Heya... ¿Cuánto ha pasado? Demasiado pienso yo, pero bueno, después de varias amenazas de muerte y peticiones y porque yo prometí que terminaría este fic junto con los demás, bueno aquí está el regreso, algo corto, mientras retomo el hilo de la historia, espero que quede gente leyendo esto, hehe, bueno, eso sería todo por mi parte, ahora, ¿En qué nos quedamos?
-Blu tú no perdiste la memoria- El silencio no tardó en hacerse presente, solo el viento hondeando las hojas de los árboles, solo el sonido del agua corriendo por el río debajo de ellos, el crujir de las ramas soportando su peso, nada más que los sonidos de la selva llenaban el ambiente, nada más que la naturaleza en su único y propio lenguaje expresando tranquilidad, expresando calma, era todo lo contrario a lo que estaban viviendo las dos aves azules en ese momento.
Matt miraba a Blu con frialdad, no había sonrisa, no había emoción alguna, más que la indiferencia, ¿Estaba molesto? Podría decirse que sí, pero era engañoso. Blu estaba estático, parecía asustado, estaba nervioso, sentía sus alas temblar ¿Tanto poder tuvieron esas 6 palabras? O era que Matt tenía razón, ¿Blu estaba mintiendo? Blu tragó un bulto, aun así sentía un nudo en la garganta, lentamente embozó una pequeña sonrisa, buscaba ocultar cómo se sentía y no podía permanecer callado por siempre.
-De… ¿De qué hablas?- Preguntó nervioso.
-Blu, no soy estúpido, sí, te golpeaste varias veces al caer, pero no alcancé a ver que alguna de las ramas te diera en la cabeza, a mí por otra parte, casi vuelo en pedazos, así que dime ¿Qué estás tramando?- Dijo Matt avanzando un par de pasos, plantándose con firmeza frente a Blu, cruzó sus alas aguardando por una respuesta mientras que el ave frente a él solo retrocedía, preguntándose cómo salir de ese aprieto, más que nada preguntándose cómo fue que entro en él en primer lugar.
-Sigo esperando- Dijo Matt.
-E, escucha no sé de qué hablas ¿Está bien? No recuerdo nada antes de la pelea con Perla y…- Muy tarde se dio cuenta de lo que había dicho, de igual manera Matt se encargó de terminar con su historia.
-La última vez dijiste que no recordabas nada más allá de Roberto y el viaje-
-¿Ah sí?- Respondió Blu desviando la mirada, tratando de retroceder un poco más, por desgracia, se le había terminado la rama, su espalda estaba contra el tronco del árbol y Matt estaba frente a él aun mirándolo, ahora se veía mucho más amenazante que hace algunos minutos.
-Lo preguntaré una vez más, ¿Qué estás tramando?-
No tenía sentido seguir con ese ridículo juego, Blu lo sabía bien, no había manera de negarlo, todo empezó a salirle mal desde que Matt lo acusó de estar mintiendo, y las reacciones que mostró no le sirvieron de mucho, en verdad era malo para mentir. Blu suspiró y de alguna manera reunió el valor suficiente para mirar a su amigo a los ojos, había cierto sentimiento de culpa en Blu, no solo había engañado a Matt, había engañado a toda su familia y amigos, empezaba a preguntarse si el motivo había sido suficientemente bueno o si solo había sido un deseo egoísta.
-¿Blu?-
-Solo… Solo buscaba un motivo para perdonar a Perla-
Los ojos de Matt se abrieron por completo al escuchar eso, la frialdad que recién había mostrado desapareció por completo; trataba de hablar, abría su pico pero ninguna palabra, ningún sonido escapaba de él, estaba estupefacto, perplejo en varios sentidos.
-Eres, no, tú-
-Vas a golpearme ¿Cierto?-
No hizo falta una respuesta por parte de Matt, su ala simplemente impactó con el rostro de Blu obligándolo a inclinarse casi hasta tocar la rama en la que estaba parado, ya esperaba una reacción así, pero los golpes de Matt por alguna razón eran simplemente dolorosos para él.
