El Fandom de Shingeki no Kyojin y sus personajes no me pertenecen.
Advertencias: OoC | Lime de dudosa calidad |
Aclaraciones: Este es, en teoría, el último capítulo. Junté el último capítulo con el epílogo porque no deseaba hacerles esperar más. ¡Gracias a todos los que todavía me leen! Nos leemos abajo.
Recovering a Star.
Por: Breen Martínez
«El sentido de renacer es no volver a cometer los mismos errores»
14.
—¿Qué te hace pensar eso? —Preguntó Armin, llevando una cucharada del helado de vainilla a su boca, era su día libre en el trabajo y había querido ir a visitar a sus amigos. Sin embargo, se encontró con un Eren encerrado en su habitación y con una Mikasa con ganas de matar a alguien.
A alguien en específico.
Sin embargo después de mucho insistir, la puerta del cuarto de Eren fue abierta y tanto él como Mikasa entraron, él le había pedido a la chica que le dejara hablar con Eren antes, pero se había negado argumentando que era su hermana y contra eso, Armin no pudo hacer mucho.
—Irvin me lo dijo —mencionó, robándole una de las papas a su hermana y llevándosela a la boca—. La boda de la señorita Petra es el mismo día del concierto —aclaró—. Levi no irá —aseguró.
Mikasa se mantuvo sin decir palabra alguna, mientras que él trataba de razonar lo que acababa de decir. No podría encontrar algo para alentar a su amigo, porque estaba más ocupado pensando en el por qué quería que Levi estuviera ahí, Eren nunca había necesitado un amuleto de la suerte e incluso había veces en las que Hanji no había podido estar con ellos y eso nunca le frenó.
Arlert se estiró desde su posición sentado sobre el piso de la habitación hasta llegar al borde de la cama de su amigo dónde descansaba aquel cuaderno especialmente para escribir las canciones. Eren les había avisado que ya estaba terminada y no tardaron mucho en ensayarla durante varios días hasta perfeccionarla, sin embargo Armin sentía que había algo que faltaba en aquella historia.
Abrió el cuaderno, en otro momento Eren se lo hubiera arrebatado de las manos —era muy reservado en cuánto a la realización de las canciones— pero no en ese que parecía completamente ido en pensamientos nada positivos. No tardó mucho en encontrar la página, había más rayones qué otras veces y veía que muchas veces la idea inicial había sido cambiada. Pero releyéndola encontró un párrafo que le dio la respuesta que necesitaba.
—¿Le has dedicado la canción a Levi? —Preguntó.
Sintió la mirada de Mikasa taladrar a Jaeger, sin embargo Eren no se movió ni un solo centímetro de su posición anterior. Su cabeza seguía hundida en su almohada y su cuerpo descansaba a un lado de la cama, dándole un espacio a Mikasa que se mantenía sentada.
Finalmente él salió de su refugio, dándole la cara a ambos y preguntando con voz suave—: ¿Está mal?
El semblante de Mikasa se relajó, finalmente había comprendido lo que su hermano realmente quería hacer. Dejó la bolsa de papas en el mueble al lado de la cama y salió de la habitación sin decir ni media palabra. Armin miró a su amigo y le sonrió con comprensión.
—Para nada —aclaró mientras regresaba la libreta a su lugar y comía otra cuchara de helado.
Eren agarró las frituras de su hermana, comiéndoselas poco a poco sin salir todavía de la cama. Hojeó también la libreta, dándose cuenta de todo lo que había escrito. Bueno, fuera o no Levi, el concierto debía continuar ¿cierto? No era como si se fuera a bloquear y las palabras dejarían de salir de sus labios.
Aunque eso también significaba quedarse con la respuesta para sí mismo.
—Todo estará bien —comentó Arlert tras varios minutos en silencio.
Eren guardó silencio, sabía que Petra era una persona importante en la vida de Levi, era su amiga y la había conocido en ambas vidas y en ambas habían formado una buena relación. ¿Sería capaz de faltar a un evento importante para ella? Hundió su cara de nueva cuenta en la almohada, sin saber realmente lo que Ackerman iba a elegir.
Pero fuera lo que fuera, confiaría en él y estaba seguro de que tomaría la elección correcta.
—¿Confías en Levi? —Preguntó minutos después el rubio.
Eren asintió.
—Entonces no tienes de que preocuparte —evidenció.
Jaeger decidió creer en sus palabras, después de todo Armin resultaba ser demasiado sabido en esas cuestiones, llevaba dos vidas de conocerlo y siempre había sido su consejero: más valía hacerle caso.
Ambos terminaron sus frituras —en el caso de Armin su helado— mientras esperaban que Mikasa volviera, sin embargo esto no pasó y cuándo salieron a buscarla, la encontraron hablando con Hanji y decidieron no interrumpirlas. Al final terminaron jugando videojuegos como en los viejos tiempos, la mayoría de las partidas las ganó Eren y Armin al no ser tan competitivo, aceptó su derrota.
Irvin bebió un poco de agua mientras miraba a su amigo caminar de un lado a otro, nunca lo había visto de esa forma y nunca antes se hubiera imaginado que recurriría a él para que le dijera qué era lo que debía hacer. Sí, a esos extremos había llegado. Sin embargo él tampoco tenía una buena respuesta para su amigo.
Lo miró de nueva cuenta, las ojeras en sus ojos demostraba que había estado hasta tarde pensando en qué era lo que iba a hacer. Sabía muy bien que no quería fallarle a Petra, porque era una de las pocas personas que se había acostumbrado a su forma de ser y de cierta forma le hizo sentirse cómodo en su trabajo, claro que ahora que la chica necesitaba de él no quería decepcionarle.
Pero, por otro lado, estaba Eren. El chico que le había conquistado en dos vidas y el mismo que le había pedido que fuera aquel concierto con una finalidad que nadie conocía. Incluso intentó hablando con Hanji para que le dijera qué era lo que quería decirle Eren a su amigo, sin embargo la castaña se mostró desconcertada, sin saber que responder.
Y eso fue una mala señal, ni siquiera Hanji lo sabía.
—Deberías calmarte, Levi —asesoró, vertiendo un poco de té en un vaso para su amigo—. Dando vueltas no solucionarás nada.
—Lo sé —Ackerman finalmente tomó asiento, bebió todo el té de un solo sorbo.
Ir o no ir, ahí la cuestión. Levi maldijo al mundo, también al hecho de que los eventos fueran el mismo día, a la misma hora y con muchos kilómetros de distancia. Si tan siquiera el salón de Petra estuviera cerca del lugar dónde sería el concierto todo sería más fácil, podría ir con Eren y luego regresar con Petra, pero no. Jodido destino más caprichoso que les había tocado.
Una decisión, simplemente eso. Dos involucrados: Eren y Petra y un solo camino. La decisión que tomara definiría parte de lo que iba a pasar a continuación.
—Tu sabes, Levi —empezó Smith, como quién quiere hacerte recapacitar porque sabe qué es lo que puede pasar—. Petra puede perdonarte, es más, creo que si le explicas ella entenderá.
Él asintió, pensativo.
—Eren también te perdonará —aseguró. Conocía al chico demasiado bien y no sería rencoroso, no con Levi—. Sin embargo todos ellos son un buen equipo y por ende, una buena banda. —Ackerman permaneció callado, pero tenía la leve sospecha de hacía dónde quería ir Irvin—. Ese concierto es una oportunidad para hacerse famosos y, por ende, más conocidos.
