Ahora sí, para concluir con esta historia les traigo un epílogo. Fue algo que salió de la nada la primera vez que la escribí.

Espero les guste.

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Capítulo 12: Epílogo.

Una hermosa mujer de cabellos negros-azulados se encontraba en la cocina, preparando todo para partir el pastel de cumpleaños.

-Hinata-nee, ¿te ayudo? – la mujer giró y vio a su hermana menor con ternura, su abultado vientre se hacía notar a través del lindo vestido color mármol; tenía siete meses de embarazo, pero eso no le quitaba lo atractiva.

-Si, por favor, coge esos platos y cucharas, yo llevo el pastel.

-De acuerdo - cada una salió de la cocina cargando con sus cosas. Llegaron al patio de la amplia residencia. El lugar estaba decorado con globos de diversos colores y serpentinas, había unos columpios donde varios pequeños jugaban, algunas niñas tomaban el té y unos niños corrían desenfrenados jugando con pistolas y espadas de plástico. Un hombre de cabellos rubios y sonrisa cautivadora se aproximó a las mujeres.

-Deja te ayudo - tomó la charola con el pastel, Hinata no opuso resistencia, cuando él le sonreía de esa manera no había forma de decirle que no.

-¡El pastel ya está aquí! – chilló una pequeña de cabellos rubios y ojos azules, era la hija de Ino y Sai, tenía seis años, era alegre y bondadosa; se llamaba como su madre.

-¡Pasteeeel! – corearon todos los infantes y corrieron al encuentro de quien cargaba el postre.

-¡O-oigan! ¡Esperen! – Naruto alzó la charola por encima de los pequeñines.

-¡Tío Naruto, queremos pastel! – chilló otra niña de cabellos castaños y ojos color de luna jalando la camisa del hombre; hija de Tenten y Neji, tenía cinco años y era tan fuerte como sus padres, su nombre era Hana.

-¡Esperen un poco! – Naruto intentaba abrirse paso a través de ese mar de pequeños de entre cuatro y siete años de edad; eran unos niños y niñas que gritaban y pedían con alegría un pedazo de aquel suculento dulce.

-¡Yo quiero primero! – habló un niño de cabellos castaños y ojos negros, era el hijo mayor de Hanabi y su esposo, el pequeño Daisuke tenía cinco años.

-¡No, yo primero! – retó una niña de cabellera negra con destellos rojos y ojos color jade, hija menor de los esposos Uchiha, una chica con el carácter de su madre y la arrogancia de su padre: la impulsiva Sakurita dueña de cinco años de vida.

-¡No, las mujeres después, hermanita! – contradijo con tono arrogante otro niño de cabellos negros y ojos verde oscuro, hijo mayor de Sasuke y Sakura, un chico serio pero con tintes de humor, Fugaku, de siete años.

-¡Nada de eso! ¡El festejado va primero! ¡Ábranle paso a mi hermanito! – un niño de ojos color luna y cabello negro azulado de unos seis años empujó entre la multitud a un chiquillo rubio de ojos azul claro, casi pegándole al blanco.

-No-no tienes por qué empujarme, aniki - el chiquillo tenía un tierno rubor en las mejillas.

-Nada, nada, sino te empujo tú solito no llegas nunca al pastel, ototo – sonrió contagiosamente el mayor mientras llegaba al lado de su padre y subía a su hermanito a una silla para que quedara a la altura del pastel que ya estaba sobre la mesa.

-¡Apúrate a partir el pastel, Minato-kun! – gritaba una chiquilla de siete años rubia y de ojos verdes, la linda y pequeña Sayaka.

-Tsk, mujer, no seas tan gritona y problemática – se quejaba su hermano de seis años, un pelinegro de ojos igualmente verdes, Daichi, hijo de Shikamaru y Temari.

-Hago lo que se me pega la gana, hermanito tonto.

-Tsk, papá tiene razón, todas las mujeres son problemáticas.

-Ya, haber, silencio, tranquilos todos – quiso calmar Hinata con una sonrisa, al instante los niños callaron, siempre era así cuando Hinata pedía algo a un pequeño, el niño lo hacía.

-¡Muy bien, todos a cantarle feliz cumpleaños a mi hermanito! – gritó el joven Ichiro.

-¡El que no cante no recibe pastel! – anunció Tenten divertida. Los infantes no esperaron más y comenzaron a cantar, al finalizar el pequeño Minato, con todo y su rubor, sopló las cuatro velitas que estaban en el postre de chocolate. Los aplausos y chillidos por parte de sus amiguitos y compañeros de la guardería se escucharon. Al poco rato todos los niños comían pastel, sentados y quietos.

