Grandes Héroes como sus personajes le pertenecen a Disney

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Contestando a algunos reviews. Lyderning. Ya te contesté por PM, pero volveré a decir que la nota que aclara eso se encuentra al final del fic, la había colocado un par de días luego de publicar el fanfic. De todas formas, tienes razón en que no expliqué esto dentro de la historia, lo lamento. Gwen Jeen White. ¡Claro que acepto! *v* Me has dado una muy buena idea de qué haré este fin de semana.

N/A. Primero que nada, les confesaré que no soy mucho de hacer segundas partes. Este sería otro Oneshot más, pero decidí postearlo aquí porque me quedó como la continuación de este fic. Lo que debo advertirles es que, si su idea era tener más drama o algo similar al anterior... Den un paso atrás, que aquí hay un poquito menos de eso. Es más bien hurt/comfort y con un final... No sé si feliz, pues Tadashi no está. Pero digamos que más alegre o como telenovela repetida XD


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Dicen que el mundo se detiene cuando eres realmente feliz, que si amas pierdes el temor a todo. El miedo a que te lastimen.

Aún estaba con las emociones a flor de piel, por ese mágico momento que se había hecho presente cuando muchas veces creyó imposible que pasara.

— Espera a que se lo diga a tía Cass. ¡No sabes cómo me rogaba porque me buscara una novia!

— Sigue hablando así y pensaré que fue tu perverso plan desde el principio.

— Tú sabes que no —Su sonrisa contagiaba alegría. — Pero en serio suele decirlo a diario. Cosas como "¿Qué debo hacer para que decidas presentarme a una linda jovencita?" "¡A este paso Hiro que ni le presta atención a otra cosa que no sea su robot, tendrá hijos y éstos tendrán novia antes que tú!" "¿Piensas hacerme abuela en un futuro cercano, no?"

— ¿Tu... novia?

Dándose cuenta del doble significado de lo que dijo, Tadashi había palidecido.

— Esperabas que fuésemos lento con esto. ¿No?

— Quiero estar segura, porque no hemos comenzado bien. Sabes a qué me refiero. No es normal que uno comienze con el postre cuando ni has tocado la... ¿Por qué diablos hablo como Fred?

Y en sus ojos cafés se ve una pizca de dolor que dura unos pocos segundos, para luego recuperar su brillo de siempre. Con eso lo decía, él se mantendría con los ojos en el ahora. Al fin y al cabo no había por qué apresurarse.

— De acuerdo, esperaré. Pero déjame decirte que no me daré por vencido.

Es imposible no sonrojarse, no cuando da esa sonrisa tan suave, pero a su vez determinada.

— ¿En qué?

— No perderé la fe en lograr que me ames.

Su mirada provoca dulzura y llena de calidez el ambiente, aún más que esa dulce declaración que le acaba de salir directo del corazón. Es demasiado, demasiado bueno para ser verdad.

— No esperaría menos de ti Tadashi. ¿Qué has dicho de los nietos?

Había dado en clavo, pues al instante su rostro cambió y se mostró nervioso.

— ¿Eso significa que el gran Hamada no desea tener esa responsabilidad?

La manera en que él podía cambiar sus expresiones le sorprendían demasiado, pues había vuelto a hacerlo. Había nostalgia presente en sus labios.

— Me encantaría volver aún más grande mi familia.

En una simple charla fue donde quedaron los planes para el futuro, el futuro de una vida que jamás vivirá. De una novia que jamás lo fue menos de dos días, sólo en secreto y no a los ojos de otros. De una familia que se hizo más pequeña tras su partida, de unos hijos que quiso tener y que jamás vería.

No es que aprovechar el momento fuese el problema, sino no aprovecharlo. ¿No soy clara? Tardar demasiado en tomar una oportunidad fue un error, mi error.

— Tú y Tadashi se quedaron juntos anoche... ¿Acaso ambos... eh, Carpe Diem?

— Wasabi, no actúes como si fueses mi padre.

— ¿Hubieron besos?

— ¡Honey!

— ¡¿Ya pidió pasar por fondue*?!

— ¡FRED!

— Con que ahí estás, hombre. ¡Que guardadito te lo tenías! ¿Y pues... fondue?

Ya lo decía yo, que Fred dijera algo bien en francés debía significar el fin del mundo o la muerte de alguien. En ese momento la vil broma fue divertida, hoy no lo es.

