Hola mis queridos lectores, una disculpa nunca está de más ¿no?, la verdad es que he tenido muchos problemas personales y… estaba en un bloqueo prolongado, pero he vuelto, intentaré actualizar pronto porque es una buena terapia, sin quitarles más el tiempo con mis cosas, los dejo leer. Yo sé que no tengo perdón de dios ¡tardé demasiado! Espero me perdonen y les guste el capi. Ojalá no me hayan abandonado aunque lo merezca :v si no me deprimiré aún más :v

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Sintiendo un ligero dolor de cuello por la posición que adoptó éste durante toda la noche, se dirigió hacia el cuarto de baño de aquella habitación.

Naruto seguía inconsciente aunque con bastante mejor apariencia que antes; el día anterior había suministrado el antídoto y su respuesta parecía ser favorable hasta el momento, se sentía alegre por ello. En un par de días el Uzumaki estaría de nueva cuenta iluminando a toda la aldea con su brillo incomparable.

Cerrando tras de sí la puerta se miró al espejo y notó que tenía una apariencia un tanto mal trecha, al no querer separarse del Uzumaki no había tomado un baño en días y comenzaba a sospechar que pronto su olor no sería del todo agradable, sus ropas estaban sucias y esa no era la condición en la que quería estar cerca de él.
Abriendo la llave del pequeño lavabo, utilizo sus manos para hacer un cuenco y llevarse un poco a la cara, después de haber despertado y haber visto el Uzumaki tan calmo como el día anterior sonrió, sabía que si en 24 horas el rubio no demostraba rechazo hacia algún ingrediente o si no presentaba más episodios de fiebre las cosas irían perfectamente, significaba las sustancias nocivas estaban siendo eliminadas de su cuerpo.

Después de secar su cara y acomodarse el cabello salió de la habitación; se encontró con una enfermera revisando los signos vitales del rubio comprobando que todo estuviera en orden. La Hyūga se aproximó a ella y discretamente observo los resultados, todo marchaba bien.

Dándose la vuelta la joven enfermera castaña sonrió con satisfacción y habló.

—Está respondiendo muy bien señorita Hyūga, su antídoto parece ser, es muy efectivo—
Hinata se avergonzó un poco ante tal comentario, no era de las personas que se regocijaban con los halagos por sus logros.

Asintiendo amablemente respondió.

—Gracias... Pero, no sólo yo lo hice, Uchiha-san y Haruno-san colaboraron conmigo.

En un poco más de confianza, siendo la muchacha un tanto más joven que Hinata le pico con un codo amigablemente mientras le guiñaba un ojo.

—No sea tan modesta señorita Hyūga— a Hinata le sonrojó esta vez aquella afirmación de la chica sin embargo sonrió divertida de aquello, le recordaba a Hanabi.

Volviendo a un comportamiento más formal la chica se irguió y le dijo amablemente.

—Naruto-kun estará bien, lo mantendremos en observación, si quiere puede ir a ducharse y a comer un poco— Hinata la miro por unos segundos y después se volvió hacia el rubio, ciertamente no quería dejarlo solo sin embargo debía ir a informar a su padre de su regreso y debía ducharse, no quería estar en esas condiciones al lado de una de las personas más especiales para ella.

Debía reconocer que aún le dolía la idea de saber que ella no era la mujer que deseaba a su lado, pero eso poco importaba ya, mientras pudiera ayudarlo se iba a olvidar de los sentimientos de por medio. Si estaba a su lado no era porque esperara una recompensa amorosa. Sino porque era su amigo, era especial y lo quería, en su corazón sentía esa necesidad de estar con él, por ello no quería dejarlo, mas la chica castaña tenía razón.
Con una sonrisa y después de un breve silencio asintió hacia la muchacha y comenzó a caminar hacia la salida con intenciones de dirigirse a su casa. Esperaba que su padre no la juzgara tan duramente, y también esperaba que Neji y Hanabi no la atacarán con sus interrogatorios.

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Aún estaba recostado en su habitación, al fin había tenido un poco de descanso después de días.

Observaba el techo pensativo, la Hyūga había dicho que tenía que inmovilizar el brazo al menos por una semana.

Una semana sin entrenar era algo que nunca se había imaginado, en cambio sabía que debía obedecer si quería que su brazo sanara más rápidamente, no le agradaba la idea de estar "incapacitado", el sólo pensarlo le hacía enojar.

Después de haber tomado una ducha salió de su mansión para dirigirse a la oficina de Kakashi. El día anterior había hecho una petición e iría a buscar la respuesta que esperaba, deseaba librarse de las cosas para así poder tener por primera vez en su vida, un momento sin sentirse fastidiado y asqueado por todo.

