Disclaimer: Este fanfiction está basado en el manga "Okane Ga Nai" escrito por la talentosa Shinozaki Hitoyo, ilustrado por Kousaka Tohru y publicado por la Editorial Gentousha. Por lo tanto ni la historia ni ninguno de los personajes me pertenece, así como tampoco pretendo ganar dinero con esta publicación.


27/02/2015

CAPÍTULO 1

Ayase no había podido levantarse de la cama en la mañana de ese día por más que lo había intentado en vano. Su amo, Kanou-san había estado muy 'energético' toda la noche anterior, los moretones y chupetones cubrían una gran parte de su inmaculada piel, especialmente en algunas zonas estratégicas y como resultado, el dolor en su zona perineal y lumbar le había impedido moverse del lecho, por lo que Kanou-san de forma misericordiosa le había dicho que se quedara acostado para restablecerse y prepararse para la noche cuando él llegara del trabajo.

"Abre las piernas Ayase… slurp… no dejes de mirarme…." musitó Kanou mirándolo fijamente a los ojos mientras lamía y chupaba el miembro de su mascota, que contemplaba horrorizado como su amo usaba su boca y sus dedos como preparación para el inevitable y humillante asalto a su humanidad.

"No… para por fa-…a hhhhhh…. Uuuurrrrghhh…. Arrrhgg... ahhhhhhhhhh…Kanou-san… me voy a veeeniiirrr…." Alcanzó a decir Ayase entre gemidos, cerrando los ojos involuntariamente.

"¡PAF!... Auuuuggghhh" el golpe de la fuerte palmada de la mano gigantesca de Kanou contra sus glúteos seguido de dos fuertes pellizcos a sus pezones, le arrancó un grito agudo de dolor a Ayase, haciendo que las lágrimas saltaran de sus ojos sin control.

"Te, dije, que, NO, CERRARAS, LOS OJOS… ¡Además él único que puede decir cuando venirte soy yo!", gruñó Kanou, con una sonrisa de satisfacción en su rostro cuando vio que Ayase volvía a mirarle con una mezcla de dolor y deseo pintada en todo su angelical rostro.

"¿Te he dicho cuanto me pone ver la expresión que pones justo antes de venirte Ayase?... es tu culpa que yo no pueda resistirme a hacerte mío y me hagas perder dinero cada día…", prosiguió hablando Kanou, tan calmadamente cómo si estuviera hablando del clima fuera de la habitación, mientras agregaba otro dedo a los tres que entraban y salían con fuerza del esfínter inferior de Ayase, cuya habla se había reducido a los gemidos de placer mezclados con los gritos de dolor con cada embestida del puño de Kanou.

'No quiero esto, no quiero esto, no quiero esto, no quiero… esto…, no quiero esto…', la frase era el mantra que siempre ocupaba la mente en autopiloto de Ayase en esos momentos. Era la única manera de preservar su salud mental frente a todas las horribles imágenes, pensamientos y sensaciones que acompañaban cada encuentro con Kanou.

Cuando estuvo seguro que Ayase no osaría rebelarse contra él, Kanou lo obligó a ponerse en cuatro sobre las sábanas ya manchadas de semen y sudor. Era la cuarta vez esa noche que le demostraba a Ayase el amor que le tenía y parecía no estar dispuesto a detenerse antes del amanecer.

Ayase, con la mirada vacía y perdida en las sábanas bajo él, sólo atinó a sollozar cuando sintió como el monstruoso miembro de Kanou le desgarraba sus entrañas con cada embestida. Se sentía sucio porque aunque odiaba con todas sus fuerzas el acto en sí y sufría cada vez, al mismo tiempo su cuerpo respondía de forma totalmente contraria a lo que sentía por dentro. Kanou lo había entrenado bien para que eso sucediera, era algo completamente antinatural y pervertido.

"Dime Ayase… ¿Quieres venirte?... hoy seré complaciente contigo y dejaré que te vengas primero que yo… suplícamelo y dejaré que te vengas…", añadió Kanou con un brillo malicioso en sus ojos, mientras escuchaba como los gemidos de su mascota iban en aumento con cada nuevo empellón.

"Por fav-… por… ahhhhh… Kanou-san… haz que… quiero…ahhhhhh…. Aaaarrrggghhh… por favoooorrrrr….", imploró Ayase con lo que quedaba de fuerzas….

"Aaaaahhhhhh…"

Las lágrimas volvieron a los ojos de Ayase, vacíos de cualquier emoción, cuando en medio del único momento de sueño que había alcanzado desde el día anterior, se movió inadvertidamente haciendo que despertara gritando de dolor.

Aunque sabía que su situación actual era debida a la deuda impagable que había contraído con Kanou-san, situación que ya pasaba de los tres años de duración, Ayase agradecía infinitamente aun frente a todo el dolor, la humillación y la violencia que el prestamista ejercía en su contra, que este fuera su dueño y no Hayashida-san, el hombre que originalmente había hecho la puja más alta por él en la subasta hasta que apareció Kanou-San.

