NUDGE AND I

ENLACE AL FIC ORIGINAL: w-w-w-.-f-a-n-f-i-c-t-i-o-n-.-n-e-t-/s/10213104/1/Nudge-and-I

AUTOR: 13DMHGStarlight-Mist

TRADUCCIÓN: Meliza Malfoy

BETA: Bellatrix_2009

DISCLAIMER: Harry Potter y todos sus personajes pertenecen a JK Rowling. No se ha ganado dinero ni se ha violado ningún copyright con este trabajo, la trama pertenece única y exclusivamente a 13DMHGStarlight-Mist, sólo la traducción es de nuestro grupo.

RESUMEN: ¿Qué sucede cuando pones a un Draco enmascarado como un Golden Retriever al cuidado de una desprevenida Hermione Granger? ¿Y qué pasa si Hermione Granger está sobrecargada de trabajo? Añádele una novela romántica a la mezcla y, ¿qué obtienes? ¡Sigue leyendo para averiguarlo!


—Estoy levantada — le digo —Ya me… levan… te— dije.

Hermione suspiró mientras miraba el calendario que se encontraba en su mesa de noche. Hoy era el día en que Jack murió. Había estado enfermo de leucemia durante un tiempo y estaba mejorando últimamente por lo que la noticia salió de la nada.

Fue a tientas hacia el baño y se cepilló los dientes. Después de estar el veinticinco por ciento más consciente, ella regresó a su habitación y cogió algo de ropa de casa y fue a tomar una ducha, dejándose envolver por los recuerdos de Jack. Secó con una toalla el pelo seco y se dirigió a la cocina, donde Nudge esperaba pacientemente por ella, su cola antinaturalmente rubia moviéndose.

—Buenos Dias, Nudge— dijo con un bostezo.

Nudge ladró en respuesta e hizo una sonrisa perruna. Hermione lo frotó entre sus orejas, abrió la nevera y sacó algunas crepes que Ginny le había enviado y las metió en el microondas, de pie esperó a que el horno de microondas se detenga.

—No es exactamente un estilo de vida saludable — dijo. —No estoy segura de que debas comerlas. Si tienes que vomitar, no dudes en utilizar el bote de basura — dijo mientras se lo señalaba.

Nudge se sentó y esperó, ladeando la cabeza hacia un lado.

El microondas sonó y Hermione quitó las crepes. Las dividió y colocó un poco delante de Nudge y llenó el mismo plato que había usado el día anterior con agua para Nudge. Hermione puso un poco de mantequilla sobre las crepes, esperando que se derritiera mientras cortaba unas fresas.

—Hey Nudge— gritó —¿puedes comer fresas?

Su mano estuvo vacía en menos de tres segundos. Ella se echó a reír y cortó el resto de las fresas, las puso alrededor de las crepes. Se sentó y empezó a comer su desayuno. Nudge sentó y esperó mientras ella terminaba la última fresa con mantequilla. Ella cogió su plato y el de Nudge y los llevó al fregadero. Mientras lavaba los platos, ella empezó a hablar con Nudge.

—Hoy, estoy pensando en hacer algunas de las cosas favoritas de Jack. A Jack le encantaba la música y tocaba el saxofón. Mi papá tocaba el piano y mi madre tocaba la batería. Yo tocaba el violín. Jack nunca podía terminar toda la canción cuando tocábamos juntos, porque decía que sonaba como una especie de animales salvajes. Lo siento si le hago daño a tus oídos, pero voy a tratar de tocar mi violín.

Ella le rascó las orejas y se fue a su dormitorio. Nudge la siguió y se invitó a sí mismo a su cama. Hermione sacó un estuche de violín de la parte posterior de su armario y lo puso en su cama. Bajó la cremallera de la caja y deshizo el bloqueo con gran cuidado. Abrió la caja y sacó la correa de velcro para liberar el violín. Ella liberó el Kun y lo sacó. Deslizó el Kun en el violín y lo dejó. Giró la pieza que sostiene el arco y lo sacó. Sacó la resina y comenzó frotarla sobre los pelos del arco. Ella puso en el suelo el arco y cogió el violín para afinarlo.

