Era de noche en el instituto Sweet Amoris, Nathaniel caminaba por los pasillos del instituto vigilando que no hubiera nadie dentro. Desde que comenzaron a haber rumores de que había un fantasma, muchos alumnos quisieron quedarse dentro para investigar por sus propios medios y poder confirmar si era cierto o no.

La directora al enterarse de estos rumores, le dejo una copia de cada una de las llaves de todas las aulas para que las revisará y cerrará antes de irse, era el único alumno a quien le tenía confianza. Lo que ella no sabía era que estaba encubriendo a Castiel y Lysandro que practicaban en el sótano su música.

Cerrando el último salón, se dirigió al final del pasillo donde debajo de las escaleras, había una puerta escondida que conducía hacia el sótano. Una vez la abrió, escucho a Lysandro cantando y la guitarra de Castiel sonando. La música ceso de repente, miro la hora en el reloj de su muñeca que indicaba que ya era la hora de irse, tenían un horario y hacía que se respete.

Agarro su mochila que dejo a lado de la escalera y de la puerta salieron Lysandro y Castiel, amigos con personalidad y apariencia muy diferentes, pero entre ellos eran muy fieles.

—Buen ensayo —Fueron las palabras que dijo Castiel mientras colgaba el estuche de la guitarra al hombro.

—Opino igual —Contesto Lysandro bebiendo agua para refrescarse, cuidando bien su salud y voz.

—Veo que ya terminaron, se hace tarde, vámonos —Nathaniel hizo notar su presencia frente al otro par que le miro al mismo tiempo.

Comenzaba a oscurecer cada vez más y era peligroso andar a altas horas de la noche solos por las calles. Incluso siendo tres, en determinado punto del camino, debían separarse.

—Nathaniel, necesito pasar por el tocador antes si me lo permites… —Pidió amablemente el compositor que siempre era amable y lo era con el rubio delegado que les daba su mano en ayuda para poder practicar su música en el sótano del instituto.

—Está bien, ten la llave del baño y del sótano —Decía Nathaniel resignado y no pudiendo negarse a su pedido amable- Cierra ambas y me las devuelves mañana, estoy cansado y quiero llegar cuanto antes a casa. Por favor Lysandro, no las pierdas.

—Gracias — Fue la única respuesta del joven que agarro ambas llaves y se fue para los baños, dejando a Nathaniel y Castiel solos en un incómodo silencio.

—Yo me largo —Sus palabras salieron como si las escupiera, pasando por al lado del delegado sin mirarle.

Nathaniel iba a seguirlo hasta la salida, pero no dio ni dos pasos que Castiel volvió con prisa.

—¿Qué pasa? —Pregunto desconcertado por su accionar repentino ya que lo había notado irse con prisa.

—Olvide mi mochila en el sótano —Contesto Castiel pasando al lado de Nathaniel sin mirarle de nuevo, siendo algo sorpresivo para el rubio que respondiera su pregunta.

Vio a Castiel perderse detrás de la puerta del sótano, dio media vuelta para irse, pero se detuvo al instante al ver una luz por el pasillo. Se escondió para ver bien y vio a Lynn con una cámara en su zurda y una linterna en su diestra iluminando los pasillos. Seguramente estaba allí para poder saber del fantasma de los rumores.

—¿Qué hace aquí otra vez? —Pensó nervioso Nathaniel mientras observaba a Lynn, ocultándose cuando estuvo a punto de iluminar donde estaba él con la linterna— No tiene que volver a verme, no me creerá que de nuevo que estaba terminando papeleo…

Sin hacer ruido al caminar se fue hacia el sótano, cerrando la puerta lentamente para que no hiciera un ruido oxidado, dejándola apenas entreabierta, pero que pareciera que estaba cerrada. Bajo las escaleras en silencio, topándose con Castiel que subía.

—¡¿Qué haces?! —Exclamo enojado el pelirrojo al verse su camino bloqueado.

—Baja la voz, Lynn está afuera- Susurro nervioso Nathaniel, indicando que mantuviera la voz baja.

