Esta fue la primera historia que me atreví a publicar en un foro. No puedo recordar de qué forma fue recibida, pero lo que sí descubrí al volverla a encontrar es que definitivamente había muchas cosas que debía mejorar de mi redacción –aun me quedan muchas cosas qué hacer, pero por lo menos ahora no pongo caritas en los diálogos!- Es una historia por demás cliché pero que vaya, de todas formas le tengo un cariño especial. Su nombre anterior era LÁGRIMAS NEGRAS. Pero lo he modificado junto con parte de la historia. ¡Espero sea de su agrado!

Su cabello negro se deslizó por la almohada, pronto se levantó de la cama, y con pasos lentos, como si su misma existencia pesara, llegó hasta el baño, donde cerró de un portazo. De inmediato otras manos comenzaron a recorrer el mueble que se encontraba junto, a tientas dieron con su objetivo y pronto la persona revisó el celular, la lista de contactos parecía vacía a su perspectiva pues a nadie conocía hasta que sus ojos encontraron el nombre que buscaba, lo miró detenidamente. No podía decidirse, porque la valentía requerida era demasiada. Quería y a la vez no ¿Para qué?, cuando escuchó la llave de la regadera cerrar, no pudo pensar más y solo grabó el número en su memoria, lo dejó tal cual en el mueble y fingió dormir.

El joven que no pasaba de los treinta años, miró a la mujer, se acercó a ella y con un dulce beso en la frente se despidió. Tomó su celular y salió de la casa. Tan pronto se escuchó el motor del carro y el sonido de las llantas al arrancar, la joven se levantó, arregló la cama y se dirigió al baño; se miró, sus ojos color perla, su piel blanca, y sus cabellos indecisos entre negro y azul la asustaban…ya no se reconocía a ella misma.

Ha pasado un largo tiempo desde que se sentía tan confundida. Mirando su rostro en el espejo sintió la angustia. La piel se notaba más madura, sus facciones y rasgos se habían endurecido un poco con el pasar de los años y también creía desde el fondo de su alma que ya había madurado y que por fin era el momento de sentar cabeza y vivir una vida estable y normal.

Pero la fecha marcada en el calendario la tiene inquieta. Las bodas son siempre un problema y a la vez un lujo. Un papel y una ceremonia no dictaban lo que sentía por la persona que con un beso la despertaba cada mañana. Pero sí le representaban algo que, muy en lo profundo de su consiente, le indicaban era el paso "definitivo".

"Una vez que firmes los papeles y jures ante Dios no podrás retroceder ni retractarte de tu amor por él" se repetía mentalmente cuando la duda la asaltaba. No es que tuviera miedo al compromiso, tal vez solo se trataba de que hacía algunos años se imaginaba casada pero no con el hombre con el que lo hará próximamente. Le pasaba más que nada el hecho de que sus sueños de juventud se habían roto con la dura realidad, y ahora en su rostro notaba que los cuentos de hada no son siempre lo ideal.

A veces lo perfecto es la estabilidad. Y su pareja le proporcionaba una que ansiaba con desespero.

Quiso dejarse de cavilaciones vanas y prefirió tomar su baño. Sin embargo el caliente líquido vertido en su desnudo cuerpo solo la orillaba a pensar más en lo que se avecinaba.

Tal vez era la culpa. Sí, debía ser eso lo que estaba martillando su mente desde hacía unas semanas. No le había dicho a él, su antiguo amor que se casaría, era obvio que a estas alturas de la vida a ese hombre su vida amorosa debía importarle dos pepinos, pero había una razón más fuerte para que él se enterara de los detalles. Más que ella, era por su futuro esposo, quien tampoco estaba enterado de ese antiguo amor. ¿Esa mentira que era más una falta de información podía llevar a la ruina su futuro?

No quería ni pensarlo. Salió de la regadera y se dispuso a tomar fuerzas de algún lado y llamarle. Acababa de memorizar su número, solo necesitaba la determinación necesaria.

A kilómetros de distancia, por la ventana del avión no veía más que nubes perfectamente moldeadas…todas tenían figuras entendibles, pero nada podía asemejarse a algo real, todo era perfecto, todo era una especie de ilusión…

— ¿Vas a ir a verla?

— ¿Estás loco?, claro que no…

— Estoy más cuerdo que tú, y por lo mismo no lo haría pero tú… ¿Le llamarás?

—No…

— Como quieras— el joven de cabellera roja se levantó buscando una azafata que le proporcione un poco de comida.

