Solo quiero estar contigo. Es tan simple y complicado como eso.

4 MENTIRA LA VERDAD.

—Es mentira... — especuló como si un segundo luego, aferrado a una pálida esperanza, Mikoto cambiaría los hilos del presente, de esa confesión de medianoche.

—Es la verdad— afirmó firme, segura y ocultando su dolor interior. Como toda mujer Uchiha. Como todo Uchiha.

—Es mentira, madre— Sasuke se exasperó y Mikoto intentó silenciarlo mediante señas —¡Es mentira!. ¡Hinata no es Hyuga!. ¡Esos gusanos nunca se la llevaran! ¡No! ¡De mi lado, no!.

Los espasmos retumbaban en la sala nocturna, no iba a llorar. No sabía que era llorar, no estaba triste estaba furioso. Sabría que algún día la sangre de Hinata tiraría, pero nunca creyó que tendría relación con la familia Hyuga, el clan mafioso que asesinó a su padre por investigarlos.

Mikoto se mordió los labios —Deberías entender que aquí y en cualquier parte Hinata no es de nadie. Ni de ellos, ni de nosotros, ni tuya. No es un objeto.

—Ella no querrá irse, lo sé— aseguró sin dejar de mirar el suelo.

—Volverán por ella— murmuró —Y con dieciocho años tu hermana debe saber su historia. Y decidir.

—No quiero que lo sepa. No quiero que piense en asuntos que no sabrá decidir. Solo la lastimarás, Mikoto. Ustedes los Uchiha solo saben lastimar... pero los Hyuga... eso si que nunca.

—La verdad es la verdad.

—¡Es mentira!— se arrebató con los ojos rojos por los derrames que le generaron la ira y los nervios —Hinata es Uchiha porque se crió con nosotros, es Uchiha porque le enseñamos nuestras formas. Ella es dulce, simpática, tímida y fuerte. Es tan fuerte, madre. No podría nunca llevar esos genes. Es una Uchiha.

Es Uchiha porque, sin saberlo, siempre supo como lastimarlo.

Un sonido a nariz congestionada atrajo la atención de madre e hijo. Ambos posaron sus ojos en la puerta donde Hinata, con su cabello largo hasta la cintura, su curvatura oculta tras un pijama suelto y sus largas pestañas, no disimulaba un llanto potencial. Detrás de ella, Itachi recostado contra la pared del pasillo, en las sombra de su hermana parecía inerte, sin saber como actuar por primera vez. Escucharon los gritos y el mayor no pudo detenerla.

—Entonces ... en... entonces es mentira que somos hermanos— atentó Hinata contra Sasuke.

Él era un experto en fracasar en las leyes. No concebía respeto y nadie le pudo poner prohibiciones, jamás. Solo había algo que detenía a Sasuke, a los impulsos indecorosos de amar a Hinata y era el hecho de que ella pensaba que eran verdaderos hermanos.

—Es mentira— reiteró ella, como un animal herido pero aun a la defensiva del disparo final.

Para Sasuke todo se había desvanecido, todo se había vuelto efímero, confuso. Caminó hasta ella ante los ojos estudiosos de su hermano y de su madre. En medio de aquella tormenta, el solo se veía y la veía.

Antes de secarle las lagrimas con la manga de su camisa y de besarla sin contenciones, le susurró —Mentira la verdad.


De a poco, de a poco este cerebro adormecido comenzó a terminar de editar el septimo circulo y a proyectar el final... gracias por su apoyo y paciencia infinita. Siéntanse muy amados por mi.