Disclaimer: Los personajes no me pertenecen. Son Únicamente de Akira Amano.
Pareja: 1827 – con toques de 10027-
Rating: M
Advertencias: OoC y UA. Esto es totalmente YAOI, por lo que si no es de su gusto –lo cual dudo (?)- es mejor que no lo lean. Posible M-PREG (aun en consideración).
Sinopsis: Los gitanos eran ladrones, y Kyoya lo sabía. Entonces ¿Por qué su danza lo hacía perder el control?... Porque ese gitano lo hacía luchar entre la cordura y el deseo.
_ Diálogos-
"pensamientos"
Recuerdos.
(#) Aclaraciones que aparecerán al final del capítulo.
Notas de la autora: Esta historia está inspirada un poco en la película "el jorobado de notre dame" por lo que algunas cosas serán similares a la película…
Importante: Este capítulo tiene contenido Lemon. Si no te gusta, mejor cierra la página :v (?).
+..::+Fuego Infernal+::..+
+Shot 6 +Una extraña obsesión+
Gokudera chasqueo la lengua, mirando todos esos estúpidos e inútiles preparativos que se llevaban a cabo frente al palacio de justicia, escondido sobre uno de los tejados y cubierto por completo por su capa negra. ¿Realmente era tan importante el cambio de juez? Para él era una completa tontería. Lo único que implicaba era la llegada de un juez más despiadado que el anterior, y un completo peligro para él y su "familia". Aquel simple evento era solo el inicio del verdadero: Cuando la hoguera ardiera en llamas frente al mismo palacio, y sus amigos caídos se volviesen cenizas dentro de tan potente y tenebrosa llama.
Tenía poco tiempo. Cuando aquella hoguera ardiera, él tenía que estar lejos del pueblo en compañía de Tsuna y Fran. No podía permitir que ambos presenciaran aquel cruel evento.
Mantuvo la mirada en todo momento sobre el palacio de justicia, aprovechando la altura del tejado donde se encontraba para buscar con la mirada a ambos chicos. O al menos hasta que vio salir desde la entrada principal al futuro juez, Hibari Kyoya, acompañado de quien menos pensó ver junto a él.
_ Tsuna… - susurro, sorprendido. No llevaba puesta la ropa que estaba acostumbrado a usar, sino un traje similar al de la servidumbre del palacio, y caminaba sin temor alguno detrás del aprendiz en camino hacia lo que él conocía como la entrada al calabozo, justo al lado del castillo.
Casi por inercia, bajo de aquel edificio lo más rápido que su habilidad le permitió, escondiéndose en uno de los callejones solo para perder de vista al castaño, quien ya había entrado al calabozo. ¿Por qué de todas las personas era Tsuna quien acompañaba al aprendiz? ¿Los habia traicionado? … No… El castaño no era capaz de hacer algo como eso. Estaba seguro de que algo tenía que estar pasando para que permaneciera junto a el… ¿acaso lo tendría amenazado? ¿Dónde estaba Fran?
Mordio su labio. Ahora, su pequeña misión de búsqueda habia cambiado por completo a una misión de rescate. Tenía poco tiempo para sacar del palacio a ambos chicos y escapar. Y sabía bien a quien podía sacarle información al respecto.
OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO
Aquel lugar era completamente diferente a lo que conocía del palacio de justicia. Las paredes eran completamente de piedra, y no había muchas ventanas por donde entrara ventilación. La única ventana que noto fue cuando terminaron de bajar las grandes escaleras y llegaron directo hacia el primer piso de las mazmorras, viendo entonces un pequeño cuadro de reja en el techo, por donde la luz y el agua se filtraban. La humedad era bastante, y el olor era demasiado fuerte como para soportarlo por mucho tiempo. Incluso para el, que estaba acostumbrado a lugares que dejan mucho que desear, era un completo suplicio el simplemente encontrarse en ese primer piso. Y aun había dos pisos más abajo.
_ No te quedes atrás – escucho a Kyoya, quien lo miraba desde algunos escalones abajo. Un grito de dolor lo exalto bastante, mas no sabía de dónde provenía el mismo. Tal vez de alguna sala de tortura, había escuchado que las utilizaban para sacar información de los mismos presos, o para castigar a aquellos que habían hecho algo realmente malo pero no lo suficiente como para ser condenados a muerte. Por más que quisiera, no podría hacer nada por ellos, por lo que intentando calmar la culpa siguió bajando los escalones, siguiendo la luz que provenía de la antorcha del aprendiz. Fueron varios minutos los que bajaron en completo silencio, hasta llegar al final de las escaleras. La zona de alto riesgo, o algo así se imaginaba. El ambiente era incluso peor que lo que había visto en los pisos superiores, por lo que suponía que se trataban de aquellos presos que pronto perderían la vida. El saber que sus amigos se encontraban en ese lugar era demasiado doloroso para él.
_ Escucha con atención – hablo el aprendiz, mirándolo seriamente.- Te dejare hablar con ellos a solas. No intentes ninguna estupidez.
_ Lo prometo – susurro, un tanto aterrado por el lugar.
_ Al final de este pasillo – fue lo último que dijo, apuntando hacia aquella dirección antes de comenzar a caminar por otro de los pasillos. Tsuna respiro profundamente, intentando calmarse, antes de caminar en la dirección que Kyoya le había señalado. Varias de las celdas estaban vacías, otras mostraban a alguna persona anciana a punto de perecer, si no es que estaba muerto ya. El olor a muerte era bastante fuerte, y hacia un gran esfuerzo por no vomitar. No tardó mucho en llegar al final del pasillo, asomándose lentamente para mirar a sus amigos dentro de la pequeña celda de madera.