El otro hombre se queda mirando sus manos…había pasado tanto y seguía siendo un cobarde respecto al tema, aun con todo lo que habían pasado, sus manos no podía hacer nada por como mínimo explicar las cosas. Tal vez podía justificar sus torpezas a la edad, a la inmadurez y a la falta de experiencia. ¿Pero ahora? ¿Qué podía utilizar de pretexto? Podía decir que el tiempo había pasado, que tal vez lo mejor era no mover antiguas historias, que probablemente ella ya lo hubiese olvidado e ir a verla sin previo aviso y soltar de pronto la explicación que debió darle 10 años antes solo podía ser una mala idea.

Tan sumido estaba en sus pensamientos que no se había percatado que su celular no dejaba de sonar, prontamente su corazón se aceleró sin saber el motivo, y al ver un número desconocido dudo por un momento, pero de todas maneras contestó…

Nunca era el primero en iniciar una conversación, prefería que su interlocutor hablara. Pero no había ningún sonido del otro lado, lo inquietaba la expectación y sabía que si la azafata lo descubría con el celular encendido y además recibiendo una llamada eso sería el fin de esa conversación que jamás comenzó.

— ¿Quién habla?

—Hinata…

Hubo un silencio sepulcral y por un momento pensó en colgar… tal vez las cosas no eran tan fáciles… tal vez era mejor no hablar. Fue como una cubetada de agua helada, como un golpe directo en el rostro, como una bofetada en medio del acto sexual. Así de sorpresivo, de poco delicado. De contundente. La voz lo sacó de su trance..

— ¿Interrumpo algo?

— Al contrario…estaba pensando en llamarte.

— ¿Y eso?

— Es algo gracioso, voy para Tokio…pensaba pasar a verte ¿podría?

—Claro…supongo, te paso la dirección por mensaje ¿sí?...nos vemos — y la voz se silenció—

— ¿Pasó algo? Te ves alterado —el joven pelirrojo acababa de regresar, con casi nulo éxito había logrado sonsacarle una bolsa de maní a la azafata y ahora la disfrutaba con deleite pues moría de hambre.

— Acabo de hablar con ella, la veré hoy en su casa.

El acompañante se ahogaba con el maní. El joven le brinda un poco de agua, trata de tranquilizarlo. Parece que la noticia lo afectase más.

—No lo esperaba…tan pronto…por primera vez no te lo puedo aconsejar en qué decir o hacer. — al escuchar esto el joven miró nuevamente sus manos que temblaban sin control… había un abismo que él ya no sabía cómo llenar. El vuelo se acercaba a su destino y él tendría que encarar la consecuencia de sus actos en ese mismo instante.

Hinata espera con cierta impaciencia la visita que ha postergado por 10 años. Sabe a ciencia cierta que con la madurez obtenida, el tiempo pasado y la completa seguridad de sus sentimientos por su futuro esposo, aquella visita no sería más que una plática diplomática para aclarar algunas cosas y no ser tomados por sorpresa el día de la boda.

Recién ha terminado una llamada telefónica que le presagia algo de lo que no quiere ser participe. Su cuñada Tenten está más que emocionada por la noticia del reencuentro de dos viejos amantes.

— ¿Le has dicho que vas a casarte?

— No, eso es uno de los puntos importantes que abordaremos.

— Hablas como si en verdad esta visita no moviera nada en ti.

— ¡No lo hace! Tal vez nostalgia pero solo eso. Tengo que explicarle algunas cosas.

— ¿Cómo le dirás que vas a casarte con su mejor amigo?

Hinata no responde, ese es el verdadero problema. No quiere provocar odio entre ambos solamente porque a ella le faltó mencionarle algunos datos a su futuro esposo… como el hecho facto de que su primer amor era su mejor amigo.

— ¡Vas a verte inmiscuida en un hermoso drama romántico! Ambos peleando por tu amor y tú debatiéndote entre el pasado y el futuro. ¿Un hombre serio, sensato y respetuoso o un descabellado y desobligado? ¡Este es tu perfecto momento para sentirte en una novela de televisión!

La Hyuuga no quiere saber más del tema y corta la llamada. Ella está segura de a quién ama, y por eso tiene que aclarar las cosas con ese viejo amor porque la mal información pondría en riesgo su futuro claro y bello. La puerta del departamento se abre lentamente. Su corazón le da un sobresalto terrible. Su novio ha vuelto y en definitiva será casi una misión suicida reunirlos a ambos antes de explicarles las cosas.

Pero el destino no es tan grato como apunta. Detrás de su novio aparece su ex novio. Los dos hombres la miran perplejos, ella tiene el celular en la mano, un rostro que denota sorpresa total y un rubor que se va apoderando de sus mejillas, más por el nerviosismo que por la impresión.

— ¿Vas a casarte con Hyuuga Hinata?