—¿Otra vez? Que no se cansa nunca —Susurro molesto Castiel, acatando de manera inconsciente el controlar el volumen de su voz al hablar— Ve hablar con ella, dile que estabas terminando papeleo.

—Eso se lo dije anoche —Respondió sin moverse de su lugar, no queriendo iniciar una discusión con Castiel porque le dejaba la carga a él de buscar pretextos.

—Inventa otra excusa —Ya se estaba cabreando con la situación, quería volver a su casa, pero tenía al delegado frente suyo deteniéndole el paso.

—No voy a mentirle de nuevo —Susurro enojado frunciendo ligeramente el ceño. Él no era así, además que tendía a ponerse algo nervioso si no tenía algo en mente preparado— No me gusta mentir.

—Haz al... —Un repentino sonido freno sus palabras, quedando ambos en silencio viéndose las caras.

—¿Qué fue eso? —Pregunto Castiel en medio del sótano que era iluminado por una pequeña bombilla que de momentos parpadeaba.

—Creo que alguien cerró la puerta —Contesto Nathaniel manteniendo la voz baja, queriendo poder escuchar algo afuera.

De repente ambos se acordaron de un pequeño detalle.

—¡Lysandro! —Susurraron ambos exaltados y abriendo sus ojos de más.

Subieron las escaleras corriendo, Nathaniel llegó primero y comenzó a forcejear con la puerta pesada de metal que intentaba forzar con tirones del picaporte.

—Está cerrada —Decía mientras seguía intentando abrirla

—¡Apártate! — Grito Castiel.

Asustado por el grito se movió a un lado, viendo a Castiel golpear con fuerza la gran puerta con el hombro, haciéndose daño.

—¡Ahhh!

—¿Estas bien?— Preguntaba Nathaniel acercándose a Castiel.

—¡¿De que mierda está hecha esa puerta?!- Se quejaba sujetándose el hombro que punzaba de dolor en aquel momento.

—Es una puerta vieja de acero inoxidable— Contesto Nathaniel mirando la puerta.

—¡Mierda, estamos encerrados! —Grito muy cabreado por la situación en la que estaba con el rubio.

—Déjame ver tu hombro… —Extendiendo el brazo para revisarlo, pero Castiel no se lo permitió.

—No me toques —Siseo apartándola de un manotazo la mano del menor.

Cabreado, Nathaniel bajo las escaleras y se sentó en un sofá grande, que a pesar de estar muchos años allí se encontraba en buenas condiciones. Se quito su mochila del hombro, hurgando dentro para encontrar su teléfono.

—No hay señal —Frunció el ceño, comenzando a caminar por el sótano con el brazo extendido hacía arriba.

—Es inútil, en ninguna parte hay señal —Decía Castiel sentado en el sofá, mientras se masajeaba el hombro, había golpeado con mucha fuerza aquella maldita puerta.

Nathaniel suspiro resignado, terminando por guardar su teléfono en la mochila e ir a sentarse al lado de Castiel. Un incómodo silencio se había formado entre los dos.

—¿Cómo está tu hombro? —Pregunto Nathaniel para cortar con el pesado ambiente que había ahí en el sótano.

—Solo fue un golpe, si lo masajeo un poco se me aliviara el dolor —Contesto de manera cortante mientras seguía su labor.

Nathaniel lo miro unos segundos antes de suspirar, se levantó del sofá, siendo seguido por la mirada filosa de Castiel. Se colocó del lado izquierdo de Castiel mientras ponía sus manos en sus hombros haciendo que su cuerpo se doblara.

—¡¿Qué haces?! —Exigió enojado, volteando al instante su rostro para verlo a la cara.

—Te voy a hacer un favor —Contesto Nathaniel mientras comenzaba a masajear el área donde se había golpeado.

Castiel arrugo en ceño al sentir un poco de dolor, pero luego aflojo su cuerpo, los masajes le estaban dando resultado. Sus finos dedos hacían presión en la zona afectada con suavidad, luego alrededor y buscaba poder aliviar un poco el dolor.

—Quien sabría que eres buen masajista delegado —Comentaba sonriendo de manera burlona Castiel mientras sentía a Nathaniel ahora masajearles a los costados del cuello.

