entonces todos los manuales de primeros auxilios que en sus entrenamientos llegó a aprender, y todo comenzó a agolparse en su mente, paralizado entre lo que veía y preguntándose por el bienestar de su hermana. Vio la realidad corriendo en cámara lenta mientras lo demás se volvía como un lejano eco.

.'.

—¡Alluka!

Kalluto se había lanzado sobre Alluka, dando masaje en su corazón, y respiración de boca a boca. Estaba demasiado asustado que no vio al Barón entrar en la habitación, hasta que sintió la palma de su mano tibia sobre su espalda.

—Detente. Tranquilo, todo está bien.

—Alluka… —tenía un nudo en la garganta, no podía hablar, sentía una pena muy profunda de verle ahí, inerte.

—Ella está bien, el espíritu de Semiramis está pasando por un proceso astral, y requiere de que haya una separación con la realidad. Eso significa muerte: separación. Cuando todo esté en orden, Alluka revivirá.

No quería separarse de ella, nada le aseguraba que ese hombre estuviera hablando con la verdad, pero ninguno de sus intentos por revivirla servirían. Ella ya no estaba ahí, no más.

Un par de lágrimas cayeron por sus mejillas, incapaz de alzar la voz.

—Eso me recuerda, debo llamar a Killua —sacó su celular y se apresuró.

Esperó en la línea, un poco preocupado porque el muchacho debía estar al borde de un arranque al ver a su hermano aparentemente muerto. Hasta que tras varias llamadas, el sonido de la línea entrando le indicó que al fin había respuesta.

—¡¿Por qué no contestas el maldito teléfono?!

—¡Me mentiste!, ¡mentiste!, ¡dijiste que Illumi volvería, que estaría bien!

—Killua, espera…

—¡Te has metido con un Zoldyck!, ¿tienes una maldita idea de lo que eso significa? Voy a acabar contigo.

—¡Killua, tranquilízate, sólo escúchame!

—No.

—¡No está muerto, carajo!, sólo está comenzando a hacer el cambio, ¿te vas a calmar de una maldita vez?

Kalluto observaba al hombre haciendo aspavientos, desesperado porque su hermano le prestara atención y se sonrió. Su hermano era el digno ejemplo de un líder, alguien que defendía a la familia y sus intereses. Él se había quedado paralizado y deprimido por ver a su hermana ahí, mientras que Killua había accionado de inmediato, dispuesto a todo.

—¿Qué se supone que pasará entonces?

—Sólo serán ocho minutos, el ocho representa el infinito, el número karmico por excelencia. Después de eso volverán. Tus dos hermanos despertarán, sus entidades pasarán a un segundo plano, sin ningún poder más. Es como si renacieran y tuvieran una segunda oportunidad para hacer esto bien.

Miró de reojo el cuerpo de su hermano, y tragó saliva, debía confiar. Tenía más motivos para creer que su hermano despertaría, aunque Nimrod había dicho que si Illumi no despertaba era por su falta de voluntad. Debía intentar convencerlo de regresar, quizá hablarle mientras estuviera dormido, estimularlo a salir de ahí.

—Voy para allá, Killua. No me demoraré, tu hermano estará dormido tal vez por algunos días.

Colgó, tenía que hacer los preparativos y marcharse.

Kalluto escuchó cuando el hombre les decía a sus sirvientes que se ocuparan de Alluka, dando instrucciones sobre cómo cuidarla, y luego se despidió de Kalluto, dejándolo a cargo de que se cumplieran sus órdenes. Mientras que él hizo lo único que consideró que podía hacer por el albino.

«Te enviaré la dirección del hotel donde se hospeda mi hermano. Ve a hacerle compañía. Kalluto»

Fue el mensaje que envió a Gon. Deseó con todo su corazón que su hermano tuviera consuelo, después de haber pasado las casi dos semanas más miserables de su vida.

Cabe decir que Gon no lo pensó dos veces, se olvidó incluso de avisar a su tía, simplemente salió y se dirigió al mismo hotel al que Alex iba.

.'.

Alex llegó de madrugada, justo para encontrarse con un Killua decaído, pero tranquilo. Illumi respiraba de nuevo, no había muerto como había creído. Estaba deprimido porque ahora podía meditar en su situación, todo lo que había sufrido; estaba más consciente ahora del dolor a causa de los abusos vividos, y también se hacía una idea de lo que vería cuando su hermano despertara. Se mantuvo cuidándolo mientras que Illumi ardía en fiebre y balbuceaba de momentos cosas que no entendía. Así que estaba mentalmente cansado.

—Déjame revisarlo —pidió el Barón.

Antes de llegar había anunciado al resto de la hermandad que todos sus problemas habían terminado, aunque todavía tendría que ir a una reunión con ellos, donde se decidiría lo que harían con los Zoldyck. Ya no se sentía presionado como antes, así que revisó a detalle al muchacho que yacía en la cama, inconsciente.

—¿Es normal?

—Así es —se animó a dar una palmada en su hombro, no podía comprenderle, pero a leguas se notaba que estaba destrozado internamente—, ¿quieres descansar? Mañana hablaremos con calma, necesitas fuerzas porque esto todavía no termina.

