Notas de la Autora:

UDAV es mi bebé y realmente lo tenía medio olvidado...

No es que no hubiera escrito nada... al contrario, tengo borradores de borradores avanzados. Pero debo confesar que aquello que dicen que el contexto emocional en el cual se encuentra el escritor, afecta a sus escritos... es verdad.

Pase por una "etapa oscura" en mi vida emocional y la verdad es que al pobre de Harry y Draco les estaba haciendo pasar por lo mismo... incluso (y no les miento) estuve a punto de desaparecer a uno de los principales (la más dramática)

Pero ya lo supere, y después de revisar minuciosamente la historia y el enfoque que había definido para la misma (redoble de tambores) aquí les traigo un nuevo capítulo, que espero que les guste y evite que me asesinen por demorar tanto en actualizar.


EL OTRO POTTER

- Mierda – masculló al tiempo que abría los ojos y se concentraba en el blanquecino techo de su habitación.

En la última hora solo había intentado dormir y olvidar la avalancha de información que Malfoy se había encargado de brindarle. No era como si pudiera negar la verdad, las evidencias estaban allí, y sobre todo ese sentimiento interno que le gritaba con fiereza que cada una de las palabras del rubio habían sido verdad – como un genio atrapado – murmuró sintiéndose completamente estúpido. Se sentía como si su verdadero yo estuviera encarcelado en una celda oscura y vacía, irónicamente la prisión era su cuerpo – demonios – bufó.

¿Cómo iba a salir de ese problema? ¿Cómo iba a enfrentar la situación? ¿Cómo iba a recordar? Esas solo eran algunas del millón de preguntas que en el última hora lo habían avasallado. Y luego estaba ese sentimiento… esa oscura emoción que sabía siempre había estado allí pero que se negaba a aceptar porque se había querido auto convencer que no era posible, no… él estaba casado, y un hombre casado solo le pertenece a su esposo… - ¡demonios! – gritó a la nada. Maldito y estúpido Riddle. Rodó en la cama quedando boca abajo.

Las lágrimas volvieron a caer. No era dolor, era frustración… el maldito de Riddle le había quitado todo, no solo la dignidad y la vida, también había osado meterse con sus sentimientos. ¿Qué le habría hecho él para merecer aquello? ¿No hubiera sido más sencillo solo matarlo? ¿Porqué llegar al punto de casarse con él? ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! – Espera un segundo Harry Potter – una respuesta surcó su mente tan rápido que de inmediato se puso de pie intentando con ello retenerla en su cabeza – tú estas muerto – sus ojos se abrieron de par en par - ¡tú estás muerto! – empezó a reír al tiempo que las lágrimas surcaban sus mejillas – y también demente – murmuro intentando serenarse.

Tomo un pañuelo de su mesa de noche y se limpio el rostro; se colocó los anteojos y se dejo caer sobre su cama – Riddle me las va a pagar – murmuro fríamente – y Draco… - para su propia sorpresa no pudo reprimir la sonrisa que se dibujo en sus labios al murmurar su nombre - ¿Cómo pude olvidar todo ello? – cerró los ojos e intento una vez más buscar entre sus recuerdos algún indicio de que su memoria aún seguía allí.

Nada… todos sus recuerdos sobre la escuela tenían vacíos… espacios en blanco a los que hasta aquel día no había prestado atención – mi primer beso… - ¿cómo había podido olvidarlo? Draco había sido frío para contárselo, pero él estaba seguro que había sido mucho más de lo que el rubio había querido demostrar "…yo no puedo amar a alguien que no me corresponde" eso le había dicho el rubio.

Debía admitir que la simple confesión por alguna extraña razón lo había hecho entristecer – extraño – sí, era bastante inusual para él ponerse en ese estado de depresión porque alguien ajeno a Riddle no lo quisiera. Tampoco era como si se sintiera de golpe perdida y locamente enamorado de Draco, pero tampoco le era ajeno. Si había decidido aceptar que todo cuanto le había dicho el rubio era verdad, entonces… solo pensar en la mitad de los recuerdos robados que había compartido el de ojos grises con él… en definitiva ellos habían estado loca y completamente enamorados. Aunque no entendía porque el Harry que recordaba Malfoy era tan inseguro frente a su relación, estaba seguro que lo quería con la misma intensidad y devoción del que Draco había demostrado.

