Me he tardado un poco, pero... Este capítulo es el más largo de momento. 7,000 Palabras :) No tengo mucho que decir además que: Advertencia de bastante fluff.

South Park partenece a Matt y Trey. Este fic es un regalo para Gene, o Coffig aquí en fanfiction!


18.- Un cielo lleno de estrellas

De a poco las cosas tomaban sentido.

Kyle veía atrás, y se preguntaba cómo es que había avanzado tanto, cómo es que seguía ahí. Pasó de ser el chico al que cada día le pesaba hasta respirar, a alguien que vivía. El sentimiento de soledad que lo acompañaba siempre, a pesar de saber que no estaba solo del todo, se había ido disminuyendo al punto donde ya no lo notaba.

Una gran parte era gracias a Stan. No todo, pero sí que le había ayudado. Aun si su amigo no lo notaba. La ayuda era, más bien, en cosas pequeñas, como preguntarle el nombre de alguna de sus canciones favoritas, y recordar detalles sin importancia que le contó en algún momento, como que su color favorito era el azul y odiaba la coliflor, o el salir una tarde helada para conseguir una foto del paisaje y mostrársela.

Todo eso hacía la diferencia.

Y Kyle no podía evitar enamorarse un poco más cada vez que Stan tenía esa clase de detalles con él, y lo miraba con esos ojos tan llenos de esperanza, de sueños, de metas y ambiciones. Todo lo que a él solía faltarle, y había ido recuperando con el transcurrir de los meses. Stan era todo lo opuesto a él, y a Kyle le encantaba, con todo y sus defectos.

Por todas esas razones, cuando su doctora le había felicitado por su gran avance Kyle no se había sorprendido tanto. Solía parecerle imposible, creía que ese día nunca llegaría, y sin embargo estaba ahí.

-¿No has tenido pensamientos negativos últimamente? -Monica, su doctora, hizo la pregunta de rutina que tanto evitaba responder con sinceridad en el pasado.

Esta vez, pensó en Stan. Se concentró en la sensación cálida que recorría su pecho cada vez que se tomaban de la mano. Aquellos no eran pensamientos negativos, en definitiva.

-No lo creo... No.

Ella hizo unas rápidas anotaciones y asintió.

-Bien. Excelente. Ahora te pesaremos, ¿está bien? Coloca toda tu ropa sobre la camilla, y puedes ponerte la bata que está ahí.

Kyle conocía el procedimiento de memoria. Antes le incomodaba un poco desvestirse frente a alguien más, sin embargo, estando en aquel punto, ya se había acostumbrado lo suficiente como para realizar la acción sin inmutarse.

Al colocarse la bata, el familiar aroma a hospital lo inundó. Lo que variaba, era el departamento en el que se encontraba. No estaba en terapia intensiva, sino en el área de psiquiatría. Eso no quitaba el hecho de que las paredes siguieran siendo blancas y el pesado ambiente a enfermedad que recuerda que algo está mal, recorriera cada centímetro de la habitación.

Y Kyle podía haber realizado uno de los trucos que conocía, como tomar mucha agua antes de la consulta para alterar un poco los números. Lo había hecho un par de veces, y aunque el resultado no variaba tanto, podía hacer la diferencia. En aquella ocasión, algo lo detuvo.

Subió a la báscula y aguardó unos segundos hasta que Monica, acomodando sus gafas, le sonrió ligeramente.

-Casi estás en el rango de peso mínimo recomendable para tu edad y estatura. Por dos kilos. Pero es fantástico. Te felicito, Kyle.

Monica era amable y a Kyle le hubiera gustado serlo un poco más con ella. No obstante, había pasado tantas tardes en aquellos pasillos y habitaciones, que le hacía cualquier cosa menos gracia seguir ahí. Tener que hacer chequeos constantes era como un recordatorio de lo que había ocurrido.

Kyle asintió. Lucía desinteresado, pero la verdad era que se sentía un poco orgulloso de sí mismo. No había sido un camino fácil ni lo sería en el futuro. Pero había dado un par de pasos al frente en la dirección correcta.

Monica realizó algunas otras preguntas de rutina, y, finalmente, decidió que reduciría su dosis de antidepresivos. Cuando ella se encontraba firmando el documento donde aprobaba el cambio, Kyle se sintió en otra realidad.

Lo difícil, sin embargo, era mantenerse en ese sendero durante más tiempo.

El ruido de la pluma contra el papel, la sutil sonrisa en los labios rojos de Monica, y el silencio aturdidor que hacía que los oídos le zumbaran. Todo lucía irreal. Y sin embargo estaba pasando.

Al salir del consultorio, se encontró con su madre y su hermano esperándolo fuera. Ella se mordía el labio inferior con nerviosismo, y Ike alzó una ceja, con expectación. Kyle les contó las noticias en cuanto entraron al auto, y su madre casi se echa a llorar de alegría. Ike le palmeó el hombro desde la parte trasera del auto, y Kyle sonrió.


Al llegar mitad de semana, nadie hablaba de otra cosa que no fuese la fiesta de Cartman. Y Kyle estaba impresionado, porque el chico había logrado su objetivo de llegar a un nuevo destino siendo una persona renovada sin perder su estilo. Una parte de Kyle lo envidiaba, pues él no había sido capaz de lograr aquello. Sin embargo, por otro lado, pensaba que nada podía haber sido mejor. No se arrepentía de que las cosas hubiesen resultado de aquella forma, pues quizás nunca hubiese conocido a personas como Stan, Kenny, e incluso Tweek. Cartman podía haberse ganado la atención de toda la escuela al grado de montarse una verdadera fiesta, pero Kyle tenía otras ganacias que no cambiaría por nada.