Nathaniel seguía con su labor sin hacer caso al comentario sarcástico de Castiel.

—Oye te estoy halagando —Intento girarse un poco para ver la cara de Nathaniel que no había respondido a lo que dijo ni había notado cambió en los movimientos de sus dedos.

—Gracias, ahora mira hacía el frente —Fueron las rápidas palabras de Nathaniel para que Castiel no vea el rubor que se había formado en sus mejillas.

El silencio se hizo presente de nuevo, pero esta vez no era para nada incómodo. Castiel sentía las manos del rubio masajearle suavemente por toda el área del hombro que se había lastimado. Estuvieron un rato de ese modo los dos sin decir nada, los parpados del pelirrojo caían como si estuviera durmiéndose, pero estaba relajado, incluso su humor había mejorado y disfrutaba del masaje con los ojos cerrados.

—¿Cómo te sientes ahora? —Preguntó Nathaniel repentinamente, cesando el movimiento de sus manos, alejándose para acomodarse en el gran sofá.

—Mucho mejor —Castiel abrió sus ojos tranquilamente, moviendo su cabeza de lado a lado con suavidad y luego su hombro afectado que había dejado de punzar.

Una vez se despejo ya que por poco se quedaba dormido, se levantó y fue hacía el estuche de su guitarra para agarrar su caja de cigarrillos y fumar uno.

—Está prohibido fumar dentro del colegio —Se quejó el rubio en el momento que le sacaba el cigarrillo de la mano a Castiel que no pudo siquiera darle una calada. Lo apagó contra el suelo sin dudarlo y luego tirarlo en el cesto de basura.

—¡Oye, era el último que me quedaba! —El mal humor que había logrado desaparecer había vuelto en un parpadeo.

—No me interesa. Odio el olor a cigarrillo y ya estoy lo suficientemente estresado al tener que estar encerrado aquí contigo —Decía mientras se recostaba boca abajo en el sofá.

Cerró los ojos queriendo dormir, tener un momento de paz y olvidarse que estaba encerrado con Castiel, pero de repente sintió un peso sobre su espalda que le hizo abrir de golpe sus ojos.

—¡¿Que haces?! —Decía exaltado intentando levantarse sin mucho éxito por el peso encima suyo.

—Te voy a devolver el favor, delegado —Susurro Castiel mientras ponía sus grandes manos sobre la espalda del delegado, sonriendo de lado como si estuviera cometiendo una travesura.

Nathaniel sintió un escalofrió recorrerle por toda la espalda, se sentía raro, pero cuanta menos resistencia pusiera, más rápido terminaría aquello por lo que se relajó poco a poco, cerrando sus ojos también. No le serviría de nada quejarse, no estaba de ánimos para comenzar a pelear con Castiel.

Dejo que esas grandes manos siguieran recorriendo su espalda haciendo que quedara profundamente dormido, sin poder evitarlo ya que aquel día había estado lleno de papeleo de delegado. Castiel sintió como el cuerpo del delegado se relajaba debajo suyo, deteniendo sus movimientos sobre su espalda.

—Oye… —Lo llamó sin recibir respuesta alguna luego de otros dos llamados más.

Se quedó mirando el perfil del rubio, sus cejas perfectamente finas y del mismo color que su cabello y sus ojos. Fue bajando su vista hasta toparse con sus labios entreabiertos, por los cuales respiraba tranquilamente. Con sus manos bajo un poco la camisa de Nathaniel para ver su cuello, lo toco suavemente con sus dedos, sintiendo la suavidad de su piel al tacto, sonriendo cada vez más.

—Como no me quedan más cigarrillos, te voy a fumar a ti… —Susurraba mientras se inclinaba sobre el cuerpo del rubio.

Sus labios rozaban la curvatura del cuello de Nathaniel, con suavidad acaricio con su boca su piel, suspirando sobre ella y notar como los bellos se le erizaban. Ante aquella reacción sonrió y no dudo en pasar su lengua por su cuello, preparando la zona para cuando la tomó con su boca y succionarla un poco. Con cuidado metió sus manos debajo del cuerpo del rubio dormido y desabrocho los primeros botones de su camisa, logrando así bajarla y dejándole los hombros expuestos.

