Disclaimer: Saint Seiya le pertenece a Kurumada.

Este es un WI? en el que Shun fue a la Isla de la Reina Muerte.

.

.

.

.

Capítulo I.

Seré el Caballero del Fénix.

.

.

.

.

Me encuentro en el barco, yendo hacia mi nuevo destino: La Isla de la Reina Muerte; honestamente a mi no me hubiera importado a qué lugar de entrenamiento ir pero a Ikki sí, él se ofreció a ir en mi lugar pero su petición fue denegada. La verdad es que no entiendo porque dicen que no sobrevivire, sé que no soy el prospecto de Santo con más talento pero ¿no les parece un poco cruel decirlo como si fuera irrefutable? Pues yo sí.

Aun recuerdo el momento en que seleccionaron para ir a la Isla de la Reina Muerte, todos se quedaron muy sorprendidos por tal acto; yo me pretifiqué ya que, no nos engañemos, no es un nombre precisamente bonito. A Ikki le tocó ir a la Isla de Andrómeda, él me dijo que yo debí ir a allá, alegando a que es un mejor destino. No lo entiendo, quiere que me haga más fuerte pero cuando llega la oportunidad la rechaza, puede ser muy extraño en ocasiones, ¿o me equivoco?

No se lo dije porque no quería alarmarlo: me siento muy asustado de ir ahí, en el fondo estuve de acuerdo con ir a la Isla de Andrómeda pero, ¿qué se le va a hacer? Ya había aceptado cuando me di cuenta de lo que significaba ir a ese pertubante lugar. Actualmente falta hora y media para el barco surque a las costas, una vez que se detenga no habrá vuelta atrás; lo único que me alegra es que llevo mi medallón conmigo, el que Ikki me dijo que nos lo dejó nuestra madre antes de morir; tiene como inscripción "Your's Ever", me lo dejó ya que creyó que me sería más útil a mi que a él.

Cada noche, desde que me embarqué en mi misión de ser un Caballero, lo veo y me tranquilizo inmediatamente. No entiendo porque siento que con ese medallón me conecto muy lejanamente a mamá, debe de ser porque nos lo dio cuando todavía estaba viva.

El tiempo que hacía falta para llegar transcurrió con rápidez, cuando me vine a dar cuenta ya tenía que bajar para cumplir con el rol que me asignaron; con nerviosismo bajo por la rampilla que se desplegó. Al pisar tierra supe que, definitivamente, mi tarea ya daba inicio. Camino y camino mientras mi mente me hace recordar lo que me acotó Ikki la última vez que lo vi.


Estaba en las afueras de la fundación donde crecí un tiempo, ahí se hallaba Ikki, quien me miraba con una expresión que no supe descifrar; siendo honesto estaba muy espantado, era la primera vez que me miraba con una cara en su totalidad ¿seria? ¿O será llena de ira? No tengo ni la menor idea. Traté de calmarme al tiempo que pensaba en la razón que lo llevó a ese... estado actual.

Shun me llamó Ikki, yo me asusté más. Nunca me gustó cuando me hablaba de esa manera tan... fría, supongo que me acostumbré a su actitud dulce cuando se encontraba, a solas, conmigo. Creo siempre hay una primera vez para todo, ¿por qué accediste a ir a la Isla de la Reina Muerte? preguntó escuetamente y con una mirada de ira, la misma que puso cuando aquel niño revoltoso de cabellera café me pegó, accidentalmente, con un balón de fútbol soccer. Desde ese momento ambos se declararon rivales, aunque el otro no esté enterado.

No me importa a qué lugar tengo que ir, sé que lograré afrontar la adversidad y que nos volveremos a juntar dentro de seis años contesté con ligera tranquilidad. Ni yo mismo confiaba ciegamente en mis propias palabras pero eso pareció tranquilizarlo, ya que me mencionó.

Espero que sea así, lo que menos me gustaría es enterarme que mi, por sorpresa, imprudente hermano termine tres metros bajo tierra me sonrió con ese gesto que me gusta, me agrada más verlo así: conteto que enojado, y más si es por algo que he hecho... lo que sucedía a menudo.

Avancé hacia donde estaba y lo abracé, él me correspondió a su manera el gesto.

Conviértete en un fuerte Caballero, Shun me ordenó, siempre supe que lo decía por mi propio bien.

Y le agradezco la intención, mas es más fácil decirlo que hacerlo. Lo sé por cuenta propia, créanme, nunca fui buen luchador.


Esas palabras siempre las rememoro, espero poder cumplir con la promesa silenciosa que le hice aquella vez. Pero no sé porque tengo el presentimiento que no debo estar en ese lar, suposiciones mías, quizá. Tomando un poco de valor me encamino hasta llegar lejos, ni siquiera sé muy bien a que parte tengo que ir, probablemente si continuo con mi camino encuentre la respuesta. En ese instante llega un niña dos (o tres) años mayor que yo, es rubia y posee ojos verdes.

—Hola, soy Esmeralda. Tu debes ser el niño que entrenará con mi padre —se presenta y afirma Esmeralda, al parecer su padre debió contarle sobre mi. Sin embargo me pregunto cómo soportara estas temperaturas algo altas, no ha pasado ni una hora y ya siento calor, creo que debe estar acostumbrada.

—Soy Shun, seré el Caballero del Fénix —me presento y declaro con seguridad, no importa que tipo de cruel entrenamiento tenga que afrontar, sé que lo lograré además que me reecontraré con Ikki, es una promesa que no romperé, pase lo que pase.

Esmeralda me sonríe y dice:

—Eres de los pocos que han venido a esta Isla, Shun, espero que dures más que los anteriores —se da media vuelta y camina hacia adelante.

¿"Espero que dures más que los anteriores", qué me habrá querido decir? No sé porque pero tengo un mal presentimiento.

Me pregunto cómo será mi maestro.