—Aaaaa— ella tarareó mientras agarraba la cuerda, haciendo varios ajustes en las clavijas y afinarla.

Entonces afinó las otras cadenas y agarró el arco. Probó las cuerdas a cabo para asegurarse de que sonaban en sintonía con las demás y luego comenzó a tocar.

Cualquier canción que a Jack le había gustado. Petty Waters y su carrete, el Concierto de Vivaldi en La menor para cuerdas, El Lamento de MacPherson, La Danza húngara Nº 5, Amanecer hasta el anochecer, y finalmente, su favorita Fiocco Allegro de Joseph-Hector Fiocco.

Su arco bailó sobre las cuerdas mientras ella interpretaba a su manera las exhaustivas digitaciones y trinos rápidos. Ella cerró los ojos, poniendo todo su esfuerzo en el recuerdo de su hermano. Terminó la canción con un acorde, dejando que las notas sonaran en su máximo esplendor.

Mientras empacaba su violín contuvo las lágrimas. Al poner su violín de nuevo en lo más recóndito de su armario, sus fuerzas se quebraron y ella comenzó a llorar por su hermano.

Ella sintió un lametazo en su mano y levantó la vista para ver a Nudge allí. Ella envolvió sus brazos alrededor de Nudge y lloró a lágrima viva mientras pensaba de nuevo a los brillantes ojos azules de Jack, al igual que su padre.

A medida que sus sollozos se calmaron, Nudge puso sus patas delanteras sobre sus hombros y le dio un grande y baboso beso perruno hasta que ella se echó a reír.

—¿Quieres ir a nadar? — le preguntó a Nudge.

Los ojos de Nudge se iluminaron y sonrió.

—A Jack le encantaba ir a nadar — dijo mientras sacaba su traje de baño negro de la parte posterior de su armario.

Salió de la habitación y se dirigió al baño para cambiarse. Cuando terminó, volvió del baño y se recogió el cabello. Cogió a Nudge y se apareció en la piscina.

Durante la siguiente hora o algo así, se fueron a nadar juntos. Bucearon, hicieron carreras, y chapotearon. Sorprendentemente, Nudge no hizo el típico nado de perrito, sino algo que se parecía mucho a la manera de nadar de un humano.

—¿Eres un ser humano?— le preguntó a Nudge mientras le salpicaba un poco de agua.

Nudge "sonrió" y ladró de regreso; entonces, él le salpicó.

—No sé, es era un sí o un no— dijo mientras se limpiaba el agua de los ojos.

Ella le salpico de regreso y los otros en la piscina se la quedaron mirando.

—Qué — le espetó —Estoy hablando con un perro. Es un hecho cotidiano.

Todo el mundo miró hacia otro lado.

Ella salió de la piscina y dejó sus piernas colgando del borde de la piscina.

—Hey Nudge, qué tan rápido puedes llegar al otro lado de la piscina — le preguntó ella mientras se agarraba el cabello mojado en una cola de caballo.

Nudge comenzó a nadar y ella llevó el conteo en su cronómetro.

— Cincuenta y cuatro segundos. No está mal — le dijo, mientras el regresaba lentamente.

Nudge comenzó a ladrar.

—¿Quieres que lo intente? — le preguntó ella.

Nudge ladró otra vez.

Ella se puso en el borde de la piscina y se lanzó, nadando como un cuchillo de un lado al otro. Cuando ella salía al otro lado, miró el reloj.

—cincuenta segundos. Lo siento Nudge — dijo cuando vio la "sonrisa" del perro. —Hey, vamos por un helado — dijo mientras se dirigía hacia la escalera. Ante esto, Nudge se animó y la siguió a la salida de la piscina.

Cuando Hermione caminaba hacia el puesto de helados, no oyó a Nudge siguiéndola. Se dio la vuelta justo a tiempo para ser salpicada en todas partes.

