Este fic participa de la actividad del mes de febrero del foro ¡Siéntate! : "Concurso Besos Inolvidables del foro ¡Siéntate!".

Sobre la actividad: El reto es escribir un fic donde se "recree" el beso elegido de película/serie/animé/libro a elección.

Beso elegido: De la película Mi primer beso (My Girl) donde Vada y Thomas J. se besan bajo el sauce.

Votación: Pueden votar por los fics participantes del 3 al 10 de marzo de 2015 en el enlace que está en mi profile y por supuesto darse la vuelta por el foro ¡Siéntate! y leer los otros fics (el enlace también está en mi profile). Gracias por tu apoyo.

Disclaimer: Inuyasha, y sus personajes pertenecen a la gran artista Rumiko Takahashi. Yo sólo me estoy divirtiendo con ellos un rato.

Y no se olviden de dejar un review.


Un grito de Sango interrumpió la calma vespertina.

- ¡No quiero oír sus excusas baratas excelencia!

- Pero Sango, por favor estás malinterpretando las cosas.

- Yo lo vi todo muy claramente.

Shippo, Kagome e Inuyasha miraban a Sango y Miroku discutir desde una distancia prudencial. El monje trataba de tranquilizar a la exterminadora, quien amenazaba con golpearlo en cualquier momento.

- Kagome, ¿por qué discuten Sango y Miroku? - preguntó Shippo.

- Pues parece ser que Sango vio a Miroku besando a una chica en la última aldea que visitamos. – respondió la pelinegra.

- Tanto escándalo por un beso – gruñó Inuyasha.

- ¿Cómo puedes decir eso Inuyasha? – preguntó Kagome.

- Pues no veo porque armar tal escándalo por algo tan trivial como un beso.

- Entonces para ti un beso no es nada importante ¿no? – dijo Kagome - Te olvidas que cuando Kikyou te besó estabas tan distraído que casi acabas en el mismísimo infierno.

- ¿Cómo… tú… nos… viste…? – balbuceó Inuyasha. - ¡Me estabas espiando!

- ¡Yo no te espiaba! Además qué importa después de todo dijiste que un beso no es nada importante. Me quedo traquila entonces, si algún día beso a Kouga ya sé que a ti eso no te va a molestar.

- ¿Y porqué besarías a ese lobo rabioso? - preguntó Inuyasha encolerizado.

Viendo Shippo cómo la discusión de Kagome e Inuyasha iba en aumento, decidió que era un buen momento para dar una caminata en compañía de Kirara, a quien la pelea entre Sango y Miroku ya también la tenía aburrida. Juntos caminaron por un sendero hasta un lago. A la orilla del lago había un enorme árbol cuyas ramas se extendían por sobre el lago. La suave brisa mecía las ramas y agitaba las hojas.

Shippo sonrió ante la hermosa vista. Trepó al árbol y se recostó en una las ramas dejándose acunar por el viento. Kirara siguió su ejemplo y trepó hasta una rama cercana, dispuesta a dormitar un poco. Sin embargo, la discusión de sus compañeros había dejado algo intranquilo al pequeño zorrito.

- No entiendo Kirara ¿si como dice Inuyasha un beso no es nada importante, por qué Sango y Kagome se molestan tanto?

Kirara miraba al pequeño demonio. La gata de repente alzó su cabeza al escuchar ruidos extraños en las ramas superiores del árbol. Pronto se hizo obvio que no eran los únicos que habían elegido al frondoso sauce para descansar.

- ¿Quién… quién está ahí? – preguntó Shippo temblando mientras Kirara se erizaba.

- ¿Eres tú Shippo?

- Esa voz yo la conozco.

De la rama superior se asomó un rostro que Shippo conocía muy bien y que era el último que esperaba ver en un lugar como éste.

- ¡Sabía que eras tú Shippo!

- ¡Souten! – exclamó Shippo al tiempo que Souten brincaba hacia la rama de Shippo.

- Ha pasado tiempo Shippo.

- ¿Pero qué haces aquí Souten?

- Pues cuando desistí en mi venganza decidí recorrer estas tierras y me encontré con este hermoso árbol. Lo estuve dibujando pero me dio sueño así que decidí subirlo y dormir una pequeña siesta antes de seguir mi camino. Mira ¿qué te parece?

- Es un excelente dibujo Souten.