—Nimrod…

—No —interrumpió— él ya no está en este plano, no te asustes, pero Illumi es por quién te debes preocupar.

—¿Está grave?

—No… no necesariamente —se aclaró la garganta—. A lo mucho puede que no vuelva a despertar jamás, pero eso no afectaría a tu hermana. Mañana hablaremos de esto, ¿de acuerdo?

—Pero…

—Mañana. Sólo mírate en el espejo, ve a dormir, báñate, no sé… has algo para relajarte. No pienses hasta que tú y yo terminemos de hablar.

A regañadientes obedeció. Al fin el Barón se ocupó de su hermano; no se preocupó por preguntar lo que hacía con él, ni porqué había optado por ir a ayudarle. Ya al fin luego se enteraría. Durmió bastante mal, se levantaba a cada rato, preguntándose si su hermano estaba ya despierto, si algo nuevo había ocurrido mientras estaba dormido o si por casualidad se había quedado dormido por mucho tiempo. Se rindió al final, con dolor de cabeza, durmió sobre el sofá de la sala al menos unas tres horas seguidas.

El tiempo avanzaba tan lento, que incluso en la mañana, cuando vio que la luz se colaba por la ventana, no quería levantarse. Pensaba de nuevo en todo lo que había tenido que hacer con su hermano y sintió que una lágrima resbalaba, se consolaba pensando en la vida que Alluka tendría por delante, y en que quizá, con la ayuda de la gracia divina, su hermano se volvería alguien mejor.

—Vaya, ya estás despierto —la voz del Barón lo hizo levantarse.

—¿Cómo sigue? —se estiró, todos sus músculos dolían.

—Igual, al menos ya controlé la fiebre, ¿cómo te sientes?

Lo miró perplejo, era el tipo más arisco que conocía y ahí estaba, haciendo una pregunta casual como si en verdad le importara lo que él sintiera.

—Mejor, creo… creo que comeré algo.

Y así se levantó, se aseó y preparó un desayuno mientras que el Barón se encargaba de sus propios asuntos. Al menos, para el medio día, cuando se asomó al cuarto de su hermano ya no se sentía tan decaído como antes. Vio que Illumi se movía de un lado a otro y el Barón simplemente le tallaba las palmas de sus manos, sin prestar atención a su presencia.

Entró al cuarto y tomó asiento cerca del Barón, arrastrando un pequeño sillón.

—Killua —le llamó—, ¿cuál es tu plan con tu hermano?

—¿Eh?, ¿un plan?

—¿Seguirás ayudándolo o preferirías que nunca despertara?

«Nunca despertar» la idea resonó en su mente, imaginando cómo sería su vida si así fuera. Fue un breve instante que le hizo reflexionar lo muy triste que sería eso. Una persona que probablemente merecía una oportunidad de vida, y él no tenía el derecho de negárselo, sin importar cómo se sintiera.

«Pero seguir ayudándolo… »

—¿Qué significa "seguir ayudándolo"? —preguntó abiertamente.

—Veamos… —se acomodó en el suave colchón, buscando entre su saco uno de sus cigarrillos. Desde el día anterior no había fumado nada y ya comenzaba a tener ansiedad— hacer lo mismo que has estado haciendo hasta ahora, pero con ciertas variaciones —remarcó y encendió su cigarro—. Primero, tú hermano tendrá la suficiente energía para valerse por sí mismo, no necesitará verte por tanto tiempo, quizá su límite sea un par de meses, pero cuando te vea, debes tratarlo bien, cómo si le hubieses extrañado. Ahora, aquí tengo un hueco, en verdad no sé si él va a necesitar que mantengan alguna actividad sexual contigo, pero de ser así, sólo sería una vez cada, dos meses o algo así. Yo estoy apostando que no será necesario.

—Me habías dicho que no sería así.

—Es sólo una posibilidad. Quiero ser honesto contigo, no quiero que creas que te estoy manipulando.

Exhaló. Ya nada podría ser peor que esas dos semanas interminables.

—De acuerdo, creo que podría con esto. Sí.

—¿Estás seguro?

«No», pensó.

—Sí —pero contestó lo contrario, él era un tipo muy correcto. Pese a su deseo personal, no iba a abandonar a su hermano.

—Bien, entonces pasemos a la siguiente parte —sacudió su cigarro, para eliminar la colilla atrapada—, ¿qué pasará cuando tu hermano despierte? Ahora mismo tu hermano esta en esta situación porque su cuerpo y mente está asimilando toda la actividad y conocimientos de Nimrod como si fueran propias, así que le tomará tiempo ajustar tres años de su vida perdidos en la nada. Cuando despierte, necesitará de ti, él recordará todo y puede que se lamente… Te lo advierto, si ya se dejó vencer por el ente una vez, puede volver a hacerlo. Tienes que animarlo, ¿entiendes? No debes dejar que se rinda o que crea que te afectó demasiado como para que merezca morir o algo por el estilo. Es por ello que te dije que necesitas fuerzas.