Divisó a Stan de reojo en la jardinera que solían sentarse los días en los que Kyle quería disfrutar del frío al aire libre y Stan no podía convencerlo de quedarse en la cafetería. "Demasiada gente, demasiado ruido, y demasiado cálido", decía Kyle, y Stan no así más que suspirar con resignación y seguirlo.

Stan, no obstante, no lo había visto a él. Tenía los auriculares puestos y la vista clavada en su móvil. Kyle notó de inmediato que, por más que se encontrara mirando la pantalla del aparato, su mente estaba en otro lado.

Se acercó con cuidado por el costado, y retiró uno de los auriculares de Stan para colocárselo él.

Su amigo dio un brinco del susto, y parecía a punto de soltar algún insulto dirigido a la persona que interrumpió su concentración, mas, cuando miró a Kyle, esbozó una amplia sonrisa.

-La próxima vez no seas tan silencioso al acercarte, casi me das un infarto, amigo.

Sonaba una versión de Love me Tender que Kyle no había escuchado antes, pero aún así era bastante buena.

Love me tender

Love me long

Take me to your heart

For it's there that I belong

And we'll never part

-Suena bien. Pero la voz de Elvis es irremplazable.

Stan rodó los ojos.

-He aprendido a no contradecirte cuando de música se trata. Luego no hay forma de callarte.

-¿Ah, no? Deberías de buscar un nuevo método para callarme, entonces. Porque los que utilizas no están funcionado. -Kyle le sonrió con una expresión entre bromeando y hablando en serio.

Las mejillas de Stan se tornaron ligeramente más rojas de lo que ya se encontraban por el frío.

-Quizás lo haga... -murmuró, para sorpresa de Kyle, de manera apenas perceptible. Después carraspeó y finalmente removió los auriculares de su oído y de Kyle, los últimos acordes de Love me Tender sonando-. Quería preguntarte, este viernes, ¿no tienes nada qué hacer, cierto?

Stan lucía nervioso. Se rascaba la nuca o se acomodaba los mechones de cabello que le salían del gorro cada tres segundos, y Kyle se preguntó si tendría que ver con la fiesta que Cartman daría ese mismo día.

-Sabes que no. Tengo otra consulta esta semana, pero será el sábado.

Stan asintió. Él se había mostrado tan entusiasmado como su propia familia al contarle las buenas noticias. Kyle lamentó que hubiese tenido que ser por medio de una llamada, pero el tono de voz alegre y emocionado de Stan lo animó casi tanto como lo habría hecho ver su sonrisa y su expresión llena de orgullo y admiración.

-Cartman dará su fiesta el viernes, ¿no? Estaba pensando, casi todos se encontrarán allá. Y, que yo sepa, tú no estás interesado en asistir... Y yo tampoco.

Kyle negó con la cabeza, cada vez más curioso. No pudo evitar pensar que, hace unos pocos meses atrás, Stan seguramente hubiera asistido a una fiesta como aquella. Con Wendy y el equipo. El sólo pensarlo le daba escalofríos que poco tenían que ver con el frío.

-No. No se ha callado durante días al respecto, claro que no me han quedado ganas de ir.

-Entonces... Uhh, podríamos hacer algo, me refiero, como... Sólo tú y yo, ¿sabes? Puedo pedirle el auto prestado a mi papá, y... Hay un lugar que quiero mostrarte. Creo que te gustará.

Un pesado silencio se hizo presente, donde Stan parecía más nervioso de lo que Kyle lo había visto en su vida, y éste no sabía cómo reaccionar.

-E-es decir, sólo si tú quieres, si no, olvidemos que esto ocurrió y dentro de algunos años, lo recordaremos como una de las absurdas ideas de Stan-

-Suena como un buen plan. ¿A qué hora voy a tu casa?

-...y reiremos. -silencio. Y entonces su rostro se iluminó-. Oh. A la seis está bien. Perfecto. Genial, entonces.

-Lo esperaré con ansias -admitió.

Kyle no sabía de dónde había sacado la voz para pronunciar aquella frase, pues se encontraba atónito. Si no hubiera sido porque él mismo estaba nervioso, habría dejado a Stan balbucear un poco más, pues era algo divertido y adorable verlo en aquel estado.

Stan sabía que las fiestas no eran lo suyo, así que había tomado esa información para crear un plan distinto para ellos. Derretía su corazón y lo hacía sentir mil cosas a la vez: iba desde anticipación y entusiasmo, hasta la inseguridad y algo de temor. Si no se equivocaba, aquella no había sido una petición amistosa. Sabía que eventualmente uno terminaría preguntándole al otro. Pero no lo había visto venir tan pronto, y todo lo que implicaba aquel plan lo hacía estremecer.

Sólo quedaba esperar el fin de semana y averiguar por su cuenta el resto.


Stan se había puesto más nervioso de lo que creyó al pronunciar la invitación. Lo había repetido mentalmente infinidad de ocasiones, y juraba que en su cabeza sonaba mejor, con algo más de confianza que el manojo de nervios que había sido. Llegó a sentir las piernas como gelatina, aun encontrándose sentado.

Volviendo atrás, comparando lo que fue el pedirle a Wendy que saliera con él, y el preguntar a Kyle por una salida, las diferencias eran obvias. Con Wendy fue emocionante cuando aceptó, por supuesto. La chica le había gustado desde que eran niños, pero sólo eso. Wendy le gustaba, era todo. En cambio, con Kyle lo fue todo. Fue nerviosismo, sentir sus manos sudar incluso pese al frío, fue inseguridad y miedo al caer el silencio, y fue alegría, euforia y añoranza al escuchar la respuesta. De encontrarse de pie, se habría tambaleado.