—Gracias Nudgie — dijo mientras se exprimía el pelo.

Se acercaron al stand de helados y esperaron en la fila. Cuando llegaron allí, Hermione ordenó uno de vainilla con sirope de caramelo para ella y un helado de crema para Nudge.

Después de que terminaron sus golosinas, Hermione los apareció en casa y se quedaron en la puerta de entrada de su apartamento. Recorrió con el dedo y entró en el apartamento de Nudge tras ella, con una sonrisa de vainilla.

—Tonto Nudge — dijo negando con la cabeza mientras salía a buscar una toalla.

Regresó y se arrodilló al lado de Nudge.

—Hey Nudge, tengo que devolverte a Draco mañana. ¿Qué tal un poco de carne?

La expresión emocionada de Nudge fue suficiente para revelar su pensamiento.

—Está bien— dijo sobándole la oreja con cariño.

Ella preparó la carne y la dejó friéndose mientras tomaba una ducha, vistiéndose con un camisón de color crema.

Después volvió, sacó la carne y comenzó a cortarla de manera que una mitad era para Nudge y la otra para ella. Calentó algunos guisantes, maíz y un puré de papas que Ginny le había enviado.

—Es el último día — dijo.

Nudge no parecía triste, así que ella frunció el ceño. Ella iba a echar de menos al pequeño pilluelo. Tal vez podría visitar a Nudge o como lo llamara Draco.

—Oh, bueno— ella suspiró mientras limpiaba los platos.

Ella fue al baño, se cepilló los dientes y se trenzó el cabello.

—Es hora de terminar The Call of the Night — le dijo a Nudge mientras él busca su camino entre el colchón y las sábanas.

Realizo el camino hasta el ferry, preguntándome qué estará haciendo Frederick en este momento y donde estará. Cuando me acerco, oigo una discusión y decido investigar.

—Te lo prometo — dijo una voz.

—Necesito el dinero ahora mismo — dijo otra voz.

—Yo casi lo tengo — dijo la primera voz.

Con un sobresalto, me di cuenta de que era Frederick.

—Señor, él tiene el dinero — dije mientras salía. —Él lo dejó en mi casa — le digo mientras saco todo el dinero que había ganado.

El otro hombre contó los dólares arrugados y me devolvió el sobrante.

—Muévanse — dijo bruscamente —Es la cabina de 105.

Frederick, sus abuelos, y yo nos metimos en nuestra cabina, esperando el largo paseo en barco.

— Nos vamos a Estados Unidos — le susurré emocionada.

— Es verdad. Pero todavía hay una razón por la que estoy triste — me dijo Frederick.

—¿Qué — le pregunté.

—Que no pude escucharte cantar.

Me eché a reír.

—Vas a escucharme cantar por mi libertad cuando me ponga el primer pie en tierra firme en América — le dije.

Y era verdad. Cuando puse un pie en suelo americano, canté por toda la alegría que sentí.

—Hey, Lassie — dijo una voz detrás de mí — ¿quieres trabajar para mí? Soy un dramaturgo.

Me sorprendió, pero fácilmente acepte.

Frederick encontró un trabajo, no mucho tiempo después y todos nos acomodamos.

Y es por eso que estoy aquí con mis nietos, todo a causa de una cuerda hecha de sábanas.

Puse el libro sobre mi mesa de noche.

—Buena trama, malo y cursi el final —digo con molestia mientras apago las luces. —Lamentablemente, no todas las historias de amor tienen un buen final.

Me doy vuelta de modo que me quedo mirando al techo y envuelvo mi brazo alrededor de Nudge. De repente, Nudge se encarama encima de mí.

—¿Qué pasa, chico?— le pregunto, en estado de alerta.

De repente, Nudge comienza a cambiar. Transformándose en un sonriente Malfoy.

Oh… Mi… Dios… Draco me ha visto forcejear, desnudándome hasta quedar en ropa interior, nadar, leer libros de romance, y tocar mi violín. ¡Malfoy!