- Yo... no puedo amar a alguien que no me corresponde – repitió para sí mismo – yo no puedo amar… a alguien que no me corresponde – volvió a repetir – yo amo a quién me corresponda – casi se atraganto al jugar con las palabras. Eso quería decir qué… - él me ama – la revelación había llegado de forma tan estúpida que tuvo el deseo de golpearse cuan elfo doméstico por no haber hecho bien su labor "no puedo Harry… tu amas a Riddle, independientemente si me olvidaste o no, tus sentimientos ya no son los mismos por mí" – soy tan estúpido.

Se levantó y camino en dirección al baño de su habitación, mirar su reflejo era realmente lamentable. Tenía los ojos hinchados y lucía pálido e incluso más delgado de lo habitual. Tomo un peine e intento arreglar sus cabellos – mierda… - murmuro al notar que la batalla con ellos estaba perdida.

Si no podía hacer nada con ello, por lo menos intentaría esconder la hinchazón de sus ojos. Mojo su cara y decidió que lo mejor era hacer caso por una vez en su vida al rubio con respecto al maquillaje.

Busco en un estante cercano y logro encontrar el "famoso corrector mágico" que Draco le había repetido mil veces que debía usar cuando fuese Armand y hubiera tenido una trasnochada - ¿Cómo me explico que se ponía? – después de diez minutos batallando con sus ojos y el corrector, logro, lo que a su parecer, era estar medianamente aceptable.

Se coloco las gafas y descubrió con satisfacción que ciertamente sus enormes ojos de elfo habían desaparecido… o por lo menos se habían escondido muy bien.

Se miró nuevamente en el espejo y antes de salir por completo de su habitación, comprobó que eran las doce aún. Tenía cosas por hacer.


Necesitamos reunirnos, te espero en mi oficina a las 8pm.

P.D: Trae a P.

Z.

Draco releyó una vez más la nota que le acababa de llegar. Sabía perfectamente que significaba, pero porque Zabini hablaba en clave, no tenía la menor idea. Pero lo que si le había preocupado era que le pidiera llevar a Potter a su casa; o al menos lo que él consideraba un hogar.

Se recostó nuevamente en el sofá no sin antes hacer una bola con el pergamino y lanzarlo hasta la papelera – Buen tiro – una más que conocida voz llamó su atención. Quiso girar de inmediato a verlo pero aún no se encontraba bien para enfrentarlo - ¿le has dado un bocadillo a la lechuza? – insistió su interlocutor.

- No tengo nada que darle – se encogió de hombros clavando su mirada en la lechuza negra que lo observaba desde el perchero ubicado al otro extremo de la sala.

- Ven bonita – alentó el moreno; Draco tuvo el deseo incontrolable de girarse a verlo; quería verificar si realmente esa alegre y relajada voz era de su compañero de casa.

La lechuza voló hasta donde el rubio supuso estaba Potter – la alimentaré y luego limpiaré la sala. Espero no te moleste – agregó.

- Como desees, Potter – Draco exhalo profundamente en cuanto escucho pasos alejándose. En definitiva ese gryffindor le iba a provocar un ataque de nervios. Se recostó sobre el sofá, y se permitió cerrar los ojos… todavía tenía tiempo hasta las ocho, hasta entonces podría relajarse y ya luego resolvería como llevar a Potter donde Zabini.

Una interrogante lo asalto, ¿Cómo era que Potter parecía tan tranquilo, después de esa casi pelea medieval hacia unas horas? "Preparare tu almuerzo más tarde… estaré en mi habitación" eso le había dicho unas horas antes… tal vez planeaba olvidar todo y actuar con normalidad… lo más seguro es que no quisiera pensar en lo que le había dicho horas antes. "Me gustas" ¿se habría arrepentido? ¡Un momento! Eso no debía tener relevancia para él… no era como si fuera importante gustarle a Potter… claro, él… ¿él que sentía por Harry? – Harry… - murmuró sin poder contenerse. Había extrañado decir su nombre con esa familiaridad.