Siempre había amado los chistes con un poco de crueldad, mas el que dije esa tarde que estuvimos todos juntos, ha dejado de darme gracia y su recuerdo ahora me provoca una tristeza que siento no terminará nunca.

Nada más teniendo en cuenta mi actitud, lo problemática que siempre he sido, era sencillo pensar que sería yo la que terminaría sin vida primero. Pero no, él se marchó antes.

¿Si hubiera llorando ese día ahora me sentiría menos torturada? Ya no soportaba más, pude aceptarlo, hoy había llegado a mi límite y no podía seguir fingiendo que no había pasado nada. No pude seguir fingiendo que no me faltaban sus palabras de aliento, que no sentía el vacío que había dejado su partida, su muerte.

Pero quizás debí contenerme un segundo más, porque ahora el sentimiento de dolor se ha vuelto terror al verme descubierta. Pero ya no temo que me hayan encontrado llorando, menos si es Hiro quien yace pensativo, seguro buscando una idea para saber por qué precisamente me veo como me veo.

Él mejor que nadie sabe por lo que paso, pero al mismo tiempo, no sabe absolutamente nada.

Porque estará furioso, aún si no lo demuestra, sé que guardará rencor cuando lea lo que ha tomado de mi escritorio repentinamente, sin pedir permiso, para ver si luego de leerlo puede entender y ayudar a calmar este llanto que no se detiene.

En ese instante en que sus ojos se agrandan de la impresión, algo en mi pecho se rompe y me sorprendo, como si acabara de enterarme de lo que sucede, cuando sus ojos cafés tan parecidos a los de su hermano chocan con los míos. Un mar de confusión en su interior mientras que me ve fijamente con los dientes apretados, el corazón en sus puños arrugando levemente los papeles que me pertenecen y la mirada aguada, con una pizca de enfado. Está más que confundido. Su rostro con el semblante mezclado de un tortuoso pesar y nostalgia, logra calmarse luego de dar un respiro largo.

Me alivié, aunque también me sentí idiota. Debí ser más cuidadosa y guardar los exámenes médicos, pero el sentimiento que me había invadido al leer de nuevo la nota había hecho mella en mí. Siendo que era la última en el laboratorio, creí que si me desplomaba sola nadie lo notaría, pues lamentaba no poder negarlo. No porque odiase el hecho, ni porque odie el momento en que sucedió. Sólo lamento lo que no sucedió, aquello que no pudo ser y que no será.

Ese sueño imposible que pude vivir pocas horas, hasta que tuve que despertar

— Gogo... Tú estás... —Hiro duda y yo espero, sin estar segura si por el miedo es que las palabras me llegan lentamente o es él quien las dice muy lento. — ¿Tú estás embarazada?

No debo sorprenderme, mas lo hago por el tono que usa. Es un niño aún y no comprende el valor que cargan sus palabras, no sabe lo mal que se oye su pregunta al decirla con la sorpresa que un padre adolescente tendría.

— ¿No me felicitarás? —De alguna manera, quiero evitar lo siguiente que preguntará.

— Estás embarazada.

— Cuando menos no tengo tu edad — De alguna manera, un milagro podrá hacer que termine esta charla.

— ¿Quién es el padre?

Pero no, lo sé mientras con el pasar de los segundos el silencio se vuelve insoportable.

Hiro no es idiota, ni por poco. Es quizás la persona más lista de toda la ciudad, de todo San Fransokyo o puede que más. No dejará cuentas pendientes. Desde lo que ha vivido en estos tres meses, se ha puesto más alerta de todo a su alrededor, aún si su reacción sigue siendo la de un niño, lo veo en su interior, en esa sonrisa forzada que no le llega a los ojos. Lo veo en el aire que apenas respira, mientras intenta hablarme. Veo sus sentimientos.

— Hiro...

— No lo conozco. ¿No es verdad?

Dolor.

— Es decir, ni Wasabi, ni Fred, que son tus amigos más cercanos...

Nostalgia.

— ¡Quiero decir! No es que crea que deberías salir con alguno de ellos. Es sólo que, me gustaría conocer al padre y...

— Tú

Sorpresa.

— ¿Qué hay conmigo? ¿Qué tengo?

— Tú estás muy nervioso, cálmate.