-¿Has pedido algún deseo antes de soplar las velas, Mina-kun? – preguntaba Hanabi a su sobrino, acariciando su abultado vientre, mientras comían en compañía de Naruto, Hinata, Ichiro, Neji, Tenten, Hana, Daisuke y el esposo de la joven: Konohamaru Sarutobi, hombre de cabello marrón y ojos profundos, semblante siempre amable y travieso. Hinata aún no podía creer que su hermana se hubiese enamorado de aquel joven que era como un hermano para Naruto.

-Si - contestó el pequeño en un susurro y con ese adorable sonrojo que recordaba a su madre.

-¿Podemos saber cuál ha sido tu deseo? – Konohamaru le miraba divertido mientras sostenía la mano de su esposa con cariño.

-Pues, yo, yo pedí…

-¡No puedes decir lo que has pedido! Si lo haces tú deseo no se cumplirá – regañó la inquieta Hana golpeando la mesa.

-¿No?

-¡No!

-Hana, señorita, ¿qué modales son esos? – Neji la miraba con reproche, pues había hablado con la boca llena y casi acostándose sobre la mesa.

-Ops. Je-je. Perdona, papi - sonrió a modo de disculpa la pequeña después de tragar lo que tenía en su boca.

-Neji - ahora Tenten era quien reprochaba a su esposo con la mirada - es solo una niña - miró un rato a su esposo, luego vio a su sobrino – no le hagas caso a Hana, Minato-kun, tal vez, si nos dices cual fue tu deseo, lo podamos cumplir entre todos – sonrió con amabilidad.

-Bueno. Yo pedí - el niño miraba al suelo y de vez en cuando espiaba a sus padres – yo pedí… - comenzó a jugar con el mantel de la mesa. Naruto sonrió, era tan parecido a su madre.

-¡Ya sé que pediste, ototo! – dijo Ichiro con una sonrisa de complicidad – Pediste que papá y mamá nos lleven a conocer el lugar donde se crio mami – todos abrieron los ojos con sorpresa; Neji casi escupe su limonada al escuchar eso, comenzó a tener un acceso de tos; Hinata, Hanabi y Tenten bajaron la mirada; Konohamaru miraba a su esposa con preocupación pues él estaba al tanto de toda la historia.

-¿Dije algo malo? – preguntó Ichiro con desconcierto. Los niños no entendían nada.

-No - Naruto se paró y caminó hasta el lugar de su hijo para ponerse delante de él en cuclillas – Minato - el pequeño lo miró, apenado, en definitiva era tan idéntico a su madre se repitió el hombre.

-Papi, yo no quise - las lágrimas comenzaban a notarse.

-Shhh. Dime, hijo, ¿ese fue tu deseo? – hubo silencio por un rato en la mesa.

-Si.

-¿Por qué quieres ir a un lugar como Konoha?

-Es que, es que mami a veces dice que era un lugar bonito y me gustaría conocerlo, pero - bajó la mirada de nuevo.

-Mmm, ya veo - nuevo silencio, los niños no perdían detalle de lo que pasaba, curiosidad infantil. Naruto estiró su mano y la paso sobre la cabeza de su hombrecito – Minato, te prometo que cuando seas más grande te llevaré, ¿vale? – el chiquillo alzó la vista y vio a su padre, le sonreía con los ojos cerrados.

-¡Ok! – sonrió el niño de igual manera.

-No entiendo nada - Daisuke sostenía la cucharita de plástico en su boca.

-Pues yo menos - dijo Hana, ambos vieron a Ichiro, él era el mayor, debía saber algo. Y si sabía, pero mejor callar.

-¿Qué? No me vean a mí, yo sé menos que ustedes - se terminó su pastel de un bocado, luego fue hasta su hermano menor y le jaló para que se parase – vamos, ototo, ¡vamos a jugar con los demás!

-¡Aniki! – el pequeño fue arrastrado por su hermano y seguido por los otros niños que estaban en esa mesa. Los adultos les miraron marcharse, Naruto regreso a su asiento al lado de Hinata.

-Naruto, ¿Por qué le prometiste a Minato que le llevarías a Konoha? – le miraron.

-Konohamaru, ¿no crees que mi hijo tiene derecho a conocer sus raíces?