- ¿Me llamabas? – Draco abrió los ojos de par en par, producto del susto que se acaba de llevar. Grande fue su sorpresa cuando se encontró con un moreno de ojos verdes mirándolo muy de cerca… tal vez demasiado cerca - ¿qué sucede Draco, estas bien? – esa mirada traviesa lo descolocó en sobre manera – luces pálido… - una mano morena se colocó sobre su frente – no pareces tener fiebre – era cálida, agradable… y esa suavidad tan conocida… lo recordaba… su cuerpo y mente reconocían ese tacto… sus épocas de colegio… sus salidas… sus…

- Estoy bien Potter – respondió bruscamente. Se maldijo mentalmente por la forma tan fría con la que lo había dicho – me iré… a mi habitación – murmuró tomando asiento y evitando por completo mirar al moreno.

- Cobarde – el tono déspota con que lo había dicho lo sorprendió.

- ¿Qué has dicho? – se giró para enfrentar a ese gryffindor tan osado.

- Qué eres un cobarde – Potter estaba parado con los brazos cruzados sobre su pecho – me tienes miedo – la sonrisa de superioridad que le regalaba, lo estaba sacando de quicio.

- No vuelvas a decir eso Potter – Draco se puso de pie, quedando frente a frente.

- ¿O qué?

- O te haré tragar tus palabras – sin pensarlo dos veces saco su varita y la clavo en el cuello del moreno – no te tengo miedo – el moreno continuaba con su sonrisa de autosuficiencia. Con delicadeza alzo una mano y retiro la varita de su cuello.

- Si no me tienes miedo, entonces no te molestará que haga esto – sin dejar de sonreír guío rápidamente su mano al rostro del Slytherin.

Draco se sintió transformar en piedra cuando esa cálida mano acarició su mejilla – o esto – Harry se acercó lentamente al rubio y beso suavemente su mejilla. Sin saber porque, el rubio bajo las manos y se quedo hecho una estatua.

El moreno besó su frente – para… - quiso sonar mas determinado, pero su corazón latía con furia y su cuerpo se sentía desvanecer.

Cuando Harry entrelazo sus dedos con suavidad, sin poder detenerse, sus ojos empezaron a sentirse húmedos – Draco… - susurro en sus oídos – ayúdame a recordar – el moreno, al ser un poco más bajo, descanso su cabeza en su hombro. Sus labios le daban pequeños besos en el cuello, sin malicia, solo eran roces suaves – te quiero… - murmuro suavemente. Paso un brazo por su cuello, sin soltar el contacto de su otra mano – yo realmente te quiero… - murmuro nuevamente.

Y ese latido en su pecho se volvió más fiero; y esos recuerdos en su mente, lo avasallaron sin poder contenerlo "¿No me vas a dejar? ¿Estás seguro Draco? Solo tenemos doce…" "los Malfoys no abandonamos a nuestra pareja" "te quiero Draco…" "¡Ah no Potter, me vas a oír, no vas a volver a decirme que terminemos!" "Draco lo siento… yo solo…" "Lo importante es que viniste león" "¡Menuda fiesta la suya!" "¡Mierda Zabini, sal de acá!" "No te preocupes Harry, Blaise no dirá nada…" "¿Estás seguro Draco?" "Te amo, Draco… te amo" – Yo también te amo, Harry… - no había podido reprimirlo, la caja de Pandora había sido abierta y la llave siempre la había tenido Potter.


El choque que esa frase produjo en sí mismo fue inmediato. Sin poder contenerse, sin poder detenerse… era como si su cuerpo hubiese esperado por ello por mucho tiempo. Levanto la cabeza y unió sus labios.

Fue un roce, apenas y sus bocas se tocaban, no podía siquiera pensar cuál debería ser su próximo movimiento. Estaba a punto de retirar sus labios cuando sintió la mano del Slytherin posarse sobre sus cabellos y atraerlo más hacia sí.

La sensación que produjo la conexión entre ellos, curiosamente no le parecía ajena. Era como si sus bocas se reconocieran, como si su cuerpo le gritara que ello era lo correcto. Se dejo llevar por el ritmo que el rubio marcaba. Una traviesa lengua se introdujo en su cavidad y él no dudo en brindarle acceso.

Una fría mano soltó su mano y atrapo su cintura, haciendo que el contacto fuese mayor.

Aire, sus pulmones le gritaban que lo necesitaba, pero su cuerpo pedía que no se acabara, no quería dejarlo, no quería soltarlo… - demonios Potter, te he extrañado – sonrío levemente, pese a que su plan iba conforme a lo que esperaba, no podía evitar sentirse avergonzado.

Pero ver los labios completamente rojos de Draco… eso, demonios… lo valía todo – bésame… - murmuró sintiéndose completamente estúpido. Draco asintió y volvió a su labor.

Quién diría que hacía unos minutos cuando se decidió que conquistaría a su rubio, lo único que había esperado era un roce de labios si tenía suerte… pero ese demandante beso que el Slytherin le estaba dando… eso definitivamente era mejor – te quiero… - murmuró cuando una vez más tuvieron que separarse por falta de aire.

Draco apoyo su frente contra la del moreno, lo miraba fijo y Harry podría jurar que esa mirada era la del cazador que acababa de atrapar a su presa – dime algo – el rubio a penas y podía respirar. Estaba agitado, como si hubiera corrido una maratón y acabara de lograr ganar el primer puesto – Riddle… ¿te besaba así?

- ¿Celoso…? – se atrevió a preguntar

- Respóndeme, Harry – le gustaba oír decir su nombre al rubio; le gustaban esos celos, le gustaba su mirada. No estaba seguro de sí antes se había sentido así, pero le gustaba la maraña de sentimientos que Draco le estaba haciendo sentir.

- No… - murmuró – él no me miraba – intento regalarle una sonrisa, pero a penas y pudo formularla.

- Olvídalo –demandó – quiero que a partir de ahora, me mires solo a mí.

- Pero…

- Potter… - el ceño fruncido y la fiera mirada, era el fin de aquella platica. Harry sabía que no quería discutir con Draco, no por ello… solo quería disfrutar de ese momento. Asintió sonriente.

- Me gustas

- Y tú a mí.

El moreno tomó la mano de su compañero y sin decir una palabra lo guío escaleras arriba. La verdad era que no se sentía seguro sobre nada, pero quería intentar… probar… después de todo su cuerpo, corazón y mente no podían estar así por nada.

Una vez se encontraron en el segundo piso, lo guío hasta su cuarto. Abrió la puerta y con las mejillas quemándole a mil, camino hasta su cama.

Se armó de valor y giró a enfrentar a un desconcertado rubio - ¿te recostarías conmigo? – Draco lo miro sorprendido – quiero volver a experimentar contigo todas aquellas cosas que… de algún modo… olvide – no estaba convencido de estar usando las palabras adecuadas… pero quería intentar.

El rubio asintió y bordeando la cama se dejó caer sobre ella – ven aquí – le llamó extendiendo los brazos y haciéndole el suficiente espacio para que se acurrucara a su lado. Harry asintió e hizo lo que le pidió – teníamos un sueño – comentó el rubio – cuando termináramos la escuela nos iríamos a vivir juntos. Tú serías auror y yo medimago – Harry lo observaba con curiosidad – siempre tuviste una extraña fascinación con atrapar "a los malos" – casi río con lo último – y yo adoraba las pociones.

- ¿Y qué pasó?

- ¿Contigo? No sé – negó con tristeza – después que me llegara ese pedazo de pergamino, no te volví a ver. Ni siquiera te presentaste a la ceremonia de clausura. Conmigo… bueno… decidí cambiar de sueños.

- ¿Fue por mi causa?

- Quién sabe… no recuerdo exactamente porque tomé esa decisión – Draco acarició su mejilla – aunque no me arrepiento, dinero no me falta, soy bueno en la administración y tal vez lo único que no soporto son los gritos de Zabini cuando no encuentra inspiración para sus diseños… - ambos rieron.

- Me gusta tu risa – confirmo Harry

- Lo sé

- Egocéntrico…

- Me lo has dicho muchas veces… Potter… - siseó

- Te refieres a cuando…

- Estábamos en la escuela – completo tranquilo

Buena parte de la tarde se la pasaron platicando sobre el pasado que el moreno no recordaba, Draco respondió con paciencia cada una de las interrogantes de Harry; desde que cosas hacían en sus ratos libres, hasta anécdotas sobre sus amigos, como se enteraron cada uno, las reacciones… - Weasley estaba a punto de cruciarme – el rubio jugueteaba con la oscura melena – tú te interpusiste entre su varita y yo – sonrió – me pediste que me fuera y que te harías cargo. Aunque me negué, termine cediendo ya que sabía que él único que podía hacer entrar en razón a ese terco amigo tuyo, eras tú. Así que los dejé y luego cuando nos reencontramos me dijiste que aunque no había aceptado en su totalidad la situación, por lo menos, si nos veía juntos no me asesinaría.

- Ron siempre ha tenido un carácter difícil – recordó el Gryffindor.

- Ni lo menciones – Draco lo observaba minuciosamente, logrando que el moreno se sonroje.

- ¿Qué pasa?

- Nada

- ¿Y por qué me miras, así? – tragó con dificultad

- ¿Acaso no puedo mirar a la persona que amo? – Harry iba a protestar, pero la ferviente y fija mirada del rubio lo desarmo. Draco por otro lado no pudo contener por más tiempo la risa y se dejó llevar.

- ¿Qué es tan gracioso? – el moreno se sentó observándolo fijamente.

- Cuando éramos novios – señaló el rubio – tampoco te gustaba que me quedara viéndote… solías decir que era vergonzoso – Harry lo miró sorprendido. ¿Cómo había olvidado todo ello? De pronto se sentía como si el Harry que amó Draco no fuese él, sino otra persona. Un sentimiento de tristeza invadió su corazón y sin darse cuenta lágrimas empezaron a empeñar sus mejillas.

- Harry, ¿Qué sucede? - Draco se sentó al lado del gryffindor y lo abrazo fuertemente - ¿dije algo malo? Lo siento… no sé qué ocurrió…

- No es eso – negó el moreno, apartándose sutilmente del rubio – es solo que… - las orbes plata se centraron en las esmeraldas – Draco, tú… ¿yo te gusto? Es decir… - interrumpió al Slytherin que estaba a punto de responder – no como el amor que tuviste en el colegio… ¿te gusto como soy? ¿ahora? Yo… yo me siento como si el Harry del que hablas no fuera yo, es decir… te creo, y… no sé, me siento raro… y… - el rubio colocó una fina falange sobre sus labios, logrando silenciarlo.

- Vas a escuchar, ¿de acuerdo? – el moreno asintió.

- Es cierto que amo al Harry que conocí en la escuela, él que era algo torpe pero sincero, que derrochaba valor y que aunque no lo notara era el centro de muchas miradas. Al adolescente que conocí en las aulas de Hogwarts lo amé y mucho, incluso después que él saliera de mi vida – el Slytherin hablaba solemne, casi como si demostrara con ello la eterna fidelidad que le profeso al moreno – por él no pude tener una sola relación durante todo este tiempo… debo admitir – parecía dudar brevemente – que pese a lo mucho que me esforcé, esos sentimientos que él despertó en mí nunca murieron – el moreno lo miraba con tristeza, Draco realmente lo había amado… a su otro yo, como había decidido llamarlo, a esa mitad perdida… eso solo significa que esa nueva versión de él no era una opción para el rubio – y fue difícil volver a sentir… - las mejillas le ardían, Draco era consciente que estaba enrojeciendo y por mucho que se esmerara por ocultarlo, no iba a poder – pero luego llegaste tú. Y sí, empecé a recordar al niño que conocí, al joven que me buscaba por las noches para tener una caminata nocturna, al gryffindor que prefería los dulces antes que cualquier otra cosa… pero… también conocí a un hombre que tenía inseguridades pero era valiente para enfrentarlas, que luchaba por lo que quería, que era fiel, que había sido herido… y fue como conocer a alguien nuevo – el rubio se acercó y beso suavemente su frente – y ¿sabes qué? – beso sus mejillas – me gusto lo que vi – atrapo sus labios en un casto beso – amó a Harry Potter sin importar la versión de él que tenga ante mí; porque amo la esencia de él, y si cada día tuviera que volver a enamorarlo, lo haría. Porque no me enamore de una parte, sino del todo, y aún cuando no me recuerde, estaré feliz de tenerlo a mi lado, aún a costa de que yo sea el único de los dos que recuerde – el rubio rodeo al moreno con sus brazos – y te aseguro… que un discurso tan cursi no te lo daría sino sintiera lo que siento por ti Harry.

- Te quiero… - susurro el moreno contra su pecho. Las lágrimas no paraban de emerger y el gryffindor se sentía frustrado al no poder detenerlas. Se llevo una mano hacia el rostro y al rozar la suave seda de la camisa de Draco, noto la tela totalmente húmeda – lo… lo siento – intento separarse de él, pero el rubio no se lo permitió – Draco…

- Bota todo lo que llevas dentro Harry… yo estoy aquí para ti – el gryffindor se abrazo fuertemente al rubio y dejo que las lágrimas siguieran su surco.

El rubio formaba pequeños círculos con el pulgar en la espalda del moreno intentando con ello hacerlo relajar – Pareces muy diestro en esto… - señalo el moreno, alzando un poco el rostro - ¿he llorado antes así? – preguntó sintiéndose inseguro… cada que le pedía al rubio que le contará lo que se suponía había vivido, se sentía como si le preguntara sobre alguien ajeno.

- No realmente – comentó el Slytherin, sin dejar de acariciarlo – siempre eras muy testarudo y tus emociones solías guardarlas para ti. Creo que en el fondo, querías mantener la calma para que los que estaban contigo también la tuvieran.

- ¿Te molestaba ello?

- No – le dedicó una sonrisa – en eso, éramos muy parecidos.

La sencilla sonrisa que le dedicó el Slytherin hizo saltar su corazón, como si reconociera esa sonrisa. ¿Qué le ocurría? Sin saber por qué instintivamente llevo una mano al rostro del rubio y lo acaricio con ternura. Era como si su piel estuviera reconociéndolo una vez más a él.

Bajo lentamente a través de su cuello, y sin poder contenerse estiro el rostro para oler al rubio. Era un aroma fuerte, que extrañamente le parecía gratamente conocido. Desabotono el cuello de su camisa y siguió bajando en esa extraña exploración, deleitándose con el leve estremecimiento que provocaba en Malfoy.

Un sonido en su estomago lo alerto, rompiendo por completo la atmosfera que se había creado entre ellos dos – lo siento – se apresuro a decir completamente sonrojado. Draco acarició la melena oscura y sin inmutarse dijo:

- Hora de comer, león

Bajaron al comedor y Harry se dio cuenta que eran más de las cuatro y no había preparado nada para el almuerzo – Le pediré a Dobby que traiga algo de la mansión – sugirió Draco que se encontraba sentado en la mesa del comedor mirándolo.

- No hace falta, yo puedo preparar algo…

- Harry – lo llamó indicándole la silla a su lado – quiero comer contigo… ven – el moreno asintió – Dobby, ven – llamó con un tono de voz un poco más alto.

- Sr. Malfoy, señor, Dobby a su servicio – el elfo hizo una aparición sobre la mesa.

- No vuelvas aparecerte sobre los muebles… - murmuro un enojado rubio.

- Sí señor… lo que el amo Malfoy diga, señor – el elfo salto al piso con torpeza. Sin embargo Harry reacciono a tiempo para sujetarlo antes que cayera de cara al piso – gracias señor Potter, señor. El amo Harry es bueno con Dobby – el elfo formulo una extraña mueca que bien podría interpretarse como una sincera sonrisa. Por lo que el gryffindor se limito a devolver el gesto.

- Tráenos algo de almorzar y también para beber – convino el rubio.

- Lo que el amo Malfoy ordene, señor – y con un chasquido el elfo desapareció.

- A veces creo que eres muy duro con él… - comentó el moreno

- Y yo a veces me pregunto por qué de todos los elfos que había en la mansión, decidiste que este era el mejor para que viniera aquí…

- Es confiable…

- Todos lo son, solo obedecen a sus amos, eso los vuelve confiables.

- No estoy acostumbrado a tratar a las personas como esclavos…

- No es una persona, es un elfo. Y los elfos están para servir.

- Servir no ser esclavos – corrigió

- No los maltratamos, ni los dejamos sin comer; solo les pedimos tareas básicas…

- Draco… sabes a lo que me refiero

- Dejémoslo por la paz ¿sí?

- De acuerdo - Ambos se miraron, y sin saber un motivo preciso, se echaron a reír sonoramente. Era como una especie de complicidad de la que solo conocían ellos.


El reloj dejo sonar ocho campanadas, ocho estruendosos sonidos que inundaron la estancia – ¿habiendo tantos modelos, tenías que tener uno del siglo XIV? – Pregunto llevándose sutilmente una mano al oído – creo que cada campanada es más fuerte que la anterior.

- Un obsequio de mi madre – Zabini se acerco al pesado objeto que colgaba al otro lado de la estancia – ya término… - concluyo satisfecho.

- ¿Y bien?

- ¿El qué?