Baymax no está aquí, por lo tanto soy yo quien le indica sentarse, para mejorar sus neurotransmisores que de seguro están cayendo en picada.

— Dime que bromeas, Gogo. —Hay un quiebre en su voz, un deje de desesperación difícil de pasar por alto.

Eso último no parecía haber salido de su boca sólo para llenar el silencio. Estaba conteniendo su verdadero deseo de que respondiera sus preguntas. Yo en este preciso momento sólo anhelaba no hablar, aunque tenía qué. ¿Sospecharía lo que planeo explicarle? Lo dudo. Es por nuestra amistad, yo también estaría desconsolada si él viniese hacia mí con tamaña noticia.

¿Empeoraría aún más si continuo diciendo la verdad? Es un tormento que no llego a pensar, cuando mis labios se mueven por sí solos.

— Vas a ser tío.

Confesarlo me hace sentir liberada, como si tuviera más aire en los pulmones y la velocidad de mi corazón volviese a su estado normal. Pero no tardo demasiado en arrepentirme, aunque tengo claro que ya no puedo borrar mis palabras.

En cambio Hiro lo hace, deshace mi abrazo.

Se levanta sin verme a los ojos y con la cabeza agacha va rumbo a la puerta. En ningún momento mira hacia atrás, ni para tomar la mochila olvidada aquí. En su propio laboratorio, que antes fue de su hermano.

oOoOo

— ¿Qué conjunto crees que es mejor?

— ¿Disculpa?

Honey frunce el ceño y hace un puchero. Está ofendida porque no le he estado prestando atención.

Desde ayer intento alejarme del único pensamiento que se mantenía en mi cabeza, pero no podía. Distraerme de lo que me sucedía no era tarea fácil, mucho menos cuando en poco tiempo debería estar planeando mil y una cosas de las que no tenía idea alguna.

Lo peor es que el pesar me carcomía de a poco, pues ninguno de mis amigos sabía nada aún, ni siquiera encontraba la manera de hablar de ello, de ningún modo. Lo que más me angustiaba, era haber visto el resentimiento en Hiro y me cuestionaba. ¿Cómo se lo tomaría su tía Cass? No la conozco perfectamente, por lo que me es difícil imaginar su reacción si supiese que su sobrino hubiera sido padre tan joven.

"Hubiera sido padre" En ese momento, un mal sabor se puso en mi boca cuando intenté decirlo en voz alta. Incómoda, me despedí de Honey Lemon que observaba entretenida los escaparates de esa tienda donde habíamos quedado. Pude oírla llamarme, mientras viraba rápidamente y sólo atiné a apurar el paso. Con un poco de suerte, sus tacones le harían difícil correr para detenerme.

El aroma a combustible y las bocinas de los automóviles se me hacen más acogedores. Respiro por la boca, preguntándome una vez más cómo resolver este asunto. Por dios.

¿Qué es lo que Tadashi haría?

...

...

Creo saber la respuesta.

oOoOo

Las manos comienzan a sudarme, mi corazón se acelera, mi estómago se revuelve. Me siento a merced de un miedo nada usual en mi persona.

Es de noche, por lo que El Gato Suertudo* ya está cerrando. Cass me ve a la distancia, me invita a pasar y de una manera sorprendente, no me atrevo a sostenerle la mirada, no sin sentirme partida en dos.

— ¿Quieres quedarte a cenar?

Su actitud normal me hace notar que no se ha enterado aún. Que Hiro no se ha decidido decirle.

— Por supuesto. Pero discúlpeme. ¿Puedo buscar a Hiro antes?

— ¿Asuntos de Universitarios, no? Está arriba con Baymax, sube. Iré en un minuto.

— Gracias.

Con cada paso, siento que cada escalón se hace más gigante por lo que llegar me resulta un gran esfuerzo. Las manos me tiemblan al tocar a la puerta y la espera se tornaba eterna.

La puerta finalmente se abrió, dejando ver a cierto robot blanco.

— Hola Gogo.

Detrás de la puerta oí un ruido de golpe, seguido de un "Auch."

Baymax de inmediato se dejó guiar por el sonido de dolor y fui junto a él. Hiro se había caído de la cama y ahora se sobaba la frente, al parecer se había golpeado.

— ¿Qué— ¿Que haces aquí?

— Debemos hablar.

