Notas de inicio: Nuevamente, muchas gracias a todo aquel que haya leído, ahora sí me dignaré en responder al menos a un par de comentarios. No tener pc propia es un desastre en estos casos, espero que puedan arreglar la mía pronto. Y no sé cómo es que esto de pronto parece tener algo de drama.
Advertencias: No-beta, Crack. Esto es del mal.
Disclaimer: KnB no me pertenece, gracias al cielo.
The Other Self
Kasamatsu tomó un poco del té que su madre le había servido, mientras sentía la mirada penetrante de sus dos pequeños hermanos clavada fijamente en él. Extrañamente sintió la necesidad de desviar la mirada, aunque la taza pudiera tranquilamente evitar que hicieran contacto visual directo.
—Yukio-nii.
Empezó uno, mientras subía su cuerpo un poco más sobre la mesa de lo que normalmente haría.
—Hiroshi—dijo su madre mientras aún servía un plato de arroz para su esposo, como media amenaza para que tuviera cuidado con su propio desayuno.
—Últimamente tienes una expresión un poco extraña—completó su hermano gemelo Haku, imitando sus acciones.
—Dejen de molestar a su hermano—acotó su padre, mientras daba un pequeño sorbo a su taza de café.
— ¡No lo molestamos, papá!—se defendieron ambos hermanos gemelos al mismo tiempo, Yukio sólo dejo de lado su propia taza y soltó un pequeño suspiro.
— ¿Extraña, cómo?—se animó a preguntar, apoyando su rostro en la palma de su mano mientras les dedicaba una mirada mitad divertida a sus hermanitos.
Los pequeños parpadearon al son de la pregunta, esta vez concentrando toda su atención en su hermano mayor, para luego girar sus caritas y mirarse entre ellos como si buscaran la respuesta en los ojos opuestos.
—Pues bueno—empezó Haku, tomando asiento propiamente.
—Pareces más feliz—completó Hiroshi, y su padre soltó una pequeña risa casi atragantándose con el café que tomaba, para luego aclarar su garganta intentando recobrar la compostura.
Yukio soltó un suspiro que en otra situación hubiera sonado exasperado.
— ¿Acaso es extraño que yo esté feliz o algo?
Una cosa era que sus compañeros de instituto soltaran comentarios así de raros-por favor, Moriyama, ya es casi una semana, que no me pasa nada. Pero que hasta sus propios hermanos lo dijeran, ¿es que de verdad tenía algo raro y él no se había dado cuenta?
El par de niños negó rápidamente con la cabeza, sintiéndose de pronto algo cohibidos por la respuesta que les sonaba tan poco a su normalmente serio y estricto hermano.
—Nada de eso, ¡Nada de eso Yukio-nii!—respondió Haku mientras movía las manos de un lado a otro, su madre atrás de él llegaba con un par de vasos de jugo y un suspiro para hacerles juego.
—Sólo que…—trató de explicar Hiroshi, mientras veía a su madre sentarse a su lado por fin en la mesa—Este feliz… es un feliz diferente.
Y el primogénito de los Kasamatsu sólo pudo parpadear en confusión. ¿Diferente cómo?, llegó a preguntarse una parte de su cabeza, mientras se quedaba mirando largamente su propio desayuno. De alguna manera creía entenderlo primitivamente. No es que fuera algo grande a su propio parecer, pero ciertamente había algo un tanto…diferente con él, o quizá sólo era que la manera en la que veía las cosas lo que había cambiado un poco. Sin embargo, no es que él viera esto como algo malo tampoco.
Quizá eso sí era lo raro.
El camino de casa a la escuela normalmente siempre estaba lleno de malas ideas sobre frases para conquistar chicas, o algún comentario sobre cómo iban los entrenamientos y qué deberían hacer para mejorar su rendimiento, o el del equipo en general. Especialmente de lo segundo, desde que hubieran perdido contra Touo en el pasado inter high.
Pero en esa última semana, el camino que compartían Moriyama y Kobori parecía sólo estar lleno por un comentario casual aquí y allá, y mucho de silencio incómodo y difícil de digerir, como si intentaran que la preocupación que sentían se perdiera entre esos espesos silencios.
Sin embargo, esa mañana Kobori decidió que ya era momento de traer el tema a colación de nuevo.
—Hoy tenemos un partido de práctica—dijo mientras miraba al cielo despejado, las prácticas habían avanzado con normalidad, quizá un poco más suave de lo que normalmente sería para alguien tan exigente como lo era Kasamatsu, sin demasiado jaleo y sobre todo, demasiada indulgencia para Kise.