- ¿Dónde están?

- No lo sé – negó el moreno – no he recibido contestación de Draco, ¿habrán interceptado el mensaje?

- La lechuza volvió, ¿no es así?

- Sí

- ¿No le vista nada raro?

- En lo absoluto

- Tal vez solo no quiso venir…

Un sonido proveniente de la chimenea llamó su atención – Buenas noches – el francés ingreso a la habitación, seguido del rubio – disculpen la tardanza… tuvimos algunos inconvenientes… - miro de soslayo al rubio que lo contemplaba con una ceja alzaba.

- ¡Armand! – el moreno lo miro complacido – Draco… pensé que…

- Ya lo sabe – explico el mencionado – pero por cuestiones de seguridad decidió venir así.

- ¿Nos sentamos? – propuso Blaise, señalando los sofás.

Armand se sentó al lado de Draco en un sofá para dos, mientras frente a ellos Nott y Zabini tomaban sus respectivos asientos – primero creo que debo disculparme – comenzó el francés – por haberles mentido todo este tiempo. No ha sido correcto, pero era necesario. Espero puedan perdonarme.

- Lo cierto es Potter… ¿puedo decirte Potter? – cuestiono un curioso Zabini

- Claro… - de pronto su voz había dejado esa seguridad de lado.

- Potter… - murmuró Nott, como si acabara de recordar algo – ¿Draco, es el mismo que tú…? - la pregunta quedo sin terminar ante el asentimiento del rubio.

- Harry, no te lo había terminado de decir, y todo indica que Blaise tampoco lo hizo – el mencionado lo miro indignado – pero Theo sabía que tú no eras Armand realmente, ya que fue él quien me trajo lo necesario para la poción multijugos y también quien gestiono tus papeles… pero no sabía tu verdadera identidad.

- Lo siento Theo – el francés sentía mucha familiaridad con él, ya que Draco desde que se lo presentara, lo había hecho como alguien de su entera confianza, y a quién incluso le confiaba su vida. Por ello lo tenía como su seguridad privada – soy Harry Potter, mucho gusto – estiro la mano, que en seguida fue estrechada por el Slytherin – aunque creo que ya nos conocíamos.

- ¡Tú sabías que Armand no era quién decía ser! - Zabini estaba indignado – ¿le contaste a él y no a mí?

- Técnicamente no se lo conté – convino Malfoy

- ¡Sabes a lo que me refiero!

- Blaise, creo que nos estamos desviando del motivo de la reunión – puntualizo Nott.

El moreno lo observo medio indignado pero no continuo con el tema – y bien Zabini, ¿Qué era tan urgente para traer a Harry? – cuestiono el rubio.

- Primero quiero saber si él ya sabe… bueno tu entiendes – Blaise observaba minuciosamente a Armand como si se cuestionara el hecho de no haberse dado cuenta de la mentira.

- Lo sé todo – asintió el francés – bueno… creo que todo

- Entonces, ¿de verdad no recuerdas nada? – Blaise no salía de su asombro.

- No – negó avergonzado.

- Disculpen que interrumpa su conversación, pero si entiendo bien ¿Potter sufre de amnesia? – intervino Theo que hasta ese momento se había mantenido en silencio observando la escena.

- Algo bastante similar – comentó el rubio – de lo que he podido notar, Harry no recuerda nada de lo que tuvimos, mucho menos me recuerda a mí dentro del colegio; tampoco los recuerda a ustedes. Creo que es como si hubieran borrado solo los elementos que me incluyen dentro de su mente.

El francés bajo la mirada sumamente avergonzado. Sabía perfectamente que lo que decía Draco era cierto, pues él lo había intuido hacía horas… pero escucharlo del rubio, sonaba peor de lo que esperaba – ¿puedo preguntarte algo? – Nott se había sentado al borde de su asiento y lo miraba inquisidoramente. Armand tragó pesado pero asintió - ¿Qué recuerdas de Hogwarts? – el francés cerró los ojos intentando concentrarse. ¿Qué recordaba exactamente? Esa… era una pregunta que él mismo se hacía.


Notas de la Autora:

¿Qué les pareció?

Espero con ansías sus reviews... y nos vemos en el capítulo 9 (que ya esta en proceso de edición)

¡Qué la magia más pura gobierne sus vidas y feliz halloween magos y brujitas!