_ Chicos… - hablo en voz baja, mientras sentía las lágrimas comenzar a juntarse en sus ojos. Se encontraban bien, y estaban todos juntos, lo cual era un gran alivio para él. La sorpresa de parte de ellos no se hizo esperar, mirando con los ojos casi salidos de sus orbitas al muchacho del otro lado de la reja de madera.
_ ¡Tsuna/Yoshi! – Exclamaron casi todos juntos, acercándose a la reja para mirarlo más de cerca.
_ ¿Qué estás haciendo aquí? – pregunto Byakuran en tono serio, haciendo callar a los demás gitanos. No era normal la presencia del castaño en aquel calabozo, mucho menos usando ropajes como los que tenía encima en aquellos momentos. ¿De dónde había sacado esa ropa? El nunca había aceptado nada de lo que Reborn le ofrecía, además de comida, por lo que dudaba que se tratara de un regalo del mayor.
_ Quería… asegurarme de que estaban bien – menciono, mordiendo ligeramente su labio. No podía alargar demasiado sus palabras, puesto que tenía poco tiempo antes de que Kyoya regresara a por el.- Además, quería informarles algo. Es posible que pronto queden en libertad.
Sin embargo, la reacción que recibió fue contraria a la que esperaba. En lugar del rostro de alivio de sus compañeros, se encontró con miradas confundidas y de enojo. El ambiente se tornó más pesado y sombrío de lo que era naturalmente aquel oscuro y tenebroso calabozo.
_ ¿Cómo que en libertad? – pregunto Shoichi, mirando entonces a Byakuran.
_ ¿¡Que mierda hiciste, Yoshi!? – exclamo Squalo, claramente enojado.
Ser liberados así sin más, siendo gitanos y aliados del gitano más buscado de Namimori no era algo que pudiese lograrse con tan solo hacer una petición. Menos aun teniendo en cuenta que era el propio Tsuna quien se los informaba, siendo el también un gitano como ellos. Fue entonces que un brillo peculiar llamo la atención de Byakuran, quien centro su vista en los pendientes que colgaban de las orejas del castaño.
_ Esos pendientes – menciono, acercándose más a la reja para poder mirar al chico más de cerca. Tsuna desvió la mirada encogiéndose ligeramente.- Las amatistas de Hibari.
_ Déjame explicarlo…
_ Me parecía demasiado raro que estuvieras en este lugar – la voz dura del albino dejaba en claro que estaba molesto… Muy molesto.- ¡¿Un esclavo?! ¡¿Qué demonios estás pensando?! ¿Quién mierda es tu amo?
_ Hibari Kyoya… - respondió en voz baja. Byakuran golpeo con fuerza la reja, mirando con furia e incredulidad al castaño.- ¡Tenía que hacerlo! ¡Fue la única manera en que podía mantener a salvo a Fran y salvarlos a ustedes!
_ ¡Te ordene escapar de aquí! Maldita sea…. ¿¡Que no sabes lo que significa eso?! ¡Es Hibari Kyoya! ¡Ese hijo de puta puede hacer lo que quiera contigo!
_ ¡Ya lo sé! … - lo enfrento.- Pero no importa… ¡Prefiero eso a verlos a ustedes morir! Fran… podrá vivir una vida normal, sin persecuciones… sin carencias. Crecerá como un niño normal. Y ustedes continuaran viviendo sus vidas sin peligro a regresar a este horrible lugar.
_ ¿Cómo puedes estar tan seguro? – pregunto Ryohei, sin ningún grito de por medio, lo cual le dejaba en claro al castaño que también el entusiasta chico estaba muy enojado con el.
_ Hiba… no… El joven Kyoya lo prometió – respondió, rodeando con sus brazos su propio cuerpo y manteniendo la mirada en cualquier otro punto del lugar.
_ ¿Y le creíste? – fue la pregunta de Byakuran. Tsuna, sin embargo, permaneció en la misma posición sin pronunciar ni una sola palabra.- ¡Eres un idiota! ¿¡Cómo es posible que creas las palabras de ese imbécil!?
_ ¡Él no es tan malo como piensas! Se perfectamente que el cumplirá con su parte del trato. El joven Kyoya es muy honesto, y mucho más amable de lo que vimos de el en el pasado.
Byakuran lo miro nuevamente, con sorpresa. ¿Qué clase de palabras bonitas le había dicho el aprendiz para que su protegido cayera ante sus redes con tanta facilidad? Esa mirada al hablar de Kyoya, el sonrojo en sus mejillas… definitivamente nada de eso era una buena señal.
_ Dime que no es verdad… tu… ¿Te enamoraste de Kyoya?
El sonrojo en sus mejillas se elevó aún más con tan solo escuchar aquellas palabras. ¿Enamorado de Kyoya? Nunca antes había sentido algo similar al amor de pareja, por lo que realmente no estaba seguro de ello. Sin embargo, la forma en que se sentía cuando estaba junto al aprendiz, su nerviosismo y emoción… ¿Podía ser acaso un sentimiento romántico hacia el azabache?
_ Yo… no lo sé – susurro. Lo único que sabía era que estaba agradecido con él por haberlo ayudado.
Byakuran golpeo nuevamente la reja que lo encerraba.
_ Escúchame con mucha atención… Pase lo que pase, o te ordene lo que te ordene…. No lo dejes tocarte.
Tsuna lo miro con confusión.
_ No entiendo… ¿Por qué habría de ordenarme algo así? En cualquier caso… dudo que si quiera me mire con esas intenciones.
_ ¡No seas ingenuo! ¿Por qué más te daría esos pendientes? Si su intención era que pagaras un favor, bien pudo tenerte como un sirviente más… siendo su esclavo él puede…
_ Lo que sea que le ordene es mi problema… ¿no te parece? – la voz de Kyoya se hizo escuchar, mientras este se acercaba a paso seguro hacia la reja en la que ellos se encontraban. En ese momento todos se levantaron de su lugar, mirando con claro odio al aprendiz. Ninguno de los Millefiore estaba contento con la idea de que el castaño perteneciera a aquel hombre.
