Aclaración: Estoy intentando superarlo, créelo. Es difícil y voy poco a poco… tal vez sería mejor que formemos un club llamado "Harry Potter no me pertenece :'(". Sí, con la carita. Creo que le da más personalidad, ¿no les parece?
Summary: Cuando el Torneo de los Tres Magos llega a Hogwarts todo el mundo enloquece y se pregunta ¿qué sucederá? Sin embargo, cuando asumen al Harry Potter de ese año cambia la pregunta… ¿qué es lo que está pasando?
Y tercero ya en línea ;)
What hell is happening?
III
Una brillante, fina caja yacía sobre su escritorio en su primera clase por la mañana. Siendo uno de los únicos autorizados a ingresar en el aula destinada a pociones rechazó la idea de un ardid de los gemelos Weasley. ¿Es qué era alguna clase de compensación de parte del director por tener que aguantar a Potter?
Burlándose de ese pensamiento escaneó con diferentes hechizos en busca de algún aguijón oculto, obteniendo nada como resultado. Mh. Deslizándose hasta el mueble, contempló la cinta verde esmeralda sobre el papel negro con serpientes zigzagueando por los rincones. Como muy… Slytherin.
Arqueando la curva de sus labios con sorna movió ligeramente su varita, desatando el presente con facilidad. Un tomo viejo pero en buen estado le dio la bienvenido, un título afamado y deseado reluciente sobre el cuero gastado y duro.
Sintió su garganta secarse.
Y entonces fue cuando notó una simple nota con letras escritas a toda prisa donde un simple "gracias" se leía.
Abriendo con cautela el tan preciado y raro libro de pociones se interrogó acerca de quién podría deshacerse de un artículo tan valioso dándoselo a él, el maestro más odiado de Hogwarts.
Bueno, Severus nunca había dicho que no a un buen misterio. Y sin duda no a uno tan exquisito.
Hermione lo observó, curiosidad brillando en los ojos— Es en serio, Harry, ¿por qué tanto misterio?
Apretando la mano por la cual la guiaba, se giró y le sonrió, dándole un guiño rápido— No. Decírtelo le quitaría la sorpresa. Sólo aguanta un poco más.
Bufando ligeramente siguió los pasos del chico, interiormente feliz por el contacto— Muy bien—murmuró, observando distraídamente a los que pasaban. Podría haber jurado ver una cabellera larga y roja pero rápidamente lo olvidó al llegar a la biblioteca.
Escogiendo una de las últimas mesas Harry se sentó y sacó un pequeño libro de su túnica, entregándoselo— Ve a la página cincuenta y tres, del artículo cinco al ocho—instruyó, apenas controlando su emoción— Sirius me contó sobre él la otra vez. Es que no puedo creerlo…
Notando lo importante que era Hermione rápidamente hizo lo pedido, alzando ambas cejas en la sorpresa al llegar a las líneas— Harry, esto significa—amplió los ojos.
— Exacto. No más Dursley—asintió enfáticamente, una amplia sonrisa de regocijo en su rostro.
Ella no pudo evitarlo. Ladeándose hacia el costado se lanzó a abrazarlo— Estoy tan feliz por ti—susurró desde su cuello, a sabiendas lo mucho que su mejor amigo odiaba ese lugar.
Rodeándola con sus brazos, contestó— Muchas gracias, Hermione. Me habría gustado saberlo antes, o que alguien me hubiese dicho—suspiró— pero al menos no iré en estas vacaciones a ese maldito lugar.
— El lenguaje—el reproche no tardó en llegar, pero no tenía el calor habitual, demasiado feliz por él para molestarse con las malas palabras.
— A ese lugar del demonio—corrigió, sonriendo inocentemente.
Mirando hacia arriba, Hermione resopló antes de contestar el gesto, una expresión sincera de alegría en su faz— ¿Cuándo deseas hacerlo?—interrogó, interesada.
— Sirius se ofreció a llevarme a Gringotts en la próxima salida a Hogsmeade, necesito encontrarme con el gerente de las cuentas Potter si quiero reclamar el poderío—respondió, pasando su mano a través de los rizos— una vez allí, los duendes y la magia se encargaran de todo… ¿Crees que podrías acompañarme?—pidió, esperanzado.
Hermione le envió una expresión seria que podría haber creído a no ser del brillo divertido en sus ojos— Por supuesto que sí. Te habría acompañado de todos modos—empujó sus anteojos juguetonamente— alguien tiene que asegurarse de que leas la letra pequeña.
