Gripe.
-¡ACHU!- estornudó fuertemente Karin, a lo que Toshiro, sentado en una silla junto a su cama y sin siquiera mirarla, le tendió otro pañuelo. –Gracias.-
-Hmm.- solo dijo él, aún sin dignarse a levantar la vista del condenado libro que había estado leyendo desde que se sentó a su lado.
La Kurosaki no dejaba de preguntarse por qué seguía allí.
Hace dos días que había enfermado y su condición no había mejorado en lo más mínimo.
Yuzu la había estado cuidando, pero ese día tuvo que ir a la escuela, y al viejo se le ocurrió la brillante idea de llamar a Rangiku-san para que la cuidara, a lo que la mujer por supuesto que arrastró a su capitán también y se largó a la primera oportunidad.
El albino no puso mucha resistencia en quedarse a su cuidado y la ayudaba en todo lo que necesitaba, pero de todas maneras no parecía nada contento, es más, parecía bastante aburrido.
Y por supuesto, ella no podía evitar sentirse culpable.
-¿Sabes?- habló tímidamente después de un rato, mientras se acomodaba el paño frío en la cabeza para sentarse. –No es necesario que sigas cuidándome…-
-¿Ya te sientes mejor?- preguntó aún sin mirarla.
-No, pero…-
-Entonces sí es necesario.- la interrumpió tajante.
-No, no lo es.- trató de parecer firme, pero tener la voz congestionada no ayudaba. –Ya falta poco para que Yuzu regrese y yo ya no voy a querer nada más así que…-
-En primer lugar.- volvió a interrumpirla. –Eso no puedes saberlo. En segundo lugar, aún faltan dos horas para que tu hermana regrese. Y en tercer lugar, cállate y déjame terminar mi libro, Kurosaki.- seguía sin levantar vista.
-Yo solo no quiero molestarte…-
-Entonces cállate.-
La chica bufó, conteniéndose de decirle un monto de palabras desagradables.
Finalmente, volvió a estornudar, y el capitán volvió a tenderle un pañuelo. Le agradeció a regañadientes.
Luego de varios minutos de puro aburrimiento, sus ojos finalmente comenzaron a cerrarse, el sueño apoderándose de ella.
Cuando los abrió, su mirada se encontró contra la turquesa de él.
-¿Por fin te dignas a mirarme?- escupió venenosamente.
El Hitsugaya apartó la mirada.
-Ya terminé mi libro.- musitó con voz baja.
-Lees rápido.- bostezó.
-Dormiste por cuatro horas. No tanto.-
-¡¿Cuatro horas?!- chilló a todo lo que daba su dolida garganta. –Pero… ¿no volvió Yuzu ya?- lo que en realidad quería preguntar era ¿por qué seguía él ahí?
-Sí. Está abajo preparándote sopa y me pidió que permaneciera contigo un poco más…-
-Oh.- por alguna razón, se sintió decepcionada. –Bueno, pues, ya desperté. Puedes irte si quieres.-
Él suspiró, exasperado.
-¿Tanto quieres deshacerte de mí?- alzó una ceja fríamente.
-¿Qué? ¡No, no, no!... Yo solo… no quiero molestarte…-
-No me estás molestando, Karin.- dijo tranquilamente llamándola por su nombre, con frialdad en su mirada, como de costumbre.
-Entonces… ¿quieres estar aquí?- no creía esa posibilidad, pero tenía que asegurarse.
-Tú harías lo mismo por mí.- se cruzó de brazos, sus ojos indescifrables como siempre.
-Responde a mi pregunta, Hitsugaya.-
Sí él la llamaba por su nombre cuando hablaba en serio, ella lo llamaba por su apellido cuando hacía lo mismo.
-Sí, Karin.- se volteó, impidiéndole ver su rostro. –Sí quiero.-
Karin se sonrojó.
-¡Karin-chan!- canturreó Yuzu entrando al cuarto con un tazón humeante de sopa. -¡Mira lo que traje!- sus ojos de repente se fijaron en el shinigami, que estaba en un gigai, por cierto, y seguía de espaldas a la morena. -¡Oh, Hitsugaya-kun! ¡Estás muy rojo! No me digas que Karin-chan te contagió su gripe…- se notaba preocupada.
Pero el chico de inmediato abandonó la habitación pasando de largo a la castaña a todo lo que su cuerpo falso le daba.
-¿Qué acaba de pasar?...- Isshin asomó la cabeza por la puerta. –Toshiro acaba de irse a velocidad luz sin siquiera despedirse… y se veía muy rojo.- se frotó la barba, pensativo.
-¡Es terrible, papá! ¡Creo que Karin-chan le contagió la gripe!- se alarmó.
El médico, sabiendo muy bien que era imposible que su ex subordinado se enfermara, posó sus confundidos ojos en su hija idéntica-pero-extremadamente-diferente, hallando la respuesta a su interrogante al encontrarla igual de roja que Toshiro.
-¡Claro, claro Yuzu!- rió a carcajadas al comprender la situación. -¡Definitivamente fue la gripe!- guiñó un ojo cómplice a la pelinegra.
Karin solo hundió el rostro en la almohada.
¡El viejo no la dejaría vivir en paz después de aquello!
Fin.
Hola! ^^
Una pregunta.
¿Mis fics les siguen pareciendo entretenidos?
Después de tantos, una teme estar volviendose repetitiva n_nU
En fin, espero que este les haya gustado y los personajes de Tite Kubo :D
COMENTEN! *o*
CELESTE kaomy fueraaaaaaaaaaaaaaa!