Sus labios fueron descendiendo por el cuello de Nathaniel que tenía pequeñas marcas rojizas, disfrutando dejar más de ellas por los hombros del delegado, unas que no serían fáciles de ocultar con las camisas que tendía a utilizar.

—Sí que tienes el sueño pesado —Murmuraba Castiel mientras observaba la espalda de Nathaniel llena de las marcas que dejo en ella.

Volvió a inclinarse para poder poner sus labios en el cuello de rubio, sonrió sin poder evitarlo unos segundos y mordió de nuevo un poco más fuerte que antes.

—Ahh… —Salió un sonido similar a un gemido del dormido Nathaniel.

Con que el cuello es tu punto débil ehh… —Pensó el pelirrojo mientras volvía a morderle el cuello contrario y escuchaba los gemidos bajos de Nathaniel.

Castiel siguió besando y mordiendo, el cuerpo debajo suyo se removía y rozaba su trasero con su entrepierna más que despierta. Insatisfecho y sintiéndose inquieto, metió sus manos debajo de la camisa de Nathaniel, comenzando a pellizcar sus pezones una vez los tuvo entre sus dedos.

—Ahh~… Mmm… C-castieel… Más…—Fue el nombre que salió de los labios de Nathaniel junto a un suspiro.

El pelirrojo paro de mover sus manos abruptamente y se quedó mirando muy sorprendo al rubio sonrojado y que estaba teniendo un sueño erótico con ÉL. Vio como empezaba a abrir despacio sus ojos y lo miraba intentando enfocar bien su vista de lado. Su respiración estaba un poco acelerada y sus mejillas estaban muy sonrojadas, una expresión que nunca antes vio del menor.

—¿Castiel? —Susurro al reconocerlo por su roja cabellera.

Se sentía acalorado y excitado sin saber porque, intento incorporarse, pero sintió una dureza en su parte trasera, concretamente, su trasero. Giro su cabeza para poder ver que era y vio que Castiel seguía encima suyo y que, en su pantalón, justo en la entrepierna un enorme bulto. Quedo unos segundos inmóvil antes de comenzar a moverse bruscamente debajo de Castiel para sacárselo de encima.

—¡Sal de encima! —Gritaba Nathaniel nervioso y sonrojado, sin darse cuenta que por sus bruscos movimientos, refregaba su trasero aún más contra la entrepierna de Castiel.

—Quédate quieto —Intentaba reducirlo para frenar aquella fricción que le generaba más calor.

Castiel se levantó e hizo que el rubio quedara boca arriba cuando quiso darle un codazo en el rostro. Inmovilizo sus brazos con sus manos y las puso encima de su cabeza, dejando a Nathaniel incapaz de zafarse, era más fuerte que él.

—¡Suéltame, pervertido! —Le grito teniendo sus mejillas completamente sonrojadas.

—¿Yo, pervertido?, tú estabas teniendo un sueño erótico conmigo mientras te tocaba —Dijo dándose cuenta tarde de lo último, pero ya era tarde.

—¡¿Me estuviste manoseando mientras dormía?! —Miro su hombro exaltado y vio un chupón en él. Se sonrojo aún más si era posible y volvió a gritarle— ¡Eres más que un pervertido, eres un violador!

Castiel sujeto las manos de Nathaniel con su mano izquierda, dejando la derecha libre.

— Hace un rato estabas soñando conmigo, ¿no? —Susurraba Castiel inclinándose hasta quedar cerca del rostro contrario, teniendo sus labios cerca de los de Nathaniel sin llegar a tocarlos— Dime Nathaniel… ¿Qué te hacía para que me rogaras por más?

Nathaniel temblaba debajo del cuerpo de Castiel, su respiración era entrecortada, las palabras no salían de su boca, estaba excitado y el aliento del mayor que chocaba con el suyo junto a la gran cercanía, no le dejaban pensar.