Él se rió entre dientes, consciente de que aún se encontraban en la biblioteca— Cuando lo pones de esa forma…—inclinó la cabeza en su dirección, casi tocando su rostro— solo me queda darte las gracias—apretó su agarre, sonriendo con ternura— muchas gracias—susurró.
El rosa se extendió sobre las mejillas de ella— Siempre para ti—respondió, en voz baja.
Contrólate, se repitió, control, Potter. Se suponía que debía de tener más dominio sobre sus emociones pero seguía siendo un hombre y viéndola así, tan cerca y con ese bonito rostro cálido avergonzado no se pudo resistir.
Eliminando la poca distancia que los separaba rozó suavemente los labios rosados, sintiendo el calor en sus mejillas propagándose hacia abajo. Los ojos amplios, ella lo observó durante lo que bien podrían haber sido milenios antes de sonreír y hacer lo mismo.
Bien podría haberse muerto allí mismo.
¡No puedo creer que lo hice! Avergonzada, Hermione escondió la cabeza en el pecho del muchacho, no haberse sentido en otra ocasión tanta la necesidad de ser tragada por el suelo. Aunque fue él quien empezó, la pequeña parte lógica de su mente que quedaba señaló.
Cuando una mano comenzó a acariciar su cabello con suavidad tomó el coraje que su uniforme indicaba debía de poseer y miró hacia arriba. Harry aprovechó el momento para besar su frente, sonriendo tanto dulce como tímido hacia ella.
No pudo evitar la sonrisa extendiéndose en su propio rostro.
Creo que esto no podría haber ido mejor.
¡Enhorabuena, cachorro! El viejo lobo y yo estamos muy felices por ti. Yo más que nadie, debo decir. Juro que no es porque acabo de ganarle en la apuesta de cuando se lo dirías.
… Tal vez solo un poco.
Harry sacudió la cabeza, no impresionado en lo absoluto. Aunque sus cejas se alzaron al leer la última línea.
PDTA: No somos los únicos con apuestas, por cierto. Estoy seguro que los profesores también están con una, hicieron lo mismo con sus padres y esas viejas escobas no han cambiado.
Creo que Molly no será muy feliz. Ella estaba sospechosamente segura de que terminarías con su hija.
Has un favor a este perro y no comas nada extraño, ¿sí? Ningún chocolate con corazones y olor dulce.
Con amor, Canuto
Tarareando él tranquilamente dobló la carta y cerró los ojos. Ya veo. Tarde o temprano tendré que lidiar con las pociones de amor, pero no terminaría así como así, Sirius. Para ese momento espero tener a Lord Black de vuelta y libre de culpas.
Su pasado y odio a muerte de esas cosas eran solamente una razón para declararlas ilegales. Sólo una.
A diferencia de la mayor parte de Gryffindor, Ronald no se encontró muy feliz por la noticia de sus "amigos" convirtiéndose en pareja. Esos traidores, gruñó, limpiando el inodoro con el pequeño cepillo de dientes como Filch le había ordenado.
Realmente a quien menos comprendía era al tan grandioso Potter, ¿en qué demonios estaba pensando saliendo con Hermione de todas las personas? Claro, era inteligente y eso, pero no llegaba a la talla de algunas de las admiradoras del Niño-que-Vivió. Todavía no entendía cómo es que el chico no hacía uso de su fama. Incluso un idiota como Lockhart sabía hacerlo.
De todas formas, esa era solamente una de las razones por las cuales estaba furioso con ambos. Sobre todo con Harry. ¿No se suponía que eran compañeros prácticamente hermanos? Uno no cambia su mejor amigo por un ratón de biblioteca, un cobarde y una loca. ¿Cómo es que no se daba cuenta lo mucho que valía su amistad?
Había sido Ron el primero en tenderle la mano y estar allí siempre. Sí, tenía su temperamento pero Harry nunca se había molestado por eso. En serio, ¿cuál era su problema?
Sinceramente el chico tendría que darle una buena disculpa una vez se diese cuenta de lo mucho que lo necesitaba. Él podría llegar a pensar si perdonaba a Hermione o no. Después de todo, necesitaba a alguien que le hiciese la tarea.
Con esa corriente de pensamientos siguió con su asquerosa tarea actual. Seguía sin poder creer que McGonagall le había dado una semana entera de fregar baños con Filch. Eso exigía compensación.