_ ¡Ya lo has escuchado, maldito! ¡Ni se te ocurra tocar a Yoshi! – grito Squalo, tomando con fuerza la reja con ambas manos.
_ ¡Tsuna no es tu juguete! – grito Ryohei.
_ ¡Chicos! – exclamaron Tsuna y Shoichi, intentando calmar las cosas. Sin embargo, los otros tres seguían mirando con rencor al azabache. Si esa reja no existiera, estaba claro que los tres se lanzarían en su contra sin dudarlo un instante.
_ ¡Fue decisión mía hacer esto! ¡El salvara sus vidas! Aun si el joven Kyoya me ordena después lanzarme desde la torre más alta de la iglesia, no me importa. ¡No quiero verlos morir! – las palabras de Tsuna provocaron el silencio total entre sus compañeros, quienes lo miraban con incredulidad y preocupación. Incluido Kyoya, quien realmente no podía creer la lealtad y cariño que el gitano sentía hacia aquellos chicos, suficientes para hacerlo decir tal cosa. Definitivamente le interesaba cada vez más. Suavemente coloco su mano sobre la castaña cabellera del muchacho, revolviendo su cabello con ligereza a manera de calmarlo, un gesto que provoco nuevamente el sonrojo del menor.
_ Tsunayoshi no perderá la vida. Puedes estar seguro de ello.
Byakuran frunció el ceño. El siempre había podido leer las intenciones de las personas con gran facilidad. Era así como lograba sobrevivir. . Más esa era la razón por la que odiaba a Kyoya con todas sus fuerzas… porque era al único hombre al que no podía leer. Una parte de su semblante le decía que podía confiar en su palabra… pero su puesto y lo que el conocía del hombre y de los Hibari le era suficiente como para ignorar dicho mensaje. Sin embargo, no era únicamente su vida lo que le preocupaba.
_ No es solo su vida… Tsunayoshi-kun no es una persona a la que puedas manipular a tu antojo…- ya no gritaba, sin embargo, su voz era lo suficientemente dura como para helar a cualquiera de sus compañeros.- Si le tocas un solo pelo…
_ ¿Qué harás? – Kyoya sonrió ligeramente, con un gesto de burla.- Te he dicho que lo dejare vivir… sin embargo, en algo tienes razón.
Mientras hablaba, su brazo rodeo con suavidad el cuerpo del castaño por los hombros y su mano subió a su rostro, haciéndolo girar hacia él. La mirada de Tsuna se llenó de confusión, mientras el enojo de Byakuran elevaba conforme el aprendiz acercaba su rostro al del menor, usando el agarre en su rostro para hacerlo abrir la boca de un ligero apretón y unir sus labios a los del chico de manera un poco brusca. El shock que provoco dicha escena en todos fue inevitable, algunos por enojo o sorpresa, mientras que la victima de aquel acto simplemente se sonrojaba con fuerza, dejándolo hacer sin poner resistencia. ¿Cómo podía hacerlo? La forma en que sus labios se movían sobre los suyos, la manera en que su lengua recorría su boca de forma salvaje pero suave al mismo tiempo término por hacerlo olvidar donde estaba o la situación en la que se encontraba. Todo lo que pudo hacer fue dejarse llevar, cerrando sus ojos y correspondiendo al mismo de manera inexperta.
_ ¡Suéltalo imbécil! – el grito de Byakuran lo saco de su ensoñación, haciendo que Tsuna cayera en cuenta de la situación y se alejara de golpe, lastimándose un poco por la forma tan brusca en que había soltado su rostro de su mano. Llevo sus dedos hacia su labio, mirando con sorpresa y nerviosismo a Kyoya, el cual miraba con superioridad al albino. ¿Qué había sido eso?
_ Deseo a Tsunayoshi… y pronto será completamente mío.
_ Maldito… - Si antes quería asesinarlo, las ganas de hacerlo se incrementaron aún más con dicha declaración.- ¡No puedes hacerlo! … Tsunayoshi es…
_ ¡Ya basta! – exclamo nuevamente Tsuna, dejando de lado los nervios que sentía para encarar a su líder. – Por favor… Byakuran… chicos… acepten esto y escapen. Yo estaré bien… lo prometo.
_ Tsuna…
_ ¡Bien!... ¡Pero que quede claro que volveremos por ti, Yoshi! – el grito de Squalo calmo de alguna manera las cosas.
_ ¡Cierto! … No te dejaremos aquí por siempre, Tsuna – dijo Shoichi.
_ ¿¡Que les pasa!? ¡No dejare a Tsunayoshi con este imbécil!
_ ¡Es la extrema voluntad de Tsuna! – exclamo Ryohei.
_ No queremos dejarlo… pero está claro que Tsuna-kun no cambiar de opinión – menciono el pelinaranja, sonriendo ante el castaño. No confiaba en Kyoya, pero conocía los sentimientos que Tsuna se negaba o no podía notar. Su actitud había cambiado por completo desde el festival de los bufones, y viéndolo ahí, aun si era una relación de amo-esclavo, sabía bien que él se sentía a gusto y feliz con esa situación. Aun si el menor seguía pensando que aquella alegría era únicamente por verlos a ellos pronto en libertad.
_ A la media noche vendrá uno de mis hombres, se presentara ante ustedes como Yamamoto Takeshi. El los liberara y acompañara hasta un lugar seguro.
_ ¿Por qué deberíamos confiar en ti? – Byakuran seguía sin creer que sus compañeros aceptaran la situación tan fácilmente, sin embargo, tampoco era ciego. Pero le dolía. Tsuna había sacrificado demasiado por ellos, desde su alimento hasta su propia vida en esos momentos. Sabía que era culpa suya por haber aceptado aquella actitud tan amable y dócil del castaño, por no haberle enseñado el valor que tenía, no solo por su personalidad, si no algo que no debía de haber pasado.