Al entrar a la oficina del Hokage su estómago se revolvió en cuanto distinguió a la persona que ni muerto deseaba ver. Sakura estaba parada ante el escritorio; planeaba huir antes de que lo lograra divisar pero para su maldita suerte Kakashi abrió la boca.

—Ah, Sasuke que bueno que estás aquí.

Sasuke lo miro con todo el odio de su ser en cuanto la muchacha de pelo rosado volteó a verlo con esos ojos repulsivos de acosadora.
Tragándose todas las maldiciones que tenía para el maldito peli plateado se encaminó hacia el escritorio.

—Qué quieres— soltó con desprecio.

—Necesito que acompañes a Sakura en una misión—

La Haruno, después de haberse recuperado del genjutsu seguía como si nada, en su mente se decía que sólo había sido una ilusión, Sasuke jamás le haría eso. Esa mañana, decidida, había recurrido al ninja copia para que le facilitara otra oportunidad de hablar con él y ahí estaba, justo aparecía cuando era preciso, era el destino, estaba segura de ello.

Al escuchar esas palabras Sasuke se retorció por dentro, no podía evitar sentir rabia, ya estaba jodido, más que hastiado, así lo expulsaran de la aldea, no iría con ella a ninguna parte. Su rostro denotaba desprecio, y con el ceño fruncido respondió a la petición del sexto Hokage.

—No— fría y absoluta fue su respuesta.

—Pero Sasuke-ku...— Se calló inmediatamente después de percatarse de la mirada de desprecio que le dedicaba el pelinegro. Kakashi ya estaba cansado también de su comportamiento misterioso, llegaría al fondo de todo, en ese momento.

—Sasuke que rayos les sucede, antes hiciste misiones con ella sin protestar. No entiendo a qué va su comportamiento— alzo una ceja esperando a que le respondieran.

El pelinegro tenía la determinación de decirlo. Por más ridículo que fuera, si tanto deseaba saber lo diría, así se viese como un niñato bocón se libraría de todo ello. Con evidente fastidio dio inicio a su "explicación".

—Esta tipa que ves aquí, no ha parado de acosarme, con sus estúpidos intentos de charla, con sus miradas, con su insistencia, me enferma.

Quedaron en silencio por un momento, al menos hasta que el sexto hokage habló.

— ¿Eso es tanto problema? Toda tú vida te han acosado Sasuke, sabes lidiar con ello— replicó en un tono un tanto divertido, sin embargo Sasuke hablo de nueva cuenta, con una sonrisa irónica.

—Ese no es el problema, el problema es que sus sentimientos de mierda están arruinando el trabajo en equipo, por su culpa, el dobe de Naruto esta inconsciente en el hospital.

Esta vez Kakashi se sorprendió y volteo a ver a Sakura severamente, por más que le fastidiara a Sasuke el ser acosado, jamás inventaría algo de esa índole por dicha razón. La muchacha respingó y agachó la cabeza.

Una sonrisa burlona se posó en el rostro de Sasuke, ya que quería saber, daría todos los detalles. Siguió hablando.

—La herida de mi brazo fue provocada por ella, me rompió el brazo por evitar que golpeara a Naruto y lo hiriera de gravedad, sus estúpidos arranques echaron a perder la misión.

—Sakura explícame por qué actuaste de tal forma— Kakashi demandó saber pero ella no respondía, simplemente mantenía la cabeza gacha. Sasuke no le estaba haciendo eso, no lo estaba haciendo...

—¡Porque es estúpida! —exclamó impaciente— Naruto se le confesó y ella lo mandó al demonio, todo esto es un montón de mierda, lo ha estado evitando y despreciando para intentar venir hacia mi como una perra faldera.

Se sentía como un criajo inmaduro y ridículo, sin embargo la satisfacción hasta cierto punto infantil de ver su cara de idiota y el evidente reproche en la mirada de Kakashi nada ni nadie podría quitársela.

—Desde que Naruto cayó inconsciente, su excelente "ninja médico" no ha tenido la suficiente vergüenza como para aparecerse por su habitación, asegurarse de que está bien por lo que ELLA PROVOCÓ y atenderlo.

Kakashi estaba pensativo.

Uchiha hablo nuevamente.

—Hyūga se ha estado ocupando de él—

Las lágrimas comenzaron a caer de sus mejillas, su corazón ya no podía más,

—Y-yo sólo quiero estar contigo Sasuke-kun... ¿Tan malo es eso?— volteo a verlo en un intento desesperado por obtener algo de él.