Tragó saliva, la misión todavía no terminaba.

—Sí, entiendo. Me aseguraré de que él no intente nada estúpido.

—Con eso aclarado, entonces me queda dos puntos más —tomó aire—. Me iré, hice un juramento que debo cumplir. Juré que una vez que Illumi volviera, iría tras tu madre y le sacaría los ojos, ¿tienes algo qué decir al respecto?

Se quedó quieto, apenas respiraba, sus manos temblaron, así como sus pies que repiqueteaban ansiosos, agitó la cabeza mirando de un lado a otro. La noticia le había caído de sorpresa.

—Tomate tu tiempo, hazlo lentamente y asegúrate que sufra mucho. Quiero que en verdad extrañe tener ojos.

—Por razones de seguridad no podré acercarme a ti por algunos meses, no podrás contar conmigo directamente, así que te dejaré algunos métodos para contactarme en caso de que sea muy necesario. No me llames por cualquier tontería que puedas resolver por ti mismo.

—De acuerdo —de hecho esperaba no tener que buscarlo jamás.

—Sólo por si acaso, te dejaré dos opciones más. Tengo un par de amigos que quizá te servirían bajo una circunstancia muy extrema. Piénsalo bien, porque debe ser algo por cual estés dispuesto a lo que sea —extendió dos tarjetas de presentación con los nombres de sus amigos, Galielo y Geppetto—. El primero, no te recibirá por nada del mundo, no acepta contacto de ninguna persona ajena a la orden o con un cargo muy inferior, puedes mandarle mensajes, y si él se interesa te responderá. Yo te recomiendo que uses el nombre de Illumi para que te ponga atención; el segundo, es experto en entes de Nen, y es un genio en el área, sin embargo, cuando te vea, y sepa quién eres, te pedirá sexo a cambio, tiene cierta fijación con los chicos jóvenes, y tú tienes todavía edad para que él se interese en ti.

Killua recordó el momento en que le dijo que había visto demasiados abusos de chicos cómo para tener sensibilidad y creyó comprender el motivo; no esperaba que tuviera esa descripción de su concepto de amigos, mas deseaba no volver a ver al Barón, ni a nadie relacionado con la hermandad.

—Procura pasar tiempo con él, a solas, cuando despierte, ¿tienes la carta que te di contigo?

Se apresuró a buscarla entre sus cosas y se la mostró.

—Aquí está.

—Perfecto, entrégaselo a él, sólo a él. ¿Alguna duda?

Luego, simplemente procedió a explicarle lo que tendría que hacer para mantener el estado de salud de Illumi estable. Se aseguró de no tener dudas sobre lo que pasaría, y memorizó todo lo que consideró relevante. Pese a que no estaba mentalmente preparado para verlo despertar, se propuso mantener una postura firme al menos hasta que Illumi comprendiera su papel. Obligarlo a mantenerse a salvo y vivo.

Tocaron a la puerta del cuarto del hotel, y ambos se sobresaltaron, preguntándose quién podría ser el que estuviera llamando. Killua fue a abrir con precaución, y sus ojos se llenaron de lágrimas cuando vio de quién se trataba.

—Gon —quiso gritar pero se había quedado sin aliento.

—Killua —del mismo modo contestó. No tenía voz, sólo atinó a responder con su mente en blanco. Hasta ese momento no había sido consciente de lo muy real y serio que era el asunto de su amigo, y que no estaba preparado para enfrentarlo.

Killua ya no pudo emitir palabra alguna, por fin sentía algo de alivio al ver un rostro familiar; no de cualquier persona, alguien que extrañaba de verdad. Sin más demora, se rompió, el joven peliblanco comenzó a llorar sin parar. Se talló los ojos, no quería dar un espectáculo, pero era imposible, las lágrimas salían por sí solas, sin esfuerzo.

Gon deseaba abrazarlo, apretarlo con fuerza y trasmitirle sus emociones, pero su amigo lucía tan frágil que pensó que si le tocaba se desharía en cientos de partes. Además, Killua trasmitía eso, parecía decir con su cuerpo que no quería que nadie le tocara, así que se resistió. Tomó con delicadeza su hombro, empujándolo hasta un sillón, para invitarlo a sentarse; no sería agradable que se mareara con su propio llanto.

—¿Él… está aquí? —preguntó temeroso de abrir una herida aun no sana.

Pero Killua negó con la cabeza, limpiando sus lágrimas con su ropa.

—Él está… está inconsciente aún.

Gon también se había rendido a sus emociones, empatizando con su amigo; dejaba que las lágrimas fluyeran sin pena alguna. No podía ni imaginar el dolor que le traspasaba; la vergüenza y decepción que debía sentir. Lo que más quería era que confiara en él, en ser libre de expresar sus emociones. Al menos de ese modo podía ayudar.

—Lamento haber venido sin avisarte —se disculpó, dando una palmada en la espalda al albino—. Kalluto me pidió que vinera.

—Él está cuidando a Alluka —aclaró, mirando fijamente a una pared, respirando hondo para calmar su llanto.

