Quisiera aclarar que en este fic los gemelos tienen 18 años, ya salieron de la escuela y por eso se encuentra parcialmente erradicados en Gravity Falls…

Después de pensar por un tiempo en las situaciones en que actualmente se encontrada, Dipper llego a concluir que el masoquismo es algo natural en los Pines con respecto a las relaciones, o al menos así es en cuanto a los gemelos misterio, Mabel también estaba de acuerdo con él.

El menor de los Pines creyó que esa conducta solo era parte de él, vaya que trato de reprimir su enamoramiento, porque simplemente, era (y es) una locura.

¿Qué puede ser más peligroso que enamorarse de un maldito y despiadado demonio?

Nada, absolutamente nada. En su defensa este le provoco, Bill comenzó a acosarlo, quizá como táctica de distracción para alejarse de los diarios, pero cuando comenzó a visitarle algunas noches con el cuerpo de algún pobre chico –o de vez en cuando una chica- para "hablar" y el resto de las noches metiéndose en su mente mientras dormía, para producir sueños de lo más incómodos y bochornosos, fue cuando supo que se le estaba pasando la raya, lo peor es que a su pesar Dipper no sentía ningún rechazo ante los juegos nocturnos de Bill y aun peor, esa actitud tan agresiva y sádica le cautivaba por completo. Estaba absolutamente seguro de que algo tenía que ver con su pasión por lo misterioso, siniestro e inexplicable. Sin siquiera estar seguro de lo ser solo un juego para el demonio o algo real, se dejo llevar por este y termino abriéndole el corazón.

Por eso es que cuando Mabel se le acerco cohibida como nunca antes, para contarle de sus propios problemas amorosos, se sintió de alguna manera aliviado de no ser el único con esa especie de fijación amorosa.

-¡No puedo creer que me guste una persona tan arrogante, desconsiderada, superficial y mal-estereotipo-de-película-adolescente! –Sinceramente Dipper no tenía ni idea de a quién se refería, la verdad es que si no fuera por la cara de preocupación de Mabel hubiera pensado que se enamoro de otro chico raro más.

-¿Y quién es él?- Mabel se sonrojo al escucharlo y murmuro muy bajito.

-Es ella… es Pacifica- El chico no pudo evitar la impresión, para luego reírse molestando a Mabel.

-¡No te rías! ¡No es una broma!- Antes de que su hermana fuera a golpearlo o algo él respiro profundo antes de continuar hablando.

-Es gracioso porque resulta que estoy en una situación similar… veras…- Con una corta explicación Mabel quedo igual o más sorprendida que Dipper, que ambos estén enamorados de sus archí-enemigos le dio una razón más para ir tras ella ¿Si Dipper puede conquistar a un demonio, como ella siendo tan adorable, no puede derretir el corazón de hielo de Pacifica?

Bueno, tampoco fue algo fácil, vencer la vergüenza le era tan raro, nunca tuvo ese problema a la hora de coquetear con un chico, pero con la rubia las cosas eran distintas, en primera, porque ni siquiera sabía si le gustaban las chicas, y también porque es tan jodidamente distante y eso le atraía tanto, más que todas las sonrisas de galanes, ver la mirada desafiante de Pacifica, esos ojos que se trasmitían inseguridad, era tan adorable…

Mabel tenía una sonrisa en su cara, salió con Pacifica al centro comercial, la invito a ir de compras y sorprendentemente la rubia se había negado de primeras, después de conseguir que se probara aunque sea una prenda vio el porqué se rehusaba tanto.

Pacifica se miraba al espejo de todos los ángulos, escondiendo estomago, acomodando el escote de blusa, visiblemente molesta con todo lo que no lograba esconder.

-Agh... Es horrible- Frunció las cejas frustradas.

-¡Pero se te ve fantabulosa!- Mabel le sonrió, sin poder evitar mirar el escote… estaba bien dotada.

-¡Por favor! ¡Parezco una vaca! Mira esas caderas- A Mabel le sorprendió el hecho de que ahora le hablara como si fueran amigas de toda la vida.

-Estas lo-loca, eres todo un bombón- Le guiño la castaña, esperando que la rubia captara el coqueteo y no lo viera solo como un cumplido amistoso.

-Solo lo dices para hacerme sentir bien, no sabrías lo que es verse tan gorda… tú tienes el cuerpo perfecto- Se sonrojo ¡Pacifica se sonrojo! Mabel casi tiene un ataque de exceso de ternura, de no ser porque la veía tan afligida.

-¡PFF! El mismísimo Dipper me ha dicho que podría trabajar de medio tiempo como tabla de planchar- Se rio, no necesitaba tener pechos y caderas despampanantes para sentirse bonita, sabía que lo era.

Pacifica la miro de arriba abajo para luego sonreír tímidamente.

-Supongo que es mejor tener que no tener- A pesar de la frase maliciosa, no sonó para nada burlesca, más bien una frase para terminar la conversación.