- Gracias a los crayones que me diste aunque ya casi los he gastado todos. - dijo Souten algo sonrojada pues desde su último encuentro el zorrito la había impresionado mucho - Y tú Shippo ¿qué hacías por acá?

Shippo le relató a Souten lo sucedido con sus amigos y la discusión de éstos.

- Realmente los adultos son extraños. Recuerdo que mi hermano Hiten era muy popular con las chicas. De vez en cuando lo veía besándolas en la boca – dijo Souten – Oye Shippo ¿alguna vez has besado a una chica?

- ¿Cómo?

- ¿Qué si has besado a una chica en los labios?

- Yo… no nunca lo he hecho –balbuceó Shippo completamente sonrojado -… ¿y tú?

- Yo… tampoco – dijo Souten con sus mejillas sonrojadas.

Ambos miraban sus reflejos distorsionados en el agua del lago sin hacer comentario alguno.

- Tal vez deberíamos intentarlo. – dijo Souten rompiendo el incómodo silencio – Digo para ver por qué tanto escándalo, ¿no crees?

- ¿Intentar qué cosa? – preguntó el zorrito.

- Deberíamos besarnos Shippo.

Shippo sentía su cara arder y estaba seguro que debía estar rojo como un tomate.

- ¿Qué dices? – preguntó Souten.

- Pero yo… no sé cómo. - dijo Shippo al no tener una mejor respuesta.

- ¿No has visto a otros besarse?

- Pues sí.

- Bueno lo primero que debemos hacer es practicar. Practica en tu brazo así – dijo Souten mientras besaba su antebrazo.

- ¿Así? – preguntó Shippo imitando a Souten.

- Sí… Bueno suficiente práctica.

Souten y Shippo se miraban frente a frente. Kirara observaba a la pareja con interés.

- Bien Shippo a la cuenta de tres – dijo Souten con la cara sonrojada.

- De acuerdo – respondió Shippo quien sentía latir su corazón muy fuerte.

- Bien uno… - dijo Souten acercándose.

- Do…dos… - dijo Shippo acercándose.

- Dos y medio.. . – dijo Souten .

- ¡Tres! – dijo Shippo.

Con los ojos cerrados y a la cuenta de tres, Shippo y Souten se besaron rápidamente. Ambos se contemplaban totalmente sonrojados. Kirara miraba sorprendidos a ambos.

- Bi… bi... bien Shi… ppo… di algo ¿no? – dijo Souten pero Shippo seguía mudo - ¡Ay no te quedes callado!

Shippo se levantó para decirle algo, pero sus patitas temblaban tanto de la emoción, que no lo sostuvieron. El zorrito resbaló de la rama y cayó como roca en el lago.

- ¡SHIPPO!

Souten ayudó a salir del lago a Shippo. Ya en la orilla ambos permanecían en silencio. Shippo estaba acostado sobre la hierba mirando hacia el cielo, mientras que Souten estaba sentada junto a él.

- ¿Estás bien Shippo? – preguntó Souten.

- Sí… creo que debo regresar con los demás Souten. Seguramente Kagome estará preocupada.

- Sí claro.

Shippo se levantó y dio unos pasos en compañía de Kirara. Souten lo miraba aún sonrojada. De repente Shippo se detuvo.

- Fue muy lindo, Souten – dijo Shippo dándole la espalda – en realidad fue muy lindo besarte.

- ¡Shippo! – dijo Souten con las mejillas ardientes.

- Nunca lo voy a olvidar – dijo finalmente Shippo mientras salía corriendo sintiendo que su corazón le palpitaba con fuerza, seguido de cerca por Kirara.

Esa noche, todos estaban cenando las sopas instantáneas que Kagome había traído del futuro. Desde que había regresado, Shippo estaba distraído y callado. Kagome caminó hasta donde se encontraba el pequeño, mirando pensativo hacia las estrellas.

- Aquí está tu sopa Shippo.

- Gracias Kagome, - respondió Shippo tomando la sopa – Oye Kagome.

- Sí Shippo.

- Inuyasha está equivocado.

- ¿Acerca de qué?

- De los besos. Los besos no son cosas triviales Kagome.

Kagome lo veía sorprendida y sin entender el porqué de esas reflexiones.

Shippo había aprendido algo ese día: los besos son significativos, si la persona a quien besas es importante para ti. Y esa era una lección que Shippo jamás olvidaría.

FIN