—Yo no… —Tartamudeo torpemente Nathaniel, sus ojos no paraban de desviarse de la mirada de Castiel y sus labios.

—¿Quieres que te bese? —Le pregunto en un susurro lento, haciendo que sus labios se rozaran y dejarán un agradable cosquilleo en ellos.

Nathaniel asintió hipnotizado por aquellos ojos grises que lo miraban con extrema lujuria por primera vez.

Castiel sin dudarlo beso los suaves labios de Nathaniel con pasión, siendo correspondido al instante. Su mano libre se dirigió al pezón del rubio que estaba expuesto, apretándolo para que gimiera, así colar su lengua cuando abrió su boca.

Quito completamente la camisa del rubio y con la corbata le ato las manos sin resistencia de parte del otro joven que las dejo quietas cuando las soltó.

Abandono su boca y comenzó a besar su cuello, descendiendo lentamente, sacándole suspiros a Nathaniel que estaba sumiso ante su toque. Sus labios llegaron hasta el pecho contrario, mordiendo el pezón del rubio mientras atrapaba con sus dedos el otro y lo retorcía con suavidad.

El cuerpo contra el sillón se removía un poco, sin darse cuenta que buscaba levantar su rodilla y apretar en la entrepierna de Castiel haciendo que este gimiera.

—¿Ansioso delegado? —Preguntó Castiel mientras desabrochaba el pantalón de Nathaniel con gran habilidad.

Le saco los zapatos que cayeron al suelo, seguido del pantalón con la ropa interior, dejando totalmente desnudo al rubio que con sus manos aun atadas intento torpemente cubrirse. Castiel no dejaba de ver el cuerpo del delegado debajo suyo, sintiéndose más excitado que antes.

—Deja de mirarme —Susurro sonrojado Nathaniel, sintiéndose completamente expuesto.

—Hay que admitir que tienes un cuerpo de infarto delegado —Comento el pelirrojo sin sacar sus ojos del cuerpo contrario que veía fijamente.

—Sácate la ropa tú también —Dijo mientras fruncía el ceño, no le gustaba ser el único sin ropa.

—¿Porque no me la sacas tú? —Con rapidez agarro las manos del rubio y lo jalo para que quede incorporado frente suyo, esperando a que se acomodará sentado en el sillón una vez se bajó de encima.

Castiel desato las manos de Nathaniel y dejo que lo desvistiera sin vergüenza alguna. Con las manos temblorosas, el rubio le quito la chaqueta y prosiguió con la remera, Castiel levanto los brazos para facilitarle la tarea.

Nathaniel se quedó mirando el cuerpo delante suyo, acercando su boca con lentitud a su cuello a la espera de un movimiento si era de rechazo, pero al no haber nada que indicará que no quería aquello, comenzó a morder y besar con suavidad, dejando marcas rojizas como las que el pelirrojo hizo en él.

Comenzó a descender sus besos hasta llegar al borde del pantalón, podía sentir la mirada de Castiel sobre él a la espera de ver que hacía. Desabrocho los botones y se lo bajo junto con la ropa interior liberando la erección del pelirrojo que se alzó frente a sus ojos. Lo agarro con una mano y acerco su boca, dudando un instante antes de comenzar a dar pequeñas lamidas, escuchando gruñir al pelirrojo. Eso le incentivo a ir más lejos, dejando ensalivado todo el miembro contrario antes de meterlo poco a poco por completo en su boca.

—Ahh... —Gimió Castiel sorprendido y excitado a la vez por lo que veía y sentía.

El rubio subía y bajaba por el miembro de Castiel quien sostenía su cabeza haciendo que vaya más profundo, marcando el ritmo que quería, pero sin ser bruto ya que podía dañar la garganta del otro.

Cuando sintió que estaba a punto de venirse retiro a Nathaniel, volviendo a recostarlo en el sofá, sirviendo esos segundos para calmarse y frenar el orgasmo que estuvo a punto de tener dentro de la boca contraria. Acercó tres dedos a la boca del rubio que le miró unos instantes antes de lubricarlos con su saliva.

