«Regresa»
Todito aquí es de Hajime Isayama.
Summary:
"Regresa con vida, ¿si?" Sin decir nada más, Levi se marchó directo al campo de batalla dispuesto a pelear no solo por sus compañeros, por la humanidad y por Eren. Sino por Hanji, ella se lo había pedido y ni en un millón de años Levi se atrevería a fallarle. Spoilers capítulo 67. Levihan.
#Notasquetodosaman(?):
Levihan pa' todoooooooos. Increíble capítulo el 67, ¿eh? ;)
—o—
—Ah, muchachos, no es necesario que hagan todo esto, de verdad. Ya me siento mejor, déjenme ir con ust-
—Cierra la boca —replicó Levi, con evidente mal humor mientras la sostenía desde un costado—. A penas puedes caminar.
Y era cierto. Hanji a penas lograba poner su pie sobre el suelo sin sentir una fuerte punzada expandiéndose por toda su pierna. Pero no creía que eso fuera una verdadera dificultad. Los pasillos del cuartel estaban repletos de soldados caminando de aquí hacia allá, tanto de la Policía Militar como de la Legión del Reconocimiento, poniéndose en marcha para la batalla que en pocos minutos enfrentarían contra Rhodes Reiss que rápidamente se acercaba desde las lejanías hacia las murallas. El plan que Erwin Smith había ideado iba a llevarse a cabo con maestría, pero una profunda decepción invadió a Hanji cuando supo que no sería parte del equipo.
—Ya casi llegaremos, Hanji —alentó Erwin, sosteniéndola por el otro lado mientras la mujer no dejaba de cojear.
Cruzaron al pasillo de la izquierda y entraron en su habitación, la cual era un completo desastre, pero muy grande. Hanji se había encargado de que le entregaran un cuarto lo suficientemente espacioso —aún mayor que el resto de los reclutas— para poder llevar a cabo sus investigaciones con tranquilidad y maestría. Su escritorio era una montaña de papeles que no habían sido acomodados desde la última vez, aunque su cama se hallaba con sábanas nuevas y tendida.
Sus compañeros la ayudaron a recostarse sobre el colchón, pero uno de los soldados interrumpió en el lugar.
—Comandante Erwin —saludó, llevando su puño al pecho—. Solicitan su presencia en la fase B.
Erwin asintió, dispuesto a marcharse, pero Hanji se aferró a su camisa con desesperación, luciendo gravemente afligida.
—Erwin, oye, déjenme ir con ustedes. ¿De verdad no necesitan mi ayuda? ¡Estoy bien! Puedo estar junto a los cañones, y si quieres-
El comandante se volteó y la tomó por los hombros con gentileza. Su mirada era suave y compasiva.
—No, Hanji —acentuó cada una de sus palabras con firmeza, como si estuviera regañando a un niño pequeño—. Lo que quiero es que te quedes aquí descansando. Regresaremos en un abrir y cerrar de ojos y, si te portas bien, prometo traerte un poco de extracto de Reiss para tus investigaciones.
Levi alzó la mirada hacia el soldado.
—¿Están todos ya? ¿Eren se encuentra con ustedes?
—Si, Capitán. Solo estamos esperando sus órdenes, Comandante —advirtió a Erwin.
El comandante asintió mirando a Hanji por última vez.
—No cometas locuras en mi ausencia, ¿de acuerdo? —replicó, y Hanji agitó su mano con desdén, restandole importancia al asunto. Erwin llevó su vista a Levi—. Te espero en la puerta principal.
Ackerman asintió, esperando que ambos se marcharan y se sentó al borde de la cama frente a Hanji con mucho cansancio. Soltó un profundo suspiro; se veía frustrado y agotado, tal vez porque desde que llegaron a las murallas nadie tuvo tiempo de tomar un profundo baño y deshacerse de la suciedad. Hanji sabía cuan histérico podía ponerse su compañero por aquello. La mugre le frustraba tanto como los períodos menstruales frustraban a las mujeres.
Sus ojeras eran acentuadas y su piel se veía más pálida de lo normal. Abrió sus labios con la intención de decir algo que pudiera calentar el tenso ambiente, pero Levi habló primero.
—Me diste un susto de muerte allá afuera, ¿sabes?
