N/A: Creo que ya son practicamente dos meses desde la ultima actualización, lamento haberme tardado tanto pero tenía una idea base para este capitulo que simplemente cambió tantas veces que al fin pude desarrollar una sola idea en especifico. También tenía un borrador para la ultima parte pero al final también lo cambié XD En fin, espero que no sea mucho lío y les agrade. A ver si el proximo update me lleva menos tiempo!
N/A2: ¡Here comes a new challenger!
Aclaraciones:
—Diálogo
"Pensamiento"
Énfasis.
Gato se mantuvo cruzado de brazos mientras observaba a Billy correr tras Yamazaki, después de haber pasado unos días prácticamente viéndolo huir de él, la vista en sí era completamente extraña. Ya confiaba bastante en Billy pero aún le daba la impresión de que le resultaría complicado defenderse de algún posible exabrupto de Yamazaki, como ya había visto antes. El mayor también lo inquietaba, con su calma fingida y su sarcasmo que parecía una burla contra lo que hubiera dicho cuando se conocieron, algo que Billy creyó sin cuestionar pero por su aparente ingenuidad aquello era algo obvio por lo cual esperar. Lo mejor hubiera sido mandar a Hopper al diablo y salir corriendo tras ellos para asegurarse de que nada malo sucediera, por supuesto de una forma discreta. A pesar de todo se mantuvo inmóvil mirando como sus compañeros se alejaban, no podía hacer más que esperar a que no hubiera ningún problema aunque no estuviera muy seguro de que fuera a ser así.
Suspiró fastidiado, estaba medianamente satisfecho tras haber ganado la pelea junto a Billy, pero eso no tenía sentido después que Geese le hubiera ordenado que simplemente perdiera. La pelea no le importaba en lo más mínimo pero no había podido ser lo suficientemente indiferente a la misma como para decirles a sus compañeros que ya no había necesidad de luchar. Por puro orgullo había hecho caso omiso a las indicaciones que le habían dado y estaba completamente seguro que Hopper estaba ahí específicamente para hablarle de ese asunto. Temía decepcionar a Billy, realmente eso era lo único que le importaba, pero sabía que no iba a poder seguir siendo su secreto el hecho de que los tres estuvieran despedidos. Podía suponer que Billy iría hablando con Yamazaki de la pelea todo el camino y él, habiendo sido advertido por Hopper, simplemente le diría sin tacto alguno que aquello había sido increíblemente inútil. Realmente que lo desligara de esa responsabilidad habría sido ideal, aunque internamente debiera agradecer por ello y no le agradara en lo más mínimo.
Hopper se peinó el cabello ligeramente con los dedos, mirando en la misma dirección que Gato, como esperando dar con aquello que parecía tenerlo pensativo. No le pareció ver nada extraño, salvo a Yamazaki y Billy perdiéndose a lo lejos en la calle, por lo que le restó importancia al asunto rápidamente y carraspeó para llamar su atención mientras buscaba algo en su bolsillo. Gato se dio la vuelta con lentitud, cruzado de brazos y con el ceño fruncido, viéndose bastante intimidante, poniéndolo más nervioso de lo que ya estaba aunque lo estuviera disimulando.
— Supongo que te estarás imaginando de que podríamos hablar —Gato chasqueó la lengua, molesto en que anduviera con rodeos en lugar de simplemente decirle lo que debía—, ya, bueno, sabes bien que esta es tu última pelea en el torneo.
— ¿Piensas decirme algo nuevo o vas a tenerme como idiota escuchando tu palabrería tonta hasta el anochecer?
— No seas tan odioso, chino de mierda —respondió sin pensar y cuando se dio cuenta ya era algo tarde. Gato descruzó los brazos y dio un paso adelante dispuesto a darle un golpe, pero Hopper sacó un pequeño cuadrado de papel y se lo puso frente a los ojos para desviar su atención a él— ¿Recuerdas la última información de tu padre que te dieron? Pues ya no vale porque se estuvo moviendo estos días que pasaron.
