Kuroko no Basuke


The unknown miracle

By: Vale Yagami Cullen


Summary: Fem!Kuroko/Kuroko ingresa a la Academia Tōō con una meta, pero cierto moreno está allí. Ella le enseñaría, a él y a toda la Generación de los Milagros, que lo "imposible" no existe.

Advertencias: AU, OOC, muy probable existencia de momentos empalagosos.

Parejas: Kuroko T./Aomine.D

Nota de Autora: "Kuroko Tetsuko" será nuestro Tetsuya en versión femenina.

El título del fic… No me juzguen, no soy buena con los títulos D: Significa "El milagro desconocido", pero lo puse en ingles porque me gusta más como queda.


Disclaimer: Kuroko No Basuke/黒子のバスケ no me pertenece, yo solo utilizo sus personajes para entretenimiento y sin fines de lucro.

.-.

I

La preparatoria da inicio.

.-.

Al llegar a la pizarra donde se hallaban las listas no pudo contener el suspiro apesadumbrado que afloro de sus labios. Ver la gente aglomerada allí, empujándose unos a otros en un vano intento por ver que salón se les asigno, le hizo reprenderse así misma por quedarse dormida en un día tan importante.

No había llegado tan tarde, pero de haberme presentado más temprano podría haber evitado todo el ajetreo que le era, honestamente, muy fastidioso.

Resignándose, avanzo con paso tranquilo y se metió entre los estudiantes, sin ser percibida por ninguno. Zigzagueando, tratando de evitar ser empujada, pudo llegar al frente y buscar su nombre.

Kuroko Tetsuko – Clase 1-A

Saliendo como entro, la muchacha se alejó en dirección al edificio de aulas.


A veces realmente odiaba su nula presencia.

Cuando la campana sonó, poniendo fin al primer día de clases, Kuroko lo agradeció. Había pasado todo el día presentándose, una y otra vez, ante los profesores. Clase tras clase era lo mismo. No la notaban y poco faltaba para que le pusieran ausente.

Lo único ventajoso que saco de esa molesta y repetitiva situación fue el acuerdo al que llego con cada profesor: Ella sería la encargada de tomar la asistencia. Era una tarea que no debería corresponderle a una estudiante, pero de otra forma no notarían si faltara. Además de que era muy tedioso informarle al maestro su presencia… y éste se ahorraba de sufrir un pequeño paro cardiaco cada vez que la chica aparecía, según él, de la aparente nada.

Guardo sus cosas en su bolso y salió del aula, con un claro destino en mente.

Recorrió los pasillos con la seguridad de alguien que conoce el lugar, hasta salir del edificio. Una vez fuera se detuvo para sacar el plano de la escuela que había impreso la noche anterior y en el cual había señalado con un resaltante círculo rojo el sitio por el que estaba más ansiosa de conocer.

El gimnasio.

A medida que se aproximaba pudo apreciar que su tamaño era similar al gimnasio de la primera cadena de Teiko. Inconscientemente, su paso se apresuró, deseando llegar de una vez.

Pero lo que la recibió al abrir las puertas e ingresar no fue el sonido de la pelota rebotando o de tenis derrapando en el suelo.

Fueron gritos.

—¡Tiene que hacer algo entrenador! —reclamaba un chico rubio al entrenador de Tōō—. ¡No puede hacer lo que le viene en gana y no respetarme! ¡Soy el capitán, maldita sea!

Tetsuko se acercó hacia donde estaban reunidos, al parecer, todo el equipo. De inmediato reconoció a la muchacha presente, que llamaba la atención al ser la única chica… Y por su brillante cabello rosado y generoso busto.

Momoi Satsuki, la ex manager de la Generación de los Milagros y la actual manager del equipo de básquet de Tōō.

"Si ella está entonces él…"

Sus ojos buscaron a su alrededor a cierta persona, sin hallarla. Sabía que Momoi había seguido al antiguo as de Teiko a la preparatoria, por lo que éste debería estar allí, donde practicaba el club de baloncesto, pero ni rastro de su presencia. "¿Dónde está?"

