Ok, se que el final es raro, pero no quería hacer que su encuentro fuera tan "fácil" y cuando se me ocurrió esto, dije Perfecto. Así que salió así. Espero que les guste y gracias por haber leídohasta aquí.

Y otra llamada, a la que tampoco hizo caso.

Mientras que Zim acababa de llegar a la Tierra y estaba ya en su casa saliendo de su nave e intentando poder hablar con Dib, viendo que tampoco contestaba. Volvió a atribuirle ese hecho al trabajo y decidió contento que iría a verlo, después de todo, su computadora decía que se encontraba en su otra casa.

Se vistió como siempre puesto que su ropa actual estaba llena de desgarros y sangre y se puso su peluca. Tranquilo, le pidió a su computadora la dirección y empezó a caminar, sabiendo que su casa estaba cerca y también pensando que era lo que iba a decir y hacer. Estaba tan nervioso como en su primer beso o en su primera cita.

Se sorprendió cuando estuvo enfrente de la casa. Completamente blanca y clásica, lo que más destacaba era que era como 3 casas juntas, comparada a las que estaban a su lado.

-¿Dib tiene una mansión? –pensó sonriendo y acercándose a la puerta. Esta tenía 2 mecanismos, la cerradura o una lectura de retina. Se acordó de que le había preguntado a su computadora como hacer su visita sorpresa y esta le había dicho que en vez de entrar con la llave, puesto que no la tenía, que entrara con la lectura de retina, que estaba programada para activarse con él también.

Miró a todos los lados antes de quitarse la lente de contacto gris y mirar directamente al lector, que de rojo pasó a color verde abriéndole la puerta. Lentamente entró colocándose la lente de contacto y viendo la decoración simple y monótona de color blanco. Pero eso era solo la recepción, miró de lejos y vio que la cocina era blanca pero con los muebles negros y algunos con detalles violetas, rojos y verdes, los colores de su casa. Y todas las habitaciones eran iguales, blancas de paredes pero con muebles y cosas de su estilo, estaba seguro de que lo había hecho para que él estuviese cómodo. Ya no se aguantaba para verlo. Sabiendo por su computadora que su habitación estaba en el segundo piso subió y dobló a la izquierda contando las puertas para encontrar la sexta. Pero esta estaba entre-abierta.

Trató de tranquilizarse y cuando iba a entrar la voz de Dib resonó por toda la mansión dejándolo estático frente a la puerta sin ni siquiera poder verlo.

-¿Otra vez? ¿Qué? ¿Ahora vienes a disculparte?

Su voz tan fría hizo que Zim bajara la mano con la que pensaba abrir la puerta y que sintiera todo su cuerpo encogerse. ¿Era una broma? Pero al intentar preguntar Dib lo cortó.

-Ahora estoy ocupado. ¿Crees que ahora podré perdonarte? ¿Tan ingenua es tu persona? ¿Cuántas veces tendría que decirte que estoy enamorado de otra persona para que dejes de intentarlo? Me cansé de…

Y Zim sintió que varias cosas dentro de él se habían roto. Antes de que terminara la última frase se dio la vuelta y empezó a caminar hacia la escalera a paso rápido, para bajarla a una velocidad vertiginosa. Salió de la casa a paso rápido, sintiendo que todo su interior se rompía, pero no por culpa del humano, si no por su propia culpa. Sentía que lo había arruinado todo. Empezó a caminar hacia una dirección no concreta mientras intentaba no ponerse a hacer un drama delante de todos.

-¿Zim?

Se dio cuenta enseguida de quién era la portadora de esa voz hasta después de tantos años, no había cambiado en nada.

-¿Gaz?

Se dio la vuelta intentando aguantar el que su cuerpo se estuviera muriendo por dentro por lo ocurrido hace unos minutos. Ella estaba completamente igual, su estilo gótico, sus facciones, todo, sólo que ahora era toda una mujer.

-Así que has vuelto –le sonrió, cosa que sorprendió al otro, ¿ahora sonreía más o era por su vuelta?

-Sí…

-¿Hablaste con Dib?

Zim no pudo evitar una mueca del dolor.

-No… Pero él ya lo dijo todo. Zim no tenía que haberlo abandonado…

-¿Pero de qué estás hablando? Dib siempre te ha…

-Gaz, no hay nada que hablar. Se acabó. Si disculpas a Zim, tengo que volver a reparar mi base.

Y se dio la vuelta y empezó a caminar notando que finas lágrimas empezaban a bajarle por las mejillas, cosa que Gaz también notó y que la hizo enfadar con el humano que estaba en la casa delante de ella.