Pero, la verdad, era que siempre había sido así, de alguna forma. Kyle siempre fue especial para Stan, desde el momento en el que lo vio tropezar en la cafetería y caminar con rapidez fuera de ahí con las mejillas rojas de enojo y vergüenza. Desde que se disculpó por actos en los que él no había participado.

Lo hacía sacar lo mejor de sí mismo. Aprender y ver las cosas desde una perspectiva distinta, a través de los ojos de alguien que ha pasado por mucho.

-No puedo creer que aceptó... -murmuró, mientras Kenny y él caminaban de regreso a casa.

Kenny rió sarcásticamente.

-¿Qué esperabas? Claro que aceptaría. Te lo dije.

-Fue un desastre... Debí, debí...

-Eh, pero si fuiste un desastre y aun así aceptó... Eso debe significar algo, ¿no lo crees?

Stan lo pensó unos instantes.

-Quizás...

-¿A qué hora pasarás por él?

-Vendrá a mi casa a las seis.

-Oh, espera, ¿qué? ¿No te ofreciste a pasar por él? ¡No eres nada caballeroso!

-Kyle se hubiera rehusado de todas formas, insistiendo en que él iría por su cuenta -Stan se encogió de hombros. Era un escenario que ya había previsto, y conocía a Kyle demasiado bien como para saber que era lo mejor.

-Bueno, si tú lo dices. En fin, buena suerte, hermano. Aunque no es como si la necesitaras dio unas cuantas palmadas en su hombro antes de seguir por su cuenta hacia su propia casa.

Stan se quedó parado en el camino unos segundos. ¿Qué tal si Kenny tenía razón? ¿Debería haber preguntado en llevarle? Sacudió la cabeza. No, estaba seguro de que había tomado la mejor decisión. Sin embargo, ahora un deje de duda le hacía sentir incomodidad en las entrañas.

Los siguientes días pasaron tanto con lentitud como con rapidez, si es que era posible. Stan se encontró a sí mismo nervioso en cuanto más se acercaba el día, pues había decidido que sería una buena oportunidad para ser honesto con Kyle y decirle de manera directa lo que sentía. De igual manera, se encontraba impaciente porque el día llegara. Después de todo, sería una tarde con Kyle, y las tardes con Kyle siempre le animaban.

A las cinco y cuarto ya tenía todo listo. Había elegido el par de jeans más decentes; negros, y aquellos que le quedaban a la medida perfecta, ni tan holgados ni tan ajustados. Al final se decidió por una camiseta azul cerúleo bastante sencilla, pero que hacía lucir su chaqueta marrón.

Incluso había intentado arreglar su cabello un poco. Fue inútil, pues no terminaba de gustarle su apariencia. Quizás simplemente se estaba esforzando demasiado.

Se colocó la colonia que normalmente usaba, y tras tomar su móvil y las llaves, bajó a la sala de estar para esperar que llegara la hora.

Ansioso, tamborileaba sus dedos en la mesa frente al sofá que se encontraba sentado. ¿Le gustaría a Kyle el lugar? ¿Ocurriría algo entre ellos? ¿Serían correspondidos sus sentimientos, o se tornaría mal el asunto y acabaría con el corazón roto? Imaginó la cara de Kyle, su rostro transformándose en una mueca, con una ceja en alto y expresión burlona, entonces reiría por su inocencia al pensar que tenía esperanza, y... Y...

-Llevas una eternidad mirando el reloj. No te había visto tan ansioso por algo desde que te llevamos al acuario por primera vez en tu noveno cumpleaños. Y tú amabas ir al acuario.

Stan casi pega un brinco.

Se encontraba tan inmerso en su propio mundo, con su mente divagando y creando posibles escenarios, que no reparó en la presencia de su madre hasta que ésta se hizo notar.

-Mamá... Lo lamento. No puedo evitarlo-. Se encogió de hombros, sin saber cómo explicarle a su madre que por dentro moría de nervios debido a un chico que le gustaba. Y mucho.

Las madres al parecer tenían algo que las hacía comprender sin necesidad de palabras. O, al menos, la madre de Stan lo tenía, pues sonrió, su expresión suavisándose a cada segundo.

-Entiendo, cariño. Tu papá me ha dicho que tomarás prestado el auto. ¿Saldrás con alguien especial? Hace mucho que no veo a Wendy por aquí...

Mierda.

Stan contuvo la necesidad de mostrarse incómodo con la conversación.

Había olvidado contar a sus padres y a su hermana el pequeño gran detalle que fue el fin de su relación. Mordiéndose el labio inferior y con su mente trabajando a mil por hora, se debatió internamente si lo mejor era esperar, o no tomar a sus padres por sorpresa en un futuro si algo sucedía. En el mejor de los escenarios, por supuesto.

-Wendy y yo... Somos sólo amigos, desde hace ya un tiempo. Hoy... Saldré con Kyle, el hijo mayor de los Broflovski-. Decidió decir. Stan deseó cerrar los ojos o ser capaz de apartar la vista de los ojos de su madre, para no tener que presenciar su reacción.

Ella sólo sonrió con aún más amplitud.

-Me imaginaba. Lo de Wendy, digo. En parte es un alivio, nunca creí que ustedes dos estuvieran hechos el uno para el otro, ¿sabes?

-Sí, uhh... Creo que es mejor de esa forma.

-Kyle es un buen chico. Inteligente, educado y atento. Además sé que se preocupa mucho por ti. Y tú por él.

Stan frunció el ceño. El corazón le latía más rápido conforme avanzaba la charla. Su madre sabía algo, y lo había sabido durante algún tiempo ya.

-Creí que no lo conocías muy bien.

