Se había pasado todo el camino mirando a Granger. Por una parte para incomodarla, hecho que parecía surtir efecto en los nervios de la castaña, y por otra debido a su curiosidad por el transporte muggle, él creyó que con razón al tamaño del vehículo, manejarlo sería algo bastante complejo, pero no parecía una tarea difícil, o eso le hacía creer Hermione.

Se percató de algunos pequeños detalles que llamaron su atención. Primero el anillo que descansaba en su dedo anular; creyó que el anillo no le quedaba bien, no lucía como algo elegante, así que no podía deducir si era una simple baratija o un anillo de compromiso. Parecía barato por el poco brillo y de mal gusto, si debía de ser sincero. Luego, en todo el tiempo que estuvo junto a Hermione, no vió su varita en ninguna parte, eso le resultó un tanto extraño. Y por último, los constantes suspiros, que parecía que se debían a algo más que la molesta presencia del rubio.

Cuando la muchacha frenó frente a una casa de rejas, Draco no pudo contener un bufido casi irónico: aquella edificación daba gritos a coro de Gryffindor.

Las rejas que restringían el paso no eran como las de su antigua mansión, negras y afiladas, éstas tenían un tono entre bronce y dorado, con poco brillo y no encerraban a la casa de forma asfixiante, sino eran parte de ella.

Hermione se bajó del auto haciéndole gesto a su acompañante de que se quedara dentro. La castaña se dirigió a la reja y la abrió con una pequeña llave. Al hacer esto, al rubio no se le escapó el detalle de que no había usado magia, a pesar de no estar en presencia de ningún muggle, una vez más la varita no había aparecido. En cuanto ella se subió nuevamente al vehículo pensó en comentárselo, sin embargo creyó que el tema sería extenso, y vaya que tenían tiempo para hablar en un futuro, si es que todo seguía igual de armonioso.

La fachada de la casa no parecía gran cosa, era muy bonita, ciertamente, algunas enredaderas tupidas y de un verde hipnotizante tapaban con gracia parte de las paredes, tenía dos pisos y techo con varias aguas con tejado de color bordó oscuro. Podría decirse que se trataba de un lugar bastante hogareño, algo que le parecía totalmente ajeno a Draco.

Hermione volvió a salir del auto, sin prestarle la mínima atención a la lucha de su acompañante por descifrar como se abría la puerta del móvil, tardó un momento, pero finalmente lo logró. Draco apretó el paso y siguió a Hermione, pretendiendo que nada había sucedido. Se dispuso a entrar a la casa detrás de la bruja, pero un extraño escalofrío lo retuvo en la puerta. Algo allí no estaba bien, su sexto sentido le decía que faltaba algo. O le advertía que no debía entrar, que no era bienvenido.

— ¿Qué sucede, Malfoy? —Le preguntó con cierta impaciencia la muchacha, que había esperado por unos momentos a que su compañero reaccionase.

Draco sentía ese algo extraño, pero no creía necesario compartir esa información con la joven. Además que nunca compartiría otra vez con ella algo que sintiera.

—Aquí hay un espíritu. —Afirmó con seriedad. Hermione lo observó con cierta aprensión, hasta que Draco soltó una risa seca y entró a la casa con aire resuelto— Granger, los espíritus no existen.

Hermione soltó un bufido, sin encontrarle la gracia al chiste de Malfoy, pero decidió no darle mucha vuelta al asunto, prefería darle las cosas que habían ido a buscar y que se marchara de inmediato. No quería que él estuviera en su casa más tiempo del debido.

—En fin —zanjó la muchacha—, voy al sótano. Quédate aquí y no toques nada. —levantó el dedo índice, señalando el rubio para darle énfasis a su última orden y con su mirada que le enviaba una clara advertencia.

Sin embargo, la curiosidad de él era más fuerte que las advertencias de Hermione, y comenzó a deambular por la sala una vez que ella desapareció por uno de los pasillos. Además, no le temía a lo que ella pudiera hacerle al ver que desobedecía sus órdenes.