Lo sabía, estaba consciente. ¿Entonces por qué tardaba tanto en tomar una decisión? Irvin siguió hablando, pero no le prestó atención hasta que dio en un punto clave—: Una vez eso pase… dudo mucho que vuelvas a verlo.
La frase dio vueltas en su subconsciente, ¿otra vez sin el mocoso? Podía vivir sin él, claro. Ni que Jaeger fuera el maldito oxígeno y sabía muy bien que el menor también viviría bien sin él, es más, tenía muchas probabilidades de encontrar a alguien. Pero —tan siquiera él— no deseaba hacerlo, no deseaba volver a pasar tantos años alejados de Jaeger.
La decisión estaba por tomarse cuándo el sonido del celular de Levi se hizo presente. Un presentimiento se instaló en Smith, haciéndole fruncir el ceño: tenía un mal presentimiento.
Desde su lugar, pudo escuchar perfectamente la voz de Petra, disculpándose sobre un par de cosas que no le había explicado a Levi, éste prestó demasiada atención a todo lo que la chica dijo y cuándo estuvo por colgar, ella mencionó una gran disculpa que Irvin sabía, no era necesaria.
La llamada culminó con un «espero puedas asistir» que hizo que la decisión de Levi tomara otro rumbo.
Y justo en ese momento, Irvin dijo que era momento de que hiciera algo. Era el mayor de todos ellos, por lo tanto ocupó aquello como un buen pretexto para hacer lo que iba a hacer y sabía que más de una persona se lo agradecería.
—¡Hermosísima! —Escuchó que exclamaron su tía y aquella señora llamada Nina que les ayudaba en ese momento diseñando un atuendo apropiado para el evento más esperado por todos. Sin embargo, nada de eso le interesó porque su vista seguía clavada sobre el gran ventanal.
No había querido asistir aquel día, sin embargo había sido necesario. Él sabía que no se mostraba demasiado concentrado, pero eso era una cosa completamente diferente a fallarle a la banda que le había dado tanto. Se mantuvo mirando todavía por el ventanal, una de las cosas que más le gustaba del departamento de Nina era el gran ventanal que tenía, ya que lo conservaba para ella: hace tiempo atrás le había comentado que cuándo no encontraba inspiración para sus diseños, ponía una silla enfrente y simplemente observaba, se perdía en el infinito que consistía en las calles y edificaciones que se mostraban.
Mientras miraba, el recuerdo del día que estuvo con Levi volvió como si de un relámpago se tratase, las imágenes llegaron poco a poco a su mente, cómo si hubiera sido él un espectador y no el protagonista de la escena. ¿Por qué —se preguntaba— había soltando aquellas palabras? No era exactamente lo que habría querido decir, pero el sí nunca salió de sus labios, en su lugar, vaciló de nueva cuenta, a pesar de que se había dicho a él mismo que tener miedo era estúpido en ese momento.
—Eren —su hermana estaba a tan sólo unos pasos de él, su mirada mostraba preocupación y sintió de nuevo culpabilidad por hacerla sentir de esa manera. ¿Por qué siempre era así?—. ¿Estás bien?
—Sí —asintió, de repente se dio cuenta de que su tía no dejaba de hacerle señas para que fuera hasta dónde estaba. Se despidió de aquella vista, antes de regresar su vista a su hermana—. Lo siento, sólo estoy distraído.
Ella le miró, estudiándole durante nos segundos hasta que finalmente él asintió de manera lenta, tratando de creer en sus palabras. Sólo entonces Eren dio media vuelta hacia dónde estaba su tía quién le recibió con un comentario para intentar que riera. Casi lo lograba.
Nina le hizo señas para que pasara al siguiente cuarto desocupado dónde encontraría lo que ella le había hecho para el concierto, se dirigió hasta ahí, no sin antes pasar por ella.
—¡Qué no decaiga el ánimo! —Exclamó la señora Nina cuándo estuvieron frente a frente, la diferencia de estatura fue demasiada notoria. Nina era una señora algo grande pero con una actitud juvenil todavía, había veces que parecía que Hanji y ella eran muy similares en cuánto a carácter, sin embargo la seriedad con la que Nina hablaba con las personas que apenas conocía, las hacía diferente.
La mujer pelirroja le sonrió—. No querrás decepcionarlos —siguió y fue en ese momento que señaló una foto de todos los niños que estaban en aquella casa hogar, ella les conocía: solía regarles ropa o hacérselas de manera gratis. Además de que en navidad les llevaba regalos—. Ellos confían en ti.
Eren sonrió, no era por eso que estaba en ese estado, pero aquellas palabras sin duda alguna habían logrado darle un poco de ánimo, porque ella tenía razón: había muchas personas que confiaban en la banda y que siempre estuvieron ahí animándoles.
—Tiene razón —aceptó mientras entraba en aquella habitación—. No vamos a defraudarlos.
—¡Así se habla! —Festejó Nina volviendo al traje de Mikasa para terminar de ajustarlo.
Cuándo finalmente se colocó su atuendo, se puso al lado de su hermana. Ambos vestían de aquella manera tan parecida, el color era el mismo, sin embargo como iban a ser los que iban a cantar, de cierta forma tenían que destacar. El diseño de sus trajes —qué parecían las ramas de un árbol de un color azul fuerte en la parte superior y azul claro en la parte del pantalón (sólo para Eren)— hacían que se vieran bien y estaban completamente seguros que bajo las reflectores, aún más.
—Tengo un regalo para ti —comentó la modista a Mikasa cuando la vio junto a su hermano, fue en ese momento que ingresó hacía su pequeña habitación mientras los tres esperaban en la sala del lugar.
—Se ven bien —comentó su tía bebiendo un poco de la bebida que le habían ofrecido—. ¿Nerviosos?
—No —comentó Mikasa—. Saldrá bien —aseguró.
—¿Y tú, Eren?
Negó. —Saldrá bien.
Zoe estuvo por agregar algo más cuándo Nina apareció de nuevo ante ellos, le hizo una seña a la pelinegra de que se agachara un poco y ella obedeció —después de todo, eran muchos centímetros los que les separaban— y sólo entonces colocó la boina sobre el cabello de Mikasa.
La chica caminó hasta el gran espejo que se encontraba cerca del gran ventanal y se apreció a sí misma: Nina había hecho un gran trabajo.
—¿Te gusta? —Preguntó la mujer.
Mikasa asintió. —Es hermosa —confesó—. Gracias.
—No es nada.
Después de darle unos toques finales a los trajes de ambos, se cambiaron y sólo entonces Nina les invitó a comer, hubieran declinado de no ser porque sabían lo insistente que era la mujer, además de lo rencorosa. Finalmente en la mesa, la mujer empezó a platicar anécdotas de cuándo era joven, aquellas pláticas parecían haberse vuelto una rutina. No importaba cuántas veces fueran o no a visitarla, siempre le escuchaban con atención.
A veces les repetía las mismas anécdotas, pero no importaba, a ellos les bastaba con ver las emociones a través de sus ojos para no detenerla, para no decirle que ya lo sabían. Después de todo, ¿qué importaba volverlo a escuchar? Así prestaban más atención a cosas que anteriormente habían pasado por alto.
Y mientras los tres conversaban, el celular de Hanji sonó avisando de un mensaje que recibía y cuándo lo leyó no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa que pasó desapercibida por todos los que se encontraban en la sala.
Tecleó una respuesta rápida antes de que la descubrieran y le hicieran preguntas que tendría que tratar de esquivar. Bueno, a final de cuentas no estaba haciendo nada malo.
