Todos los personajes son propiedad de Marvel.


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Hacía pocos días que la primavera había llegado a la cuidad de Cleveland, a pocas horas de la gran manzana.

En el cementerio general, las figuras masculinas de Steve Rogers y Sam Wilson resaltaban entre tantas lapidas. Se encontraban observando la tumba del -ahora- ex director de S.H.I.E.L.D. Los hechos acontecidos con el Soldado del Invierno aún estaban frescos y era difícil describir el mar de sentimientos que inundaba el corazón del héroe patriótico.

- Si preguntan por mí, díganles que pueden venir a buscarme aquí. - Había dicho Nick Fury, ahora luciendo un nuevo atuendo.

Wilson había decidido acompañar a Steve en su travesía por encontrar a Bucky, por tal motivo, declinó la oferta de Nick para acompañarlo a Europa.

Ambos se encontraron a sí mismos recordando todo lo acontecido. Miedo, gritos y golpes. Tanto en tan pocos días.

Sus ojos se cristalizaron y recordó que hacia un par de segundos que no decía nada a la pelirroja frente a él.

- ¿No vas con él? - La pregunta le pareció demasiado burda. No le estaba prestando a Natasha la atención que ella merecía.

Natasha. Espía, asesina, y, sobretodo, mujer. Una hermosa mujer. A la que todos temían y pocos querían. Era difícil conocer a la verdadera Natasha, para eso tenías que quitar miles de máscaras. Él no estaba seguro de si la había llegado a conocer verdaderamente o sólo era una más de sus corazas.

- No. - Negó levemente con la cabeza, elevando la comisura de sus labios.

- ¿Te quedas? - Cuestionó de nuevo. No supo describir la sensación, pero en el fondo no quería que se alejara de él.

Ella negó con la cabeza nuevamente. - Estoy expuesta. Mi identidad ha sido revelada a todo el mundo - Miró los ojos azules de él. Podría jurar que vio un pequeño destello de tristeza en ellos. - , tengo que buscar otra.

- Espero que sea la última.

Él le regaló una sonrisa que Natasha correspondió. Era difícil sonreír después de todo lo que habían vivido, pero cuando se trataba del otro, cualquier gesto era mínimo.

- Ten... - Le tendió una carpeta oscura. - Es todo lo que pude conseguir acerca del Soldado del Invierno, cobré algunos favores en Kiev.

Sus dedos rozaron los de Steve. Eran suaves, no parecían los de un hombre de guerra. Aquello le recordó que también sus labios eran suaves, mucho más suaves.

Hizo un intento por sonreír, pero era difícil, se trataba de la despedida. No sabía cuándo volverían a encontrarse, o en qué condiciones.

- Hazme un favor, llama a la enfermera.

Steve sonrió, pero la sonrisa no le llegó a los ojos. Si ella supiera...

-No es una enfermera… - se limitó al decir Steve.

-Tú tampoco eres un agente de SHIELD – susurró Natasha.

- ¿Cuál es su nombre?

- Sharon. Una chica buena. - Un nudo se formó en su estómago al decir el nombre de la rubia.

- La llamaré.

Se dieron un último beso en la mejilla. Steve pensaba que ella se veía realmente linda, con sus jeans entallados y una chaqueta de cuero cubriendo la blusa blanca. Natasha se tomó la libertad de cogerlo por el cuello y acercarlo más a ella, él era un buen tipo, leal y con un gran corazón. Lo admiraba.

Se vieron una última vez antes de que ella emprendiera el camino de regreso a su automóvil. Una mirada cargada de sentimientos que ninguno de los dos decía o aceptaba.

Steve la observó alejarse, imprimiendo fuerza a cada paso que daba. No sabía cuándo volvería a ver a esa mujer decidida y perspicaz.

Sam se acercó por atrás. Hacía poco que lo conocía, pero reconocía esa mirada en cualquiera.

Carraspeó para llamar su atención.

- ¿La vas a dejar ir?

Steve lo observó por un momento, segundos después volvió a mirarla. Resopló con inconformidad. - No puedo hacer nada para que no lo haga.

- Sí puedes. Dile lo que sientes.

Sabía a lo que Wilson se refería, pero no era tan fácil de aceptar.

- Sólo la cuido, Sam.

- Llámale así si quieres. - Comenzó a caminar en sentido contrario a la pelirroja.

Steve lo siguió cuando la figura de Natasha se perdió entre los arbustos. - ¿Qué significa eso?

- Es obvio. La estas dejando ir porque tienes miedo de su reacción.

