La tenue luz de la luna apenas hacía visible el rostro de aquel hombre descansando en la cama. Al lado suyo, Hinata sin dormir, se dedicaba a repasar las líneas de su fisionomía, su semblante relajado, el leve color oscuro bajo sus ojos y el cabello en su frente, le daban una apariencia casi de muchachito; y llegó a la conclusión que este hombre no podría ser de verdad. No era posible. ¿Qué habría hecho ella para que dios contestase a sus plegarias de este modo, con este hombre? ¿Cómo habría podido ella jamás merecerlo? Él era fuerte, casi arrogante, y demasiado seguro de sí mismo para que ella estuviese cómoda con él, pero también era un hombre cuya voz sonaba con honor, infundando una confianza tal, que casi la hipnotizaba a seguirlo ciegamente.
Él nunca daba excusas. No fingía tener todas las respuestas. Pero era como una fuerte roca a su lado, siempre dispuesto a protegerla independientemente de lo que ella necesitase. Y él había venido a ella sin expectativas ni demandas, sabiendo el peligro al que ella y Hanabi hacían frente. Aun sabiendo el riesgo para su propia vida.
La había llamado su compañera…
Ahora estaba asustada, aterrorizada de que un día él la viese como la humana que era, con su cabello despeinado y su pálido rostro en las mañanas. Con sus días malos, y sus bajones de ánimo; cuando pasaba de la depresión más profunda al más peligroso enojo. ¿Podría con todo y eso él amarla?
La conversación que recién habían mantenido, se repetía una y mil veces en su cabeza.
─ No lo sé, Hinata─, él le había dicho ─. Todo lo que sé es que el enlace contigo es más fuerte que con cualquier otra mujer. Tú completas algo en mi interior que me falta. Eso es todo lo que sé. No pido más. El resto vendrá con el tiempo.
Le había dicho esto mientras la llevaba en brazos hacia la cama. Había tal calor y adoración en sus ojos que ella no supo que decir. Nadie la había aceptado jamás de forma tan total. Su cuerpo aún estaba tenso, apretado, cuando él la acobijó. Se acostó a su lado, abrazándola por la espalda, desperdigando castos besos en su pelo.
─Te amo, Hinata─, susurró él en su oído, débilmente, casi demasiado bajo como para haber sido escuchado. ─Te amo…
Él estaba enamorado de ella. …
…
..
.
Hinata miró a Itachi a la mañana siguiente mientras se movía por el bosque delante de ella, repitiéndole la lección de cómo pasar por el bosque sin emitir sonido. Era importante poder contar con el factor sorpresa. Nunca terminaba de asombrarla; cuando él se movía por entre las ramas absolutamente nada lo delataba.
Ni una hoja o un soplo de aire. Las aves continuaban en su sinfonía sin notar su presencia, las ardillas seguían jugando sin parecer alertadas y los sonidos de la montaña permanecieron estables, ininterrumpidos.
Cuando ella se movía, sin embargo, no importaba como o con que fuerza lo intentase, el bosque alrededor de ellos se silenciaba en varios grados y ella sentía como si la fauna se riera de su tentativa de imitar la gracia de Itachi y su facilidad de movimiento dentro del bosque.
Él la miró con ojos estrechados durante largos minutos.
─ De nuevo. Mírame y Presta atención.
Ahora era parco en sus palabras. Después de la declaración susurrada, él se había tornado incluso más silencioso de lo normal. Ella sabía que su falta de respuesta definitivamente había aguijoneado en él.
Ella se quedó mirándolo como él le había pedido. Mirando cada cambio de su cuerpo, cada ondulación de sus músculos. Se había quitado su camiseta antes y ahora estaba sólo vestido con los pantalones negros que siempre solía llevar. Ese color parecía gustarle, se le veía realmente bien, haciendo juego con el cuervo negro de su pelo, el tinte ligeramente bronceado de su piel. Él se movía por entre los árboles y malezas con una sorprendente confianza innata. Él era natural, una parte de la tierra y de la batalla por la vida que fluía por la montaña.