Un encantamiento que el hizo tiempo atrás, y que desconocía si aún estaba sobre el castaño. Una estupidez que cometio por pensar que Tsuna le pertenecería a el.
_ Byakuran… - la voz de Tsuna lo regreso a la realidad. Suspiro.
_ Bien… creeré en su palabra. Pero… por favor… cuídate. Cuando las cosas se calmen… regresaremos por ti.
Tsuna sonrio, asintiendo.
_ Gracias…
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Miro con aburrimiento a toda aquella gente de alcurnia dentro de ese evento tan poco significativo. Horas atrás se había llevado a cabo la ceremonia de entrega de cargo al nuevo juez de Namimori, Hibari Kyoya, y en esos momentos se estaba celebrando dicha sucesión. Para él era un festejo de poca importancia, pero estaba ahí por una simple razón… tenía que ganarse a Kyoya de la misma manera en que se había ganado a Alaude para que hiciera lo que él le dijera. ¿Quién podía desobedecer al hombre de más confianza del rey Giotto?
Sonrió de forma siniestra, tomando de la bandeja de una de las sirvientas que pasaba junto a él una copa de vino y la llevo a su boca, bebiendo el líquido con elegancia antes de comenzar a caminar entre la multitud. Los pomposos vestidos de colores de todas las damas de sociedad en dicha recepción creaban una gama de colores realmente molesta para él, sin embargo, no dijo nada al respecto. Todas ellas bailaban con sus respectivas parejas al son de una canción aburrida, celebrando con hipocresía el cargo del joven juez como si realmente sintieran respeto por él. Inclusive ver entre las personas al marqués Reborn, quien bailaba con una mujer de figura y vestido extravagantes en el centro de la pista de baile era una clara muestra de aquella hipocresía, pues era bien sabido que el hombre nunca había estado de acuerdo con ninguna de las leyes y ordenes que él, en nombre de Giotto, había dado al anterior juez y a los guardias. Un hombre "noble" que protegía a los incautos, tales como los gitanos.
Un brillo llamo su atención justo a su lado. Su vista se posó en el portador de aquel par de pendientes que habían sido iluminados por aquella brillante luz proveniente del gran candelabro del salón de eventos en el palacio de justicia. ¿Un esclavo? Abrió sus ojos con sorpresa cuando este volteo el rostro, sonriendo con ternura hacia una de las mujeres que le pedía una de las botanas que llevaba en su bandeja, dando una ligera reverencia antes de perderse entre la multitud.
_ Nana – susurro. Ese chico era exactamente igual a la mujer que casi provoca el despertar de Giotto a la realidad. No había sido difícil hacer que sus padres la obligaran a casarse con Iemitsu Sawada, para nada. Aun si Iemitsu era un bastardo, había sido suficiente para alejarla del rey y provocar la depresión de este mismo, lo cual facilitaba bastante sus planes. ¿Y que decir de su muerte? Aunque no habia estado entre sus planes, su muerte era una de las cosas que más le habían alegrado.
Pero ese chico… Era idéntico a la estúpida mujer. Su sonrisa, sus rasgos… su mirada… era exactamente una copia de tan despreciable ser. ¿Un familiar? No… Nana era una mujer de alta cuna, el que uno de sus familiares fuera un esclavo resultaba realmente molesto…
No puedo creer que me obligaras a casarme con una mujer que lleva en su vientre un hijo bastardo.
Las palabras de Iemitsu regresaron a su mente. ¡Claro! Nana había tenido un hijo, el cual había desaparecido tras su muerte y sentencia de su esposo. Nadie salvo pocas personas conocían la identidad del muchacho, sin embargo, había pensado que estaba muerto. No cualquier niño sobrevivía ante una situación similar. Alguien lo había ayudado. Tenía que actuar rápido, pues si ese hijo no era de Iemitsu, era claro quién era el verdadero padre.
Un hijo ilegitimo de Vongola sería un enorme dolor de cabeza.
Pero eso no era importante en esos momentos. Ya se las arreglaría después con ese problema. Dejo la copa vacía sobre una de las bandejas que pasaron a su lado y se acercó con paso firme hacia donde estaba el principal de aquel importante evento.
_ Hibari Kyoya… es un gusto conocer oficialmente al nuevo juez de Namimori – menciono con falsa admiración, dando una ligera reverencia.
_ ¿Quién eres?
_ Oh… veo que Alaude no te ha hablado de mi – llevo su mano hacia su pecho, y levanto la otra de manera extravagante.- Soy Kawahira y vengo en representación del rey Giotto…
Reborn chasqueo la lengua, mirando a lo lejos aquella escena. El representante del rey era una persona realmente importante en aquel lugar, y todas las personas lo respetaban. Sin embargo, era eso mismo lo que le hacía creer fielmente en la posibilidad de que fuese ese hombre quien estuviera dando aquellas crueles ordenes en las sombras. Kawahira, Dino y Xanxus, el otro hermano de Giotto que estaba fuera del país, eran sus principales sospechosos, pero de los tres Kawahira era quien tenía mayor posibilidad, puesto que Xanxus habia traicionado una vez a su hermano, y Dino era demasiado blando como para hacer algo como eso.
Pero eso era lo de menos en esos momentos.
Recordo esa misma mañana la visita de Hayato, uno de los gitanos que acompañaban a Tsuna. La preocupación del albino habia sido realmente notoria, mas cuando menciono que habia visto a Tsuna acompañar a Hibari hacia algun punto de las mazmorras. Habia escuchado que los gitanos de Millefiore habian caído, sin embargo, habian dos prófugos y, por las descripciones, se trataban de Tsuna y Fran. Sin embargo Hayato no mentiría sobre algo asi, el conocía muy bien a cada uno de los compañeros de su protegido… no por nada habia aceptado que viviera con ellos. Por ello se puso sus mejores galas y asistió a aquella estúpida recepción. Pero no habia visto al castaño aun.