Su atención volvió a la disputa que ocurría en ese momento al escuchar la voz más gruesa del adulto.

—Y yo soy el entrenador. Cuidado con cómo te diriges a mí, Wakamatsu —advertía serio, con el ceño ligeramente fruncido. Tetsuko noto que eso no le restaba atractivo.

Sacudió un poco su cabeza para no distraerse con nimiedades. Debía interrumpir esa discusión para poder hablar con el entrenador.

Se aclaró la garganta para llamar la atención, asustando a todos. En especial a la pelirosa que soltó un grito ahogado. La exagerada reacción le causa algo de gracia, pero no lo demostró. En cambio, le ofreció una pequeña sonrisa de disculpa a la otra muchacha.

—Disculpen la intromisión —dijo, dando una breve reverencia general—, pero quisiera hablar con usted sobre mi adhesión al equipo, Harasawa-san.

El silencio lleno el gimnasio ante esa petición.

Estupefactos, los jugadores intercambiaron miradas entre sí. ¿Cuándo había llegado esa pequeña chica? ¿Y cómo que quería ser parte del equipo?

—¿Señorita Kuroko? —El entrenador la reconoció, sorprendiendo a los demás—. Así que al final ha elegido a la academia Tōō. —Una sonrisa satisfecha empezó a formarse en su rostro—. Me alegra que haya tomado esa decisión.

"Con lo persuasivo que fue eso no es una sorpresa", pensó la peliceleste.

—Y me complace mucho también que quiera unirse al club —continuo—, pero supongo que quieras platicar sobre ello primero. —Señalo con la cabeza el escenario que había al final del gimnasio—. ¿Nos sentamos para estar más cómodos?

.-.-.-.-.-.

—Bien, Kuroko-chan… —Katsunori se sentó junto a Tetsuko en la banca, contemplando el entrenamiento que se desarrollaba frente a ellos. Era obvio que sus jugadores estaban más pendientes de su charlar que del partido de práctica—. Supongo que quieres decirme algunas cosas, pero permíteme que empiece primero. —Tetsuko asintió y Katsunori le sonrió antes de jugar con un mechón de su pelo, un hábito que denotaba su personalidad inquieta—. Me habías dicho que no te interesaba unirte a Tōō porque nuestra filosofía es similar a la de Teiko, y no deseabas estar en un equipo al que solo le importa ganar. Entonces, ¿Qué haces aquí?

¿Qué hacia allí? Esa era una buena pregunta. Una que podía contestar porque su decisión de asistir a Tōō no fue una precipitada o dudosa, fue a conciencia y le llevo varios debates internos hasta finalmente decidirse.

Y ahora podría expresar en voz alta el porqué.

—Es verdad que eso fue lo que dije, pero usted, si bien se preocupa por la victoria y entrena a sus jugadores para eso, no es tan extremista como Teiko. —En los ojos de Tetsuko se vislumbró un brillo de indignación que se esfumo tan rápido como apareció—. El equipo es despiadado, sí —reconoció de mala gana—. Usted trata de sacar el máximo provecho de las habilidades de cada jugador, se centra completamente en las capacidades individuales y no los alienta a que cooperen unos con otros —señalo, con un poco de irritación tiñendo sus palabras—. Yo quiero que me permita incentivar el trabajo en equipo. Le aseguro que seremos el equipo más fuerte si puedo entrenarlos a mi modo. —Katsunori se veía dudoso. Tetsuko decidió jugar su última carta—. Podríamos ganarle a Rakuzan.

El mayor la miro directo a los ojos.

—¿Puedes afirmarlo?

—Si —respondió sin dudar. La convicción se reflejaba en sus ojos celestes con tanta intensidad que Katsunori le creyó.

Aunque aún había un pequeño problema.

—Entonces, bienvenida al equipo de Tōō. —Sonrió. Su sonrisa tenía algo que a Tetsuko no le agrado. Era una mezcla extraña de diversión y pena—. Y déjame hablarte de cierto jugador… problemático.