Sabían lo que hacían, no eran ignorantes en como era el sexo entre hombres. Nathaniel hacía tiempo sentía cosas, había buscado y visto videos, le excitaba más que ver a un hombre y una mujer teniendo sexo. Descubrió que los hombres le atraían más y aunque tampoco se lo pudo creer al principio, Castiel era uno de ellos.

El pelirrojo en cambio, también sabía como se hacía, como se preparaban los hombres para tener relaciones sexuales y con solo un video era suficiente para tener aquella información guardada en su cabeza.

Nathaniel retiro los dedos lubricados que fueron suplantados por la boca contraria, distrayéndolo en lo que Castiel guiaba su mano a su entrada, comenzando a masajear lentamente y esperar un poco antes de meter el primer dedo. Sintió como el rubio se tensaba y a los pocos minutos se relajaba su cuerpo como su entrada que apretaba su digito.

El segundo expandió un poco más para luego meter el tercero, costando un poco, pero fueron pacientes. Nathaniel rompió el beso gimiendo de dolor mientras se aferraba a la espalda de Castiel, dolía mientras los seguía moviendo para seguir dilatando su entrada, pero pronto terminaría aquella larga espera.

—Voy a entrar —Dijo Castiel mientras retiraba sus dedos viendo a Nathaniel quien asintió para luego besarlo, tomando su labio inferior con sus dientes y tirar de él con un poco de rudeza. Eso le gusto.

Acerco su miembro a la entrada del rubio y comenzó a entrar lentamente, sentía las uñas del delegado arañar cada vez más fuerte su espalda cuanto más entraba en él. Se quedó quieto esperando a que Nathaniel se acostumbrara, notando que sus ojos dorados brillaban por las lágrimas que contenía y sabía que no dejaría salir para no mostrarse débil frente suyo.

—Puedes moverte —Nathaniel agradecía internamente que el pelirrojo le haya esperado pacientemente a que se acostumbrará.

—Esta bien —Asintió Castiel sonrojándose por la forma en que el Nathaniel lo miro y sonrió después, pero se excusaba con el calor que había en el ambiente.

Comenzó a moverse de manera lenta, acostumbrándose ambos a aquella fricción y una vez pudo deslizarse con más facilidad, empezó a moverse con más rapidez. Nathaniel gemía fuertemente a cada embestida de Castiel que le servía de incentivo su voz.

Salió del interior del rubio que jadeo al sentir el vacio dentro suyo, viendo cómo el otro se acomodaba contra el respaldo del sofá, estando sentado y una vez listo, lo jalo para sentarlo encima suyo. Metió su miembro de una sola embestida en Nathaniel, dando en el punto de placer que hizo que gimiera fuertemente y comenzara a cabalgarlo entre temblores por el placer que le daba al embestir en ese punto.

Sentían que estaban a punto de venirse y aumentaron las embestidas, Castiel agarro el miembro del rubio y comenzó a masturbarlo, jadeando ante la estrechez que sentía alrededor su hombría.

—Ahh… Castiel, me vengo…—Gemía Nathaniel sin dejar de saltar encima de Castiel, aferrándose al respaldo del sofá.

—Yo también…—Los movimientos de su mano sobre el miembro contrario frenaron para poder tomar por las caderas al rubio y ayudarle a moverse ya que seguramente se estaba cansando. Siguió empujándolo hacía abajo para dar una última y certera embestida que le dio final a aquel encuentro.

—¡CASTIEL! —Gimió Nathaniel manchando el cuerpo del pelirrojo con su semen, quedando todo en el abdomen contrario.

—Nathaniel…—Le siguió Castiel sin ser escandaloso, sintiendo como las paredes del rubio apretaron fuertemente su miembro, viniéndose dentro de él.

Intentaron normalizar sus respiraciones sin dejar de mirarse el uno al otro, sin decir ni insinuar nada. Se fueron acercando sin dejar de verse hasta que sus labios se toparon, cerrando sus ojos y besandose lentamente.