-Eres el ave ¡Más retorcida que conozco!- Gritó tomando a Blu de los hombros para luego dejarlo contra el árbol detrás de él -¡Blu ella te mintió, te engaño, nos hizo daño a todos y cada uno de nosotros! Y lo único que se te ocurre para perdonar todo eso es simplemente "Olvidar todo" No puedes simplemente ignorar lo que hizo-
-¡Eso ya lo sé!- Exclamó Blu obligando a Matt a soltarlo -¡Sé que todo lo que hizo estuvo mal! ¡Sé que es imperdonable! Pero…- Blu no encontró palabras para seguir, todo lo que pasaba por su mente no tenía sentido, no sabía cómo se debía expresar, cómo debía responder, se sentía perdido, había pasado tanto, a tal punto de tener miedo de perder a su mejor amigo por una mala elección de palabras; el silencio parecía ser la mejor alternativa una vez más, no fue necesaria tal cosa.
-Pero la amas- Interrumpió Matt desviando la mirada, aplacando por completo todo vestigio de ira en su ser, en su mirar, reemplazándolo por melancolía –Te lo dije, no soy estúpido, y he vivido lo suficiente con ustedes como para saber eso-
-Sí, en verdad dolió todo lo que hizo, y parte de mía sabe que en algún momento lo volverá a hacer, ahora no puedo evitar dudar de ella, dudar del ave que amo pero aun así, Perla es mi mundo-
-(Suspiro) Blu, he tratado con todo mi ser de perdonarla, de olvidar todas y cada una de las cosas que hizo, Ahri lo logró sin mayor problema, tus hijos igual, incluso tú, a ti que te hizo más daño que a ninguno, lograste perdonarla, estabas dispuesto a olvidar todo con tal de estar junto a ella una vez más-
-¿No harías lo mismo por Ahri?- Mustio Blu sin dirigirle la mirada a su amigo, éste no respondió, se sorprendió al escucharlo, lo habían golpeado justamente en su punto más débil.
-Sí, claro que lo haría, incluso más-
-Entonces ¿Por qué es tan malo que yo lo hubiese hecho?- Preguntó Blu, confundido por todas las reacciones de Matt.
-Porque yo no puedo, porque sin importar cuanto lo he intentado, una parte de mí no quiere perdonarla y eso me hace sentir destrozado, saber que le guardo tanto rencor a quien alguna vez fue mi amiga, a quien lo sigue siendo- A cada palabra solo decaía más y más hasta estar al borde de la desesperación otra vez; no lo iba a admitir, de hecho ni siquiera él estaba consciente de ello, pero todo lo que vivió recientemente había dejado una herida, y una muy profunda; En ese momento, desde que despertó y vio a su madre la cordura de Matt estaba pendiendo de un hilo, hasta ahora, todo él era inestable, alternando entre lo bueno y lo malo una y otra vez, estaba por llegar a su límite, por eso tenía tal urgencia de escapar, de abandonar el Amazonas, sentía que así lograría recuperarse de todo, tal vez era cierto, o tal vez eso solo acabaría con él. Matt se sentó en la rama con la mirada hacia abajo, viendo el agua correr -¿Qué clase de ave soy si no puedo perdonarla? Ahri tenía razón, con cada desgracia que me pasa, solo me vuelvo más y más frío, tratando de apartar a todos lo que me han fallado-
Blu lo miró por algunos segundos, ahora se daba cuenta de todo el daño que regresar a la selva le había ocasionado. Lentamente se sentó a su lado, lo miró por algunos segundos sin decir nada, no es como si se le ocurriera algo en ese momento.
-Yo no creo que seas frío- Dijo sentándose junto a él.
-Blu, esto está poniéndose raro- Respondió Matt alzando la mirada.