Recuperando su temple, Sasuke se regocijaba aunque sus facciones no hicieran movimiento alguno. La ignoro por completo y Mirando hacia Kakashi, preguntó.

—En cuanto a mi petición Kakashi— ya se había divertido lo suficiente, iría al grano y se largaría.

El Rokudaime se mantenía pensativo, era un lío hasta cierto punto inmaduro, pero que podía causar problemas. Después de un momento de silencio pidió que se retirarán y Sasuke simplemente se marchó, mientras que Sakura seguía plantada en el piso.

—Kakashi-sensei...— su voz se quebraba.

—En cuanto decida qué haré con ustedes los mandare a llamar, puedes retirarte, Sakura.

La pelirosa salió de la habitación emanando depresión por cada poro de su cuerpo, ¿amar tanto a alguien era tan malo?

Una vez su oficina estuvo en silencio, suspiró, sabía que un enredo de ese tipo estaba entre su ex equipo. La cuestión era ¿qué hacía con ello? la chica siempre había sido amable, ruda, pero "amable" con Naruto, él sabía que el rubio estaba enamorado de ella, pero ella estaba casi obsesionada con Sasuke.

Sacudió la cabeza y después de meditarlo por unos momentos concluyó en que eran shinobis, no eran colegialas enamoradizas a la espera de que un adulto mediara su situación amorosa, la manera más práctica de terminar con aquel problema saltaba a la vista, un shinobi no debía anteponer sus sentimientos al deber, y mientras esa situación existiera entre ellos, su trabajo como equipo sería deficiente e inefectivo, más aun viendo la hostilidad de Sasuke hacia Sakura, muy bien tenía la opción de dejarse de niñerías y esperar a que el problema encontrara fin con el tiempo pero las palabras de Sasuke lograron inquietarlo, no podía darse el lujo de perder a un ninja tan valioso como él. Debía acceder a su petición, pero no del todo como él deseaba, también estaba Naruto.
Se rascó la cabeza, no podía creer que el "amor" pudiera causar ese tipo de estragos.
Se levantó de su silla y se dirigió a la puerta, debía hablar con el consejo, habría un cambio de equipo.

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Sasuke caminaba sosteniendo por reflejo su brazo, aún dolía considerablemente, se dirigió al río donde se encontró por primera vez con la chica de orbes opalinos, deseaba un momento alejado y ese lugar era una buena idea. Quizá también aprovecharía para entrenar un poco, tenía prohibido mover el brazo pero no las piernas.

Una vez solo en aquel lugar comenzó a entrenar, era la única forma en la que su mente de dispersaba un poco. Más tarde iría al hospital.

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Su padre no cuestiono su ausencia, lo cual agradeció enormemente, Neji estaba de misión y Hanabi entrenando. No se percataron de su presencia y eso de cierto modo, le alivio.

Después de haber tomado su ducha y comer un poco iba en camino hacia el hospital, en cuanto llegara revisaría a Naruto, y se quedaría con él. Suspiro, pensaba en la serie de acontecimientos que habían pasado a lo largo ese corto periodo de tiempo, el giro que las cosas habían dado, la ironía del destino, la situación, el misterio que rodeaba al equipo 7.
En todo su trayecto no dejó de pensar en ello. Al llegar por fin a su destino el olor a hospital la golpeó.
Dio un pequeño gritillo de sorpresa en cuanto abrió la puerta a la habitación del rubio, el cuarto estaba repleto de flores, mensajes de recuperación y demás presentes. Supuso que en su ausencia los amigos y admiradores de Naruto habían pasado por su ahí y dejando sus buenos deseos.

Después de dar una mirada tierna en dirección del rubio, comenzó a recorrer los arreglos de alrededor de su cama, leyendo y viendo los mensajes de Ino de Shikamaru, Choji, Shino, Kiba, Lee, Ten Ten hasta de los dueños de Ichiraku y de mas aldeanos sonrió, después de tanto tiempo el sueño del rubio de ser reconocido por todos en la aldea se veía realizado, era el héroe de la aldea, el que trajo paz al mundo shinobi, el que hizo que se entendiesen unos con otros.

Tomó asiento a su lado, y sostuvo su mano.

—Naruto-kun, tienes que despertar— Dijo suavemente para después levantarse y revisar que sus signos vitales estuvieran constantes. Estaba siendo un poco paranoica hasta cierto punto, pero no importaba, todo eso nacía de ella y quería hacerlo, porque él, más que nadie, más que cualquier otra persona merecía que alguien estuviera a su lado cuidando de él.

