HABITÉ EL OLVIDO (Itachi x Hinata)

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Ahí estaba el clan Uchiha al completo. En primera línea estaba Fugaku junto a su hermano Mamoru, ambos con sus respectivos primogénitos. Al otro lado, el clan del Souke Byakugan, los Hyuga, los miraban con desconfianza. Hiashi Hyuga con Hinata y Hanabi.

Fugaku tendió un pergamino a Hiashi, tras depositar su firma. Hiashi hizo lo propio.

- Entonces...¿respetaréis la paz de clanes, por el bien de Konohagakure?

Ambos líderes agacharon la cabeza, en un profundo asentimiento y el pergamino fue recogido por el representante del Señor del País del Fuego.

- Ya no queda nada más que añadir la firma de los herederos - con un movimiento, el alto representante instó a Hinata a tomar el pergamino que se le tendía. Estampó su nombre y comenzó el proceso.

Hinata se dirigió a la tarima colocada al efecto y comenzó a recitar ante todos los presentes.

- Yo Hyuga Hinata, estando en mis plenas facultades físicas y mentales, juro por la sangre de mis antepasados proteger este convenio de paz con mi vida, y a derramar la sangre que sea necesaria para que la paz sea protegida en la Tierra del Fuego y a mantener el secreto de mi propio juramento.

El alto representante tendió el mismo documento a Uchiha Itachi, el cual estampó en él su firma.

- Yo Uchiha Itachi, estando en mis plenas facultades físicas y mentales, juro por la sangre de mi clan proteger el convenio de paz con mi vida, luchar para mantener la paz contra aquellos que nos oprimen, defender la Tierra del Fuego con mi propia vida y a no desvelar el secreto de este juramento.

- He aquí vuestro Yuigon*, Uchihas, Hyugas, que Kamisama y los demás dioses del fuego, del agua, de la tierra y del viento os ayuden y os guien en vuestra misión. Vuestro dios Luna (miró a los Uchiha) y vuestra diosa Sol (miró a los Hyuga) os hagan fértiles y prósperos y ensanchen vuestros dominios alén del país del Fuego.

- Así sea- respondieron a la vez herederos y jefes de los clanes.

El edificio en que se encontraban era un entresuelo apartado, a las afueras de la villa. El pasaje era angosto, y usaban su propio kekke genkai para circular hacia la salida. Todos iban de gala, asi se había acordado oficialmente. Hinata había sido vestida por dos mujeres, con un complicado kimono y una amplia capa para la ocasión, su cara maquillada como la de una geisha y su peinado elevado en un enorme moño en el cual se suspendían los símbolos de Konoha, y de la unión de clanes. Toda su ropa le pesaba una tonelada, aparte de que estaba cansada por el entrenamiento de la noche pasada, sus ojos casi se cierran cuando semitropieza con Uchiha Sasuke, el cual vestía yukata azul con obi violeta.

- A ver si miras por dónde vas, boke...- murmuró el Uchiha menor con desdén.

- Go-gomen- tartamudeó Hinata mientras intentaba seguir andando por aquel pasillo dónde no paraba de tropezar con gente. Todos mezclados, Hyugas y Uchihas se le adelantaban. Hinata suspiró, andar con aquel pesado vestido era una molestia, si al menos tuviese su ropa ninja podría dejarlos atrás a todos en cuestión de segundos. Además que el byakugan quedaba un poco cegado con tanta joya como llevaba en el peinado.

- Go-gomen...umm- dijo mientras tropezaba con otro Uchiha. Éste simplemente se limitó a mirarla por encima del hombro y a murmurar un insulto que no se atrevió a decirle en la cara.

El pasaje se iba haciendo más y más estrecho, ahora tenían que ir de lado. Eso era una cruz para Hinata, ya que ella, la única mujer de la reunión, tenía el vestido más complicado de todos.

«Ufff...ojalá estuviera Oniichan aquí...no me sentiría tan...tan...»

No pudo completar el pensamiento cuando su byakugan se desactivó y vió cernirse la negrura en derredor de ella. Se tocó la cabeza, crazo error, el monmental peinado enjoyado comenzó a tambalearse como un flan que se derrite. Hinata giró sobre sus talones, se cogió de la pared empedrada. La humedad de ésta hizo que su mano resbalase, trastabillando, chocó contra otro cuerpo que pasaba veloz.

- ¡O-onegai...! ¿Dónde están? ¡Otosan! ¿o-oneg...- no veía nada y le costaba respirar.