—Kalluto me explicó que tu hermano ha estado bajo una posesión y que tú… has estado con él todos estos días para exorcizarlo —forzó una sonrisa, había medido sus palabras para decirle que comprendía su situación y que no estaba ahí para hacerle hablar de algo desagradable, sino de cosas útiles.

—Sí… —si él estaba diciendo eso, significaba que Kalluto había cumplido su parte, le había dicho a Gon las muy penosas cosas en las que se había tenido que involucrar. Al menos eso le daba alivio, no tendría que enredarse en una conversación difícil.

—Killua… tú —tampoco era que él quisiera hablar de esos temas, pero era necesario. No podía ir hasta Seltem y pretender que quería hablar de algo que no tuviera relación con los problemas de su amigo, además, si él no lo hacía, Killua con menos razón lo haría—, ¿seguirás haciendo esto?

—Es una posibilidad… —se aclaró la garganta, era bastante bochornoso referirse a su relación con su hermano como "esto"— depende de las necesidades de Illumi. Cuando despierte hablaremos de ello.

—Oh… eso suena mejor —Gon también se limpió las lágrimas, no era precisamente bueno llorar frente a su amigo, debía trasmitirle la fuerza que él necesitaba— ¿no hay algo que se pueda hacer para eliminar ese Nen de su cuerpo?

—No, no que se sepa aun. Estaremos averiguándolo mientras tanto.

—Si puedo ayudarte, dímelo. Puedo hablar con mi padre y preguntarle al respecto.

—Gracias, Gon. Aunque… en realidad, no quisiera que esto se esparciera. No más de lo que ya está.

Era entendible. Se trataba de un asunto delicado e íntimo. No podía pedir ayuda a su padre evitando dar las referencias sobre su amigo sin tener en consideración que Gin querría saber para qué o a quiénes tendría que ayudar, quizá Gin terminaría juntando a todo un grupo de personas que se enterarían de la situación del albino, lo cual sería muy desconsiderado de su parte si no tomaba en cuenta los deseos de su amigo. Tal vez, con el tiempo, Killua reflexionaría y solicitaría la ayuda de tantas personas como fueran posibles, pero por el momento le daría su espacio y lo dejaría decidir por su cuenta, brindándole siempre su apoyo y protección.

—Así que tú eres Gon Freecs —una tercera voz surgió, era Alex que acababa de asomarse para ver lo que ocurría afuera del cuarto.

—Hola, mucho gusto —saludó el muchacho.

El Barón observó que el joven Zoldyck estaba todavía llorando y se alegró de que fuera así, de que ya no tuviera que reprimir sus emociones cuando necesitaba desahogarse, de otro modo terminaría enfermando y sería peor para todos. Al fin de cuentas pronto acabaría el terror de Nimrod además, con la carta, sabía que Killua olvidaría toda esa tragedia y se volvería en algo mejor y positivo. No esperaba que lo superara, pero sí que lo trasformara.

—Killua, me marcho ahora. Te dejo este termómetro —le entregó el objeto— en cuanto veas que su temperatura está estable, sólo será cuestión de horas para que despierte, ¿entendido?

—Sí.

—Ha sido un gusto conocerte en persona, Gon —se despidió—. Killua, espero que la próxima vez que te vuelva a ver, sea en mejores condiciones.

Tomó sus pertenencias y dejó a ambos chicos a solas. De todos modos Illumi demoraría todavía en despertar, así que Gon podía permanecer ahí sin problema. El deseo de su amigo era quedarse cerca de él por lo menos una semana, pero Killua le advirtió que no podría ser así dado que no sabían bajo qué condiciones despertaría su hermano y en serio necesitaban estar a solas, hasta que todo quedara en buenos términos para ambos. Contra todo pronóstico, Gon aceptó quedarse sólo hasta que la temperatura de Illumi se regulara, y quedara poco para despertar.

—Killua —le dijo después de un tiempo conversando relajadamente— no quiero que vuelvas a sentirte apenado de decirme algo. Sea lo que sea que decidas hacer con Illumi, yo te apoyaré.

—Lo sé… —sonrió.

Ya no había más lágrimas. Estaba nervioso, sí, y tenía muchas emociones dentro de él, pero realmente había desahogado su frustración durante las semanas anteriores. Gon, sin saberlo, le había ayudado más que nadie hasta ahora.

—Lo estuve pensando mucho, sabes… yo… habría hecho lo mismo que tú. Lo que hiciste fue muy valiente, te sacrificaste por tus hermanos, ¡hiciste algo impresionante!

—Sólo hice lo que creí correcto. No sabía lo que pasaría.

—No deberías avergonzarte, los actos heroicos pueden aparecer en diferentes presentaciones. No todas son batallas cuerpo a cuerpo.

Estaba profundamente agradecido de que Gon hubiera tomado las cosas con más calma de la que esperaba. Incluso cuando se enteró de que Alluka e Illumi estaban conectados, no se alarmó y ni quiso intervenir, simplemente aceptó la realidad. Dejó todas esas decisiones difíciles a su amigo, salvo que le pidiera ayuda. Esa disposición de su parte, era algo que valoraba con todo su corazón.