Tal vez habia pensado eso demasiado rápido.
Al girar el rostro hacia la barra fue que lo encontró, vestido como los demás sirvientes mientras dejaba una bandeja sobre esta para que el cocinero preparara mas bocadillos. Los brillantes pendientes que decoraban sus orejas corroboraban las palabras de Hayato… Tsuna era ahora el esclavo de Kyoya. Pero eso no contestaba todas sus preguntas. Se acerco a el con velocidad, dejando en medio de la multitud a aquella zorra desconocida con la que estaba bailando para poder hablar con el muchacho.
_ Tsuna – lo llamo una vez estuvo a su lado.
_ ¡¿Re-Reborn?! ¿Q-Que haces aquí? T-tu nunca asistes a esta clase de eventos – estaba claro que su presencia había espantado al castaño.
_ Asi que ahora eres parte del inmobiliario de Hibari… ¿puedo preguntar la razón? –Directo, como siempre.
Tsuna bajo la mirada, acomodando un travieso mechón de su cabello detrás de su oreja.
_ Yo… estoy pagando una deuda.
_ Pudiste venir conmigo. Tengo dinero de sobra como para pagar cualquier deuda que recibieras.
_ Pero…
Suspiro nuevamente.
_ Estoy enterado de lo que paso… de una parte. Una idea bastante idiota, incluso para ti. Bien… hablare con Kyoya para negociar tu precio…Luce estará molesta, pero es mejor que estés con nosotros.
_ ¡No! – exclamo Tsuna, sonrojándose momentos después al ver que los que estaban a su alrededor lo miraban con atención.- No es necesario. Estoy aquí por un favor que le pedi… puedo arreglármelas muy bien.
_ Espero que así sea, si no regresare y te llevare a rastras.
_ Solo… no le digas a Luce-san… ella se enojara si se entera.
_ Le diré que trabajas para Kyoya únicamente… no te preocupes – dicho esto, se despidió con la mano y se alejó directo hacia la entrada principal.
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La fiesta llego a su final y todos los invitados abandonaron el deshecho palacio de justicia. El día siguiente sería un día cansado para los sirvientes del palacio, pero no importaba. Todos los empleados se acercaron entonces a Kyoya, junto a Fong, para dar sus felicitaciones con más calma puesto que con tanta gente de alcurnia dentro del lugar les había sido imposible hacerlo antes. Tsuna sonrió tiernamente ante la escena, manteniéndose al margen de la situación. Su mirada se posó sobre Kyoya, trayendo a su mente el recuerdo del beso que había compartido con el en las mazmorras, lo que provoco que su rostro se sonrojara nuevamente.
"¡Deja de pensar en ello!" se regañó mentalmente, sin embargo, era imposible cumplir su propia orden. Recordó también la pregunta que Byakuran le había hecho… ¿Sería posible estar enamorado de Kyoya? Sintió el fuerte latir de su corazón y el nerviosismo recorrer su cuerpo nuevamente. Era posible que la respuesta a esa pregunta fuera afirmativa. Llevaba poco tiempo conociéndolo, pero eso no dejaba de lado el hecho de que era un hombre realmente especial. Si se ponía a pensar en ello, había estado pensando en él desde el día en que lo había conocido en el cementerio, el día del festival. Pero había pensado, hasta el momento, que se trataba simplemente de un sentimiento de admiración o respeto.
No era la primera persona en quien había pensado de esa manera, y mucho menos había sido su primer beso. Byakuran se había encargado de robar ambas cosas cuando el era joven, aunque al tiempo se había enterado que lo que sentía por el albino era agradecimiento por haberle salvado la vida. Sin embargo, era diferente con Kyoya. Con Byakuran había hecho las cosas por inercia, se había entregado a el deseoso de protección y cariño, puesto que la muerte de su madre había sido reciente. Y todo habia terminado al poco tiempo, quedando ambos en buenos términos. Byakuran coqueteaba y jugueteaba con todos sus compañeros y el no se veía afectado, puesto que a final de cuentas habia sido el quien habia hecho las cosas mal.
Sintió una pequeña mano tomar la suya y miro entonces a su pequeño "hermanito". Fran había notado fácilmente su intranquilidad y había acudido al rescate, aun si su rostro seguía mostrándose tan inexpresivo como siempre.
_ Vamos… debes estar cansado – sonriendo. Fran asintió y caminaron hacia las escaleras, pasando justo al lado de Kyoya, quien tomo el brazo libre del castaño para hacerlo detenerse.
_ Tsunayoshi… Tenemos que hablar…
_ Joven Kyoya… pido su permiso para ir a arropar a Fran. En cuanto termine iré a hablar con usted.
Kyoya asintió y soltó su brazo para darle oportunidad. Tras murmurar un suave "gracias" subió a su habitación en compañía del niño, cerrando la puerta con suavidad para después dirigirse al ropero y sacar el suave pijama que Kyoko le había dado para Fran. Una vez con el menor cambiado, lo ayudo a subir a la cama de arriba en la litera y subió junto con él, sentándose en la orilla con las piernas cruzadas para poder vigilar su sueño con más facilidad.
_ Tsuna-nii… ¿Cómo están los demás? – pregunto.
_ Ellos están bien. ¿Los extrañas?
_ Para nada… Squalo-nii, Ryohei-nii y Hayato-nii son muy ruidosos, Shoichi-nii habla mucho y Byakuran-san da miedo.
Tsuna rio ante su respuesta. Si bien el pequeño hablaba de esa manera sobre sus compañeros, era fácil darse cuenta de que en realidad si los extrañaba, y mucho.
_ Posiblemente pase mucho tiempo antes de que podamos volver a verlos… pero sé que estarán a salvo.