El día pasó y sus compañeros hicieron otra visita vespertina, fue breve ya que el rubio aún no se recuperaba del todo y necesitaba tranquilidad.

Después de una breve platica con Ino y los demás, todos se retiraron, ella se quedaría nuevamente a acompañarlo. Mirándolo fijamente, perdida en su mente se hacía una pregunta constante, ¿Sasuke aparecería?, sacudió la cabeza desconcertada.
La chica pensó que quizá después de todo, le estaba profundamente agradecida y por ello esa pregunta asolaba sus pensamientos desde hacía buena parte del día, suponía que buscaba pagarle con cualquier cosa mínima la inmensa deuda que tenía con él y eso implicaba su presencia obviamente… Sin darle más vueltas al asunto se concentró en seguir al pendiente del Uzumaki.

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El anochecer se estaba haciendo presente, la luna subía poco a poco al cielo y él respiraba agitado mientras sostenía su brazo y maldecía a causa del dolor; por culpa de su estúpida arrogancia y necedad se hizo un corte justo donde sus músculos se hallaban lesionados.
"Mierda" Se dijo a sí mismo mientras se encaminaba al hospital, en parte a ver como seguía el dobe, en parte para buscar a cierta persona en específico.

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Al anochecer, ella se encontraba revisando nuevamente los signos vitales del rubio, el calmo silencio de la habitación era interrumpida únicamente por la relajada respiración del Uzumaki. Hinata se sentó a su lado. Ahora que lo pensaba en todo el tiempo que sus amigos estuvieron ahí, Sakura no se había aparecido, eso la hizo sentir triste; a Naruto le hubiera encantado verla, le haría enormemente feliz el hecho de que ella fuese a visitarlo, ni siquiera como personal del hospital hacia aparición. Eso era algo extraño, ¿había pasado algo malo entre ellos dos?, se sintió culpable por pensar en cosas como esas en ese momento. Lo único que importaba era que el Uzumaki se mejorara, lo demás poco importaba.

Al estar tan concentrada mirándolo, no se dio cuenta de que alguien había ingresado sigilosamente a la habitación.
En cuanto vio sus ojos posados en él, lanzo un evidente bufido que ponía al descubierto lo que había sentido al mirar aquello.

Reprendiéndose mentalmente el Uchiha ignoró la mirada de sorpresa de Hinata y se dirigió hacia ella en silencio.

No iba a pedirle que lo curara, no iba a pedir favores a nadie. Entonces… ¿qué demonios haría? La molestia nuevamente se apoderó de él impulsándolo a abandonar aquella habitación. Naruto estaba bien pero su herida necesitaba atención, una vez ya le había ordenado a la chica que lo atendiera así que únicamente diría lo de la última vez. Fue inútil que el pelinegro pensara en aquello puesto que como si le leyera la mente, la chica soltó suavemente la mano de Naruto y se dirigió hacia él con una mirada entre preocupada e interrogante, como si estuviera esperando una explicación de algo. Él chasqueó la lengua ante esa expresión más por costumbre que por genuina molestia, por una razón desconocida, no sentía fastidio ante ese gesto que dejaba ver más confianza de parte de ella.

La mano de Naruto apenas se movió un milímetro, pero ella no lo notó, muy dentro de su inconsciencia el Uzumaki deseaba sentir de regresos sobre su piel bronceada esa fina y cálida mano.

Quedándose parado mirando seriamente a la Hyūga dio un rápido vistazo a Naruto, sus ojos negros se enfocaron en su mano, en que la había movido al perder el contacto de la joven, él entrecerró los ojos entre sorprendido y malhumorado, pero no dijo nada a la Hyūga, esta parecía prestarle total atención a él y aunque lo negase, eso le agradaba. La chica se acercó, indecisa por tomar su brazo y examinarlo o no; sabía que era alguien de pocas palabras pero el tratar de adivinar sus pensamientos era casi un suicidio.

Con un ápice de temor al final se decidió por correr el riesgo y tomarlo sin decir una palabra para comenzar a examinar, primeramente vio la venda ensangrentada que obviamente cubría la herida. Lo miro a él y al no percibir molestia en sus ojos, se dio la vuelta para ir por los utensilios para limpiar su herida.

El pelinegro quedo solo junto con su amigo en la habitación, no dijo nada, simplemente lo miró y se sentó en la misma silla donde la chica de cabellera azulara lo había curado el día anterior.