-Hijo, claro que lo conozco. Estoy más al tanto de tu vida de lo que crees. Sé que ya no le hablas a los muchachos del equipo, y, ¿cómo no conocer a Kyle? Ha estado aquí las suficientes ocasiones y has estado en su casa, también. Sabía que las cosas con Wendy no resultaron, pero esperaba que me lo contaras.

La noticia de que su madre había hecho la vista gorda en cuanto a la situación con Wendy lo hizo reflexionar acerca de cuánto realmente conocía de lo que había sucedido y estaba sucediendo.

-Perdona por no contarte. Han sido unos meses...

Stan no pudo encontrar una palabra adecuada para describirlo. Ninguna le hacía justicia. Su madre asintió.

-Quiero que sepas que Kyle es siempre bienvenido como parte de nuestra familia.

Su madre tenía ese algo en la mirada que le hacía comprender lo que quería decir, que entendía. Y de repente Stan sintió un nudo en la garganta, que no supo si era de alivio, o del manojo de distintas emociones que era. Saber que lo aceptaban, tanto a él como a Kyle, quitó un gran peso que no sabía que tenía sobre los hombros. Casi se echa a llorar de alegría, y sintió unas ganas terribles e inusuales de abrazar a su madre. Su relación con ella no era mala, no obstante, tampoco eran la familia más unida. Aquello sólo hacía que sus palabras significaran más, y le recordaba lo mucho que en realidad le quería.

-Gracias, mamá -murmuró, casi en el mismo instante en el que el timbre sonó.

-Anda, no hagas al chico esperar. ¡Suerte, y ten cuidado, hijo! -sonrió una última vez antes de dejar a Stan solo nuevamente.

Stan respiró profundamente, dirigiéndose hacia la puerta, ahora con una ligera sensación de nauseas que nunca había experimentado antes.

Stan no podría haberse preparado para aquel momento ni aunque lo hubiese deseado. Kyle lucía tan atractivo que no notó que se había quedado paralizado en el marco de la puerta, observando con expresión embobada. Kyle sonreía desde el instante en el que Stan había abierto la puerta, sin embargo, su sonrisa se agrandó al notar la expresión de Stan. Sabía lo que estaba sintiendo.

-Hey -saludó Kyle, al ver que Stan no hacía gesto alguno.

-Luces increíble -soltó, sonrojándose al instante. Ese no era el saludo que había planeado decir-. Quiero decir, eh, hola -rascó su nuca, con nerviosismo. Stan era un desastre, en contraste con la aparente tranquilidad que Kyle transmitía, como si supiera qué decir con exactitud, y la manera adecuada de comportarse y llevar la situación.

-Gracias. Tú no estás nada mal. ¿Nos iremos ya, o necesitas tomar algo más?

En el lenguaje de Kyle, decir que "no estaba nada mal", era un gran, gran cumplido.

Stan negó con la cabeza, palpando en su bolsillo en busca de las llaves del auto e intentando repetirse de manera interna que todo saldría bien, que sólo era Kyle, su amigo... Su atractivo amigo, con una camisa verde que combinaba con el color de sus ojos, y un abrigo negro que le quedaba a la perfección. Stan no pudo evitar percatarse en su cabello, careciente de su gorro, con los rizos que siempre escondía luciendo tan bien que Stan se preguntó por qué molestarse en utilizar algo para cubrir su cabello.

Sí.. Sólo era Kyle.

Stan se preguntó cómo sería capaz de resistir la tentación de pasar sus dedos por el cabello de su amigo, y besarlo justo en los labios sin más aviso. Casi temió no ser capaz de conducir correctamente. Tenía que concentrarse en el camino.


Kyle podía sentir el nerviosismo de Stan. Había algo diferente en el ambiente, podía notarlo. Era mucho más pesado, no como solía ser entre ambos. Siempre había sido sencillo bromear y hablar sobre cualquier cosa con Stan, incluso cuando no terminaba de agradarle y no era más que Marsh para él.

No podía decidir si era un buen silencio, de aquellos por los que vale la pena pasar antes de que ocurra lo que se había anticipado, o si daría inicio a algo mucho más incómodo. ¿Qué tal si Stan decidía que aquello no era lo que quería? Kyle no sabía si podría soportarlo.

Tras un par de minutos de conducir en silencio, Stan aparcó frente a un lago del que Kyle había escuchado, pero jamás lo había visitado hasta entonces. En efecto, Stan no se equivocaba al haberle mencionado que le gustaría el lugar. No nevaba, pero nieve de días anteriores aún yacía sobre los pinos de los pinos que rodeaban el lago y llegaban hasta una montaña que se perdía en el horizonte. El agua se encontraba levemente congelada en la superficie. Los rayos del sol terminaban de adornar el resto del paisaje.

-Caminemos un poco -dijo Stan, una vez ambos habían salido del auto.

-Si nos perdemos y morimos será tu culpa.

Stan rió un poco, sin embargo, Kyle detectó algo de nervios que intentaba ocultar sin mucho éxito. Y contuvo los deseos de tomar su mano, para hacerle saber que todo estaba bien.

-¿Sabes? Terminé uno de los libros que me regalaste. Y me ha encantado, muchas gracias, Ky.

-No hay de qué. Me alegra saber que he hecho buena elección.

-Claro. Tienes que leerlo lo antes posible, amigo.

-Lo haré. Prometido -Kyle levantó una mano, como para validar su promesa-. Yo he estado escuchando el CD que me diste. Me sorprendió que pusieras Wonderwall, de Oasis. No suelo tararearla mucho, ni siquiera recuerdo haberla mencionado, pero es de mis favoritas.