— ¿No es increíble? ¡Mira Hinata! Mi mejor amigo ha llegado, lo he ido a recoger al aeropuerto hace un rato y lo he invitado a quedarse en nuestra casa en lo que arregla unos asuntos por aquí. Siempre he querido presentártelo, aunque sea un fastidio es como mi hermano.

La peliazul no tiene palabras, no puede reaccionar y es ese antiguo amor quien rompe el silencio.

— Namikaze Naruto, muchas felicidades por su compromiso.

El novio rodea con sus brazos la cintura de su novia.

— Anda Naruto no seas tan formal ¡ella será como tu hermana cuando nos casemos!

— Hyuuga Hinata… muchas gracias.

Ella estira la mano y la estrecha con la del chico rubio y de ojos azules. Ambos se miran a los ojos, hay una sensación casi desangrante en ese estrechar de manos. Tiene que ser una maldita broma.

El rubio suelta la mano de la chica reaccionando en sus acciones. No puede con eso. No ahí.

— Bueno Sasuke, agradezco mucho tu hospitalidad pero puedo quedarme en algún hotel y…

— ¡No digas tonterías! Te quedas aquí y punto.

La voz del pelinegro es autoritaria, y el visitante no se atreve a reprocharle nada.

— Muchas gracias… tengo algo muy importante qué hacer esta tarde, volveré por la noche si me lo permiten — el anfitrión le asintió con una leve mueca de fastidio — Con su permiso.

Salió a toda velocidad. Caminó con premura por las calles atestadas de gente, hasta que encontró un parque por el medio. Sacó su teléfono y le marcó a su mano derecha.

— ¡Gaara! Esto es no creerse ¿recuerdas que iba a ver a mi mejor amigo Uchiha Sasuke? ¡Ese mismo!... me invitó a pasar mi estadía en su casa, jamás pensé que algo podría salir tan mal. Me presentó a su futura esposa… es Hinata. ¡Sí! Mi Hinata. Esto tiene que ser una asquerosa broma, un tipo de venganza de parte de la Hyuuga… es que no puedo encontrar otra explicación. ¿Es posible una coincidencia así? ¡Claro que Sasuke no sabe que fuimos amantes! ¿Cómo voy a decirle todo esto? Ni la misma Hinata lo ha hecho, lo puedo deducir por su expresión.

— Naruto…

La voz femenina es queda, casi inaudible. Su mente está viajando a mil y un posibilidades de cómo pudo pasar esa atrocidad del destino.

— Naruto

Repite la delicada voz, harto el rubio se gira con rapidez para encontrarse con unos ojos color jade y una estética combinación con una cabellera rosada. No puede seguir escuchando a Gaara, no puede creer que una simple visita a la tierra que le vio nacer esté desencadenando una serie de eventos que parecían querer acabar con su poca voluntad.

— Gaara — dijo colocando el celular de nuevo en su oreja — acabo de encontrarme con Haruno Sakura… sí, la misma que jamás aceptó mi corazón y terminó por romper mi corazón hace tantos años… ¿Estás seguro que el avión no chocó, morimos y ahora estamos atrapados en el limbo de nuestros pecados?

La voz de Gaara suena lejana. El rubio cuelga cuando siente el cálido y efusivo abrazo de la chica que alguna vez consideró su primer amor, pero que jamás fue correspondido. Su dulce aroma a cerezo lo deja acelerado y atontado.

— ¡Por Dios Naruto! Cuanto tiempo sin saber de ti ¿Tienes un momento libre? ¡Debemos hablar de todos estos años perdidos!

Namikaze Naruto sonríe y acepta la invitación. ¿Cómo es que las cosas están sucediendo de esta forma? Su mejor amigo no sabe que la chica con la que va a casarse fue previamente amante de él, y no solo eso sino que su amor fue intenso, apasionado y algo que él aún no ha logrado superar, aunque ella aparentemente lo ha dejado atrás para comprometerse con un "buen hombre" como Uchiha Sasuke… y el destino no conforme con eso lo ha reencontrado de la forma más casual y romántica con Haruno Sakura, la chica que por años estuvo en su mente pero jamás en sus brazos y ahora tan de la nada la tiene colgando del cuello con una efusiva muestra de afecto. ¿Será que Dios le dio una segunda oportunidad para el amor? ¿Cómo va a explicarle la situación a Sasuke sin que ambos pierdan su amistad? ¿Qué cara debe poner frente a Hinata cuando tenga que volver a casa?

No debió volver a Japón, se repite constantemente mientras emprende su camino con la dama. Siente en alguna parte de su ser que su venida solo provocará… lágrimas negras.