Sus palabras sonaron roncas y pausadas, en ningún momento decidió mirarla a los ojos, mantenía la vista fija en la ventana principal mientras sus manos jugaban entre sí con mucha fuerza. Por el tono de su voz y la intensidad de sus palabras, supo que aquello iba enserio.
Hanji abrió sus labios, sin saber qué decir realmente, pero Levi habló de nuevo.
—No creí que lo lograrías...
Ella rió un poco.
—O-oye, ¿de verdad crees que soy tan débil? Mis-
Pero Levi continuó como si ella nunca hubiera abierto la boca.
—Últimamente los soldados están cayendo como moscas —susurró, y Hanji supo a qué se refería con ese comentario en particular y su mirada melancólica. Recuerdos tenebrosos le torturaban—. Si tú...
Él calló, sin decir nada más, tal vez creyendo que se vería como un idiota al decir todas esas cosas. Alzó la mirada hacia Hanji, intentando decirle con la mirada aquello que no se atrevía a terminar con palabras, y al verla sin sus lentes curiosamente pensó que se veía hermosa, a pesar de la suciedad en su piel y su cabello pajoso y despeinado.
—¿Qué sucedió con Kenny y el resto? —preguntó, no muy segura.
Un fuego ardiente llameó en los ojos de Levi, mientras su mandíbula se tensaba con fuerza.
—No lo sé —respondió—. Pero lo mataré cuando lo encuentre. De eso estoy seguro.
Hanji no supo que responder, se mantuvo callada durante unos pocos segundos y cuando tuvo suficiente de tanto silencio y amargura, suspiró dramáticamente.
—Es tu forma de decirme que me adoras y que no podrías haber afrontado este mundo sin mi. Lo sé, lo sé, no hace falta que lo digas.
El capitán salió de su melancólico transe para arrugar la frente, asqueado. Rodó los ojos apartándose de ella.
—¿Quien dijo que te adoro? De hecho me sentí muy aliviado cuando te quedaste atrás, de esa forma no tenía que seguir viendo tu horrorosa cara, cuatro-ojos apestoso.
Hanji lo señaló mientras se encogía de hombros.
—Dí lo que quieras, pero tu rostro sonrojado te delata.
Levi se levantó de la cama rápidamente, rascándose la cabeza con pereza.
—Ya cierra la boca. Me iré antes de que Erwin envíe a alguien a patearme el trasero por llegar tarde —se volteó hacia Hanji, dubitativo—. ¿Q-quieres algo? Agua, comida, un retrete para mear...
—Ya márchate de una vez, enano —replicó, haciéndole señas para que se fuera—. Solo cuídame a Eren, ¿vale? Lo necesito para mis investigaciones.
Él asintió con desdén, marchándose hacia la puerta.
—Sí, sí, la princesita estará a salvo, no te preocupes.
Hanji de verdad deseó ir con ellos, levantarse de esa estúpida cama, vestirse con su atuendo militar y ayudar a sus compañeros en esa lucha que prometía ser peligrosa y hostil. De alguna manera, se sentía en deuda. Observó con los labios abiertos la silueta de Levi atravesar la puerta con lentitud, y sus cuerdas vocales no pudieron mantenerse en silencio.
—L-levi...
Él se volteó hacia su llamado con curiosidad, encaró una ceja, esperando que dijera lo que tenía que decir. Hanji ladeó el rostro lentamente.
—Regresa con vida, ¿si?
El capitán Levi sostuvo sus ojos por unos pocos segundos, abrumado, y apartó la mirada con la misma intensidad, asintiendo lentamente mientras una diminuta sonrisa —esas que solo Hanji era capaz de notar— curvaba sus labios.
—Te lo debo —susurró—. Tu lo has hecho.
Sin decir nada más, Levi se marchó directo al campo de batalla dispuesto a pelear no solo por sus compañeros, por la humanidad y por Eren. Sino por Hanji, ella se lo había pedido y ni en un millón de años Levi se atrevería a fallarle.
Regresa.
Lo haría.
Wiiiiiiiii.
No hay mucho que decir, la verdad. Solo un pequeño fragmento de lo que posiblemente pudo haber pasado una vez que llegaron a las murallas para instalarse y prepararse para la batalla con Reiss. Ah, ojala nadie muera.
Mis feels Levihan lo pedían a gritos.
¿Merezco algún review? ;)
¡Hasta la próxima!
—Mel.