-Sí, pero… - miraron a Hinata, aun decaída.

-¡No pensaste en Hinata! – reprochó Neji.

-¡Claro que lo hice! – Naruto lo vio de manera retadora, luego se calmó – claro que pensé en Hinata, por eso mismo se lo prometí - desvió la mirada hacia los niños, Minato era cargado por Ichiro, quien le daba vueltas, ambos reían.

-Disculpa, no comprendo - dijo Tenten.

-Naruto-niisan, explícate, por favor - invitó Hanabi.

-No creo correcto ocultarles a los niños sus raíces, ni quiénes son sus padres – explicó sin dejar de mirar a los niños divertirse.

-¿Crees que a tus hijos les gustará saber que su madre fue una esclava? – Soltó Neji sin pensar, luego cayó con nerviosismo, viendo a su prima y a su esposa – per-perdonen, Hinata, Tenten… - ellas menearon la cabeza en un intento de restarle importancia, pero la peliazul continuaba con la mirada gacha. Naruto se giró y quedó viéndoles.

-Ellos ya lo saben - todos le vieron sorprendidos, hasta Hinata, aunque con un poco de temor - o, al menos, Ichiro lo sabe.

-¡¿Qué?!

-¡¿Cómo le pudiste decir?!

-Yo no le dije, al menos no al principio, fue porque escuchó una conversación tuya con tu esposa – señaló a Neji.

-¿Eh?

-Sí, los escuchó hablando sobre tiempos pasados. Al parecer sintió más curiosidad y me fue a preguntar, al principio no sabía que decirle, pero luego lo pensé y le conté todo.

-¡¿Qué?! – esta vez Konohamaru expulsó por la boca toda la soda que estaba tomando.

-Sí, solo se lo conté, él escuchó hasta el final. Admito que asusté un poco cuando no dijo nada – confesó apenado y nervioso Naruto - y más cuando se paró y comenzó a salir de la habitación pero, antes de salir…

FLASH BACK

-Papi - llamó un niño titubeante desde la puerta de la habitación.

-¿Mh? – los azulinos ojos le miraron con cautela.

-No le digas nada de esto a mami.

-¿Por qué? – Naruto alzó una ceja.

-No quiero que se sienta triste porque yo sepa la verdad, pero…- sus ojos miraron al suelo.

-¿Pero?

-Quiero que sepas que ahora admiró más a mi mamá. Ella es muy, muy fuerte - el chiquillo sonrió antes de salir corriendo de la habitación. Naruto se quedó en shock y luego sonrió.

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-Luego de eso no hemos vuelto a hablar del tema – finalizó Naruto, tomando la mano de su amada esposa. - ¿no estas enfadada conmigo, o si? – se miraron a los ojos un rato.

-No - sonrió la chica. ¿Cómo estar enfadada? Estaba más que feliz, su hijo la consideraba una buena persona y, lo más importante, no le despreciaba por haber sido lo que fue. Todo gracias al fabuloso hombre que tenía por esposo.

-Pfff, que bueno.

-Creo que sería correcto que nosotros también les dijésemos la verdad a nuestros hijos – apuntó Tenten con una sonrisa.

-Sí, parece ser lo mejor; y, cuando sean más grandes, iremos todos juntos a Konoha – dijo emocionada Hanabi, todos se miraron y sonrieron, dejando en claro que era un trato.

La fiesta siguió su curso.

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Estaban en su habitación preparándose para ir a la cama. Naruto se daba un baño y Hinata veía por la ventana. Cuanto habían cambiado las cosas en unos pocos años. Tsunade había tomado la decisión de viajar por el mundo en compañía de Shizune y su cerdito, Tonton, iban a los lugares que el difunto esposo de la mujer quiso conocer en vida; se había retirado de la dirección del refugio, siendo sustituida por Konohamaru, quien hacia un excelente trabajo en el lugar. Konohamaru. Sonrió ante el recuerdo del primer encuentro del chico con su hermana, quien le tachó de infantil, grosero, irresponsable, poco confiable, torpe, idiota, en fin, dejó en claro que nuca saldría con alguien como él.

¿Quién diría que medio año después estarían contrayendo nupcias?

Tenten y Neji se casaron un mes después de llegar a La Ciudad del fuego. Y ella y Naruto, ni tardos ni perezoso, fueron marido y mujer ese mismo año.

