La tarde se ha vuelto fría. Su cocina parece estar en penumbras, pero ella no deja de llorar, recargada en el fregadero con el rostro hundido entre sus manos. Las lágrimas brotan entre suspiros entrecortados y resuellos que no se reprimen.

Aun así sigue picando esa maldita cebolla.

Mira por la ventana el oscuro panorama, deben de pasar de las ocho de la noche, y ella no logra terminar la cena. Llorar no es bueno para nada.

Tocan la puerta y por inercia limpia su rostro. Cuando abre la pelirosa la observa con un poco de lastima, pero omite cualquier comentario y prefiere sentarse en la sala. Pasan los minutos y sin comentar nada la ojiperla le sirve la cena, Sakura responde con una sonrisa.

Cenan en silencio, como si decir cualquier cosa sobrara. Pero no es así.

Mientras Hinata lava los platos su visitante se acerca a ella y posa su mano en el hombro de la chica. Ella suspira pesadamente.

— Vamos Hinata. Si quieres hablar del tema puedes hacerlo.

La peliazul no responde y solo se aleja con el pretexto de limpiar la mesa. Sakura suspira, tal vez no es momento para hablar de eso.

—Gracias por la cena.

— Gracias a ti por acompañarme Sakura-san… todavía faltan unos días para que me entreguen mi título.

— No lo agradezcas.

Su acompañante la deja sola. Hinata se encierra en su habitación, se hecha con extrema pesadez sobre la cama y busca en el suelo a tientas su reproductor de música, cuando lo encuentra sin pensarlo se pone los audífonos y lo enciende. No tiene que buscar mucho. La tercera canción de su mp3 es "su" canción. La que su novio le había escrito y grabado solo para su deleite.

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Sasuke la miró con un poco de vergüenza, lo cual nunca ocurría.

Ella le sonrió.

Vamos Sasuke-kun.

Él asintió. Pero trago saliva como si algo irrumpiera en su garganta. Se aferró a la guitarra. Y con un suave y lento movimiento de sus manos comenzó a rasgar las cuerdas.

Hinata, que quede en claro que no son cosas que hago siempre. Más bien es la primera vez que escribo una canción y que me dedico a ponerle música. Así que ojalá te guste… me quebré la cabeza.

Te amo

Siempre te amaré

Ahora puedo decirlo honestamente

"...te amo"

Tu lugar esta frente a ti

¿Acaso es que ser rebelde me hace atractivo?

Ah, antes de saberlo, siempre estoy diciendo algo egoísta

Viendo anime, caminando por Akiba, yendo a casa por la mañana

¿...lo siento?

Te amo

Siempre te amaré

Ahora puedo decirlo honestamente

"...te amo"

Te quiero proteger

Nunca te dejaré

Ahora puedo decirlo con honestidad

"...te amo, siempre te amaré, te amo."

Cuando terminó de cantar, Hinata dejó escapar una lágrima de sus perlados ojos y el pelinegro entro en pánico.

Hinata, no era para que te pusieras así ¿estás bien?

Él la abrazo con todas las ganas que pudo casi dejándola sin aire.

Estoy bien Sasuke-kun…solo que nunca nadie me había cantado algo, y mucho menos algo tan bonito.

Él sonrío y la estrujó aún más fuerte.

Vete acostumbrando mujer… esto va a ser seguido.

¡Mentiras! Una tras otra.

Hinata tira de los cables que se desprenden con un ardor de sus orejas y bota lejos el reproductor, mete su cabeza entre la almohada, tenía que dormir. Mañana seria otro día sin Uchiha Sasuke.

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En ese departamento tan lujoso nada más se podría pedir. Una cama King Size con un caro y lujoso edredón color vino.

Apenas llega bota el portafolio sobre la mesa de su cocina integral. Barre con la mirada el departamento y un quejido fue lanzado de su boca.

Se recuesta en la cama con cara de pocos amigos.

— Un trabajo en el mejor bufete, ser privilegiado por una inteligencia merecedora de tal puesto. Un departamento propio y lujoso. Una cocina perfectamente equipada. ¿De qué me sirve todo eso? Si tú estás tan lejos de mi Hinata. Esta semana ha sido la más larga de mi vida. ¿Por qué no me pediste que me quedara?

Su preciosa novia lo solía recibir con una sonrisa, con la cena preparada e incluso ambos reían cuando a él se le ocurría mencionar que ya parecían una pareja casada. Más que molestarle a la ojiperla le causaba gracia y un pequeño sonrojo sobre sus mejillas que a él le parecía adorable.

Llevaban dos meses como novios-casados. La oferta de aquel hombre de pelo blanco llamado Kabuto ya había sido reiterada más de una vez y él siempre respondía con la misma muletilla "déjenme pensarlo"

Un día de tantos su padre le llamó, esta vez molesto. Al parecer lo que quería era simple: "acepta el trabajo". Su padre tenía razón, debía aceptar aquella oferta que le resolvería la vida en un dos por tres. Pero lo que su progenitor no tomaba en cuenta era la relación tan especial que había hecho con la chica Hyuuga.