Se encaminó a la puerta y tocó el timbre empezando a golpear el suelo con la punta del pie, impaciente. Le abrió un Dib cansado, que la miró con sorpresa antes de que ella le mandara una patada que se quedó a un centímetro de su cabeza.

-¡Gaz! ¿Qué…?

Y Gaz lo miró con una furia indescriptible antes de tomarlo por la camisa y elevarlo. Dib no sabía cómo podía hacerlo si él era mucho más grande que ella y ella era muy esquelética, pero no tenía tiempo para pensar en eso, le faltaba el aire.

-¿¡Qué estupidez le dijiste a Zim!?

-¿Qué? ¿A Zim? Si hace 3 meses que no…

-¡Pues acaba de salir por tu puerta y antes de irse LLORANDO me ha dicho que según tus palabras, habías tenido suficiente o algo así! ¡Así que cuéntame que le dijiste!

-¡No le dije nada! Espera, espera.

Su cara se desfiguró al comprender las palabras de Gaz. Uno, acababa de decirle todo lo que tenía planeado decirle a Carla. Dos, había herido al ser más importante de su vida. Y tercero, Zim había vuelto, todo había terminado, podían estar justos. Pero su relación también había terminado y por culpa suya.

Cuando Gaz vio la cara aterrada y dolida de Dib lo dejó en el suelo suspirando.

-¿No le dijiste algo que identificara que era para otra persona?

-¿Cómo sabes…?

-Intuición, eres muy predecible. Ahora contéstame.

-Si lo dije, pero creo que él se fue antes de que terminara…

-Vale, te diré una cosa. No estuve más de 4 años consolándote para que ahora lo arruines todo. Vas a ir a hablar con él, te vas a disculpar y lo vas a demostrar. Ahora vete. Yo cuidaré la casa y pondré a papá en su sitio.

Dib tartamudeó sin saber que decir, pero Gaz lo llevó de los hombros fuera de la casa y lo dejó en la calle antes de volver y entrar cerrando la puerta de un portazo.

Entonces todo su mundo se vino debajo de nuevo. Había herido a Zim. ¿Le perdonaría? ¿O quizás él si se había cansado? Hace 3 meses parecía seguir queriéndole.

-Tengo que encontrarle.

Empezó a correr hacia la base de Zim, tropezando varias veces sin llegar a caerse al suelo. Pero al llegar su computadora le dijo que había salido a buscarlo a él y que no tenía permiso para decirle donde se encontraba. Desesperado, empezó a recorrer las calles y a buscarlo. Pasó así una hora y poco más hasta que notó que frente a él había un muy antiguo poster de la antigua feria que habían cerrado 3 años atrás. Su corazón se paró y dio un grito ahogado sabiendo por fin donde se encontraba su razón de vivir.

Empezó a correr hacia la feria abandonada sintiendo como los recuerdos se agolpaban en su mente. Allí fue su confesión silenciosa y su primer y segundo beso, ¿cómo olvidarlo?

Se acordaba de que la prima de la señorita Bitters, que les daba sekundaria y era igual que ella los había llevado de "viaje" de fin de curso a ese parque de atracciones por falta de presupuesto. Todos se contentaron menos ellos dos, pero como todos los ignoraban se pusieron a discutir como siempre.

Y así toda la tarde hasta que cayó la noche. Entonces se decidió que todos entrarían de a 2 en la rueda de la fortuna (también Noria, bueno, no sé cómo será en vuestro país, pero eso gigante que gira) y como Zim y Dib no se enteraron por estar peleando todos acabaron subiendo y los últimos dos eran ellos, a los que metieron de golpe a una de las capsulas para que dejaran de pelear. Confundidos, se miraron cuando se cerró la puerta y eso empezó a elevarse. Cada uno, enfadado con el otro se sentó frente a frente en los pequeños bancos pegados a la pared de cristal.

Recordaba también que empezaron a pelear de nuevo y que cuando se pararon en lo alto se quedaron estáticos viendo toda la cuidad de colores bajo ellos. Que Zim entonces le había pedido perdón y que él hizo lo mismo, para que después Zim se sentara a su lado y que él al mirarlo no hubiera podido resistir la tentación de besarlo, casi gritando de la felicidad cuando notó que le correspondía. Después, al bajarse, se despidió toda la clase y Zim acompañó a Dib a su casa, para que cuando se despidieran le demandara otro beso, cosa que él le dio sin rechistar.