Hinata regresó y tomó su brazo. Comenzó con su labor de limpieza para posteriormente cerrar la herida y tratar de regresar a su estado normal los músculos del pelinegro, esta vez daría su mejor esfuerzo por hacerlo mejor que el día anterior, quería demostrarle a Sasuke que podría serle útil en algo.

Ella estaba concentrada en su labor, pensando en que obviamente Sasuke había hecho caso omiso a sus indicaciones, por un momento sintió un leve pinchazo de un sentimiento parecido al enojo sin llegar a ser éste último, su mirada adoptó un matiz extraño, sin embargo después suspiro y siguió delicadamente, ella no era nadie para cuestionar sus acciones y su vida, no era nadie para privarlo de hacer lo que él decidiese y ésa era la razón por la cual simplemente se limitaba a ayudarlo. Se sentía complacida de que él la considerara una posible ayuda, alguien a quien recurrir cuando estaba herido... Sin saberlo sonrió, dejando a Sasuke por primera vez ligeramente sorprendido.

No lo estaba cuestionando, no le estaba gritando que era un tonto arrogante y descuidado, ¿por qué no lo hacía? Se suponía que eso hacían todas las mujeres. No lo estaba reprendiendo como él bien sabía se lo merecía y encima, estaba sonriendo...

Despego sus labios, quería decir algo pero no sabía qué, las palabras se atoraban en su garganta, quería preguntarle por qué sonreía, ese sentimiento lo estaba descolocando, no sabía que hacer frente a él.

Por primera vez sintió necesidad de saber qué era lo que pasaba por la mente de la muchacha.

Después de caer en cuenta de que tenía cara de estúpido su ceño se frunció enormemente y también sonrió, pero no por satisfacción, él sonrió de frustración aunque no se percatara de ello.

Las cosas eran más que obvias y él, sintiéndose estúpido por preguntarse a qué iba esa sonrisa, se respondió a sí mismo: sabía que no le cuestionaba nada, simplemente porque no le importaba. Ahí estaba él, como un patético crío necesitado de atención, cuando en realidad, la atención de la chica que lo estaba atendiendo estaba a sus espaldas, con el dobe inconsciente.

Sintiendo enojo hacia sí mismo, quitó bruscamente su brazo de entré las manos de la Hyūga, esta no pudo ocultar su asombro y su mirada con un toque de temor ¿esta vez que había hecho mal? Se aseguró de no hostigarlo con tanto contacto. ¿Por qué estaba tan molesto el de ojos negros? Sasuke simplemente la miro con toda la indiferencia que había en su alma y sin pensar nuevamente en lo que hacía dijo

—Vuelve a concentrarte en cuidar al dobe, no necesito tu ayuda.

Ella no supo por qué después de haberle quitado su extremidad tan bruscamente decía eso, estaba confundida, algo atemorizada y muy en el fondo, dolida por sus palabras. El chico era un total misterio para ella y eso le provocaba ansiedad.

Una tristeza desconocida la envolvió al mirar sus ojos destilando enfado y su herida a medio curar, un miedo profundo la invadió al verlo marcharse; sin pensarlo ni por un segundó hizo lo que su cuerpo le dictó que hiciera.

Al estar dispuesto a salir de la habitación se quedó paralizado en cuanto sintió la mano de ella tomar la suya, nunca nadie había tomado su mano, se sentía estúpido, irritado, confundido y por demás desconcertado, sentir todo aquello con eso sólo lo hizo enfurecer aún más ¿qué mierda estaba pasando?

Sin moverse ni un milímetro, dándole la espalda con sus facciones mostrando una mueca demasiado impropia de él esperó a que lo soltara, después de unos segundos ella lo soltó totalmente roja y avergonzada de su arranque, de su estupidez, no podía creer que tan tonta podía ser, ahora quien sabe cuántas cosas estaría pensando el pelinegro de ella, le aterro pensar que en cualquier momento la hiciera caer en uno de sus genjutsus tal y como lo hizo con su compañera de equipo. Ella no supo que hacer, estaba hiperventilando, no hizo nada más se disculparse y decir con voz apenas audible lo primero que se le vino a la mente para tratar de aligerar la tensión.

—T-tenga más cuidado, Uchiha-san...—

Sasuke camino a pasos fuertes fuera de la habitación y con mirada gacha sólo dijo entre dientes —No me jodas...— para después azotar la puerta tan fuerte que la pared retumbo, Hinata dio un brinco, por un lado se sentía aliviada de que no la hubiera hecho caer en una de sus técnicas, por otro lado se sentía culpable y un poco avergonzada ¿qué había sido ese impulso de tomar su mano? Su piel era más suave de lo que aparentaba, su tacto era refrescante sin llegar a ser frío, observaba su mano con estupefacción, aquel contacto había sido electrizante.