Gato estaba harto del asunto de su padre, prácticamente estaba más interesado por Billy que por su venganza, pero aunque sus planes hubieran cambiado bastante, tenía aquello como materia pendiente así que tomó el pequeño cuadrado blanquecino con algo de curiosidad. Tenía una pequeña cinta adhesiva en un borde, que despegó con cuidado para desdoblar con rapidez el papel, sin imaginarse que diablos podía contener. Era un mapa de South Town y tenía una zona marcada con un círculo rojo.
— Ah, gracias, un mapa, justo lo que quería —dijo sarcástico mientras se disponía a romperlo tras no hallarle ningún uso, pero Hopper lo tomó del brazo para detenerlo.
— ¡Espera! ¿Nunca escuchas nada, qué te acabo de decir? ¿Acaso no lo relacionas con nada? —Hopper lo soltó del brazo y señaló en el mapa sin mirarlo—. Un par de hombres de nuestra organización que estaban tras la pista de tu padre murieron aquí, y no necesito decirte quien los mató, ¿verdad?
Gato negó con la cabeza, no le importaban los tipos muertos pero no necesitaba pensar demasiado en una respuesta porque era todo bastante evidente. Siguió mirando con desinterés el mapa, la zona señalada estaba cerca de la estación de trenes. No recordaba mucho ese lugar, pero imaginó que tal vez había algunos viejos depósitos y no le pareció descabellada la idea de que su padre estuviera por allí, pero más sentido tuvo la teoría anterior que marcaba que estaba en algún dojo fuera de la ciudad. Hopper retrocedió un poco para apoyarse en la pared, dándole tiempo para que estudiara mejor el mapa, sin imaginar que realmente no planeaba ir a averiguar por sí mismo si la nueva información era verídica o no.
— Como es de esperar —dijo de repente para llamar su atención de nuevo— enviamos más gente a hacer averiguaciones y de hecho tu padre anda por ahí. Hay gente que lo ha visto y todo.
— Me vale, pero podrían haberme dicho eso antes en vez de tenerme con papelería ridícula que nada tenía que ver.
— Es que el tipo no ha dejado de moverse hasta hace un par de días, no sé, pero me parece que está herido de alguna pelea o ha enfermado o algo así.
Tonterías, no podía estar herido de alguna pelea, eso era imposible. La teoría de que estuviera enfermo tenía algo de sentido, ¿pero qué enfermo va a ocultarse en un distrito industrial lleno de polución? Eso solo sería peor para su condición, por lo que descartó la idea rápidamente, su padre no era ningún tonto. Tampoco le convencía demasiado enfrentársele si él se encontraba en ese estado porque le parecía un tanto deshonesto. Miró un poco más el papel, esperando a que hubiera algo más que ver cuando notó algo escrito en el borde inferior: Es mejor que no vayas, hay mucho que perder.
El trazo prolijo le hizo pensar en que tal vez Geese había escrito aquello, una suerte de recomendación ridícula que no le había pedido ni mucho menos aceptaría y por supuesto que se enojó por ello. Era casi como si el viejo creyera que no era lo suficientemente bueno como para derrotar a su padre, algo que consideró como una grandísima falta de respeto. Además, ¿a qué se refería? ¿Qué había por perder? Ya se había puesto a pensar en que no podía ser posible que supiera de su secreto romance con Billy, por lo que no entendía de qué hablaba y eso simplemente lo enojó aún más. Se volteó furioso sin prestarle atención a los llamados de Hopper, dispuesto a regresarse al hotel y hablar con Billy del asunto pues andar de misterioso con él ya no correspondía. Simplemente levantó un puño en lo alto mientras se alejaba como si hubiera ganado algo, pero más que nada quería indicarle al guardaespaldas que con ese puño le partiría la cara si lo seguía molestando.