Moriyama asintió mientras seguía avanzando, tenía la mirada fija en el pavimento y ni siquiera parecía haber prestado atención a las chicas de otro instituto que acababan de pasarle por un lado.
—No es un instituto tan conocido, pero puede que tengamos problemas, tienen una muy buena línea ofensiva—dijo esta vez mirando de reojo a su compañero, como si esperara que fuera él quien pusiera en palabras la muda duda que ya los estaba asaltando a ambos.
Kobori notó el gesto, aunque no encontró fuerza para decir lo siguiente con suficiente convicción.
—Estoy seguro de que nos irá bien, no te preocupes, Moriyama.
Y aunque el mentado hubiera querido darle una sonrisa a su amigo que le mostrara que creía en sus palabras, lo único que pudo hacer fue formar una maltrecha sonrisa.
— ¡Definitivamente voy a tomar todogs los re-botes!—el grito de Hayakawa perforó los tímpanos de todos los miembros del Kaijou, quienes comenzaban a calentar para el partido de práctica que tendrían dentro de un rato.
Sin embargo nadie escuchó a Kasamatsu decir algo al respecto, incluso sólo pareció que el gesto le pareció de lo más gracioso, porque rápidamente dejó su lugar dispuesto a acariciar el cabello de su kohai y decirle que ojalá él tuviera algo de esa energía.
Moriyama a su lado casi se atraganta con su propia saliva, Hayakawa sólo parecía completamente atónito ante el comentario, y Kise sintió una extraña punzaba en la base del cráneo. Porque aunque la última semana pasada al lado de Kasamatsu-senpai había sido de las más calmadas y agradables que habría tenido desde que se había unido al Kaijou, ciertamente él también comenzaba a notar ciertos cambios en la actitud de su superior.
Quizá el principal era que su estamina pareciera haber descendido mucho.
—Pero usted es el que siempre nos está exigiendo más, Kasamatsu-senpai—comentó medio en risa. El capitán era quien siempre los empujaba para adelante en todos los partidos, y quien de una manera u otra les pedía que sacaran todo lo que tenían. Verlo así de apagado era… extraño.
Kise creía que comenzaba a entender un poquito lo que decía Moriyama-senpai.
—Eso es porque todos ustedes son muy buenos—respondió este, pero por el tono que usaba era más como si alguien hubiera respondido a un saludo mañanero más por obligación que por verdaderos deseos, y Kise que estaba muy acostumbrado a intentar engañar a la gente con sus actitudes, no tuvo problema al notarlo—de cualquier manera, es hora de que terminemos de calentar, el otro equipo ya está por llegar.
Kise pudo escuchar un bufido del entrenador unos metros más lejos de allí, y creía saber que él también estaba preocupado por el cambio de actitud de su capitán. Pero, y tragando duro, se obligó a creer que no había problema, quizá sólo era que el cuerpo de Kasamatsu-senpai le pedía un poco más de descanso y por eso era que se estaba comportando de esa manera. Sí, sin lugar a duda eso debía ser.
Así que, tomando un fuerte respiro, se dispuso a seguir al resto del equipo hacia la corte.
El partido finalmente terminó en la victoria una victoria para Kaijou, con una diferencia de doce puntos. Nada mal, pero Moriyama sabía que tenían más que para eso. Ya que, aunque hubieran ganado el partido, había una extraña sensación de amargura en su boca que era imposible de quitar.
—Moriyama-senpai—escuchó que Kise le llamaba desde su lado derecho, mientras él intentaba terminar de cambiarse y emprender el regreso a casa— ¿Sabe dónde está Kasamatsu-senpai?
El mentado elevó una ceja, dándose cuenta un poco tarde que ciertamente el capitán no se encontraba dentro del gimnasio.
Quiso responderle que no sabía, pero Kobori se le adelantó.
—Parece que el entrenador le llamo para hablar Kise, los vi salir hace un poco en dirección a la escuela.
Y aunque el rubio pareció más que contento con la respuesta de su superior, esta no hizo otra cosa más que levantar cierto nivel de desconcierto en Moriyama. ¿Para qué querría hablar el entrenador con Kasamatsu? No es que no lo hicieran a menudo, pero normalmente siempre era en alguna esquina del gimnasio, nunca en las instalaciones escolares. Es que eso le da un aire a no ser nada bueno, era lo que la mente de Moriyama se andaba planteando en ese momento.
Quizá él también tendría que hablar con su amigo después, sabía que Kasamatsu se había estado quejando –o algo así, al menos hacía un intento por quejarse- de su insistencia con el tema, pero es que realmente era algo que consternaba a Moriyama.