Cuando la necesidad de aire fue mucha se separaron, Nathaniel se levantó con ayuda y gimió un poco al sentir el miembro de Castiel salir de él. Se recostó en el gran sofá sintiendo ahora todo el peso de lo hecho, su cuerpo había llegado a su límite y quedo dormido al instante.

Castiel se levantó y se cambió sin dejar de mirar al rubio que dormía tranquilamente como si nada, se acercó y con cuidado lo limpio y vistió, sonriendo de lado ya que Nathaniel ni había mostrado indicios de despertar. Se acostó al lado suyo, quedando frente a Nathaniel quien se acomodó usando su pecho como almohada, lo abrazo para poder quedar bien acomodados y se quedó contemplando al rubio hasta que se quedó dormido también.

Un ruido irritante invadió el sótano despertando al rubio que perezosamente abrió sus ojos. El ruido cesó de repente para su alivio y el de su cabeza, miró a su alrededor intentando recordar donde estaba hasta que sintió algo pesado en su cadera, dirigió su mirada aquella zona y vio un brazo envolviéndolo.

De repente las imágenes de lo que hizo lo golpearon haciendo que se sonrojara violentamente, levantó su cara de manera repentina y vio a Castiel durmiendo. Lentamente giro su cuerpo para quedar de frente, acercando su mano y comenzar a delinear suavemente la cara del pelirrojo.

Primero sus cejas largas y finas, su nariz pequeña, descendiendo hasta los labios que se sentían suaves al tacto. Retiro su mano y se fue acercando para saborearlos una vez más, pero una estridente melodía hizo que se alejara asustado y cayera del sofá al no estar del lado del respaldo.

Aun asustado busco la fuente de esa horrorosa canción que provenía de la mochila del pelirrojo, la abrió y busco hasta encontrar el teléfono de Castiel. Lo desbloqueo y se apagó al instante la canción que sonaba, miro y vio que era un mensaje de Lysandro preguntando donde estaba, rápidamente tecleo una respuesta a pesar de no ser su celular.

Se levantó de golpe, pero sus piernas le fallaron y estuvo a punto de caer al suelo, pero unos brazos detuvieron su caída que pudo haber dolido en sus manos y rodillas. Castiel lo tenía agarrado de la cintura, apegándolo a su cuerpo.

—¿Estas bien? —Pregunto Castiel estando completamente despabilado.

—Si… —Fue su respuesta, separándose rápidamente de él y despacio camino hasta su mochila ante la atenta mirada del mayor.

—Sobre lo de anoche —Comenzó a decir Castiel, pero fue interrumpido por Nathaniel de manera abrupta.

—Fue un error —Fue su respuesta estando de espaldas al pelirrojo mientras levantaba su mochila— Un simple revolcón.

—¿Qué? —Las palabras del rubio enojaron a Castiel.

—Hagamos como si nada paso —Nathaniel caminó hacia la escalera con lentitud por la incomodidad en su cuerpo, pero fue detenido por Castiel quien lo agarró del brazo y lo giro bruscamente.

—Pues yo no quiero hacer como si nada paso —Siseo muy molesto por la indiferencia con la que había hablado el otro, viéndole fijamente y notando la sorpresa en los ojos dorados.

—¿Que? —Susurro Nath sin poder creer lo que había escuchado.

—No puedo fingir que nada paso —Contesto más calmadó el pelirrojo, aflojando el agarre en el brazo del delegado— Yo te gusto, ¿no? Anoche después de hacerte masajes te quedaste dormido y cuando te tocaba dijiste mi nombre.

Nathaniel se sonrojo violentamente luego de escuchar lo que dijo Castiel que sonrió en grande.

—Solo tuvimos sexo, no significo nada —Mintió, aunque para él obviamente fue más que sexo. Quería irse, sentía sus ojos aguarse, no quería llorar frente a él.

—¡Para mí si significo algo! —Grito sujetando los hombros de Nathaniel quien lo miraba sorprendido y con los ojos brillantes por las lágrimas— ¡Para mí fue más que sexo!

—Suéltame —Susurro Nathaniel ocultando sus ojos con su flequillo mientras forcejeaba débilmente para liberarse del agarre del pelirrojo, manteniendo su cabeza gacha.