Él alzó el rostro y no pude evitar sus ojos rojos, hinchados, junto a los rastros de lágrimas en sus mejillas y la culpa se apoderó de mí. ¿Cómo no pude ver que esto le afecta tanto como a mí? Quizás más.

— Tus neurotransmisores son bajos. Diagnóstico: Estrés.

Viré para pedirle a Baymax que nos dejara a solas, antes de caer en cuenta del detalle importante. Me percaté que no se dirigía a mí, sino que miraba mi estómago. Mejor dicho, mi vientre.*

Pongo los ojos en el blanco robot acercándose, sus pasos retumbantes, colocando sus manos sobre la zona y dando suaves palmaditas.

— Todo estará bien. Ya, ya.

Pruebo a ponerme seria para disimular, no quería que pareciese que usaba el momento a mi favor, mas fue inútil.

Pero no fui la única en dejarse sorprender.

La otra persona también observaba la escena a detalle, sus ojos clavados en el suceso y sus labios separados, de donde de pronto su voz sale en un fino hilo.

— Tadashi...

Penosa, ni sé por dónde comenzar.

— Me he enterado hoy. De otro modo, él lo hubiera hablado contigo. No ocultaría una cosa así, sabes bien cómo era.

Sabemos muy bien cómo era. Tadashi era como un libro abierto, muy placentero de leer.

— ¿Cómo es que tú y mi hermano...?

Me pregunté lo mismo mil veces. ¿Cómo es que Tadashi y Yo pudimos? Alcohol y la fuerza de gravedad. Pero aunque no se viese en ese instante, también hubo amor.

Aún si lo sabía, alzé una ceja.

— Creo que sabes cómo fue.

Reí divertida debido a su profundo sonrojo.

— No hablo de eso. Hablo de...

— Tadashi me confesó que me amaba. —Suelto la verdad, antes de que divage.

Baymax calla, mientras que Hiro parece impactado pot tal rebelación. Supongo que el mismo que yo al oír lo mismo de Tadashi a mí.

— Mi familia... Nunca tuvo una cantidad grande de dinero, éramos una familia de clase media baja. Jamás conocí a mi madre, pero no porque estuviera... No porque hubiera fallecido.

En mi adolescencia he oído de que son los hombres los despreciables que abandonaban a las chicas por que éstas tendrán un bebé, con mi padre fue lo opuesto. Desde que tenía memoria, recuerdo que mi padre repetía siempre cómo ella lo había dejado por mi culpa. También desde que tenía memoria, jamás lo veía alejado de las botellas con olor a alcohol.

Cada fin de semana, era lo mismo. En ese momento, tenía 13 años y... —Me detengo y respiro, intentando proseguir. Muerdo mi labio mientras mi mirada se aparta de Hiro y agacho la cabeza. ¿Cómo es posible poder llegar al punto sin creerme culpable de nada? — Él sólo llegó, cerró la puerta con fuerza y me gritó que fuera por cerveza. Le dije que era demasiado tarde, que ninguna tienda cerca de allí estaba abierta. No le gustó la respuesta y... Cada casa tiene un cuchillo para carne. ¿No? —Contengo el aliento un instante al ver cómo él se desconcierta, boto el aire de mi pecho. — Él tenía un arma guardada en el cajón de su habitación. Creí que si lo asustaba, me dejaría en paz. Que iría a dormir como siempre y despertar al día siguiente, pidiéndome que fuese a comprar pastillas para la resaca. Yo era una niña aún y cuando me hizo el prime corte, me aterré tanto que... Ni siquiera caí en cuenta de que el arma estaba cargada.

...

...

Lo maté. — De nuevo me permito ahogarme en mi propio llanto.

Porque esta vez Tadashi no está y sin su sonrisa angelica, nadie detendrá estos demonios que me agobian. Tadashi no está y no habrá quien me diga que la culpa no fue mía, que sólo me defendía, que sólo hice lo que cualquiera con sentido de reflejo. — Hay pecados de los que uno no puede redimirse. —Admito.

Debería marcharme, tirar mis ideas por la borda y dejar de afectar tanto a un niño que ya tiene más problemas de los que debería. Probablemente lo haría si no fuera porque...