-¿Enserio? Wow. He acertado, entonces. La verdad es que la había escuchado en la radio, hacía un tiempo atrás, un día en el autobús de camino a la escuela. Creo que en ese tiempo no éramos amigos, aún. Pero me gustó tanto que después la busqué. Y mientras hacía la lista para el CD, la recordé, y pensé, ¿por qué no?

Kyle soltó una ligera risa.

-Suena extraño, pensar que antes no éramos amigos.

Stan rió de igual manera.

-Lo sé. Ahora no puedo ni imaginar mi vida sin ti en ella.

Kyle se sonrojó, sus ojos ampliándose al escuchar la frase, y el corazón golpeándole con fuerza contra el pecho. Stan lo miró; sus miradas encontrándose al instante, y entonces su amigo pareció caer en cuenta de lo que recién había dicho y cómo sonó. De inmediato sus mejillas se tornaron tan rojas como las de Kyle. Ambos apartaron la mirada, avergonzados.

-¿Crees que te irá bien en la consulta de mañana? Me habías dicho que era con el nutriólogo, ¿no? -Stan preguntó, después de un rato.

Kyle pateó una rama al dar el siguiente paso.

-Eso espero. Supongo que sí. Con suerte mi alimentación no estará tan controlada, y dentro de un mes o algún par de meses podré comer más cosas.

-Ky, puedo... ¿Puedo preguntarte algo? Tú sabes, al respecto...

Kyle se mordió el labio inferior, dudando.

Una parte de él seguía temiendo que Stan lo juzgara por su pasado. Por otro lado, pensar aquello resultaba estúpido, pues le había demostrado que jamás haría tal cosa. Además, si su relación se dirigía hacia algo más que simple amistad, lo mejor era que Stan supiera.

-Adelante.

-Sé... Sé que estuviste muy mal. Sé que tus compañeros eran horribles. Pero... ¿Por qué exactamente estuviste en el hospital, que hizo que tengas que realizar tantos chequeos, aún después de tanto tiempo?

Kyle pensó durante un par de segundos como responder.

-Es complicado.

-No tienes que responder si no quieres, entiendo.

-No, tú... Eres especial para mí, Stan. Diferente a otras personas que he conocido, y... El punto es que, creo que quiero que sepas, porque confío en ti.

Stan pareció movido por aquellas palabras, sin embargo, no dijo nada más, en espera de que Kyle continuara hablando.

-Fue un día muy duro. Estaba cansado de todo. Sentía que la cabeza me estallaría y tenía un par de moretones que de repente dolían más. Mis padres tenían... Estas botellas de alcohol en la alacena. No pensaba con claridad, y así me embriagué por primera vez. El dolor era cada vez más fuerte, y en ese momento me pareció la mejor idea tomar un puño de pastillas para el dolor. Honestamente no recuerdo haber considerado que era alcohol lo que estaba bebiendo con las medicinas -la garganta de Kyle comenzó a sentirse áspera, y hablar resultaba más difícil-. Luego comencé a sentirme terrible, como realmente terrible. Lo que más me asusta, es recordar que pensé ¿ya qué más da? Me estaba dando por vencido sin saberlo -silencio-. Después me desmayé, y si no me hubieran encontrado casi al instante, no estaría aquí -Stan pareció sobresaltarse ante esas palabras-. Tuve tanta suerte. Lo catalogaron como intento de suicidio por sobredosis. Lo cierto es que no fue mi intención. Muy, muy en el fondo quizás lo fue. Pero eso no era todo. La combinación de esas dos sustancias y el mal estado de mi estómago sólo empeoró mi condición... Y esa es otra historia. No sé cual sea más terrible, supongo que la del hospital, pero... Realmente no quiero hablar de eso ahora y-

Kyle fue interrumpido por los brazos de Stan envolviéndolo en un fuerte abrazo, tan lleno de afecto y preocupación que Kyle se encontró a sí mismo inclinándose hacia el contacto casi de inmediato, la tensión que tenía sobre los hombros desapareciendo. Los ojos de ardían y notó un nudo en la garganta que le impedía decirle a Stan que estaba bien, que ahora estaba ahí y es lo que importaba, que todo estaría bien.

-Estoy tan, tan feliz de que estés aquí. -la voz de Stan salió algo temblorosa, y sus brazos seguían fuertemente aferrados a Kyle, como si temiera que desapareciera. Kyle rodeó a Stan por la cintura- Lamento haber preguntado.

Stan siempre sabía decir las frases apropiadas y actuar de acorde a la situación. En aquel momento, lo que Kyle necesitaba escuchar era justo eso, que alegraba que estuviera ahí, como recordatorio de que él era importante, valioso.

Una lágrima resbaló por su rostro y no pudo evitar sorber por la nariz. Era, con seguridad, el abrazo más emotivo que alguien le había dado en un buen tiempo.

-No importa. -Lo cierto es que sí importaba. Era la primera vez que le contaba a alguien gran parte de lo que ocurrió con tanto detalle. La primera vez que lo decía en alto de aquella manera.

Stan no lo juzgó ni siquiera de forma inconsciente, y Kyle se sintió avergonzado de haber pensado que podría hacerlo. Claro que Stan no lo juzgaría.

Sin realmente desearlo, ambos se separaron. Stan le envió una mirada que hacía la silenciosa pregunta de ¿está todo en orden?, a lo que Kyle respondió con un leve asentamiento de cabeza. Limpió el rastro de las pocas lágrimas que habían caído, con Stan esperando en silencio a que recuperara algo de compostura. Kyle levantó la vista y sonrió.

-El lugar es... Muy bonito, y tienes razón, me ha gustado. Pero, ¿por qué has decidido este sitio? -comentó Kyle, dando por terminado el otro tema de conversación, forzándose a olvidar los recuerdos que había traído consigo aquella charla.