Después de un par de meses comenzaron a salir y obvio el primero en saber fue Dipper. Mabel corrió hasta su gemelo que estaba recostado en la cama.

-¡ADIVIDA QUIEN TIENE NOVIA!- Casi se muere de felicidad al pronunciar la palabra "novia", le daban ganas de gritarla una y otra vez, era como si la palabra hubiera adquirido un nuevo significado increíblemente íntimo.

-Ngh… Felicidades Mabel, pero me estas aplastando- Mabel miro a su hermano, que parecía triste.

-¿Qué pasa, Bro-bro?- Le acaricio el hombro, dándole a saber que podía contarle lo que quisiera, porque desde siempre que se cuentan todo (tarde o temprano). Dipper se debatió si decirle, no quería bajarle los animos a su hermana.

-Nada, solo pelee con el estúpido de Bill- Su voz sonó más grave y más amarga que antes.

-¡ERES IMBECIL! ¡No tenias que matar a un chico para quedarse con su cuerpo ¡¿Y si un conocido de ese te reconoce?!- Dipper estaba hiperventilado.

-¡LA ULTIMA VEZ DIJISTE QUE ME VEIA SEXY ASÍ!- Grito el demonio en un cuerpo, que de hecho, era muy sexy para Dipper, un chico de unos 20 años, delgaducho y alto, de tez morena y cabello rubio fluorescente, obviamente de fantasía.

-¡NO ERA PARA QUE MATARAS AL POBRE TIPO!- Le grito aguantando las ganas de pegarle, el demonio frunció el ceño dejando de lado toda la apariencia de galán.

-¡TAL VEZ SOLO QUERIA HACERTE UN DETALLE! El tipo era de Nuevo México e iba a morir dos horas después de todos modos… Y es nuestro maldito cuarto mesiversario, estúpido Pino…- Termino el demonio desapareciendo antes de que Dipper siguiera procesara todo y tratara de disculparse.

-¡Espera! Ni siquiera sé donde estamos…- Bill solía transportarlo a sus citas en lugares bonitos, esta vez era la orilla de una laguna en medio de un bosque. Ni siquiera estaba seguro de estar en Estados Unidos…

-… Eso paso, al menos estaba a unos kilómetros del pueblo… - Termino apoyando su cara en sus manos -Soy idiota, después de todo Bill es un demonio, no debería querer cambiar su naturaleza.

Mabel apoyo su cabeza en el hombro de su hermano, frotándole el brazo –Él lo sabe todo, entonces sabe que te arrepientes, solo debe estar dejando que se le enfríe la cabeza de Dorito que tiene- Ambos rieron, quitándole importancia, incluso Mabel que era tan optimista sabia las peleas que se vendrían con la rubia millonaria serian frecuentes, pero hará su esfuerzo por evitarlas en lo absoluto.

Pasando el tiempo las relaciones evolucionan, se vuelven más intensas y para los gemelos eso era algo de temer.

Una mañana el tío Stan les hizo levantarse a las malditas 6, alegando que llegaría un lote de turistas japoneses llenos de dinero e ingenuidad.

Dipper fue el primero en tomar la iniciativa de salir de su cama, pero apenas trato de sentarse en la cama soltó un quejido de animal herido.

-¿Muy salvaje?- Rio Mabel, comprendiendo de inmediato la situación, desde su propia cama, aun que poco se le entendía porque estaba boca abajo.

-¿Desde cuándo que duermes así?- Evadió la incómoda pregunta viendo como tenia doblado su cuello de una manera poco saludable.

-Desde que Pacifica decidió afilarse las uñas en sus sesiones de manicura- Rio quejándose también mientras trataba de levantarse sin moverse de más. Dipper se sonrojo ¿Cómo podía hablar de eso con tanta soltura? Él de solo recordar sus momentos con el demonio se avergonzaba tanto que temía que se fuera a evaporar.

-¡Mira esto!- Mabel le dio la espalda y levanto su camisa de dormir, efectivamente tenía cuatro uñas marcadas con rojo en cada omoplato dibujando su forma.

-Ouch…- Dipper al menos agradeció el hecho de que Bill no lo rasguñara como un animal, pero aun así tenia esa extraña fascinación por las posiciones más extrañas del jodido kamasutra.

Así como dolor físico también podían herir sus sentimientos, las veces que ambos se encontraban con el rostro por el suelo y más de alguna lagrima era muchas, ambos tenían su rutina, conversar de lo sucedido mientras tomaban un chocolate caliente o un helado, dependiendo del clima, se desahogaban y terminaban viendo el Pato Detective.

