El día era terrible, no podía ser más catastrófico y para empeorar la situación estaba la maldita enana gritándole desde la habitación para que fuera a calmar a su pequeña copia externa.

– ¡Lo sé, lo sé! Dile que estará listo para las cinco.

– ¡Ichigo, que te encargues de Akane! Maldición, ¿es que no puedes simplemente ir a sujetarla en brazos?

– Sí, sí, Hisagi, lo haré pero…

– ¡ICHIGO!

– ¡MALDICIÓN, YA VOY, RUKIA! –Gritó desaforadamente olvidándose por completo del teléfono que tenía en sus manos–. Escúchame, y escúchame bien, Hisagi, no estoy de humor para tus regaños, suficiente tengo con los de Rukia. Irás a la oficina del jefe y le dirás que tendrá lista las copias para esta tarde, ahora mismo tengo otros asuntos que atender –fue lo último que alcanzó a decir antes de que su celular fuera arrojado contra la pared para romperse en mil pedazos.

– ¡Puedes irte al infierno si tienes suficiente de mis regaños pero primero irás a ver a tu hija, imbécil! –Le gritó Rukia mientras se colocaba su abrigo y salía de la casa para dirigirse a su trabajo.

Ichigo suspiró lamentándose por su teléfono. Al menos Hisagi ya sabía todo lo que tenía que hacer. Se dirigió hacia la habitación que compartía con su esposa desde hacía ya dos años y vio a su hermosa hija tallarse los ojos para luego sonreír al verlo en la puerta.

– Vamos, Akane, ¿Qué es eso de estar llorando por nada? Sabes que papá está ocupado y mamá debe trabajar –La pequeña se escondió en su pacho en cuanto Ichigo la tomó en brazos y él tan sólo sonrió–. Ya está, si no nos apresuramos te perderás tu programa favorito, y tu madre me matará por ello –susurró lo último con pesar.

La pequeña Akane era tan idéntica a su madre que no le había sido sorpresa alguna enterarse de cuánto le gustaban las programaciones de "Chappy: El Conejo Aventurero" y, aunque odiara admitirlo, era bastante entretenido el desgraciado.

En cuanto encendió el televisor y Akane reconoció a su personaje favorito el grito de júbilo de la niña sobresaltó a Ichigo y sólo pudo dejarla en el sillón hasta que su desayuno estuviera listo –los puñetazos y patadas que ella le asestaba para que la bajara no podían indicar otra cosa.

Así habían pasado los dos años luego de volver a ver a Rukia. Si bien todo era muy confuso cuando ella le pidió que se alejara y ya no la esperara, él hizo alarde de su necia terquedad hasta terminar descubriendo todo lo que había sucedido durante los seis años que Rukia y su familia habían desaparecido.

*u*n*u*n*

No quiero tener que repetírtelo, Ichigo, sólo déjame en paz.

¿Sólo para eso has vuelto? Ya estaba decidido a pasar la página hasta que te encontré esta noche –sintió cómo el cuerpo de Rukia se estremecía a su lado–. Sólo respóndeme lo siguiente y juro que te dejaré libre si es lo que quieres –los segundos de tortuoso silencio tensaron el ambiente de la manera más cruel y despiadada, pues Ichigo la envolvió en sus brazos nuevamente y comenzó a besarle el cuello mientras acariciaba su vientre haciéndola estremecer–. Si querías que te olvidara ¿por qué has vuelto? Sientes lo mismo que yo ¿verdad? Tú me amas.

N-no –respondió dubitativa y entre suspiros–. Sólo quiero que dejes de martillarte el corazón aferrándote a una ilusión que no tiene razones de ser –Ichigo dejó su juego y rió por lo bajo.

Que tu tía te haya pagado las clases en una facultad prestigiosa de Psicología no te da el derecho de venir a filosofar en mi casa. Mucho menos cuando sé que no es eso lo que quieres decir realmente.

Ichigo…

Dime qué fue lo que pasó en verdad, ¿Por qué se fueron sin siquiera despedirse? No sabes lo que he sufrido durante los malditos seis años que no he sabido de ti o de tu familia, creí que estaban en serios problemas. Incluso me cercioré incontables veces de que esos patanes que los molestaban estuvieran aun pagando por sus malas acciones.

No tienes idea de lo que ha sido estar lejos de ti durante todo este tiempo –Aun dándole la espalda tomó la mano de su amado y se aferró a él mientras reprimía su deseo de llorar.

Porque no lo sé quiero que me lo cuentes. Quiero poder ayudarte, Rukia, por favor.