-Planeaba contarte, pero... No en este momento. Te dejaré con curiosidad -Stan sonrió.

Kyle rodó los ojos.

-No es justo. Ahora quiero saberlo aún más-. Stan rió, y Kyle notó que ya habían caminado bastante desde el lago. Miró a los alrededores, no obstante, le fue imposible distinguir el camino por el que habían venido-. Stan... ¿Sabes dónde estamos?

Stan pareció alarmarse. Miró alrededor e hizo una expresión de pánico.

-Ky... Creo... Creo que nos hemos perdido.

-¿Qué? Stanley. No juegues.

-¡No bromeo! Joder, joder, joder... No sé cómo he podido distraerme tanto...

-Genial. ¿Y ahora qué?

Kyle comenzó a concentrarse tanto en intentar reconocer el camino que no notó cómo Stan se movía rápidamente hacia su costado. Lo siguiente que Kyle sabía, es que estaba siendo atacado.

Por una oleada de cosquillas.

-¡S-stan! ¡Basta s-si no quieres que m-muera de as-sfixia!

De un momento a otro se encontraban sobre la nieve, Kyle retorciéndose intentando zafarse de su agarre, con su incontrolable risa como única música de fondo en medio del bosque. Stan no paraba de hacerle cosquillas y sólo entonces Kyle recordó lo cosquilludo que en realidad era. Los costados le dolían de tanto reír, y justo cuando sentía que no podría tomar otra bocanada de aire, Stan se detuvo.

Kyle tomó aire, con alivio. En medio de la conmoción, no sabía en qué momento había cerrado los ojos, sin embargo, al abrirlos, cuando lo primero que vio fue el rostro de Stan a centímetros del suyo, con una sonrisa en el rostro, su corazón dio un fuerte brinco que nada tenía que ver con la agitación causada por las cosquillas.

-Perdona. Es sólo que prefiero escucharte reír a verte triste. Y también prefiero lágrimas causadas por cosquillas a unas causadas por malos recuerdos. -Stan sonrió con timidez, como si no pudiera decidirse si había sido el método más adecuado de hacerlo reír.

Funcionó, no obstante. Kyle había de dejado de pensar en aquello, y, en cambio, las palabras de Stan, sus intentos por animarlo, reemplazaron la angustiosa sensación por un afecto inmenso hacia ese chico.

-C-creí que querías asesinarme.- Bromeó, aún haciendo esfuerzos por regularizar su respiración- Tú sabes, todo este plan de salir mientras todos los demás están en una fiesta, el traerme a un bosque en medio de la nada.

Stan miró hacia sus labios mientras hablaba. Por un segundo, Kyle creyó que intentaría algo. Sin embargo, al siguiente instante, Stan se encontró rápidamente de pie y ofreciéndole una mano para ayudarle a ponerse de pie. El corazón de Kyle aún latía con fuerza.

-Tampoco estamos perdidos. ¡Pero debiste haber visto tu cara! Digna de una fotografía. De todas formas, si tuviera que elegir a alguien con quien perderme en el bosque, serías tú.

Kyle lo empujó juguetonamente mientras caminaban, hombro con hombro.

-Jódete, Marsh.

-¡Admite que ha sido divertido!

Kyle rodó los ojos.

-Para nada. Eres aburrido.

-Oh, vamos, ¿qué dices? Soy muy entretenido.

-O quizás realmente eres aburrido. Pero, hey, ¿quién dijo que no me gustaba lo aburrido?

Stan pareció ser tomado de sorpresa por aquella frase. Kyle sonrió, victorioso.

-Ah. Bien. En caso de que te guste lo aburrido, entonces mi meta será ser lo más aburrido posible. Súper aburrido. Como en, me deberían dar el premio de el chico más aburrido de todo South Park. Honestamente, ahora que lo dices, siempre he sido muy aburrido, esa es la historia del lago, de hecho; aquí es donde solía venir cuando al cumplir diez años comencé a sentir que nadie me comprendía, ni siquiera Kenny, y entonces vendría cualquier otro niño, y me diría algo como 'hey, Stan, ¿por qué de repente eres tan aburrido?' así que sí, te aseguro que siempre lo he sido, mi vida siempre fue aburrida hasta que llegaste tú, y esa es una de las razones por las que me enamoré de ti-

Stan se detuvo en seco. Kyle casi tropieza gracias al movimiento tan brusco que realizó al detener su caminar y voltear su vista hacia Stan.

-Er... Quiero decir, eh... ¿Podemos olvidar que dije eso? No tienes por qué, tú sabes, corresponder ni nada de eso, yo... Bueno... Todo esto sonaba mucho mejor en mi cabeza, la verdad es que tenía planeado decírtelo de todos modos, porque no soportaba esconderlo más. Tú... Eres todo, Kyle, el puto sol parece más brillante cada mañana gracias a que tú estás aquí, y lo cierto es que muero de miedo al pensar en perderte, pero si tú no estás cómodo conmigo ahora que sabes esto estás en todo tu derecho de-

Kyle lo atrajo hacia sí. Y entonces se encontraba besando a Stan, justo en los labios. Después de tanto tiempo deseando hacerlo, e incluso después de todas las ocasiones en las que fantaseó el cómo sería, nada se comparaba con la realidad del momento. Stan se relajó casi al instante, soltando un suave suspiro en medio del beso, contento.

Cualquiera diría que no era la primera vez que se besaban. Sus labios parecían moverse con fluidez, como si llevaran años haciéndolo. Los labios de Stan se sentían cálidos contra los suyos, algo más fríos. Una mano se posicionó sobre su pecho, justo donde se encuentra el corazón, y Kyle pensó que ahora era irrelevante si Stan podía sentir o no sus descontrolados latidos aun sobre sus prendas.