─Recuerda, tu objetivo es mezclarte con el área alrededor de ti tanto como sea posible─. Su voz era lisa, fluía sobre ella como la suave brisa que hacía crujir a los árboles─. Si sabes que no puedes conseguir el silencio necesario, entonces espera una corriente de viento. El enemigo escucha lo extraño, lo fuera de lugar. El más mínimo sonido podrá alertarlos y echar a perder cualquier avance.
Tenemos poco tiempo para ensayar un simulacro, en pocos días estaremos atacando directamente la guarida de Obito. Entraremos con el viento en contra de ellos y el momento de nuestra entrada coincidirá con el de las rondas de las guardias para minimizar el impacto de nuestros pasos, lo que significa que tendremos que ser rápidos. Ahora, actuar rápido y tranquilo suele ser difícil en algunas ocasiones, así que tienes que ser muy asertiva en esto. ¿Me entiendes?
Ella realmente lo amaba. Pensó en ello mientras lo miraba moverse por las partes más gruesas de la maleza, enseñándole lo que ella tenía que saber para sobrevivir, como huir si un enemigo los atrapase. Él confiaba en ella para cubrir su retaguardia, para luchar junto a él. Aún con todo y su negativa en aceptar el hecho de que ella también lo amaba; él seguía firme en pelear a su lado y protegerlas a ella y a su hermana.
─Recuerda, Hinata, la misión viene en segundo lugar. Nuestra seguridad es primero. No haremos nada que ponga las probabilidades en contra nuestra, porque siempre podemos luchar otro día. Ya encontraremos otros modos de proteger a Hanabi. Si atacamos en poco es porque esto es lo más eficiente y lo más lógico en este momento. Si esto falla, nos vamos. ¿Me entiendes? ─Su voz se había endurecido cuando él se volvió hacia ella.
Ella asintió con la cabeza despacio, mirándolo con la intensidad cautelosa. Su expresión siempre era sombría cuando él la estaba entrenando.
─ Entiendo─. Él cabeceó, una mirada meditabunda y oscura estuvo en sus ojos durante sólo un segundo─. ¿Alguna pregunta?
─ ¿Por qué me amas? ─La pregunta pareció sorprenderlos a ambos.
Él la contempló con asombro durante cinco segundos antes de sus cejas se apretasen en un fruncido feroz.
Él hizo una mueca entonces, sacudiendo su cabeza.
─ ¿Maldición, Hinata, por qué haces esto?
─ ¿hacer qué?
─ Esperar hasta que me encuentre distraído para preguntar algo tan tonto. Para ser una mujer tan inteligente, esa es una de tus preguntas más idiotas.
Sus labios se apretaron por el insulto. Cruzó sus brazos sobre sus pechos y lo miro furiosamente.
─No veo porque la consideras una pregunta estúpida─, ella le habló enfadada─. Es en serio, Itachi. No es como si yo tuviese mucha experiencia con hombres que dicen amarme. ¿Tal vez necesite una pequeña aclaración?
─ ¿Aclaración de qué?─ él giró de pronto. Sus ojos brillando peligrosamente─. Medítalo tú. Cuando lo hagas, avísame, porque ahora mismo estoy tentado a palmearte el trasero como a una niña pequeña por hacerme esa pregunta. Ahora trae tus pies aquí y no hagas ni un sonido mientras lo haces.
Su sangre se calentó ante la orden. Ella más o menos – y con toda la intención del caso- le pisó fuerte, parando a una pulgada de su cuerpo y mirándole arriba belicosamente.
─Tú estás muerta─, gruñó él─. Si esta fuera la guarida de Obito solo habrías alertado a cada maldito guardia del lugar.
─Bien pues no estamos atacando ahora, e hice una pregunta absolutamente lógica─, ella le informó furiosamente. A veces a ella se le olvidaba que él era un Uchiha. Y esos, más que cualquier otro, eran hombres difíciles de tratar─. Merezco una respuesta.