La sala era grande, aunque no de forma ostentosa, grandes y altos ventanales daban una espléndida vista del jardín trasero. Se acercó a una de las ventanas, y el jardín estaba lleno de flores, tierra removida y distintos instrumentos de jardinería estaban cuidadosamente colgados sobre una pared. Dejó escapar una pequeña risa de incredulidad, ¿Granger, la jardinera? Espléndido.

Volvió sobre sus pasos hasta llegar a la mitad de la sala, donde, en contra de una pared, se hallaba un elegante hogar, y sobre este había una cajita llena de papeles. Pudo divisar una letra desprolija y pergaminos manchados y un poco desgastados. ¿Hermione tenía un amorío por correspondencia? Se acercó un poco más, pero temió que la dueña de la casa volviera pronto, así que giró hacia la entrada principal, donde había una mesita angosta con un florero que contenía varias flores frescas, pero no era eso lo que había llamado su atención, sino un cuadro. En realidad había dos, uno había una foto de Hermione con Potter y los dos pequeños Weasley, en el otro retrataba un abrazo entre Hermione y Ron. Más específicamente, ese no era un abrazo de amistad, Ron abrazaba por el cuello a la castaña, mientras que ella sostenía las manos de él, con una sonrisa radiante, desbordaban ambos una felicidad que casi contagió a Draco, sino fuera que detestaba a los protagonistas.

Se acercó un poco más a la fotografía, cavilando acerca de su nuevo descubrimiento, ¿Así que Granger y Weasley habían terminado juntos? Nunca lo hubiera pensado, realmente. Había visto un anillo en la mano de su nueva jefa, ¿estarían casados ellos dos? Una vez más soltó una risa, seguramente cuando Hermione le contara que Draco Malfoy había estado en su casa él se pondría como loco, e incluso lanzaría un par de hechizos purificadores, sólo por si acaso.

— ¿Qué es lo gracioso? —Lo interrumpió Hermione, que volvía con un par de manuales en sus manos.

Draco se enderezó enseguida, pero aun así ella captó lo que pasaba por la mente del rubio. Solamente guio su mirada a donde antes había estado curioseando su visitante, y se encontró con las fotografías. Draco seguía sin contestarle, la verdad, no sabía exactamente qué decir, así que prefirió guardarse cualquier comentario.

—Te dije que no podías tocar nada. —Espetó Hermione mientras se acercaba con las mejillas enrojecidas de rabia.

Y allí el rubio notó algo más, aquello era un tema delicado para ella por alguna razón que desconocía. No se pondría así de molesta sólo porque él había visto una sosa fotografía.

—No toqué, sólo observé. —Exhaló el aire de sus pulmones, fingiendo molestia— Y observé porque me causó curiosidad el que las fotografías no se muevan. ¿No que eres una bruja? —Inquirió, levantando una ceja.

Hermione deshizo el espacio entre ellos y, bruscamente, empujó los manuales contra el pecho de Draco para luego soltarlos, obligándolo, así, a sostenerlos rápidamente para evitar que cayesen al suelo.

—Ya no. —Contestó secamente sin dar más detalles. Se alejó dos pasos y se cruzó de brazos, manteniendo los ojos fijos en el rubio— Ahora, si no te molesta, quisiera tener un almuerzo tranquila.

Draco no pudo disimular su expresión de incredulidad, ya que aquello lo había tomado por sorpresa. ¿Cómo iba a llegar hasta su casa? Había sido un viaje en auto de unos cuantos minutos, seguramente caminando tendría que ir directamente al trabajo, ya que no tendría tiempo para nada más. ¿Esa era su venganza tan básica? Sin embargo, efectiva, porque Draco se molestó ante ello.

— ¿Dejarás que me vaya caminando sólo porque ví una foto con Weasley? — Y al ver la expresión de Hermione, notó que haber nombrado al pelirrojo había sido un error. Bastante grave.