La otra mano de Stan pronto encontró su camino hacia el rostro de Kyle, justo en ese espacio en medio del cuello y la mejilla. Por su parte, Kyle fue bajando de los extremos superiores de la chaqueta de Stan hasta su cintura, acariciando ocasionalmente. Todo esto mientras sus labios seguían sobre los del otro, explorando, sintiendo, expresándolo todo con movimientos.

La nieve parecía sentirse más ligera bajo sus pies. Kyle ya no recordaba que se encontraban en el medio del bosque.

-Wow -murmuró, una vez se hubieron separado un par de centímetros.

-Vaya forma de cortarme la inspiración -Stan rió suavemente, y a Kyle lo sorprendió un agradable hormigueo al sentir el tacto de la mano de Stan acariciando su cabello cercano a la nuca.

-¿Inspiración? Eso no era inspiración. Estabas balbuceando. De nuevo.

-¿Tan mal estuvo? -Stan se mordió el labio inferior, y Kyle no pudo evitar clavar la vista en aquel punto. Donde había besado segundos atrás.

-Sí -mencionó distraídamente-. Besas mejor de lo que das discursos.

-Bien, escuchar eso es un consuelo -Stan sonrió.

-Aunque lo de el sol más brillante fue agradable. Algo cursi, pero... ¿Qué digo? Eres tú, claro que sería cursi. -Kyle negó con la cabeza, como si la idea de un Stan no cursi fuera absurda.

Las mejillas de Stan se ruborizaron. Probablemente no recordaba haber dicho eso. Al menos en voz alta.

-¿Oops?

-¿Ahora me besarás tú, o qué?

Stan no necesitó que se lo dijeran dos veces.


Los acontecimientos no habían tomado el rumbo que Stan había anticipado. Tampoco era que se quejara. Todo lo contrario, incluso daba gracias a su ocasional balbuceo y poca capacidad para expresar lo que sentía. Besar a Kyle hacía que todo valiera la pena.

El camino hacia el auto fue agradable. Bromearon como siempre lo hacían, y si llegaban a sumirse en silencio, era uno agradable, nunca tenso o pesado, e iban caminando tan juntos que sus dedos se rozaban constantemente.

No fue hasta que subieron al auto, que Stan comenzó a pensar demasiado las cosas. Más de lo que debería. ¿Deberían de hablar del asunto? ¿Y ahora qué? Kyle le había besado, en primer lugar, pero, ¿qué significaba?

Su amigo pareció notar esto. Colocó una mano en su muslo, y Stan no pudo evitar sobresaltarse un poco.

-¿Qué sucede? -preguntó Kyle.

El tacto de Kyle casi lo hace olvidar que éste había hecho una pregunta en primer lugar.

-Me preguntaba... Si hablaríamos acerca de, tú sabes, lo que ocurrió. -de repente Stan estaba consciente de cada movimiento que hacía la mano de Kyle sobre su muslo, así fuera casi imperceptible.

Kyle frunció el ceño.

-Stan. Te besé, en los labios. Y pienso hacerlo de nuevo, eso y más. Creí que era obvio -Stan debió de haber soltado algo parecido a un "oh", pues, segundos después, Kyle agregó-. ¿Alguna objeción?

-¿Qué? ¡No! -quizás aquello había sonado demasiado desesperado-. Es decir. Para nada. Increíble, de hecho -se apresuró a aclarar.

-Bien. Me alegro.

Kyle sonrió, y Stan estaba a punto de contestar que también se alegraba cuando el ruido de su móvil le interrumpió. Era un mensaje de texto de Kenny.

"¿Ya lo besaste? ¿O algo más? Que es la primera cita, ten paciencia o lo espantarás, Stan. Aún así, recuerden, la protección ante todo, tórtolos. Xx"

Stan reprimió los deseos de pellizcar el puente de su nairz.

"Jódete. ¿Estás ebrio?" Respondió. Otros dos texto llegaron casi al instante.

"Grcias, lo haré ;)" Y "Quizás. Pero es una fiesta, ¿qué esperabas, hermano?"

A Stan le preocupaba cuando Kenny tomaba demasiado. Su estado era impredecible, podía pasar de estar cariñoso, a bromista o melancólico. A veces todas al mismo tiempo. Y Stan era quien solía hacerse cargo de que llegara a salvo a su casa, pues Kenny odiaba llegar a la suya propia y que su hermana lo viera en ese estado.

"Ten cuidado al regresar. Sabes donde está la llave" envió.

"Ntp prblmnte duerma aquí." Fue la respuesta de Kenny.

Aquello tranquilizó a Stan. Sus padres nunca preguntaban el por qué cuando Kenny pasaba una noche con ellos, y su amigo sabía dónde se encontraba la copia de la llave que la madre de Stan se había molestado en pedir para sólo para él. Sin embargo, era mucho más seguro que se quedase donde Cartman.

-¿Pasa algo?

-Es Kenny. Está en la fiesta de Cartman, por supuesto. Y ebrio también. Pero al parecer dormirá ahí, por lo que eso me tranquiliza un poco.

-¿Crees que esté bien?

-Eso creo. Tampoco sonaba tan ebrio, me alarmaría si hubiera mencionado algún tema... Delicado para él. ¿Comprendes?

-Por supuesto. Aunque, si te tranquiliza un poco más, puedo pedirle a Cartman que se asegure que duerma ahí.

-¿En serio? Muchas gracias, amigo.

-No hay problema. Además, yo tampoco quisiera que le pasara nada a Kenny.