.-.-.-.-.-.

Era peor de lo que pensaba.

Suspiro. Ya había perdido la cuenta de las veces que lo hizo durante el día. Estaba siendo un muy largo primer día, y su presentimiento de que la charla que tendría con el entrenador Harasawa iba a estresarla se cumplió.

"—Su actitud se ha vuelto peor desde que Wakamatsu asumió la posición de capitán, pues no pueden verse y no pelear. Imayoshi, el anterior capitán, podía tener cierto control sobre Aomine, pero se graduó y al retirarse le entregó el puesto a Wakamatsu, por ser el de mayor antigüedad en el equipo y el mejor de los de segundo año (ahora de tercero)…"

Según lo que le contó sobre Aomine Daiki, podía asumir que ese sujeto iba a ser su mayor obstáculo, pero no uno insuperable.

"Voy a tener que…"

—Bienvenida. —Una voz amigable delante suyo le hizo levantar la vista, sacándola de sus pensamientos—. Harasawa-san me acaba de decir sobre eso.

—Momoi-san… —musito. Aunque la pelirosa le sonreía con confianza Tetsuko se percató que parecía estar un poco avergonzada, seguramente por su reacción anterior. Al recordar su grito las comisuras de sus labios se curvearon—. Es bueno volver a verte.

Satsuki ladeo la cabeza, confundida.

—¿Ya nos conocíamos?

—Sí, pero no personalmente —aclaro Tetsuko—. Te conozco porque también fui a Teiko, me gradué el año pasado.

—¡Oh! —Satsuki parpadeo, analizando ese dato y lo que ello implicaba. "Ella debe saber sobre la generación de los milagros, como eran antes". Su sonrisa se apagó un poco al recordar el pasado. Se obligó en pensar en otra cosa y su entusiasmo creció, quizás demasiado—. ¿Eres un año menor que yo, Tetsuko-chan? ¿Hace cuánto juegas básquet? ¿Qué posición juegas? ¿Estuviste en el club de baloncesto? ¿Cómo les está yendo?

Kuroko no supo que contestar. ¿Qué fue lo primero que pregunto?

Por suerte el entrenador Katsunori —que había ido a buscar el formulario de inscripción al club para Kuroko, pues debía llenarlo para hacer oficial su participación en el club—, llego y se acercó hacia donde estaban. Le entrego la planilla a Kuroko y, mientras está la guardaba en su bolso, aplaudió un poco para que todos lo miraran. Luego con un gesto les indico que se acercaran.

—¡Atención! —ordeno el mayor. Puso una mano sobre el hombro de Tetsuko—. Ella es Kuroko Tetsuko. A partir de ahora ella es la nueva manager, junto con Momoi, y también será una jugadora suplente.

Después de que todos salieron del impacto inicial Tetsuko casi pudo sentir las miradas curiosas sobre ella, y también cierta hostilidad.

No podía culparlos.

Ella era una completa desconocida, una ingresante, una estudiante de primer año que iba a mandarlos y (aunque ellos no lo supieran aún) aniquilarlos con sus entrenamientos… o casi.

Además, era una chica. Pequeña y frágil que quería jugar contra un montón de adolecentes masculinos que fácilmente eran una cabeza más altos que ella.

...Y también tenían a Aomine Daiki en su equipo. Tetsuko suponía que no querían repetir la experiencia de otro arrogante jugador de primero.

Kuroko exhalo suavemente antes de realizar una nueva reverencia y sonreír de forma casi imperceptible a sus nuevos compañeros.

—Kuroko Tetsuko, de primer año, clase A —se presentó—. Encantada de conocerlos.


¡Hola! ¿Qué les pareció esta introducción? ¡Los leo!

Próximo capitulo: Enfrentamiento.

"—¡Aomine-kun!

El grito de Satsuki lo alerto. No era su habitual grito de enfado y regaño, sino de advertencia y preocupación.

Giro, y solo sus reflejos le permitieron detener el balón que iba directo a su cabeza."