Kasamatsu estaba cambiando. Y no el cambio que uno normalmente sufre a medida que va creciendo.
Era un cambio extraño, no sólo en su actitud para con las personas, pero para con el mismo basket también.
Kise esperó frente a las puertas de la escuela, hacía un rato ya que el resto de miembros del equipo habían decidido emprender camino a casa, pero volver con Kasamatsu-senpai ya era una especie de costumbre, aunque hasta hace antes de esa semana él siempre se mostrara reacio a aceptar su compañía.
Golpeó su pie contra el pavimento. El partido de ese día había sido un poco extraño. Aunque habían ganado no había sentido la normalmente avasalladora presión que siempre sentía empujarle desde su propio lado de la cancha. Y, claro que sabía que era un juego de práctica y no un "partido real" como a algunos les gustaría llamarlo. Sin embargo, sus senpais y Kaijou siempre se tomaban muy en serio todos sus juegos, incluso esos que no tenían nada que ver con el ranking de escuelas en Japón o con algún torneo.
¿Entonces por qué de pronto pareciera que algo se hubiera… apagado?
Y nuevamente estaba pensando de más.
Escuchó un par de pasos a su lado y se giró, Kasamatsu-senpai aún con su ropa de entrenamiento le miraba sorprendido.
—Kise, me esperaste…—dijo, viéndolo con una mirada llena de algo que no sabía cómo identificar.
Kise asintió efusivo.
—Quería regresar con usted, senpai—dijo mientras ponía la mejor expresión de niño emocionado que conocía, esa que usaba a veces en ciertas campañas dirigidas más a toda la familia que a la moda.
Y aunque normalmente Kasamatsu se enfadara cuando ponía esa expresión tan falsa, esta vez sólo sonrió algo cansado y murmuró un agradecimiento quedo, para pedirle que esperara un poco más porque aún necesitaba cambiarse.
Kise, aunque hubiera asentido ante esto, no pudo evitar cuestionarse porqué de pronto aunque pareciera que Kasamatsu-senpai tenía toda su atención centrada en él, se sintiera como que en realidad Kise no le importaba en lo más mínimo.
¿Eso es tan siquiera posible?
Llevó una de sus manos hasta su cien, para frotan un poco su metafóricamente adolorida cabeza, de verdad que tenía que dejar de ser paranoico o terminaría como Moriyama-senpai.
Mucho no pasó para que Kasamatsu al fin saliera de los vestuarios, con su uniforme igual de impecable que siempre y la mochila a cuestas, le miraba con una sonrisa calmada y sin decir nada comenzó a caminar, Kise ni lento ni perezosos rápidamente le dio alcance.
—Senpai, no me deje atrás—dijo con un tono medio quejumbroso, que no había tenido necesidad de utilizar últimamente.
—Lo siento, lo siento—se medio disculpó Kasamatsu, mientras seguía caminando, con la mirada fija en Kise, pero al mismo tiempo pareciera que estuviera perdida en algún otro lugar.
El rubio le dirigió una señal algo preocupada. Algo no andaba bien con su capitán, pero justo antes de que abriera la boca para dejar salir su cuestionamiento, Kasamatsu se le adelantó.
—Dime Kise…
— ¿Sí?—se apresuró en contestar.
— ¿A ti te gusta el basketball?
Y esa simple pregunta fue suficiente para que el modelo se quedara estático en su lugar. Sonaba demasiado a algo que Kurokochii diría en las épocas cuando aún estaban en Teiko, y eso lo ponía nervioso. Kasamatsu no era de los que preguntaran cosas así.
— ¿Senpai?—dejó salir, como si de pronto su voz estuviera siendo apagada, o alguien le apretara muy fuerte la garganta.
Kasamatsu sin embargo no se había detenido, pero tras dar un par de pasos más, al fin su marcha llegó a su fin. Kasamatsu su cuerpo, quedando delante de Kise, la sombra que él mismo proyectaba evitaba que el sol se reflejara por completo en los ojos de su capitán, pero aun así Kise tenía miedo de admitir que no veía ningún tipo de brillo en estos.
—Sabes Kise.
Y por la expresión que estaba haciendo el capitán, Kise no quería saber lo que le seguiría a eso.
—Quizá no debería decírtelo sólo a ti, pero siento que no es algo que pueda esperar hasta mañana.
No. Era lo que gritaba el cerebro de Kise, pero no entendía por qué.
—El entrenador sugirió que tomara un descanso del equipo.
Notas finales: El final más raro no salía aunque tratara. -aunque me esté citando a mi misma (?)- el horror, pero ayer estaba viendo nuevamente Kaijou vs Touo y, feels