Kyle sacó su móvil de uno de los bolsillos de su abrigo, y comenzó a teclear con rapidez. El sonido de un nuevo mensaje de texto se escuchó a los pocos segundos. Kyle rodó los ojos, y Stan supo que Cartman había contestado. Kyle volvió a teclear, y seguido esperó, con la vista clavada en la pantalla del móvil, que le iluminaba parte del rostro.

La segunda ocasión que Kyle recibió un mensaje de texto, una sonrisilla de superioridad se dibujó en su rostro. Guardó el móvil, poniéndolo nuevamente en el bolsillo de su abrigo, y miró Stan aún con aquella sonrisa.

-Todo listo. Kenny está seguro.

-Mejor no pregunto cómo has logrado que Cartman acepte echarle un ojo y vigilar que se quede, pero... Gracias.

Kyle negó con la cabeza.

-No hay de qué. -sonrió, en aquella ocasión, con mayor suavidad.

Stan encendió la radio. Ninguno habló durante un instante, hasta que la mente de Stan comenzó a divagar. Repasando una y otra vez aquel beso, que en ese momento se sentía tan... Lejano. ¿De verdad había ocurrido, o lo habría imaginado todo? O quizás se levantaría en cualquier momento, y notaría decepcionado, como todo había sido un sueño...

Stand by me sonaba en medio del silencio. No era necesario decir nada, y ambos lo sabían.

Miró a Kyle, para encontrarse con que también lo había estado observando. Había algo en su mirar, algo que quería transmitirle y Stan se esforzaba por leer. Tal vez gracias a su misma distracción, comprendió que Kyle esperaba que hiciera algo. Por el simple hecho de que ahora podía, no eran necesarias explicaciones o que pensara demasiado las cosas.

Le parecía curioso. Siempre creyó que Kyle era alguien demasiado meticuloso y quien más pensaba antes de actuar, usualmente con frialdad y una visión realista cuando, en cambio, él se dejaba llevar por lo que sentía, por la euforia del momento o los sentimientos contenidos con los que no podía cargar más.

Era agradable saberlo, que Kyle no tenía que poner todas sus barreras y alarmas estando con él. Que también era capaz de no pensar en exceso en ocasiones, y actuar conforme a lo que sentía.

Así que Stan se inclinó y le besó con fuerza. Esta vez quería ser el comprendido, que Kyle notara cuánto había esperado para que aquello pudiera pasar, lo mucho que le quería.

La posición era de lo más incómoda y no podía importarles menos; con Stan en el asiento del conductor y Kyle en el del copiloto, buscar acortar distancia era una tarea un tanto complicada, mas no imposible. Para Stan sólo existía Kyle, Kyle y su suaves rizos que le rosaban la frente, su piel cálida y las yemas de sus dedos acariciando su cuello.

Y se sentía tan completo, como si Kyle fuese la pieza que faltaba en su vida, aquello que había estado esperando sin notarlo, pero que, una vez teniéndolo, no podía visualizar una vida sin él.

Podía sonar tonto, viniendo de un adolescente que siente que el mundo le pertenece y los amores son eternos. Pero Kyle había llegado en el momento preciso, y había impactado tanto la vida de Stan en todo sentido, que le era difícil creer que otra persona de le comparara.

Al alejarse, Stan notó con rapidez las mejillas ruborizadas de Kyle, pese a la poca iluminación. Ambos se sonrieron casi tímidamente. Sabían que habían dado un paso que haría que su relación cambiara a partir de entonces, paso con el que ambos parecían más que felices.

Stan tomó la mano de Kyle.

-¿Ya lo sabías? -preguntó. Kyle rió, y Stan sabía que se reía de su pregunta y quizás de él mismo, pero poco le importaba si podía escucharlo reír así.

-Creo que todos lo sabían.

Stan soltó un quejido.

-¿Tan mál estaba?

-Tal vez. Quiero decir, al principio no estaba seguro.

-¿Y cuándo lo notaste?

-Al llegar de California te notaba... Distinto. Pero no podía decir exactamente en qué. Y cuando me contaste de tu ruptura con Wendy, sospeché. Luego me dijiste que alguien te interesaba y, no lo sé, dejé las pocas sospechas que tuve antes porque parecía imposible. Creía que eras luego ocurrieron cosas y dejé de tener dudas, porque era jodidamente obvio. Al menos que también te gustan los chicos.

-Vaya, descubres cosas de mí mismo incluso antes que yo. Aunque supongo que no es sorpresa. Viniendo de ti.

Una sonrisa se dibujó en los labios de Kyle.

-Por supuesto. La verdad es que es de las pocas ocasiones en las que me he alegrado al equivocarme en algo.

-¿Eso significa que sabías pero aún así me dejabas hacer el ridículo frente a ti en algunas ocasiones?

-Era tierno -Kyle se encogió de hombros-. Pero cuando balbuceabas era divertido -miró a Stan con un gesto socarrón-. Excepto esta última vez. Sobrepasaste mis límites.

-Por una vez creo que me alegro de eso.

-Creo que hasta le agradezco a tus palabras incoherentes. Y, para que sepas, no creo que seas tan aburrido. O, tal vez lo eres, pero en ese caso, ¿qué más da? Seremos aburridos juntos, entonces.

Kyle le dio un leve apretón en la mano, y éste lo miró con tanto cariño que se sintió abrumado.

Stan no podía dejar de sonreír.


¡Al fin! (?) Uh, el angst está a punto de venirse y no puedo esperar a escribirlo, ya demasiado fluff :))) (?)

Otra cosa: Este capítulo no está revisado. He terminado de escribirlo y he venido sólo a postearlo, porque muero de sueño. Mañana probablemente sea cuando lo revise, así que, si antes de que eso suceda alguien nota algún error o algo que se me haya pasado, por favor avísenme.

Saludos!