Después de que Levi se marchara de su casa con una respuesta tomada —pero no convencido del todo— se tomó la tarea de investigar el número de Petra. Sabía que podía habérselo pedido a su amigo, pero eso levantaría sospechas, pero lo que sí hizo fue pedirle su opinión a Hanji y cuándo la respuesta llegó a gran velocidad, nada lo frenó de su objetivo.
Pasó varios minutos hojeando el directorio, rogando porque el número de Petra no estuviera registrado como privado, porque la tarea sería mucho más pesada. Para su suerte, una vez entró en la sección de la letra "R", el apellido de la chica apareció ante sus ojos y marcó rápidamente.
Al tercer timbre, Petra contestó.
Y fue entonces que los segundos se volvieron lentos mientras él le explicaba todo a la chica, desde sus razones tras la llamada hasta la forma en la que quería justificar a su amigo. Pero no tuvo que explicar demasiado, ya que la chica cortó su parlamento y le dijo que no habría problema alguno. Después de eso, ambos colgaron.
Primero obstáculo: vencido.
Llegaron a su casa cuándo el sol acababa de ocultarse, la visita con la señora Nina había sido demasiado larga y a ellos les resultó corta. Tuvieron que despedirse cuándo a través del gran ventanal se apreció que el sol ya no se encontraba y que pronto muchas casas encendían las luces.
Cuándo entraron, todo estaba tal cual lo habían dejado y el hambre ni siquiera apreció en sus cuerpos. El trayecto para ir a la casa de la señora Nina estaba algo alejada de su casa y caminar para apreciar "un poco" la ciudad no había resultado buena idea, sus piernas dolían como si hubieran recorrido un maratón entero.
Su tía no pudo evitar desplomarse sobre el gran sillón color café mientras sus zapatos volaban hacía quién-sabe-dónde, Mikasa y Eren le restaron importancia mientras imitaban sus acciones sentándose sobre los sillones. En ese momento hubieran dado lo que fuera por un vaso de agua helada.
—Eren… —empezó Zoe y Jaeger estuvo completamente seguro de lo que quería que no le dejó terminar.
Se levantó con gran pesadez del sillón y caminó hasta la cocina, dónde llenó los tres vasos que agarró.
Le dio uno a su tía y otro a su hermana para finalmente beberse el suyo.
Se quedaron callados mientras bebían su agua y recobraban sus energías perdidas, aunque tenían incluso más sueño que nada. Finalmente la primera en acomodarse bien en el sillón fue Hanji mientras dejaba el vaso en la mesa de centro. Miró a sus sobrinos, ambos se notaban cansados y sonrió, porque lo que había querido en realidad había sido distraerlos un rato.
—Es mañana —les recordó, aun sabiendo que era innecesario hacerlo, los chicos estaban contando los días desde hace mucho tiempo.
—Saldrá bien —prometieron ambos y Hanji sabía que lo lograrían.
Cuando el silencio les volvió a rodear, la primera en levantarse fue Mikasa y tras desearles unas buenas noches entró a su habitación y Hanji no tuvo que adivinar mucho para saber que dormiría finalmente y antes de que Eren hiciera lo mismo, le interceptó.
—Quería pedirte un favor.
Eren se mostró desconcertado, pero finalmente asintió. —¿Qué es, tía?
—Es sobre la nueva canción —confesó—. Mikasa me dijo que pensabas abrir con esa el concierto. —Jaeger asintió—. No lo hagas, déjalo para lo último.
—¿Por qué?
—Sólo hazme caso, Eren —pidió—. Por favor
Él asintió. —De acuerdo.
Cuándo el día más esperado llegó, Irvin decidió ir a darle una visita a su amigo, sabía que sería el único trabajando a esas horas de la mañana cuándo se les había dado permiso para llegar tarde. Subió hasta el piso que le correspondía a Levi y no se le extrañó ver el escritorio de Petra desocupado, la chica debería estar emocionada a esa hora, porque dudaba mucho que hubiera podido dormir bien por los nervios.
Cómo se lo esperó, Levi Ackerman estaba sentado en su gran silla negra detrás del escritorio, verificaba papeles y daba vistazos rápidos a la computadora para cerciorarse de que todo estuviera en orden. Ni siquiera reparó en su presencia y eso se debía a que debería estar lo suficientemente concentrado.
Él no mencionó nada, en su lugar se dedicó a mirar los grandes libros que descasaban sobre el librero, además de aquellas carpetas con trabajo previamente hechos. El sonido de los papeles se siguió escuchando y él se mantuvo de nuevo en su lugar, sin emitir sonido alguno.
Cuándo finalmente todo sonido cesó, sintió los ojos de Levi clavados en su espalda y finalmente volteó.
—¿Es un espléndido día para un concierto, no es así?
Observó claramente como el ceño de su amigo se fruncía. —Vete a la mierda, Irvin.
—Deberías ir —ignoró el comentario mientras tomaba asiento.
Ackerman guardó silencio mientras simulaba seguir trabajando, pero Smith sabía perfectamente que ya había terminado, le observó antes de seguir tratando de convencerlo, sin embargo no obtuvo ninguna respuesta pero le bastó saber que era escuchado y si aquello no funcionaba, todavía tenía un haz bajo la manga.
—Tómense un descanso —pidió Historia entrando en el garaje, la música paró y todos se miraron para luego asentir.
Llevaban desde la mañana ensayando, ni siquiera habían desayunado: Ymir les había mandado un mensaje sobre qué pensaba que lo mejor sería ensayar ese día y ninguno se negó, sabían que lo hacían bien, pero un poco de practica antes del concierto no vendría nada mal.
Mientras se dirigían hasta el comedor —dónde el delicioso aroma del desayuno-comida que Armin e Historia habían estado preparado les dio la bienvenida— Mikasa interceptó a su hermano cuándo pasó por el umbral de la puerta.
—¿Por qué cambiaste el orden?
Jaeger se encogió de hombros. —La tía Hanji me lo pidió.
—¿Por qué?
Él negó, dándole a entender a su hermana qué no sabía la verdadera razón y por más que insistió esa mañana, su tía no soltó ni media palabra, siempre encontraba la manera de cambiar el tema y, como no quería que le siguiera interrogando, se puso a limpiar el jardín.
La actitud le extrañó, sin embargo no mencionó nada; el jardín necesitaba una buena limpieza, después de todo.
—¡Hey, chicos! —Llamó Armin mirándolos a ambos—. Sino vienen nos acabaremos la comida. —Amenazó, medio broma, media verdad.
Eren sonrió. —¡Hey, ese es mío! —Y fue corriendo hacía la mesa.
Y así pasó parte de su tarde, conviviendo antes del concierto, muchísimo antes de tener que enfrentarse a todos los ojos que les iban a mirar con atención. Armin e Historia trataron de distraerlos a todos, sabían cual nerviosos podrían llegar a estar a pesar de que dijeran que no. Los conocían, habían estado ahí durante mucho tiempo, Historia recordaba lo pegajoso que luego se encontraban las manos de Ymir después de cantar.
Armin, por su parte, recordaba cómo Annie bajaba del escenario con aparente tranquilidad, hasta que se acercaba a ella y la veía temblar levemente. No era que los nervios les traicionaran, porque siempre lograban controlarlos a la perfección, pero estaban ahí y sabían que lo que iban a hacer no era fácil por eso el plan de distraerles un poco había sido llevado a cabo ese día.
—¿Qué les parece una película? —Insistieron ambos rubios.
—Pero... —empezó Eren, mirando a las demás.