A la mañana siguiente, cuando Killua volvió a tomar la temperatura de su hermano, notó que ya estaba completamente estable, ya no parecía tener pesadillas, estaba quieto, respirando sin dificultad, todo comenzaba a normalizarse. Asumió que estaba descansando de haber pasado por todo el proceso astral, así que después de almorzar con su amigo, se despidió de él. Ya no estaba tan asustado de ver a Illumi después de tantos años, tampoco estaba deprimido, ahora tenía valor, estaba seguro de cuál papel tomaría. Las palabras de Gon le habían inspirado a verse no como una víctima desafortunada, sino como la esperanza de una persona que merecía una oportunidad más. Se quedó sentado junto a su hermano, esperando el momento en que éste abriera los ojos.

.'.

La luz de la tarde alumbraba el cuarto, la suave brisa que entraba por una ventana le hizo sentir escalofríos y apretó los ojos; su cuerpo pesaba, los párpados le ardían y le dolía bastante el cuello. Levantó una mano para darse un masaje y en ese instante recordó algo: no era hora de dormir; ahora lo sabía todo, se preguntó qué pasaría cuando abriera los ojos. Esperaba estar sólo, abandonado en un lugar del mundo donde en silencio pudiera desaparecer. Con mucho temor fue abriendo los ojos, y vio la blanquecina figura de su hermano menor a través de sus pestañas.

Volvió a cerrar los ojos.

«No, esto no está pasando», se dijo mentalmente.

Después de tanto dolor, tanta angustia en la oscuridad; apartado de todo contacto humano. Viviendo en un lugar donde sus fantasías se volvían realidad, se deshacían y se volvían a crear —en constante flujo y con diferentes connotaciones— había regresado a la realidad. Consciente de todo el sufrimiento que había infringido en su hermano menor. Tuvo que reconocer, que si él estaba ahí sentado, esperando a que él despertara, al menos debía darle ese beneficio.

Con temor y vergüenza abrió los ojos y se encontró con los azules que con intriga le analizaban. Ambos estaban pasmados, trasmitiéndose con la mirada un sinfín de emociones. Illumi abrió la boca sin poder articular palabra alguna, mientras que Killua fue el primero en decir algo.

Aniki

Hasta ahí llegó su fuerza.

«Aniki… por favor, reacciona, ¿no recuerdas quién soy? Soy tu hermano menor»

Recordó el momento en que le imploró misericordia.

«No puedo aniki… tengo… tengo miedo»

Las palabras le atravesaban como dagas afiladas, en puntos vitales de su cuerpo. Puso una mano sobre su frente, y se giró en dirección opuesta a donde estaba Killua.

—¿Por qué sigues aquí? Deberías irte ya… —tenía vergüenza de verlo, los recuerdos de su hermano asustado mientras él abusaba de su virginal cuerpo le revolvían en el estómago. No era justo, Killua no debió haber sufrido tanto a su costa, pese a que se había esforzado tanto por protegerlo.

Aniki… ¿eres tú? —se puso de pie, acercándose un poco más a la cama, Illumi estaba evitando el contacto visual, eso era evidente porque se giró un poco más para no encararlo.

—Killua… —murmuró— no puedo verte, no tengo derecho, yo… —se apoyó en sus palmas para levantarse— No tengo derecho a verte. Debo irme entonces.

Pero el menor no lo iba a dejar marcharse tan fácilmente, lo empujó de vuelta a la cama, deteniéndolo por el hombro para que no se levantara.

—¿A dónde crees que vas?, no he terminado contigo.

Illumi no movió ni un músculo, si su hermano decía eso, debía tomarlo en serio.

—No soy digno de verte de nuevo —continuó con su mirada fija en algún punto de la pared—, no después de todas las cosas horribles que te hice.

—No… no fue tu culpa. No fuiste tú.

—Es mi culpa —remarcó—. En primer lugar esto no habría pasado si yo no hubiera deseado algo tan perverso.

Sutilmente se apartó de la mano del albino, no podía ni darse el lujo de sentir su calor, estaba totalmente arrepentido por lo que le había hecho Nimrod a él, usando su cuerpo, su deseo, recordaba su rostro asustado, sus labios temblorosos, las lágrimas y suplicas. No podía perdonarse sin sacrificar nada primero.

—Merezco morir —murmuró con odio a sí mismo, odio a su deseo y a sus sentimientos por su hermano menor.

—¡¿Qué has dicho?!

Illumi levantó su mano, manipulándola para volverla como un afilado grupo de garras, y con gran velocidad las llevó hasta su cuello, pero Killua lo detuvo a tiempo, apretando su muñeca con mucha fuerza.

—¡Tú y yo sabemos perfectamente que esto es lo justo! —reclamó Illumi, forzando su mano para que el menor le soltara—, es lo que merezco.

—¡Mírame! —gritó con furia.

—No puedo —bajó la voz, cerrando fuertemente sus ojos.

Al instante un par de lágrimas resbalaron sin que él fuese consciente de su condición, Illumi en verdad se estaba culpando, creía que no tenía derecho a llorar, ya que se decía que él era quien menos había sufrido.