_ Byakuran-san es inmortal… ¡como una cucaracha!
_ Sep… es fuerte y escurridizo como una cucaracha… - se levantó un poco para acomodar la cobija sobre el peliverde y acariciar ligeramente la cabeza del menor.- buenas noches, Fran.
_ Buenas noches, Tsuna-nii.
El castaño bajo de la litera y se acercó hacia la vela que iluminaba la habitación, soplando esta para apagarla y oscurecer la habitación. Espero unos minutos a que Fran cayera dormido y entonces abandono la habitación en silencio, dirigiéndose hacia la habitación de Kyoya. Sin embargo, se detuvo apenas llego a la puerta, dudando sobre tocar esta o no. Sus palabras regresaron a su mente… ¿Qué pasaría al cruzar la puerta? Quizá solo hablarían de lo sucedido, quizá había dicho aquello solo para hacer enojar a Byakuran. Pero también era posible que sus palabras fueran reales, y era lo que más miedo le provocaba.
Respiro profundamente y toco la puerta.
_ Adelante.- escucho al azabache y abrió la puerta con suavidad. La habitación estaba algo oscura, iluminada únicamente por una vela en una de los muebles junto a la cama, por lo que no podía observar bien el lugar. Sin embargo, sentado en la cama e iluminado por aquella tenue luz estaba Kyoya, quien dejo sobre el buro el libro que estaba leyendo cuando lo vio pasar a la habitación.
_ ¿Sobre qué quería hablar conmigo? – pregunto, nervioso.
_ Siéntate…
Miro nuevamente la habitación, en busca de un lugar para sentarse. Pero lo único que encontró fue la misma cama en la que Kyoya estaba sentado. Comenzaba a tener aún más miedo. Sin embargo, asintió y se sentó en la cama, a una distancia prudente del azabache.
_ ¿Tienes miedo? – pregunto. ¿Tan obvio era? Tsuna bajo la mirada, asintiendo.
_ Lo de esta mañana… ¿Es verdad?
_ Pronto es media noche… El oficial Yamamoto efectivamente ira a liberar a tus compañeros.
_ ¡N-no me refería a eso! – exclamo, aunque con un deje de alivio. Al menos sus compañeros realmente estarían en libertad.- Me refiero al… beso… y a lo que dijo después.
_ Es cierto – sus palabras eran firmes, sin duda alguna en su voz.- Te deseo.
_ Pero… Soy un hombre, como usted.
_ ¿Estas dudando? – a pesar de que la pregunta era suave, su voz se escuchaba realmente amenazadora.
_ No… Si usted me lo ordena… hare lo que quiera… pero, solo quiero saber… ¿Por qué? ….
_ Tienes un autoestima muy bajo – fue su respuesta.- ¿alguna vez te has mirado al espejo?
_ Soy una persona completamente normal…
_ Ven… - Tsuna asintió y se levantó nuevamente, acercándose a él. Kyoya aprovecho el tenerlo en frente para obligarlo a sentarse a horcadas sobre él, colocando una de sus manos en su cintura y provocando de tal manera que su rostro se tiñería de un brillante rojo.- Tus movimientos al bailar son realmente provocativos… sin embargo, tu rostro es diferente al de cualquier bailarina callejera… Eres puro… e inocente.
_ No lo soy…
_ Tu sonrojo dice lo contrario.- comento con un poco de burla, llevando su mano libre hacia su rostro.- Es lo que me provoca de ti.
Y dicho eso le hizo bajar el rostro, besándolo con desesperación. Tsuna cerró los ojos y rodeo su cuello con sus brazos, dejándose llevar. Sus labios se movían con fiereza y era realmente complicado seguirle el ritmo, más aun cuando mordió su labio para que abriera la boca, introduciendo su lengua y recorriendo toda aquella húmeda cavidad, hasta encontrar la del menor y jugar con ella, incitándolo. Su mano recorría su cuerpo en suaves caricias, haciendo suspirar al castaño entre el beso. Continuaron besándose de esa manera hasta que el aire les hizo falta, separándose apenas un par de centimetros, unidos por un delgado hilo de saliva.
_ ¿Te gusto? – pregunto Kyoya, mostrando esa misma sonrisa burlona en su rostro. Tsuna asintió, realmente apenado, aun si no dejaba de rodearlo con sus brazos. El azabache aprovecho la cercanía para morder su barbilla suavemente y subir besando su mejilla hasta su oreja, la cual mordió de forma traviesa.- Hazlo… provócame más… hazme desearte con más vehemencia.
Mientras hablaba, su mano iba desabotonando el chaleco del muchacho, junto a la camisa blanca que cubría su cuerpo. El menor volvió a asentir y acerco su rostro a él, volviendo a besarlo. Intento olvidar por un momento ese sentimiento tan confuso para concentrarse en lo que hacía, actuando por instinto fue el quien pidió permiso con su lengua para abrirse paso en la boca del mayor, besándolo de manera apasionada. Kyoya aprovecho la cercanía para terminar de abrir su ropa superior, haciendo que el menor soltara su abrazo para poder quitarle ambas prendas, dejando su pecho al descubierto. El acto causo un escalofrió en la espalda de Tsuna, quien temblo ligeramente, separando su rostro del otro para poder bajar y besar su cuello, recargando su poco peso aún más sobre el mayor al sentarse sobre su regazo y moverse sobre el ligeramente, haciendo chocar ambas intimidades por sobre la ropa y sintiendo como aquel bulto bajo el crecía conforme a sus movimientos.
_ Eres bueno en esto… ¿lo has hecho antes? – Tsuna dejo de besarlo unos instantes, parando sus movimientos de golpe. Escondió su mirada en los hombros del mayor, realmente avergonzado.- Dímelo.
Aun si su voz seguía sonando tranquila, había dejado en claro que se trataba de una orden.