—Sólo una —insistió Historia—, por favor.
Sabía que Ymir no se resistiría a su cara de súplica.
La pecosa apretó los puños antes de levantarse y exclamar—: ¡De acuerdo! —Todos la miraron, era demasiado obvio que cambiaría de opinión—. Pero sólo una.
—Sólo una —mencionó Mikasa cuándo cada uno tuvo que recoger sus cosas y dirigirse hacia su casa para alistarse, se iban a encontrar allá, dos horas antes.
Eren sonrió mientras aumentaba la velocidad mientras corría, su hermana también aumentó la velocidad. El transporte se les había pasado, ¿pero para qué tenían dos piernas?
—Cuando se trata de Historia, Ymir no puede negarse —evidenció, rememorando cuándo la rubia insistió en ver otra película más larga que las demás.
—Aunque quisiera —aclaró Mikasa y Eren le dio toda la razón.
Siguieron avanzando hasta que el auto de Irvin se divisó a la lejanía, Hanji bajó de él, abriendo una de las puertas y haciéndoles señas de que entraran, aumentaron la velocidad y la primera en llegar fue Mikasa que entró rápidamente, Eren le siguió de cerca y cerró la puerta tras sí al mismo tiempo que su tía, quién les dedicó un «sólo a ustedes se les ocurre» que no era para nada un regaño.
Después de aquellas palabras, el auto de Irvin abandonó con velocidad entre varios atajos para llegar más rápido, aquel día presenciaron una forma de conducir en el señor Smith que no habían visto en nadie más, pensando que cuando les dijo «abróchense los cinturones» con aquel tono de película de acción, sólo había sido una broma, pero se dieron cuenta de que estaba hablando seriamente y estaban completamente seguros de que no volverían a dudar de lo que les decía.
Finalmente aquella gran carrera tuvo una consecuencia positiva: llegaron a una buena hora para empezar a arreglarse. Y aunque fue Eren el primero en bajarse, Mikasa fue la primera en entrar en la casa.
Jaeger no pudo evitar detenerse en el umbral de la puerta mientras le daba una mirada fugaz a su tía y a Irvin, se mantenían todavía dentro del auto, parecían intercambiar un breve par de palabras y cuándo menos se lo esperó, él le sujetó la barbilla y le dio un beso fugaz en los labios.
Sonrió mientras les observaba, para después subir hasta su habitación y abrir la ventana que había mientras miraba el cielo, podría decir que era el mismo que siempre había visto, sin embargo lo sentía diferente. Como si ese estuviera lleno de todos los sueños realizados y por realizarse de cada uno: como si por fin vivir en aquella época hubiera valido la pena y tal vez así era.
"Sin duda volvería a vivirlo por ti.
Volvería a ese rincón del mundo
polvoriento y rodeado de muros,
ya no es lo mismo que aquellos días."
La tercera llamada de Irvin, ¿qué importaba? Por más que lo hiciera, no le iba a contestar y si lo hacía sería para que dejara de joder. No iba a cambiar de opinión, ya era tarde para eso.
Eran las seis de la tarde y se estaba arreglando para la boda de Petra, su traje negro le quedaba perfecto, pero en ese momento eso era lo que menos le importaba. Estuvo pensando en enviarle un mensaje a Eren disculpándose, sin embargo se dijo a sí mismo que el chico no debería estar pegado en el teléfono en ese momento y que lo mejor sería disculparse en persona.
Si lo volvía a ver.
Bajó las escaleras del departamento de manera lenta, después de todo estaba seguro de que los novios no llegarían puntualmente, sobre todo la novia. Cuándo estuvo abajo, entró en su auto y empezó a manejar a través de aquellas calles conocidas, ya que la ubicación de la iglesia sí la conocía, no estaba tan lejos, pero en ese momento el tráfico parecía demasiado.
Por supuesto, una famosa banda llegaba a dar un concierto y por si fuera poco, The Titans participaría solamente abriéndolo, ¿quién no correría a apartar su lugar?
Y cuando llegó a aquel retorno, dudó de nueva cuenta. Si avanzaba completamente derecho se podía confundir con otro fanático que espera que la banda apareciera, nadie sospecharía que su verdadero objetivo era el chico de ojos verdes que era el vocalista.
El sonido del claxon de otro carro le hizo regresar a la realidad, a su realidad y finalmente dio vuelta en aquel retorno y se dirigió a la iglesia.
Todos se encontraban sentados en los lugares que quisieron, era sorprendente que a pesar de que todavía faltaba media hora para que supuestamente llegara Petra, ya había gente ahí esperando ansiosos. Él se sentó en una de las bancas finales, dónde podía mirar a todas las personas que entraban. Desde su perspectiva, pudo apreciar a un chico con el teléfono de su madre entre sus manos llamando con insistencia, hablaba sobre que había sacado buenas calificaciones y que debían darle un premio, el interlocutor pareció tomarlo a juego, sin embargo el pedido del niño de ir al concierto probablemente le petrificó.
Al mismo tiempo que a Levi.
Todo parecía conspirar en su corta, como un recordatorio de que debía ir, de que estaba eligiendo el lugar equivocado y las vibraciones constantes de su celular no parecían dejarle en paz. No supo cuándo tiempo estuvo ahí pero observó con claridad que había más gente, que Oluo ya estaba en su lugar y que esperaba con nerviosismo a la que sería su esposa.
Mientras tanto, él quiso parecer lo más cómodo posible, pero las vibraciones de su celular le estaban empezando a molestar, estaba harto de ignorar mensajes y llamadas, así que salió mientras desbloqueaba el celular para llamarle a Irvin y decir que dejará de joder de una buena vez.
—¿Levi? —Sin embargo su acción fue frenada cuándo Petra apreció ante sus ojos.
El vestido blanco hacía resaltar su figura, el decorado de las mangas era hermoso, además de que cada detalle que resaltaba de color plateado lo hacía ver sencillo pero elegante. El gran velo blanco sólo le favorecía al moño hecho con el cabello de ella y que se mantenía —hasta ese momento— intacto.
—Petra —saludó—. Luces bien.
La chica sonrió. —Muchas gracias —sin embargo, ella le miró interrogante—. ¿Qué haces aquí?
Ackerman no entendió. —Es tu boda.
La castaña le miró preocupada durante unos breves momentos antes de serenarse y sonreírle con comprensión, con ternura: conmovida por lo que acababa de escuchar.
—Te lo agradezco —empezó—. Pero creo que tienes un evento más importante, ¿no es así? —Levi se mantuvo quieto en su lugar, ¿cómo era que Petra sabía todo eso si no lo había comentado con nadie?—. Te contaré una historia —a la chica no parecía interesarle el hecho de que se estaba retrasando, para ella, Levi era un amigo que necesitaba escuchar todo eso—. Había una persona que llegó a trabajar a una empresa importante, como uno de los jefes nuevos. Daba mucho miedo, pero su secretaria no podía permitirse temer ante él, ¿verdad?
Levi asintió, comprendiendo.
—Empezó a tratarlo y se dio cuenta de que era una buena persona. Pero, ¿sabes? No parecía realmente feliz, como que le faltaba algo… —ella sonrió cuándo percibió que Ackerman había entendido—. Hasta que cierto chico apareció en la oficina, el jefe parecía mirarlo diferente y parecía cómodo con él.
»Y yo me pregunto —dijo Petra mirándole atentamente—. ¿Qué hace el jefe aquí perdiendo a una persona importante?