—¡Mírame, maldita sea!, ¡mírame! —lo estrujó obligándolo a girar su rostro.

Illumi apenas abrió sus ojos y vio a su hermano que ya no se limitaba a darle ordenes, sino que estaba hecho un mar de lágrimas.

—No hice todo esto, no me sacrifiqué para que despertaras y te cortaras la garganta. Si en verdad estás arrepentido por todo lo que me hiciste, si de verdad lo lamentas… entonces… entonces tendrás que aceptar seguir viviendo, y lo harás bajo mis términos, ¡¿lo entiendes?! Vas a hacer todo lo que yo te diga, cuando yo te lo diga y cómo yo te lo diga.

Illumi se quedó en silencio, estaba paralizado. No podía creer que Killua le estaba poniendo condiciones de vida, es decir, ofreciéndole una oportunidad más para redimirse de sus acciones, pero estaba dispuesto a ser su prisionero, era lo mínimo que podía hacer por él.

—¡Te estoy hablando, responde!, ¡¿entiendes Illumi?!, no puedes morir, no tienes mi permiso.

Asintió con la cabeza, y con la voz rota contestó:

—Todo. Todo lo que tú digas, así será.

—Perfecto, ahora abrázame, idiota.

No tenía idea de porque le había solicitado precisamente a él que lo hiciera, pero después de haber escuchado su historia y haber reflexionado sobre la posible mentalidad que tenía, con respecto a sus sentimientos, había deseado abrazarle y al final se dejó llevar pidiéndolo. Se arrojó sobre su hermano, acostándose sobre su pecho ahogando sus lamentos.

Illumi apenas reaccionó, temblando. A duras penas se atrevió a tocarle; tenía mucha vergüenza en su interior, porque él era, en su mente, el culpable de todo el mal de su hermano menor, y no podía darse el derecho a abrazarlo, ni recibir ningún consuelo.

—¡Abrázame bien, idiota!

No obstante, el reclamo del albino le hizo desistir de su idea de controlarse, y lo estrechó con amor, abriendo su corazón, trasmitiéndole cuánto lamentaba haberlo lastimado, dejando que el llanto silencioso también se apoderara de él. No podía hablar a causa de tanta emoción contenida.

—Idiota… idiota —lloraba el albino—. Eres un idiota, ¿lo sabías?

—Sí —contestó.

—No vuelvas a ocultarme nada. No vuelvas a guardarte estos secretos, nunca, ¡nunca!

—No lo haré —apretó con más fuerza a su hermano— lo… lo siento —su voz bajó todavía más, era la primera vez que se disculpaba de todo corazón y no sabía cómo hacerlo.

Permanecieron así en silencio un rato, en lo que ambos lograban controlarse de nuevo. Un buen abrazo que ambos merecían, tras haber pasado por tanta amargura, al fin respiraron.

—No vuelvas a decir que es tu culpa Illumi. Tú también eres una víctima de mamá, Alluka, Kalluto, tú y yo, quizá Milluki también tenga algo en su contra, pero no lo sé…, pero tú también estabas indefenso ante ella, ella te manipuló para su satisfacción. Nada de esto habría ocurrido si ella no nos hubiera lastimado.

Ya no lloraban, ya sólo había comprensión entre ellos, un silencio cómplice y unas buenas palabras que les daban esperanza a ambos.

—Será como digas… —ya se había hecho a la idea de que ahora sería su esclavo personal, no se resistiría a nada de lo que él quisiera, aun si no estuviera de acuerdo.

Quedaron en silencio. Era agradable poder dejar a un lado tantos malos momentos. Es cierto que Killua tenía heridas en su corazón, pero no era con Illumi con quien quería vengarse, pensaba más en su madre como la verdadera culpable de su vergüenza. En el silencio, y tras meditar recordó un detalle más.

—¡Ah, es cierto! —se levantó, destanteando a su hermano quien lo soltó en el impulso.

Killua corrió hasta el buró, tomando entre sus manos la mentada carta que tanto se había esmerado en proteger. El Barón había sido muy claro en ese asunto, debía entregársela tan pronto como Illumi despertara. Además de eso, Alex, antes de marcharse, había dejado un sobre para su hermano, no quiso abrirlo e invadir la privacidad del morocho, lo mantuvo cerrado. Esta vez, con ambas cosas regresó hasta la cama y se las extendió.

—Toma, el Barón de R me dijo que te entregara estas cosas.

Illumi de inmediato tomó el sobre, y vio que debajo de él estaba la carta.

«Los amantes»

Abrió la boca, impresionado. Miró la carta, luego a su hermano, de nuevo la carta y volvió su rostro para asegurarse de que no fuera un sueño.

—Kil… —dudó un momento, pero luego se dijo que no podía quedarse así, tenía que estar seguro— ¿hiciste alguna tirada de Tarot?

—Sí, hicimos el ritual para el sellado —seguro de sí mismo respondió asintiendo con la cabeza— esa carta salió al final, el Barón me explicó que para concretar el ritual, debía entregarte la carta a ti.