-Sí, lo sé, (Suspiro) Escucha, sé que todo esto ha sido una pesadilla, pero estamos a punto de irnos de aquí para siempre, creo que podemos darnos el lujo de olvidar todo lo que pasó ¿No crees?-
-Tal vez, pero aun así, me gustaría irme sabiendo que sigo siendo la misma ave que fui cuando vine a este lugar por primera vez-
-Oye, claro que lo eres, sigues teniendo una suerte pésima- Rio Blu golpeando el hombro de Matt.
-Pero, hay algo que quiero pedirte- Agregó Blu.
-¿Qué pasa?-
-Mira, esperaba que, todo esto solo se quedara entre nosotros, no, no le digas a Perla ¿Está bien?- Dijo desviando la mirada nuevamente.
-¡¿Es una broma?!-Exclamó Matt poniéndose en pie –Blu…-
-Espera, espera, sé que es una estupidez, sé que es tonto pero, por favor, ¿Podrías hacerme ese favor?- Interrumpió levantándose también, no estaba del todo seguro de sus palabras, pero valía la pena intentarlo.
-Blu, entiendo que quieras perdonarla pero no por ello debes dejar todo así- Matt no cedió ante su temperamento otra vez, trató de calmarse y ponerse en la situación de Blu –No te diré que hacer, y claro que voy a mantener esto en secreto, pero pienso que deberías hablar con ella, dejar en claro que no pude seguir haciendo cosas como esas, no solo por ti ni por nosotros, por ella misma-
No había sido un reencuentro como todos esperaban, bueno, tal vez lo fue para unos pocos, Ahri, Bia, Tiago, Carla, incluso para Felipe, había sido la única cosa buena desde que regresaron, lo único que valdría la pena recordar.
La selva era apacible, el sol iluminando los árboles, resaltando el brillante color verde de las hojas de los árboles, hablaban con el viento, se hondeaban de un lado al otro, bailando al ritmo del día. La vista a lo lejos era maravillosa, un gran plano verde con líneas azules, los árboles acaparaban la mayoría de la vista, mientras que los ríos se abrían paso entre ellos, resaltando perfectamente los unos de los otros.
En la pequeña tribu la vida de las aves iba de maravilla, a penas y sabían algo de lo que pasaba a lo lejos, de toda la crueldad y violencia de la que Roberto era autor, le historia de su hogar estaba escrita con sangre, la de todas las aves que se habían puesto en su camino, él había ansiado por años agregar a Blu y a Matt a dicha creación, pero fracasó, cuando menos así parecía para él. Siguiendo los ríos, siguiendo cada mínimo rastro de las dos aves azules que dio por muertas hace un mes, la locura y la venganza lo cegaban por completo, poco le importaba la seguridad de las aves que se suponía debía liderar, las que debía proteger, las abandonó, las dejó a su suerte mientras él buscaba culminar lo que empezó hace tanto tiempo, no debía haber mayor problema en ello, después de todo, se había librado de Eduardo y al parecer de Felipe también, ya nada podría amenazar su hogar, estaba convencido de ello, quería estar convencido de ello, porque muy en el fondo, detrás de esa falsa seguridad que tanto presumía, había miedo, miedo a Matt, miedo a Blu, a lo que los dos juntos podrían llegar a hacer si resultaban vivos.
-Tienen que estar en algún lugar- Decía girando sobre sí mismo, observando a su alrededor, tratando de ver más allá de las ramas, más allá de las hojas.
-Roberto, seguir buscándolos no tiene sentido- Una de las aves que lo acompañaba habló –Cayeron al río, podrían estar en cualquier parte, si es que lograron sobrevivir, de lo contrario, algo los devoró-
-No lo entienden ¿verdad? Esos dos no son fáciles de matar, seguramente de alguna manera lograron sobrevivir y ahora están burlándose de mí- Decía en un tono demencial, estaba por perder los últimos vestigios de cordura que le quedaban.
Todas las aves a su alrededor habían empezado a darse cuenta de ello, era por miedo que decidían no señalarlo, temían las cosas que Roberto era capaz de hacer ahora, ya no era el mismo de antes.
-Traigan a todos los exploradores ¡Los quiero a todos!- Gritó fuertemente –Noche y día, buscando cualquier cosa, absolutamente cualquier cosa que no me pertenezca, quiero saber dónde está-
-Pero Roberto aun debemos buscar árboles de nueces-
-¡No me importa! Lo único que deben estar preocupados por encontrar son Blu y Matt, y no aceptaré ningún tipo de discusión ¿Quedó claro?-
-Sí señor-
La locura de Roberto terminaría con él, eso era seguro, pero aún faltaba tiempo para que ese destino se cumpliese, y también faltaba por descubrirse si sería ocasionada por él, o si alguien más la propiciaría.
Ahri aguardaba tranquilamente sentada en el borde del techo de una de las cabañas, le sonreía al horizonte, dejando que el viento surcase sus plumas, la hija en su cintura tapaba su herida, aun no sanaba, pero era mucho menor la carga, sobre todo ahora que nuevamente estaba con Matt, más que él, nuevamente estaba con su familia, con toda ella. Suspiro, erró los ojos por un momento, se concentró en su respiración, en el latir de su corazón, hacía mucho tiempo que no experimentaba una tranquilidad así, era vigorizante, pero también tranquilizante, dos sensaciones muy contractarías, pero así era. Abrió los ojos vio a sus hijos jugueteando con más niños, también tuvo una pequeña visa de Bia volando con Milo, no era necesario que alguien se lo dijera, era más que obvio que esos dos ahora estaban juntos, la sonrisa en su rostro creció un poco y regresó su vista al horizonte.
-¿Piensas en mí?- Escuchó tras ella, lentamente giró la cabeza y Matt estaba ahí.
-Habla del diablo y se te aparecerá- Respondió Ahri levantándose de donde estaba sentada.
-He, casi, pero la de plumas rojas eres tú- Dijo Matt tomándola delicadamente por la cintura.
-¿Está todo bien?- Preguntó curiosa, colocando sus alas sobre los hombro de Matt.
-Claro que sí, por primera vez en mucho tiempo, todo está bien-
-¿Y cómo estás tú?- Ahri le sonreía con tranquilidad, aunque de alguna manera lograba sentir cuando algo, sin importar lo pequeño que fuera, molestaba a Matt, y este parecía ser uno de esos momentos.
-Estoy bien, solo, no puedo creer toda la suerte que tuvimos, de nuevo-
-Sí, me pregunto si alguna vez se nos terminará- Bromeo Ahri, acompañando el momento con una pequeña risa. Miró a Matt por varios segundos, no hubo palabras, solo había silencio pero ambos se sonreían, disfrutando la compañía mutua, no hacía falta nada más.
Ahri lentamente acercó su pico a Matt, directamente a su cuello, deslizó su pico desde abajo hacia arriba, lo hizo a un ritmo lento pero sin pausar, Matt suspiraba, inclinando su cabeza hacia atrás, sentía sus alas temblar y su respiración cortarse, no se explicaba cómo ella lograba ese efecto en él.
-Adoro cuando haces eso- Dijo en cuanto la hembra lo miró a los ojos nuevamente.
-Por eso lo hago-
-Lo sé-
Junto su pico con el de ella, un aunque pequeño, intenso beso, ¿Cuánto había pasado desde la última vez? Ninguno se preocupada por ello, querían olvidar todo, y ese estaba siendo un buen inicio. La falta de aire los obligó a separarse, pero aun sonreían, era un momento único, hasta que el sonido de aleteos los distrajo, ambos miraron al origen, toda la familia estaba ahí, no había ira, no había tristeza, desesperación, ni nada así, solo, amor.
-Bueno- Habló Naia –¿En qué nos quedamos?-