Levi sonrió. —Gracias, Petra —mencionó, antes de correr hasta dónde estaba su auto.
La castaña solamente le observó perderse entre las calles, miró al cielo y exclamó—: Suerte, capitán.
Pueden apreciar desde la ventana, a muchas personas reunidas —no totalmente por ellos— pero sí más de lo que esperaban. La estimación que había hecho había quedado muy, muy atrás. Armin a su lado, puso una mano en su hombro mientras le dedicaba una sonrisa en señal de ánimo. Su mejor amigo fue uno de los primeros en llegar junto con Annie y mientras la chica se cambiaba, él decidió esperar junto con Eren en uno de los asientos improvisados.
—Demasiada gente —finalmente exclama Eren, aunque el hecho de que más camiones estén llegando le da a una idea clara de que serán más.
Sin embargo su vista no se despegó de todas las personas que iban llegando, sus ojos verdes buscaban con impaciencia a alguien en especial, alguien que dudaba mucho que fuera a llegar pero cuya esperanza de verle estaba todavía ahí, latente y firme.
Arlert comprendió lo que hacía su amigo, pero no le mencionó nada y en cambio también se puso a buscar a aquella persona entre la multitud, siempre dos pares de ojos eran mejor que uno solo. Además de que no había mejor manera de matar el tiempo en ese mismo momento.
—Veo algo… —empezó a decir Armin, Eren le miró sin entender hasta que recordó lo que hacían cuándo estaban aburridos y el viaje era largo—… De color rojo.
Jaeger buscó con la mirada aquello de color rojo y no tardó mucho en encontrarlo, uno de los letreros más apartados se encontraba pintado de color rojo y cuándo le mencionó a Armin sobre el objeto, él asintió y Eren dio aquella partida ganada. Rápidamente volteó a encontrar algún objeto.
—Veo algo… —buscó realmente algo que le llamara la atención y que fuera lo suficientemente fácil de ubicar, después de todo, no tenía que ser tan malo con su amigo. Como no encontró nada, su mirada se dirigió hacia adentro—. Color… —el ruido de unas personas cuchicheando les llamó la atención—… Azul —exclamó finalmente.
Armin estaba completamente ajeno al ruido, pero su mirada se dirigió hacia dónde miraba Eren y la sorpresa fue palpable en su rostro, el cuchicheo se debía a Annie, quién en ese momento portaba un vestido color azul celeste hasta la rodilla de tablones. Su cabello rubio lucía suelto y ondulado: se veía muy bien.
Bastó la mirada de su amigo sobre Annie para saber que el juego había terminado y mientras Armin iba a darle alcance a la rubia, él prefirió volver a su posición anterior, buscando a aquella persona entre la multitud. Algo muy dentro de sí mismo le decía que no debía apartar su mirada de ese lugar, Levi aparecería, él lo creía.
Todavía faltaban dos horas para empezar, ¿podrían dos horas ser suficiente?
La desesperación era palpable en su persona, bastaba sólo con ver la manera en cómo sus manos se apretaban de aquella forma en el volante, había tratado de recuperar la paciencia porque sabía que entre más se desesperara, más tiempo tardaría ahí atascado en el tráfico. Sin embargo el ruido constante de los claxon no eran de mucha ayuda, igual que aquellos que no perdían oportunidad para insultar al otro como si el tráfico fuera culpa de ellos y no de los semáforos que tardaban demasiado hasta para su gusto.
Todos parecían tener prisa en ese momento y él no era la excepción, sin embargo ya era demasiado tiempo ahí y el estar mirando el reloj sólo aumentaba aquella desesperación. En ese momento lo único que deseaba era que todos los carros desaparecieran, se vaporaran por alguna razón desconocida y él pudiera llegar. Pero eso no pasaba y cuándo finalmente empezaron a avanzar, no faltaron aquellos que se pasaron de velocidad y terminaron chocando.
Un choque justo en ese momento. Genial, ¿qué más podía faltar? Desde su posición se dio cuenta de que los conductores habían bajado y amenazaban con empezar una pelea y no faltaron todos aquellos que también bajaron a detenerles.
Su ceño se frunció con fuerza y cuándo estaba a punto de resignarse —ya iba algo tarde— su celular sonó, el nombre de Irvin Smith apareció en la pantalla y aunque no tenía ganas de hablar con nadie, una parte de sí mismo le hizo contestar y no se arrepintió. Las ordenes de Irvin era precisas y él no perdió ningún segundo más y bajó del auto importándole poco lo que iba a pasar con él.
Corrió hacía el lugar que había señalado Smith, no estaba tan cerca, pero se estaba esforzando por llegar a tiempo. De vez en cuándo miraba el reloj para asegurarse de que iba a tiempo y finalmente el carro de Irvin apareció ante su rango de visión, se acercó con velocidad y se sentó finalmente en el asiento del copiloto. El mayor ni siquiera esperó que su amigo se colocara bien el cinturón de seguridad, arrancó enseguida, completamente conscientes de que entre más se tardaran, más probabilidades de encontrar tráfico tenían.
Ninguno de los dos mencionó nada, primero: porque ese no era el momento para ponerse a hablar y segundo: porque el saber si iban a llegar o no a tiempo era lo primordial. Irvin, por su parte, sabía que Zoe estaba haciendo hasta lo imposible para retrasar todo, pero no todo podían dejárselo a la mujer qué aunque bien podría pasar como una cupido sustituta, no hacía magia.
Entre más se acercaban, el gran bullicio de las personas se escuchaba cada vez más cerca, había muchos carros alrededor, algunos estacionados y otros buscando un lugar para el cual estacionarse lo más cerca posible que podían, Ackerman pudo identificar perfectamente la música viniendo del interior, no estaban tan cerca así que salir corriendo de ahí iba a ser algo demasiado precipitado: podían atropellarle. A esas alturas y sabiendo que aquel concierto ya había empezado, no faltaba el que se hacía el sordo y ciego y se apurara como si la carretera fuera solamente de él.
—Sé por qué Eren quería que vinieras —aclaró Smith de repente.
Por un momento, todo lo demás importó poco. Levi volteó a ver a Smith, pidiéndole con la mirada que prosiguiera, que le dijera porque era que Eren había esperado tanto para darle una respuesta.
Irvin sonrió y estuvo a punto de soltar una carcajada, sino fuera porque sabía que Levi era capaz de golpearle en ese mismo momento.
—Te dedicó una canción.
Después de unos segundos en silencio, Levi chasqueó la lengua mientras volteaba a mirar por la ventana, en sus mejillas apareció un leve color carmín al saber finalmente porqué tanto enrollo para todo eso. Un mocoso, Eren Jaeger seguía siendo un mocoso, sin duda alguna.
—¿Los ves? —Hanji se movió de un lado a otro, miraba con atención a todos los recién llegados. Armin, a su lado, volvió a negar con la cabeza mientras volvía a ponerse de puntas para mirar con mayor libertad—. ¿Dónde se metieron? —Podía sentir a Zoe desesperada, no solamente por la manera nerviosa en que miraba de un lado a otro, sino también por la manera que mordí aquel lápiz con desesperación.
—Hay demasiadas personas —evidenció Armin—. ¿Está segura de que veremos cuándo lleguen?
El sonido de la música paró, los fanáticos gritaron y Arlert supo que la primera canción había terminado. Esta vez fue su turno de morderse el labio inferior: ellos tenían que llegar rápido por el bien de la salud mental de todos.