—¿Un sello? —se extrañó, él recordaba perfectamente ese ritual del que hablaba, y podía jurar que era todo menos un sello—, ¿fue todo lo que te dijo?, ¿estás seguro de lo que estás haciendo?

—Sí, completamente —estaba confundido por la reacción de Illumi, parecía de pronto que iba a salir corriendo ante algo horrible—, ¿qué hay de malo en ello?

Sus ojos quedaron fijos sobre el albino que, estaba claro, no tenía ni la más mínima idea de lo que acababa de hacer. No quiso arriesgarse a decírselo sin antes abrir el sobre, que contenía una nota.

«Illumi:

Killua ha hecho un esfuerzo bárbaro por ti. Ha sufrido más de lo que un chico de su edad debería sufrir, ya no le des más penas. Le he dado esta carta para que él no viva esta relación con amargura y asco, sé que tu deseo original no era esto, pero ya tomaste su virginidad, ahora hazte cargo. Se responsable, cuídalo, hazle más feliz de lo que nadie en el mundo lo haría.

No le digas que la carta hará que se enamore de ti porque esto sólo le dará dolor. Tienes un año completo para que el amor por ti se vuelva real y no un efecto de Nen, y yo te recomiendo que te esfuerces porque él ya se esforzó más de lo que debería. No seas un imbécil y no rechaces su amor.

En la Biblioteca Principal de la Iluminación hay libros y manuales con los cuales podrás guiarte para ganarte su amor y para que comprendas todo lo que va a pasar a partir de ahora. No creas que se enamorará de un día para otro, tomará tiempo, aproximadamente un mes o menos.

Cuídalo, y paga tus deudas.

Alex von R»

Dobló la hoja y la hizo trizas, no quería que Killua leyera accidentalmente esa nota. Volvió a enfocarse en su pequeño hermano y tomó la carta de los amantes para guardarla entre su ropa.

—¿Qué deseas que haga ahora? —preguntó con calma, aunque por dentro se estaba muriendo de nervios.

Killua se enamoraría de él. Esto no era precisamente su deseo, pero tampoco se quejaría, claro que amaba a su hermano, más de lo que un hermano normal lo haría, sin embargo, lo amaba con tal claridad que estaba consciente de que eso no sería bueno para su vida.

—Quisiera que dejáramos en claro lo que necesitas para que ese monstruo no vuelva a aparecer. Debo conocer tu deseo y tus reglas para hacer un balance entre ambas.

Respiró hondo. Sí, él jamás rechazaría tener una relación amorosa con Killua, sin embargo lo principal para satisfacer su deseo era estar con él y hacerle feliz, mientras pudiera verlo estable, podría contener sus ganas de ir más allá con su convivencia.

«Pensándolo mejor…creo que no debo desperdiciar esta oportunidad», debía dedicarse seriamente a conquistar su corazón. Ganarse el derecho de ser amado por él de verdad, tal como el Barón había dicho. No estaba seguro si su cuerpo, para mantenerse estable necesitaría algo más que palabras y cercanía, tampoco deseaba que Killua cargara con esto y forzarlo otra vez a fingir para mantenerlo estable.

—Necesito… estar contigo de vez en cuando, verte y saber de ti; ayudarte y, si es posible, hacerte sonreír, con eso me conformo. Tal vez… con una vez por semana estaría bien.

—Una vez cada tercer día —ordenó Killua—. No me arriesgaré, no aceptaré que por siete días desaparezcas y luego ver vestigios de esa horrenda cosa en ti, ¿eso es todo?

—Sí.

—Illumi —amenazó— no voy a jugar con esto, si necesitas otra cosa, dila, yo… yo estoy a tu disposición.

Se ruborizó y esta vez no supo por qué si en un principio estaba seguro de lo que decía.

Por dios que era terriblemente tentador para Illumi. Quería decirle "y besarte, y hacer el amor y todo lo que yo quiera", pero se contuvo, no era una necesidad básica y no tomaría ventaja de su hermano sólo porque se lo estaba poniendo en bandeja de plata.

—Sí… —luego aclaró— por el momento, con eso será suficiente. Si llegara a necesitar más, te lo diré a tiempo.

—Más te vale. Nada de secretos. No más.

—Lo intentaré. Aunque si hay algo que debo ocultar, te lo diré para que sepas que…

—No, no quiero secretos Illumi.

Hubo un silencio retador. Killua era más emocional de lo que Illumi podía ser, y este a su vez quería evitar malos entendidos.

—Kil, no es que quiera guardarte algo, pero conozco cómo es papá, sé que él me hará cargar con cosas.

—Ah… —suspiró— eres imposible, demasiado calculador —rodó los ojos—. Obvio entenderé si me explicas que es algo que no puedes decirme, pero deberás ser lo más sincero posible.

—Lo prometo.

Al fin soltó una breve risa, sabía que conocía a su hermano, instintivamente lo reconocía. El morocho poseía cierto aire de nobleza en su forma de responder, que le tomó por sorpresa. Tenía esa personalidad ceremoniosa, que infundía respeto, eso le alegraba porque ahora podía estar seguro de que hablaba con alguien que no jugaría con él.