Aun mirando la puerta rogó porque el Uchiha no la odiara, deseaba poder seguir ayudándolo, deseaba poder seguir agradeciéndole, deseaba que no se molestara con ella ni mal interpretara ese arranque.

Al salir de la habitación no pudo evitar sentir nuevamente el puñetero cosquilleo desde la palma de su mano hasta su hombro. Apretando su puño con fuerza intentó deshacerse de esa molesta sensación, aún no curaba del todo sin embargo no regresaría a la habitación del dobe, no después de haber tenido ese arrebato de sentimientos que lo hizo enfurecer, no podía creer que esa muchacha le despertara sensaciones en contra de su voluntad, era algo asqueroso, inconcebible, ridículo. Suspirando sonoramente se miró la palma de la mano que minutos antes tocó la fina mano de la Hyuga, su piel era muy suave, era muy cálida y… electrizante. "¡Joder!" estaba harto de pensar estupideces, dando rienda suelta a su enojo, decidió salir de ahí, probablemente regresaría en la mañana, cuando se olvidara de esa trivial estupidez.

—Estúpida Hyuga. — susurró a sí mismo para después salir del hospital.

Pasado el encuentro con el Uchiha, la chica de cabellera azulada se encontraba más relajada, seguía sumida en lo poco usual de ese momento vivido con el joven pelinegro.

Al ser un poco tarde sintió sus párpados caer, su estado de parcial vigilia la mantenía un tanto agotada. Estirándose un poco para despejarse, se dio cuenta de que el rubio parecía moverse entre la inconsciencia.
Preocupada volvió su mirada al rubio y se dio cuenta de que sus párpados se movían. Como si su intención fuese despertar.
Asustada y emocionada al mismo tiempo se aproximó al rubio para ver que éste se removía cada vez más. Al estar tan concentrada se acercó un poco más olvidándose de su timidez, lo miraba atónita y sonrojada sin poder descifrar del todo sus sentimientos en ese momento, observó sin parpadear cómo el Uzumaki despegaba poco a poco los párpados para dejar ver sus hermosos ojos azules.
Ella no sabía que hacer o que decir, simplemente atinaba a mirarlo con sus ojos de luna totalmente redondos y felices.
Había despertado antes de lo previsto

El rubio sintió vértigo, se tomó con una mano la cabeza y luego empezó a examinar la habitación donde se encontraba. Pasando desde las flores hasta la dulce chica que estaba ahí observándolo recobró el sentido de la orientación. Estaba en el hospital, mirando curioso a la chica que estaba conmocionada frente a él, hizo un gesto desconcertado.

Al ver su mirada entre preocupada, sorprendida y feliz, Naruto se sorprendió y luego sonrió divertido. No sabía que estaba haciendo ahí Hinata pero no le importo, le hizo feliz el que fuera ella la primera en estar presente cuando recuperó la conciencia.

La joven se quedó muda al ver sus orbes azules, hermosos como siempre.

—Hola Hinata-chan— dijo con voz apagada el Namikaze, aunque dejando ver una alegría intachable en aquellas palabras.

Hinata sonrió ampliamente y con un poco de vergüenza respondió.

—Naruto-kun... Despertaste—

—Pero claro... No soy fácil de eliminar'ttebayo— dijo mientras se recostaba de nuevo y cerraba los ojos sonriente.

Hinata lanzo una pequeña risilla al escuchar aquello.

—Lo sé... Tú... E-eres muy fuerte, Naruto-kun.

Naruto se giró lentamente hacia ella y le dedicó una sonrisa. Hinata siempre era tan amable con él.

—Hinata... ¿Quién trajo todo esto? ¿Fuiste tú? — Dijo un tanto sorprendido al mirar más detenidamente todas las flores que había a su alrededor.

La chica respingo y negó ruborizada.

—Fueron nuestros amigos, pasaron por aquí y te trajeron esto... —explicó.

—Vaya, todos son muy amables 'ttebayo— el rubio se sintió feliz de tener la certeza de que sus amigos nunca lo dejarían solo. Podría ser que no se reunieran seguido o hablaran constantemente, pero ese gesto denotaba que ellos estaban ahí en cualquier momento.

Suspiro con felicidad, luego de recorrer nuevamente la habitación se detuvo en Hinata. ¿Acaso su voz era aquella que creyó escuchar estando en aquel mundo de la inconsciencia? La miró detenidamente y Hinata sonrojó al darse cuenta de ello.