La mujer no se molestó en responderle, en su lugar se alejó de aquel lugar hacía uno seguro de ruido, no sin antes dirigirle un "tu cuida aquí" que Armin captó como una orden. Como en aquellos viejos tiempos en los que todos ellos eran cadetes y ella una mayor al mando. Sin embargo aquella acción no le molestó para nada, era genial ver que a pesar del tiempo que había pasado, la señorita Hanji no perdía aquellos toques peculiares, que la hacían ser ella.
Siguió la orden dada, buscando con atención a Irvin y a Levi y esperando que llegaran pronto. Su vista se desviaba hacía cada persona, queriendo encontrarlos de manera rápida. Cuándo finalmente ambos hombres aparecieron en su rango de visión, volteó para informarle a Hanji, pero está ya se le había adelantado.
—¡Llegaron! —Exclamó, tomándole de la mano con fuerza mientras ambos salían corriendo por la parte trasera para darles alcance. Arlert agradeció que ambos corrieran casi a la misma velocidad, de no ser así ella le estaría llevando a rastras.
Finalmente tanto Irvin como Levi aparecieron ante ellos.
—¡Tardaron demasiado! —Exclamó la mujer gritando para escuchar su voz sobre aquel ruido.
Levi chasqueó la lengua y miró a Zoe con el ceño frunció cuándo ésta se le acercó para ponerle algo en el cuello, pero cuándo finalmente se dio cuenta qué era, su ceño se relajó. A Irvin también le colocó un pase especial en el cuello, la diferencia fue que éste no se molestó, ni siquiera puso mala cara, parecía agradarle aquella cercanía.
Armin pudo identificar con claridad la voz de Mikasa, Eren en ese momento debería estar tocando la guitara al lado de su hermana, ella sabía cuánto ambos amaban cantar y aunque el vocalista era Eren, éste nunca perdía algún momento para cederle su lugar en el escenario. La canción estaba casi por terminar, sentía como poco a poco iba cesando la música.
—¡Debemos darnos prisa! —Gritó tratando de ser escuchado. Los tres adultos le prestaron atención finalmente—. ¡La canción está por terminar!
Los tres asintieron mientras se adentraban entre el montón de fanáticos, tuvieron que empujar a varios y abrirse paso a cómo podían para llegar finalmente hasta dónde Eren seguramente les vería y tal vez no sólo Eren, sino también todos los demás. Desde su posición, Levi pudo apreciar a Eren tocando la guitarra, mirando con atención las cuerdas mientras él y Mikasa intercambiaban un par de miradas, parecían entenderse perfectamente bien.
La música sonaba bien, definitivamente hacían un gran equipo y fue en ese momento que la música cesó, los aplausos se escucharon, los hermanos se miraron y se sonrieron. Todos se dedicaron un "bien hecho", aun sabiendo que faltaba la canción que le había dado dolores de cabeza a su vocalista.
El banco que se encontraba desocupado en una esquina fue puesto enfrente de aquel escenario, Eren se sentó sobre él mientras buscaba a su mejor amigo atrás, dónde no lo encontró. Finalmente subió la mirada y sonrió a aquellos fanáticos que tal vez no estaban ahí precisamente por The Titans, pero poco importaba en ese momento.
—La siguiente canción —todo ruido cesó, todos parecieron prestar atención a lo que el chico fuera a decirles—, fue escrita para —se detuvo un momento mientras buscaba entre las personas del público. No vio a esa persona que estaba buscando, hasta que se dignó a ver a las más cercanas.
Su ojos aguamarinas se toparon con las verdes olivas y fue entonces que sintió aquella corriente recorrerle. La sonrisa se plantó en su rostro mientras el rubor subía por sus mejillas, uno que realmente no se alcanzó a ver.
»Una persona especial —finalmente terminó la frase.
El público enloqueció, buscaron con atención entre las primeras filas quién sería aquella persona especial, pero estaban completamente lejos de adivinarlo. Eren volvió a sonreírle unos segundos antes de que sus manos se dirigieran hacía las cuerdas y estás empezaran a escucharse.
Era una canción lenta, romántica: de esas que no estaba acostumbrado a escribir pero que en ese momento se escuchaba como si fuera la canción más fácil que hubiera escrito. En ella estaba implícita todo lo que había estado pensando, el miedo que su persona había tenido ante la nueva situación que se presentaba, absolutamente todo estaba reflejado ahí y era Levi quién parecía descifrarla con facilidad, era él quién le entendió mejor que nadie.
Por eso se quedó en su lugar, escuchando con atención todo lo que Eren cantaba con aquel sentimiento que dejó a todos congelados en su posición. Y cuándo finalmente la canción llegó a su punto culmine todos estallaron en aplausos, aplaudiendo a una canción que a ellos les resultó hermosa pero que era una historia completamente verdadera. Era una historia inmortalizada en una canción.
Dio media vuelta y empezó a caminar, escuchó a Zoe gritarle y exigirle hacía dónde iba. También pudo apreciar como el amigo rubio de Eren le miraba con atención y él parecía ser el único que sabía qué era lo que iba a hacer, porque se abrió pasó entre la gente para enseñarle como llegar hasta dónde estaba Eren y cuándo finalmente estuvo ahí, tuvo que esperar hasta que el castaño llegara hasta él.
Jaeger no tardó en buscarle con la mirada y cuándo finalmente lo encontró, no tardó mucho en correr hacia dónde estaba él y abrazarlo con fuerza. Levi correspondió el abrazo con aquella misma intensidad mientras apretaba la cintura del más alto, fue en ese momento que el tiempo se congeló, los demás pasaron a segundo plano. En ese momento solamente eran ellos dos, Levi escuchó a Jaeger susurrarle un "viniste, viniste" con demasiada insistencia en su oído.
Apartó un poco al chico de él, lo suficiente para que los ojos de ambos se encontraron y acto seguido, un beso aconteció. Suave, tierno, cargados de sentimientos reprimidos durante todo ese tiempo, un beso lejos de todo rencor y miedo, un beso seguido de otros que solamente querían hacerle saber a la otra persona que no la volverían a soltar.
Nunca más.
EPÍLOGO.
"Ámame como Simone a Sartre.
Cada quién por su lado, pero nunca separados".
—La cafeína de mi alma, Alberto B.
24 de Diciembre.
Habían pasado más de cinco meses desde que la aparición de The Titans en aquel concierto fue la sensación, la última canción interpretada por el vocalista había sido lo más sonado durante varios meses en las revistas de chismes. No faltaban aquellos que quisieron saber para quién era la canción, pero esa persona permaneció siempre en el anonimato. Es más, pensaron que con la fama que The Titans había alcanzado, ese personaje misterioso aparecería para aclararle a todo aquel que se acercara de más a Eren Jaeger, que ya estaba con alguien.
Sin embargo, esto nunca ocurrió. La banda fue despedida por personas cercanas en un aeropuerto, pero no vieron a nadie sospechoso y Eren no parecía afectado ante eso. La mayoría de los ojos estaban sobre él, esperando saber más, pero nunca obtuvieron lo que quería.
Ni lo tendrían.
Levi le había dejado marchar, es más, había sido él el que le había dicho al chico que tenía un futuro más prometedor si decidía marcharse. Eren lo había pensado mucho y se había negado más veces de las que recordaba, pero finalmente se había ido, no sin antes hacerle la promesa de que regresaría y que se mantendrían en contacto sin importar lo que pasara.
Pero conforme fue pasando el tiempo, Levi se dio cuenta de que Eren cada día se escuchaba cansado y no había día en qué no hablaran y que no se quedara dormido. Obviamente al día siguiente tenía miles de mensajes pidiéndole perdón, pero la rutina se repetía hasta que le dijo a Eren que sería mejor si hablaban de vez en cuando y sólo si estaba libre.
