"Día 37. Diario mental de Rivaille. Nota final"

La habitación, en silencio, dejaba escuchar como nuestros cuerpos se desvanecían en placer, los sonidos propios de las pieles que se encuentran y se buscan, el olor de la pasión y el sabor del sexo…

– Rivai…lle –mis dedos le recorren la piel y cada roce le provocaba un escalofrío de placer.

Abro el cajón y saco el bote. Me mira extrañado.

– ¿De verdad hace falta eso…?

– ¿Te atreves a hacerlo sin nada de lubricación? –enarco una ceja.

– ¡N-No! Claro que no. Pero es vergonzoso.

Le doy la vuelta al bote y dejo caer el líquido sobre mi mano. Parte del líquido cae en el estómago de Eren, y el frío estremece su cuerpo de placer. El contraste entre el calor del cuarto y el frío del aceite parece que lo excita. Veo cómo agarra las sábanas mientras me ve posicionarme encima de él.

Con las manos lubricadas, acaricio la cara interna de su muslo, y voy subiendo la mano muy despacio. Eren arquea su cuerpo ante el contacto y la piel responde al instante erizándose. Paso los dedos hacia la parte baja de su espalda y, de manera instintiva, acerca su cuerpo hacia el mío deslizándose sobre la cama.

Me llama la atención la ansiedad que tiene Eren en estos momentos. Cuando mi mano estuvo en el lugar indicado, introduzco un dedo con suavidad, sintiendo cada parte de su interior. Al instante, Eren gimió roncamente mientras se retorcía con suavidad.

– ¿Cómo quieres que lo mueva? —pregunté en su oído.

– N…no ha…gas…pregun…tas…extrañas.

Era divertido.

– ¿Quieres que me detenga… O sigo? –dije a la vez que movía el dedo.

Para demostrar que la amenaza no iba en broma, paré.

– No… —me contestó con los ojos entrecerrados y quejándose—. No pares, Rivaille. Por favor.

Al escuchar aquella frase de sus labios, sentí una fuerte punzada de placer y empecé de nuevo a mover el dedo. Aumenté un poco la velocidad y Eren comenzó a respirar con dificultad mientras sus dedos apretaban y aflojaban las sábanas.

– ¿Y qué te parece esto? —dije a la vez que un segundo dedo entraba en su cuerpo.

- ¡Ah! ... Ah ... No ...

– Vaya, con que esto sí te gusta… —me acerqué a su rostro, poniendo mi cara pegada a la de él—. Estás tan caliente… —Le susurré mientras lo besaba por la mejilla. Sentí como su cuerpo se iba adaptando, relajándose, dejándose llevar… Ya estaba preparado.

Cogí de nuevo el aceite que había dejado sobre la cama y le abrí las piernas.

– Déjate caer más con el cuerpo.

Él obedeció y dejé caer el líquido sobre su entrepierna. Decidí también humedecer el mío propio. Eren observaba la escena, tumbado en la cama. Seguramente esta es la primera vez que vive un momento como este, por no decir que obviamente. Veo como traga saliva.

Agarrando sus caderas, lo acercó hacia mí. Con mi mano acaricio la entrada, introduzco un dedo y lo vuelvo a sacar. Hice eso varias veces, y cada vez que lo hago Eren gemía suavemente, cogiendo aire y soltándolo.

– Eren, voy a meterla.

Nada más escuchar mis palabras, agarra las sábanas con fuerza y cierra los ojos.

– Relájate.

Él afirmó con la cabeza. Ayudándome con la mano, apoyo la punta en la entrada. Eren suelta el aire que tenía contenido y con la misma volvió a coger aire.

– No. No hagas eso. Tienes que respirar. No aguantes la respiración.

Al parecer le era difícil respirar con lentitud mientras notaba como entraba en él. Sin embargo, decidió hacerme caso.

Bien. Lo está haciendo bien.

Hasta que llegó el dolor. Eren apretó fuerte su entrada y se cerró a mí.

– ¡Para! —gritó—. Oye, Rivaille… Duele.

– Es normal… En serio.

Intento introducirla con suavidad, pero fue en vano. Estaba demasiado cerrado y si seguía metiéndola le podría causar más dolor del necesario.

– ¡No! Es demasiado…grande… —susurró—. No va a entrar...