Todo se volvió negro y rojo, se dejó ir. De súbito sintió algo duro impactar contra su mejilla, estaba caída en el suelo contra algo duro. Tal vez una piedra. Espera, no, desde luego no era una piedra, era duro como un odre de cuero repleto. No, había un vello suave coronándolo. «Parece un animal» se dijo Hinata «estoy delirando, qué bien...». Abrió un poco sus orbes plateadas. La suave y blanda mejilla le dolía del lado que había impactado con el objeto...¿se había desmayado?sin duda, pero ¿qué era aquello? algo apretaba su mano izquierda, envolviéndola. Carne. Carne fuerte y presuntuosa. Cerró su delicada mano derecha de forma instintiva apresando otro objeto extraño, fláccido. De inmediato lo que estaba bajo su mano comenzó a moverse. Hinata estaba confusa, confusa y asustada. Al apretar lo que había en su mano derecha notó como si la masa de pan que apretaba creciese en tamaño. Crecían hasta convertirse en ciruelas duras. ¿Había allí un arbol?

- ¡Byakugan! -dijo desesperada.

Su garganta se secó, como tenía visión de 360º no se atrevía a encarar lo que tenía detrás. ¿Para qué encararlo si lo veía perfectamente sin volverse? Estaba caída sobre el heredero Uchiha, con las piernas totalmente abiertas y el obi abierto. Él también estaba caído, pero la miraba con curiosidad. Sintió tanta confusión y vergüenza que no supo como reaccionar. De inmediato se dio cuenta de lo que tocaba. Su mano derecha estaba en las partes del mismo moreno. Éste parecía sonreír por lo que la situación no parecía incomodarle.

No atinaba a reaccionar de forma adecuada, tragaba saliva e hiperventilaba, hiperventilaba y tragaba saliva. Sin pensar, volvió a apretar al Uchiha en sus partes masculinas, ahora más engrandecidas si era posible. El hombre gimió bajo la mano inocente de la chica y casi revienta el pantalón de cuero. De repente la mujer estuvo consciente de su vestido abierto y de lo que estaba haciendo. Ahí en el suelo tumbada sobre él. Se apartó de inmediato.

- U-uchiha-sama, yo-yo...- dijo cayendo a sus pies en modo de disculpa, enterrado la nariz en el suelo de tierra.

Él la dejó cavar la tierra con las rodillas y tardó un rato en responder. Hinata estaba aterrada, con la cara al suelo, se sentía tan culpable, tan idiota... pero ¿porqué se demoraba el Uchiha? Si fuese Kiba no la habría dejado rebajarse tanto por una equivocación ...¿porqué no la trataba como solían hacer todos?Sólo había sido un malentendido...¿porqué..?

- Está bien, Hyuga-chan, somos los últimos- dijo despacio Itachi saboreando cada palabra, luego se acercó a su oído, ella aún arrodillada- hasta ahora ninguna mujer me había confundido con su osito de peluche.

Hinata estaba tan sonrojada que tenía complejo de que su cabeza fuese un fósforo. La cercanía de su aliento, caliente como lava, la estaba turbando mucho más que el contacto casual con el cuerpo duro del Uchiha. No podía mirarlo, no podía, y si comprobaba a la vez que había destello de burla en sus ojos, se mataría, lo mataría. Quiso matarlo, quiso muchas cosas en décimas de segundo y casi soltó una carcajada histérica.

- Yo-yo...

Pero el Uchiha se había ido. Hinata sólo pudo levantarse y sacudirse el polvo del kimono. Ciñó su obi con fuerza y se dio prisa en salir de aquel lugar tan lúgubre.

- ¡Qué hombre tan indiferente! ¿Cómo es posible que no cayera rendido como corderito ante sus encantos?

Hinata sacudió la cabeza: «Ésta no soy yo, yo no pienso así...dios mío,¿porqué pienso así de él si sólo fue una equivocación...»

«...pero ni siquiera se dignó en levantarme del suelo...»

Al regresar al sector Hyuga comenzaron los preparativos para el Torneo entre Clanes. Existía desde los primeros tiempos del primer Hokage la costumbre de que los herederos de las familias principales de los clanes debían competir en una pelea de uno contra uno. Con el tiempo, esta costumbre se modificó para que fuesen los propios clanes quienes eligiesen a los combatientes, esta elección recaía en los miembros importantes de las familias, que muchas veces votaban a favor de sus primogénitos pero otras veces no.

Los Hyuga de la rama principal se miraban consternados unos a otros, no sabían cómo abordar el tema estando Hiashi Hyuga sentado y de mal humor.

Por fin, hizo acto de presencia la heredera Hyuga, visiblemente cansada, ojerosa, pálida y descompuesta. Además de que llevaba el kimono en mal estado.

- ¿Se puede saber porqué has tardado tanto? - dijo Hiashi Hyuga con una vena saltándole en la frente.

- E-etoo...- empezó la chica. Se paró en cuanto vio que los demás Hyugas no le quitaban la vista de encima. Tenía un aspecto desastrado.

Hiashi Hyuga resopló ante lo que constituía una «clara incompetencia» de su primogénita.

- Empecemos...- dijo el líder del byakugan entrecerrando los ojos.