Si, les gustaba el masoquismo, debían admitirlo, no se imaginaban una relación sin peleas a muerte, sin sexo ni besos violentos. Era algo que llevaban de manera inexplicable en la sangre, aunque sabían que al menos no eran unos enfermos, porque también disfrutaban de el lado B de su respectiva pareja, de esas mañanas con besos en toda la cara, sorpresas literalmente increíbles como un viaje sorpresivo a Italia o Francia, sea en jet o tele transportación, esos sonrojos, abrazos de oso, apodos burlones, o cosquillas malignas. Ambos disfrutaban al máximo, porque sabían que llegaría el momento, donde todo tendría el fin, y tenía fecha y hora…

-Hey Mabel- Pacifica vio a la castaña llegar al punto de encuentro, era de noche y ambas tuvieron mucho cuidado de salir de sus casa sin que nadie las viera. Mabel se acerco a besarla, pero esta se alejo –Ya no puedo seguir con esto…- la rubia sentía que su voz se quebraba –Solo… solo te estoy haciendo daño- Termino apretando sus dientes de la rabia.

-¿Qué?-

-No podemos seguir, esto va a terminar muy mal- Se refugió en su abrigo, sin creer sus propias palabras –Estoy comprometida-

-¿Qué? ¿Desde cuándo?-

-Desde hace un año… mi familia esta muy endeudada, y los Grinnell tienen un hijo de mi edad, dicen que está interesado en mi…- Sentía que temblaba ante la mirada de Mabel, no quería dejarla, no importara cuanto compitieran por cada cosa que hicieran, se divertía con ella, la amaba.

-¿Te casaras con un extraño porque tus padres lo dicen? ¿Dónde está tu puto amor por ti misma?- La tomo de los hombros, estaba tan enojada que la insulto, ella nunca insulta.

-¡Es eso o nos matan! ¡Estamos con toda esa mierda hasta el cuello!- Pacifica la abrazo, no quería soltarla, no quería volver a su casa, no quería casarse con ese tipo, pero tenía que sacrificarse por su familia, era eso morir en las manos de un sicario.

Mabel recibió el abrazo, comprendiendo que ya no había nada más que hacer, no eran duendes ni zombis los que las perseguían, no podía defenderse con un sopla hojas o karaoke, ningún libro tenia la solución a esto.

Mientras Mabel consolaba a su novia Dipper perdía la cabeza.

Dipper leía una y otra vez sus libros y esa carta anónima que había llegado. Todo coincidía, el final estaba tan cerca que sentía que le estaba pisando los talones, Bill cumpliría su misión, tomaría el poder y el apocalipsis exterminaría todo lo conocido… Si no lo exterminaba antes.

Revisaba en su libro una y otra vez, debía haber una manera, una manera de contenerlo, de evitar que ese día llegara.

Su mente estaba tan absorta en el problema que no noto cuando el demonio apareció ante él, en ese cuerpo humano con el que frecuentemente se paseaba por Gravity Falls.

-Ya lo sabes- Sentencio mortalmente serio.

Dipper asistió intimidado por su rigidez -¿No puedes cambiar de parecer? ¿Darle más tiempo a la humanidad? ¿Aun que sea cien años más?- Dipper no sabía cómo sentirse al respecto, si triste, aterrado o furioso, solo notaba esa incomodidad asesina en el estomago, como si las supuestas mariposas fuera millones de hormigas come carne en su interior.

-No entiendes cómo funciona el mundo de donde yo vengo, desde antes del inicio de todo lo que conoces el tiempo estaba determinado… Solo cumplo mi deber- Ni siquiera se veía afectado y eso enfureció al menor.

-¿Y qué pasa conmigo? ¿No te dará remordimiento cuando sea aniquilado junto con mi familia?- Bill lo miro intensamente, escarbando su mente antes de besarlo, Dipper lo empujo.

-¿Esa es tu respuesta? No me dices nada con eso, maldita sea.

-Solo quiero que sepas que si intentas derrotarme, te matare- Dipper sintió que su corazón se salía, retrocedió asustado.

-No… todo fue mentira…- Sintió que se iba a desmayar, no podía ser posible ¿De verdad no sentía nada?

Bill sonrió cansado.

-No, no es lo que quiero decir, te amo Pino, te amo más de lo que cualquier demonio debería amar lo que sea- Solto un suspiro mientras se le acercaba al chico que luchaba por no llorar –Pero se vienen cosas horribles, y la gente que sobreviva al primer impacto solo vivirá en la eterna agonía… Y si lograras derrotarme, hay mil demonios más crueles que yo y esos de verdad son desalmados. No quiero que pases por eso- Le tomo la barbilla y Dipper juraría, por todos los cielos e infiernos que le vio los ojos llorosos por un segundo.

No dijo nada y prefirió besarlo.

Cuando Mabel llego a la cabaña y entro a la habitación encontrado a Dipper fingiendo que dormía, prefirió no decir nada, por primera vez sus problemas eran demasiado grandes como para siquiera preguntar por cortesía que le ocurría.

Esa noche ninguno de ellos durmió.

Nada de esto era justo, pero ellos fueron los que se enamoraron a sabiendas de que no terminarían en nada bueno.

¿Para qué culpar al destino si eso fue lo que ellos se buscaron?