─Si no lo sabes, entonces no mereces que te lo explique.
─Bien─. Estaba empezando a desesperarse con ese pedacito de carácter tan condenadamente obstinado─. Guárdatelo para ti, y me guardaré tranquila la razón sobre por qué te amo. Todavía mejor; te dejo a solas con tu respuesta. Vuelvo a la cabaña.
Ella se dio vuelta para hacerlo, pero antes de que se moviera nada más que un paso él la había agarrado su brazo y la había sacudido hacia sí mismo.
─ ¿Qué es lo que quieres decir? ─él gruñó.
─ nada que te importe ─. Ella sacudió su brazo de su apretón─. Ahora, si me perdonas…
Él la liberó, pero ella era más que consciente de que él no lo había hecho porque ella fuera capaz de apartarse lejos de él, sino simplemente porque él decidió hacerlo así.
No bien hubo dado diez pasos cuando abruptamente se paró. Durante un momento, no estuvo segura de por qué, ella simplemente tuvo la necesidad de detenerse y deslizarse detrás del tronco de un viejo de roble. Su corazón corría de repente fuera de control, su piel hormigueaba con una sensación de peligro, con un cambio en el aire.
No había ni un sonido. Las aves no cantaban, y sintió como si el bosque fuese mantenido en un estado de ensoñamiento mientras la tierra estaba a la expectativa. Su mano se movió instintivamente a su espalda, buscando los kunais que siempre llevaba atados a la cadera.
¿Dónde estaba Itachi? Ella giró su cabeza, mirando fijamente atrás a donde lo había dejado la última vez; no obstante, no vio nada.
─ Recuerda que tu seguridad es primero ─. Sus palabras comenzaban a repetirse por su mente. ─ Si tenemos las probabilidades en contra, lucharemos otro día ─... Si, si, tendría eso más que en cuenta, pero ¿dónde estaba Itachi?
Ella se forzó a controlar los latidos de su corazón, respirando profundamente cuando calmó el latido pesado de su pulso en sus oídos y luchó para escuchar estrechamente a los sonidos alrededor de ella. Una brisa, un crujido a su derecha.
Ella cambió otra vez, moviéndose a lo largo del tronco del árbol para asegurarse de que ella estaba escondida, el arma en su mano. Ella se puso en cuclillas a lo largo de la base del árbol, mirando detenidamente alrededor con cuidado. Allí. Una sombra ágilmente se había escondido a varios pies detrás del árbol en el que ella se escondía.
Oh Dios. ¿Algún enemigo los había encontrado? Siguió cubriéndose, con la espalda contra el árbol, mirando el área alrededor de ella con ojos entornados, atentos, considerando sus opciones. Quienquiera que fuera era más un peligro para ella que para Itachi. Pero ¿y si estaba distraído con el disgusto que recién habían tenido? Quiso no pensar que esto sería suficiente para restar la atención de lo verdaderamente importante en esos momentos.
¿Cuántos estaban allí? ¿Dónde estaban? Ella inspiró profundamente, sus fosas nasales intentando percatarse de cualquier minimeidad en el ambiente; había visto a Itachi hacerlo, pero nada; a ella no le dio resultado. No podía sentir donde se escondían, no tenía ni idea de cómo ponerse en posición para una mejor vista. Antes de activar su doujutsu escuchó que le hablaban.
─¿Oe pequeña, dónde está Itachi? ─Ella se estremeció cuando la voz masculina salió de las rocas que ella había divisado segundos antes.
Ella se quedó silenciosa.
─Vamos. Sé que él está aquí. Sólo quiero hablar con él.
Ella temblaba. Podía sentir la brisa susurrar sobre su piel erizada por el sentimiento de temor que la llenó.
─ Permanece silenciosa cuando estés insegura─, Itachi le había dicho esto antes. - Si estás escondida, estás escondida. No importa cuánto piensen que saben donde estás, hay siempre una posibilidad de que te logres mover. Tu mejor defensa es el silencio.