No pude evitar que aquellas palabras fuesen directas a mi ego, excitándome aún más si cabe.

Eren me detuvo con las manos apoyándolas en mi pecho. Sollozó y me suplicó que parase.

– Mírame. Venga, mírame a la cara.

Eren alzó la vista poco a poco y se hundió en sus ojos. Me acerqué y besé sus labios, un beso suave.

– Lo estás haciendo muy bien.

Sin darle tiempo a pensar en nada y aprovechando que Eren se había relajado por el momento de calma, me introduje por completo en él, sin detenerme, despacio pero sin pausa. Tuve que morderme el labio para aguantar un gruñido y cerrar los ojos al sentir la calidez de su interior. Era tan placentero que no terminar ahí mismo me supuso un gran esfuerzo.

– Duele…mucho…

– Shh… —lo tranquilicé al oído.

Decidí quedarme quieto durante varios segundos, esperando que el interior de Eren se adaptase un poco.

– Voy a moverme despacio, ¿vale?

- ... Hmm.

Eren iba relajándose poco a poco con mi movimiento. Noto en su expresión que el escozor aún no había desaparecido, pero entraba y salía con mucha suavidad.

– Ya…te va gustando…eh… —dije desde arriba.

Empiezo a gruñir sin contenerme esta vez y a soltar jadeos por las sensaciones que me produce estar en su interior. Aun teniendo los ojos entrecerrados, veo como la mirada de Eren desprende curiosidad, y satisfacción en su expresión.

– ¿Te gusta, Rivaille? –me pregunta, poniéndome sus manos en mi rostro—. Dime que te gusta.

– Shh… No digas nada…

– No, Rivaille... –la voz se tornaba llorosa—. Dímelo… Por favor.

Joder. No puedo contra él así.

– Me encanta –y nada más escuchar mi respuesta, suelta una pequeña risita terminada en un jadeo.

Alza sus caderas y gime de manera más fuerte. Le cojo las piernas colocándomelas sobre mis antebrazos. Quería entrar más rápido y más adentro, pero me estaba conteniendo.

– Ahora sí… que se siente bien... ¿eh, pequeño?

Seguí penetrándolo, todavía despacio y con cuidado.

– No…

¿Cómo que no?

– ¿Qué pasa?

– No tan... Ah…lento… hah…hm más rápido…

Mirándolo desde arriba, sentí que podría terminar en cuestión de segundos tan sólo escuchándolo decir aquellas cosas y viendo las expresiones que hacía mientras lo decía. Me coloqué en una posición mejor, bajando un poco las caderas y subiendo las de él para poder acelerar el ritmo.

Eren, agarrándose a mi espalda, gemía sin parar.

– Dios, sí… —dije, entre jadeos.

Eren río arriba.

– ¿De qué te estás riendo, mocoso?

Eren cogió impulso y escaló hasta mi cuello dejándome un poco desconcertado al principio. Notaba sus labios en mi oreja y sus gemidos me provocaban escalofríos por todo el cuerpo.

– Me gusta ver…hah…como…reaccionas…ah…ante mí.

Trago saliva. Me enfurece el simple hecho de que este niño se crea superior, y sobre todo en este tipo de situación. Se lo hago notar y agarro sus dos muñecas con una mano y las pongo por encima de su propia cabeza. Caigo con él sobre la cama y nuestros rostros se quedan a escasos centímetros.

No puedo evitar notar su respiración agitada y su evidente sonrojo. Se deshace de mi agarre y pasa sus manos por mi nuca con cuidado, entrelazando sus dedos en mi cabello.

- Rivaille ...

– No –se sorprende ante mi negativa, tanto que veo un atisbo de dolor en sus ojos–. Levi. Dilo así.

Sus ojos se empiezan a humedecer y me dedica una abierta sonrisa llena de emoción. No me contengo más y comienzo de nuevo con las penetraciones.

– Levi… ¡Levi! –grita con entusiasmo mi nombre entre gemidos.

Y escucharlo de sus labios solo me provoca más incertidumbre. Simplemente escondo la cabeza en su cuello mientras siento como llega a su propio límite. Eren entrelaza sus piernas en mis caderas y me agarra más fuerte del pelo.

– Sigue… Levi —me susurra Eren—. Ahh...