Caminó directamente a un pequeño callejón para salir la calle paralela a la que estaba, y repitió su acción un par de bloques más como para perderse por si Hopper insistía en querer seguir hablando tanto como para seguirlo por South Town. Estaba demasiado molesto de repente, sentía que podría descargar su ira con cualquier idiota que se le cruzara excepto con su padre, porque después que le hubieran informado más o menos a cerca de su situación prefería enfrentarse con algún gamberro que estuviera sano que diera todo de sí en un combate con él solo para que lo humillara. Movió ligeramente la cabeza para apartarse el mechón de cabello de la cara y sonrió ligeramente dándose aires de superioridad. Realmente era una pena que estuviera despedido, pero con tanto dinero que se había ganado con prácticamente hacer nada, porque Geese no les había permitido llegar a lo bueno, le daba igual que ya no tuviera que estar involucrado en el torneo.
Claro que ahora se acababa la excusa primera para andar con Billy todo el tiempo, porque como habían empezado mal, tal cambio en cuestión de días era demasiado repentino así que iba a verse sospechoso. Pero él no era del tipo de persona que precisamente se preocupara por lo que opinaba la gente al verlo, así que cualquier sospecha lo tenía sin cuidado. No tenía muy en claro como abordaría al rubio para que hablaran de la situación en la que estaban, no tenía ni un ápice de experiencia en ello después de todo, pero creyó que si se manejaba como antes no habría problema alguno. Además no era como si Billy fuera a rechazarlo, ¿o sí?
No se imaginaba la situación de esa forma. No se imaginaba viendo directo a esos ojos azul claro para confesarle que le gustaba demasiado como para no estar con él, solo para que Billy apartara la vista y simplemente se excusara con alguna tontería mientras lo dejaba ahí parado como un imbécil. Ni quería pensar en qué excusa podría poner el rubio, pero no pudo evitar pensar fugazmente en Yamazaki. Ya le estaba molestando más de la cuenta, ¿Por qué simplemente no podía dejar en paz a Billy? ¿Era simplemente porque había mostrado interés en el rubio, porque se estaba enamorando de él?
Bajó la cabeza y se cubrió el rostro con una mano, gruñendo apenas molesto por el sonrojo que podía sentir como le coloreaba las mejillas. Era verdad, se estaba enamorando de Billy, pero le daba vergüenza porque nunca había sentido algo similar.
Se detuvo un momento en una esquina, en lo que esperaba a que los autos se detuvieran y dieran el paso a los peatones, cuando sintió un ligero tirón. Sin imaginar qué podía ser, simplemente volteó lentamente mientras bufaba molesto, para encontrarse de frente con aquella persona que había evitado por tanto tiempo.
— ¿Hermano? —Hotaru ladeó la cabeza ligeramente hacia un lado y lo miró curiosa como si no lo reconociera, pero en cuestión de segundos sus ojos se iluminaron y su boca se curvó en una sonrisa antes de abrazarlo con fuerza— ¡Hermano eres tú! ¡Al fin te encontré!
Se armó de paciencia para rechazarla sin tratarla muy mal, pero por la forma en la que Hotaru estaba prendida a él le dio algo de lástima. Ya había pasado bastante tiempo esquivándola y negándola de la peor forma posible, pero tan desganado y molesto como estaba, simplemente no vio uso alguno en seguir con esa farsa. Tomó aire para tranquilizarse, mientras intentaba separarse de ella sin torpeza alguna, pues su ridículo abrazo le incomodaba bastante. La chica pareció comprenderlo y dio un paso atrás, llevándose las manos al pecho como si intentara aplacar su corazón que seguro latía como loco del gusto que le daba haberlo encontrado.
— ¿Cómo diablos me encontraste? —dijo en un gruñido mientras bajaba la mirada al suelo, encontrando al pequeño animalejo mascota que tenía su hermana olfateando sus tobillos. Cuando se supo descubierto lo miró también, adoptando una pose tensa con el pelaje en su espalda erizándosele como si estuviera molesto. Se le antojó patearlo.
— ¡Hermano, es simple casualidad aunque me llena de dicha, estoy tan feliz! —Gato puso los ojos en blanco, fastidiado, pero ella no lo notó— ¡Ya estaba por marcharme de esta ciudad pero justo escuché que hoy peleabas así que fui a verte!
— ¿En serio?
— ¡Por supuesto! Estuviste increíble hermano mío, pero cuando salí a buscarte no te vi por ningún lado, y mientras caminaba por aquí pues creí reconocerte —se cubrió la boca con una mano mientras soltaba una risilla— ¡Te seguí toda esta cuadra, tratando de asegurarme de que fueras tú!
Gato volteó y se dispuso a cruzar la calle, por supuesto que ella y su mascota lo siguieron. De cierta forma le daba gusto que estuviera sana y salva, pues una de sus principales inquietudes era que su padre la encontrara y la matara también, pero ahora teniéndola caminando a su lado no había por qué ponerse nervioso. No quería hablarle, pero no necesitaba preguntarle para saber que ella se moría de ganas de saber todo lo que había hecho desde el día que se marchó dejándola sola. La miró de reojo un par de veces, siempre encontrándose con esos grandes ojos de color azul oscuro que destellaban de pura alegría, dándole un aspecto todavía más aniñado.
Le habría gustado deshacerse de ella unas cuadras antes, incluso indicarle que se fuera a donde se estaba quedando con la promesa que se verían en unas horas en algún otro lugar, pero mientras pensaba y pensaba, no se dio cuenta que estaba de pie frente a la entrada del hotel en que se había estado hospedando. Miró con desagrado la puerta y a ella por sobre el hombro, sabía que incluso la seguiría dentro.
— Ya Hotaru, ¿vas a perseguirme acaso?
— Hermano por favor, ¿no estás feliz de verme? Yo no doy crédito a mis ojos todavía, y eso que he venido mirándote todo este tiempo —se inclinó apenas para tomar a su mascota en brazos, luego mirando la entrada del hotel con algo de duda— ¿Crees que dejen que entre con Itokatsu?
— Bueno…conozco a una serpiente muy grande y muy mala quedándose aquí, también a un perro que ladra bastante, así que tu pequeño roedor podrá quedarse sin problemas —se cruzó de brazos en lo que se permitía sonreír ligeramente frente a lo que había dicho, que solo podía resultar gracioso para él—. Ya, ¿qué más da? Tal vez estaría bien si entramos y pues…comemos algo.
Hotaru abrazó con fuerza de la emoción a Itokatsu, que emitió un leve chillido y se revolvió apenas para que la chica aflojara un poco el agarre. Cuando se dio cuenta se apenó un poco pero echó a reír muy divertida, y prácticamente daba saltitos de la alegría que le causaba que su hermano por fin la aceptara. Todos esos años que había pasado sola en su casa o viajando para buscarlo por fin se empañaban con el momento que ahora estaba viviendo, pero lo mejor de todo era que él no hubiera negado conocerla como había hecho ya muchas veces. Ella sabía perfectamente que era su hermano pero prefería no insistir demasiado en cuanto él se ponía agresivo, y simplemente esperaba a que en su próximo encuentro las cosas fueran diferentes y por fin había sucedido. Le parecía algo extraño que Gato se empeñara tanto en ocultarle quien era, después de todo era idéntico a su padre y en algunas oportunidades había visto un destello de plata colgar de su cuello, lo que no era ni más ni menos que el collar que su difunta madre utilizaba y él se había guardado como recuerdo o suyo, o tal vez un amuleto.
Hotaru sonrió ampliamente mientras caminaba por el lobby de aquel hotel que le parecía muy bonito siguiendo a Gato hasta la cafetería del mismo, saludando cordialmente a todas las personas que pasaban cerca, incapaz de ocultar su alegría. Se imaginó que su hermano se sentía algo contento con tenerla a su lado, o de lo contrario habría inventado alguna excusa y ya le habría perdido el rastro otra vez para encontrarlo quien sabe cuándo.
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— ¿No te has ahogado, verdad? —golpeó la puerta un par de veces pero no obtuvo respuesta, por lo que simplemente se encogió de hombros desinteresado y caminó lentamente hasta su cama otra vez. Si él seguía portándose como una mujer llorona, no iba a interrumpirlo.