Se quedó callada. No se movió. Simplemente miró la tierra delante de ella. Tampoco podía ver nada de su lado ni podía sentir ningún movimiento detrás de ella.
─Mira chiquilla, estoy cansado de apoyarme aquí. Sé que está contigo. Puedo olerlo. Ahora dime donde infiernos está él.
El miedo destelló por ella. Oh Dios. ¿Cómo podría él olerlo? Una fugaz imagen de su antiguo compañero en el equipo ocho pasó por su mente. No, quizás quien le hablaba, mentía. Tendría que estar mintiendo.
─Mira, desde aquí puedo matarte fácilmente─, la voz gruñó con furia controlada─. Consideraré dejarte correr si me contestas ahora.
─Desde aquí puedo matarte todavía más fácil.
Oh Itachi.
Su voz pareció resonar alrededor de ella, un mareante alivio inundó su cuerpo. ─Deja caer tu arma y muévete donde ella pueda verte. No intentes ponerme a prueba. Este es mi territorio. No puedes ganar.
El silencio llenó la montaña durante largos momentos.
─Hinata, muévete a tu derecha con cuidado, cuando lo veas, apunta entre sus muslos hasta que yo esté allí. No queremos matarlo, pero si él se hace el estúpido, le haremos verdadero daño.
Ella se movió con cuidado para hacer lo que le pedía. Avanzó lentamente sobre el árbol hasta estar frente a aquel desconocido. Ya frente a él, ella casi dejó caer el arma con sorpresa antes de lograr dirigirla como Itachi le había pedido.
Lo reconoció de inmediato. Supo que era peligroso, pero su sonrisa tranquila y sus manos a la vista y lejos de su cuerpo le indicaron que no tenía intenciones de pelea.
─ Así que por fin se consiguió una mujer─. Los ojos se estrecharon en ella atentamente.
Ella tragó con dificultad, rechazando hablar. Sus labios la traicionaron al torcerse con algo de vanagloria y satisfacción.
─Te ha entrenado bien─. Él cabeceó─. Mejor de lo que esperaba.
─ ¡Hidan!, tú estúpido hijo de perra ─. Itachi entró en el pequeño claro, la cólera vibraba por cada poro de su cuerpo─. ¿Estás tratando de conseguir que te maten?
Hinata lo recordaba como el sujeto que había provocado las pesadillas del equipo 10 durante un buen tiempo. Se suponía que Shikamaru lo había dejado fuera de combate… y los planes de Shikamaru eran a prueba de errores.
¡Por Kami! ¿Quién era este hombre?
Algo en él definitivamente había cambiado. Parecía menos burlón y más alerta, su cuerpo delgado, musculoso, listo para la acción. Él tenía aún el mismo el pelo llamativo y corto, peinado hacia atrás, el torso al descubierto, semi-tapado por una capa descuidadamente desabrochada y la misma cara de ángel caído.
─Estoy tratando de ayudarte─. El simplemente se encogió de hombros─. Esperé un montón en aquella cabaña así que decidí venir a buscarte. Aunque tu mujer me detectó. Ella es buena.
Itachi le echó un vistazo y Hinata disfrutó de la aprobación de su mirada fija.
─Hinata, como sabes, este es uno de los hombres con los que luché en el pasado. Qué demonios hace él aquí no tengo ni la menor pista─. Él le dirigió al hombre una mirada dura mientras levantaba su brazo e indicando a Hinata que ella debería venir junto a él.
─Te dije lo que hacía aquí─, dijo él con una voz lenta y perezosa.
─ ¿Por qué? ─Itachi sacudió su cabeza─. Esta no es tu lucha, Hidan. Ni la de nadie excepto yo. Y estoy seguro que si Kakuzu sabe de eso podría de una buena vez por todas desaparecerte de este mundo.
Los labios sensuales de Hidan se curvaron con tono burlón.