Se quedaron conversando sobre las nuevas reglas que habría entre ambos, lo que sí se permitía y no hacer, debían conocerse bien porque de ahora en un tiempo imposible de determinar estarían atados. Así que tendrían que asimilar todo lo necesario para mantener una buena y sana convivencia. Después de eso, Illumi le anunció que se marchaba. Killua no quería que se fuera pero no se opuso dado que estaba cansado y quería pasar el resto del día durmiendo, al fin de cuentas, su hermano volvería en tres días.

Por otra parte, Illumi tenía una urgencia terrible por irse a la ciudad de los Iluminados, ir a la biblioteca principal y estudiar todos los instructivos que Alex había mencionado en la nota. Si su hermano comenzaba a enamorarse de él, entonces, debía ser estricto y buscar todo lo que necesitaría para que ese amor se prolongara más, se volviera un amor real y no un efecto de Nen. No importaba cuánto invirtiera ni cuanto se esforzara, o si tendría que volverse un excelente actor, no iba a dejar que Killua se arrepintiera de mantener una relación incestuosa con él. Pagaría su deuda.

Así fue como ambos, tras tantos años de dolor, de pesar y tantos tiempos amargos. Descubrieron un nuevo camino en sus vidas. Uno que marcaría sus destinos por siempre.

.'.

Yuuki, gracias por tanto apoyo en esta historia, te responderé todo por tumblr, por favor ten paciencia.

Gracias KaiD23, eres la mejor beta que una persona como yo podría pedir

Quiero agradecer con todo mi corazón a las personas que han seguido esta historia hasta aquí y que se han tomado la molestia de escribirme o dejarme una notita aunque sea en mi tumblr para expresarme su apoyo. Es un trabajo increible esto de escribir capítulo tras capítulo, deseando que este nuevo sea mejor que el anterior y que el contenido que les ofrezca sea de calidad, así como entretenido y no sólo un montón de letras... que bien podría escribir porno y ya, se me da fácil, pero no, no quiero eso para ustedes. Gracias por regalarme esto, unos minutos de su tiempo para leerme, para escribirme y forzarme a publicar otro capítulo más!

Comencé a escribir esta historia, en Septiembre del 2014, un largo tiempo, y he pasado por muchas cosas desde entonces, las cuales he reflejado, casi sin querer, en la novela... Caray! me estoy desviando de nuevo. Cometí un gracioso error al publicar los dos libros juntos, me pasó porque no pensaba separarlos al inicio, y para cuando me di cuenta, era muy tarde. Ahora sí, lo que ustedes, los que sí me leen, quieren saber... ¿continuaré la historia?

Ha sido una decisión muy difícil de tomar. Al incio yo estaba totalmente seguro de mi respuesta. No quería, no lo iba a hacer, y actualmente, bueno... creo que ya lo saben. Soy un tipo miedoso, dudo mucho si hacer las cosas o no, no quiero ofender a nadie, no quiero meterme en problemas, pero mi lema como escritor es:
"Escribo para mí, publico para el fandom"

Sin fandom, no hay publicación, así de simple. Yo no gano absolutamente NADA por publicar, salvo leer sus comentarios, sin ellos, no tendría sentido esto. Si me pagaran, bueno, ya sería otra cosa... Publicar es un trabajo muy pesado, muchísimo, implica poner todo mi corazón, todo mi esfuerzo, concentración y dedicación. Me he perdido de fiestas, de comidas, de idas a museos, festivales, me he desvelado aun cuando al día siguiente debo ir a trabajar, todo por no fallarles con la actualización y... me he dado cuenta que mi verdadero objetivo no fue alcanzado, deseaba formar un fandom que disfruta de mi OTP! Llegar y ver que no soy el único que escribe, que hay otros artistas que aportan y entre todos hacer un grupo, pero no fue así. Y ya me resigne a que nunca lo será.
Así que, ¿publicaré?, sí, pero ya no le dedicaré el mismo esfuerzo, comenzaré a traducir la historia y me enfocaré un poco más en eso. Estuve hablando con mi beta y creo que lo mejor es aprender a dejar ir el sueño que nunca pude lograr con ustedes. El siguiente libro comenzaré a publicarlo en Agosto y de ahí sólo serán publicaciones mensuales.
Espero no haberles ofendido, ni que se sientan mal por esto, pero me he roto el corazón tanto por querer lograr hacer crecer el fandom, que ya no quiero herirme más. Y si por casualidad quieren hablar conmigo, les he pasado mi tumblr varias veces, (tumblr tiene chat ¬¬ por si no lo sabían), y podemos hablar por ahí.
La siguiente novela la publicaré como una nueva historia que podrán encontrar bajo el nombre de "Historias de amor, desamor, odio y de sodio" xD porque soy un puto genio con los titulos ya saben... le puse "Y" al fanfic, qué carajo estaba pensando? incluso darle click es difícil, pffff... pero tengan por seguro que volveré y la siguiente parte estará plagada de cursilerías, porque si no, el título condenado no tendría sentido. Hasta pronto!

loveOver▲