Tardo unos segundos en darme cuenta de que estoy vestida con un camisón que muestra orgulloso mi ropa interior de encaje negro.

Trato de deslizarme bajo las sábanas, pero no puedo. Los brazos de Malfoy se encuentran a ambos lados de mí como si estuviera haciendo unas flexiones de pecho y sus piernas también.

—Dejar de luchar, Granger — susurra en mi oído, su pelo cayendo sobre mi cara.

Me estremezco al escuchar el tono de su voz.

—Eres un animago— le susurro mientras lo miro directamente a los ojos.

Él sonríe.

— ¿Sabes por qué decidí buscarte ayer? ¿Sabes por qué le gruñí a la Comadreja mientras trataba de convencerte de que regresaras? ¿Sabes por qué ser una simple mascota? — me preguntó, susurrando en mi oído.

Niego con la cabeza; mis mejillas probablemente estén teñidas de carmesí.

—Porque te deseo, Hermione. Te quiero porque te las arreglaste para resistir mi encanto, a lo largo de todos nuestros años en Hogwarts. O eso creía yo. Dime, ¿te gusté alguna vez, Hermione?

La forma en que dice mi nombre es tan hermosa y me encuentro temblando.

— ¿Lo hiciste? — pregunta de nuevo, mirándome con esos ojos que son como dos piscinas de mercurio fundido, la cabeza inclinada hacia un lado.

Trago saliva, pero no puedo formular ninguna palabra.

—¿Lo hiciste o lo haces?— pregunta con una sonrisa tímida.

—Todavía lo hago — le digo, cuando finalmente soy capaz de gesticular unas pocas palabras.

—Bueno— dice, mordisqueando mi oído. —Ahora, dime que me quieres.

Sin pensar un segundo en lo que hablo.

—Yo también te quiero.

"ESCENA CENSURADA POR LA AUTORA A PETICIÓN DE LA SOCIEDAD PROTECTORA DE RUBIOS SEXYS"

Nos tumbamos en la cama jadeando. Draco toma mis labios una vez más en un beso y me susurra al oído.

—No todas las historias de amor tienen un buen final, pero éste lo tiene.

AL DÍA SIGUIENTE:

—Hmmm — dijo Sanjea. —Me pregunto dónde estará Hermione.

Como si hubiera sido una señal, Hermione entró corriendo y miró el reloj.

—Maldita sea— dijo. —Un segundo de retraso.

—Relájate. Simplemente alivia ese estrés que sientes.

Hermione sonrió mientras se inclinaba sobre su trabajo.

—No lo estarías diciendo si supieras lo que estuve haciendo ayer por la noche — se rió en voz baja, pero Sanjea la oyó.

— ¿Tú... aliviando el estrés... de la forma típica?

—Sí, ¿qué hay de nuevo?— dijo Hermione mientras masticaba el extremo de la pluma.

—¿Quién?— Sanjea le preguntó.

Justo en ese momento Draco entró corriendo y le entregó un libro.

—Siento que Seabound Ben quedara arruinado por la lluvia. ¿Vienes a la casa esta noche? — le preguntó.

Hermione le sonrió mientras aceptaba el libro.

—Por supuesto.

—Está bien, nos vemos esta noche — le dijo Draco, antes de presionar sus labios sobre los de ella. Se quedaron allí por un largo rato y luego Hermione se echó hacia atrás.

—Nos vemos esta noche también, Nudgie — dijo con una sonrisa digna de Slytherin y un rápido beso en la mejilla.

Draco sonrió y salió corriendo hacia su oficina.

—Ooookay — dijo Sanjea, dando un paso atrás.

—No quieres saberlo — dijo Hermione dejando el libro en el escritorio.

Cuando Sanjea salía de la oficina, Hermione la oyó murmurar algo.

—¿Podrías repetir eso?— le pidió Hermione.

Sanjea se volvió hacia ella.

—Solo dije, que no estoy segura de que darle unas vacaciones sea una buena idea.

FIN