─ Oye, tengo que reivindicarme con mi dios. He sabido de unos buenos sacrificios que andan con Obito. Él me debe varias cosas─, dijo él suavemente─. Vamos a tu cabaña. Tenemos que ir acomodándonos a tu plan para cuando tú y esa cosa bonita que tienes decidan hacer su movimiento.
La voz cansina perezosa, la actitud de patán y las miradas pecaminosamente buenas eran una combinación que podría haber sido devastadora para cualquier mujer excepto ella, quien era inmune por el hecho de que su cuerpo y su corazón pertenecían a Itachi. Hidan parecía ser el aliado menos probable que ella podría haber imaginado. Él parecía más un chico malo de pueblo jugando a ser un guerrero.
Itachi suspiró.
El viaje a la cabaña fue extraño. El silencio predominaba. Sonrisas y miradas burlonas de uno, actitud indescifrable del otro, y ella en el medio intentando discernir lo que estaba pasando. Parecía un mal sueño surreal en donde los más acérrimos enemigos del mundo shinobi ahora se unían para defender una causa noble, defendiéndolas a ella y a su hermana en el proceso. Definitivamente esto no terminaba de cuadrarle. Lo único positivo de aquella inesperada visita es que al parecer Itachi se había olvidado que estaba enojado con ella y ahora caminaba a su lado, con un brazo sobre sus hombros, como en un sutil intento de mantenerla lo mas separada posible del nuevo visitante.
─ En la cocina hay algo de arróz y té; come algo si quieres, por lo pronto Hinata y yo debemos asearnos. Siéntete como en casa, Hidan. Hablaremos más tarde.
─Lo haremos─. Hidan se sentó perezosamente en un sillón olvidado de la sala ─. Tú continúa. Tengo algunas cosas que mostrarte esta tarde y luego, con base en ello, podemos planear algo.
Hinata siguió a Itachi al dormitorio, sabía que lo dicho anteriormente a Hidan, era más una excusa para hablar con ella a solas. Ahora, lo extraño era el que Itachi estaba cerrando la puerta con llave detrás de él. Ella levantó su ceja en tono burlón.
─ ¿No confías en él? ─Ella preguntó suavemente.
Itachi levantó la mirada hacia ella con sorpresa.
─ Si lo conocieras tú un poquito, habrías colocado el cerrojo antes ─. Él rastrilló sus dedos por su pelo en un gesto de obvia irritación─. Demonios, no esperaba esto─. Él parecía más que perplejo por el giro de los acontecimientos.
─ ¿tú crees que nos están tendiendo una trampa? ─. Ella mantuvo su voz baja mientras lo miró curiosamente. Itachi fruncía el ceño. Él echó un vistazo a la puerta, entonces a ella.
─No lo sé, Hinata. Realmente no lo sé─. Él echó un vistazo detrás a la puerta, pareciendo a cada segundo más confundido.
Él sacudió su cabeza.
─Maldito hombre. No tengo ni idea de qué infiernos él piensa que está haciendo aquí. Como sea, si esto es un tipo de trampa, mandaron al menos indicado de todos. Yo puedo inhabilitarlo en un segundo si descubrimos que nos miente; y será fácil descubrir sus intenciones con la ayuda de tu Byakugan. Puedes hacerlo, ¿cierto?
Era cierto. En un nivel avanzado de su uso, el Byakugan, "el ojo que lo ve todo", podía efectivamente descubrir si alguien mentía e incluso se rumoraba que algunos ancestros del clan, lograron tener visiones del futuro o pasado de las personas. De niña amaba esos cuentos que hablaban de la evolución de su doujutsu y de cómo las personas que lo tenían, podían volar a voluntad, o destellaban brillo de su cuerpo mientras incrementaban monumentalmente su fuerza, poder y resistencia… ¡y qué decir a la idea de que eran capaces de usar las cinco naturalezas del chacra!… Pero, vamos, eso era hablar de un nivel el cual ni siquiera el mismo Hiashi llegó a dominar. Solo su querido primo Neji había logrado algunos avances en ese campo; llegó a poder distinguir el paso del tiempo y gracias a eso podía ver los ataques del enemigo en forma más lenta… pero él ya no estaba, y a pesar de que le dio todas indicaciones habidas y por haber de cómo hacerlo, ella simplemente no pudo seguirle los pasos.
─ ¿y bien?
─Lo haré. Sin embargo, creo que cierto que él está aquí para ayudarte─. Ella se sentó abajo en la cama y comenzó desatarse las sandalias─. Para ser alguien que no tiene amigos, estás rodeado de muchas personas a quienes les interesas.
Él no le contestó, en pie mientras la miraba con una expresión oscura, cuidadosa.
─Itachi, me estás preocupando. ─ Ella se recogió el cabello en una cola alta antes de ponerse en pie y de tirar de su camiseta sobre su cabeza.
Generalmente siempre usaba dos camisetas, sin importar el calor que hiciera. La primera, de color verde, amplia y desgastada con la que podía más fácilmente confundirse entre las ramas del bosque. La otra era pequeña y ajustada, mas con la apariencia de un sujetador deportivo. Cuando ella levantó la mirada a Itachi, él no aparecía preocupado. Él parecía hambriento.
─Ni lo pienses─, le advirtió ─. No hay manera en que vayas a hacerme gritar con ese hombre allí afuera.
Él poco y nada le prestó atención. En lugar de eso, comenzó a sacarse el pantalón mientras que ella dirigió hacia el cuarto de baño.
Si claro; una débil puerta lo iba a detener
Él la atrapó antes de que lograra tomar el pomo de la puerta, una pizca perturbada y más que un poco excitada.
─Hinata─. Él la abrazó contra él haciendo que su cuerpo menudo girara y se perdiera en su pecho, bajando la mirada hacia ella fijamente con esos ojos tan negros que siempre hacían que su respiración se atascara─. Te amo porque tú tienes mi alma─, él le dijo simplemente─. Aún sin conocerte, me diste una luz por la cual vivir. Me regresaste la fe en la humanidad que creí perdida. Por eso te amo.
Maldito. Justo cuando ella pensaba que tenía uno o dos defensas contra él, él le decía algo como esto. Ella puso su cabeza en su pecho, porque sabía si continuara mirándolo terminaría con él encima y gritando otra vez. Él rompía su corazón a veces. Ella nunca había sido amada ni aceptada tan profundamente, como Itachi la amaba y aceptaba.
─Te amo por las mismas razones, Itachi─. Ella finalmente admitió que había fantaseado con su presencia; y que desde que llegó, había sido más, muchísimo más que un rayo de sol en su oscura vida y en la de Hanabi─. Por las mismas razones.
...
...
..
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─Bien. Esto es lo que tenemos─. Hidan juagaba con unas uvas sobre la mesa, después de la cena─. Ese loco familiar tuyo tiene la obsesión de convertirnos a todos los seres vivos en bellos durmientes. Bastante tonto si me lo preguntas.
Itachi suspiró. Él había estado haciendo eso mucho últimamente.
─Quiero saber cómo te enteraste de nosotros, de todo, como hiciste para volver de donde te dejaron─, él finalmente dijo. Antes de iniciar cualquier conversación o aportar algún dato de lo que sabía, tendría que sacarse esa duda de encima.
Hidan encogió sus amplios hombros.
─Ese amigo tuyo, el chico-tiburón, Anda por ahí reclutando un pequeño ejército para que se una a tu causa. ─ y entonces soltó una franca y divertida risotada ─¿sabe él que tus intereses están en esa pequeña Hyuga? Creo que él se preocupa más que ella por tu bienestar. ¿te doy un consejo? Deberías pensártelo bien antes de romper su azul corazón, por lo que he visto, es alguien de cuidado ─ y la sonora risotada continuó…
A Hinata se le escapó una risilla por lo bajo, que disimuló con el dorso de la mano… Itachi por su parte, tornó los ojos negros en rojas pupilas y los dedos de las manos le tronaron amenazadoramente.
─de acuerdo, de acuerdo, me retracto─, levantó las manos en actitud conciliadora─. Rayos, creí que eras más de mente abierta.- Y solo ahí la sonrisa abandonó su cara ─Como sea, el hecho es que hay mas de una persona buscando a las descendientes de Hiashi Hyuga; hay una recompensa por ello, y bueno, ya sabrás que la gente investiga…
Hinata tuvo que apretar la mano de Itachi para no desfallecer en el acto. Ambos mirando a Hidan, expectantes.
─ Hay rumores de que tu hermana─ señaló con la cabeza a la peli azul─ tiene capacidades para evolucionar su byakugan. Y sí, me refiero al tenseigan. Al principio algunos demostraron intención de reclamar a Hanabi para sus propios fines, pero sus sueños… digamos que quedaron hechos cenizas.
Hinata bufó con marcada incredulidad
─Las buenas noticias son─ Hidan dijo mientras rebuscaba a través unos papeles que llevaba ─ que podemos pescar en rio revuelto. Ese Obito ha ido y venido a sus anchas por mucho tiempo, creyéndose dueño y señor del universo, y eso, mi amigo; le está pasando factura.
El azabache no musitó palabra, pero se aseguró que Hidan comprendiera que por el momento había captado toda su atención.
─Hay mas de uno que también quiere muerto a Obito. Ninguno tan fuerte como tú, claro; sin embargo, gracias a eso hemos dado con un punto que podría sernos favorable. Tenemos las horas de cambio en los turnos de los centinelas y las ubicaciones que usan. Aparte Konan lo estuvo estudiando un buen tiempo y ha descubierto la forma de poder impactarlo.
Itachi y Hinata ya sabían eso. Konan misma se los dijo cuando llegó dispuesta a proteger a la menor de las Hyuga.
─Ahora nos toca a nosotros buscar la forma de evitar que use el izanagi.
Los ojos de Itachi se abrieron un poco. No contaba con que óbito pudiera tener ese haz bajo la manga. Sería difícil de contraatacar.
─ Llegar al sitio y eliminar los guardas, son la parte fácil. De quienes debemos cuidarnos es de los tres integrantes de akatsuki que decidieron quedarse con Obito mas dos subordinados de Orochimaru que han resultado ser jodidamente buenos. Aparte de eso, las paredes de la guarida absorben chacra. Si las llegamos a tocar, quedaremos totalmente indefensos; unos pobres cervatillos heridos ante un tigre furioso y hambriento.
Hinata echó un vistazo hacia Itachi otra vez. Él estaba revisando algunos de los papeles que Hidan había puesto sobre la mesa, su mirada fija era reflexiva mientras él pretendía leer uno.
─Mira, Itachi─. Hidan se inclinó hacia adelante─. Sé lo que sientes. Cualquiera sabe que cuanta más gente hay implicada; más grande es el riesgo de perder más que solo a ti mismo. Pero por una u otra razón ahora estamos del mismo bando. Entiendo tu necesidad de hacerlo solo. Pero solo que esa no es la manera de hacerlo.
Itachi se levantó de la mesa y por primera vez Hinata notó la tensión, el juego cauteloso de sus hombros.
Hidan se volvió a Hinata
─Te ganaste un bastardo obstinado─, él arrastró las palabras─. Piensa que todos necesitan ayuda menos él.
─Cállate, Hidan─, Itachi gruñó. Él no pareció divertido. Él parecía preocupado y furioso.
─Otra cosa sobre Itachi que yo siempre he notado─. Hidan sonrió un poco tristemente─. Él siempre piensa que es culpa suya cuando alguna de las personas con las que se ha topado en el camino termina con los huesos rotos o durmiendo eternamente. No le importa si él estaba allí, si sabía lo que demonios pasaba o no. Siempre piensa que es por su culpa. Siempre piensa que pudo haber hecho algo… ¿te ha contado la historia de sus pesadillas cuando murió Hiruzen Sarutobi en el ataque de Orochimaru a Konoha? Él estuvo por ahí muy cerca ese día.
─Maldición, he dicho que te callaras joder─. Hinata se estremeció con sorpresa y miedo cuando la voz áspera, desesperada de Itachi pareció resonar alrededor de la habitación.
El silencio llenó la pequeña cabaña cuando todos los ojos se giraron hacia Itachi. Él se apartó de ellos, pasándose sus dedos por su pelo, los músculos ondulando en su espalda con la tensión.
─Sí, Itachi seguro─. La voz de Hidan era pasmosamente calmada cuando él estuvo de pie y se paró frente al azabache─ Obvio no me quedaré aquí a pasar la noche, pero estaré de vuelta a primera hora de la mañana para el desayuno. Haz algo nutritivo esta vez.
Antes de partir, echó una mirada tan llena de preocupación y empatía, que esto movió algo en el corazón de Hinata.
─Gracias, Hidan─. Ella se movió hacia él, dándole un fuerte abrazo, breve, a lo que él solo pudo abrir sus brazos fácilmente en respuesta. De algún modo supo que contaban con él. Era a partes iguales un guerrero fuertemente afilado y un hombre lleno de absurda inmadurez juguetona que se hacía querer.
─Ten cuidado de su obstinado trasero─, él finalmente suspiró─. Sé que cree que no requiere mi ayuda, pero de veras, puedo ser útil. Habla con él cuando esté calmado, Si hay alguien a quien él escuche obviamente será a ti.
Itachi hizo como si nada estuviese pasando, hasta cuando definitivamente Hidan se hubo ido. Apenas había cerrado la puerta que él se movió. Hinata jadeó cuando fue empujada rudamente contra la pared, los ojos negros llameaban en ella, sus manos la aferraban por los hombros con fuerza, casi lastimándola, mientras la sostenía fijada a la áspera pared.
─Nunca─, él gruñó, sus ojos ardían furiosamente─. Escucha, nunca toques a otro hombre en mi presencia, Hinata. ¡Nunca!, ¿me oyes? ─ Los labios de Hinata temblaban con miedo ante el sorpresivo ataque. Entonces, tan solo medio minuto después su expresión cambió totalmente a un enfurecido semblante.
La cólera la llenó. Una cólera cegadora furiosa que se extendió por su estómago y su pecho. Antes de que ella supiera lo que hacía sus palmas se posaron en el pecho de Itachi y una explosión de chacra lo hizo retroceder unos cuantos pasos. Lo vio balancearse y empalidecer.
Saliendo de su aprisionamiento y temblando con su furia, ella se dirigió a su cuarto, pero antes volvió atrás, hacia él.
─Nunca. Nunca vuelvas a tratarme así, Itachi. Nunca otra vez. Ten la decencia de no tratarme como a un objeto de tu propiedad. Y que te quede bien claro que si estoy contigo es porque quiero y así lo he decidido; si en algún momento llega el día que tengas que recordármelo; entonces simplemente ya no seré tuya.
Ella pisó fuerte mientras se apartaba lejos de él. Sabía que él se repondría del golpe que fue más o menos, suave. Ella podría haberlo derribado. Ella también sabía que él la seguiría.
Consciente y a la espera quedó respirando acelerada frente a la puerta de su cuarto.
...
...
..
.
¿alguien quiere saber por qué estoy usando a tantos personajes de Akatsuki en lugar de usar personajes de Konoha? Bien, es porque el enemigo es Obito, y creo que solo los akatsuki podrian darle pelea. Aparte creo que ellos siempre vieron como lider a Pain y seguirian fieles a él en caso de que éste se hubiera rebelado ante Obito.
Otra razón, es porque creo que se me dan un poco más fácil manejar estas personalidades en esta historia.
Bien. Me alegraría saber que piensan de la historia y como creen que va quedando. Como siempre, quedo atenta de todas sus inquietudes, aportes y comentarios.
¡saludos!