- La estoy dejando ir porque ella así lo quiere. Es su decisión, no la mía.

Sam sonrió abiertamente. - Tú podrías hacerla cambiar de opinión.

- No lo haré, estoy seguro de que nos volveremos a encontrar en el futuro – afirmó Steve en compañía de Sam que sonrió y tocó el hombro de Steve para reconfortarlo.


Varias horas después, Natasha se encontraba conduciendo por las carreteras de Cleveland sin rumbo definido.

Pensó que con su salida de la KGB las huidas terminarían, que equivocada estaba. Con la caída de SHIELD junto con HYDRA ella se convirtió en una ex agente más, con un pasado turbio y ahora se encontraba obligada a huir de sus propios demonios, además de enemigos. En el fondo le consternaba, había cambiado la KGB por HYDRA. Antes mentía para sobrevivir, con SHIELD lo hacía porque en su tiempo pensó que era lo correcto; de nuevo se equivocó. HYDRA, la KGB, ambas eran iguales y SHIELD sólo era una máscara a la que ella se aferró hasta el último momento.

El zumbido de su celular sobre el tablero la hizo reaccionar. Miró el espejo retrovisor antes de tomar el aparato, asegurándose de que nadie la seguía.

Estuvo indecisa entre contestar o no. Nadie, a excepción de Clint, continuaba llamándole de vez en cuando a ese aparato. El celular era antiguo, el primer celular que SHIELD le proporcionó. Hacía años que no lo ocupaba, principalmente porque la empresa le entregó un nuevo celular a pesar de que el primero todavía funcionaba correctamente.

- Diga.

- ¿Tasha?

La sensación de alivio recorrió por completo el cuerpo de la pelirroja. ¿De quién más se podía tratar, sino de Clint? Le alegraba escuchar su voz. Sinceramente estaba preocupada por él, porque mientras la empresa en la que ambos trabajaban era desmantelada, él se encontraba de misión en Afganistán.

- Clint. ¿En dónde te has metido?

- Aún estoy en Afganistán. Escuché lo que pasó, ¿cómo estás tú?

- Mi pasado es de conocimiento público y no tengo identidad. Estaré bien.

No estaba segura de sus últimas palabras.

- No te escuchas bien. ¿Qué fue lo que sucedió? Phil me contó algo, pero quisiera escuchar tú versión de la historia.

Hablar con Clint la reconfortaba de una manera muy especial, pero no quería revivir los hechos acontecidos.

- Fury no confió en mí... - Su voz se escuchó tan apagada que Barton apenas si la escuchó.

- Nat, quisiera estar allí contigo, pero el agente que nos llevaría a casa intentó asesinarnos.

- Me lo imaginó, HYDRA llegó demasiado lejos. ¿Cómo está Morse? - Preguntó, recordando que la rubia había sido asignada como compañera de Clint.

- No es de HYDRA. Pero está igual o más sorprendida que yo.

- ¿Cómo sabes que no es de HYDRA?

Bárbara le caía bien, pero justo ahora no podía darse el lujo de confiar en cualquiera, menos aún si se trataba de una rubia cerca de su amigo.

- También intentaron asesinarla a ella.

El silencio a continuación no fue incómodo. Ambos se enfrascaron en sus pensamientos.

- ¿Cuándo regresas?

- Aún no lo sé. En el aeropuerto me detendrían antes de abordar. Además, Bobbi está trabajando en una nueva identidad para mí.

- ¿Bobbi?

Clint se podía imaginar a su amiga arqueando una ceja.

- Bárbara suena demasiado fuerte. ¿Cómo se supone que la llame? Ya no hay agentes.

- Regresa pronto, por favor.

- Lo haré, Nat. ¿Qué hay de Steve?

Natasha no pudo evitar una pequeña visión del rostro del susodicho.

- ¿Qué hay con él? - Respondió con una pregunta.

- ¿No estas con él?

- Sabes que los niños buenos no son mi tipo. Él tenía cosas que hacer... más importantes.

- ¿Eso cuando te ha impedido algo?

- Es por mi pasado - Bufó con resignación. - Seguramente él me creía otra persona. No quiero hacer más daño.

- ¿Estas segura? - Barton comenzaba a pensar otras cosas.

- Me tengo que ir. Aún no encuentro donde quedarme.

Rehuyó el tema. Sabía de qué iba la pregunta de su compañero. No se encontraba de humor para escucharlo bromear sobre Rogers.

- Bien. Estaremos en contacto.

Cortó la llamada antes de que pudiesen decir algo más. ¿Que qué había con Rogers? Nada. ¿Para qué preocuparse por él? Seguramente ya no lo volvería a ver, ambos habían tomado rumbos distintos.

La pelirroja recorrió varios kilómetros hasta llegar a Parkersburg, una pequeña ciudad ubicada en el estado de Wood. Había perdido la noción del tiempo desde su salida de Cleveland. Condujo por varias horas antes de detenerse frente a un motel a la orilla de una carretera.

-Red Roof- Leyó las letras de color neón en el letrero.

Le parecía un buen lugar para pasar la noche. No veía otras señales de vida aparte del lugar; eso era lo que ella necesitaba, algo tranquilo y alejado del bullicio.


Habían pasado días desde la catástrofe ocurrida en el río Potomac. El temor en las personas aún era palpable y las líneas telefónicas continuaban siendo vigiladas por el FBI.

Steve y Sam intentaron ser lo más discretos posibles hasta llegar a la casa del moreno. Al llegar, éste le dio el espacio suficiente al rubio para inspeccionar los archivos dentro de la carpeta. Steve se lo agradeció y terminó yendo a la recámara de él; mientras tanto, Wilson encendió el televisor para distraerse.

En la mayoría de los noticieros se continuaba hablando sobre la caída de SHIELD y el resurgimiento de la organización terrorista supuestamente contrarrestada en los años 40, HYDRA.

-¿Qué encontraste?- Le preguntó jovialmente al salir de la ducha, una hora y media después.

Rogers apartó su mirada de los archivos y miró a su amigo. Tomó la carpeta y caminó hacia él, ofreciéndosela.

-Por tú cara se podría decir que nada bueno- Dijo tomando la carpeta, echándole un vistazo.

-Le borraron la memoria y lo convirtieron en un asesino- Sam pasó las páginas hasta llegar a una donde venían varias imágenes del que fuera el amigo de Steve. -Los soviéticos experimentaron con él.

-Le insertaron un brazo robótico... - Susurró mientras veía las imágenes.

-Como si fuera una rata de laboratorio- Apretó los puños y cerró los ojos. -Se suponía que debíamos cuidarnos las espaldas.

-Steve- Llamó el de color. -, él está vivo, encontraremos la forma de devolverlo- Dio un apretón al hombro ajeno. -Ahora lo primordial es sobrevivir. Poner un poco de orden y patearles el trasero a esos soldaditos de Hydra.

Steve asintió lentamente, Sam tenía razón. Si quería recuperar a Bucky lo primero que tenía que hacer era aprender a sobrevivir en ese nuevo mundo lleno de escorias de Hydra. Pero antes tenía que advertir algo a su acompañante, no dejaría que la historia se repitiera una vez más. Ya no quería perder más amigos.

-Sam, escucha, si las cosas se ponen feas...

El susodicho negó con la cabeza en repetidas ocasiones. -Le prometí a Natasha que te cuidaría, eso es lo que haré.

Se miraron mutuamente y no pudieron evitar un par de sonrisas sinceras. Individualmente, tomaron las maletas donde habían guardado los suministros necesarios para un largo viaje y se las colgaron en los hombros. Subieron al auto 'prestado' y se pusieron en marcha sin rumbo fijo.

-¿En qué piensas?- Preguntó Steve luego de media hora de viaje en silencio.

-En lo cruel que eres- Dramatizó. -Dejaste ir a Natasha, espero que luego no te arrepientas.

Steve rodó los ojos, Sam lo había estado molestando con eso desde su salida del hospital. -No empieces...

-Era pelirroja- Continuó sin prestarle atención.

Una sonrisa floreció en los labios del Capitán. -¿Eso qué tiene que ver?

Sam lo volteó a ver con los ojos abiertos. -¿Cuándo te vas a volver a encontrar con una pelirroja natural?

-Es ridículo.

-¡Y rusa!

-Creo que alguien se obsesionó.

Wilson se llevó una mano a la frente, haciendo el ademan de golpearse. -Estás peor de lo que pensaba. Pronto tendremos una conversación respecto a las chicas.

-Bien.

-Bien.

-Sí, tenemos tiempo.


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¡Hola a quién lea ésto!

Éste fic lo hice con la colaboración de mi amiga, casi hermana, Melanie. También lo hemos publicado en potterfics y próximamente en Ao3

La trama girará en torno a Steve y Natasha, lo que sucedió después de la caída de SHIELD y antes de La era de Ultron. Esperamos sus guapos comentarios y ojalá éste fic sea de su agrado (o al menos lo ocupen para pasar el rato)