No… no es que nosotros… Yo… –suspiró y se armó de valor para poder confesarle todos sus secretos a Ichigo–. Cuando mi padre murió su familia decidió culpar a mi madre por todo. Intentaron, por todos los medios, de separarnos a mis hermanos y a mí de ella pero Yoruichi Shihouin, una buena amiga de mi padre, estuvo al tanto de lo que pasaría desde antes que mi padre muriera, él le encargó nuestro cuidado desde entonces y por eso los Kuchiki jamás lograron nuestra tenencia. Mis hermanos aún eran bebes de pocos meses cuando mi madre decidió fugarse de Inuzuri a donde sea que nadie nos encontrara, y ni siquiera Yoruichi había podido dar con nosotros hasta doce años después cuando te conocí y por alguna razón tu jefe la conocía a ella.

¿Urahara?

Sí, la vez que fui a buscarte al trabajo y él me vio jamás creí que me reconocería así de rápido. A los pocos días Yoruichi llegó a nuestra casa para avisarnos que ya todo estaba resuelto y que mi madre debería encargarse de algunos papeleos, mi padre nos había legado toda su fortuna a mis hermanos y a mí. No tuvimos tiempo de decirte nada, Yoruichi dijo que era indispensable nuestra vuelta a Inuzuri cuanto antes. Todo fue una locura y al final, por más legado que mi padre nos hubiera dejado, los Kuchiki se atrevieron a hacer sufrir a mi madre a costa mía.

Rukia…

Al principio todos se comportaron muy bien con nosotros. Le pidieron disculpas a mi madre de la manera más formal que incluso para ellos era humillante. Mis hermanos y yo iniciamos cursos acelerados en cuanto a nuestros estudios, yo para poder empezar de inmediato la universidad y mis hermanos para poder ir a un instituto adecuado a su status social y demás cosas. Es sólo que… hace tres meses me revelaron que me tenían una boda arreglada con el heredero de la familia Abarai para poder así ser poseedora de gran parte de su fortuna, algo que traería algo de estabilidad al Clan debido a la estadía de mi familia que traía gran deshonra a los Kuchiki.

¿Por qué no te opones? Tú no lo amas –reprochó Ichigo estrechándola más contra sí.

No estoy en posición de negarme, amenazaron con arruinarles la vida a mis hermanos a mi madre si no aceptaba.

¿Y Yoruichi?

Yoruichi ha desaparecido luego de que nos reconocieran como miembros oficiales del Clan, no hemos sabido nada de ella desde entonces. Y temo que algo malo le haya ocurrido por nuestra culpa. Como sea, esta será la última vez que nos veamos.

Rukia, juro que lo arreglaremos. Te lo prometo, pero por favor no vuelvas a irte.

*u*n*u*n*

Los siguientes cuatro meses fueron una continua amenaza tanto para Rukia y su familia como para Ichigo. Mentiría si negara el hecho de que los desgraciados atentaron contra su vida en numerosas ocasiones, pero Urahara y Yoruichi se encargaron de todo cuando la segunda apareció. La familia Kuchiki se hundió en la miseria en cuanto la justicia descubrió todas fechorías realizadas durante tantos años, y lo que le habían hecho a Yoruichi no era para menos, tres años siendo torturada –psicológica y físicamente– en un lugar remotamente lejano la habían dejado completamente desabrida y ausente del mundo. Urahara la había acogido hasta el momento de volver a actuar; dos años de rehabilitación en un psiquiátrico de Kyoto para poder volver a ser una parte de lo que solía haber sido antes del Clan Kuchiki. Cuando las pruebas los inculparon directamente, Rukia volvió a ser libre y su prometido no tuvo ningún resentimiento en cuanto a Ichigo.

Para cuando quisieron darse cuenta, Rukia esperaba una niña en su vientre, fruto del amor que se habían profesado con Ichigo la noche que se volvieron a ver hacía ya cuatro meses y medio. La alegría fue inmensa para todos, Homura y Yizuku comenzaron a discutir entre ellos el posible nombre de su futura sobrina a pesar de los regaños de Rukia. La familia de Ichigo llegó a celebrar la boda de su hijo a pesar de que ellos nunca hubieran acordado nada de ello. Aun así –y gracias a las insistencias de Hisana y sus padres– Ichigo cumplió el deseo de los mayores y le propuso matrimonio con ayuda de un hermoso anillo de compromiso que enseñaba una diminuta pero delicada piedra de diamante en el medio. Recordó cómo el llanto de la enana le había puesto los pelos de punta, pues no sabía si se debía a las hormonas del embarazo, al miedo de verse como una pelota en un vestido blanco –aunque ni media panza tuviera aun– o si era simplemente de alegría. Al final eran todas juntas, y con ayuda de todas las mujeres presentes, logró calmarla.

La boda, el nacimiento, la nueva casa familiar. Ichigo no podía ser más feliz, y a pesar de las estúpidas peleas que tenía con su esposa, las amaba a ambas con todo su corazón.

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*w*w*w*w*

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– Lo siento.