Si, como habían cambiado las cosas, todos sus amigos del refugio seguían trabajando ahí, y ella misma tenía un empleo de medio tiempo como enfermera al lado de Ino y Sakura. Neji era empleado en la empresa de Sasuke, su hermana era la secretaria de Naruto y su mejor amiga era educadora. Sus vidas eran placenteras y tranquilas.

Nada podía mejorarlo. Bueno, tal vez sí.

-¿De verdad que no estas enojada? Has estado muy callada desde que te conté lo que pasó con Ichiro – Naruto estaba a su lado y le miraba con esos profundos ojos azules que tanto la enamoraban. Hinata sonrió y tomó su mano.

-No estoy enojada, Naruto, tranquilo - lo abrazó, con el pasar de los años había comprendido que, estando abrazados, se transmitían todos sus sentimientos.

-Ok.

-Aunque, tal vez si este un poco molesta porque les has prometido llevarlos a… - no pudo terminar, Naruto ya le había besado, silenciando sus quejas.

-Shhh - se separó y puso un dedo sobre sus rosados labios - es justo que ellos sepan que provienen de una tierra con tantos misterios.

-Pero, pero no queda nada - miró al suelo.

-Queda su historia, quedan sus enseñanzas, quedan Neji, Tenten, tú y, ahora, nuestros hijos. Siempre queda algo - la mujer suspiró.

-Tengo miedo de que después me odien por haber sido una esclava – desvió la mirada.

-Oh, vamos, ¿después de todo lo que pasaste le temes a algo que es imposible que pase? – Hinata vio a su esposo sin comprender sus palabras – los niños te aman, eres su madre, tienen tu noble corazón, ellos jamás te juzgarán u odiaran por lo que fuiste en un pasado – le miraba serio.

-¿Tú crees?

-¡Claro que no te odiaremos, mami! – los dos se giraron, sobresaltados, en la puerta estaban sus queridos hijos, con los pijamas puestos sonriéndoles con cariño.

-¡Ichiro, Minato! ¿Qué hacen despiertos? – preguntó Naruto sin moverse.

-Onisan me estaba contando lo de mami - respondió el rubiecito con un sonrojo - y…- se calló.

-Y Minato quería decirte algo antes de irse a dormir – dijo Ichiro invitando con la mirada a su hermanito para que hablara. El pequeño asintió y caminó hasta sus padres.

-Mami - el pequeño sostenía un osito de peluche con fuerza y vio a su madre con decisión – yo jamás podría odiarte o despreciarte. Te quiero mucho, mami - dijo apenado.

-Yo tampoco podría hacerlo, mamá - Ichiro caminó también. Naruto sonrió. Esos eran sus hijos. Miró a su esposa y advirtió que las lágrimas comenzaban a asomarse en sus ojos junto con una sonrisa; ella se arrodilló y abrazó a sus pequeños.

-Los amo tanto - dijo llorando de alegría. Los pequeños entendieron eso y le abrazaron también.

-Y nosotros a ti, mami - contestaron sonriendo. Naruto los miraba de pie, sonriendo. Que hermosa familia había formado con ese ángel salido de aquellas tierras desconocidas. Que feliz era al lado de La Chica de Konoha que rescató de la muerte. Era afortunado, se repetía a si mismo todo el tiempo, por tener a esas tres personas en su vida.

-Bueno, ustedes me han dado una sorpresa maravillosa - Hinata se limpió sus lágrimas y observó a los tres hombres más importantes de su vida con amor - es mi turno de darles a ustedes una buena noticia – sonrió.

-¿Qué pasa, mami? – Ichiro siempre tomando la iniciativa.

-Estoy esperando otro bebé - hubo silencio por unos minutos, Hinata sonreía feliz, acariciando con una mano si vientre, vio a Naruto, todo shockeado.

-¿Un, un bebé? – Ella asintió feliz - ¿voy a ser papá otra vez? – nuevo asentimiento.

-¿Tendremos otro hermano? – los niños igual de sorprendidos, Hinata volvió a asentir - ¡Tendremos otro hermanito! – gritó Ichiro feliz y zarandeando a Minato - ¡Otro bebé! ¡Si~!

-¡Voy a tener otro hijo! – Naruto reaccionó y se acercó a su familia para abrazarlos a todos.

-Espero que sea una niña - vieron a Minato.

-¡Si, que sea una niña! ¡Yo la protegeré de todos los tontos que quieran acercársele! – anunció orgulloso el azabache.

-Yo también espero que sea una niña - confesó Naruto – ya es suficiente con estos dos diablillos como para agregarle otro más - sonrió burlón a sus hijos.