Billy estaba sentado el suelo de la regadera, encogido bajo la lluvia. Su desconsolado lloriqueo se confundía con el agua, que lentamente lavaba su cuerpo del asco que sentía pero que antes no le hubiera molestado. Se abrazaba las rodillas con fuerza, casi deseando que realmente pudiera ahogarse con el agua de la ducha.
La voz de Yamazaki se escuchó perezosa, apenas un grave ronquido que había podido oír a la perfección a pesar del agua golpeando contra el mosaico del suelo de la regadera, pero tal vez era porque estaba atento a él a pesar de estar sumido en la tristeza por haber sido tan débil. Por algún motivo ridículo que lo hacía enfadarse aún más consigo mismo, había estado esperando a que le dijera algo o simplemente, que no lo hubiera dejado levantarse de la cama. ¿Por qué es que simplemente no podía desprenderse de los sentimientos que aún tenía por él? Se cubrió el rostro con ambas manos, sintiendo como su corazón parecía destrozarse una vez más, como si Yamazaki lo hubiera arrancado tras haberle abierto el pecho a cuchilladas. Estaba adolorido también físicamente, el corte en su brazo le dolía demasiado y las mordidas en su cuello le traerían graves problemas con la persona con quien no quería tenerlos. Gato tal vez no haría escándalo, muy distinto a él que podía llegar a ser bastante gritón y expresivo en una situación similar. Gato seguramente habría mirado con rabia pero en silencio a Yamazaki y a él con el ceño fruncido y la boca torcida en una mueca de absoluto desprecio y decepción, aquello que acabaría por destruirlo.
Creyó por un momento que tal vez él se lo había buscado, corriendo como un tonto tras él y hablándole todo el trayecto de vuelta al hotel luego de haberse despedido de Hopper y Gato. Su humor había mejorado enormemente tras la pelea, se había divertido bastante durante ella, y por su forma de ser simplemente sus ánimos no podían ser disimulados, mucho menos frente a Yamazaki. Naturalmente, él no le había prestado atención, simplemente se limitó a responder de forma genérica a lo que decía o a dedicarle alguna media sonrisa, que lograba alborotarlo de una manera que hasta le parecía ridícula. Y una vez que estuvieron solos en la habitación…tal vez debió imaginar que aquello podía derivar en una situación peligrosa, peligrosa para su estabilidad emocional.
A pesar de que lo hubiera tratado como basura, su cuerpo respondió a aquella brutalidad que tanto le gustaba. No le alcanzó la fuerza de voluntad como para seguir luchando contra Yamazaki ni contra el malsano deseo que sentía por él. Se ruborizó profusamente al recordar como al final de todo, él lo había rodeado con su brazo para mantenerlo cerca, y como luego había acariciado su rostro con una suavidad tremenda que lo hizo sentir querido.
No podía mentirse, aún lo quería demasiado.
Se puso de pie con cuidado, sintiendo sus piernas entumecidas tras haberlas tenido dobladas tanto tiempo. Cerró el grifo y rápidamente salió de la regadera para tomar la toalla que había llevado consigo. Billy intentó pensar en otra cosa para distraerse, pero le fue imposible. Solo le quedaba esperar a que el torneo finalizara para así alejarse tanto como pudiera de aquella bestia que aun podía hacerlo enloquecer de placer. Hasta se había hecho a la idea de volver a Inglaterra con Lilly por al menos un par de meses, sabía que si hablaba bien con Geese, él no iba a negarse a darle permiso. Además estaba destruido, no podía pensar en nada que no fueran sus tontos sentimientos, así no podría trabajar.
Yamazaki apagó el último cigarrillo que tenía contra el cenicero de lata que parecía estar atornillado a la mesita junto a la cama, miró al techo y resopló fastidiado. ¿Quién habría pensado que un simple acostón de aquellos que no significan nada pudiera afectar tanto a los dos? Ni siquiera podía levantarse y salir, como hubiera hecho antes. Intentó distraerse con lo que le había dicho el guardaespaldas de Geese, respecto a que ya no los necesitaba más, pero eso le molestaba y se sentía peor. Estaba algo indeciso respecto a eso, porque no terminaba de convencerse si le molestaba que le quitaran el primer lugar de las manos o que de verdad hubieran pasado de Billy y que el rubio no tuviera idea.