Aproximadamente un año después de que el prestamista lo derrotara, la policía había detenido fugazmente al jefe mafioso en relación al hallazgo de los cadáveres enterrados de varios jóvenes con señales de haber sido violados y torturados de forma extrema en cientos de ocasiones antes de ser asesinados a golpes. Sin embargo, fue liberado luego que uno de sus subordinados sorpresivamente se declarara culpable de todos los cargos. Ayase había reconocido en el periódico la foto de uno de ellos. Se trataba de uno de sus compañeros de infortunio durante la infausta subasta en la que había sido vendido al mejor postor como un esclavo sexual.

'Un esclavo sexual para Kanou-san', pensó con amargura mientras yacía inmóvil en la cama. Atrás habían quedado esos primeros meses en los que llegó a concluir que algo bueno había en el corazón de su amo, ocasiones en las que incluso llegó a pensar que el hombre lo amaba. Todo eso había cambiado luego de que Kuba-san se le declarara y la situación cambiara para lo peor. Porque si al principio las violaciones y las humillaciones eran en privado, dándole al menos la posibilidad de preservar algo de su sanidad y su autoestima, desde el incidente con Kuba-san muchas veces eran públicas, lo que Ayase había llegado a reconocer como la forma en la que su amo mostraba su poderío frente al mayor de los gemelos y frente al mundo.

Desde ese momento, Kanou-san lo había recluido en su apartamento, le había prohibido tener amigos, asistir a la escuela o salir sin su compañía. Sin familia, sin amigos, sin dinero, sin nada en el mundo, sólo su cuerpo para vender, el apartamento se había convertido en una cara prisión. Ayase tenía prohibido salir de allí, so pena de terribles castigos y de que la deuda aumentara.

'¡Ja!... ¡Como si el que aumentara la deuda supusiera alguna diferencia en estos momentos!' suspiró Ayase, molesto consigo mismo.

Luego del primer año sencillamente había dejado de llevar el cálculo de la deuda. El dolor en su corazón al mirar como aumentaba mes tras mes era demasiado. Vender su cuerpo a Kanou-san, prostituirse con el hombre que lo había comprado, humillarse frente a él soportando todo tipo de castigos corporales y de todo tipo, nada era suficiente para pagar su deuda.

'Estoy condenado a la esclavitud de por vida… mi cuerpo, mi alma, mi mente, mi vida entera, le pertenece a Kanou-san… ¿Qué quieres hacer Ayase? ¿Quieres continuar con esta existencia miserable?'

Cada día desde hacía tres años era lo mismo. El deprimente pensamiento no ayudaba para nada a mejorar su ánimo, si acaso lo empeoraba día a día. Podría ser que ya se había acostumbrado a esta situación tanto que ya había dejado de luchar por salir de ella?...

BEEEPPP… BEEEPPP… BEEEPPP… BEEEPPP…

El sonido de la alarma anunciando las 6:00 p.m., lo sacó de sus pensamientos e inadvertidamente le hizo saltar de la cama arrancándole un nuevo grito de dolor.

"Ahhhh… como me duele… Pero ni modo, Kanou-san llegará en dos horas y la cena tendrá que estar servida para ese momento."

Ayase se levantó lentamente de la cama y a la misma velocidad desapareció dentro de una de las pijamas de Kanou. Para vestir fuera de casa tenía una serie de conjuntos de ropa, pero dentro del apartamento, su amo no le permitía ningún otro atuendo. "No lo necesitas Ayase… en este lugar sólo necesitas el traje con el que viniste a este mundo… nada más", le había respondido Kanou una mañana en la que se levantó y se encontró con que había desaparecido toda su ropa de cama.

Cojeando, Ayase caminó con dificultad los cerca de diez metros que le separaban de la cocina. Justo cuando se estaba preguntando cómo iba a hacer para levantar el wok donde saltearía las verduras y el atún para la cena, empezó a sonar insistentemente el timbre de la puerta, sobresaltando al chico.

Riiinnnnnnggggg… Riiinnnnnnggggg… Riiinnnnnnggggg… Riiinnnnnnggggg…

'¿Quien será a estas horas?... Kanou-san me tiene prohibido abrir la puerta del apartamento a menos que él me avise con anterioridad…'

Riinnnngggg… Riinnnnngggg… Riiiiiiiinnnnnnnnngggg… Riiinnnnnnggg… Riiiiiiiiiinnnnngggg

'Pero timbran con tanta insistencia… ¿Será una emergencia?'

Cuando la curiosidad venció al miedo, Ayase cojeó hasta la mirilla digital de la puerta. Lo que vio lo dejó sorprendido.

"¿Kuba-San?..."


N/A: Hola estimados lectores, para quienes hayan leído alguno de mis trabajos previos puede ser una sorpresa este, porque el fandom es completamente diferente al que habitualmente escribo. Pero como dicen, en la variedad está el placer... así que por algún tiempo intentaré escribir sobre otros fandoms diferentes a ATLA.

Por último querido lector o lectora, si has llegado a este punto y la lectura de esta historia te ha aportado algo, me agradaría si fueses tan amable de dejarme tu honesta opinión al respecto. El siguiente capítulo se demorará un poco por mis obligaciones laborales. Gracias.