– No es muy común escuchar eso de ti.

– Es que muy pocas veces me equivoco, idiota.

– Tan dulce como siempre.

– ¡Cállate! Y yo que vengo a disculparme… –se fue refunfuñando por lo bajo.

Al llegar Rukia a la habitación que compartía con Ichigo desde hacía ya cincuenta años se sorprendió de encontrar decenas de fotos esparcidas por toda la cama. Fotos que habían capturado todos esos momentos inolvidables que habían tenido desde hacía ya cincuenta largos años.

– Vaya, enana, a pesar de los años aun caminas muy rápido –comentó un anciano Ichigo de setenta y algo de años luego de haberla alcanzado.

– Cierra la boca, tú estás fuera de forma. Si fueras a las clases de yoga con el apuesto maestro Shiba no estarías tan oxidado –espetó con sus brazos cruzados y una sonrisa ladeada.

– Tsk, no iría con ese idiota ni aunque me pagaran.

– ¿Todavía resentido? Han pasado ya veinticinco años desde que Kaien se ha casado con Miyako. Ni siquiera te había visto tan enojado cuando el otro joven le pidió matrimonio a Akane.

– Él era más educado.

– Kaien siempre me ha recordado a ti en tus días.

– ¡Por favor! –Se quejó Ichigo tomando asiento a un lado de ella en la cama–. Como que le haga algo a Miyako se las verá conmigo.

– Ya todos lo sabemos, querido. ¿Qué son estas fotos, por cierto?

– ¿Recuerdas cuando fuimos por primera vez al parque de diversiones con Akane y Miyako?

– ¿Cómo no? Perdiste a las niñas luego de bajar de la montaña rusa –le comentó con ironía.

– Te dije que esas cosas me daban nauseas.

– Bueno, así fue como Miyako conoció a Kaien. Y como tú encontraste a…

– Al renacuajo con el que tendría que estar al pendiente de mi niña. De todos modos, esa tarde anunciaron que serías la próxima decana de la facultad de Psicología –le pasó otra foto en la que las dos niñas le presentaban a su madre un pastel de Felicidades mientras ésta lloraba de emoción–. El día que nombraron oficialmente estaban todos tus alumnos y exalumnos festejando contigo –una foto en la que ella se encontraba al frente sobre un escenario y un montón de jóvenes vitoreando y aplaudiendo efusivamente.

– Ese día golpeaste a Asano Keigo –comentó riendo.

– El muy desvergonzado no se contuvo de decir cosas fuera de lugar.

Así, Ichigo le fue enseñando más y más fotos de los momentos más felices para él. Su primer libro popular; la premier de la película de su libro, en la que toda la familia estaba frente a las cámaras y Akane acaparaba con gusto todos los flashes de las cámaras; la boda de Akane; la boda de Miyako; el nacimiento de cada uno de sus nietos…

Las lágrimas no se hicieron esperar, Rukia no podía evitar mojar cada fotografía con pequeñas gotas saladas que emanaban sus ojos. Ichigo sonrió amargamente y sintió la necesidad de abrazarla para ya jamás soltarla.

– ¿Por qué me muestras todo esto?

– Te amo –fue lo único que salió de su boca antes de que él también comenzara a llorar.

– ¿Por qué?

– Porque estoy seguro de que me robaste el corazón desde aquel momento que nos cruzamos por casualidad.

– Ichigo, yo…

– No es necesario que te disculpes otra vez. Sé lo que te ocurre, Rukia, pero no puedo dejarte ir, ya no –trató de parar su llanto pero al final lo dejó ser–. Cásate conmigo Rukia, cásate conmigo una vez más.

– Ichigo… –Susurró entre más lágrimas–. Ya… ya no puedo –confesó con remordimientos–. Ya no puedo.

– También moriré si me dejas sólo, no podré estar sin ti a mi lado. Sólo quiero que sepas que estaré contigo hasta el último segundo de vida y que incluso después de la muerte seguiré amándote hasta que nos volvamos a ver.

– Feliz aniversario número cincuenta, Ichigo –lo abrazó con todas las fuerzas que su cuerpo le permitía mientras lloraba llena de sentimientos encontrados.

El día de la boda, Rukia lucía un conjunto de falda hasta las rodillas y saco blanco al estilo señorial, acorde a su edad, muy a pesar de que su nieta Rin, de quince años, quería resaltar su muy bien cuidada silueta con un hermoso vestido blanco de seda y encaje brilloso.

Sus pies eran calzados por esas ballerinas azules que habían comenzado con la historia más bonita de su vida, ¿quién diría que el regalo que su padre una vez le había dado a su madre guardaría la historia de su amor con Ichigo? Agradecía a su madre, donde sea que estuviera, por confiarle uno de sus tesoros más preciados a ella, aun habiendo pasado tantos años Rukia los cuidaba como si fueran de oro.