— Joder, claro que no es eso —pensó en voz alta mientras cerraba los ojos con fuerza, sintiendo como se le partía la cabeza del dolor que lo estaba atacando.
— Ya estás hablando solo de nuevo, demente.
Se sobresaltó, no había escuchado la puerta ni mucho menos a Billy acercársele. Tenía una expresión de ligera molestia en el rostro que estaba ruborizado, rápidamente pensó que aquello era por haber estado tanto tiempo bajo el agua. No se lo hubiera esperado, pero el rubio se sentó a su lado, con un par de vendas en la mano y una tijera. Yamazaki se distrajo un poco con el suave perfume de su cabello, mientras intentaba hacerse una idea respecto a que rayos pretendía.
— ¿Me ayudas con esto?
— ¿Y no puedes pedírselo a Gato? —respondió de mala gana mientras tomaba las cosas de sus manos, sin darle oportunidad a que de hecho fuera a pedirle ayuda a su otro compañero. Prefería que se mantuviera dependiente de él, aunque solo tuviera que vendarle el brazo para proteger una herida que él mismo le había causado y había abierto nuevamente hacía una hora. El rubio estiró el brazo para que él estuviera más cómodo con lo que hacía.
Qué incomodo momento. Qué incomoda la urgencia que lo invadía de aguantarse las ganas de simplemente apoyar la cabeza contra su hombro mientras esperaba a que acabara de vendarle el brazo. Lo miró de reojo, estremeciéndose por el semblante de absoluta concentración que veía en él.
— ¿Por qué tienes que poner esa puta cara siempre? —Dijo mientras hacía un pequeño nudo para que la venda se mantuviera en su lugar— ¿Por qué no te dejas follar y ya? Siempre complicándolo todo.
— Primero responde por qué te cuesta tanto quererme —Billy apartó su brazo rápidamente, apretando los puños, algo ofendido por lo que le había dicho. No tenía ánimos de ser simplemente un juguete suyo, llegaba a ser humillante. ¿Pero por qué siquiera estaban hablando tan de repente de un tema tan delicado? ¿Qué rayos les sucedía?
Yamazaki bufó y no se dignó a responderle, ya había escuchado la misma tontería muchas veces, el rubio definitivamente no cambiaría nunca, no tenía derecho en reclamarle si él tampoco cambiaba. Había pasado algo de tiempo pero era sorprendente como es que los dos seguían siendo iguales a lo que recordaban, por un momento envidió que Gato apenas lo hubiera conocido ese año, pues no había soportado aún ninguna de sus charlas tontas.
— Gracias, supongo —dijo mientras tomaba la tijera y el resto del vendaje. No iba a quedarse allí mucho tiempo por lo que se levantó, dispuesto a marcharse—. Supongo que toda esta tontería pasará cuando el torneo termine, no voy a volverte a ver.
— Ya ha terminado, torpe —Billy se volteó de golpe, con los ojos abiertos en sorpresa sin poder creérselo. Le hizo gracia su reacción, pero no habría esperado nada que fuera diferente a ello. Lo tomó por la muñeca, oprimiéndola un poco para hacerlo soltar la tijera que emitió un sonido metálico al golpear el piso, se le había ocurrido que al rubio le hubiera gustado clavársela por lo molesto que se le veía—. Déjate de tonterías, sabes tan bien como yo que eventualmente volveríamos a cruzarnos por ahí, y es una pena que insistas con esa tontería de que no quieres porque crees que no te quiero.
— ¿Entonces…?
Yamazaki simplemente sonrió de lado, antes de jalarlo del brazo para sentarlo en su regazo y poder besarlo, esperando que eso sirviera de respuesta.
N/A: Un poco sentimental tal vez, pero estamos todos en este feel trip juntos así que si va a sufrir Billy pues suframos todos :D bueno, hasta el proximo capitulo!