Volviendo al presente, llegó a la feria que estaba llena de cintas policiales con el "no pasar". Rodeó la feria y vio un gran agujero seguramente hecho por un láser. Entró por él agachándose y recorrió toda la feria hasta la noria. Cuando miró dentro de la cabina allí estaba Zim mirando fijamente a la luna llena, mordiéndose el labio y con dolor en sus grandes ojos magenta.

-Vaya, no tienes tu disfraz… -le dijo acercándose y vio que este casi no se inmutaba, pero que lo miraba y que al instante sus ojos se aguaban, por lo que se giró para que este no viera sus lágrimas.

-Este lugar está abandonado… -respondió controlando su voz para que no se notara rota. Pero para Dib era imposible no saber cuándo el otro estaba mal.

-Zim… Esas palabras… Gaz me dijo que fuiste tú el que las escuchó… y no eran para ti, ¿sabes? Hay una cosa que hace 3 meses no te conté para no agobiarte con mis problemas y…

-¿Y qué me ocultaste? ¿Qué ya no me quieres?

Se giró hacia él demostrando que no tenía lágrima alguna, pero mucho dolor, cosa que los ojos del humano igualaban.

-Claro que no… Te acabo de decir que esas palabras no eran para ti.

Ya que Zim lo miraba con curiosidad unió sus labios unos segundos notando que Zim se quedaba rígido, pero que no alejaba.

-Empecé a trabajar para mi padre para poder tener casa propia y más libertad, cosa que sería buena para nuestra relación. Pero desde hace unos meses mi padre no deja de intentar emparejarme con una chica y me está volviendo loco. Las palabras que tú escuchaste eran para ella porque siempre acaba consiguiendo entrar en casa con una copia de la llave. Nunca esperé que fueses tú. ¿Por qué no me avisaste?

-Lo intenté –susurró intentando asimilar toda la información. Mientras que Dib sorprendido miraba su móvil y veía, efectivamente, llamada realzadas desde el espacio.

-Lo siento. Nunca pensé que fueras tú… Ni siquiera miré el nombre del que llamaba…

Pero Zim seguía con la mirada perdida en alguna parte del cielo.

-¿Zim? ¿Qué te pasa?

-Soy un estúpido, un ingenuo, una basura, el más idiota…

-Te olvidas de algo.

Zim sintió que Dib se acercaba a él y se preparó para un golpe o para sus palabras, pero nunca esperó sentir que Dib colocaba sus brazos en su cuello para besarlo. Aunque sólo fue un roce y se separó, para los dos significó un mundo.

-Eres mi estúpido, mi ingenuo, mi basura y mi más grande idiota. Y eso nunca nada lo cambiará.

Zim abrió los ojos sorprendido viendo que Dib lo veía tranquilo y con cierta ternura.

-Pero…

-Zim, te he estado esperando todo este tiempo y ¿de verdad creías que ya no te amaba?

-Pues…

-¿Me dejas enseñarte lo que dije después de que te fueras para demostrarte que era hacia otra persona?

Zim no contestó, pero asintió débilmente. Dib se separó de él y lo agarró de la mano para guiarlo hacia su casa. Caminaron en silencio y Dib agradeció haber comprado una casa tan cerca de ese lugar abandonado. Abrió la puerta con su mano libre y condujo a Zim a su habitación, subiendo las escaleras y notando que Zim ya no tenía la mirada tan perdida. Supo que Gaz no estaba porque toda la casa estaba prácticamente a oscuras, salvo su habitación y el camino de su habitación a la puerta principal.

Cuando entraron a su habitación, Zim se sentó en la cama frente al ordenador y Dib en la silla mientras tecleaba a una velocidad vertiginosa. Segundos después, Dib giró el ordenador hacia Zim y se veía que era una grabación de su habitación, en ese justo momento.

-¿Otra vez? ¿Qué? ¿Ahora vienes a disculparte?

Zim no pudo evitar sentir que su pecho nuevamente se estrujaba al recordar esas palabras.

-Ahora estoy ocupado. ¿Crees que ahora podré perdonarte? ¿Tan ingenua es tu persona? ¿Cuántas veces tendría que decirte que estoy enamorado de otra persona para que dejes de intentarlo? Me cansé de estar soportando a mi padre el doble por mi culpa. Clara, si no me dejas en paz acabaré dejando que Zim desintegre a la humanidad, ¿me entiend…?

Y se veía al Dib de esa tarde girándose en su silla para mirar a la puerta y sorprenderse por el hecho de que no había nadie.