— ¿Su-sucede algo?

—No es nada Hinata-chan... No es que me moleste pero me siento un poco desubicado ¿qué haces aquí?
Hinata se sonrojó aún más

—Um.. Bueno y-yo... — Intentaba mirar hacia otro lado, no podía evitar tartamudear, no quería hacerlo pero ese rubio le provocaba demasiadas emociones como para poder controlarlas.

Naruto puso una expresión interrogante y de la nada un gruñido muy ruidoso salió de su estómago.
El sé rascó la cabeza un poco avergonzado y río, eso terminó de quitar la tensión en la que había caído la chica de cabellera azulada.

Hinata se cubrió la boca y río un poco también. Después de 5 días de inconsciencia suponía que debía morirse de hambre. Amablemente le sonrió y le dijo

—Iré a traerte un poco de comida, no tardare— se excusó con una ligera reverencia y salió de la habitación, sabía exactamente a donde dirigirse.

Naruto miró dudoso por un momento la habitación, la recorrió e inevitablemente sonrió mientras se quitaba las sábanas de encima, quería ver los mensajes de sus amigos, con un poco de dificultad se puso de pie e intento dar un paso, su pierna flaqueo por el corte que había en ella, sin embargo eso no lo detuvo, cojeando recorrió cada uno de los arreglos florales que sin duda eran obra de Ino. Los mensajes le reconfortaron mas un pero existía de por medio, sin ser consciente recorría cada presente esperando ver un nombre en específico, un nombre que no halló, un nombre que estúpidamente deseaba ver aún.
Sin la necesidad de ser muy hábil cayó en cuenta de los hechos, ella no había aparecido por su habitación. Apretando los puños se dirigió a la cama de la habitación y se dejó caer de mala manera, en posición encorvada y con los puños sobre las rodillas sintió enojo hacia sí mismo, no podía creer qué tan estúpido podía llegar a ser...
El simple hecho de saber que ella no se había preocupado en lo más mínimo, le dolió más de lo que imagino. Las lágrimas amenazaban con salir, era un estúpido, un idiota. Estaba harto de sentirse de esa forma.

Estaba segura de que a Naruto le haría feliz el ramen después de haber estado tanto tiempo inconsciente, ingresando al hospital nuevamente se encamino a su habitación, preguntándose si ahora que el rubio había recobrado la conciencia, sería mejor no pretender pasa tanto tiempo a su lado, quizás acabaría hostigándolo e incomodándolo.

Sin notarlo ya estaba frente a la puerta y suspiro, no tenía caso que pensar en ello, lo importante era que se mejorara.

Al entrar se preocupó, vio a Naruto encorvado y supuso que algo le pasaba. Dejo el Ramen en una mesita y camino rápidamente hacia él

—¿Te pasa algo Naruto-kun? — La preocupación era evidente en su voz.

Ella se agachó hasta lograr ver su rostro y lo que vio le partió el corazón por completo, estaba llorando.

—Na-Naruto-kun...

El chico se irguió y se secó con el antebrazo sus estúpidas lágrimas e hizo un intento de sonrisa, lo cual le causo un escalofrío a Hinata.

Él se sintió estúpido, aunque no le molestaba exteriorizar ese tipo de cosas en la presencia de la chica, sabía que ella nunca lo juzgaría por eso. Recuperando un poco la compostura pregunto distraídamente

—Hinata... ¿Sabes si Sakura-chan ha pasado por aquí? —pretendió sonar casual, si ella estaba ahí significaba que bien podía proporcionarle dicha información, a pesar de su intención de disfrazar su pregunta con curiosidad el dolor de la incertidumbre era palpable en sus palabras.

Un golpe certero y directo, Hinata sabía que era lógico que preguntara aquello, porque eran compañeros y él la amaba, no sabía que le dolía más, si responder y ver el dolor en sus ojos azules o que le hubiera dejado en claro una vez más cuanto le importaba ella.
Calló por un instante, sintió un nudo en la garganta, quería hablar pero las palabras de habían atascado en su pecho. El sabor amargo de ver sus ojos cristalizados era algo que nunca había experimentado sin embargo sabía que debía contestar, sabía que tenía que hacerlo así que cerrando los ojos repitió mentalmente las palabras de Sasuke, estas lograron calmarla y darle la suficiente compostura para responder.
Esbozo una sonrisa resignada que descolocó a Naruto.

—Sakura-san... Ella... Yo no la he visto por aquí.