Todos los pensamientos de Hermione se embotaron en su cabeza, impidiéndole pensar con claridad lo que era correcto contestar. Sólo sintió como la ira iba alborotándose en sus venas. Sus mejillas enrojecieron y sintió la necesidad de golpear el suelo con uno de sus pies, agraciadamente pudo evitar hacer aquel gesto tan infantil, pero no una escena que equivalía a una niña de quince años.

— ¡Márchate! —Buscó en sus bolsillos, y tal como hizo con los manuales, le entregó unos billetes con un golpe en el pecho— ¿te preocupa caminar? ¡Toma un taxi! —Le abrió la puerta, casi empujándolo— ¡Sólo vete, Malfoy! ¡No quiero verte!

El portazo en la nariz fue lo que hizo que se diera cuenta que aquello era real, aunque pareciera tan inverosímil, Hermione Granger acababa de echar a Draco Malfoy de su casa.


Merlín lo había iluminado el momento en el que decidió aprenderse la dirección del edificio de Ediciones Fénix –edificio fénix, le decían los trabajadores-, así que se dirigió directamente allí, no creía que le quedara otra alternativa. Como le sobró del dinero que Hermione le había dado, pasó por el negocio que estaba al lado para comprar una bolsa de papas fritas, debía admitir que los muggles lo habían hecho adicto a esa comida chatarra.

Entró al edificio que estaba completamente vacío excepto de un par de personas que trabajaban de seguridad, ¿tan exitosa era la empresa de Granger?, se preguntó con curiosidad e incluso con sorpresa contenida. Subió por las escaleras, ya que los ascensores lo ponían nervioso, sobre todo si iba solo, pero aquello nadie lo sabía.

Sin embargo, la suerte de Draco ese día no iba a mejorar, por supuesto. Lo supo en cuanto chocó con una muchacha cuando estaba terminando de subir el tramo de la escalera que llevaba a su escritorio. La reconoció como la chica que había ido a su departamento, y con quien habían practicado las llamadas.

Draco suspiró, no esperaba encontrarse con ella. Con nadie, en realidad, ya que era la hora del almuerzo.

— ¿Qué haces aquí tan temprano? —Le preguntó Terry, que cargaba con un par de cajitas—Hermione me dijo que iban a buscar a su casa unos papeles.

—Yo... —Por un momento no supo que contestarle, pero no tenía cabeza para pensar, así que simplemente dijo lo que había sucedido realmente:— Ella se enojó y me envió de vuelta.

— ¿Herms enojada? —Inquirió con sorpresa evidente en su rostro, negó con la cabeza, formando media sonrisa— Si se ha molestado contigo, tendrías que haber hecho algo malo.

Draco negó con la cabeza sin comentar nada más, lo único que deseaba era sentarse y ponerse a leer los benditos manuales.

—Bueno, lamento que haya sido justo en tu primer día. —Se encogió de hombros y se dispuso a seguir caminando, pero frenó luego de un par de pasos— ¡Oh! Casi lo olvido —Volvió sobre sus pasos y le dio a Draco una de las cajas que tenía en sus manos— Hermione me dijo que necesitabas un teléfono, espero que este sea de tu agrado.

Y con una sonrisa, se despidió de él, dejándolo un tanto desconcertado. ¿Hermione le había regalado un teléfono? No, de ninguna manera. Él no aceptaría la caridad de nadie, le devolvería el dinero tarde o temprano.


No podía creer que haya pasado aquello. Sabía que había sido totalmente descortés, pero en su momento no supo cómo actuar, la situación la había sobrepasado. Simplemente, Draco y Ron no podían coexistir en su mente, siquiera en un solo pensamiento.

La verdad era que el asunto de Ron le traía los pelos de punta. Terry siempre preguntaba por él, pero a Hermione se le estaban agotando las respuestas, es decir, había dado la excusa de que se había embarcado en un viaje de placer junto con unos amigos de su trabajo, pero casi era absurdo que fuera por tanto tiempo. Por unos meses pudo mentir sin mucho problema, ya que Ron le escribía seguido y ella podía fabular algo. Pero ahora no había absolutamente nada.

Esa nada la angustiaba y la hacía explotar de las formas más exageradas. Y realmente había sido exagerada su reacción con Draco, y eso hizo que un pequeño sentimiento de culpabilidad creciera hasta hacerla convencer que debía disculparse con su nuevo empleado. Después de todo, ella se trataba de una mujer educada.

Una vez que almorzó y ordenó debidamente sus pensamientos, se dirigió a su trabajo, esperando que el encuentro con el rubio no sea tortuoso, no necesitaba más de esas emociones extremas. El elevador daba justo frente a la zona de trabajo de Draco, donde él encontraba muy concentrado leyendo los manuales que la castaña le había entregado. Ni siquiera notó cuando ella se acercó al escritorio, sólo levantó su gélida mirada cuando apoyó una de sus manos sobre el mueble, justamente para llamar su atención.

—No vas a escuchar esto de mí nuevamente así que, por favor, escucha. —Le pidió Hermione, clavando su mirada en los ojos grises de Draco— Disculpa por mi reacción cuando estábamos en mi casa.

Realmente Hermione no dejaba de sorprenderlo, nunca creyó que sería capaz de admitir un error cometido, quizás los años la había hecho madurar, al igual que a él. De todos modos, el orgullo del rubio superaba su madurez y no iba a aceptar las disculpas y simular que no había sucedido nada.

—Noté que te exaltaste. —Levantó levemente una ceja y volvió su mirada a los manuales.

Parecía que no se lo iba a hacer fácil, pero ella no iba a rogar por su perdón, las disculpas ya habían sido dichas y ella ya no le debía nada. Hermione soltó un suspiro mientras rodeaba el escritorio y abría la puerta de su oficina.

—Simplemente es un tema espinoso. —Lo observó de reojo y murmuró con firmeza:— No te metas en mi vida personal otra vez, Malfoy.

Al cerrar la puerta, Draco se enderezó con el ceño fruncido intentando procesar el hecho de que, no sólo le había cerrado la puerta en la cara horas antes, sino también ahora tenía la delicadeza de amenazarlo. A pesar de ello, esa frase no había hecho más que aumentar la curiosidad de Draco por saber de los amigotes de Hermione. Seguramente algo había sucedido allí, sino no había explicación para que ella se haya alterado de tal manera; y que además se haya atrevido a soltarle un ultimátum.


¡Sí, estoy viva!

Un reciente review en esta historia revivió mis ánimos de continuarla. Así que, cuando les digo que sus comentarios significan mucho para mí, es algo muy real, people. No se contengan.

En fin. En este capitulo Draco descubre que algo sucedió entre Hermione y sus amigos, o al menos Ron. Además nota que no utilizó magia en las más simples de las tareas. (Y por si se han olvidado, los capítulos serán nombrados bajo reconocidos títulos de libros)

No es un capítulo tan largo, pero quería dejarles algo hasta que mi mente se pusiera a trabajar en el próximo paso. Aún no comencé a escribirlo, así que nuevamente apelo a su excesiva paciencia en mí Prometo que aunque tarde tiempo, voy a obligarme a terminar esta historia.

Mientras tanto, les comento que me cree un wattpad! (Lo dejaré el link en mi perfil, pero mi user es: MyBlindOptimism13) Oí hablar mucho de ello, así que dije why not. Ahí subo escritos que nada tienen que ver con Potter, pero si les gusta lo que escribo (Los quiero por eso, ¿saben?) los invito a leer algo de allí. Además si ustedes tienen algo que yo pueda leer, gustosa lo hago, ¡Sólo díganme y leeré sus hermosas creaciones!

Sin más, les agradezco infinitamente su apoyo y espero sus comentarios, que me sacuden cada vez que duermo sobre esta historia

-— Mapple.