- Orden del día - Aunque ya era tarde para tal evento pues la firma del Convenio de Paz había retrasado la entrega de las órdenes de ese día para una hora más tardía. La mayoría de los presentes en la reunión estaban hambrientos y apenas habían comido por lo que estaban más irritables de lo que era habitual en ellos- El Torneo entre clanes.

- Ah...- empezó uno de los ancianos Hyuga, bostezando- aceptamos.

- Pe-pero... si ni siquiera hemos empezado la propuesta...- dijo Hiashi con aflicción. No quería que su propuesta fuese pasada por alto. Estaba orgulloso de su oratoria y además había comido mucho al desayuno.

- Está bien, propongan...yo resolveré...- dijo un segundo anciano mientras le pasaba unos dulces por debajo del tablero al primero. El primero le dio su bendición.

Hyuga Hiashi cerró los ojos para dar más énfasis a sus palabras.

- Está bien- dijo el jefe Hyuga, carraspeó para añadir importancia a lo que iba a decir.

- ¡Venga! ¡vamos! ¡espabila hijo! - lo animó un anciano, dando patadas al suelo. A todos se les cayó una gota de sudor por la espalda, incluida a Hinada, quien después de ser reprendida permanecía quieta como estatua.

- Propongo a Hyuga Hinata- dijo el líder levantándose al decir el nombre de su hija.

El silencio siguió a la proposición. Hinata se alteraba por momentos pero permanecía muy quieta. Se oyó el ruido de un alfiler cayendo al suelo en una habitación cercana. Un anciano tosió, otro bostezó. Neji Hyuga, apostado en un rincón fruncía el ceño

- Es muy joven...- dijo el primer anciano

- Es muy dulce...- dijo el segundo anciano

- Es muy débil...- dijo el tercer anciano.

- Es mi hija...- dijo Hiashi mirándolos con reto. Es cierto que había tratado duramente a Hinata, pero, era su hija después de todo no encontraba nadie más confiable que ella. Hinata miró a su padre y quiso creer que él le lanzaba una mirada de apoyo por primera vez en su vida. Una lágrima se deslizó por la mejilla de ella.

- Está bien, Hiashi, está bien, entendemos la propuesta-dijo el primer anciano. Ahora falta a quién han propuesto los Uchihas.

Estuvieron esperando dos largas horas a que se presentara el mensajero. Por fin se oyó abrir y cerrar después el portalón Hyuga. Un Uchiha entró en la estancia, se inclinó cortés pero brevemente ante los presentes y entregó su mensaje a los ancianos.

El anciano primero leyó las letras.

- Los Uchihas proponen al heredero del sharingan, Uchiha Itachi- dijo con voz fuerte.

El estruendo hizo retumbar la mansión, los ancianos y los presentes empezaron a aporrear con los puños las mesas y las puertas de madera. La misma Hinata aporreó con la mano cerrada una exquisita mesita. El mensajero Uchiha se inclinó ceremonialmente y salió con otra misiva rumbo al sector de su clan.

- Esta asamblea queda disuelta - dijo con rapidez el segundo anciano.

- Ya tenía ganas de hincarle a algo el diente, hoy casi no he tenido tiempo ni para comer...- dijo el primero.

Terminadas las formalidades cada uno debía regresar a su propiedad. Hiashi Hyuga hizo lo propio, cuando sintió que una mano pequeña se posaba en su brazo.

- Pa-padre...arigatou por proponerme para el torneo- en verdad la chica sentía que por fin sus esfuerzos eran tomados en cuenta por el cabeza del clan y se sentía demasiado feliz como para no expresarlo.

Hiashi suspiró y se soltó de la mano de su hija mientras resoplaba. Estaban casi solos en la gran estancia la mayor parte de los ancianos habían salido ya.

- Eres mi hija, pero si no das la talla me desharé de ti como de un mal sueño...

- Pa-padre...-dijo Hinata sintiendo que las lágrimas le escocían en la garganta. Su padre se daba la vuelta y se encaminaba a la salida.

Pero había alguien más con ellos, un par de ojos con byakugan observaban la escena, frunciendo el ceño y con una sombra de sonrisa en los labios.

- ¿Un mal sueño eh?

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Nota de la autora:

Hola, ¿qué tal estuvo? Me preocupaba mucho el OoC, no sé,...quizá me pasé al poner en aprietos tan pronto a Hinata ... Este fic hace tiempo que lo tenía en mente, el original era mucho más OoC, por eso lo deseché. Creo que esté quedó...bien...me resulta un poco difícil manejar a Itachi porque en el manga nunca tuvo manifestaciones románticas ni manifestaciones de amistad ni de nada, poner a Itachi invitando a Hinata a un café era complicado...me he impuesto el reto de hacerlo bien...comentarios...no sé si seguirlo tengo alguna idea pero a ver...

*Yuigon: es una especie de testamento, o unas palabras que se dicen antes de cometer el seppuku. Aquí utilicé el término Yuigon, en su significado de "testamento", "palabras que se dejan atrás"...como ninjas nunca saben si un combate va a ser el definitivo.