Tal vez debería hablar con su madre. Estaba seguro que le rompería el corazón saber sobre su separación y su decepción muy probablemente rompería el corazón al pobre Harry. Era lo más cercano a una madre que tenía, ¿no era así?
Silbó un poco más feliz.
Bostezando, Harry se dejó caer contra el sillón de la Sala Común, sonriendo somnoliento a la figura acercándose. Dando espacio a la muchacha se acurrucó a su costado, evitando a penas las ganar de ronronear como un gato satisfecho al sentir las manos amasando suavemente su cabeza.
— ¡Harry!—una voz femenina exclamó, deteniéndose abruptamente al notar la escena— Oh—murmuró, alternando la mirada entre ambos— así que es verdad.
El muchacho parpadeó— ¿Mmm? ¿De qué estás hablando Ginny?
La chispa de la esperanza brilló momentáneamente en su rostro antes de moldearse en el interés— Ya sabes, el rumor de que ambos están juntos.
Hermione suspiró con resignación ante la capacidad de chismes de los magos y brujas— Ni siquiera ha pasado un día aún.
— No es solamente un rumor—él respondió— por esta vez.
— Felicitaciones entonces—les dijo, una sonrisa tensa en su rostro— mm, tengo tarea que terminar. Nos vemos después—rápidamente subió las escaleras.
Corriendo los dedos entre las hebras azabaches, ella confesó— Pensé que sería peor.
Alzando la vista hacia su rostro, la contempló con curiosidad— ¿En serio? ¿Por qué?
Hermione frunció los labios— Bueno, es que Ginny tiene un gran flechazo contigo, Harry. Al parecer, la fantasía de ser la "señora Potter" es algo con que la mayoría de las niñas crecen.
Un brillo juguetón adornó los ojos verdes del chico— ¿Es así? Creo recordar a cierta bruja babeando por cierto profesor no hace mucho tiempo.
La vergüenza coloreó sus mejillas— No me lo recuerdes—se quejó, las comisuras de sus labios curvándose hacia arriba.
Acomodando su cabeza en el regazo femenino, se rió entre dientes— Bueno, tengo suficiente confianza para decir que no tienes por qué preocuparte por alguna otra bruja. Espero poder pensar lo mismo de ti, ¿o es que hay algún otro mago o profesor por allí?
Resoplando con ligereza, acarició su mejilla con dulzura— No seas tonto—reprochó, con seriedad— actualmente solo hay alguien aquí—señaló su corazón, sintiéndose un poco tímida ante tanto romance. Ella siempre había sido una niña de libros, después de todo, y aunque las historias de amor habían tenido cierto lugar en sus preferencias no significaba que había llegado a creer que tendría la suya propia, a sabiendas que los niños valoran más la belleza física que la inteligencia.
Sin duda, jamás habría creído que Harry podría albergar más sentimientos por ella que no fuesen los de la amistad. Por una vez estaba completamente feliz de haberse equivocado.
— Recuérdame felicitar a ese mago…
Un sonido de arcadas cercano pinchó su burbuja de miel, dirigiendo sus miradas al chico que acababa de pasar y que a diferencia de los demás Gryffindor no había podido simplemente pasar de ellos.
Harry le obsequió una mirada glacial, sin dignarse a moverse de su lugar— ¿Algo mal en el pequeño mundo de Ronnie, Weasley?—preguntó, alzando una ceja.
Alcanzando una rápida tonalidad rojiza en su rostro, rencorosamente contestó— ¡Todo es culpa tuya, Potter! ¡Si no te hubiese convertido en otra Hermione nada de esto hubiese pasado!
Harry resopló— Yo no te obligué a atacarme por la espalda. Es justo que la Jefa de Casa te diese detención—se encogió de hombros como si no pudiese importarle menos.
— Y probablemente empeore si sigues a los gritos y asustando a los primeros años—Hermione agregó, mirando al grupo que acababa de entrar.
— ¡Solo cállate!—la señaló acusadoramente— Tú fuiste quien convirtió a mi mejor amigo contra mí. Probablemente usando poción de amor—sacudió la cabeza con desdén— eres lo suficiente desesperada para hacerlo.
— Es suficiente—la voz filosa congeló a todos los presentes— No te atrevas a hablarle a Hermione así, Weasley. Ella vale mucho más que tú, y podría fácilmente vencer tu mierda—incorporándose, acechó hacia él como un vengador de la muerte— de ahora en más si vuelves a decir algo como eso te haré pagar caro, ¿lo entiendes?