La ceremonia fue pequeña y con su círculo de amigos más cercanos. La fiesta no fue como la primera vez hace cincuenta años, esta vez fue un festejo de pocas horas en su casa y al final todos se despidieron hasta la próxima.

Nadie se imaginó que Rukia Kurosaki moriría tres meses luego de tan encantador evento.

Nadie más que Ichigo fue testigo de su último suspiro de vida, de la encantadora sonrisa que portaba en su rostro la última vez que le dijo te amo. Nadie más que él había sido testigo de la felicidad con la que Rukia confesó irse de ese mundo.

"Espérame, Rukia, pronto estaré contigo para contarte lo que ha sido de la vida de nuestra familia durante el tiempo que no has estado" fueron las palabras del último sueño que Ichigo tuvo antes de sumirse en el sueño eterno que la llevaría junto a su amada diecisiete meses después de que ella se hubiera ido.

¿El diagnóstico de los doctores? Su corazón no lo resistió por más tiempo, el Señor Kurosaki ya era un hombre de avanzada edad y la ausencia de su esposa era algo que no podía soportar. Él había muerto de tristeza el mismo día que su esposa había fallecido de leucemia, sólo esperaba que su corazón parara de hacer esfuerzos inútiles y él, aunque tarde, lo había entendido.

Aunque fue inevitable el llanto de Akane y Miyako, y el luto de todos los conocidos de la familia Kurosaki, nadie se preguntaba el porqué, ni el cómo había sido posible, todos fueron conscientes de que esa era la única manera y que de haber sido al revés, Rukia hubiera actuado de la misma forma. Ichigo intentaba resistir por sus hijas pero pronto eso fue en vano, él la necesitaba, necesitaba de su esposa.

El día del entierro de Ichigo, acordaron que fuera al lado de Rukia para que así descansaran juntos en paz. Una brisa sin frío sacudió las hojas de los árboles del cementerio y los pétalos de sakura bailaron alrededor de todos los presentes. Akane y Miyako juraron haber escuchado las risas de su padres cuando jóvenes, y, como por arte de magia, fueron escasos los segundos en los que pudieron divisarlos tomados de las manos y sentados en una banca a unos metros de ellas sonriéndoles como cuando eran pequeñas.

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Aloha! (Sigo sin saber cómo se dice y no, no buscaré en Google -vagancia: on :3) Muchos ya me lo habían pedido y aunque quería seguir el ejemplo de mi gran sensei, Hayao Miyazaki (yo sé que muchos de ustedes lo conocen), supongo que en verdad esta historia necesitaba de una continuación (mentira, no lo creí hasta que una amiga me hizo caer en su trampa y me hizo prometer una conti jaja).

Espero que realmente les haya gustado, personalmente, y no sé por qué, el final me ha dejado con un malestar emocional (nunca me sucede tan así :/) así que si quieren pueden decirme qué les ha parecido esa parte, saben que me gusta leer sus opiniones :3

NekoMimiR: Muchas gracias por tu comentario y alago, me alegro de que te gusten mis escritos! :3 El epílogo no es largo, ni siquiera tanto como el capítulo anterior pero espero que igual haya sido de tu agrado.

nessie black 10 Frany H.Q: ... mñamañmañaañmaña, ésta es mi paga por perder la apuesta :p jajaja Espero que te haya gustado (ya no puedo seguir con otra conti jijijiji -w-). Confieso que cuando lo leí otra vez tampoco pude creer que así terminara, ese Miyazaki-sempai si que ha sido un gran ejemplo a seguir *O* Espero que te haya gustado a pesar de lo corto!

SangoSarait: Jajaja ¿Es que todas pensaban lo mismo? Okey, okey, sí fui mala con esta historia al final jajaja. Muchas gracias por comentar y espero que te haya gustado!

escarlata10: ¡No te devuelvo nada! :P jajajaja mmm... traté de no dejar muchas incógnitas abiertas porque al final... bueno, sí le di un final cerrado :D jaja Respecto a Ichi-nii este fic es exclusivamente para verlo llorar al pobre (no sé si lo dejé en claro con este epílogo). Y en cuanto a las ballerinas, nunca dije que fueran caras sino lo único en buen estado O.- jajaja te caché! ;D

lovetamaki1: Gracias por comentar! Me ha tomado por sorpresa, lo admito, pues soy fan de tus historias y es un halago que te gusten las mías :3 Espero que también te haya gustado este capitulo y, en cuanto a tu pedido, ya está en proceso... de ser pensado :$ jaja mentira, ya tengo una super idea ;) Espera por ella!

Muchas gracias a todas/os por leer! Espero que en serio les haya gustado!

Nos leemos pronto! Bye! O.-/