Pero estar libre no era fácil para el chico, había días en que Ackerman le llamaba para escuchar su voz aunque fuera una sola vez más antes de dormirse y le decía que estaba o componiendo una canción u organizándose con las demás integrantes y sólo entonces Levi sabía que debía colgar. No se podía molestar, porque a final de cuentas era el trabajo de Eren y sabía que si la persona que tuviera tanto trabajo sería él, el chico lo comprendería bien.
Y en ese momento se encontraban a un día de navidad —Levidad como Eren lo llamó en broma mientras se acordaba que cumplía el 25 de Diciembre— y se encontraba en la antigua casa de Hanji, limpiándola. Ella había estado demasiado ocupada, por lo que rara vez iba a limpiar aquella casa, al final él terminó ofreciéndose a limpiarla por no aguantar ver en qué estado de suciedad la tenían.
No le pesaba aquella tarea, le gustaba limpiar y era una de las cosas que más le distraían aquellas fechas, el trabajo no era suficiente para él y en esas fechas tenía vacaciones, las cuales serían muchísimo más entretenidas si tuviera algo que hacer o alguien con quién estar. De nuevo, no culpaba a Eren, ni a nadie. Pero había pensado —y esperado, aunque nunca lo admitiera— que por fin podría disfrutar al mocoso. Y ambos terminaban de nueva cuenta alejados. Tal vez no como antes, porque hablaban y tenían una especie de relación a larga distancia (demasiado larga para su propio gusto) pero existía.
Cuando finalmente dejó de limpiar y quedó todo completamente en orden, salió. Ese día no le apetecía llegar rápido a su departamento, ¿para qué? Después de todo, no habría nada que hacer ahí. Tal vez caminaría un rato, compraría un par de cosas chatarras —a veces se daba aquel privilegio— y buscaría algo bueno en la televisión que no fueran películas relacionadas a la época.
En la calle había demasiada gente, sobre todo aquellos que dejan las compras para último minuto y que se pelean con todo mundo porque según ellos eran los propietarios del último producto en aquel lugar. Igualmente veía a miles de personas comprar regalos —o buscando algunos— a un precio razonable. Aquella época que se suponía qué era para convivir con familia o gente cercana, era un caos total.
—¡Levi! —Escuchó que alguien le llamaba, reconoció la voz enseguida: era Petra.
Vestía una especie de traje de la señora Claus y Ackerman no tuvo que preguntar el por qué, los niños que la tenían rodeaba le dieron una respuesta. Había olvidado cuánto adoraba Petra a los niños y éstos parecían adorarla y era por esa razón que ayudaba en esas fiestas a las casas hogares.
—¡Feliz noche buena! —Exclamó llegando a su lado con un infante abrazándola de manera posesiva. La chica rió al ver la acción del menor.
—Igualmente, Petra.
La chica le miró, tal vez extrañada de que no llevara ningún regalo o qué su suéter y pantalón negro desentonaran en aquella época llena de colores llamativos.
—¿Qué tal las fiestas? —Preguntó tal vez con la esperanza de que le dijera que todo había estado bien, sin embargo la reacción que esperó no llegó nunca. Un silencio incómodo se formó y sólo entonces la castaña se agachó para susurrarle algo al niño, quién salió corriendo—. ¿Tienes planes para tu cumpleaños?
—No.
—Nosotros la pasaremos en casa —dijo de pronto—, si gustas, sabes que eres bienvenido.
Asintió en agradecimiento, pero no tenía ganas de estar con personas en esas fiestas. Además, no era la primera —y estaba seguro de que no sería la última vez— que la pasaría solo. A los pocos segundos, aquel niño volvió con una bolsa entre sus manos, Ral le agradeció mientras buscaba en el interior de la bolsa, cuándo finalmente pudo ver la prenda, ella le sonrió.
—Sé que no es mucho —empezó, mirando la bufada azul con destellos negros tejida a mano—, pero espero te guste —dijo mientras se la tendía—. Feliz cumpleaños —le deseó—, adelantado.
Levi sonrió muy levemente. —Gracias, Petra. —Y fue en ese momento que la chica se acercó hasta él con intensiones claras de darle un abrazo que Ackerman no despreció, la chica le abrazó con fuerza y cuándo se separaron, ella se fue corriendo, no sin antes recordarle que era bienvenido en su casa.
Había perdido la cuenta de cuántas veces había cambiado la televisión de canal, sólo entonces se arrepintió de no haber aceptado la invitación de Petra y aunque todavía estaba a tiempo de llegar, consideraba de mala educación llegar con las manos vacías y en realidad no sabía que llevarle. Todavía era veinticuatro, sin embargo sus vecinos ya se encontraban hasta cantando, seguramente también ya las copas se les habían pasado.
Inevitablemente rememoró a Irvin, él le había dicho que fuera hasta dónde estaba Eren, ya que el chico era capaz de dejar todo con tal de estar con él. Levi lo sabía, pero consideraba egoísta de su parte pedirle aquello a Jaeger, es más, había leído que la banda había sido invitada a un evento por aquella época y era muy importante para todos. Los pocos minutos que había hablado con Eren por teléfono, el chico se escuchaba demasiado emocionado y feliz con todo lo que estaban logrando.
¿Quién era él para pedirle que dejara aquello de lado?
Dejó finalmente la tele en un programa basura —así lo consideraba él— mientras se echaba en el sillón y miraba el techo como si fuera la cosa más interesante del mundo. Y, sin querer admitirlo, el pensamiento de que aquello era demasiado solitario volvió a su mente.
De repente, unos golpes en su puerta lo sacaron de su pensamiento. ¿Quién podía ser si Irvin y Hanji no se encontraban en la ciudad? Sin embargo, su respuesta llegó de manera rápida.
—¡Le traigo su pizza!
Ackerman gruñó, porque aquello era lo último que le faltaba. Conocía a los repartidores y podría salir y decirle que no era su pizza y el chico le alegaría diciendo que era la dirección que le dieron, para finalmente tenerla que pagar él. Le había pasado un par de veces cuándo estaba más joven. Una vez le pasó mientras estaba con Farlan, la diferencia fue que el rubio no alegó y ese día comieron pizza.
Abrió la puerta de mala gana, sabía que su ceño se encontraba fruncido y esperó que fuera necesario para espantar al repartidor, sin embargo él se llevó una gran sorpresa cuando la persona que estaba en su puerta era nada más y nada menos que Eren Jaeger. El chico le sonrió, y Levi se tomó unos momentos para apreciar su vestimenta, llevaba la mitad de su cabello castaño peinado hacía atrás y la otra caía de forma rebelde cubriéndole parte de su cara y ojo.
Unos jeans que le quedaban bien y una camisa azul oscura, sobre la que estaba su chaleco negro. El chico tenía en su mano una sola flor roja y le sonría con verdadera felicidad.
—Lo siento —dijo de repente—. No tengo ninguna pizza.
Levi parpadeó y se cruzó de brazos. —¿Qué haces aquí?
Jaeger se mantuvo quieto y dejó escapar una risa. Cualquier persona le recibiría de otra forma, menos Levi. Entró en el departamento de repente y le observó. —¿No pensabas celebrar tu cumpleaños? —Cambió el tema—. No veo nada decorado.
—¿Qué haces aquí? —Repitió.
—No podía faltar a tu cumpleaños —confesó ruborizándose—. De hecho, no debería estar aquí. Pero mi tía Hanji sabía que no podría cantar bien si mi mente estaba en otro lado, así que me convenció para… cometer una locura. —Miró a Ackerman directamente a los ojos—. ¿Sabes lo que es volar sobre un helicóptero con fuertes ráfagas de viento?
—Eres un mocoso imprudente —soltó y relajó los brazos. No estaba molesto, realmente no estaba molesto. Qué Eren hiciera todo eso para verlo era algo que le alegraba aunque no lo demostrara abiertamente—. Espero tengas un regalo en aquella chaqueta.
Eren le tendió la rosa que traía entre manos. Levi alzó una ceja. —No hay ninguna tienda aérea —aclaró, encogiéndose de hombros. El silencio les rodeó hasta que Eren bostezó, era obvio que estuviera cansado.
—Eren…
—Tengo hambre —interrumpió el castaño—. ¿Compraste comida, Levi?
El mayor negó y Jaeger rápidamente se quitó aquella chaqueta mientras caminaba hasta la cocina, le preguntó a Levi si un platillo en especial le gustaba y cuándo recibió el "sí" se puso a cocinar.
La comida de Eren siempre había sido definida como deliciosa por Hanji y Levi no podía contradecirla: ella tenía toda la razón. Se encontró a sí mismo disfrutando aquella compañía que había estado añorando y, aunque desde su lugar en la mesa, podía ver con claridad las ojeras debajo de los ojos de Eren, el chico se negaba rotundamente a irse a dormir, argumentando que quería estar despierto para cuándo fueran exactamente las doce para ser el primero en felicitarle.
Después de aquella cena —que el castaño denominó como de "nochebuena" — ambos se tiraron en el sofá para buscar una nueva película que ver, o en este caso, matar el tiempo antes de que fueran las doce de la noche. Faltaba todavía una hora y la dejaron en una para niños.
Eren se mantenía sentado perfectamente mientras Levi le abrazaba por la espalda y recargaba su barbilla en el hombro del moreno. Más de una vez había sorprendido a Eren durmiéndose mientras simulaba mirar la película y más de una vez le había mandado a dormir, sin embargo el menor podía ser un cabeza dura cuándo se lo proponía y por nada del mundo aceptó irse a dormir un rato a la habitación.
Siguieron viendo la película (aunque en realidad cada uno estaba en su mundo) y cuándo dio la media noche exactamente, sus celulares empezaron a sonar con felicitaciones, fue en ese momento que todo rastro de sueño pareció desaparecer de Jaeger, parecía incluso que poseía una pila que se acababa de recargar.
—Te dije que no era nada —aclaró volteándose rápidamente para echarle los brazos al cuello al pelinegro. Quién ni siquiera se apartó—. Feliz cumpleaños, Levi.
El aludido asintió y pasó sus brazos por la cintura del menor, aceptando gustoso aquella muestra de afecto. Permanecieron así varios minutos, disfrutando de la presencia del contrario, escuchando con atención el latido de sus corazones que latían al unísono.
—Oi, Eren —mencionó, todavía sin soltarlo—. Me debes mi regalo.
—Bueno… —Jaeger se alejó un poco, lo suficiente para que ambos quedaran cara a cara. Ackerman pudo apreciar el rubor subir a las mejillas morenas—… Estaba pensando que… —dudó un poco, Levi se dio cuenta y cuándo Eren estuvo a punto de huir, el agarre se volvió más fuerte.
Eren se mordió el labio inferior y Levi deseó que no lo hiciera. Se veía tan jodidamente seductor que su autocontrol se iría al caño.
—Pensando qué… —prosiguió todavía dudando—… Yo podría ser tu regalo.
Levi sonrió levemente, ignorando el sonido de la televisión y la constante vibración de sus celulares, llevó una de sus manos a la barbilla del menor para que sus ojos volvieran a encontrarse.
—Espero no te arrepientas de esto, mocoso —dijo, antes de capturar sus labios en un beso hambriento.
Eren tardó unos segundos en corresponderle, pero igualmente lo hizo con la misma intensidad, no había duda en sus acciones, es más, parecía tan ansioso como Levi de lo que sucedería a continuación. Se tuvieron que separar cuándo sus pulmones demandaron oxígeno, tiempo en el cual volvieron a mirarse a los ojos para saber si ambos deseaban continuar.
—Jamás —aclaró de repente antes de ser él el que tomara la iniciativa.
Fue en ese momento que todo pasó a segundo plano, en ese momento solamente eran ellos dos finalmente juntos después de mucho tiempo alejados. Sus sentimientos parecían desbordarse a través de ellos, ni siquiera supieron cuándo llegaron a la habitación, pero sí se dieron cuenta de los tropezones y objetos caídos que dejaron a su paso, pero no les importó.
Nada importaba en ese momento.
Ni siquiera el frío que hacía afuera o los copos de nieve que empezaban a caer dándoles un espectáculo digno a todos los habitantes, se dejaron llevar por la pasión que les embargaba, por el deseo de querer sentirse finalmente uno solo, sus cuerpos se reconocieron como si fueran piezas de un rompecabezas que finalmente era armado, se amaron hasta que se sintieron completamente extasiados.
Y sólo entonces, cuándo el momento de la culminación llegó, sus nombres en los labios contrarios fue como música para sus oídos. Se tumbaron en la cama, tratando de calmar sus respiraciones agitadas mientras unían sus pies y sus manos en un agarre firme y se abrazaban mutuamente y sólo entonces se dieron cuenta de que aquel vacío que los había estado persiguiendo desde una vida pasada, finalmente se llenaba.
Eren fue el primero en caer dormido sobre el pecho de Levi, no sin antes depositar un beso casto en sus labios y volverle a desear un feliz cumpleaños y sabiendo que tendrían todo el día de mañana para festejar.
Levi tardó un poco más en conciliar el sueño, abrazó el cuerpo moreno mientras dejaba un beso en su frente. Era increíble que después de todo lo que había sucedido ahora tenía a Eren entre sus brazos, había recuperado a una estrella y está vez no le dejaría ir.
Fin.
Aasdfghjklkjhg, lo siento, la emoción. Dioses, no sé qué decir. Primero empezaré con: gracias. Gracias a todos los que siguieron el fic, a aquellos que lo agregaron a favoritos, alertas y sobre todo a aquellos que me hacían llegar sus comentarios y que yo siempre trataba de responder, sino lo hice, me disculpo.
La verdad es que el fic tuvo mejor aceptación de lo que espere, sus comentarios siempre me llenaron de muchísimos ánimos y más porque considero que no le puse mi cien por ciento como fanficker al fanfic y mucho tiempo me detesté por ello, sin embargo sus ánimos me han ayudado demasiado. El proyecto no es tan complicado ni tan largo, porque su objetivo era ser fluff con muy poco drama. ¿Lo logré o me pasé? xD
Lamento muchísimo la espera que algunos tuvieron que pasar, de verdad pasaron tantas cosas en tan pocos meses que escribirlas aquí sería tedioso. ¿Y saben qué? Es irrelevante. A los que todavía lean este final cursi, ¡muchas gracias! Si me van a dejar un comentario/crítica constructiva. ¡Adelante! No muerdo, bueno sí, pero muy despacito:3
Disculpen las notas de autor mega largas, pero no puedo poner mi emoción por terminar el fic en pequeñas notas. De nuevo cuenta: ¡gracias de nueva cuenta! ¡Se les aprecia!
Saludines.
7 de Octubre del 2015