Con una mirada tan mortífera y una varita apoyándose contra su cuello el pelirrojo no pudo más que asentir, tragando grueso con miedo calándole las venas. Por un momento creyó ver el mismo verde la maldición asesina en sus ojos fríos.
Corriendo por las escaleras él no pudo dejar de murmurar entre dientes "Loco. Ese tipo se volvió loco".
Volviéndose a los estudiantes más pequeño sonrió suavemente— Lamento mucha escena, por favor, no duden en ir a sus dormitorios—dijo, antes de dirigirse hacia su novia.
— Bueno, ¿esto podría haber ido mejor?—Hermione frunció el ceño un poco, apretándose contra su costado— aunque creo que debería agradecerte—endulzó su expresión, pestañeando inocentemente.
Él sonrió— Mmm. No pienso negarme, aunque me gustaría señalar que no hay ninguna razón por la cual agradecerme. Es mi afición asegurarme de que estés bien.
— La mía es intentar que no te metas en problemas—le dio una mirada de reproche juguetón— aunque tengo que confesar que tiende a ser improductiva.
— Ouch—fingió ser herido, antes de que sus ojos verdes brillaron con picardía— entonces tendré que pagarte con intereses, ¿no es así?
Igual que su hermano, ella no se encontraba precisamente de buen humor y como él también podía fácilmente señalar que la causa de su estado actual era una dientona come-libros que solo acababa de robar a su príncipe azul debajo de su nariz.
Era algo para no creer.
Desde pequeña su padre siempre le había comprado los libros de las aventuras de Harry Potter, y a sabiendas que estarían en Hogwarts compartiendo la casa –ningún Weasley se seleccionaría en otra cosa que esa, igual que un Potter- ella había tenido la esperanza de que podría ser la bruja del Niño-que-Vivió.
Su madre había dicho que se parecía mucho a Lily Potter, y que la vieja familia era conocida por enamorarse de su intención en los primeros años de escuela, Ginny sólo tenía que jugar bien sus cartas y podría encontrarse como la nueva señora Potter al final de sus estudios.
Ese había sido su sueño siempre, y después de saber que su hermano mantenía una estrecha relación de amistad con el chico su esperanza y determinación solo había aumentado. ¡Y como habían llegado las cosas a ser! Su maravilloso príncipe azul se había enfrentado al basilisco y al mismísimo Quién-no-debe-ser-Nombrado para rescatarla.
En comparación a eso, un estúpido troll no era nada.
Como primera competidora de su amor Ginny podía aceptar a regañadientes que la bruja de pelo enmarañado había sido astuta, ganándose su amistad y arrastrando al pobre mago abajo con sus trucos. Era una lástima que no era idiota y sabía que Harry no tenía otros sentimientos que los de amistad.
Honestamente ella no iba a culparlo. Con sus solo trece años podía ver la hermosa mujer en la que se estaba convirtiendo, a diferencia de Hermione. Con ese cabello y los dientes no entendía como Harry era capaz de mirarla de esa forma, como si era lo más valioso del mundo.
No podía evitar sentirse traicionado, después de todo esa mala bruja había sabido bien lo mucho que ella amaba al Niño-que-Vivió y la perfecta pareja que harían, al igual que Lily y James Potter. No iba a perdonarla por esto, no señor.
Ya que su amor había caído era su turno de rescatarlo. Solo que no usaría una espada o siquiera una varita, no, unas tranquilas palabras con su madre y un poco de sus propios recursos le asegurarían que pronto tendría a un desconsolado Harry en su regazo, pidiendo disculpas por no haber visto que ella era realmente la bruja de su corazón y llorando sobre el engaño de quien había creído su mejor amiga.
Realmente no necesitaba a su hermano en eso, él bien podría lidiarlas solo. O con ayuda de su madre, que si lo conocía lo suficiente seguramente pediría.
Por el bien de su futuro esposo se convertiría en una heroína. Poseía cierta información, después de todo, que le ayudaría a abrir los ojos del ingenuo y dulce mago. Suspiró en sueñ Potter sonaba tan hermoso.
Hogwarts amaneció expectante, la emoción recorriendo a los estudiantes sin discriminación. Existía una buena razón para ello: la hora de seleccionar a los campeones había llegado. Murmullos sonaban desde todos lados, debates sobre quienes podrían ser los elegidos.
Sentado en la mesa de Gryffindor, Harry comió distraídamente un pedazo de pastel de algo, ensimismado en su contemplación de la niña a su lado y lo que sucedería. Hermione parecía tranquila, casi reservada, probablemente porque aun con todo lo que dijesen sobre ella de ser una persona estudiosa no pertenecía a aquellos con alma de madrugador.