-¡Papá! – gritaron apenados.

-Naruto, nuestros hijos no son unos diablillos - se habían separado un poco y sentado en la cama, Hinata cargaba a Minato en sus piernas y Naruto a Ichiro - aunque no estaría mal que fuese una niña.

-¡Tiene que ser una niña! ¡Yo quiero una hermanita!

-Yo igual - los pequeños comenzaron a discutir con su madre sobre el sexo del nuevo integrante de la familia. Naruto los observó de nuevo. En definitiva, que hermosa familia, vio a Hinata y ella, sonriendo, le devolvió la mirada. Sus hijos continuaban discutiendo, pero no importaba, en aquel cuarto solo había amor y felicidad. Cosas que Hinata merecía después de todo lo que tuvo que pasar en su tierra natal, después de todo su sufrimiento y aquel infierno. Ella no podía evitar pensar en que todo eso le fue recompensado con tener en su vida a personas tan maravillosas como sus hijos, Naruto y sus amigos.

Ahora ya no existía la tristeza y el dolor, solo alegría y amor. Naruto se inclinó y besó a su esposa, un beso corto y emotivo.

-Te amo - dijo Hinata cuando se separaron. Sus hijos les observaban con una sonrisa, no conocían a otro matrimonio que se quisiera tanto como ellos. Naruto sonrió.

-También te amo, mi chica de Konoha - ella se sonrojó pero correspondió a aquella sonrisa que fue su fuente de fortaleza para salir adelante – e igual los amo a ustedes, mis pequeños traviesos – cargó a cada niño con uno de sus brazos y los tiró sobre la cama de su habitación – pero ya es hora de que se duerman – aclaró.

-¿Podemos quedarnos aquí esta noche? – preguntó con timidez Minato.

-¡Si! ¡Por favor! – rogó Ichiro. Naruto y Hinata se miraron y sonrieron.

-Claro, pero se tiene que dormir ¡ya! – comenzó a acomodarlos y a taparles con las cobijas. Hinata miraba la escena. Después de todo su sufrimiento ahora era tan feliz.

-¡Mami, a dormir! – chilló Ichiro ya acomodado en el centro de la cama junto a su hermano menor.

-Ya voy - Hinata caminó hasta el mueble y se acostó en un extremo, abrazando a Ichiro, Naruto fue al otro lado y abrazó a Minato, apagaron las luces y se dispusieron a dormir, al poco tiempo Hinata y los niños ya estaban en brazos de Morfeo.

Naruto observó a su familia descansar. Cuanto los amaba, en especial a su mujer, a su hermosa chica. Sonrió ante los buenos recuerdos que tenía de su vida con ella y se quedó dormido.

Un futuro brillante y prometedor les esperaba y él le haría frente con gusto mientras tuviese a sus hijos y a su amada chica de Konoha consigo.

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-¿Cómo le pondrán? – preguntó Tsunade, quien viajara desde Italia para conocer a la nueva hija de su ahijado. Hinata vio a la pequeña bebé de cabellos rubios y ojos azules que dormía en sus brazos.

-Sí, queremos saber su nombre – Tenten veía a esa pequeña con cariño. Hinata alzó la vista y observó a todas las personas importantes en su vida reunidos en aquella habitación. Sonrió llena de alegría.

-Se llamará Hikari - respondió.

-¿Hikari? – Hanabi y Konohamaru los veían, el hombre sosteniendo en brazos a su pequeña de ocho meses, le habían dado el nombre de su tía, Hinata.

-Sí, no existe un nombre mejor para una niña que representa la luz que nos guiará a lo largo de nuestras vidas, ¿verdad, hijos? – contestó Naruto sonriendo, estaba sentado al lado de su esposa y abrazaba a ambas.

-¡Por supuesto! – contestaron los pequeños desde donde estaban con sus primos y amigos.

-En ese caso – Sakura vio a todos y asintieron para decir al unísono:

-¡Bienvenida al mundo, Hikari!

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Diana7610: gracias, para aclarar tu duda, ambos viven en la época "actual" sólo que el poblado de Hinata se encontraba oculto, hoy en día aún existen lugares así. Espero la explicación sea suficiente.

Bueno, con esto doy por finalizado este fanfic, muchas gracias a todos por su apoyo, sus comentarios, visitas y favoritos me ayudaron mucho a seguir subiendo los capítulos.

Espero verlos en mis otras historias.

Hasta pronto.