Naruto confirmo sus sospechas. No le importaba, dando un resoplido se irguió nuevamente y sonrió, no tenía caso.
Hyuga se sintió incomoda, no sabía qué hacer ante tal situación, buscando poder animar aunque fuera un poco al rubio se dirigió a la mesita y cogió el paquete.
El rubio olisqueo el aire y sus ojos brillaron brillaron inmediatamente. A pesar de tener el ánimo mermado, el placer de percibir el aroma de su comida favorita después de tanto tiempo con el estómago vacío le devolvió un poco de fuerza.

Un poco más animada de haber visto ilusión por el ramen en los ojos de Naruto tomó la mesa para acercarla a la cama del Uzumaki, al estar ésta frente a él, no pudo evitar sonreír por la expresión del joven.

—Muchas gracias Hinata-chan— agradeció con la saliva colándose por sus labios, sin más que esperar, tomó los palillos y comenzó a devorar literalmente el plato.

La muchacha lo observaba comer, cada que terminaba pedía un poco más, y ella gustosa le servía otro plato.
A pesar de haber visto tristeza en sus ojos, en ese momento parecía más distraído, centrado en comer su ramen, se preguntó si sería buena idea quedarse con él. Al recordar sus palabras, se levantó dispuesta a dejarlo descansar, regresaría a su casa, después de todo, creyó que no le hacía falta. El Namikaze había terminado su cuarta ración, y con la barriga al fin a tope, resopló satisfecho mientras se recostaba.

—Esto ha estado muy bueno Hinata, jeje — al estar en medio de satisfacción culinaria no notó que Hinata estaba de pie, con intenciones de irse.

Sonriendo la chica optó por despedirse.

—Me alegra que te haya gustado Naruto-kun.

El de orbes zafiro abrió los ojos y la miró con curiosidad, como si respondiera a su pregunta Hinata habló de nueva cuenta.

—Es mejor que me vaya, es algo tarde y debes descansar— Entre la felicidad por su acelerada recuperación y la tristeza que le provocaron sus palabras estaba en un estado de confusión, creyendo que el descanso le ayudaría hizo una pequeña reverencia, se dio la vuelta sin esperarse de ninguna forma lo que el rubio diría a continuación.

—Espera Hinata-chan.

Ella se giró para mirarlo y lo que vio la hizo sentir miles de emociones simultáneamente.

El rubio la miraba seriamente, como si estuviera haciendo algo malo, como si la estuviera cuestionando por haber decidido irse. Sin mayor reparo le dijo lo que le traería muchos sentimientos encontrados a la muchacha.

—¿Puedes quedarte esta noche?

La chica abrió grandes los ojos, ¿por qué le pedía eso? Acaso él… sus mejillas se arrebolaron y él se rascó la cabeza un poco apenado.

—Q-quiero decir, si no tienes nada qué hacer, yo… No me gustan los hospitales'ttebayo.

Se golpeó mentalmente, sabía que no se lo decía con otra intención, y apenada de sí misma sonrió mientras asentía. Aunque fuera sin una doble intención, la petición del muchacho logró implantarle en el pecho una cálida sensación. Era inevitable, estaba enamorada de él.
Encaminándose para sentarse a su lado, quedaron en silencio. Naruto estaba alegre de despertar, de que haber comido ramen, de que Hinata estuviera ahí, en ese momento, no pensó en la chica que lo había lastimado, simplemente pasados los minutos, el cansancio lo iba venciendo, y con el pensamiento de que aunque no lo dijera, realmente le alegraba mucho que Hinata se hubiese quedado ahí, con él.

La chica lo observó perderse en el mundo de los sueños, sintiendo de nueva cuenta pesadez en sus parpados se recargó en la orilla de la cama y sonrió, le alegraba que Naruto hubiera despertado, y aunque no fuera la mujer de su vida, ella siempre lo apoyaría. Ambos quedaron profundamente dormidos, con sus manos coincidentemente cerca, como si en medio de la inconciencia se buscaran mutuamente.

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N/A. Joder, me he tardado demasiado y merezco su odio, aunque las promesas no sirvan de nada les prometo actualizar más seguido. Una enorme disculpa a mis fieles lectoras que me piden continuación sin demora, las compensaré, los próximos capítulos estarán listo muy pronto y además de eso... Les tengo un anuncio especial, con el siguiente capi les lanzaré la invitación oficial a que se pasen por mi otra historia! espero contar con ustedes en serio. (no me he tirado totalmente a la vagancia como ustedes piensan) ¡espérenla! Besos a todos. Nos leemos :D