Era adorable verla intentar ocultar su adormecimiento, sobre todo cuando sus pestañas revoloteaban en esfuerzo de mantener los ojos abiertos. Se sintió un poco culpable. Él tenía la mayor parte de la culpa por mantenerla a altas horas, demasiado ocupado en disfrutar de su tiempo con ella sin prestar atención al paso de las horas.
— ¿Tienes alguna idea de quien podría ser el campeón de Hogwarts, Hermione?—preguntó, curiosamente, sonriendo al verla parpadear y mirar hacia él, un leve matiz rosado en sus mejillas.
Aclarándose la garganta, echó una mirada por el comedor— Bueno…—pareció pensarlo un poco— sé que Cedric Diggory es uno de los favoritos, igual que Cho Chang—su ceño se frunció un poco— no hay ninguna explicación de como son seleccionados los campeones, podría ser por habilidad o un simple sorteo—sacudió ligeramente la cabeza— como hacen las cosas los magos me inclinaría por la segunda.
Él se rió— Te apoyo en eso.
Su charla se vio interrumpida por la llegada de los gemelos Weasley, a quienes dedicó una sonrisa socarrona que los hizo gemir— Oh, vamos, Harry, ya lo hemos entendido.
Dejándose caer frente a los estudiantes más pequeños, Fred se quejó— Sí, sí, ganaste la puesta, no hace falta que nos los restriegues en la cara.
— Él no ha dicho nada aún—Hermione señaló, una curvatura en los labios que demostraba que encontraba la situación ser divertida.
— No hace falta, su expresión lo dice todo…
Cualquier respuesta adicional fue rápidamente silenciada con Dumbledore poniéndose de pie, una sonrisa benigna en su rostro.
— Mis queridos alumnos de las tres escuelas ya ha llegado el momento de saber quiénes son los campeones—alzando las manos en señal de silencio dio una inclinación a la única mujer directora presente, Madame Maxime, una robusta pero bonita mujer, quien sacó uno de los papales del Cáliz, un papiro oscuro que se abrió al menor esfuerzo.
— Campeón de Durmstrang: Viktor Krum—contó a la audiencia, su acento francés floreciente.
Un muchacho de aspecto sombrío se incorporó de la mesa, recibiendo estoicamente las palmadas de sus compañeros que parecían mostrar toda la emoción que él guardaba. Haciendo su camino hasta donde estaban los profesores y directores se paró a un lado del de su escuela, Igor, quien fue designado como el próximo en buscar al próximo seleccionado.
Sosteniendo la mariposa azul que había previamente revoloteado desde el Cáliz, leyó— Beauxbatons, Fleur Delacour.
Una hermosa joven de cabello platino se movió graciosamente desde su asiento, compartiendo una sonrisa rápida con el contingente estudiantil vestido de azul pálido. Eso fue fingido, notó, sosteniendo la mano de su novia con cuidado, frunciendo un poco el ceño al ver al impostor Alastor Moody cerca de su Jefa de Casa.
Otro asunto pendiente.
— Y por último, el campeón de Hogwarts: ¡Cedric Diggory!—Dumbledore anunció, sonriendo a los vítores de las tres cuartas partes de su escuela. Slytherin se conformó con un aplauso cortés, no viendo el mérito de dejar a un tejón hacer el trabajo de una serpiente. Al menos se trataba de un sangre-pura.
— Muy bien, ahora…—las palabras fueron interrumpidas cuando con un destello rojizo un cuarto papel salió de la toda poderosa e imperturbable copa y aterrizó en sus manos. El director palideció— Harry Potter—susurró, siendo oído por todo el salón.
El escándalo estalló.
Ja. Hasta aquí llegué xD
… leí la primera parte con vos sedosa de Snape. En serio. ._. Creo que tengo problemas xD Unos pocos al menos… y hablando de pocos, les pregunto: ¿alguien además de mí pensó que en la película 7 de Harry Potter el joven Severus Snape se veía muy bien? De verdad. Solo que… meh, mejor no me hagan caso xD
En fin. ¿Qué tal les pareció? ;)
¡Un montón de gracias por todos los favoritos, gente, son lo mejor! Un abrazo especial de menta para lo que que se tomaron el tiempo de contarme acerca de su opinión. ¡Gracias gracias gracias! :D
Tengo que irme ahora mismo. Mi madre acaba de usar ese tono. D: