DISCLAIMER: Los personajes de este fanfic pertenecen a la franquicia Marvel.


Loki y Darcy son mi pareja favorita en esta categoría (aunque me gusta mucho más Loki y Elsa, pero eso ya es crossover).

Espero que lo disfruten.


Este fic participa en el reto #1 "El uno para el otro" del foro La Torre Stark (y un doce por ciento de JARVIS).


— Te dejaron aquí solo, ¿no? A mí me lo hacen siempre.

Loki ignoró a la mujer que acababa de entrar. Él se hallaba en una habitación de la Torre Stark, amordazado y maniatado. En una situación normal, le hubiera tomado menos de un segundo deshacerse de esas molestias, pero desgraciadamente eran "made in Asgard", a prueba de magia. Además, estaba el tal Jarvis, y sabía que no lograría salir fácilmente del edificio, especialmente si ese mayordomo virtual llamaba a la pandilla de superhéroes que en ese momento estaba almorzando en un restaurant destruido. Iban a comer shawarma. Loki no tenía ni idea de qué era eso, pero lo habían alabado tanto que le habían dado ganas de comer a él también. Pero, claro está, lo habían dejado encerrado y se habían ido ellos solos, como los desgraciados egoístas que eran.

— Total, no creo que a ti te guste el shawarma. En el espacio deben tener comida más... espacial. Aunque, hablando de eso, tú tienes muy buena pinta. Digo, no pareces un extraterrestre ni nada de eso.

El dios miró de reojo a la mujer, y luego desvió la vista, poniendo los ojos en blanco. ¿Por qué justo ella? ¿Por qué la única persona en la tierra que no le temía era la que acababa de entrar?

— Te vi, no hace falta que sigas fingiendo que no me oyes. Mira que eres amargado. Yo vengo a hacerte compañía en vez de ir a divertirme con mis amigos, y tú me recibes así. Aunque en realidad no tengo amigos propiamente dichos, pero eso no importa. ¿El mundo no podría ser un poquitín más agradecido?

Loki giró la cabeza para mirarla de frente, lamentando no poder taparse los oídos porque sus manos estaban atadas.

Darcy Lewis. Atractiva, podría decirse. Descarada e imprudente, sin duda. Impertinente y molesta, más que nada. Pero en cierto modo, divertida.

Ella hizo un gesto, como diciéndole que respondiera. Loki enarcó una ceja con el máximo sarcasmo que pudo reunir, y alzando ambas manos atadas, dio unos golpecitos en su mordaza metálica con un dedo. ¿Cómo rayos quería Lewis que él hablara?

Darcy frunció los labios en un puchero. Se veía casi seductora. Casi.

No pienses en eso. Tú concéntrate y no te distraigas con sus gestos de colegiala.

— ¿Sabes? Yo te soltaría, pero no creo que eso les agrade mucho a ésos que están comiendo shawarma. Quizá me arriesgaría a hacerlo si tuviera la certeza de que no intentarás escapar, porque no quiero que luego S.H.I.E.L.D. me acuse de traición y de confraternizar con el enemigo y todo eso. ¿Qué dices? ¿Prometes portarte bien? Aunque, total, toda la Torre está rodeada por un campo de fuerza extraterrestre o algo por el estilo. Eso dijo el novio de Jane. Así que necesitarías Dios y ayuda para salir. Aunque, pensándolo bien, tú eres un dios —Darcy enarcó las cejas y se encogió de hombros, como si no hubiera pensado nunca antes en ese juego de palabras.

La expresión de Loki pasó de ser aburrida a exasperada. Esa midgardiana hablaba demasiado. Algún día le iba a salir algo mal por hablar tanto, estaba seguro. Pero por el momento no debía mostrar su molestia.

Intentó suavizar su actitud para darle un toque de inocencia, cosa que le costó bastante porque hacía años que no usaba esa expresión. Aunque estaba un tanto desentrenado, al parecer Darcy mordió el anzuelo.

Loki lanzó una exclamación triunfante mentalmente cuando la mujer se acercó a él. Seguía hablando sin parar, pero al mismo tiempo estaba quitándole la mordaza. El mecanismo de ésta era ingenioso, sólo lo podía abrir alguien que no fuera el propio amordazado. Los superhéroes se habían sentido seguros con eso, pero al parecer no habían contado con que una mujer chiflada se la quitara.

Abrió y cerró varias veces la boca. Tenía las mandíbulas entumecidas. Luego le soltó la frase que quería soltarle desde hacía rato.

— Ya cállate.

La mujer dejó de hablar, y no pareció para nada ofendida. Quizá fuera porque le decían eso todo el tiempo. Se limitó a desatarle las manos, que Loki no tardó en poner en acción. La tomó de la muñeca, le hizo perder el equilibrio barriendo el pie tras sus piernas, se encogió y la volteó sobre su propio hombro. Ahí la inmovilizó boca abajo, plantándole una rodilla en la espalda y torciendo su brazo en una llave de combate extremadamente dolorosa.

Se permitió esbozar una sonrisa de regodeo antes de que ella sacara un táser de la nada y lo electrocutara con demasiada potencia.

Entonces, todo se puso negro.

...

— ¿Es que no puedes portarte bien ni siquiera dos segundos?

Loki arrugó la nariz. Le dolía la cabeza. Le dolía todo. El suelo era incómodo. Una hebilla del traje se le estaba clavando en la espalda. Había demasiada luz tras sus párpados cerrados. Al menos no estaba ni atado ni amordazado otra vez. Abrió los ojos de pronto cuando sintió que alguien le acariciaba la mejilla. Una lágrima se deslizó por su pómulo debido al golpe de luz.

— Intenta no atacarme de nuevo, ¿quieres? Ya sé que te cuesta, pero haz un esfuerzo. Si de todos modos no puedes escapar, al menos podrías comportarte caballerosamente con quien te soltó y te vino a hacer compañía. Además, esa llave de judo dolió bastante. Y creí que te había matado con tantos voltios en el táser. Al parecer eres resistente.

Se veía tan bonita con ese rostro preocupado. Loki arrugó la nariz otra vez. Tal vez Darcy tenía razón, tal vez debía darse por vencido de una vez por todas. Lo habían atrapado, tenía que reconocerlo. No había forma de escapar, al menos no ahora, no esta vez. Quizás podría encontrar una forma de fugarse en Asgard. O tal vez desviarse por algún camino del Bifrost incluso antes de llegar a Asgard. Y aún le quedaban vestigios de caballerosidad escondidos en alguna parte de su memoria, de las clases de buenos modales de su madre. No perdía nada con practicar. Después de todo, Darcy le estaba haciendo el encierro en la Torre Stark un poco más llevadero mientras los demás comían shawarma. Al parecer se le notó en la cara.

— ¿Tienes hambre?

Loki asintió.

— Y que lo digas. Tanto hablar de ese dichoso shawarma, y yo hace horas que no ingiero ningún alimento, exceptuando una barra de chocolate en aquel edificio donde me atraparon por primera vez.

— Pues vamos. A cocinar. Yo no voy a hacer todo el trabajo —Darcy lo agarró de la mano y tiró para levantarlo. Loki tenía una gran capacidad de recuperación rápida, pero aún así le seguía doliendo todo por la electricidad. Se las arregló para ponerse de pie sin exteriorizar su malestar y se acomodó el traje.

Darcy entró primero a la cocina. Apenas él cruzó la puerta, captó con el rabillo del ojo algo que se le acercaba a toda velocidad. Alzó una mano y lo atrapó con reflejos felinos. Era un huevo. Si no lo hubiera interceptado, su ropa habría acabado hecha un desastre.

Con un giro de muñeca, lo lanzó de nuevo a su lugar de partida, pero Darcy ya estaba prevenida y se agachó. El huevo se estrelló contra la pared. Una ligera sonrisa tiró de los labios de Loki.

Otro huevo bien dirigido voló hacia él, y él volvió a atraparlo. Lo devolvió tan rápido como había venido. Darcy alzó un brazo para protegerse, y el proyectil impactó contra su mano, dejándola pringada con su interior.

Se convirtió en un bombardeo. Los huevos llegaban uno tras otro, y Darcy tenía muy buena puntería, pero Loki era muchísimo más veloz, y fue ella la que recibió la mayor parte de impactos. Al final las vestimentas de los dos quedaron húmedas y pegajosas. Darcy hizo una mueca de desagrado sacando la lengua.

— Eh, tú, sabes hacer magia. ¿Puedes limpiar este desastre?

Loki miró alrededor. Realmente la cocina había quedado hecha un desastre. Pero él estaba sonriendo.

Hizo un gesto con la mano, y una ola de orden recorrió la habitación. Las ropas de ambos quedaron impecables. Darcy batió palmas como una niña pequeña.

— Vale, ahora cocinemos de verdad.

Sin saber ni cómo había llegado hasta allí, Loki se encontró rebanando aros de cebolla, mientras Darcy cortaba rodajas de tomate de una forma muy peligrosa para la integridad de sus dedos. Apenas terminó con la cebolla, la mujer lo puso a freír los aros hasta ribetearlos de dorado. Luego de eso, lo puso a cortar pan. Darcy no dejaba de parlotear mientras trabajaban. Hablaba de música, y de actores guapos (estaba especialmente obsesionada con un tal Benedict Cumberbatch), y de gatos, y de autos de lujo, y de libros y de dos mil cosas más, casi sin respirar. Loki estaba admirado de que aún no se hubiera cortado un dedo, teniendo en cuenta la temeraria manera en que manejaba el cuchillo.

El aroma de la cebolla se mezcló con el de los bistecs que estaba haciendo Darcy. Loki no veía el momento de dejar de cocinar para empezar a comer. Darcy lo mandó a lavar hojas de lechuga, y buscar queso, mayonesa y kétchup en la heladera. Ella exprimió naranjas y le puso hielo y azúcar, sin dejar de hablar en ningún momento. Loki contestaba sólo con monosílabos, aunque no importaba ya que Darcy era feliz hablando ella sola.

Por fin, la mujer anunció que ya podían sentarse a comer. Ambos se armaron sándwiches gigantescos.

— De seguro, esto es mejor que el shawarma —juzgó Darcy, y Loki estaba completamente de acuerdo. En Asgard no tenían sándwiches, y eso era algo que envidiaba a los midgardianos.

El sándwich estaba delicioso. La naranjada tenía la cantidad perfecta de azúcar. Darcy no se estuvo callada en toda la comida.

Daba un bocado — hablaba — bebía — hablaba — se limpiaba con la servilleta — hablaba — se le caía el envase del kétchup — hablaba — iba a buscar más hielo — hablaba.

Loki se terminó contagiando de la locuacidad de su compañera, y terminó contándole las fechorías que llevaba a cabo cuando era niño, como aquella vez que cortó de raíz el cabello dorado de Sif. Luego el pelo le había vuelto a crecer de color negro, por alguna razón. La vez que había forjado amistad con una vagabunda en las calles de Asgard, y ella había resultado ser una giganta de hielo llamada Fárbauti. La vez que Fandral se había humillado hasta el punto de pedirle a Loki que le enseñara buenos modales para conquistar a una chica y él le había enseñado cosas que no podían incluirse precisamente en la categoría de buenos modales...

Antes de darse cuenta, ya habían acabado toda la comida que estaba en la mesa. Loki había comido cuatro sándwiches, y Darcy tres. Se pelearon por el resto de la naranjada que quedaba, y empezó una guerra de cubitos de hielo. Loki salió ganando, porque los cubitos se derretían antes de tocarlo. Ventajas de ser un gigante que controla el hielo.

Luego de eso, entre los dos lavaron la vajilla y dejaron la cocina como si no la hubieran usado. Loki no quería discusiones con Jarvis y con Stark. Menos aún con la señorita Potts.

— Ahora, vayamos a ver una película —dijo Darcy.

Se apropió de una montaña de galletitas de chocolate y le dio un tarro de helado a Loki.

Se sentaron ambos en el sillón del living, frente a una pantalla de plasma de más de un metro de altura, y la elección de la película quedó inevitablemente en manos de la mujer, ya que el dios no tenía mucha idea de eso.

Lamentablemente para él, Darcy quería divertirse a costa de Loki. Le puso un DVD increíblemente cursi, vomitivamente romántico. La cara de Loki no tenía precio. Fue pasando de la incredulidad al asco, y Darcy hacía visibles esfuerzos para no soltar una carcajada.

Al final, Loki no lo soportó más. Se puso de pie y buscó el botón de stop, pero no había ninguno en el reproductor de DVD. Darcy meneó un control remoto enfrente de su nariz, burlona, pero lo escondió tras su espalda antes de que Loki pudiera agarrarlo.

Los protagonistas de la película estaban besuqueándose a más no poder en la pantalla, y la escena casi hacía vomitar a Loki.

Intentó quitarle delicadamente el control remoto a Darcy, pero ella no soltaba prenda y se reía a carcajadas. Ninguno de los dos tenía ni idea de qué sucedía en la película. Era repelente.

— Dámelo —bufó Loki, como un gato enfadado.

— Miau —se burló Darcy, divirtiéndose de lo lindo.

Saltó del sofá y corrió alrededor de la habitación, perseguida por el dios. La mujer claramente era menos ágil que su perseguidor, y éste la atrapó cuando llegaron de nuevo al sillón. Le rodeó la cintura con un brazo y le quitó el control con la otra mano. Medio enojada, medio divertida, Darcy hizo morritos, frunciendo sus labios.

Estaban muy cerca. Darcy tropezó con la cuchara del helado que estaba en el suelo, y ambos cayeron en el sofá. Loki podía sentir la respiración de la mujer contra la suya. No se detuvo a pensarlo y la besó.

Si existiera un Premio Oscar a Mejor Besador, Loki ya lo habría ganado. Tenía un amplio repertorio de besos perfectos, dependiendo de la ocasión y de la chica. Para Darcy eligió el atrevimiento. Ella no hubiera aprobado ni la dulzura, ni la fuerza, ni la pasión. Darcy era traviesa, y travesura fue lo que Loki le dio.

Con descaro y audacia, el dios dominó la situación. Sus labios estaban ávidos. Hacía mucho que no besaba así.

Darcy se tensó por un momento, y luego respondió con soltura. Empujó el cuerpo del dios a un lado, arreglándoselas para no caer del sofá, y cambió roles con él, de manera que ella se encontraba arriba. Loki no opuso resistencia.

— Esto es mejor que el shawarma —comentó.

Los labios de la mujer escaparon de la presa, rebeldes. Una ligera sonrisa traviesa se extendió en su rostro. Pero Loki era experto en eso. Volvió a atraparlos, estrechando el abrazo con que rodeaba a Darcy. Ella respondió mordiéndole el labio sin violencia. Él presionó el beso, imperioso. Darcy se relajó sobre él.

Las manos del dios se deslizaron por la cintura femenina.

Se oyó una voz sosegada, proveniente de algún lado de la habitación. Jarvis.

Quizá querríais dejar de hacer lo que estáis haciendo, señor Laufeyson y señorita Lewis. Tony Stark y compañía están entrando en el ascensor del edificio en este preciso momento.

Los dos saltaron apenas oyeron la advertencia.

Loki intentó protestar, pero Darcy lo arrastró de la mano hacia la habitación donde se encontraba al comienzo.

Los números del ascensor del living iban cambiando. Ya casi llegaban.

Loki se dejó maniatar de nuevo, pero antes de que le pusiera la mordaza metálica, se las arregló para robarle otro beso a la atractiva midgardiana.

— Te veré de nuevo algún día, no dudes de eso —susurró resueltamente.

Darcy esbozó una sonrisa divertida y le cubrió la boca.

Cuando los superhéroes llegaron a ese piso, Darcy estaba sentada en el sofá, mirando con mucho interés el final de la película romántica que se reproducía en el televisor. Natasha frunció el ceño, sin creerse del todo la actuación y sospechando que había habido más de lo que dejaba ver. Pero no dijo nada. Al fin y al cabo, no era ella la que iba a ponerse a discutir contra la terquedad de Darcy Lewis.


Espero que les haya gustado, y espero leer sus comentarios y críticas en las reviews.

Kisses!