— Yo amo a Tadashi —Es la verdad. — Sigo amándolo. Lo peor de todo no es que jamás podré volver a verlo, ni que no pude decírselo, sino que... —Me doblo levemente, con mi mano instintivamente viajando a mi vientre—. Él o ella... No lo conocerá, a alguien tan maravilloso, tan bueno... Como Tadashi. —No fui yo, mas miro el resultado como un modo de castigo a mi error.

Por haber quitado la vida de alguien, me quitaron otra vida a mí. — Karma, maldición, destino, lo que sea, yo merecía este sufrimiento. Pero era sólo yo. ¡No tenían por qué meterlo a él en esto! No a Tadashi... No a Tadashi. —Mi boca seca me impide seguir y de repente percibo los brazos de Baymax, me toman por la espalda.

— Tadashi está aquí. —¿Eso es un intento de consuelo o de nuevo el mundo contra mí buscando que me hunda? Esas palabras sólo me recuerdan lo evidente.

— No Baymax —Quiero gritarlo, pero susurro. — Tadashi no está aquí.

— Tadashi está aquí —Vuelve a repetir. ¿Por qué?

— ¡Baymax, él—

— Sí —No es otro que Hiro. Asintiendo a lo dicho, tan firme que me desconcierta. Subo los ojos, para ver descubrir que en su mirada no hay dudas.

¿Por qué esa leve sonrisa me parece familiar? — Tadashi está aquí.

Ya lo sé.

Es su mantra, una frase que me parece cruel porque es todo lo contrario a lo que en verdad pasa. Sin embargo, cuando Baymax entierra sus dedos en mi cabeza, el sensillo toque me produce una total tranquilidad.

Como si de pronto sus manos emitieran calor humano.

— Tú estarás bien, Gogo. Ya, ya.

La calidez que me produce Baymax con sus palabras, es difícil de entender.

Pero de algo estoy segura al percatarme de Cass, que acabo de notar allí. No llego a preguntar desde cuándo está aquí en el borde de las escaleras, cuando ella corre hacía mí y lo primero que hace es mirarme de arriba a abajo, para luego rodearme junto a Baymax, en un abrazo donde también se une un tímido Hiro.

Si no lo estuviera haciendo ya, diría que puedo llorar de felicidad.

A esto te referías con hacer más grande tu familia. ¿No? Gracias Tadashi, muchas gracias.

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Fin

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o*O*o*O*o

*Si eres fan del Capitán América de seguro sabes qué he querido decir x3

*La traducción que decidí usar para The Lucky Cat.

***Se supone que Baymax está programado con más de 10.000 procedimientos médicos. ¡Nadie me quitará de la cabeza que uno de ellos es detectar embarazos (?)! Si no les cierra el asunto, a las 6 semanas de vida el corazón ya late, mientras que a las 11 semanas ya se pueden oír perfectamente los latidos del bebé. Gogo tiene 3 meses y unas semanas, de ahí que Baymax al escanearla sintiese a él/la peque por sus latidos. También lo que dice es ciencia no un invento de mi parte, pues estando dentro del cuerpo de la madre, el bebé comparte también su "estado emocional" por así decirlo.

Curiosidad.

En un principio tenía planeado que Hiro descubriera el embarazo de Gogo al ver un test rosa, pero sin preguntar nada. Luego que ella fuese a la casa Hamada a cenar para contarle a la familia, pero Hiro le gritara allí mismo enojado creyendo que no les decía nada porque tenía planeado abortar.

El problema era que no tenía modo de hacer que Hiro se enterase que era hijo de Tadashi. No sentía que sus amigos le contarían la vida privada de su hermano, pues se suponía que Gogo no era su novia oficial. Tampoco tenía modo de hacer que Hiro encontrara un test rosa, no sin entrar al baño de chicas y aún así no creí que Gogo anduviera con algo que de asquito, dentro de su bolso o en el laboratorio. Recuerden que el test se prueba en la orina.

También tenía planeado que el bebé apareciera. Quizás en un futuro en otro fic, pues no creo que a todos les agraden los OC y pensé que a algunos les molestaría leerlo aquí.

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Sólo diré que gracias por el apoyo. Como no me va bien posteando longifcs pues no he acabado los que tengo, estaré publicando Oneshots o viñetas. En crossovers, haré uno con Bleach por si alguien conoce el anime.

Eso es todo por ahora. ¡VIDA AL TOMADASHI! *U*