—No te voy a soltar —Con sus manos levanto la cara del rubio para que le mirará a los ojos— Anoche mientras te veía dormir lo único que pasaba por mi cabeza era que no quería dejarte ir, que de solo pensar que alguien más te tocara como yo lo hice y vea esas expresiones tuyas me hizo hervir de celos.

A cada palabra del pelirrojo, de los ojos de Nathaniel salían cristalinas lagrimas que eran secadas por los dedos de Castiel que acababa de descubrir que no le gustaba ver al rubio llorar, le revolvía el estomago y le llenaba de un sentimiento de culpabilidad.

—¿Que? —Fue lo único que salió de la boca de Nathaniel que sentía los dedos contrarios quitar las lágrimas que involuntariamente salieron.

—Pensé que eras más listo delegado —Sonrió divertido Castiel— En simples palabras me gus…

Su confesión se vio interrumpida por el rubio que lo beso. Sonrió y abrazo la cintura del delegado, apegándolo más él.

Siguieron besándose hasta que escucharon la puerta del sótano abrirse, provocando que se separarán bruscamente por el susto que les dio. Lysandro bajo lentamente y se sorprendió para luego sonreír al ver a Nathaniel agarrado del cuello de Castiel y este abrazándolo por la cintura, ambos sonriendo.

—Sí que se tardaron chicos —Comento Lysandro sonriendo, feliz por su amigo— Las clases ya terminaron…

Nathaniel se sonrojo por el comentario del albino que hasta donde le conocía, nunca le escucho decir comentarios como esos.

—Bueno, nosotros ya nos vamos de todos modos —Fueron las palabras de Castiel que agarró la mano de Nathaniel, caminando hasta las escaleras para salir del sótano.

—¿A dónde vamos? —Pregunto Nathaniel mientras caminaba al lado de Castiel aun agarrados de la mano, pasando por los pasillos del instituto que estaba vació.

—No se tu, pero yo tengo mucha hambre. Vamos a mi casa a comer y después, quien sabe —Sonrió de lado Castiel haciendo que Nathaniel se sonrojara, pero no dijera nada en contra a eso.

Pasaron por un bazar y compraron comida rápida para hacer en la casa del pelirrojo. Una vez en la caja registradora, Castiel se dio cuenta como lo miraba el empleado a SU rubio que estaba metiendo lo comprado en una bolsa. Antes de salir le mando una mirada de advertencia al chico y sonrió con satisfacción al ver la expresión de miedo que puso.

—¿Qué pasa? —Pregunto Nathaniel al ver que Castiel tenía el ceño fruncido desde que salieron del bazar.

—¿No viste como te miraba ese empleaducho del bazar? —Contesto refunfuñado ya que recordaba como veía a Nathaniel el otro joven.

—No me parecía que me miraba con esa intención —Respondió simplemente Nathaniel encogiéndose de hombros, acomodándose la mochila al hombro.

—Te comía con la mirada —Continuo Castiel, teniendo más para decir, pero no pudo.

El rubio agarro por cuello de la chaqueta a Castiel para atraerlo hacia él y besarle lentamente, desapareciendo lo que el pelirrojo tenía para decir.

—Yo solo tengo ojos para una sola persona —Dijo mirando fijamente a Castiel que tenía un brillo especial en sus hermosos ojos grises ante la seriedad de sus palabras.

—Y me asegurare de que eso nunca cambie, delegado —Sonrió el pelirrojo atrayendo al rubio para volver a besarlo.


Buenaaas~ E desaparecido por MUCHO tiempo, pero hace bastante tenía planeado retocar este fic que fue el primero que escribí y me daba vergüenza por como estaba hecho x'D Hace un mes o más lo mejore, no cambie la historia, sigue igual, pero la lectura es más fluida que antes que era en verdad algo muy mal escrito, aunque no soy una experta, pero estoy ahora si conforme como esta.

Espero que lo disfruten mejor así, aún recibo notificaciones de este fic y me alegra que les guste! Disfrutenlooo~

Sin más que decir, TsukkiSaurio, fuera~