Si aceptaba aquella oferta ¿tendría que separarse de Hinata? ¿Aceptaría irse con él?

No pudo pensarlo más, el mismo dueño del buffet le llamó. Orochimaru le pidió que eligiera ya. Le dio un ultimátum y él, como buen Uchiha aceptó.

Después se decidió a arreglar las cosas con su novia. Pero los días pasaron.

Oye amor… ya casi término mi carrera.

Lo sé Sasuke-kun estoy muy feliz por ti. Yo también pronto me tendré que poner a buscar trabajo.

Él la abrazo mientras se acurrucaban en el sillón. Ella cabía perfectamente en el hueco que existía entre sus brazos y eso le fascinaba.

Sabes que es difícil encontrar empleo en esta ciudad mujer.

Eso significa que tendré que esforzarme más.

Ella le sonrío y cerró sus ojos. Cuando hacía eso era casi seguro que en menos de un minuto se quedaría dormida.

Sasuke suspiró, tendría que pedirle que se fuera con ella de manera directa, sino Hinata jamás comprendería.

Pero el destino le jugó chueco. Tras una semana de haber aceptado la oferta él volvía de su trabajo de mesero cuando al entrar a casa notó que algo andaba mal.

La cena no estaba echa ni había luz en ninguna habitación. Camino temeroso cuando la voz dulce de la peliazul se dejó escuchar.

Te llego este sobre esta mañana. Es la dirección del Buffet y de tu nuevo departamento. Al parecer se tomaron su tiempo en resolver tus asuntos Sasuke-kun.

El sobre cayó a sus pies, el pelinegro ni siquiera pudo levantarlo, un frío le había recorrido la espalda.

Te lo iba a decir pronto Hinata.

No te preocupes, ya me enteré. No olvides recoger todas tus cosas cuando te vayas… no tengo ganas de escuchar ninguna excusa, hoy dormiré con Sakura-san.

La Hyuuga se acercó a la puerta y antes de salir él no pudo evitar gritarle.

¡Vamos Hinata! Te lo pensaba contar todo, pero necesitaba tiempo…

Él no pudo continuar, ella lo interrumpió.

Ya terminaste tu carrera, ya te dieron tus papeles… no hay más que tratar, yo no tengo empleo, no he recibido mi título. En cambio tú ya tienes el futuro asegurado, incluso ya tienes donde vivir. Dale gracias a quien sea necesario por ser tan afortunado. Ahora a mi déjame vivir como pueda.

Salió del departamento azotando la puerta detrás de ella.

Sasuke la miró como si aquello fuese el fin de su mundo. Recogió el papel donde agradecían que hubiera tomado la oferta, y le indicaban donde estaría ubicado su nuevo departamento. La ciudad de Tokio podía ser muy grande.

El sonido del celular lo vuelve a sacar de su trance, sigue recostado en su cama, pero la noche está mucho más oscura. Mira el nombre del que será su interlocutor. Refunfuña pero contesta.

— ¿Qué sucede Naruto?

— ¿Cómo que qué sucede? Nada… solo te quería saludar.

— Al grano dobe.

—Ella está bien… eso creo. Hoy pasaré a verla. No te preocupes.

— Te agradezco que estés pendiente de Hinaa. Te deberé un gran favor aunque me duela aceptarlo.

— Ni te preocupes Teme, tú tranquilo. Bueno te dejo dormir.

El rubio corta la llamada y Sasuke solo se limita a bostezar. Tiene que dormir, mañana sería otro día sin Hyuuga Hinata.

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Llega a casa exhausta y sin decir más se tira en la cama. Rueda por ella durante un momento para luego escuchar quedamente el sonido de la lluvia.

Otro día de fracasos, no había conseguido empleo en ningún lado. ¿Era muy difícil ser diseñadora de interiores?

Y ella pensó que todo sería tan fácil.

Su mente aun no lograba entender como un chico con el que salió por poco más de dos meses la había cautivado a un punto en el que su ausencia la hacía sufrir.

Su estoma ruge. Se levante a buscar algo en el refrigerador que pudiera aminorar su hambre. Pero en aquel electrodoméstico no encuentra nada de su interés por lo que toma su cartera y sale a la calle.

Pasan de las diez de la noche y la lluvia no deja de caer torrencialmente. Parecía que los arboles querían caer y que todo estaba gris, como si una gran nube estuviera en la ciudad y no sobre ella.

De pronto siente una mano en su hombro. Estaba completamente fuera de sí. ¿Cuánto tiempo llevaba fuera de casa? ¿Por qué no se había abrigado ni había tomado una sombrilla?

— ¡Hinata! Reacciona…

Vio ojos negros, vio cabello rubio.

— ¿Sasuke-kun?

Su tos no la dejaba en paz, la fiebre ya había aminorado gracias a los cuidados torpes de su novio.

¿de verdad ya te encuentras bien amor?

Ella asintió.

me diste un susto.

Sasuke no suelta su mano. A orillas de la cama recarga su rostro y le regala una sonrisa.

gracias por cuidarme Sasuke-kun.

de nada… pero de vez en cuando deberías llamarme por algo más dulce… no sé… mínimo amor.

Ella escondió su rostro entre las sabanas.

sé que te da pena Hinata, tranquila.

Le besó la frente y se levanto.

voy a preparar la cena.

Hinata había cogido una tremenda gripe despues de correr desde la universidad hasta el departamento con un tremendo aguacero. Cuando el Uchiha llegó la chica ya ardía en fiebre. Como era primerizo en cosas asi pronto entro en pánico y corrió a llamar a su madre.

Después de una hora ya había logrado calmar la temperatura y había corrido a traer medicina.

siempre voy a estar ahí para cuidarte Hinata… no te preocupes de nada.

El pelinegro se reclinó sobre su rostro y posó sus labios en su mejilla.

Cuando despertó se encontraba tendida en su cama, con una toalla en la cabeza, miró por todos lados y no veía ni escuchaba nada, más que el sonido de la lluvia.

Viró el rostro y encontró una pequeña nota. Que citaba:

"Hinata… estas muy enamorada de Sasuke. No dejabas de decir su nombre entre el sueño. Logré bajar la fiebre, pero no te precipites, mañana cuando amanezca ve a ver a un doctor.

Perdón por no ser Sasuke… estoy seguro de que él también está lamentando perderte.

Uzumaki Naruto~"

La ojiperla comienza a llorar…

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En Tokio el frio cala los huesos y el pelinegro de Uchiha Sasuke no puede conciliar el sueño. Se revuelve entre las sábanas que no bastan para calentar su cuerpo, siente una necesidad real y genuina de abrazarla, se siente patético por no ser capaz de seguir su vida sin una chica que hasta hace un año no aparecía en sus planes.

Entra al baño, se lava la cara esperando que las ideas desaparezcan, pero no parece funcionar. Por el contrario, se siente estúpido cuando un recuerdo vuelve a su cabeza, últimamente su vida se le va en memorias de un tiempo mejor, un tiempo que tampoco está tan lejos en su realidad. Está muriendo de nostalgia.

Se ríe estrepitosamente cuando recuerda cada cosa que le ha sucedido. Camina hacia la cama perdido en sí mismo.

Hinata lleva un buen rato en el baño… incluso ya comienza a atravesar por su mente que la chica este desmayada.

Toca insistentemente la puerta.

es que… Sasuke-kun…

¿Qué sucede?

no puedo salir del baño…

Pero ¿qué pasó? ¿Quieres que rompa la puerta? ¿te quedaste encerrada?

Un sonido se hace presente y Sasuke está a punto de romper la puerta a patadas cuando la voz casi inaudible de la chica llega a los oídos del chico.

me… quede sin toallas… ¿puedes comprar unas?

¿toallas? En el mueble hay varias si quieres…

Hubo silencio sepulcral.

ya entendí que toallas… -murmuró en un hilo de voz- tu quieres que yo… vaya a la farmacia… y compre… toallas…

por favor…

No tengo que mencionar que el pobre chico sufrió suma vergüenza cuando varias chicas lo miraba expectantes en la farmacia. Él trago saliva asustado.

Todas lo miraba a la espera de algo… él se sonrío sarcástico.

¡vamos Sasuke! Eres un hombre…

Cerró los ojos y tomó el paquete de toallas femeninas, dejo un billete grande en la caja y no espero el cambio. Salió corriendo como alma que lleva el diablo solo para entregarle los paños femeninos a su novia.

¡qué bueno que no fui mujer!

Y ahora estaba en otra casa, en otra ciudad. En otra cama… sin ella.

Mira por la ventana. Parecía que el cielo quería llorar, apoyo su mano en el cristal y deja correr una lágrima. Eso nunca le había pasado, nada le había pasado antes de conocerla. No se sabía tan sentimental, tan entregado, tan melancólico y herido. Tampoco se sabía tan cobarde e impulsivo.

— Si fui capaz de tremenda vergüenza ¿Cómo fui tan idiota como para no ser capaz de ir por ti?

CONTINUARA~

n/a: Ya, que sé que llevo la vida sin actualizar. Alguien una vez me dijo "No creo en tu hiatus eterno" y es porque me conoce. Siempre regreso, pero a veces me paso de lanza y regreso como de la muerte porque puff. Trabajo en desarrollo personal, este mes estoy haciendo videos y contenido relacionado al amor, de pareja y propio. Y sin querer terminé recordando esta historia y jalando los hilos para un capítulo. En el próximo ya todo termina 😉 lo traeré la próxima semana sin falta. Ando inspirada.