– ¿Ya no aguantas más? —lo muerdo en el cuello, penetrándolo a la vez con largas y profundas embestidas.

Él no contesta. Los gemidos de Eren, cada vez más agudos y entrecortados, se mezclaban con el sonido de la fricción de nuestros cuerpos.

Mis penetraciones se vuelven rápidas, muy rápidas. Eren, eufórico, gime sin parar y se sujeta desesperado a mi espalda. Lo embisto sin detenerme ni un momento. Notando como su interior se contrae, Eren llegó al orgasmo con un grito mientras su cuerpo temblaba en mis brazos.

Con un gemido profundo y tosco, me corro en su interior, llenándolo por completo. Di tres últimas penetraciones profundas y lentas.

Quizás fue la excitación de saber que me había corrido dentro, quizás fue ver su rostro pintado de placer al ver que también se había corrido, con las gotas de sudor recorriendo su frente, su cuello, su clavícula… Quizás fue todo junto lo que me ocasionó un intenso orgasmo. Un orgasmo que nunca había sentido antes.

- Ah ...

Nos quedamos inmóviles, sudados, uno sobre el otro y la quietud dominó la habitación. Se escuchaba el viento golpear sobre la ventana y las respiraciones aceleradas.

– Tú… lo hiciste dentro de mí…

Me levanto apoyando ambas manos a los lados de su cabeza. Veo cómo mi esencia se desliza desde su interior hacia sus muslos lentamente.

– Lo siento, no quer-

– ¡No! No… En realidad, ha estado bien… —dijo, mientras se sonrojaba al bajar la mirada.

Sus pequeñas manos recorren mi abdomen con curiosidad hasta llegar al punto de unión. Me muevo hacia adelante para que me sienta aún en su interior y al instante se estremece, soltando un gemido. No se lo esperó.

– Levi... No puedo más...

Me separo de él suavemente, pero igualmente hace una mueca de dolor. Me dejo caer a su lado, aunque inmediatamente tengo ganas de limpiarme. Hago ademán de levantarme, pero Eren me sujeta del antebrazo y se tumba encima de mí.

Molesto, apoyo la cabeza en la almohada pasando ambos brazos por detrás de ésta y observo al pequeño cómo me escruta con la mirada apoyando la barbilla en su mano.

– Levi, entonces, después de esto… –no puede evitar sonrojarse, pero sé lo que está apunto de decir, así que se lo impido.

– ¿De verdad crees que todo esto ha sido para que aprobaras? ¿De verdad lo crees así?

– Bueno… S-Supongo, no encontraba otro motivo, la verdad.

Le sujeto el mentón y lo alzo. Nuestras miradas se cruzan.

– Lo hay.

– Ah, ¿sí?

– Supongo.

– ¡¿Eh?! ¿Cómo que "supone"? No, no, dígalo.

Y mientras lo sigo escuchando quejándose e insistiendo, empieza a dar botes encima de mí, haciendo que la cama cruja levemente. Enarco una ceja. Le agarro de los antebrazos y sin darle tiempo ni siquiera a sorprenderse, le bajo rápidamente y le cubro con la manta.

Se hace el silencio, aunque solo unos pocos segundos.

– Oye, Levi –le escucho a través de las sábanas–. ¿De verdad lo hay?

Ladeo la cabeza en su dirección y veo cómo se asoman sus ojos verdes profundos llenos de expectación.

– Supongo.

Las sábanas hacen fricción y noto a Eren acurrucándose a mi lado. No se lo impido. Doy un largo suspiro ya cansado. Me doy la vuelta y paso mi brazo sobre él, dejándolo caer. Escucho una casi imperceptible risa.

– Lo hay, lo hay –canturrea suavemente.

No puedo evitar atraerle más a mí.

- Mocoso.


¡HolaHola!

Este es el final y espero que os haya gustado.

Me disculpo porque cometí un grave error al subir el segundo capítulo dos veces. Como dije, soy nueva y no lo controlo muy bien. ¡Perdón! No volverá a suceder.

Subiré más fics variando el tipo de anime. El próximo por ejemplo será de Kuroko no Basuke, "KagaKuro", ¡obviamente!

Muchísimas gracias por haberme leído. Os espero otra vez.

¡Adiós!