-¿Lo entiendes ahora? Era a esa chica con la que mi padre me quería emparejar. Nunca quise decirte algo así a ti, al contrario… Si hubiese sabido que venías…

-Lo que más me sorprende es que la ibas a amenazar con que yo podría destruir la Tierra –sonrió levemente, pero todavía con la mirada en la pantalla.

-Zim.

El aludido se giró hacia él notando que sus labios se unían. Cerró los ojos y sintió lo que siempre sentía con sus besos, calidez que se extendía por todo su cuerpo, que algo se derretía y giraba en su interior y sobre todo sentía el amor que el otro le tenía. Después de tanto tiempo sólo sin él, esa era la mejor sensación del universo y Dib sentía exactamente lo mismo.

Pasaron unos minutos en esa posición. Ninguno quería separarse, pero el oxígeno se lo estaba poniendo muy difícil, ocasionando que se tuviesen que separar. Pasaron varios segundos quietos y en silencio, mirándose. Pero Zim acabó rompiendo ese silencio al ver que Dib intentaba reprimir su octavo (por lo menos) bostezo desde que lo había por primera vez en la feria. Y eso le preocupaba.

-Dib, necesitas dormir.

-No es cierto.

Pero aguantó otro, cosa que no se le escapó al de piel verde, que le hizo espacio en la cama y le indicó con su mano que se acostara a su lado. Pero la expresión sorprendida y aterrada del humano le hizo saber que no debía haber hecho eso.

-No, definitivamente no –negó intentando reprimir las lágrimas que empezaban a formarse en sus ojos avellana.

-Dib, ¿Zim ha hecho algo malo?

Le consternaba que ahora que el malentendido se había ido viniese otro problema por su culpa.

-No… es solamente que… Tengo miedo de que vuelvas a irte mientras duermo como la otra vez.

El alíen meditó sus palabras comprendiendo su preocupación y buscando una solución.

-¿Y si vamos a mi base? Allí podrías pedirle a mi computadora que si me muevo te avise.

Dib asintió esperanzado y caminó rápidamente a la estantería de esa habitación, sacando 4 libros y depositándolos en su escritorio bajo la mirada del otro. Después se veía que por el hueco que habían dejado los 4 libros había otro escáner, pero de huellas dactilares. El humano colocó su mano encima y el detector se puso de color verde al momento en el que la estantería se dividía en dos dejando ver un pasadizo.

-¿No es un tanto clásico? –le sonrió cínico.

-Lo de los libros puede, pero el sensor es moderno, Zim. Al menos en este planeta –aclaró al ver que ensanchaba su sonrisa.

Zim se levantó y Dib empezó a caminar notando que varias luces en el techo se encendían en el pasadizo.

-Computadora. Por mi orden y por la de Zim, cuando lleguemos a la sala de recarga y al dormitorio le harás un escáner para que si Zim se llega a levantar de la cama sonará una alarma que me despertará, ¿entendido?

-Entendido, amo Dib. Amo Zim, ¿está de acuerdo?

-Completamente. Pero añado una condición, cuando pase del mediodía, si Dib no ha despertado lo llamarás únicamente si salgo de la casa y no de la cama. ¿Estás de acuerdo?

-Supongo que hoy dormiré profundamente… así que sí, estoy de acuerdo.

-Bien. Computadora, ¿recibiste la nueva orden?

-Sí, mis amos.

Caminaron unos minutos más en silencio hasta llegar a una puerta color púrpura, la puerta del dormitorio/sala de recarga. Los dos entraron y Zim vio que no había cambiado nada, todo estaba igual.

Dib se estiró como un gato antes de dirigirse a la cama y acostarse con la ropa de trabajo puesta, le importaba un pepino que le pasara si estaba con Zim, que también empezó a acercase a la cama. Se sentó el ella y miró como Dib se acostaba de lado y lo miraba expectante, casi con los ojos brillosos.

Por lo que sonriendo se acostó frente a él y unió sus labios, sintiendo de nuevo el mar de emociones que sentía a su lado. Al separarse Zim lo tapó con cuidado y también se metió bajo las sábanas.

-Computadora, inicia mi escáner.

Vio que Dib lo miraba sonriente y agarró una de sus manos entrelazándola con la suya. Sabía que él no iba a poder dormir porque en ese planeta morado había llegado a no dormir en semanas, pero no se levantaría y lo dejaría descansar. Después de todo era culpa suya que no pudiese dormir bien.

Y así termina nuestra historia, ya que más tarde hubo muchos problemas con el invasor y el humano, pero esa es otra historia. Espero que les haya gustado. Dejen Reviews si les gustó ;)