_ Cuando mi Madre salía… su esposo me ordenaba hacer lo mismo, diciendo que era un agradecimiento por mantener un hijo bastardo como yo – susurro, sin levantar su rostro de donde estaba escondido.- Cuando Byakuran me salvo… estaba acostumbrado a hacer esto como agradecimiento, y tuve sexo con el… algunas veces…
Saber que el bastardo de Iemitsu y el líder de Millefiore lo habían tocado con anterioridad lo había molestado bastante, sin embargo, comprendió pronto que eran parte del pasado. Aun así, hubo un detalle que lo confundió de sobre manera, tomando la cabeza por el cabello del menor con suavidad para obligarlo a mirarlo.
_ ¿Cuántos años tienes? – pregunto. Si Iemitsu lo había tocado de esa manera, quería decir que Tsuna no era un bebe cuando el hombre asesino a Nana.
_ Tengo 23 años – respondió. La respuesta sorprendió de sobremanera al azabache, quien por más que lo intento no pudo esconderla. El chico tenía la apariencia de un muchacho de 16 o 17 años, lo cual de por si era sorprendente… sin embargo, era el saber que cuando había ocurrido aquel crimen, Tsuna tenía tan solo 7 años, lo que más lo había sorprendido.
_ Tu padrastro era un maldito– susurro, acariciando su cintura hasta llegar al borde de su pantalón, comenzando a desabrochar el mismo. Tsuna gimió suavemente cuando su mano roso su entrepierna al bajar el cierre, sonido que encanto al mayor.
_ Algo así… - susurro.- ¿continuo?
_ Hazlo – ordeno.
El castaño asintió nuevamente y bajo sus manos hacia el pantalón del mayor, desabrochando este y moviendo un poco su ropa interior para dejar libre su anatomía, la cual ya estaba dura y húmeda, comenzando a acariciarlo con una de sus manos. Alejo la mirada de dicho punto y se centró en su camiseta, abriéndola con la mano libre y moviéndola para besar y morder con suavidad su hombro. Era increíble como el azabache se mostraba impasible, mientras él estaba nervioso y sentía sus manos y cuerpo temblar con fuerza. Si no escuchara los suaves suspiros de escapaban cada cierto tiempo de su boca, pensaría que sus caricias no estaban haciendo ningún efecto. Con la camisa del mayor abierta, comenzó a bajar por su abdomen dejando un camino de besos, mordidas y lamidas hasta llegar a su miembro, el cual miro con nerviosismo por unos instantes antes de besar la punta y comenzar poco a poco a introducirlo a su boca. La diferencia de tamaños era muy obvia, pues solo lograba cubrir un poco más de la mitad de toda su extensión, sin embargo, uso su mano para acariciar la parte que con su boca y lengua no alcanzaba a cubrir, comenzando un vaivén que volvía loco al juez.
Definitivamente el Gitano era bueno en lo que hacía.
No tardó en llegar al orgasmo, liberando su semilla en la boca del castaño, quien trago su esencia y levanto el rostro, cubriendo su boca con su mano, realmente avergonzado. Kyoya volvió a tomar su rostro y lo beso con desesperación, haciéndolo recostarse sobre la cama para acomodarse sobre él, sosteniéndose con sus piernas para no dejar caer su peso por completo sobre el pequeño castaño. Dejo de atender su boca para morder su oreja y bajar por su cuello, besando y mordiendo su cuello hasta marcarlo. Sonrió al ver realizado su cometido y continúo bajando, hasta llegar a su pecho. Beso primero por encima uno de sus pezones, a prueba, y después comenzó a lamer y morder el mismo, mientras que con la otra mano le daba atención al otro. Los jadeos y gemidos por parte de Tsuna se intensificaron, enredando sus dedos en las hebras azabaches del Juez. Una vez sintió el pezón completamente duro intercambio el lado, haciendo lo mismo con el otro, sintiéndose orgulloso de provocar tan lascivos sonidos escapar de los labios del gitano.
Una vez se aburrió de dicha tarea bajo aún más por su vientre plano, encantado por la perfecta figura del menor. Al llegar a su entrepierna, bajo suavemente sus pantalones junto a la ropa interior para repetir lo mismo que el chico había hecho con el instantes atrás, atendiendo su miembro con su boca.
_ K-Kyoya… - el chico gimió su nombre. El hecho de que lo tratara sin formalidades le había parecido tan encantador, junto a aquel tono ligeramente ronco a causa del placer que el mismo le estaba provocando. Mordió ligeramente la punta y siguió con su tarea, lamiendo y besando toda su extensión, hasta sentir su semilla liberarse en su boca. A diferencia del menor no trago aquel líquido, si no que se levantó y volvió a besarlo, haciéndolo probar su propia semilla. Mientras lo besaba, el juez termino de deshacerse de los pantalones de ambos, quedando completamente desnudos. Instintivamente tomo su miembro con su mano y se acercó a la entrada del menor, quien lo detuvo rápidamente.
_ ¿Alguna vez… lo has hecho con un hombre? – pregunto, con la voz entrecortada, debido al reciente orgasmo y al beso que compartió con el mayor. Al no recibir respuesta más allá de la mirada dura del azabache, quien parecía un poco ofendido, suspiro.- Te… enseñare.
Tras decir eso, llevo su propia mano hacia su boca, lamiendo su dedo índice y corazón sin dejar de mirar a Kyoya. Aquel acto le estaba resultando una vista espectacular, siendo solo por eso que intentaba no desesperarse. Cuando el menor termino de humedecer sus dedos, bajo su mano hacia su propia entrada y comenzó a auto-prepararse, introduciendo uno de los dedos en dicho orificio, sintiendo la intromisión realmente incomoda. El sonrojo en sus mejillas era mayor que momentos atrás, debido a tan vergonzosa posición, mordiendo su labio para no dejar escapar los gemidos que el mismo se provocaba. Al sentir que era más sencillo, introdujo el segundo dedo y comenzó un movimiento similar al de tijeras. Tras ver aquello, Hibari se acercó a el nuevamente y volvió a besarlo, llevando su mano al mismo lugar que la del castaño para hacerlo detenerse y continuar el con dicha tarea, introduciendo un tercer dedo. Tsuna dejó escapar nuevamente los potentes gemidos de su boca.
_ Ahh… p-puede… c-comenzar – dijo con dificultad, dejándole en claro que estaba listo. Los dedos de Kyoya abandonaron su entrada, siendo reemplazados por su miembro, el cual adentro en su cuerpo de una sola estocada. A pesar de la preparación, al ser el cuerpo de Kyoya mucho más grande que el del castaño, este abrió con fuerza los ojos y dejo escapar un pequeño grito de dolor. No había que ser experimentado para darse cuenta de ello, por lo que el juez permaneció quieto unos instantes, dándole oportunidad a que se acostumbrara a él.
_ ¿Estás bien? – pregunto suavemente, comenzando nuevamente a besar su cuello para distraerlo.
_ S-Si… solo… espere… un momento – menciono, respirando con dificultad. Kyoya subió para atrapar sus labios nuevamente, esta vez, en un beso suave y tranquilo, diferente a los besos salvajes que habían compartido momentos atrás. Tras unos instantes, Tsuna dejo de besarlo y sostuvo sus mejillas entre sus manos, mirándolo a los ojos y asintiendo, dándole oportunidad de moverse. Kyoya salió de su cuerpo y volvió a entrar de golpe, repitiendo la acción de forma lenta, disfrutando de la manera en que las paredes del menor apretaban su miembro. Los gemidos de Tsuna comenzaron nuevamente, con mayor fuerza y frecuencia, al ritmo en que el juez se movía en su interior.
_ Eres tan… estrecho – susurro, aumentando la velocidad de sus embestidas, tomando entre sus manos las piernas del menor para levantar su cuerpo y facilitar de ese modo sus movimientos. Su miembro y la entrada del menor palpitaban con fuerza, y las oleadas de placer eran mayores. Bastaron unas embestidas más para que Tsuna llegase al orgasmo, gritando su nombre, corriéndose entre ambos y apretando aún más a Kyoya, quien se corrió dentro del chico momentos después.
Con cuidado se recostó sobre el menor, recargando su cabeza sobre su cabello sin salir de su cuerpo aun. Joder, había sido una experiencia más placentera que cualquiera que hubiese tenido con anterioridad, sin embargo, no había funcionado como esperaba. En lugar de sentirse satisfecho, su obsesión al castaño había aumentado. Acaricio su cintura y dejo un par de besos sobre sus hombros, sintiendo como la respiración del muchacho comenzaba a regresar a la normalidad. Salió de su cuerpo, sacudiéndose ligeramente para quitar los restos de semen de su extremidad y se recostó a su lado, sintiendo como Tsuna se sentaba en la cama unos segundos antes de levantarse.
_ No te he dado permiso de marcharte – dijo firmemente, levantando la vista para ver al menor. Este se giró para verlo, llevando su mano a su pecho. La luz de la vela iluminaba su cuerpo desnudo en un tenue color dorado, dándole una apariencia similar a la de un ángel.
_ Lo siento – susurro, regresando a la cama y recostándose a su lado. Kyoya cubrió a ambos con el edredón, acomodándose de lado con el hombro recargado en la cama y su cabeza en la palma de su mano.- Joven Kyoya…
_ Dime…
_ ¿Por qué… me hizo caso? … básicamente le ordene algunas cosas… mientras lo hacíamos. ¿Por qué fue tan… amable y paciente? – pregunto. No lo entendía. Él era únicamente un esclavo, si Kyoya hubiese querido no hubiese esperado en ningún momento a que el estuviera listo. Hubiera hecho las cosas solo por su propio disfrute, tal y como lo había hecho Iemitsu.
_ No soy un insensible. Realmente te obligue a hacer esto. Mínimo te merecías disfrutarlo también. – llevo sus mano libre hacia uno de los pendientes, acariciando este junto a parte de su oreja.- ¿Estas bien?
Tsuna asintió.
_ Creo que… aprendió bien – bromeo, escuchando una suave risa escapar de sus labios. La voz del mayor al reir era… atrayente. Kyoya bajo la mano que tenia en su oreja hacia su mejilla para sostenerlo y volver a besarlo, suavemente…
_ Enséñame más… maestro – obligando al menor nuevamente a colocarse sobre el.
_ Como usted ordene – susurro, besándolo nuevamente y comenzando de nuevo.
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_ ¿Por qué carajo me has traído aquí? – pregunto Hayato, caminando detrás de Yamamoto en el interior de las mazmorras. Momentos atrás se habían encontrado por casualidad, y el pelinegro le habia explicado la situación. Apenado por el sacrificio de Tsunayoshi, termino por seguir al guardia hacia dicho lugar, para ver a sus compañeros y escapar junto a ellos. O al menos durante el trayecto, pues regresaría a Namimori junto a Takeshi para estar junto a su amigo.
_ El plan de Kyoya es este… nadie debe saber que el los dejo libres. Se que eres hábil para escapar – saco una llave de su bolsillo y se la entrego.- distraeré a mis compañeros e iras a liberar a los tuyos… espérenme frente a la iglesia, ire yo con ustedes y los llevare a su destino.
Hayato tomo la llave.
_ Muy bien – y comenzaron dicha misión.
Unos momentos después, todos se encontraban caminando en libertad por el bosque… escoltados por Yamamoto.
Reescrito y corregido xDDD lamento mi pequeño error :v aunque en realidad dicho error fue solo la edad de Tsuna x'D
Kirana Taisho
17 – 08 - 2016